miércoles, 21 de diciembre de 2022

O Son Do Camiño

O Son Do Camiño, la mayor cita musical de pago que  se celebra en Galicia, ya tiene fechas para su edición del 2023. Será el tercer fin de semana de junio, los días 15,16 y 17, y como viene siendo habitual se desarrollará en O Monte do Gozo. El festival que cuenta ya con tres ediciones celebradas, batió récords el año pasado reuniendo a 42.000 personas al día en Santiago. Ello fue posible gracias al cartel en el que se combinaban artistas como Chemical Brothers, Anuel AA, Liam Gallagher, Dani Martin, C, Tangana y Rigoberta Bandini entre otros.

Por ahora no se adelantado ninguno de los artistas de 2023,ni tampoco se indica cuándo las entradas  saldrán a la venta. Todo apunta a que ello tendrá lugar en el primer trimestre de 2023.

La Voz de Galicia.es 19 de diciembre de 2022.

O Son Do Camiño 2023 pone a la venta sus entradas con el cartel todavía en blanco. La organización lanza el "abono fiel" para quienes sepan que van a asistir al festival independientemente de los artistas que se confirmen más adelante.

La tradicional pelea en la cola virtual por hacerse con uno de los codiciados abonos de tres días para O Son Do Camiño viene con novedades para 2023 Y es que para esta edición, a diferencia de las anteriores, los miles de fieles al festival tendrán que comprar sus entradas a ciegas. La organización pondrá el miércoles 20, a las 13 horas, a la venta los abonos, sin haber desvelado ningún artista de los que compondrán el cartel.

 Faro de Vigo.es, 20 de diciembre de 2022.

Con esta noticia musical cerramos el espacio dedicado al Camino de Santiago durante estos dos años xacobeos. Y nos despedimos hasta enero. Leer y tejer desea a sus lectores "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo".

martes, 20 de diciembre de 2022

Pintura belga más allá de René Magritte

Théo Van Rysselberghe, Té en el jardín, 1901

Al margen del surrealista René Magritte y algún simbolista, la tradición pictórica belga moderna es poco conocida en nuestro país, aunque la situación geopolítica de Bruselas con sus viajes de ida y vuelta a París, facilitó que se convirtiera en una ciudad destacada en Europa durante el periodo vanguardista. Esta exposición comisariada por Claire Leblanc, directora del Musée de Ixelles de Bruselas ahora en remodelación, nos acerca casi ochenta obras de media docena de pintores para revisar un siglo, desde 1860, en correspondencia con la cronología del museo anfitrión, planteando en último término acentos característicos entre los belgas.

El recorrido comienza en la Sala Noble de la planta primera, con telas que recuerdan el romanticismo como el primer movimiento tras la independencia de Bélgica de los Países Bajos en 1830. Aquí se presenta la importancia del influjo de Courbet tras su exposición en Bruselas en 1851, en paisajes de ricos empastados como los Hyppolyte Boudenger, frenta a la pintura más fluida de los franceses de Barbizon. Junto a ellos un realismo social con sello propio, como Contastin Meunier y Eugène Laermans.

Ya en la sala habitual de exposiciones en la tercera planta, se abordan los diversos movimientos, alentados por Octave Mans, abogado y crítico de arte que fomentó la fundación de Les XX y La libre Esthétique, en cuyos salones expusieron, lo más grandes de los impresionistas franceses, beneficiados de un floreciente mercado mantenido por una potente burguesía al frente de la revolución industrial.

A través de paisajes y retratos de mujeres de estilo impresionista como Mujer en un interior, 1866, de Guillaume van Strydonck, llegamos a la peculiar absorción del puntillismo de Seurat con obras muy potentes, como la gran tela de Théo Van Rysselberghe, Té en el jardín, 1901, que representa a tres mujeres, la poeta belga, Marie Closset, conocida bajo el seudónimo de Jean Dominique, y la cantante Laura Flé junto a la mujer del pintor. También interesante es Dunas al sol, h. 1903, de Anna Boch, la única integrante del grupo vanguardista los XX, que en su vertiente de coleccionista también fue la única que le compró un cuadro a Vincent Van Gogh en vida..

La propuesta de los nabis tuvo un representante muy original en Georges Lemmen. Así como el fauvismo, en el que destaca Jos Albert con El gran interior, 1914. En cambio está infrarrepresentado el importante art nouveau capitaneado por Henri van de Velve y Victor Horta en Bruselas, aquí con una sola tela sobre el ideal andrógino...

El festín final llega con los surrealistas Paul Delvaux y Magritte, en sus inicios muy influidos por De Chirico, junto a Gustave De Smet que, con sus distintas plantas, apunta a la sobresaliente tradición de arte gráfico en Bélgica.

Rocío de la Villa. El Cultural, 9-12-2022.

lunes, 19 de diciembre de 2022

El viaje a París de la señora Harris

Desde Todo o nada hasta Mr.Turner, pasando por Another Year o Vera Drake, la gran actriz Lesley Manville ha ido dejando rastros inolvidables en decenas de personajes secundarios del cine inglés. Tras su nominación al Oscar por El hilo invisible (donde interpretaba a la rígida hermana de Daniel Day Lewis) Manville merecía un papel protagonista y El viaje a París de la señora Harris pudo haber sido esa gran encarnación. Lamentablemente, a pesar del talento de la intérprete, la cosa se ha quedado muy por debajo de las expectativas; un vehículo con el motor gripado, blando y sin brillo.

La película cuenta las desventuras cotidianas de una limpiadora solitaria en el Londres de los 50. Viuda, resignada pero soñadora, decide ahorrar las 500 libras que le costaría ir a a París para comprarse un vestido de Dior. Tras perder el dinero en una carrera de galgos y recuperarlo con la llegada de una imprevista pensión de viudedad, llega el viaje tan anhelado por "la criada que soñaba con el más hermoso vestido del mundo". Lo que parecía  una nueva revisión desangelada de la máxima rilkiana que descarta la victoria y solo aspira a resistir, acaba en un discurso algo tontorrón sobre la fe en el destino. "Hoy es mi día de suerte", el ingenuo mantra de la protagonista.

Y ya todo son tópicos amables y adormecedores en una suerte de comercial colorido de la historia de la marca parisina, con atardeceres junto al Sena, la torre Eiffel, Notre Dame, apartamentos en Montmartre al pie de Sacré-Coeur y ¡guiños a Sartre! ¡Horreur!

Hablando de tópicos, por ahí anda también, haciendo caja, la actriz Isabelle Hupert, en su enésimo papel, a piñón fijo, de estirada mandona; una gestora repelente de la artesanal casa Dior que arruga la naricilla al ver a la proletaria Manville cambiando de clase, por un segundo, vestida de princesa otoñal.

Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, viernes 9 de diciembre de 2022.

domingo, 18 de diciembre de 2022

Gallimard, la fábrica de premios Nobel

Antoine Gallimard, actual patrón de la editorial.
Las letras francesas, pese a los cíclicos lamentos sobre un pasado mejor y la nostalgia de las épocas de los Sartre y Camus, de los Proust o de los Balzac y Flaubert, viven una nueva edad de oro. Francia puede exhibir tres premios Nobel en los últimos 15 años. Tiene autores que crean sensación con cada nueva novela como Michel Houellebecq o Emmanuel Carrère. Y es todavía la cuna de modas literarias como la autoficción. No está mal para un país que siempre se mueve entre el orgullo nacional y la sensación de declive inexorable. 

Francia tiene además una institución  única en la cultura contemporánea, una editorial centenaria, independiente y familiar que puede jactarse de haber publicado 43 (o 44, si se cuenta Jean-Paul Sartre, que lo rechazó) premios Nobel desde que Gaston Gallimard la fundó en 1911. El último Annie Ernaux la autora de El lugar o Pura Pasión, premiada por la Academia Sueca "por la valentía y la precisión clínica con la desvela las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas a la memoria personal...

Unos días después de anunciarse el premio a Ernaux, en octubre, Antoine Gallimard -nieto de Gaston- y actual patrón de Gallimard y de Madrigall, el grupo editorial en el que se integra- enumeraba en una vieja sala de la sede editorial, uno a uno, todos los premios Nobel de literatura publicados por su sello. Empezó por Rabrindanath Tagore (1913). Citó a Pirandello, a Faulkner, a Hemingway, a Camus o Pasternak...Y terminó con los más recientes franceses Le Clézio y Modiano (2008 y2014, respectivamente), con el austríaco afincado en Francia Peter Handke (2019) y con Ernaux. 

"No he hecho más que seguir el rastro maravillosamente trazado por mi abuelo y por André Gide y otros", dijo Gallimard (París, 75 años) durante una conversación de una hora y media con periodistas europeos. Cuando se le pidió que precisase cuál era el rastro que su abuelo y Gide, pieza maestra en las primeras décadas de Gallimard y Nobel en 1947, el anfitrión respondió: "No hacen falta mil discursos: la literatura está por encima de todo y está en todo".

La "literatura por encima de todo" significa también , que se sitúa por encima de la política". Es un debate recurrente con autores que han intervenido en el debate público, que han ejercido el papel -muy francés-del intelctual: Céline, Sartre, Handke... Ernaux sigue la tradición sartiana del intelectual de izquierda, se le han reprochado sus posiciones públicas, al justificar por ejemplo la violencia de los chalecos amarillos o apoyar campañas de boicot a Israel. "No publicamos a políticos, publicamos a escritores susceptibles de hacer política. Publicamos a Ernaux, mujer de izquierdas, no porque sea feminista, sino porque es una gran escritora, porque creemos en su literatura".

