
Estos días los reyes del Retiro fueron los libros. Como cada año , desde hace 75, se celebra en su recinto la Feria del libro. Savater, en su columna de los sábados del País, nos habla de sus recuerdos en relación a ella. Hace cuarenta años que firma libros en la Feria. Su hijo Amador , cuando era pequeño, disfrutaba mucho, viéndole firmar en la caseta, afirmando ante sus amigos que su padre era"el dueño de la feria". La ha visto"cambiar de ubicación, de tamaño y de modelo. Antes era un mercadillo callejero, ahora es un zoco interminable"... Para Antonio Lucas lo mejor de la Feria del Libro de Madrid es esa condición de viaje accidentado que dispensa el pasear entre libros. (El Mundo, 2-6-16) . Raúl del Pozo, el 27 de mayo, día de la inauguración, le dedicó un texto en El Mundo, publicado en Leer y tejer, conmovedor reconocimiento de todo lo que le debemos los españoles a Francia. Estuve en la Feria por primera vez hace dos años. Me acompañó mi hijo que tiene, como su padre, un punto de misantropía que se le ha ido acentuando con la edad. Sin embargo, una vez vencida la pereza de salir me comentó con humor : "estamos en un zoo, los escritores en sus casetas como los animales en sus jaulas, esperando las visitas". Este año la Feria además de estar dedicada a Francia coincidió con mi amiga de Burdeos, M.L., en Madrid. Dos razones de peso para encontrarnos, la luminosa mañana del sábado 4, en Cibeles. Tan pronto traspasamos las verjas de la entrada del parque, una chica muy joven, muy sonriente, preguntó a mi amiga si era una escritora francesa. "Francesa sí pero escritora...." Empezamos nuestro accidentado viaje, plano en mano, buscando la librería francesa que se anunciaba, entre un río de gente a pesar de la hora temprana. Pocos escritores de verdad para firmar, ninguno francés, "mucha tropa firmando cosas" (A. Lucas). Una cola interminable para un personaje televisivo de cuyo nombre no me quiero acordar. Muchos libros de Musso en el stand de la librería francesa. La gente aumenta, el sol aprieta, buscando una sombra dejamos la Feria. Las dos llevamos, cada una, un libro, M. Noches sin dormir de Elvira Lindo que se lo ha firmado con simpatía. C'était Versailles de A.Decaux va conmigo. Nada comparable a los 40 que se llevó nuestra reina Leticia, entre ellos la poesía completa de Friedrich Nietzsche....Cosas de reinas.

El domingo, muy de mañana volví al Retiro para hacer un segundo intento de encontrar el stand del Intitut Français. Pero.... el hombre propone y Dios dispone. Entré por la parte de atrás, en la zona alta de Menéndez Pelayo, mi entrada habitual, y enseguida desemboqué en la Rosaleda de Cecilio Rodriguez. Es uno de mis lugares favoritos, en cualquier estación, incluso es hermosa en invierno, desnuda de flores, se oye el silencio. Esa mañana la encontré deslumbrante, nunca había visto tantas rosas tan bellas. En 1915, Carlos Prats, alcalde de Madrid, sugirió a Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor del Reino y Director del departamento de Parques y Jardines de Madrid, que hiciese una rosaleda a la moda de las existentes en diversos parques europeos. La Rosaleda de la Bagatelle de Jean-Claude Nicolas Forestier, en el Bois de Boulogne, se convirtió en el modelo. Cecilio Rodríguez viajó a París para estudiarla y traer las primeras rosas. Se diseñó sobre una base elíptica, limitada por setos recortados, con una gran variedad de rosas traídas de los más famosos jardines de Europa. Totalmente destruida durante la Guerra Civil, en 1941 se plantaron 4.000 rosales. Casi 80 años después esa mañana de junio, lucía en todo su esplendor. Es fácil imaginar lo que pasó. Me olvidé de la Feria y me quede allí haciendo fotos, cautiva de sus olores, de sus formas y colores. No solo se vive de libros, también de rosas....
Carmen Glez Teixeira
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