domingo, 3 de agosto de 2025

Última hora sobre el 'caso Dreyfus'

Ilustración de la degradación de Alfred Dreyfus.

125 años después de su condena, Francia elevará a general al capitán judío falsamente acusado de alta traición y propondrá el traslado de sus restos al Panteón. Algunas historias permiten explicar el mundo de forma cíclica. El caso Dreyfus, juicio, condena y rehabilitación de un militar judío acusado injustamente de alta traición, vuelve recurrentemente a la escena pública francesa. Más de 125 años después del comienzo de aquella infamia, a cuyo protagonista recuerda una exposición en el Museo de Arte e Historia del Judaísmo de París, Francia se propone cerrar la herida elevando al rango de general a Dreyfus y enterrando sus restos en el Panteón, donde descansan los héroes de la nación. El mundo actual, sin embargo, seguirá explicándose a través de los elementos  que causaron la dolorosa fractura. 

La tormenta explotó en 1898, cuando el capitán Dreyfus, alsaciano y judío, con un leve acento alemán que terminó por complicarle la vida, fue acusado de alta traición por supuestamente espiar para Alemania. Todavía frágil, la Tercera República vivía el auge de un antisemitismo muy de moda después de la publicación de La Francia judía, un bestseller de Édouard Drumont. Periódicos como La Libre Parole o Le Petit Parisien, comenzaron a publicar artículos que alentaban al odio hebreo creando un caldo de cultivo que envenenó el proceso: sin pruebas concluyentes, con un juicio a puerta cerrada y falsos testigos, el 22 de diciembre de 1894 Dreyfus fue declarado culpable, desposeído de sus honores como militar en una humillante ceremonia en el patio de la Escuela Militar y enviado a la Isla del Diablo, en la Guayana francesa, en condiciones deplorables: grilletes, una celda pequeña con un clima tropical y un régimen de aislamiento total que no logró romperle. En el caso Dreyfus se mezclaron el antisemitismo, la violencia latente de una sociedad en plena campaña de atentados anarquistas, un populismo imperante y la difusión de todo tipo de bulos a través de una prensa que aumentaba su capacidad de distribución a lomos de las innovaciones tecnológicas. ¿A alguien le suena un contexto parecido?

La exposición Alfred Dreyfus, verdad y justicia retrata los entresijos  de un caso a partir del que debe descifrarse la Francia moderna, pero también el mundo actual. "Fue un momento en el que muchos intentaron recuperar un poder perdido, pero lo hicieron desde el resentimiento. Los monárquicos, los antisemitas, los nacionalistas... Y para ello difundieron falsedades a través de la prensa. Se buscaba un golpe mediático. Como tratan de hacerlo hoy algunas webs con el clickbait, compara Philippe Oriol, historiador, experto en el caso y comisario de la exposición, que puede verse hasta el 31 de agosto. 

La prensa se articulaba, fundamentalmente, a través de la opinión. Y el libelo, tan en boga entonces, señala Oriol, constituía lo que hoy sería un ejército de haters avant la lettre: "Gente que criticaba sin tener la menor idea de lo que estaba hablando". Pero el caso Dreyfus se transformó en una de esas bisagras de la historia. También para el propio periodismo. En aquella época se fundó la primera escuela de periodismo en Francia y una parte de la prensa  se focalizó en la verdad. O, al menos, en lo que podían contrastar.

La sociedad, las familias, las tertulias, el Parlamento se dividieron entre los detractores  y los partidarios  de Dreyfus. Aquellos que buscaban la verdad y los que prefirieron una construcción narrativa adaptada para su causa. Una ficción que transformase su resentimiento en ideología, "Los dreyfusianios representaban la modernidad, la República, reconocer la realidad de Francia como un cruce de caminos geográficos, con una población diversa. En el otro lado de la mesa se sentaba el nacionalismo, el conservadurismo, el antisemitismo. Hoy seguimos en esos debates absurdos en torno a la identidad, a los jugadores del equipo nacional que, según algunos, no son dignos de representar  a nuestro país", apunta Oriol.

El caso Dreyfus, sin embargo, también fue capaz de revelar un lado luminoso de la sociedad francesa. La famosa carta abierta del escritor Émile Zola al presidente de la República, en la que acusaba  al Gobierno  de antisemitismo y encarcelamiento ilegal, contribuyó a la revisión del caso y a su posterior  liberación . "Yo acuso al teniente general  Paty de Clam como fabricante  del error judicial..; acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice ...; acuso al general Billot por haber tenido en sus manos  las pruebas de la inocencia de Dreyfus y no haberlas utilizado, con un fin político...; acuso al primer consejo de guerra por haber condenado a un  acusado fundándose en un documento secreto y al segundo por haber cubierto esta ilegalidad", culmina el escritor Émile Zola su artículo-manifiesto en L'Aurore el 13 de enero de 1898.

Una parte importante de la sociedad se sumó a Zola y abrazó los valores de justicia y libertad. "Y usaron también la prensa, porque hubo periódicos  que contaron la verdad", analiza Vincent Duclert, historiador y gran autoridad sobre el asunto. "La lección es que es posible luchar contra una amenaza de este tipo, contra el riesgo de una tiranía. Para Francia, el caso Dreyfus es hoy muy importante y demuestra que se puede vencer al ultranacionalismo y el antisemitismo".

El asunto explica el nacimiento de la Francia moderna y de tantas ideas que germinaron luego, como la creación de un estado hebreo. Fue el momento en que los intelectuales tomaron partido por la política. También el nacimiento de leyes como la que estableció la separación de la Iglesia  y el Estado en 1905. Pero sobre todo, el advenimiento de las formaciones políticas.

Finalmente, el presidente de la República Émile Loubet concedió a Dreyfus el perdón, y la Corte de Casación reconoció su inocencia en 1906 . El capitán recuperó la libertad y reingresó en el ejército  con rango de comandante. Sus allegados, sin embargo, siempre encontraron aquella rehabilitación  como algo insuficiente. Hasta este mes, cuando el Parlamento puso en marcha la iniciativa  para elevar su figura  al rango de general y escribir la penúltima página de esta historia...

Daniel Verdú. Paris. El País, domingo 22 de junio de 2025. 

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