 Antoine Gallimard, el patrón del sello, se bate contra las ambiciones de concentración editorial en el sector por parte del magnate Vincent Bolloré y el grupo Vivendi, ahora bajo la lupa de las autoridades de la competencia en Bruselas. Pero en el terreno de la literatura más literaria es él quien tiene el patrimonio o casi,

"Ya me gustaría", sonríe el editor. Y se pone serio: "No, no. Mi preocupación es hacer siempre como si la casa empezase de nuevo". Y afirma: "Somos una pequeña editorial. Lo reivindico. Somos hijos de artesanos, vendemos libros". "No somos el Louvre de la edición, me gustaría ser también una joven  galería contemporánea: para mí es importante ser el primero en descubrir  un talento nuevo". Y cita a la escritora venezolana Karina Sainz Borgo. En otro momento de la conversación, lamentará que Javier Marías no hubiese obtenido el Nobel antes de morir.

Marc Bassets. París. El País, domingo 4 de diciembre de 2022.

sábado, 17 de diciembre de 2022

El misterio de las novias del Mont Blanc

Retrato de Marie Paradis

El gran asunto del alpinismo, su mayor misterio, no tiene que ver con montañas sino con personas. En las motivaciones de sus actores y actrices encontramos casi toda la base épica y literaria de una actividad tan fácil de explicar como complicada de entender. Aunque a veces no haya nada que explicar porque la motivación resulta obvia y pública. 

Fue el caso de Marie Paradis, la primera mujer que escaló el Mont Blanc (4.810 metros): no esgrimió argumentos científicos o curiosidad alguna por descubrir el misterio de las alturas. Su motivación fue absolutamente prosaica y de hecho, se puede decir que fue el primer caso de mercadotecnia fundado en el alpinismo. Sencillamente, Marie Paradis sumó dos y dos y se dijo que si se hacía famosa, podría ganarse mejor la vida sirviendo comidas en Chamonix. Necesitaba salir de la pobreza. No sabía leer ni escribir. También fue de las primeras personas ajenas a las élites burguesas y aristocráticas en pisar el Mont Blanc, iniciativa alentada por los guías de montaña locales que se empeñaron en que el pueblo llano participase de la aventura de las cimas.

En 1786, el guía Jacque Balmat y el médico Michel Paccard conquistaron el Mont Blanc, pero en 1808 la alta montaña seguía siendo un espacio misterioso y tenebroso para cualquiera que no fuese Balmat, quien seguía guiando hasta lo más alto a aristócratas suizos e ingleses. Habían pasado 22 años desde su sonada conquista, pero la cima del Mont Blanc a penas había conocido una veintena de ascensiones.

Los relatos de la época difieren: unos dicen que fue Balmat quien insistió  a Marie Paradis para que se midiese a la montaña, pero en un relato del escritor Alejandro Dumas (autor de Los tres mosqueteros) se refiere que fue ella quien salió al paso del guía para pedirle hueco en la expedición que lideraba guiando a cinco varones, todos habitantes de Chamonix. Paradis tenía 30 años y trabajaba como posadera. Deseaba una vida mejor lo que explica su valentía, impropia de la época.

La excursión duró tres días y fue un calvario para Marie Paradis: en las cercanías de la cumbre, el mal de altura afectó severamente a la joven, vestida con falda como marcaban los cánones estéticos y púdicos del momento. Paradis resbalaba, jadeaba y sufría tanto que en un momento pedirá que la tiren "al fondo de una grieta y que cada cual se marche donde le plazca". Pero nadie la abandona: Balmat y el resto de sus acompañantes tiran de ella, la empujan, y se relevan para sujetarla ladera arriba. "Sentí mis piernas desfallecer y le pedí a Balmat que aminorase la marcha, como si fuese a él a quien le faltase el aire", escribe Dumas tras entrevistarla. Algunos relatos llegan a firmar que alcanzó la cima (el 14 de julio) a lomos de sus acompañantes; otros, en cambio, aseguran que fue capaz de plantarse en lo más alto `por sí misma. Todos felices en el punto más elevado, ríen y le ofrecen toda la extensión que alcancen sus ojos como dote.

De regreso, Chamonix celebra su gesta y la heroína se traslada a una casa donde, desde entonces, cocinará para dar de cenar a todas las expediciones que regresan del Mont Blanc. Con todo la historia del alpinismo encuentra dificultades para reconocer a Marie Paradis como  la primera alpinista. No se discuten los hechos sino las motivaciones. Y esto explica que las crónicas se inclinen por señalar a Henritte d'Angeville como la primera alpinista pura: fue la segunda mujer que pisó la cima del techo de Europa, 30 años después de que lo hiciese Paradis.

Las diferencias son enormes. Aristócrata soltera y sin hijos, D'Angeville sufrió un verdadero flechazo la primera vez que divisó la blancura del Mont Blanc, disparando la necesidad de pisar un día sus laderas...

Óscar Gogorza. El País, 9 de noviembre de 2022

viernes, 16 de diciembre de 2022

El tsunami escénico de Olivier Dubois

No apta
 para la mojigatería (ni escénica ni moral), se puede afirmar sin reparo que Tragédie (Tragedia), la obra que Olivier Dubois de 50 años, estrenó en 2012 en el festival de Aviñón, es hoy un espectáculo de culto. Lo es 10 años después y lo fue casi al instante de sus primeras veces. Un verdadero tsunami escénico, desparrame de inteligencia y desafío en cada una de sus múltiples manifestaciones, que se verá en una renovada versión (Tragédie, New Edit) desde mañana hasta el domingo en los Teatros del Canal de Madrid. Todo un dispendio de capas y capas de apariencia y significado sorprendentes. "En mi cabeza no está la interacción de provocar y me molesta si se piensa que quiero que la gente se sienta incómoda. Es solo la idea de llegar al límite para entender lo que hago. No me importa la audencia", cuenta el coreógrafo francés en una entrevista por videollamada. "Además es la única manera de no fallar", añade . "Si quisiera engañar a la gente y viera cómo alguien se levanta y abandona la función, entonces me dolería y habría fracasado. No pensar en la audiencia también es mostrar respeto por ella".

Se refiere el creador al pequeño reducto de personas que abandona el teatro, generalmente durante la primera media hora del espectáculo. Ocurrió cuando Tragédie se vio en los Teatros del Canal en 2015, dentro del Festival Internacional Madrid en Danza, y en casi cada una de las plazas que pisó durante años desde 2012, con las entradas agotadas. En 2014 se vio también en el Teatro Central de Sevilla. Como si esas sombras que se alejan en la penumbra del patio de butacas fueran parte de la propia coreografía. "La gente tampoco se marcha en desbandada, puede ser el 1%, pero lo entiendo, es lógico y también saludable. Hablamos de arte y uno acepta que los demás se quieran quedar o irse. Pero no voy a cambiarlo por ellos".

Lo que ha cambiado en esta nueva versión de Tragédie, "los detalles, y todo está en los detalles", aclara, se ha hecho para actualizar el cómo y el por qué de un discurso que, de algun modo, sigue irremediablemente vigente: esa búsqueda de la felicidad a través de la tragedia de ser humano. "En la primera versión sentí que había una separación de género (nueve bailarines y nueve bailarinas), y he necesitado romper con lo binario. De aquellos primeros 18 intérpretes de 2012 quedan 6, los 12 restantes son nuevos y tienen una edad entre los 19 y los 62 años. También hay nuevos ajustes en el sonido, en la iluminación...".

Cuenta Dubois que dejó de montar Tragédie por un par de razones. La primera, que ya no dirigía el Ballet du Nord, colectivo con el que la llevó por medio mundo. La segunda, por una especie de respiro existencial y artístico. "Mucha gente me pedía la obra y me negaba, tanto tiempo con ella... Este año he sentido que el silencio llegaba a su fin , pero en esta década han pasado muchas cosas y tenía que cuestionarla para que pueda seguir hablando del presente  y del mañana de la humanidad"...

Mercedes l. Caballero. Madrid. El País, jueves 15 de diciembre de 2023.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Los otros textos de Proust

El 18 de noviembre de 1922l la salud del escritor Marcel Proust empeoró de forma irreversible. Tenía 51 años y padecía asma desde los 10. Su sirvienta y secretaria, Céleste Albaret, avisó a un médico y al hermano del escritor, Robert, profesor de cirugía. "Le dije al doctor que había que ponerle una inyección y me respondió que cómo lo haríamos, ya que no resistía más inyecciones. Había que ponérsela en la cadera y cuando me acerqué y levanté la esquina de la colcha me agarró la muñeca y gimió: "Ay, Céleste". Y con ese grito y su cara me dijo que le estaba traicionando, que por encima de todo no debía dejar que le sometieran a esos tratamientos que los doctores imponían a los moribundos para mantenerlos con vida media hora más, que aquello era horrible", relató Albaret en las 70 horas de entrevistas grabada que mantuvo con Georges Belmont décadas después. 

