sábado, 31 de marzo de 2018

Fábulas del Loira: Orleans

FRAC de Orleans
Resulta que la arteria principal que hace latir el corazón de Francia se llama Loira. El río más largo del país lo atraviesa de parte a parte, como una flecha estadística al alza, a contrapelo, desde el Macizo Central hasta el Atlántico. Baña cinco regiones, 12 departamentos y da apellido a un montón de poblaciones. Su tramo central -digamos de Orleans a Tours, "el jardín de Francia"- es un exquisito concentrado del propio país, de su paisaje, de sus frutos y sabores, de su historia, de sus mentes preclaras. Muchos tópicos de la douce France se reúnen allí en estado puro. Colinas suaves, cielos impresionistas, bosques espesos, pura armonía de un río tranquilo y caudaloso con feudatarios que se le parecen. Se etiqueta a ese tramo central como Valle del Loira, pero está claro que es una marca, ningún valle normalito mide 400 y pico kilómetros de largo. Otro título enfático que le endosan, de resonancias faraónicas, es el de Valle de los Reyes. Fueron muchos los monarcas que se encapricharon de ese corredor privilegiado, de su caza, de sus vinos y art de vivre, sembrando las riberas del río y afluentes de mansiones y castillos. La asociación Châteaux de la Loire, creada hace 10 años, agrupa a los 80 principales, pero, así a  bulto podrían ser el doble. 
No sólo guisaron aquí el devenir del país reyes y reinas a granel, también habitaron sus palacios artistas y escritores: Leonardo da Vinci, Ronsard, Molière, Balzac...o figuras tan cruciales como Juana de Arco o el cardenal Richelieu. Con todo lo cual estaba cantado que la Unesco acabaría incluyendo al Valle del Loira en su lista de patrimonio mundial, cosa que ocurrió hace un par de décadas. Recientemente, y con buen criterio (a juzgar por los resultados), las autoridades han decidido rescatar las sombras del pasado con una renovación de armario, por así decirlo: vestir a los duendes de los castillos con modelos de Dior o Yves Saint-Laurent. ¿Cómo? convirtiendo muchos de ellos en centros de arte y derrochando vanguardia en las ciudades que los arropan. Buen ejemplo de ello es Orleans, donde empezamos esta ruta para seguirle la corriente al río.
Esa urbe brilla con letras de oro en la historia de Francia gracias a la doncella de Orleans, Juana de Arco. La Pucelle ("doncella",eso significa), atendiendo a unas voces celestiales que la impelían, liberó la ciudad del asedio de los ingleses en la primavera de 1429, durante la Guerra de los Cien Años. Por aquel entonce el Loira era frontera entre la Francia ocupada por los ingleses y la nación a punto de caramelo. El paseo fluvial y los muelles donde atracan veleros turísticos siguen pareciendo hoy una estampa miniada de la época, o un óleo de Sisley. Juana de Arco sale a relucir en todas partes. En la catedral gótica, 10 vidrieras narran su epopeya, y desde 1926, un lustro después de que la canonizaran, cuenta con una capilla y una imagen triunfal que se repite en muchas iglesias de Francia. Por supuesto,  está la casa medieval que la albergó, hoy museo y su estatua ecuestre preside la céntrica  Plaza du Martroi. También lleva su nombre la calle principal, que recorren tranvías del futuro sin ruido y sin cables. Aunque de origen romano, Orleans es una ciudad renacentista, el casco antiguo es uno de los mejores conservados del país. Las casas de entramado y colores vivos se alternan con mansiones de piedra y de ladrillo combinado, algo muy de la región y uno de cuyos más ampulosos ejemplos es el Hôtel Groslot. Pero Orleans, como empachada de tanta púrpura, apuesta por la vanguardia en muchos de sus edificios municipales, como la biblioteca, la universidad, la estación de tren. Y sobre todo, en su FRAC Centre-Val de Loire. 
Los FRAC son un invento notable, fruto de la política de descentralización francesa que se inició en la década de 1980. Se trataba de crear centros regionales que aglutinasen las sinergias culturales en las distintas áreas del país. Este FRAC de Orleans, con un singular edificio en forma de tentáculos o chimeneas de cristal ( obra del estudio  Jakob + MacFarlane), optó por asociar el arte contemporáneo  y la arquitectura experimental posterior a los años cincuenta. Fruto de ese enfoque es la I Bienal de Arquitectura de Orleans que abrió sus puertas el pasado otoño y se prolongará hasta este domingo...
Carlos Pascual. El Viajero. El País, viernes 30 de marzo de 2018

viernes, 30 de marzo de 2018

La armonía de un cuarteto y su intrincada convivencia

4 de Daniel Kutschinski 
En su primera actuación en el Auditorio Nacional de Madrid, en octubre de 2010, El cuarteto Ébène tocó obras de Haydn, Beethoven y Schubert (el famoso cuarteto La muerte y la doncella ). Hasta ahí, todo normal. Sin embargo, al final del concierto, como los aplausos arreciaban, hicieron algo inusual: sus cuatro miembros cantaron en francés, a capela, Some Day  my Prince Will Come, la clásica canción de Blan-canieves de Walt Disney. Y acabaron improvisando instrumentalmente sobre la melodía de Frank Churchill con inequívocos dejos jazzísticos. Dejaron claro que no eran un cuarteto al uso, y siguen sin serlo.
El realizador alemán Daniel Kutschinski filmó al grupo durante una gira por Italia (Perugia, Bolzano, Siena, Florencia) y el resultado es 4, que recibió el premio al mejor documental del Festival de Los Ángeles en 2015 y se estrena hoy en España, en Cineteca Madrid. Su propuesta no tiene nada que ver con el enfoque mucho más hagiográfico adoptado por Allan Miller en High Fidelity (1989) sobre el cuarteto Guarneri....A Kutschinski no le interesa la perfección que es capaz de lograr el cuarteto, sino sus inseguridades; rehuye sus certidumbres para concentrarse en sus dudas, que quedan de manifiesto en las diversas ráfagas intercaladas de la clase en que Eberhard Feltz les enseña a comprender y habitar el Cuarteto número 4 de Bartók; quiere reflejar no tanto la armonía que se sobrentiende entre sus miembros, sino sus brotes de discrepancia, y son muy significativas en este sentido las desavenencias entre ellos a fin de adoptar un tempo del agrado de todos en el arranque del Cuarteto K 465 (conocido como De las disonancias) de Mozart, casi el hilo conductor en el tramo conclusivo del documental. El acuerdo parece imposible, pero a renglón seguido oímos una maravillosa interpretación de la introducción  (última escena) y el comienzo del Allegro (títulos de crédito) cuya fuerza se ve redoblada justamente por las disensiones de que acabamos de ser testigos y porque Kutschinski, como hace con enorme astucia en otros momentos, opera un expresivo y eficacísimo divorcio entre lo que se ve y lo que se oye...
En 4 los vemos ensayar, comer, viajar, dormir, beber, practicar sus rituales previos y posteriores al concierto, discutir, cantar, criticarse, bromear, autoflagelarse, mostrar aquello que nunca se vió en un escenario. Daniel Kutschinski ha conseguido ser veraz en un ámbito proclive a la mitificación, la falsedad y la lisonja. Y hasta el Domingo de Pascua la Cineteca ha programado cinco pases más de este insólito y extraordinario documental. Pierre Colombet, Gabriel Le Magadure, Mathieu Herzog, Y Raphaël Merlin  tienen nombres angélicos y apostólicos, pero no son ningunos santos sino tan reales, neuróticos y faibles como nosotros.
Luis Gago. Madrid. El País, jueves 29 de marzo de 2018

jueves, 29 de marzo de 2018

Pierre Assouline en Madrid

Pierre Assouline
En Francia, la patria de los intelectuales -como él mismo afirma-, Pierre Assouline (Casablanca,1953), ostenta una posición destacada como crítico literario y autor de soberbias biografías sobre Simenon, Hergé, Gallimard y Cartier-Bresson, entre otros. Un escritor de biografías, dice, no es tanto un biógrafo como "un escritor de vidas", y ahora ha decidido escribir la suya en un libro sui generis recién editado en su país. Retorno a Sefarad. Sin título aún en español, la obra profundiza en los orígenes sefardíes de Assouline, que los mezcla con poemas o reflexiones y con el fruto de sus visitas a diversos pueblos españoles como Castrillo Mota de Judíos (en su tiempo Matajudíos). El resultado es una especie de "cocido literario", afirma solo medio en broma (y en el medio-español medio-francés de toda la entrevista), que no hay que temer llamar novela. "El género literario de hoy es el cocido. Vivimos en un mundo global, sin fronteras, y la literatura forma parte de ello. El relato y la historia, la ficción y la no ficción se confunden; por eso el protagonista de Sefarad soy yo, abiertamente, declara. Esta libertad es consecuencia de varios factores: "En primer lugar de libros como A sangre fría, a los de Emmanuel Carrère o a El impostor, de Javier Cercas. Estas obras resumen mi ideal de síntesis entre periodismo, historia y literatura. Y, claro, esto sólo puedo hacerlo a mis años... Primero fui reportero, luego biógrafo, más tarde novelista...Ahora me siento enteramente libre". Si retrocede aún más , Assouline se siente en deuda con otros dos escritores. Cervantes para empezar y para terminar:"Para mí es hoy, en 2018, el escritor más vanguardista: cuanto más lo leo, más libertad siento que me da". El otro es Carlos Fuentes. "Una vez le conté lo que estaba haciendo (su libro Vies de Job ) y me dijo: Llámalo novela: así cuentas lo que te de la gana sin que nadie pueda decirte nada. Creo, como Fuentes que la novela es el lugar por excelencia de la libertad del espíritu"....
P. Unamuno. Madrid. El Mundo. Papel, martes 27 de marzo de 2018

miércoles, 28 de marzo de 2018

La Torre Eiffel se hace un "lifting"


