Irène veraneaba de niña en Biarritz o en la Costa Azul, dominaba el francés en el que escribió de una forma precoz con ayuda de una prolífica pluma de tinta azul y una insólita vocación devoró la obra de Wilde, leyó a Marcel Prévost, a cuyo personaje Maud de Rouvre cita en El baile (1930) como menciona el estilo de Paul Bourget en su espléndido relato Destinos -recogido junto a otras joyas publicadas por revistas como Domingo, Eco o Fraternidad, en Cuentos selectos (a propósito, ¿selectos por quién y aparecidos en primera instancia dónde?)-, fue biográfa de Chejov, salió al paso de una velada acusación de haber plagiado Ocaso de un corazón de Zweig, compartió catálogo con Proust chez Grasset y, como muchos más narradores en lengua inglesa de su época, aprendió el oficio con ese singular tratado de narratología avant la lettre titulado Aspectos de la novela que pergueñó E. M. Foster, aquel insigne miembro del grupo de Bloomsbury de la Woolf.
A los 28 años publica bajo el pseudónimo anagramático de Pierre Nérey La enemiga, un texto de naturaleza autobiográfica que precede a su mayor éxito David Golder (la historia de un rico advenedizo que devino el ambiguo retrato del judaísmo por el que la autora fue puesta en entredicho. Y después, la gloria del prestigio y las reediciones. Escribía y reescribía de una forma febril con frecuencia con letra ínfima apurando las páginas de cuadernos de notas como los que cita en su novela El baile, se expuso al virus de la vanguardia en aquel enloquecido París de Joséphine Baker, del dadaísmo y el charlestón al que llegó con 16 años, pero, pese a trabar amistad con Cocteau, no se dejó contagiar y construyó su narrativa valiéndose de un naturalismo epigonal. cargado de psicologismo y de cierto ascendiente del impresionismo de las sensaciones que se conjuga con una atenta mirada al milieu burgués.(...)
Escribe sin tregua una narrativa ética de denuncia que emana de las frustraciones familiares que la empujaron a buscar la libertad íntima como un globo busca al cielo, y abomina de la novela de tesis porque lo que le interesa es la vida. (...) Astuta, incasable, capaz de subsistir bajo distintas identidades, como supo ver Jonnathan Weis en Iréne Némirovsky. Her Life and Works (Stanford University Press, 2006) se refugia en su escritura cuando la invasión nazi oscurece su mundo, y escribe bajo noms de plume y heterónimos como Denis Merande, Julie, Jacques Labarre o Pierre Lepage porque firmar Némirovsky ya no es posible. Cumplido el peor presagio fue detenida por la policía de Vichy. Deportada a Auschwitz,muere en agosto de 1942. Fundido a negro. Y un silencio abrupto preservó sus palabras para siempre.
Javier Aparicio Maydeu. Babelia. El País, sábado 31 de mayo de 2025.