Proust había logrado en 1922 poner fin a En busca del tiempo perdido, la gran obra que le convertiría en uno de los grandes novelistas de la historia de la literatura, cuyas dos últimas entregas serían publicadas de forma póstuma. El escritor de la Belle Époque, gran enemigo de la corriente crítica que ahondaba en la vida de los autores, había dado instrucciones claras para que sus cartas desaparecieran, pero a mediados de los años cincuenta el académico Philip Kolb emprendió la ingente tarea de ordenar y publicar su correspondencia en 21 volúmenes. Ahora coincidiendo con el centenario de su fallecimiento, el sello Acantilado ha publicado Cartas escogidas, (1888-1922), una versión editada, prologada y anotada por Estela Ocampo, con traducción de José Monreal, que incluye casi 700 epístolas, de las más de 6.000 conservadas. "La ordenación temática de su correspondencia no se había hecho nunca", destaca Ocampo, y apunta a que el nuevo volumen se marcó como objetivo acercar al lector la voz de Proust y crear una cartografía de su pensamiento". Los bloques -con las cartas ordenadas en cada uno de ellos cronológicamente y sin profusión de notas para no interrumpir la lectura- cubren el mundo sentimental de Proust, sus incursiones en la historia y la sociología, su vida de puertas adentro, sus opiniones sobre el arte y la valoración que hizo de su propia obra. (...)

La voz del autor surge de estas conversaciones epistolares con frescura, y en esto Ocampo coincide con Bernard Fallois, cuyas ágiles reflexiones sobre el lugar que ocupa Proust y su novela ocupan quedan recogidas en el volumen recientemente publicado Siete conferencias sobre Marcel Proust (Ediciones del Subsuelo, traducción de Lluís María Todó)... De Fallois fue quien descubrió el manuscrito de Contre Sainte-Beuve, el texto que Proust dedicó al crítico eminente de su época, en el que desmontaba la aproximación a la obra de un autor a partir de su biografía. Este es uno de los textos que Mauro Armiño recoge en otra de las novedades que han llegado con el centenario, Escribir. Escritos sobre arte y literatura (Páginas de Espuma). Destaca entre las novedades editoriales: Marcel Proust (Paidós) de Roland Barthes. El volumen reúne los textos que el semiólogo dedicó al gran novelista, artículos, charlas, fichas y una fantástica selección de fotos de época con las anotaciones que le hizo Barthes.

Andrea Aguilar. Babelia. El País, sábado 12 de noviembre de 2022.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El relato Xacobeo de Alfonso Sucasas

Obras del pintor en el Museo das Peregrinacións. Paco Rodríguez
Santiago peregrino, Sevillana en Compostela, Brigitte no Monte do Gozo, Adán e Eva... Son algunas de las obras que Alfonso Sucasas (Lalín, 1940-Vila de Cruces, 2012) pintó en 1992 y 1993 posando su particular mirada en el fenómeno xacobeo. Ahora, tres décadas después, el Museo de las peregrinaciones y de Santiago reúne más de medio ciento de piezas de esa serie del artista en una exposición que podrá visitarse hasta el 23 de abril. "A Sucasas le interesó siempre el tema del Camino y, en ese sentido, fue un visionario", resalta la comisaria Pilar Corredoira recordando que por aquel entonces la dimensión de fenómeno xacobeo era muy diferente a la actual.

Alfonso Sucasas, Camino y mitología está conformada por 18 óleos sobre lienzo de grandes dimensiones qu están acompañados de dibujos y bosquejos. Se trata de piezas tanto propiedad de la Xunta adquiridas en el año 93, como de colecciones privadas. Aunque parte de ellas conformaron ya una muestra en ese año santo de hace tres décadas, ésta "es la primera vez que se aborda todo el trabajo de manera compacta, coherente, explicando todo el proceso de trabajo y el momento histórico en que las pinta", detalla en la comisaría. Precisamente el hecho de contar con los bosquejos y los dibujos, acompañados en algunos casos de anotaciones, nos permite ver el proceso creativo y aquello que fue modificando hasta la obra final.

La exposición con la que la Xunta cierra la programación del doble año santo en el Museo de las Peregrinaciones está distribuida en dos pisos y recibe al visitante con el tríptico de grandes dimensiones de Adán y Eva. La comisaria destaca que, en esta serie entorno al fenómeno  Xacobeo, Sucasas "recupera los temas compostelanos religiosos y retoma, desde su propio lenguaje, otros asuntos de tradición católica que ya trataron otros artistas". De este modo, conviven obras como Santiago peregrino, San Miguel, San Xurxo y el Tríptico de los peces -era una de las preferidas del pintor, indica Corredoira- con Pecados capitales y otras vinculadas a momentos cotidianos y más lúdicos de las gentes que peregrinan, como Brigitte en el Monte del Gozo y Sevillana en Compostela. La exposición se completa con un audiovisual en el que se recogen declaraciones del pintor así como alguna pieza de épocas anteriores cuando el pintor ya mostraba el interés por estos temas xacobeos.

"Hay muy pocos artistas que hayan tratado el Camino del modo en que lo hizo Sucasas. El es el único que lo abordó desde un lenguaje tan personal, poniendo a disposición del tema todo lo que es su vocabulario plástico, su estilo. Lo que venía haciendo lo trapasa a la historia del Camino", explica Pilar Corredoira. En este sentido, apunta que emplea su paleta habitual de colores, en la que mandan los ocres, verdosos y grises. Pero eso, deja claro la comisaria, no significa que no haya diferencias con el resto de los trabajos, "Tienen unas características distintas. El pintor les da una transcendencia histórica. Se nota en el modo en que las aborda, seguramente son mucho más estáticas con un afán de permanencia, que creo que lo consiguió"...

M.G.Iglesias. Santiago. La voz de Galicia , sábado 10 de diciembre de 2022.

martes, 13 de diciembre de 2022

Cuando la cámara entra en el taller

Lucien Freud. A self Portrait
Llega la sexta edición del Dart Festival, de cine documental sobre arte contemporáneo, con una completa programación presencial en varios cines de Barcelona y online en Filmin. Hasta el 11 de diciembre, veintitrés documentales -doce estrenos en España- entre los que destacan tres nombres internacionales. El primero de ellos, Lucien Freud (Berlín, 1922-Londres, 2011) a punto de celebrar su centenario  y de inaugurar su retrospectiva en el Thyssen. Dirigido por un acreditado documentalista de exposiciones, A Self Portrait se centra en la celebrada en la la Royal Academy de Londres en 2019, dedicada a los autorretratos de uno de los grandes pintores europeos de la historia, como lo define Tim Marlow, entonces director de la institución (...)

De un tono muy distinto es el emocionante retrato que el escritor y director Alain Fleischer traza de Christian Boltanski (París, 1944-2021) en J'ai retrouvé Christian B. Un rodaje de 50 años que empieza en Paris en 1969 con el director siguiendo los pasos de su amigo un artista todavía desconocido que recoge hojas secas del suelo para sus obras. De ahí al suburbio de Malakoff en las afueras de París, donde fija su estudio y donde trabaja, casi siempre solo, agachado, como un niño que juega, dice su amigo y director de la película. En la primera parte del documental la voz del director narrador es casi la única. B. camina, recorta, apila cajas , organiza ropa... En la segunda mitad escuchamos a un Boltanski más maduro en algunas entrevistas  y charlando con el historiador del arte Georges Didi-Huberman. Sobrecoge la filmación de algunos de los memoriales de B.: Personnes en el Grand Palais (2010), en la Bienal de Venecia (2011), rodeados de gente y con una gran rotativa de nacimientos y muerte. Con Suizos muertos en el Pompidou (2019) se cierra el círculo. Conmovidos y cautivados encontramos a B.

En el documental sobre la pintora Leonora Carrington (1917-2011) que recupera el Dart Festival son los dos hijos de la artista, Gabriel y Paul Weisz los que, junto a quienes la conocieron  (como la escritora Elena Poniatowska) nos la presentan hilvanando su vida con cuidado (...)

Paula Achiaga. El Cultural, 25-11-2022.

lunes, 12 de diciembre de 2022

No hay realismo sin imaginación

Imagen de Tori et Lokita
"Tori y Lokita". Los hermanos Dardenne, comprometidos con los desheredados y los invisibles, regresan a su mejor cine tras la decepción que nos trajo su anterior filme, El joven Ahmed. Tori y Lokita nos devuelve al momento más vigoroso de los creadores de Rosetta -la primera aparición de una maravillosa Émilie Dequenne- El hijo, El niño de la bicicleta, El silencio de Lorna o Dos días, una noche. El amor de los cineastas belgas por los perdedores -niños, adolescentes, parados o inmigrantes- se prolonga en estos dos jóvenes africanos apátridas, perdidos en la jungla de la civilización del bienestar. Su hogar es la amistad, la hermandad y la solidaridad, selladas cuando se conocieron en un terrible viaje donde la chica adolescente salvó la vida del niño.

Lokita, de 16 años y Tori, de 11, se buscan la vida en Lieja, sin otra ayuda que su indisoluble vínculo, esperando los papeles que legalicen su situación; haciéndose pasar por hermanos, a merced de la burocracia y de las mafias que los explotan. "No hay realismo sin imaginación", dijo alguien que no conseguimos recordar y de eso encontramos mucho aquí, con todos los pequeños detalles tiernos y duros de la vida cotidiana de la pequeña pareja -¡esa canción que cantan ingenuamente en el karaoke, que no es otra cosa que la crónica de su propia existencia!-, expuestos con la sabiduría y la paciencia del que sabe mirar y escuchar. La intimidad de la miseria es puro lirismo  en las pequeñas cosas de la supervivencia diaria de estos niños.