Una vez más la torre se someterá a una nueva restauración.
Pintor de la torre Eiffel. 1953.  Foto de Marc Riboud
La Torre Eiffel se prepara para darse un baño de juventud. A partir del otoño, el monumento parisiense será objeto de una nueva campaña de restauración, la más extensa que haya vivido en sus casi 130 años de historia. Su construcción obra del ingeniero Gustave Eiffel que se inauguró en la Exposición Universal de 1889, duró poco más de dos años. El proceso de renovación que comenzará en octubre debería prolongarse durante casi cinco, con un coste estimado en cuarenta millones de euros. La rehabilitación de la torre tiene un doble objetivo: aplicar 60 toneladas de pintura a su superficie, parcialmente oxidada y con un riesgo de torsión a medio plazo, y proteger su perímetro ante la amenaza terrorista. "Vamos a hacer entrar el lugar en el siglo XXI", expresó a finales de enero Anne Yannic, directora general de la SETE, la sociedad pública que gestiona el monumento de pago más concurrido del mundo, que en 2017 recibió a 6,2 millones de visitantes. 
Repintar la superficie de hierro pudelado de la torre es una condición imprescindible para garantizar su supervivencia, ya que protege la estructura del monumento de la oxidación, la contaminación y los efectos del sol y del viento. "La pintura es el elemento esencial de una obra metálica y los cuidados que se le aportan son la única garantía para su durabilidad", dejó escrito Eiffel, a modo de advertencia para las generaciones futuras. Desde 1889, la torre ha sido pintada en 19 ocasiones; una vez cada siete años de promedio. Pero, a base de superponer capas de acrílico, el grosor de su superficie ya supera los 3 milímetros, con una masa acumulada de unas 350 toneladas, sobre las 10.000 que pesa el monumento. 
Esta restauración inminente empezará con un decapado de los viejos estratos de pintura en un 10% de su superficie, para evitar que la masa total de la torre siga aumentando, lo que podría a provocar el torcimiento de algunas piezas..."Es una operación compleja, pero absolutamente necesaria. No es una cuestión de estética ni de simbolismo, sino de perennidad de la estructura mecánica de la torre", sostiene el arquitecto Bertrand Lemoine, autor de Gustave Eiffel  (Akal) y especialista en la construcción metálica... La otra gran novedad será el nuevo muro de cristal antibalas, de 3,24 metros de altura y 65 milímetros de grosor, que se instalará en la fachada norte y sur de la torre para reforzar la seguridad de su perímetro. Será inaugurado durante la fiesta nacional del 14 de julio...
Álex Vicente. París. El País, domingo 25 de marzo de 2018


martes, 27 de marzo de 2018

El alma japonesa de Van Gogh

Retrato de Père Tanguy  de Van Gogh
Las cartas remitidas por Vincent van Gogh a su hermano Theo son un documento histórico porque reflejan sus sueños, necesidades, derrotas y vuelta a empezar. También algunos descubrimientos gozosos. El japonismo es uno de ellos, y el entusiasmo con que el pintor absorbe los temas, estética y técnicas niponas está claro: "El arte japonés es algo así como los primitivos, como los griegos, como nuestros antiguos holandeses, Rembrandt, Hals...", escribe en julio de 1888. La pasión es recíproca porque el público japonés predomina en el museo del artista en Amsterdam, que presenta ahora esa relación con ayuda de los museos Nacional y Metropolitano de Arte de Tokio, y el de Arte Moderno de Sapporo.
Van Gogh y Japón, muestra 60 lienzos y dibujos del holandés y 150 de las 660 láminas orientales que coleccionó. Aunque el pintor nunca viajó allí, estudió a fondo el trazo y colorido de los grabados. Copió geishas, kimonos y abanicos hasta desarrollar lo que los expertos denominan "una mirada japonesa". "Su trabajo es tan sencillo como respirar, y pueden hacer una figura como si estuvieran abrochándose el chaleco", le dice a Theo en otra misiva. Como puede verse en la muestra en Jardín de ciruelos en Kamata (1857), de Utagawa Hiroshige, uno de los maestros del ukiyo-e, las estampas realizadas con xilografía (impresión con plancha de madera). A Van Gogh la naturaleza le parecía el único lugar habitable, pero no fue el único artista de su época seducido por Japón. En 1854, en el período Meiji, la sociedad nipona pasó del feudalismo a abrirse al mundo, y en Europa proliferaron las exposiciones de sus grabados. "Fue una revelación para los artistas europeos. Él lo idealizó e hizo suyos los motivos representados en su segunda etapa, en Arlés", dice Nienke Bakker, comisaria de la muestra.
 Es en esta etapa en la localidad francesa de Arlés sobre la que planea una de las sombras más oscuras de la vida del artista. Allí estaba cuando se cortó la oreja después de un encontronazo con el pintor Paul Gauguin. El autorretrato de 1889 que le muestra vendado se ha llevado a la exposición desde la Courtland Gallery, de Londres, no había salido del Reino Unido desde 1955. "A pesar de la herida, se retrata con una lámina japonesa detrás, señal de su esperanza en el arte", explica la experta. Cuelga junto a otro préstamo señalado. De nuevo un Autorretrato, esta vez rapado como un monje budista.
Isabel Ferrer. Amsterdam. El País, jueves 22 de marzo de 2018

lunes, 26 de marzo de 2018

La casa junto al mar

Fotograma de La casa junto al mar
Robert Guédiguian sigue siendo un irreductible. Casi 40 años después de su primera película, Último verano (1980), el director continúa a machamartillo con su espíritu revolucionario, voz de la conciencia de la clase obrera de una Francia que, en estas cuatro décadas, ha cambiado mucho. Y seguramente no hacia su lugar soñado. Sin embargo, a sus 64 años, junto a sus modos batalladores, consciente de la ruta política hacia la que se ha dirigido buena parte de su país en los últimos tiempos, Guédiguian parece expeler una cierta desesperanza. Y 2017 es una muestra de esa ambivalencia: fue uno de los productores del excelente El joven Karl Marx, didáctica de sus ideales, de sus origines, y dirigió la cautivadora La casa junto al mar, donde una sombra de abatimiento apunta a que las grandes ilusiones quizá hayan alcanzado la categoría de utopía. Una obra en la que el peso de la conciencia adquiere protagonismo y en un tiempo en el que sus personajes -encarnados por los de siempre, los maravillosos Ariane Ascaride, Gérard Meylan y Jean Pierre Darroussin- parecen casi más predispuestos para la armonía que para la contienda.
 Por supuesto que aún hay motivos para la lucha -la inmigración, los refugiados, los despidos, los desmanes inmobiliarios, la tiranía del turismo... -, pero al mismo tiempo, surge la búsqueda de una calma interior que revela una pizca de cansancio. Así, esos afanes de sosiego llegan por el camino de la bondad, lo que no deja de ser ideológico. Sobre todo porque no se trata de una bondad natural, sino de una bondad elegida, buscada y al fin, lograda. 
Con reminiscencias explícitas de El alma buena de Sezuán, de Beltor Brecht, La casa junto al mar encuentra su momento cumbre en un flashback tan emocionante como amargo, en el que el director utiliza una secuencia de ¿Quién sabe?, su tercera película de 1985, para mostrar el brío juvenil de un grupo de personajes de ficción que también eran combatientes artísticos y aún pretendían cambiar el mundo. Una época puede que irrecuperable, para sus personajes y para su cine.
J. O. El País, viernes 23 de marzo de 2018

domingo, 25 de marzo de 2018

Dos paisajes de un desvio

Iglesia de la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles
Alguna vez los caprichos están justificados. Se muy bien, que el viaje de regreso en autobús se hace muy largo, todos queremos llegar a casa  cuanto antes, yo la primera. Por eso parecía una extravagancia añadir al pro-grama un desvío hasta Saint-Jean-pied-de-port y Ronces-valles. Quería cerrar el viaje con dos de esos parajes que por alguna razón misteriosa me engancharon. Cuestión de tejer cabos sueltos, como siempre. Me encantaba, cuando era estu-diante, La Chanson de Roland :" Qué altos son los montes"/ " Qué profundos los valles".  Sentía compasión por el héroe vencido. Me faltaba una canción para cerrar el viaje. Y qué mejor que los sonidos lastimeros del olifante de Roland, llamando a su tío, el de la barba florida... Me empeñé, a pesar de lo poco que  le gustó al chófer semejante rodeo. Una vez más la naturaleza fue generosa y nos preparó dos imágenes de postal para el álbum de recuerdos: el valle entre montañas que va de Bayonne a Saint-Jean pied-de-port-, casi floreciendo, con sus cascadas, sus verdes claros de los prados donde pastaban diversos rebaños de ovejas que parecían posar para la postal. El caserío de Saint-Jean desde el autobús, y la sorpresa final, Roncesvalles cubierto de un manto de nieve. Mientras los chicos se desperezan con una batalla campal de bolas de nieve, tenemos tiempo para acercarnos a la iglesia de la Colegiata. Una verdadera joya del más puro estilo gótico francés. El reencuentro no me defrauda, al contrario supera el recuerdo de hace más de 20 años. Hay un juego de luces en el momento de la visita que acrecienta la magia del lugar. Y a continuación la travesía, casi de punta a punta del país, Navarra, Castilla, Galicia, nuestro Camino de Santiago hasta cerca de las 12 de la noche en que nos dejan ante el Instituto y  el viaje toca a su fin. 
Carmen Glez Teixeira