Los Dardenne han encontrado oro puro en los dos chicos debutantes del filme. Pero la película no sería nada sin la mano maestra y firme de los directores, dignos herederos del Bresson de Mouchette, el Ken Loach de Kes, el Pialat de A nuestros amores, el Truffaut de Los 400 golpes, el Rossellini de Alemania año cero...

A pesar de un final aparentemente despiadado, la sensación agridulce de esta película nos acompañará mucho tiempo. Estamos ante una obra de utilidad y belleza  infinitas.

Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia,, sábado, 12 de noviembre de 2022.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Noche de ópera en Praga

Dando tumbos por Europa, había acabado en Praga. Se conmemoraba el aniversario de la Revolución Rusa y en lo que entonces era la Checoslovaquia comunista se veían por todas partes banderas rojas con lemas que el blanco de la nieve hacía destacar aún más. Era la década de los ochenta, pero el tiempo parecía haberse detenido en un mundo de novela de Le Carré. Praga era entonces hermosa, austera y tristona. Quizás una de cada cinco personas vestía uniforme, ya fuesen militares, policías o grupos escolares. Entonces había poco turismo y menos en aquella época del año...Cada día encontraba una razón para prolongar mi estancia un día más. El caso es que el visado que había conseguido con tanta dificultad en Viena era solo para tres días, y llevaba ya cinco allí. Fue entonces cuando vi un cartel que anunciaba para la noche siguiente La flauta mágica de Mozart en el Teatro Nacional. Y caí en la tentación de quedarme una noche más.

En el Teatro Nacional ya no había entradas a la venta. Unas estudiantes me explicaron que se agotaban nada más salir. Hablábamos alemán, pero el suyo era todavía más limitado que el mío. Cuando pasamos al francés sacaron la conclusión de que yo mismo era francés, y entusiasmadas, fueron a buscar a su profesor que estaba por allí. Era un anciano caballero que hablaba con la lenta solemnidad de un poema de Victor Hugo. Me dijo que había estado en París de joven  y que nunca lo había olvidado. "Yo amo a su país", me dijo, casi emocionado. Así que me pareció una crueldad desengañarle y hablamos de la ciudad-luz unos minutos: de las Tullerías, de las orillas del Sena y la vista desde Montmartre. Entonces me di cuenta de que yo también amaba París. "Espere un momento", me dijo. Y volvió enseguida con una entrada para mí, que imagino habría quitado al menos melómano de sus estudiantes. Al entregármela, susurró por lo bajo "Vive la France".

La función era en checo y había allí muchos niños de los colegios que se reían con los chistes, algo que no he visto nunca en una representación de La flauta mágica... Cuando terminó la función busqué con la mirada al viejo profesor de francés y sus estudiantes, pero ya no los vi. Afuera había empezado a nevar, y volví al hotel como en un sueño, envuelto en el confeti de la nieve y tarareando el dueto de Papageno y Papagena. Cuando pedí la llave en recepción el portero de noche encontró en el casillero una nota para mí. Me la tradujo: mi visado había expirado y la policía había sido informada por el hotel. Si no abandonaba el país a la mañana siguiente irían a buscarme para acompañarme a la estación.

A la mañana siguiente hice la maleta y me fui del hotel. Había dejado de nevar y la luz presentaba el tono sepia de una postal antigua. Viajaba solo en el compartimento del tren que me llevaba a Viena. Y a través de las ventanillas lo último que vi fueron mis huellas derritiéndose en el hielo del andén

Miguel Anxo Murado. La voz de Galicia, domingo 11 de diciembre de 2022

viernes, 9 de diciembre de 2022

Fama y Molière, encuentro en La Abadía

Hacía años que Yayo Cáceres y Álvaro Tato tenían pendiente un homenaje a Molière, el genio francés de la novela. Ambos consideraban que todos aquellos que se dedican al humor teatral estaban en deuda con el autor que mejor supo iluminar  el alma humana a través del ingenio, la audacia y la inteligencia. Por eso, este año, cuando se cumple el cuarto centenario de su nacimiento, y bajo la producción de Ay Teatro y Emilia Yagüe, estrenan en La Abadía , Vive Molière, una comedia en verso escrita por Tato, dirigida por Cáceres e interpretada por Kevin de la Rosa. Juan de Vera, Marta Estal, Laura Ferrer y Mario Portillo. La obra parte de varias de las escenas más representativas del poliédrico teatro del autor galo para mostrar sus principales facetas en un panorama festivo de todos los "molières", desde el lúdico hasta el desengañado, desde el popular al cortesano, desde la farsa desopilante de La escuela de los maridos o El burgués gentilhombre hasta la tragicomedia amarga de El misántropo, pasando por la aguda parodia de El avaro o la ácida crítica de Don Juan y Tartufo.

"Cuatro siglos después, su humor sigue iluminando nuestra conciencia, nuestras costumbres y conductas como personas y como ciudadanos. De la risa surge la crítica y, por tanto, la posibilidad de cambio. Molière, como todos los verdaderos clásicos, es siempre contemporáneo porque a través de personajes y escenas inolvidables formula nuestras grandes preguntas", explica a El Cultural Tato, que acaba de estrenar en la Bienal de Sevilla Nocturna y Arquitectura del insomnio.

En la trama de Vive Molière, la diosa Fama decide bajar a la Tierra en busca de un ser humano para casarse. Entonces sus criados leales (Mito, Dato y Chisme) le hablan de Molière y le invitan a París. A partir de ese momento viene Fama en su búsqueda y vamos viendo la obra de Molière, además de su lado más humano. Sus temores, sus dudas, sus frustraciones y, evindetemente, su éxito aún vigente.

Según Yayo Cáceres, nos encontraremos ante un teatro inmersivo en el que el espectador está invitado a imaginar: "A hacer teatro en el sentido más juguetón de la palabra y otorgar la mayor libertada a los actores. Una de mis máximas es "entrar a la sala de ensayo a dirigir y salir dirigido". Hacerle caso al espectáculo una vez que comienza a estar en pie y acompañarlo poniendo por delante lo que el montaje necesita". Para Cáceres, Molière nos recuerda que debemos ser honestos intelectualmente, reírnos de nosotros mismos y de todo lo que incomode: "Proceder bien, ser leales, llevar adelante todo lo que sea virtud. Estaría muy bien pensar que es posible un nuevo humanismo basado en la cultura en medio de este mundo maniqueo que se nos viene encima. Dice Molière por ahí que la hipocresía se ha puesto de moda. Si eso no es actual, no sé lo qué lo es".

J. López Rejas. El Cultural, 25 -11-2022.

jueves, 8 de diciembre de 2022

Muere Dominique Lapierre

El escritor francés Dominique Lapierre
El escritor francés Dominique Lapierre, conocido sobre todo por libros como La ciudad  de la alegría o ¿Arde París? y Oh, Jerusalén, realizados junto con Larry Collins y que vendieron millones de ejemplares, falleció ayer a los 91 años, como confirmó su entorno familiar a este periódico. Novelista, ensayista y periodista, fue durante muchos años reportero de la revista Paris Match, primero en la URSS y luego en la India. Precisamente de aquella experiencia surgió la inspiración para su novela quizás la más célebre y exitosa, La ciudad de la alegría, editada en 1958, ambientada en un suburbio de Calcuta y construida, según relató el propio Lapierre, a partir de lo que él mismo vio en la periferia de la urbe india. El autor destinó parte de los ingresos generados por el libro a la lucha contra la misma pobreza que describía en la obra.

El libro tuvo tanto impacto que, según Il corriere della Sera, muchos jóvenes decidieron volcarse en el voluntariado o estudiar la carrera de Medicina tras leerlo. Y eso que el mismo diario recuerda que, cuando planteó el proyecto, Lapierre recibió una respuesta escéptica de su editor. En resumen, que la vida de un conductor de bicitaxi, de una niña que recoge carbón o de un enfermero suizo o un vendedor de corbatas inglés afincados en la India no interesarían a nadie. Sucedió precisamente lo contrario. Y el escritor, que ya entonces disfrutaba de la fama generada por sus reconstrucciones literarias junto con Larry Collins, recibió el empujón definitivo hacia la gloria.

Nacido en 1931 en Châtelaillon, Francia, en el seno de una familia de diplomáticos, sufrió la II Guerra Mundial desde París y emprendió a finales de los cuarenta un viaje a México, Estados Unidos y Canadá del que sacó su primer libro, Un dólar cada mil kilómetros, publicado en España por Ediciones B. El título se basaba en la realidad de su periplo, una aventura de 32.000 kilómetros con apenas 32 dólares en el bolsillo. 

En 1965, junto con Collins, publicó ¿Arde París? (Planeta), detallada reconstrucción de los días previos a la liberación de la capital francesa durante la II Guerra Mundial, realizada a partir de decenas de testimonios. Precisamente , el rigor de la investigación y la documentación, junto con  la calidad literaria, eran algunos de los sellos más celebrados de las obras de Lapierre y Collins.

El 10 de junio de 2012, una caída le causó a Lapierre un traumatismo craneal que le condujo al coma, del que se despertó para afrontar una larga recuperación, pero nunca lo logró del todo. No volvió a escribir, pero sus libros ya habían quedado en la memoria de millones de lectores.