Goya en Burdeos

...y un vistazo al Hall del Grand Théâtre cerraron nuestro paseo
por el Bordeaux del XVIII.
Goya en Burdeos es el título de la película que Carlos Saura presentó en 1999 en el Festival de Cine Español de Nantes. Esa fue precisamente la actividad de nuestra última mañana en Burdeos. Nos dirigimos a la Casa de Goya, en el Cours de L'Intendance, hoy sede del Instituto Cervantes. La bibliotecaria del centro K.L. explicó a los alumnos la llegada de Goya a esta ciudad, a los 78 años, huyendo del poder absoluto de Fernando VII, donde vivirá 17 años. Durante esta etapa pintó, a pesar de la edad y el cansancio, obras importante, entre ellas la enigmática La lechera de Burdeos  En esta casa vivió sus últimos cuatro años. En la fachada del edificio hay un medallón con el rostro de artista, así como un busto en la sala de exposiciones donde los alumnos pudieron admirar una muestra de pintura contemporánea latino americana. Muy cerca y siguiendo el recuerdo de Goya en Burdeos pudimos admirar una escultura del pintor entre la Iglesia de Notre Dame y la Cour Mably. Y de allí a La Colonne des Girondins.  Ya por la tarde la subida a la Torre Pey Berland y un vistazo al Hall del Grand Théâtre cerraron nuestro paseo por el Bordeaux del XVIII. El autobús nos espera en la Esplanade des Quinconces para volver al hotel. La jornada de regreso será larga...
Carmen Glez Teixeira.

sábado, 24 de marzo de 2018

Ausencia y gratitud

Saint-Émilion
En Saint-Émilion dos alumnas me pidieron que las aconsejase en la elección de un buen vino que quería regalar una de ellas a su padre. Estábamos en la plaza de la iglesia monolítica. la misma plaza que ví en una de mis visitas a esta pequeña ciudad,  un árbol impresionante, no recuerdo su especie, su copa se abría como un enorme parasol sobre el centro de la plaza donde está instalada la terraza más grande de Saint-Emilion. Una de las veces que volví, también con alumnos, el árbol había desaparecido; "Estaba enfermo y se pudrió", fue la explicación que me dieron. El miércoles pasado sentí algo parecido a cuando alguien querido que ya no está con nosotros parece resurgir de las sombras en cada esquina de esos lugares, Bordeaux es uno de los míos,  donde fuimos felices con ellos. Alguna vez se produce el milagro de encontrar en su lugar algo o alguien que nos sirve de consuelo confirmando que la vida continua aunque la ausencia se mantenga. En Saint-Émilion hay ahora un árbol ya con bastantes años de vida reinando sobre la plaza. Pedí a mi amiga M.L. que también nos acompañó ese día que nos ayudase en la elección del vino ya que ella, como en casi todo, sabe mucho más que yo sobre vinos. Entramos en una de las muchas tiendas de vinos que se extienden por la ciudad. La alumna insistía en que yo lo probase porque para ella era muy importante que me gustase a mí. El segundo criterio a tener en cuenta era el precio, debía costar al menos cuarenta euros. Me sorprendía la insistencia sobre el precio, le advertimos que los había buenos y no tan caros. Pero fue terminante en ésto y salio con una botella de Saint-Émilion, grand cru, de un año, que ahora no puedo comprobar porque ya está en mi maleta, de las mejores cosechas de los últimos 5 años. Como soy de los que nunca sospechan que la verdad puede ser relativa, me llevé una gran sorpresa cuando en el autobús de regreso me la ofrecieron, en nombre de todo el grupo como regalo por haber preparado este viaje que nunca olvidarán... Ayer comiendo en un restaurant frente al Grand Théâtre, mi amigo J.P.D.  me mostró algunas fotos donde aparecían los dos grandes ausentes, su mujer y mi marido... Imposible retener algunas lágrimas.
Carmen Glez Teixeira

viernes, 23 de marzo de 2018

Una mañana en La Brède, con Montesquieu

Château de la Brède
Visita al Château de La Labrède propiedad de la familia Montesquieu desde la Edad Media hasta principios de este siglo cuando muere la ultima del linaje sin dejar descendencia. Jacqueline de Chabannes legó sus pertenencias a una fundación que lleva su nombre que se dedica a su cuidado y mantenimiento así como a la difusión de la obra  de Montesquieu. En este castillo nació, vivió y escribió el gran filósofo y escritor, sobre todo en verano ya que también pasaba largas estancias en París. Muchos de los lectores de este blog conocen esta faceta del autor de L'esprit de lois, una obra fundamental del siglo XVIII en la que se asientan principios de las democracias modernas. O Les lettres persanes que leíamos en aquel bachillerato de hace tantos años. Pero quizá no sepan, como me pasó a mi, que fue un gran propietario de viñedos y de otras tierras. Que aumentó su patrimonio con su matrimonio con una mujer también rica. Fue una administradora extraordinaria, una mujer de mano de hierro para los negocios, temida y odiada por los otros propietarios que no aceptaban su papel de "hombre de negocios" en aquella época. Otra faceta del escritor es la de un gran viajero que hizo un largo viaje por Europa durante cuatro años para observar los gobiernos más adelantados de las democracias europeas. La guía del château fue desgranando este relato al tiempo que nos enseñaba las estancias: las sala de las columnas, el salón, el bureau de su hija Denise que le ayudó en la escritura de sus obras ya que padecía una enfermedad importante de la vista. La habitación del escritor en la planta baja con su ventana mirando al jardín donde pasó sus últimos años, casi ciego. Las habitaciones de la planta superior y la biblioteca que se encuentra en este momento en plena restauración. Los libros de la biblioteca fueron donados a la biblioteca municipal de Bordeaux. El buen tiempo siguió acompañándonos, aunque muy frío, por esas carreteras departamentales bordeadas de árboles, bellísimos centinelas, aún con sus vestiduras de invierno, de los inmensos viñedos igualmente austeros, sin hojas todavía. Mi amiga M, me dice que me fije en la última fila de las plantaciones, son rosales, una astucia de los vignerons para que los insectos se detengan en ellas y no dañen a la viña...
Carmen Glez Teixeira

miércoles, 21 de marzo de 2018

Al pie de la duna

Duna de Pilat
La madre naturaleza sabe hacer regalos y los hace cuando quiere. Después de la galerna del lunes y del frío intenso ayer en Burdeos, hoy, 21 de marzo, el primer día de la primavera, amaneció con un cielo azul limpísimo, sol radiante, mucha luz. Escogió el día, escogió el lugar: por la mañana la duna, mediodía y primeras horas de la tarde, Arcachon. Treinta y cinco alumnos, tres profesores, subiendo la duna. Unos cuantos pares de zapatos y deportivos y una profesora los esperan. Ella inevitablemente repasa las veces que ha hecho lo mismo, esperar a los que suben. Sólo subió una vez. Era muy joven, assistante de español entonces en Bordeaux. Volvió con su familia, con grupos de alumnos  y aunque no subió ninguna otra vez, nunca olvidó lo que sintió aquella primera vez. Hoy muy de mañana, preparando la visita, anotó algunos datos sobre este paraje. Es con diferencia la duna más alta de Europa. Pero la altura no lo es todo. Es el conjunto formado por su increíble tamaño, el entorno de los pinos y el panorama sobre las playas que ofrece. Sus formas y sus colores que varían según el tiempo, la luz... Y qué decir de Arcachon que estrenaba temporada, de la jetée solitaria, de la plaza des Marquises abrigada del viento, de las terraza de su café  de la esquina donde disfrutamos de estos primeros soles tan esperados.... La tarde termina en la Foire des Quinconces. Los alumnos y los tres profesores jóvenes disfrutan de las atracciones. Mientras, esa profesora que soy yo cerrando el circulo que he venido a cerrar aquí, a Bordeaux, me escapo a La machine à lire, la librería de la Place du Parlement, otro lugar lleno de recuerdos de mi amiga A.D. que ya no está aquí. De vuelta en Quinconces nos espera el autobús, una banda que tiene al menos un saxo y unos tambores invita a bailar...
Carmen Glez Teixeira.

martes, 20 de marzo de 2018

En la ciudad del vino

La cité du vin
Que cierto es que no hay nada mejor para aplacar los ánimos después de un largo viaje que una buena cama con sábanas nuevas, limpias y frescas. Esta mañana las cosas iban mucho mejor en el pequeño recinto, no se bien cómo llamarle, que hace las veces de recepción y de mini comedor para el desayuno de este hotel que se hace llamar pomposamente Première Classe...
Todos habíamos dormido bien y cuando el chófer arrancó hacia La cité du vin, el buen humor reinaba en el autobús. Este nuevo espacio bordelés fue inaugurado el 21 de mayo de 2016 por  el alcalde Alain Juppé y François Hollande entonces presidente. Su forma no se parece a ninguna otra porque quiere representar el alma del vino, entre la ciudad y el río, un elemento líquido. Cristal y metales en el exterior. Madera en el interior. La madera siempre ha sido un elemento presente en el mundo del vino no solo por las barricas y los toneles sino también por los barcos que los transportaban. Madera del entorno de Aquitania en los bosques de Las Landas. Con estos datos previos y algunos otros que comentamos en el autobús iniciamos la visita. Plena libertad para el recorrido perfectamente explicado en los paneles de cada sala además de audioguías y la más moderna tecnología acompañando la escenografía de cada sala. Tiempo de la visita limitado para el grupo a 1 hora 30 minutos dado el apretado programa de hoy: 12h30  una copa ofrecida por la institución en el Belvedère, zumo de vino para los chicos, vino a escoger para los profes. Sin dudar ni un segundo pedí Sauternes pensando en mi querida amiga I. a la que tanto le gusta. Un tente-en-pie rápido en el bar-à-vins y salida rápida para el embarcadero donde esperamos unos minutos el pequeño barco de servicio regular que nos lleva por el Garona hasta la otra orilla a la altura de le Pont de Pierre. Un breve recuerdo sobre Napoleón y su proyecto de conquistar España para el que hizo construir este puente aunque cuando él se murió el purnte estaba sin terminar. Regreso a la otra orilla en el moderno tramvay que cada vez extiende más su recorrido por todo Burdeos. Paseo a pie desde la Porte de Bourgogne hasta la Place de la Bourse y el Espejo del agua. Una hora de tiempo libre para los alumnos y mayores. Momentos para un té con mi amiga M. L. que hoy se incorporó a nuestro grupo. Ella que ha sido una de mis dos maestras en esta ciudad y la que ha dirigido el programa de este viaje cargado emoción para mí porque con él me despido de mi carrera de profesora que ha durado 48 años. Ya de regreso al hotel en nuestro autobús Autos López que circula por los bulevares y los quais de Bordeaux esta semana, la luz del sol que se pone convierte el singular "ingenio" de la cité de vin en un jarra dorada y rosa, una promesa de  buen vino...  
Carmen Glez Teixeira

lunes, 19 de marzo de 2018

En ruta hacia Burdeos

Playa de la chambre d'amour 
Desafiando al tiempo, lluvia y mucho frío, después de una noche de autobús y de un buen desayuno en Irún, emprendimos nuestro paseo por la costa vasca francesa, dejando atrás el Bidasoa  y la isla de los Faisanes donde no hay faisanes. Hablamos de ella y del Tratado de los Pirineos que allí se firmó. También de Biriatou, esa colina que Semprún sentía com el símbolo de su identidad a caballo entre los  dos países, España y Francia, su lugar de nacimiento y su patria de adopción. Saint-Jean de Lutz nos recibe en grises pero amablemente, la lluvia escampa y podemos hacer el paseo previsto. La casa de la Infanta María Teresa y a pocos metros la de Luis XIV, hoy Ayuntamiento, donde ambos residieron más o menos un mes antes  de su boda con la que se selló el Tratado de los Pirineos. La iglesia de San Juan donde se celebró la boda, un hermoso ejemplo de iglesia vasca con sus galería, su coro y su retablo. La lluvia arrecia en Biarritz, tanto que el paseo, imposible a pie, lo hacemos en autobús, desde el faro hasta la playa de los vacos.  Las dos grandes playas centrales en marea baja que nos permiten ver  La chambre d'amour. Las olas rompiendo al pie del  Palacio de la Emperatriz Eugenia  Una  corta parada en Le Rocher de la Vierge con foto obligada y salida hacia Bayonne donde comemos, en un antiguo bistrot art déco, bajo los soportales, un suculento pollo à la basquaise de un sencillo menú del día. A las 5 y media llegamos a Bordeaux, a Lormont. Aquí surge el primer contratiempo. No nos gusta el hotel que nos asignó nuestra agencia de viajes. Debo hacerme cargo de la situación, la parte desagradable de este trabajo que tanto me complace. Después de la cena en un centro comercial cercano los ánimos parecen más tranquilos. Mañana será otro día...
Carmen Glez Teixeira

domingo, 18 de marzo de 2018

Foucault, el moderno

Michel Foucault en 1984
En Francia, es el acontecimiento editorial de este primer trimestre del año: la publicación de un volumen inédito de Michel Foucault tres décadas después de su muerte, saltándose la prohibición que el filósofo francés formuló en su testamento, en el que descartaba la posibilidad de editar cualquiera de sus textos inacabados a título póstumo. Sus herederos que se negaron durante años a sopesar este desenlace, han terminado autorizando que Les aveux de la chair /Las confesiones de la carne llegue a las librerías. Se trata de la cuarta entrega de la Historia de la sexualidad, un proyecto "banal y ambicioso", en sus propias palabras, que emprendió en 1976 con la intención de completar cinco o seis volúmenes. En este nuevo tomo, el filósofo indaga en la codificación de la sexualidad que impusieron los fundadores del cristianismo, tras haber examinado la que fue propia de la era clásica en los dos episodios anteriores.
Foucault trabajó en las galeradas del libro hasta dos semanas antes de morir, enfermo de sida, a mediados de 1984. Pero, a la vez, no dejó de repetir a sus allegados que no hicieran como Max Brod, el editor y amigo de Kafka que ignoró su última voluntad al llevar a imprenta sus últimos manuscritos inéditos. Aunque, sin esa traición, el mundo se habría quedado sin novelas como El proceso y El castillo. "Foucault debía de saber, al dejar este manuscrito,  que algún día sería publicado. Es casi como si lo hubiera programado para que aparecieran 34 años después de su muerte, ya que los asuntos de los que habla están de plena actualidad", opina Frédéric Worms, profesor de Filosofía Contemporánea en la Escuela Normal Superior de París. 
El libro remite indirectamente al actual debate público sobre la sexualidad y sus sistemas de control. Es "una arqueología del sujeto sexual", en palabras del filósofo Frédéric Worms, gran especialista en la obra de Foucault y responsable de la edición de este libro, en el que el autor desarrolla ideas que ya figuraban en los anteriores volúmenes de esta saga filosófica. Foucault se opuso al lugar común de la sexualidad reprimida, tan publicitado por el Mayo francés y la democratización del psicoanálisis. Para el filósofo a partir del siglo XVII no existe tabú ni contención masiva, sino más bien una multiplicación de discursos sobre la sexualidad.
" Las instituciones de poder y de control social se amparan en la sexualidad para excitarla, suscitarla y favorecerla, o bien para enmascararla y prohibirla", explicó Foucault en 1977. "Existe una tecnología política en torno a la sexualidad que resulta más fundamental que las prohibiciones o los permisos", En otras palabras, el sexo resulta omnipresente, sea prohibido o alentado. ..
Álex Vicente. París. El País, domingo 11-03-18

sábado, 17 de marzo de 2018

Lección de turismo slow en Bretaña

Rennes
La región más occidental del país vecino ha sido diseñada para ser recorrida tran-quilamente por carreteras secundarias y empacharse de naturaleza. Sin renunciar, eso sí, a las anécdotas, leyendas e historias de pueblos con encanto como Rennes, Saint-Malo o Dinan...Nada más llegar salta a la vista un auténtico festín verde. Bretaña es una región para recorrer por carreteras secundarias, para perderse por sinuosos caminos en mitad de bosques, inmensos, para empacharse de naturaleza sin renunciar ni un ápice a la comodidad. Un plan detox para cuerpo y alma que arranca en un templo bio, el hotel spa La Grée des Landes, un rincón campestre que materializó el sueño del gran gurú francés de la cosmética responsable, Yves Rocher....Pero rindámonos al bosque bretón, cuna de mitos y leyendas. Recorramos la frondosidad selvática de Brocelianda, hacia el norte. Y hagámoslo desde nuestro yo más infantil, ése que no ha dejado de creer en las hadas, en los magos, en las princesas y en los caballeros. ¿Les suena Merlín? Su tumba se encuentra en un claro, a apenas dos kilómetros del Centro del  Imaginario Artúrico, una asociación entregada al estudio y difusión de aquellas leyendas medievales que sobreviven hoy en novelas, películas y relatos que pasan de padres a hijos. No en vano Tolkien encontró en Brocelianda una buena fuente de inspiración para sus relatos...Bretaña es naturaleza en estado puro, sí, pero también es historia bien conservada entre paredes de piedra, en calles serpenteantes resguardadas por fortalezas.
Próxima parada: Rennes. Paloma Domínguez es española; granadina, para más detalle. Sin embargo, verla caminar por entre los apetitosos puestos del Marché des Lices, conversar con los productores que venden su cosecha directamente allí, en el centro del casco histórico, es ver a una bretona de pro enamorada de su tierra. "Sí, aquí se vive fenomenal", confirma.A nuestro alrededor se mezclan los aromas dulzones de la bollería, el frescor de una verdura colorida y recién salida del huerto y los inevitables quesos. Sin embargo "Bretaña no es tierra de lácteos, sino de salchichas", advierte la granadina afrancesada. Salchichas y sidra, la combinación perfecta para el aperitivo ha tomado la forma de una especie de perrito caliente en el que el pan es una crêpe. Más francés imposible. Tanta pasión sienten los vecinos por su galette saucisse, que la han convertido en himno de su equipo de fútbol.  Rebuscamos entre los puestos a la estrella del mercado, la gallina coucou, una raza autóctona que solo sobrevive en el Ecomuseo de Rennes. Su carne es más prieta y sabrosa y su plumaje le da un aspecto de un cuco. De ahí el nombre...
Sara Polo. El Mundo. Viajes, 30 de enero de 2018