El País. Madrid. Lunes 5 de diciembre de 2022.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Mar de Santiago

Objetivo cumplido. Por fin en la plaza del Obradoiro, pero la peregrinación aún puede continuar . Algunos lo hacen desandando el camino hacia Sarria; otros deciden explorar nuevos horizontes poniendo rumbo al norte, buscando el fin del mundo en Finisterre. Hay otra opción que también mira la mar, alejada de los abruptos acantilados de la Costa da Morte. Es la que se abre a la ría de Arousa por la que, según reza la tradición, llegaron los restos del apóstol Santiago en una barca de piedra hasta Iria Flavia. Es la Ruta Marítimo-Fluvial Jacobea del Mar de Arousa y río Ulla -la Translatio- por la que miles de peregrinos llevan décadas navegando para acercarse a Compostela. ¿Y por qué no hacerlo al revés? 

Esa es la propuesta que lanzan desde el Mar de Santiago, el nuevo geodestino turístico nacido para promocionar esta ruta de la mano de los ayuntamientos de Pontecesures, Valga, Catoira y Vilanova con la bendición de la Xunta de Galicia. Son 29 kilómetros a pie cruzando tierras de Teo, Padrón y Pontecesures en los que conviene no perder de vista la flecha azul que indica otro camino, el de Fátima. Salvado el asfalto de la N-550 se abre una caminata por prados, bosques y aldeas como las de San Xoán de Calo o Angueira de Suso, que aún conservan el encanto de antaño. Posiblemente se haga tarde para coger un barco en Pontecesures, de modo que habrá que hacer noche a orillas del Ulla para, por la mañana poner rumbo hacia donde se pone el sol.

Unos llegan y otros van y la letanía del "buen camino" se adueña de un pantalán en el que confluyen nacionalidades y acentos de todo el planeta, Por allí anduvo Manuel Miranda, un gaditano que sumó su peregrinación número 28 y que esta vez eligió la ruta portuguesa acompañado de otros Amigos del Camino de Chipiona. Partieron con el objetivo de promocionar la Vía de la Plata entre Cádiz y Sevilla, radiando sus andanzas a diario para la emisora de su ciudad y agradecidos a la Guardia Civil por haberles sellado la Compostela en Armenteira. A pocos kilómetros de Santiago y ávidos de cruzar el Pórtico de la Gloria, contaban que lo mejor del viaje fue surcar el río Ulla. La Voz de Galicia no iba a ser menos, pero opta por hacerlo surcando el mar.

Embarcamos en el Palleiro Cuatro, un catamarán de veinte metros de eslora que realiza este itinerario desde al año 2014. Nos recibe la tripulación con una invitación a café y bizcocho casero y así arranca una travesía que descubre un remanso de paz en el que en esta época del año se cruzan infinidad de aves con cañaverales y eucaliptales como telón de fondo. Aun en los días más ventosos, este cauce ofrece un refugio que facilita una navegación tranquila; desde cubierta, dejando que la brisa sacuda el rostro, o a buen recaudo en el interior, con la banda sonora  de A Santiago voy de los Tamara o la música de raíz de Treixadura. Toca relajarse y disfrutar. Santi Domínguez está en el puente con una mano en el timón y la otra en el micrófono para contar que estamos haciendo el único viacrucis marítimo que existe en el mundo. Son 17 cruceiros de piedra en los que Santiago, Teodosio, Atanarso y otros personajes bíblicos asoman para recibir al viajero ávido de descubrir una tradición secular en la que irrumpe el moderno puente ferroviario del AVE y los aerogeneradores de viento que empequeñecen Xiabre. Son los contrastes de este Mar de Santiago que se hace ría a la altura de Catoira descubriendo al viajero un paisaje insólito a sus ojos: los rañeiros aran Os Lombos del Ulla en busca de las preciadas almejas y un poco más allá -dejando atrás las islas de Cortegada, Malveiras y Con Balnco- se extiende un laberinto de estructuras flotantes en las que crece el rico mejillón gallego. Son las bateas a las que el pasaje se podrá acercar para ver la faena en vivo y directo. Es lo que más le llama la atención a la gente, explica Santi: ver como se extrae el marisco en su propio medio y navegar  por un mar que parece un lago. Ya queda poco para llegar a Vilanova de Arousa, donde se invita al peregrino a un ritual de nuevo cuño: bautizar la concha de vieira en el mar jacobeo.

Mónica Irago y Martin Miser. La Voz de Galicia, sábado 26 de noviembre de 2022.

martes, 6 de diciembre de 2022

Decorados por el sol

Roland Beaufre
En la década de los sesenta un viaje a Tánger inauguró un nuevo periodo en la obra del niño Roland Beaufre, todo un fotógrafo a sus 11 años gracias a la cámara que le había regalado su padre, el general francés André Beaufre, al cumplir los ocho. El mundo de la decoración también le fascinaba. Se había criado entre el palacio de Gobierno de Nancy (antigua residencia del que fuera duque de Lorena y rey de Polonia como Estanislao I) y un apartamento de París lleno de muebles de estilo Imperio, escogidos por el pequeño como modelos de sus primeras fotos. En Marruecos cuenta que descubrió una sensualidad distinta a la de las esfinges, grifos y cisnes de oro que decoraban el tipo de mobiliario preferido de su madre.

"En Tánger la luz y la transferencia del aire que sedujeron a Matisse me hicieron muy sensible a ese aspecto de la fotografía: tratar de querer capturar la luz con la cámara. Además mi padre nos llevó a visitar otras ciudades de Marruecos y todos aquellos palacios y mercados, la arquitectura, la artesanía y el estilo de vida que descubrí entonces tuvieron un impacto enorme en mi sensibilidad artística", explica beaufre por correo electrónico. Publicado el mes pasado por la editorial Rizzoli, el lujoso volumen Under the sun propone un recorrido por ese y otros lugares del sur a través de 21 casas retratadas por Beaufre para revistas como The World of Interiors. Las casas pertenecen en su mayoría a intelectuales, artistas y diseñadores que, provenientes del norte, buscaron la felicidad  algunos paralelos por debajo de sus ciudades. Su amada Tánger aparece representada por el hogar del filósofo francés Bernard-Henri-Levy, situada sobre un acantilado y diseñada por Andrée Putman como si de un barco varado se tratara. También salen las casas de la galerista londinense Liliane Fawcett en Marrakech y de Farah Diba en la medina de Taroudant, la ciudad marroquí donde la antigua emperatriz de Irán encontró un sustitutivo de su patria.

"De adolescente conocí a mucha gente interesante en Tánger. Paul Bowles, el pintor Claudio Bravo, el excéntrico David Herbert, que era amigo de la familia real británica... Que todas estas personas me permitieran fotografiar sus casas me resultó de mucha ayuda cuando iba alas revistas a proponer reportajes", explica Beaufre.

Otro de los lugares es la cabaña que Le Corbusier  se hizo en la bahía de Roquebrune, cerca de Montecarlo, "Se bañaba tres veces al día y a la vuelta se duchaba con una manguera bajo un algarrobo", escribe Beaufre en el libro. En Tailandia, retrató la casa de Ed tuttle, un arquitecto de Seattle conocido por los hoteles que creó para la cadena Aman. El primer hotel que diseño estaba en Phuket y Tuttle no pudo resistir la tentación de hacerse una casa dentro del complejo. El libro de Roland Beaufre también se parece mucho a las vacaciones con las que uno sueña.

Diego Parrado. ICON Desing. El País, 29-10-2022

lunes, 5 de diciembre de 2022

Una mirada conmovedora a la preadolescencia

Lukas Dhont ha contado que sintió el vértigo de la segunda película después del éxito de Girl, historia de una adolescente trans que quiere ser bailarina como la obtuvo la Cámara de Oro en Cannes en 2018. Perdido, se refugió en la casa de su madre. Fue ella quien el dio un valioso consejo: su nueva película debía contar lo que no se atrevió en la primera, el lugar exacto del dolor que, autobiográfico o no, era suyo.

Es difícil encontrar un momento de mayor fragilidad y a la vez esplendor que la preadolescencia y Close, la segunda película de este prometedor cineasta belga de 31 años, lo resume de forma conmovedora a través de la carrera que arranca con el vuelo de un juego infantil y culmina con la mirada de un niño ya adulto. Entre ambos se expande un infinito mar de flores, metáfora de esas flores rotas de las que habla esta desconsolada película.

Close se alzó con el Gran Premio del Jurado en el último festival de Cannes. Era una de las películas con mayor consenso, un drama demoledor sobre la amistad truncada de dos chicos que son como hermanos hasta que entran en el instituto. Con una sensibilidad a flor de piel, Lukas Dhont filma la llegada en bicicleta de sus dos personajes el primer día de clase, un plano que se abre a la panorámica  del bullicio y la excitación de su nueva realidad: un patio de recreo en el que, sin una sola palabra o gesto de más, todo está dicho. Ya no están solos y el juego se acaba. Un microcosmos que podría ser, desde propuestas diferentes, la otra cara de la ópera prima de la también belga Laura Wandel, Un pequeño mundo (2021), que ofrecía una devastadora inmersión en el bullying de un patio de recreo a través de la mirada de una niña pequeña que descubre la violencia que sufre su hermano acosado.

La valentía de aquella cría se mide ahora  con esa crueldad preadolescente cuya necesidad de aceptación desemboca en traicionarlo todo. Pero Close no es una película sobre el bullying, su tema es la sombra de la masculinidad desde la ternura de la masculinidad. Un pulso interior invocado en esos partidos de hockey de hielo en el que uno de los chicos desfoga sus miedos y su culpa.