viernes, 16 de marzo de 2018

Christie presenta su Ariodante con Les Arts Florissants




William Christie
"Haendel creyó en Europa como una comunidad". El "más grande compositor que haya vivido jamás"en palabras de Beethoven, protagoniza mu-sicalmente esta semana. De un lado, William Christie presenta en España la versión concierto de la ópera Ariodante que acaba de musicar con Les Arts Florissants en la Ópera Estatal de Viena. Será en tres conciertos: en el Liceu de Barcelona (miércoles), Baluarte de Pamplona (viernes) y el Teatro Real de Madrid (domingo), al que christie y su orquesta regresan ocho años después de completar su aclamado ciclo de las óperas de Monteverdi. Al mismo tiempo, el contratenor argentino Franco Fagioli presenta su disco Haendel arias (Deutsche Grammophon) en una gira que pasa por Oviedo (Auditorio Príncipe Felipe, mañana), Madrid (Auditorio Nacional, el jueves), Zamora(Iglesia de San Cipriano, el sábado) y Sevilla (Espacio Turina, el lunes próximo)...
William Christie dice "estar muy contento" de regresar al Real después de "una larga ausencia" y de hacerlo además con "una ópera muy dramática"que, para él , es además "una de las mejores que escribió Haendel". Según explica,"se tomó más tiempo del habitual para componerla y contó además con libreto extraordinariamente bueno, inspirado en el Orlando furioso de Ludovico Ariosto"... Christie apunta a la capacidad que tienen sus obras de permanecer vivas, más allá de la interpretación historicista. "Con la música del barroco, es el músico el que completa el score del compositor, señala...Esta conexión con la contemporaneidad no se queda en las formas, según Christie, atañe también al fondo, teniendo en cuenta el periplo vital del compositor que nació en Alemania, se formó en Italia y desarrolló la mayor parte de su carrera en Inglaterra. "Haendel sería un anti-Brexit total. Igual que yo. Es muy triste ver cómo campa a sus anchas el populismo y el nacionalismo estúpido", se lamenta Christie. Frente a eso, defiende a Haendel como "uno de los fundadores de la idea de Europa como comunidad, algo en lo que él creyó"...
Darío Prieto. El Mundo, lunes 12 de marzo de 2018

jueves, 15 de marzo de 2018

Édouard Louis: Historia de la violencia

Édouard Louis (Amiens,1992) es el último prodigio de la literatura francesa. Hace cuatro años, con solo 21, triunfó con un debut, Para acabar con Eddie Bellegueule, en el que narraba su infancia en un pueblo de la Picardía profunda, de esos donde el paro es estratosférico y el 60% de la población vota al Frente Nacional. Daba cuenta también de las vejaciones a las que le sometió un entorno furiosamente homófobo, del que lograría escapar, pero no sin profundas heridas. Con su segunda novela, Historia de la violencia (Salamandra) que ahora se publica en castellano, Louis incide en una literatura del yo donde el papel de la ficción resulta mínimo, muy influida por las tesis sobre la desigualdad del sociólogo Pierre Bourdieu. En el libro, Louis relata la estrangulación y la violación que sufrió en 2012 a manos de Reda, un joven argelino al que había conocido en la calle y con él que compartió una noche de pasión que terminó mal. Lo sorprendente es que Louis relata los hechos, pero luego los olvida, prefiriendo investigar las causas en la exclusión y el pasado familiar de su atacante. 
¿Por qué quiso escribir un libro en torno a la violencia? "Porque nuestro mundo está estructurado a partir de relaciones violentas. Al haber nacido pobre y gay, sentí muy pronto que la violencia era, para muchos individuos, como un acta de nacimiento. Nuestro día día es fruto de la violencia, aunque esta esté poco representada en la literatura. Uno de los impulsos del libro fue acabar con el desfase entre el mundo y lo que la literatura dice de él. Cuando eso sucede , casi es mejor que la literatura desaparezca, porque entonces deja de tener sentido"...
Álex Vicente. París. El País, vienes 9 de marzo de 2018

miércoles, 14 de marzo de 2018

El mayo del 68 ahora, 2

Preferiríamos vivir en Montevideo con el recuerdo del poeta Lautréamont que morir. en Caracas en defensa de Maduro.
Gritaríamos a los birmanos, a los egipcios, a los argelinos, que la voluntad general es más importante que la voluntad de cualquier general.
Interpelaríamos a Estados Unidos, a los empresarios corruptos y los fósiles de la energía para
invitarles a que volvieran a leer a Günther Anders o André Gorz; quizá así conseguiríamos make the planet great again. 
Dispararíamos en todos los Barrios Latinos del mundo, los gases lacrimógenos pegajosos y las fumarolas de las ideas del nacionalismo extremista: se prohibiría a Orban, se gritaría: "Ni patria ni Putin" y "FSB igual a SS", quedaría claro que un Donald no vale ni un Mickey Mouse y pediríamos a Erdogan que hiciera el amor con la paz y no la guerra con los kurdos de Afrin.
Los profesores y los estudiantes de la Sorbona serían más partidarios de Kundera que de del Che Guevara. 
Erigiríamos un monumento al novelista y activista homosexual Guy Ocquenghem delante de los locales del movimiento Manif pour tous.
Los nanterrianos de hoy y los odeonistas de siempre ocuparían la rue Sébastien Bottin hasta que Gallimard se decida a incluir Françoise Sagan en la colección de La Pléiade. 
La gente leería más a Lacan que Laclau y bailaría en el bulevar Saint-Michel sin dejar de reírse de los populistas, los arraigados y "otros franceses de pura cepa"encantados de haber nacido en alguna parte.
Venderíamos a China esos libros que hemos leído demasiadas veces y entonces, tal vez, las misiones diplomáticas volverían con los brazos llenos, no de contratos, sino de disidentes liberados...
Bernard-Henri Lévy. El País, domingo 25 de febrero de 2018

martes, 13 de marzo de 2018

Brassaï en la noche de París

Henry Miller le definió como "el ojo de París". Extranjero y apátrida. Brassaï forjó la imagen de la ciudad. La Fundación Mapfre de Barcelona le dedica una magna retrospectiva. Gyulá Halász (1899-1984) se quedó sin país. Nació en Brassó, en la Transilvania magiar. Pero con la caída del Imperio austrohúngaro pasó a llamarse Basov y a formar parte de Rumanía, tratado de Vernon mediante. Y Gyulá Halász adoptó el nombre de su ciudad como firma de identidad: Brassaï (que significa de Brassó) . Apátrida y extranjero, sin apenas hablar francés, el joven Gyulá se mudó a París. Empezó a leer Proust. E inventó la imagen de París: las noches evanescentes, los tipos marginales, las demoiselles de la calle, los adoquines tras la lluvia, la neblina en los puentes del Sena...Brassaï era "el ojo de París", en palabras de Henry Miller.
Cuando llegó a Montparnasse, el nuevo centro de la bohemia en detrimento de Montmartre, Brassaï quería ser pintor. Pero fue con la cámara de placas de vidrio, en blanco y negro cómo su mirada extranjera captó la belleza del París cotidiano e iluminó sus noches. Después de la retrospectiva que le dedicó el Pompidou en el 2000, la Fundación Mapfre de Barcelona estrena Brassaï, una magna antológica con más de 200 piezas que en mayo viajará a Madrid y en noviembre a San Francisco...
El París de Brassaï se forjó en la noche, en las largas horas de deambular por la ciudad. Tras ver un delgado portfolio de un joven emigrante húngaro, el editor Charles Peignot le encargó un libro que con los años convertiría en historia de la fotografía (y del diseño): Paris de nuit, publicado en 1932. Fue un éxito que le abrió las puertas de la élite cultural, de los grupos de vanguardia, del taller de Picasso...Todos y todas desfilaron ante su cámara: Dalí y Gala, Anaïs Nin cubriéndose con una capa, un Picasso desafiante, un Henry Miller irónico. De las exclusivas fiestas en el Maxim's del Hotel Crillon al mercado de Les Halles o los burdeles. "Estaba ansioso por penetrar en ese otro mundo, ese mundo secreto, siniestro, de los mafiosos, los marginados, los tipos duros, los chulos, las prostitutas, los drogadictos, los invertidos" confesaba el propio Brassï en 1976 cuando logró publicar Le París secret des années 30,con las imágenes que nunca vieron la luz.
Vanessa Graell. El Mundo, martes 20 de febrero de 2018

lunes, 12 de marzo de 2018

Historias de una indecisa

Una patológica incapacidad para elegir, da lo mismo qué, es el primario motor de esta poco o nada estimulante comedia romántica dirigida por Eric Lavaine, que repite así su infalible fórmula de divertir sin ofender para arrasar en la taquilla francesa. La originalidad brilla por su ausencia en este artefacto simplón que se entrega con ardor a los lugares comunes más recalcitrantes. El peso de tan rutinaria propuesta recae sobre el buen hacer de la veterana Alexandra Lamy -los demás personajes apenas existen- , actriz curtida en este tipo de clichés prefabricados que tanto gustan a esas audiencias poco exigentes, prisioneras de una coreografía de risas como pactada de antemano. Ella es una mujer ya no tan joven, camarera en la casa de comidas de su padre, que intenta escapar a su acuciante condición de soltera y se ve atrapada en una una paradójica encrucijada sentimental, enamorada por igual de dos hombres, que la torpeza del guión resuelve como el triunfo de lo políticamente correcto frente a la tentadora sombra de la transgresión.
Alberto Bermejo. El Mundo, 9 de marzo de 2018

domingo, 11 de marzo de 2018

Hélène Cixous: "Cervantes tiene las respuestas a las preguntas de hoy"

Hélène Cixous
No son siquiera las nueve de la mañana y Hélène Cixous nos recibe frágil, guapa y cálida, como siempre, en la Fondation de l'Allemagne-Maison Heinrich Heine ce la Cité Internationale Universitaire de París. La escritora y filósofa francesa está celebrando su 80º cumpleaños de la mejor manera posible para una intelectual versátil y aguda como ella: Marta Segarra -su traductora, introductora de sus textos en español y sobre todo su amiga, que nos acompaña amable -ha organizado un congreso en el cual discípulos, estudiosos y lectores hemos venido, desde todos los lugares del mundo, a compartir con Cixous la efeméride. Es una cifra redonda que festeja lúcida, aunque, insiste, preferiría que no tuviéramos que desvelar. Cada uno de los tres días que ha durado el seminario se ha sentado a escuchar las comunicaciones desde las 9.30  hasta las 19, infatigable, y ha tenido un comentario inteligente y generoso para todos los ponentes en esta Maison Heinrich Heine, donde se habla alemán, francés, inglés y español. 
Amiga de Foucault, Cortázar y Carlos Fuentes, cómplice apasionada de Jacques Derrida, Cixous pertenece a la estirpe de intelectuales y escritores de los años sesenta, parisienses del siglo XX desprendidos, potentes, críticos, despojados, fieles al lenguaje, que hoy se ha extinguido casi por completo. En 1969 fue nombrada catedrática de Literatura Inglesa de la Universidad de París 8 y cinco años más tarde fundaría en su seno el Centre d'Études Féminines et études de Genre, que ofreció el primer programa de doctorado en estudios femeninos de Europa. A lo largo de su dilatada y productiva carrera ha cultivado el ensayo, la dramaturgia, la novela, la docencia -en universidades de todo el mundo-; ha leído a Freud y Joyce y sobre todo ha sido una escritora en busca de lo que ella bautizó como "escritura femenina" que reta al discurso jerarquizado y las dualidades del pensamiento occidental... Autora de La risa de la medusa,  un texto fundacional para el feminismo.., Mitterand la distinguió en 1994 con la Legión de Honor. Es una intelectual que cree en la acción política  y siempre se muestra dispuesta a implicarse en los problemas de los migrantes y los refugiados, quizá porque entendió hace mucho que todos vivimos desplazados, porque se siente irremediablemente extranjera salvo en la única patria que reconoce como propia: la escritura...
"Para mi pintar y escribir son dos cosas muy similares, requieren soledad y necesitan cierto diálogo que los artistas suelen encontrar más con los escritores que con otros pintores. Por eso, cuando acepto escribir sobre un creador debe ser alguien que me llegue al corazón: si la obra no me conmueve, el texto se convierte en artificial intelectualmente hablando. Me interesan las emociones y leer las mías delante de la obra. Es un país que algunos llamamos frontera, si bien nunca es un lugar de paso porque tiene profundidad, mucha profundidad, y recursos extraordinarios. Y dificultades. Ahí se han ido desarrollando los temas en mis textos, a lo largo de 50 años. Ese es mi país. Es un espacio liminal donde me encuentro con todo tipo de lenguajes... Es algo muy profundo que no tiene nada que ver con las acciones políticas o mediáticas, con esa actualidad que mucha gente persigue ahora. Tampoco tiene que ver con los filósofos que escriben en los periódicos y acaban por hablar un lenguaje periodístico. Ese tipo de acciones no tienen influencia real, pues las cosas no son al final tan diferentes a lo largo del tiempo. Hoy día hay que seguir buscando las respuestas a las preguntas actuales en Dante, Sha- kespeare o Cervantes. Ellos hablan de las metáforas de lo que vivimos hoy también"...
Estrella de Diego. El País Semanal, 24 de julio de 2017.

sábado, 10 de marzo de 2018

El nuevo sueño de Burdeos, 2

Los muelles de Burdeos
Burdeos está a dos horas de París, con el tren de alta velocidad que ha culminado esta transformación de la ciudad llevada a cabo por Juppé desde su llegada a la alcaldía en 1995. Fue un empeño personal que se ha mantenido durante 15 años. Y lo que ahora sueña Burdeos está a cargo de Michèle Laruë-Charlus, una mujer con un apellido que recuerda a uno de los más importantes personajes de Proust, y que es la encargada de acometer el gran reto urbanístico de la ciudad para 2050. "En la actualidad es visitada por siete millones de turistas al año", me dice, "sabemos que ellos son nuestro mayor motor económico, y se merecen lo mejor". Pero como el vino, también los turistas parecen nacidos aquí, porque lo cierto es que !no se notan! Laruë-Charlus me explica que es el propio carácter de Burdeos él que se impone a las visitas. "El turista es en Burdeos un ciudadano más, ocasional, pero ciudadano", dice. Nada más llegar la ciudad lo amaestra. Y es verdad que las tiendas siguen siendo las de siempre, nada de souvenirs ni baratijas en las puertas. Todo el mundo mantiene su vida normal, una actividad tranquila de una ciudad de tamaño medio que ni siete millones de turistas alteran. Otro secreto: hay más bed&breakfast que plazas de hotel, y los impuestos que pagan son considerables. Todo está ordenado y reglamentado para que el turista llegue y se haga bordelés. Alain Juppé lo explica: "Burdeos es una ciudad de templanza, desde Montaigne esa sabiduría y ese equilibrio se transmite de una generación a otra. Es lo que ha permitido acoger a lo largo de los siglos y sin conflictos gentes de orígenes diversos. Sin caer en la autosatisfacción, yo creo que la mutación urbana, hecha además de acuerdo con sus habitantes, nos ha devuelto un cierto orgullo de vivir en una ciudad relajante, sociable y al mismo tiempo dinámica". 
Él abordó este cambio barrio por barrio, estableciendo grupos de trabajo en los que participaban los representantes de los vecinos y más de 66 arquitectos..."Estos proyectos unidos a la riqueza del patrimonio han permitido ver a Burdeos inscrita, en 2007, en el patrimonio mundial de la Unesco". 
Se conectaron las dos orillas del Garona con un nuevo puente, se peatonalizó el centro y se desarrollaron los barrios más excluidos de la orilla derecha. En 2016 Burdeos se situó en el segundo puesto de los destinos turísticos más apreciados según The New York Times. Y en 2017 encabezó la lista del Best in Travel de Lonely Planet como la mejor ciudad para visitar. ¿Y si él tuviera que explicar la ciudad, que lugar escogería? "Sin lugar a dudas, los muelles", contesta el alcalde. "Burdeos es una ciudad rica en lugares históricos, pero mi debilidad son los muelles", ese espacio que, a lo largo de más de cuatro kilómetros, permite admirar a la vez la potencia del río Garona y la majestad de las fachadas neoclásicas. Desde que se recuperaron se han convertido en el lugar de encuentro de los bordeleses. Yo suelo decir que los muelles son nuestro Guggenheim. Los españoles podéis muy bien entender esta referencia a Bilbao y al nuevo impulso que ese museo ha dado a la ciudad"...
Luisa Castro, escritora y directora del Instituto Cervantes de Burdeos. El País. El viajero, viernes, 7- 03-18 .

viernes, 9 de marzo de 2018

Irresistible Tristán e Isolda

Daniel Baremboim
Toda la historia de la ópera converge en Tristán e Isolda: la anterior apunta directamente hacia ella y la posterior brota irremediablemente de ella. Daniel Barenboim ha estrenado producciones de Jean-Pierre Ponnelle, Heiner Müller, Harry Kupfer, Stefan Bachmann y Patrice Chéreau, un hito difícil de emular. A nadie puede extrañar, pues, que haya afirmado en más de una ocasión  que ninguna obra le ha influido tanto como este drama musical wagneriano que ha logrado colarse por igual en el modernismo poético de La tierra baldía de T.S. Eliot, en el cine surrealista de Luis Buñuel (La edad de oro y Un perro ) o en las visiones apocalípticas de Lars Von Trier (Melancolía ). También parece difícil que otro director logre nunca dejar con él una huella tan duradera y tan profunda como la que ha ido forjando el argentino desde 1980...
El tenor que estrenó Tristán e Isolda en 1865 , Ludwig Schnorr - junto a su esposa Malvina, en el papel de la princesa irlandesa-, murió de forma misteriosa seis semanas después, a poco de cumplir 29 años. Dos grandes directores de la misma ópera, Félix Mottl -justo el día en que la dirigía por centésima vez- y Joseph Keilberth, sufrieron sendos infartos mortales en plena representación, en ambos casos en Múnich, la ciudad del estreno en 1865. Y hay testimonios de espectadores que, en los primeros años, habían de ser evacuados de la sala tras sufrir desmayos o vómitos. "Ya no es ni siquiera música", le confesó un día anonadado el director y compositor Bruno Walter al escritor Thomas Mann después de haberla dirigido. Es mucho más que eso: un Tristán e Isolda  vivido con intensidad remueve las entrañas...
Barenboim ha decidido repetir la soberbia pareja protagonista que tuvo en Parsifal, Anja Kampe y Andreas Schager, ambos hoy por hoy imbatibles. Ella compone vocal y psicológicamente una Isolda en permanente evolución: atormentada, perversa y vengativa  en el primer acto, anegada por el frenesí amoroso en el segundo y desgarrada por la muerte de Tristán pero suavizada al escuchar-solo ella- la música que emana del cadáver en el tercero...Otro tanto puede decirse de Andreas Schager cuya voz conserva su enorme calidad y su bellísimo timbre en todos los registros... Mientras Barenboim no se cansa de dirigir esta ópera en la Staatsoper de Berlín. Serán legión quienes quieran compartir con él esa "dicha suprema" que canta al final de la opera.
Luis Gago. Berlín. El País, martes 13 de febrero de 2018