Lukas Dhont hace un notable equilibrio. Con un pie en la tradición del cine social belga más admirable se adentra en el melodrama. De hecho, la música y los colores saturados de las floresdel campo juegan un papel emocional clave que rompe de forma explícita con esa tradición.

El cordón umbilical con los hermanos Dardenne se establece a través de la madre del crío más vulnerable de Close, interpretada por Émilie Dequenne. Tanto ella como Léa Druckerson son, junto a sus dos hijos, los cuatro pilares de una película interpretada con una delicadeza asombrosa.

Elsa Fernández Santos, El País, viernes 25 de noviembre de 2022.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Gilles Lipovestky. Optimismo a pesar de todo

"Soy un filósofo, pero un filósofo social", afirma el ensayista francés Gilles Lipovestky (Millau, Francia, 1944). Su obra centrada en temas como el vacío, el hedonismo, la seducción, la feminidad, el consumismo, el ecologismo o el lujo, lo demuestra. "Hay que casar la filosofía con la historia y la sociedad. La esencia cambia, no es eterna", razona. Con su primer libro, La era del vacío (Anagrama, 1983), se dio a conocer internacionalmente y se convirtió en uno de los intelectuales más importantes de finales del siglo XX. Hablamos con él tras su intervención en el II Foro Internacional de excelencia turística Turium, que Vocento ha celebrado en Vitoria-Gasteiz, y antes de que su nuevo libro aparezca en España, sobre el nuevo papel de los intelectuales y de la lucha contra el cambio climático, una de sus máximas preocupaciones en la actualidad.

P.- ¿Es posible un desarrollo sostenible o es algo contradictorio en sí mismo?

R.- Hay todo un conjunto de pensadores, de ingenieros, de filósofos que consideran que hay una contradicción entre el crecimiento económico y la sostenibilidad y afirman que hay que optar por la sobriedad, la reducción del consumo. Yo no soy así de pesimista. Pienso que es posible un desarrollo sostenible. Si conseguimos tener energías limpias, sin huella de carbono, creo que podemos proseguir con el crecimiento, porque creo que el crecimiento y el desarrollo son necesarios, algo que sé que es polémico.

P.- ¿Puede explicarlo?

R.- Si no hay crecimiento no habrá investigación. Y hoy en día necesitamos inversiones en energía eólica, en energía solar  y, sin duda en reacciones nucleares. Y para todo eso se necesita dinero. ¿Cómo vamos a conseguirlo si detenemos el crecimiento?...

P.- ¿Y es posible un turismo que no altere el ecosistema?

R.- En principio sí. Es necesario desarrollar un slow tourism, que consume menos y que  tiene menos emisiones de carbono. Y hay que buscar lo verde en la alimentación...

P.- En su próximo libro analiza la autenticidad como parte de nuestro tiempo. ¡Porque estamos tan apegados hoy a esta noción?

R.- La ética de la autenticidad es el código genético del hombre moderno. Es la conquista del derecho de cada uno a ser uno mismo, a dirigir su vida, según las elecciones propias y no las de los otros... Y este principio se impone cada vez a más categorías: las mujeres, los jóvenes, los homosexuales, los trans...

P.-Cuál es el papel de los intelectuales de hoy?

R.- La responsabilidad de los intelectuales es mostrar la complejidad de las cosas, me desagrada mucho cuando se van a los extremos. Su papel es denunciar lo que se acerca a las fake news. Pero los intelectuales apocalípticos, en general, simplifican las cosas. Solo ven lo que es negro...

P.-En alguna ocasión ha dicho que su acercamiento a la reflexión es antifilosófico.

R.- Soy un filósofo, pero un filósofo social. No es la vía más desarrollada en las Universidades donde se enseña historia de la filosofía. A mí me gusta señalar que estoy interesado por las grandes ideas, pero que estas toman traducciones diversas a lo largo de la historia. Me gusta ver qué es lo que cambia, mostrarlo. Hay que fijarse en las cosas concretas. El hombre no está encerrado en una esencia eterna.

Elena Castelló. MujerHoy, 3 de noviembre de 2022.

sábado, 3 de diciembre de 2022

El Sacré Coeur deja de doler

Es, junto a la Torre Eiffel y la catedral de Notre Dame , el monumento más conocido de París. El Sacré Coeur -la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre- se ve desde buena parte de la ciudad. Es como la torre Eiffel, una referencia para orientarse y un icono turístico. Y es algo más: un edificio que carga con una historia de luchas obreras y represión, la de la Comuna de París en 1871; una historia de enfrentamientos entre dos Francias -la laica y la ultramontana- que se ha apaciguado, pero que todavía suscita discusiones intensas.

La decisión por amplia mayoría en el Consejo de París -el Parlamento de la ciudad- de clasificar el Sacré Coeur como "monumento histórico", el 10 de octubre pasado, cierra un capítulo en la historia. Ya pocos lo consideran ofensivo y nadie propone derrocarlo. Durante tiempo no fue así. Montmartre fue un lugar simbólico de la insurrección de 1871. Ahí se encontraban buena parte de los 277 cañones que las fuerzas gubernamentales intentaron recuperar el 18 de marzo, lo que desencadenó una ola de violencia y el establecimiento de un contrapoder en París, como cuenta el historiador Michel Winock en La fièvre hexagonale (La fiebre hexagonal).

Cuando, dos meses después la Comuna fue sofocada a sangre y fuego, el proyecto de la nueva iglesia, finalmente consagrada en 1919, se convirtió en el símbolo de la venganza de la Francia reaccionaria y católica contra la Francia obrera y revolucionaria. Es verdad que la idea del templo surgió antes de la Comuna, y su construcción comenzó después de la Comuna. La intención, como consta en una inscripción de 1872 en el muro interior de la basílica, era diáfana: hacer "enmienda honorable" de los pecados de la ciudad y la nación, teniendo en cuenta "las desgracias que desuelan Francia y las desgracias mayores que quizá la amenazan".

El Sacré Coeur representaba para sus impulsores, "un edificio de redención y de expiación más que reconciliación", escribe el historiador Pierre Nora en el diario Libération . Para los comuneros encarcelados o exiliados y para los familiares de los ejecutados, era un recordatorio, difícil de esquivar para un paseante en muchos barrios de la capital, de quién había ganado y quién perdido, y de que París, la roja, la revoltosa- era una ciudad cristiana. Con el tiempo pasó a ser otras cosas para parisinos y turistas. Con sus torres bizantinas y su color blanco cremoso, el edificio diseñado por el arquitecto Paul Abadie encarnaba simplemente un monumento al mal gusto. Nora explica que el contrapunto republicano y progresista -no revolucionario, pero si opuesto a las fuerzas de la reacción- sería la torre Eiffel, terminada en 1889.

Más adelante, el Sagrado Corazón de Montmartre se fusionaría con la identidad de la ciudad. Desde las películas a las postales, está inscrita en la identidad de París. Que una abrumadora mayoría del Consejo de París, dominado por la izquierda, votase a favor de conceder la clasificación de monumento histórico, encaja con esta lógica. Hasta ahora, estaba "inscrito" como monumento , pero no "clasificado", una categoría superior...La idea es clasificar como "monumento histórico" tanto la basílica como los jardines a sus pies que llevan el nombre de plaza de Louise Michel, la llamada Virgen Roja, una de las figuras de la Comuna. París retrasó un año el reconocimiento del Sacré-Coeur para no coincidir con el 150 aniversario de la Comuna en 2021...

La asociación Amigas y Amigos de la Comuna de París, fundada en 1882 tras la amnistía y el regreso del exilio de los comuneros, mantiene viva la llama en un local del sur de París. La decisión del Consejo de París, para ellos, supone una nueva derrota. Es olvidar otra vez estas personas que lucharon por una vida mejor, estas personas que querían una república social", dice Françoise Bazire, la secretaria general de la asociación. "La represión fue sanguinaria, terrible. Es hacerlos morir de nuevo. Moralmente, claro".

El Sacré-Coeur en Montmartre es una memoria fría que no agita los corazones: una memoria que, al contrario de las de la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial o la guerra de Argelia, ha dejado de doler.