jueves, 8 de marzo de 2018

La vida privada de Marcel Proust

Marcel Proust
Ve la luz en España Correspondencia.1914-1922 (La Uña Rota), que recoge las cartas de Marcel Proust a su editor, Jacques Rivière. Rivière, de la Nouvelle Revue Française, fue el primero que descubrió el valor de En busca del tiempo perdido cuando estaba aún en estado embrionario y Proust era considerado todavía un mundano cronista social. Es célebre el comienzo de la carta que el 7 de febrero de 1914 le escribió Proust a su editor Jacques Rivière: "!Al fin encuentro un lector que intuye que mi libro es una obra dogmática y una construcción!"Pero más importancia tiene quizás la misiva previa -la que motivó la respuesta de Proust-, que está perdida: en ella el editor, secretario de redacción de la Nouvelle Revue Française (el importante  entonces era él, no Proust) le insufló a Proust una confianza decisiva para la continuación de su inabarcable proyecto literario. También es conocida la carta que Rivière enviaría apenas dos meses después al editor Gaston Gallimard:"Haga cuanto pueda para hacerse con él: créame, más adelante será un honor haber publicado a Proust". Como recuerda Juan de Sola en el prólogo de esta Correspondencia (1914-1922). Proust, que había rebasado ya los cuarenta años, era entonces -principios de 1914- "un escritor considerado mundano y ligero" colaborador de Le Figaro, traductor esporádico, autor de un libro de discreta difusión (Los placeres y los días) y de otro que se había autoeditado y que era, aunque parezca increíble, Por el camino de Swann, es decir, el primer tomo de En busca del tiempo perdido.
Embarcado así pues en una obra que crecía y crecía sin un final a la vista, en 1914 Proust estaba todavía lleno de dudas. Y encerrado, enfermo, aislado. Aunque, según los estudiosos de su correspondencia, el autor fue consciente de la importancia de su proyecto a partir de 1909, el reconocimiento de Rivière habría de animarle a continuar. La correspondencia duró hasta la muerte del escritor, que ocurrió apenas dos años antes que la de Rivière, también prematura (murió a los 38 años). Aunque constituye una mínima parte de las 100.000 cartas que, según Philip Kolb, antólogo de su correspondencia, escribió a lo largo de su vida, esta correspondencia revela más que ninguna otra sobre el empeño artístico de Proust y sobre el ecosistema literario de su tiempo, con sus sorprendemente  contemporáneas miserias y grandezas. "Proust fue un corresponsal compulsivo, maníaco, que en muchos casos se sirvió de la carta como herramienta no ya complementaria, sino directamente sustitutiva de la conversación personal", señala De Sola, también traductor del volumen, en el prólogo. Ilustra esta manía proustiana con una anécdota : durante una época, aún viviendo con su madre, pero con horarios muy poco compatibles, el único intercambio entre ellos se producía "mediante cartas que se dejaban mutuamente en un jarrón de la sala de estar"...
En realidad , la enfermedad recorre toda la correspondencia como recorre su existencia, como es sabido, desde que el asma le impidió hacer vida normal... En las últimas cartas del volumen toman la palabra personas cercanas al escritor que se encargan de comunicar el deterioro final a su buen amigo y correspondiente. Entre ellas, Celeste Albaret (enfermera, amiga, ama de llaves y autora de Monsieur Proust,  que aquí publicó Capitán Swing) y el músico Reynaldo Hahn. Las cartas previas de Proust relatan, en fin, un verdadero combate para poder dejar su obra a punto para la posteridad.
Alberto Gordo. El Cultural, 23 - 2- 2018

miércoles, 7 de marzo de 2018

El mayo del 68 ahora

El 50º aniversario de mayo del 68 se aproxima a galope tendido. ¿Y si la celebración eludiera las posibles fanfarrias, los doctos estudios y los relatos de los antiguos luchadores? ¿Y si -aunque solo fuera por una noche, o una hora, o el tiempo que dura una ensoñación- acudiera a beber en las fuentes de la conmemoración, en la cascada de la impertinencia, la furia irónica y la fraternidad erudita que presidieron, hace cincuenta años, aquellas barricadas mágicas, aquellos anfiteatros rebeldes y aquellos días de locura completa en los que París recuperó una atmósfera de educación sentimental?
La insumisión dejaría de ser privativa de un partido y los inquilinos de la vieja izquierda, la de las ideas de plomo, se exiliarían, de manera definitiva, a Baden Baden.
Los socialistas se dedicarían más a los sueños que a presentar mociones.
Los zadistas (activistas para una ZAD, una Zona A Defender en sus siglas francesas) que ocupan Notre-Dame-des-Landes se convertirían en la protagonista de Zazie en el metro y de su no-aeropuerto se elevarían bengalas de esperanza. 
Los hombres y las mujeres dejarían de ir cada uno por su lado y los enamorados, las enamoradas y los amigos del deseo y la pasión arrojarían no cerdos, sino adoquines a los instigadores del nuevo orden moral que se nos viene encima. 
Explicaríamos a las feministas juramentadas que Catherine Deneuve, con sus películas, ha contribuido a aflojar el yugo de las mujeres más de lo que pueden ellas hacer jamás con sus artículos llenos de reprimendas y sus invitaciones a la delación.
Repartiríamos con un gran alborozo un libro rojo con fragmentos de Marivaux, una canción de Ronsard y la páginas más eróticas de En busca del tiempo perdido. 
Paul Ricoeur, resucitado, comprobaría que un hijo de mayo, discípulo suyo, parece haber adquirido el arte de hacer respirar a una sociedad.
El Parlamento ya no estaría en marcha, sino deambulando; se desviaría por caminos transversales y sin aduanas ideológicas: en él no sólo se leerían los informes del Tribunal de Cuentas, sino también Rimbaud, Baudelaire y Romain Gary...
Bernard-Henry Lévy.El País, domingo 25 de febrero de 2018

martes, 6 de marzo de 2018

La"Belle Époque" y sus placeres

Retrato  de  fin de  siglo. Exposición  en   la  Fundación Canal. La muestra cuenta cómo era la vida a finales del XIX a través de los carteles, entre ellos la colección completa de Toulouse-Lautrec.
Apenas si medía un metro y medio. Henry de Toulouse-Lautrec (1864- 1901), aristócrata hijo de conde, tenía una figura menuda, pero enormes ansias de vivir, de divertirse y una admirable capacidad de trabajo. En 20 años produjo más de mil pinturas y acuarelas, 5.000 dibujos y 370 litografías, entre ellas las imágenes que le darían mayor popularidad: sus carteles de la vida bohemia del París de fin de siglo. Solo hizo 32, pero esas imágenes se han repetido y multiplicado en tantos espacios que casi eclipsan  la importante obra de este artista postimpresionista.
Ahora, la Fundación Canal en colaboración con el Museo de Ixelles, inaugura la exposición Toulouse-Lautrec y los placeres de la vida, una muestra gratuita que estará abierta hasta el 6 de mayo, sobre Lautrec y otros cartelistas de su tiempo, como Alphonse Mucha, Jules Chéret, Stenlain y demás artistas que se movieron en el ambiente festivo de Montmartre y alrededores. La muestra consta de 65 carteles, la mitad son de Lautrec, y proceden del Museo de Ixelles, que conserva una de las dos únicas colecciones completas de carteles de este artista. La otra se guarda en la Biblioteca de París. La directora del museo belga y comisaria de la exposición, Claire Leblanc, señala que Toulouse -Lautrec es, al mismo tiempo, "observador y actor de un arte nuevo", y que se convirtió en el intérprete de un París frenético, de un mundo oscuro poblado  por aquellos que trasgreden los códigos. "Lautrec es testigo de ese mundo subterráneo de cabarets, cafés, burdeles, teatros alternativos, que representa sin tapujos y captura con sencillez y franqueza"....
Cristian Ruiz Orfila, director de arte de la fundación Canal, comenta que Toulouse -Lautrec es un enorme pintor sobre el que se han realizado multitud de exposiciones, por lo que ellos han intentado aportar una visión original sobre este artista. "Teniendo como fondo los carteles de Lautrec, lo que pretende esta exposición es tejer una historia, presentar y contar cómo era la Belle Époque, ese tiempo de cambios artísticos, literarios, de costumbres y hasta urbanísticos: un tiempo muy libre, de efervescencia y progreso técnico y social, en donde la vida bohemia es lo más recordado"...
J.M. Plaza.Papel. El Mundo, miércoles 7 de febrero de 2018

lunes, 5 de marzo de 2018

Una semana sin lunes

Noomi Rapace, multiplicada en la película de Netflix
En la industria audiovisual se conoce con el término anglosajón de pitch a aquella sesión en la que, con la mayor agilidad y poder de seducción posibles, un cineasta intenta venderle una idea a un productor. A todo cinéfilo de pro le puede resultar estremecedor saber que, en ocasiones, el factor determinante para que un producto se haga realidad o no depende de la eficacia del pitch. Un genio sin dotes comunicativas podría tener todos los números para morir sin estrenar, ni rodar. Siete hermanas, una coproducción de Gran Bretaña, Francia y Bélgica, tercer largometraje del noruego Tommy Wirkola, tiene toda la pinta de ser el tipo de película capaz de triunfar gracias a un buen pitch. Su premisa es bastante prometedora: en un futuro distópico donde se ha implantado la política del hijo único, un abuelo bautiza a sus siete nietas como los siete días de la semana. Solo podrán salir al exterior en la jornada que, por nombre, les corresponda, asumiendo la única identidad de su difunta madre. Todo va bien hasta que Lunes no vuelve a casa. Tras el planteamiento, acechan innumerables problemas de guión que la película intenta resolver a golpe tosco de apaño. La capacidad de sorpresa se agota a los escasos minutos y, a la postre, el único placer que proporciona es el de ver, en sus primeras escenas , a la actriz Noomi Rapace interactuando ágilmente con otras seis versiones de sí misma. Tras esa alquimia de talento interpretativo y truquería digital al servicio del juego dramático, Siete hermanas, con su sociedad donde los discursos oficiales camuflan un sórdido secreto, es tan previsible como se le presupone a un ejercicio de género que, antes de apostar por la coherente construcción de un universo, ha creído que superar un pitch era llegar a la meta.
J.C. El País, viernes 2 de marzo de 2018