Marc Bassets. París. El País, martes 22 de noviembre de 2022.

viernes, 2 de diciembre de 2022

Un coro mixto canta mejor

La luminosa versión de Los chicos del coro que dirige Juan Luis Iborra en el teatro de La Latina viene a ser la alternativa al monocorde menú de comedias musicales anglosajonas que ofrece la Gran vía madrileña. La película de 2004 en la que se basa es una adaptación de La cage aux rossignols, el filme más taquillero de 1945 en Francia. Clément Mathieu, tierno, inteligente y sentimental protagonista de ambas cintas, es un docente que intenta introducir en un reformatorio una educación basada en la confianza entre estudiantes y maestros. Este personaje, interpretado por Jesús Castejón en la versión escénica, está inspirado en dos de los fundadores de Ker Goat (La Casa del Bosque), correccional bretón cuyo joven profesorado introdujo el canto coral entre sus alumnos durante los años de ocupación alemana. El éxito de aquella experiencia inspiró el film original.
Imagen del musical// Isabel Permuy
La idea de incorporar cuatro niñas al elenco de Los chicos del coro, proveniente de la estrenada exitosamente en el Folies Bergéres de París en 2017, queda perfectamente justificada en la versión española de Pedro Villora, en la que aparece, además, su profesora (Eva Diago), que pone en evidencia desde una óptica feminista la arbitrariedad con la que procede el director del internado. Durante la primera parte de la función, cada uno de sus protagonistas canta una romanza definitoria del carácter del personaje que interpreta, pero ninguna de esas canciones tiene el brillo de los prístinos  temas corales que en la segunda parte caen como lluvia fina. Una lesión le impide a Jesús Castejón ser más resolutivo en el dibujo de un personaje que le viene como anillo al dedo. Rafael Castejón, su hermano en la vida real, extrae petróleo humorístico de la negra alma del director del reformatorio. Antonio M. M. convierte al Maxence teatral en una criatura con mayor relieve del que tiene en la película. La irrupción de Iván Clemente en el papel de chico malo que acaba siendo chivo expiatorio tiene un fulgor equivalente a la aparición de Orson Welles en El tercer hombre y marca también el punto de inflexión a partir del cual el espectáculo adquiere volumen, el ritmo creciente y la contundencia  de los que adolecía durante la primera parte.

El público de una función de entre semana ovacionó el final y permaneció en pie para escuchar la propina que le regaló la quincena de excelentes niños cantores.

Javier Vallejo. Babelia. El País, sábado 26 de noviembre de 2022

jueves, 1 de diciembre de 2022

Christian Bobin ha muerto. Se acabó su vuelo.

Christian Bobin
Ocurrió este mismo 25 de noviembre, apenas un mes después del también inmenso, también francés, también fallecido, pintor Pierre Soulanges, al que Bobin, su amigo, dedicó dos libros magníficos, imparables, infinitos: La noche del corazón (traducido por la Cama Sol, 2020 y Pierre, La Cama Sol, 2023). Christian Bobin es en España un desconocido, y sin embargo, es, era, hasta hace unos días, sin duda uno de los escritores vivos más importantes de su generación, comparable a Pascal Quignard o Pierre Michon. En España, sin embargo, apenas un renglón, aquí, allí, apenas una reseña. El motivo de crear La Cama Sol ha sido en parte darlo a conocer a este lado de los Pirineos; uno de los primeros libros publicados por la editorial fue Un asesino blanco como la nieve (2017).

Él vivía como un ermitaño, en un pueblo de la Francia profunda, ese país también de pueblos vacíos, achicados, pegados a un río o encajados, entre dos montes. Le Creusot era el nombre de ese lugar, el suyo, donde nació y vivió prácticamente toda su vida. Difícilmente lo encontrarás en los mapas, pero allí nació hace 71 años, y allí también ha muerto. Y luego están también otros pueblos que el adoró, en particular Conques, donde se quedó unos días, que fueron meses, que fueron años, deslumbrado por los vitrales, negros y blancos, casi un centenar de Pierre Soulanges. En esa abadía cerca de Rodez, en un pueblo medieval bello como los que tenemos por aquí, va a nacer uno de los libros más bellos de Bobin, La noche del corazón.

A lo largo de su vida publicó más de setenta libros, algunos de ellos apenas unos folletos, pero el tamaño, como bien sabemos, no importa. Basta con abrirlos para quedar deslumbrados, pasmados, como si fuéramos de pronto, reyes, inmortales. Ahí están ellos, rupestres, erguidos como dólmenes de piedra, de roca caliza, que quedan, que quedarán.. Y así ocurre con la muerte: ella nos arranca el corazón, se lo lleva como un ladrón, pero, a la vez, cada separación, cada robo, nos deja más vacíos, y más acribillados también, más deslumbrados, aturdidos por la vida misma... 

Aquí está él, en estos libros que nos deja, así que leamos, vayamos hacia ellos, no los dejemos en la mesita, en la estantería, para otro día, porque otro día puede que nunca sea, porque cada día es como una vida, eso nos dice Christian Bobin, a cada página que abres. Y ahora toca volver a leerlo, cerrar de una vez esta hora, este día que era inútil, y que de pronto se abre con la lectura, como en un cielo, ahí está él, Bobin, volteando, con el sol de proa.

Javier Santiso. El País, lunes 28 de noviembre.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

"El Camino siempre vence al tiempo"

Todo se acaba. El doble año santo, también. Pero el Camino de Santiago (mejor en plural, los Caminos de Santiago), no. Sigue ahí esperando peregrinos y, si tuviera alma, le daría igual que el 1 de enero empiece 2023 porque "el Camino siempre vence al tiempo", en afortunada frase del investigador jacobeo Francisco Singul. Este ha sido un año de récord, expresión que agrada sobremanera a la clase política, tan interesada en los números totales como lo está la hostelería, que vive una edad de oro gracias al resurgir de las peregrinaciones de masas desde 1993, el primer Xacobeo...

Pero ¿hay algo pensado para el 2023? ¿Cómo se presenta? ¿Cuáles son las perspectivas? Marta Trueba, autora de la guía de servicios más completa -a años luz de cualquier otra- del Camino Inglés (en el cual la comarca compostelana está excelentemente representada) y buena conocedora de los otros itinerarios, hace una apuesta rotunda: "Sería una sorpresa, al menos para mí, que el año que viene no se mantuvieran las cifras y la tendencia de este 2022, y que no siguieran una marcha positiva con la vista puesta en el 2027, el siguiente año santo".

Optimismo también muestra Nava Castro, directora de Turismo de Galicia, pero dentro de la prudencia y el conocimiento de haber estado todo este tiempo en primera línea: "En el año en que vamos a adentrarnos dentro de poco, desde la Xunta seguiremos apostando por el Camino porque ya nos demostró ser el motor de éxito de Galicia, mediante el que conseguimos poner a Galicia de moda...

Miguel Taín, al frente de la cátedra del Camino, se fija en más objetivos inmediatos y concretos, y a la pregunta  de cuáles son los desafíos para 2023 no duda en responder "la creación en la Universidad de Santiago de un instituto internacional sobre la ruta jacobea y las peregrinaciones", a lo que suma el "desarrollo de proyectos e investigaciones nacionales e internacionales, protección de la identidad del Camino y de la hospitalidad de donativo, y protección a la peregrinación de larga duración"...

Ello no quiere decir que no haya críticas justificadas. En la propia comarca compostelana ha habido momentos incómodos por la cantidad de gente que se acercó a la ciudad y, como señala Miguel Taín, no es enorgullecerse por "la excesiva publicidad en algunos puntos". Y la guinda la pone él, Miguel Taín: "No he conocido a un solo peregrino que no termine el Camino contento, porque la experiencia que ofrece es única en el mundo: gente de todas las nacionalidades, razas, religiones y extractos sociales, vestidas iguales con ropa deportiva andando juntos a un destino común". Esa es -o al menos para muchos debe ser- la foto de 2023.

Cristóbal Ramírez. La Voz de Galicia , noviembre de 2022.

martes, 29 de noviembre de 2022

El Louvre resucita la naturaleza muerta

La receta es sobradamente conocida. Un membrillo, un repollo y un pepino. Zanahorias colgando, una naranja abierta y una lechuga en proceso de podredumbre. Y, a veces,  un reloj de arena en un rincón o incluso una inquietante calavera, que recordaban el funesto destino que esperaba al espectador de cada cuadro. El bodegón nunca fue considerado un género importante, a la altura de la pintura histórica o religiosa. Y, sin embargo, la simple disposición en el lienzo de eses elementos sigue fascinando muchos siglos después. Cada bodegón encierra un misterio, una sombra de melancolía que provoca una pequeña punzada en el corazón. "Una verdad antropológica", prefiere señalar la historiadora del arte Laurence Bertrand Dorléac, comisaria de la exposición Las cosas. Una historia de la naturaleza muerta, que puede visitarse en el Museo del Louvre, en París, hasta el 23 de enero. 

La muestra se opone a la definición tradicional del bodegón, que eclosionó a lo largo del siglo XVII en el arte flamenco y holandés, frente a la prohibición de las imágenes de tema religioso que impuso el protestantismo reformado. Eso hizo que muchos pintores se refugiasen en las escenas de género, viñetas cotidianas del gusto de la nueva burguesía que empezaba a sustituir al Estado y a la Iglesia en el papel de mecenas artísticos. Este formato recibió el nombre de stilleven (o vida tranquila, silenciosa), un término que en los países católicos fue mal traducido como naturaleza muerta, como apunta la comisaria. En realidad, los objetos inertes de esos cuadros están muy vivos. Pese a su aspecto ordinario, aportan información valiosa sobre cada época. 

La tesis de la muestra es que las cosas transmiten ideas y sentimientos, más allá de la vinculación de este género al paso del tiempo y la muerte inexorable. La ambición del Louvre también pasa por ampliar las fronteras geográficas y temporales que han delimitado este género: no solo existió en la Europa del Renacimiento y el Barroco, sino en todo el mundo y en todas las épocas. En 1952, otra exposición sobre la historia del bodegón organizada por la Orangerie dejó claro que las naturalezas muertas ya existieron desde la Grecia clásica. Esta muestra va más allá: sostiene que el bodegón surgió de las cuevas neolíticas y luego se expandió en la cultura egipcia y mesopotámica, como demuestra la última obra del recorrido: un arreglo floral en el comedor de Nan Goldin en el primer día del confinamiento de 2020. 

Los emparejamientos son inesperados y apasionantes: la Magdalena penitente de Georges de La Tour a la luz de las velas con las fotografías de Christian  Boltanski; un vanitas barroco junto a otro de Gerhard Ritcher y a otro más, en formato vídeo, de Sam Taylor-Johnson, con fruta que se estropea en tiempo real. O el lienzo sobre dos recaudadores de impuestos de Marinus Reymers-Waele en el siglo XVI pegado al autorretrato de Esther Ferrer vomitando euros en plena entrada en vigor de la moneda única, en 2002. El Louvre se opone a otro lugar común: ese que asegura que las naturalezas muertas desaparecieron de la pintura durante la Edad Media.

Una sala oscura reúne a Goya, Rembrandt y Zurbarán retratando un puñado de animales muertos..."La obra de Goya y Géricault surge en el tiempo de las guerras napoleónicas, conflictos masivos donde lo humanos se convirtieron en objetos por primera vez", apunta Bertrand Dorléac.

La naturaleza muerta resucitó después en la obra de los impresionistas, que la convirtieron en símbolo de paz y quietud en un momento de industrialización galopante -ahí están los espárragos de Manet o las peras provenzales de Cézanne-, mientras que las vanguardias acentuaron el cariz cenizo de este género, como si fuera el augurio de algo terrible a punto de acontecer... 

El desenlace del recorrido llega con la secuencia de Zabriskie Point, de Antonioni: la apoteósica explosión imaginada por la protagonista en la que las propiedades de la mansión donde se aloja saltan por los aires al ritmo de las guitarras de Pink Floyd.

Álex Vicente. París. El País, jueves 24 de noviembre.

lunes, 28 de noviembre de 2022

María Casares.La mujer que vivió mil vidas

Aunque María Casares. La mujer que vivió mil vidas comenzó a gestarse en el año 2019, la admiración del cineasta Xavier Villaverde (A Coruña, 1958) por su paisana venía de muy atrás. Y vista en la Seminci (Semana Internacional de Cine de Valladolid, en la sección fuera de concurso Doc España) la brillantez de su resultado, podría anticiparse ya como la visión definitiva sobre su poderosa figura. Una mujer que -habiendo sido la hija de un presidente de la Segunda República, Santiago Casares Quiroga- se declaró "residente privilegiada" en Francia  (así tituló sus memorias, publicadas en 1980 y reeditadas no hace mucho en España) en su exilio a consecuencia de la Guerra Civil, y que es un nombre clave en el teatro universal y en el cine francés de la segunda mitad del siglo XX para directores tan relevantes como Bresson, Carné y Cocteau.

Sin renunciar a sus trazos autorales, que ha consolidado durante varias décadas en sus trabajos en diferentes soportes y formatos, Villaverde hace gala de una cuidada transversalidad visual (filmaciones, grabaciones y fotografías de archivo previamente restauradas, dibujos, testimonios, declaraciones de María Casares...) para redondear lo que califica de "retrato íntimo y personal" de una gran dama del teatro e incluso del cine, que al mismo tiempo fue testigo y motor de acontecimientos relevantes en la segunda mitad del siglo XX, de ahí las mil vidas a las que alude el título. Coproducido por la firma Agallas, con apoyo de Agadic y TVG, entre otras ayudas, la película abre con la voz del propio Villaverde (el off narrativo es de Belén Constenla), junto con testimonios de María Lopo, Emilio Grandío, Manuel Rivas, Mabel Rivera y Manolo Lorenzo por la parte gallega, con los del director teatral argentino Jorge Lavelli y las especialistas francesas Marion Chénetier- Alev y Johanna Silverstein. Pero, sobre todo, la cinta sobresale por una cuidada presencia en imagen y voz de María Casares, reafirmando un discurso de intelectual comprometida con la dramaturgia, amante de los desafíos en el escenario y testigo de su tiempo, además de por abordar su apasionada relación sentimental con Albert Camus. 

Su estreno en Galicia se producirá en A Coruña el 21 de noviembre para presentarse el 28 de ese mismo mes en el Instituto Cervantes de París.

Miguel Anxo Fernández. Valladolid. La Voz de Galicia , jueves 27 de octubre de 2022.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Delphine de Vigan, "Los reyes de la casa"

El desenlace de la primera edición del programa televisivo Le Loft, -la versión francesa de Gran Hermano- fue seguido con máxima atención por la familia al completo de Mélanie Claux, mientras que Clara Roussel logró verlo casi a escondidas, cuando sus padres, una pareja unida y curtida en los movimientos  de protesta y manifestaciones , trataban de boicotear el programa y de liberar a los concursantes. Este es el punto de partida de las dos protagonistas de Los reyes de la casa (Anagrama), la novela de Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 56 años) en la que, más de una década después de aquel hito televisivo, el destino de la detective policial Clara se cruza con el de Mélanie, una madre convertida en estrella en Youtube y de las redes sociales cuya hija de seis años ha sido secuestrada. 

"Yo no era adolescente como estos personajes, sino adulta cuando se estrenó Le Loft, y me fascinó cómo fabricaban la realidad, vi todos los programas. Salió cuando yo terminaba Días sin hambre y tenía la idea de escribir algo en torno al programa. Esa tensión entre verdad y ficción es algo que recorre todos mis libros", explicaba la autora el viernes en el Instituto Francés de Madrid. De Vigan alta y reservada, lleva unas gafas de montura retro moderna y viste una camisa vaquera. Cabe recordar una frase teñida de ironía que incluye en su nuevo libro, "hasta en los dramas más terribles las apariencias cuentan", pero en esta entrevista poco hay de dramática y esta autora está bien curtida an lo que a encuentros con periodistas se refiere...

La fama, el ansia de exhibición de la vida propia, o el delirio al abocan las redes sociales que llevan a confundir la realidad y la ficción, son algunos de los temas que aborda en la trama de Los reyes de la casa, un libro en el que De Vigan retoma temas clásicos en su repertorio como el espinoso asunto de las familias y las relaciones materno-filiales o la delgada diferencia que separa la cordura de la demencia. "Las consecuencias de la fama es uno de los temas del libro, sí", responde escueta. ¿Cómo explica que los lectores a menudo busquen el rastro de la realidad en las novelas, pero los consumidores de telerrealidad eluden conocer la vida real fuera de las cámaras de los protagonistas de esos programas? "Todo esto forma parte de nuestro voyerismo, Pero en la televisión, además, se produce  ese espejismo que hace que la gente quiera pensar que lo que ve es real", asegura De Vigan, que compara con sorna en la novela la salida de los concursantes del programa con la noche electoral de la victoria de Chirac. "El campo político está infectado de la gramática de la telerrealidad. Esa forma de grabar y narrar ha irrumpido y conquistado la información política, y crea dramaturgia donde no la hay", subraya.

Más allá de la desesperada búsqueda de la fama y la exposición pública de la intimidad que consume al personaje de Mélanie en su nueva novela, cómo ha manejado eso De Vigan en su carrera? "La fama de un escritor hoy no es la de una estrella de las redes. En Francia los escritores son más bien discretos y yo he sido prudente en mi exposición mediática fuera de la promoción de los libros. He tenido que responder a algunas preguntas incómodas, pero, engeneral, no me arrepiento de lo que he escrito". explicaba. "Hay muchas cosas que no he contado en mis libros y no pongo al mismo nivel lo que cuelgan en las redes quienes exhiben su vida con lo que yo he hecho, porque he intentado hacer literatura con ello y tener un alcance universal"...

La autoficción, que ha atestado las librería en los últimos años, ¿es un camino agotado? "En Europa siento que todo tipo de corrientes literarias conviven y no hay una dominante. Yo en mis libros ha tratado de liberarme de etiquetas y con cada novela he buscado un contrapunto respecto del anterior, porque lo que me interesa es abolir las fronteras entre los géneros, por ejemplo, fundir la autoficción y el thriller psicológico en Basada en hechos reales". ¿Tiene hoy más libertad las escritoras que los hombres para describir determinadas situaciones o personajes? "Más bien creo que empezamos a tener la misma libertad porque se ha logrado salir de la mal llamada literatura femenina", afirma. Desde su admirada Marguerite Yourcenar hasta Colette, abundan los ejemplos de escritoras que rebasaron el estereotipo de los libros de mujeres, pero De Vigan subraya que esa categoría seguía vigente en el imaginario colectivo.

En Los reyes de la casa, Vigan parte de la resolución del secuestro de una niña para abordar una reflexión más amplia y proyectarse al futuro, en busca de las secuelas que dejará esa sobre exposición en las redes. "La investigación policial es un pretexto para indagar en nuestra época. Esos códigos y normas de la novela policíaca me guían y  la vez los sobrepaso", apunta. "Me interesaba ese afán de reconocimiento de Mélanie que surge de carencias íntimas y familiares, pero también de un mandato social, y cómo fabrica un imperio con la exposición de sus hijos, pensando que lo hace por el bien de ellos". Con el reconocimiento de sus seguidores y los likes trata de paliar otras carencias afectivas. ¿Hay algo de eso en el impulso de escribir, con los libros se busca afecto? "Escribo para intentar entender, no lo hago para que me quieran, aunque me gusta la idea de lo que escribo despierte este sentimiento. Delante de la página, eso sí, me olvido de que alguien lo vaya a leer".

Andrea Aguilar. Madrid. El País, domingo 13 de noviembre de 2022.