domingo, 4 de marzo de 2018

Onfray, el filósofo superventas

Michel Onfray -el filósofo  más popular, el más mediático, el más detestado también y el más prolífico en la Francia del sigloXXI- lo deja caer en medio de la conversación,como si fuera lo más natural del mundo. "Este año publicaré mi centésimo libro"dijo el pasado domingo en la cafetería del hotel Normandy, en Deauville. Han leído bien: cien. Cien libros ya desde el primero en 1989, en la bibliografía del autor del Tratado de ateología, un autodidacta de 59 años alejado de los cenáculos intelectuales de París pero que contiúa la tradición tan francesa del intelectual comprometido con el debate público.. Se define como"socialista libertario, pero no liberal", con ideas alejadas de la centralidad política, pero con más lectores y seguidores que ningún otro intelectual vivo en Francia. Parece capaz de escribir de todo, y a una velocidad y con un éxito -si no siempre de crítica, sí de público- que muchos de sus colegas envidian. 
De Decadencia, el segundo volumen de la aún inconclusa trilogía Breve enciclopedia del mundo, ha vendido más de cien mil ejemplares. Sus cursos en la Universidad Popular de Caen -un centro gratuito formado hace 16 años para llevar la alta cultura a los franceses de a pie- congregan auditorios multitudinarios. La popularidad de Onfray es tan intensa como el rechazo que suscita. El presidente francés Emmanuel Macron, según le explico al novelista Philippe Besson, lo incluye en la categoría de autores que no le interesan porque "viven encerrados en viejos esquemas y miran el mundo de ayer con los ojos de ayer". Polemista, grafómano, reaccionario son algunos de los adjetivos que le han dedicado sus críticos.
La historiadora y especialista en psicoánalisis Élisabeth Roudinesco publicó en 2010 un libro, ¿Por qué tanto odio?, para rebatir el "panfleto trufado de errores y plagado de rumores" que Onfray dedicó a Freud. En 2016 el filósofo de izquierdas Alain Jugnon publicó Contra Onfray, en el que sostenía que Onfray, con quien hace años simpatizó, ya no era un pensador de izquierdas sino de derechas: "Un puritano hedonizante, un revolucionario dandizante, un banquero anarquizante", un filósofo que "decide no saber nada, no leer nada, no escribir nada, no vivir nada: vende libros e interviene en los medios".
Onfray que cita como referentes ideológicos a Proudhon, Orwell o Camus, cifra en "una quincena"los libros dedicados a atacarle. "Tengo éxito y esto es un pecado mayor. Además no soy parisiense. Mi padre era obrero agrícola. Mi madre, mujer de la limpieza. No fui a la Escuela Normal Superior (centro donde se forman las élites de Francia). No soy catedrático. No pertenezco a ninguna tribu. Me he hecho a partir de los libreros y los lectores", afirma.
Este año, el centro de convenciones de Deauville, en Normandía, acoge los cursos de la Universidad Popular de Caen. Donde el domingo disertó durante una hora -mas de 45 minutos de preguntas- ante mil personas sobre San Pablo y el origen de la civilizacion judeocristiana. Podría parecer un predicador americano, por la magnitud del local y la devoción del público, pero recuerda más a un maestro republicano que a un gurú.....
Marc Bassets. Deauville. El País, miércoles 28 de febrero de 2018

sábado, 3 de marzo de 2018

El nuevo sueño de Burdeos

Como con las personas, cuanto más se conoce una ciudad menos se puede decir de ella. Apresurémonos a contarla, ahora que Burdeos todavía es una incógnita. Lo primero es imaginarme a Leonor de Aquitania cuando entra en la catedral de Saint-André para casarse con Enrique II. Corre el sigloXII y con ese matrimonio Burdeos y toda Aquitania pasan a manos de Inglaterra, hasta  que al rey inglés, como les suele pasar, le sale una amante, y Leonor se desquita. Pero Burdeos será inglesa durante tres siglos. De esa época son los vestigios del castillo de Haut y la fortaleza Trompette, hoy completamente desaparecida. En su lugar se extiende la plaza de Quinconces, entregada al río Garona con dos columnas que simbolizan el poderío del comercio y la majestad de la navegación. Lo que no ha desaparecido nunca de esta ciudad francesa es su aire british y la vocación intelectual que impulsó la reina Leonor desde su corte a toda Europa. En esta ciudad vivió Montaigne en el siglo XVI, y desde el refugio de u castillo escribía sus Ensayos. En el XVIII, Montesquieu, otro vecino, se encargó de ordenar los principios de ls Ilustración, y toda la ciudad medieval se transformó en la más bella urbe neoclásica. A comienzos del XIX Goya terminó sus días aquí, cerrando una obra inspirada por la Ilustración y que anticipaba las vanguardias. Y en el siglo XX el premio Nobel de literatura François Mauriac realizó la síntesis perfecta de la ciudad, un concentrado exquisito de pasión y razón que, a poco que uno se detenga, se respira.
Pero lo que Burdeos nos muestra nada más llegar es su belleza. Una armonía casi celestial, una sinfonía de calles y casas dispuestas para sentir que la perfección existe. Si uno se mueve en bicicleta, verá acudir a sus ojos en algunas calles los nombres ingleses, alemanes y holandeses de familias de comerciantes y armadores protestantes que llegaron aquí atraídos por el intercambio comercial del puerto de Burdeos, el más importante de Francia en la época de la Revolución. En el Museo de Aquitania se puede visitar ese pasado portuario, empezando por la tumba de Michel de Montaigne, de madre española, y remontándose a la  prehistoria  y a los tiempos de Ausonio, el poeta latino y primer mandatario de la ciudad. 
Desde entonces cultura y vino han ido unidos en Burdeos. Y entre una cosa y la otra, el río. Por las orillas del Garona fluye una vida tranquila, que traslada su personalidad a los bordeleses, mansos en apariencia, con mar de fondo por dentro.
Hoy,en pleno siglo XXI, la ciudad vive su propia revolución sin despeinarse. 250.000 habitantes en el centro, un millón en la metrópoli, y un alcalde de lujo Alain Juppé (ocupó el cargo de primer ministro de Francia entre 1995 y 1997) que la ha dotado en estos últimos 15 años de un aire cosmopolita y plenamente contemporáneo. Los barrios históricos de Saint-Pierre, Saint-Michel y Les Chartrons son inexcusables. Pasear por ellos y descubrir sus mercados, sus tiendas de antigüedades y la multitud de nuevos locales con propuestas alternativas  es el placer diario de sus habitantes. La bicicleta es el mejor transporte y con ella se llega hasta la Cité du Vin Ciudad del vino, un hito de la arquitectura contemporánea -un proyecto del estudio XTU, de -Anouk Legendre y Nicolas Desmazières- donde uno puede perderse conociendo a fondo la enología de la región y, de paso del universo...
Luisa Castro, escritora y directora del Instituto Cervantes de Burdeos.
 El Viajero, El País, 2-03-18

viernes, 2 de marzo de 2018

Les Filles de Illighadad

Les Filles de Illighadad
De su guitarra salen riffs hipnóticos, frases musicales cortas que se repiten en bucle, sobre las que brota una polifonía de voces que hablan de amor, melancolía y religión. Es la propuesta musical de una joven tuareg, Fatou Seidi Ghali, líder de Les Filles de Illighadad. En su propuesta, la música folclórica del rincón de Níger donde le tocó nacer se fusiona con las sonoridades del blues en el continente africano. El grupo comienza hoy en Bilbao una gira por España que pasará por Oviedo, Vigo, Zarautz, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Huesca, Barcelona y Madrid, donde terminará el 9 de marzo. La vocalista y guitarrista presentará su primer disco de estudio, Eghass Malan, editado el pasado otoño  y producido por Christopher Kirkley, el musicólogo detrás del sello Sahel Sounds. El título responde a un intraducible término que hace referencia al número de camellos que incluye la dote de una futura esposa. El Illighadad que da nombre a la banda, de la que también forma parte Alamnou Akrouni, es un pueblo del desierto sin electricidad ni agua corriente, que adopta tonos rojos en las estaciones áridas y verdes durante la temporada de lluvias. "No tiene nada de original. Es un pueblo perdido en la maleza semidesértica, donde nuestras familias, todos ellos pastores nómadas, se ocupan del ganado. Tenemos una vida rural, centrada en cubrir las primeras necesidades: beber, comer y alimentar a los animales, en condiciones climáticas duras. Es una vida difícil, pura supervivencia...", explicaba Ghali a El País por teléfono la pasada semana desde la isla de Reunión. 
En su tradición, la guitarra eléctrica es un instrumento que las mujeres tienen casi prohibido. Suelen inclinarse por el tendé, nombre de un estilo tradicional y también de un instrumento de percusión fabricado con una membrana de piel de cabra sobre una caja de resonancia en la que se vuelca agua. "Con el tendé no hay problema. Al revés, los hombres se extasían cuando las mujeres lo tocan", afirma. "Lo difícil no fue tocar la guitarra, sino que los demás aceptaran que una mujer joven pudiera recorrer el mundo, subirse a un escenario y ganarse la vida con esto. En nuestra casa, eso no se hace", añade. 
Ghali se inició en la música desde muy pequeña, durante las jornadas que consagraba al pastoreo de su rebaño. Un amigo le prestó un takamba, pequeño laúd de una o dos cuerdas, del que no tardaría en sacar melodías. Más tarde, su hermano llegó a casa con una guitarra acústica. "Cuando estaba sola y nadie me escuchaba, la cogía y me marchaba a tocarla entre la maleza, trasponiendo las melodías que había aprendido antes con el takamba", recuerda.
 Mucho ha cambiado desde entonces. Les Filles de Illighadad  llevan meses de gira por el mundo, convertidas en un nuevo fenómeno de la música tuareg tras el que protagonizó Bombino. La cantante Leslie Feist las ha destacado como su último flechazo...
Álex Vicente. París. El País, miércoles 28 de febrero de 2018