lunes, 31 de octubre de 2016

Festival de Cine Internacional de Ourense

El Festival de Cine Internacional de Ourense (OUFF) que se celebra del 28 de octubre al 5 de noviembre, acercará a la ciudad de As Burgas un total de 76 películas que se podrán ver en 109 sesiones, que tendrán lugar en diferentes espacios de la capital ourensana. En la edición número 21 del certamen habrá dos sesiones oficiales a concurso: Cine Iberoamericano y Óperas primas. Serán un total de 21 trabajos, todos proyectados por primera vez en España, que competirán por los diferentes premios. Algunos de ellos llegan a Ourense después de ser reconocidos en otros festivales. Es el caso de Como me da la gana 2, del reconocido director chileno Ignacio Agüero, que obtuvo el Gran Premio del 27 Festival Internacional de Marsella; o de la película georgiana La deslumbrante luz del atardecer que ganó hace dos días el premio a la mejor película del Festival de Valdivia en Chile. De forma paralela, el festival ha organizado una serie de ciclos, en los que se podrá profundizar, entre otros, en la obra del director porteño Hugo Santiago o en el panorama cinematográfico de Galicia. El  OUFF será escenario además del Encontro Profesional de Coproducción Audiovisual Galicia-Portugal. De la mano de Agadic, empresas productoras con interés en establecer contacto directo con posibles socios estratégicos, en la coproducción de proyectos audiovisuales para cine y televisión, tendrán la oportunidad de conocerse en el marco del festival. El Festival de Cine Internacional de Ourense se inaugurará el día 28 de este mes con la película Santoalla de Andrew Becker y Daniel Mehrer, ópera prima de los realizadores estadounienses. Cerrará el certamen Pedro Páramo con la que se rendirá un homenaje a la figura del ourensano Carlos Velo. El director del festival, Fran Gayo, destacó la calidad de todas las cintad que se podrán ver en Ourense y señaló que muchos de los directores han elegido esta cita para presentar sus películas lo que supone un gran espaldarazo.
C.. Andaluz. Ourense. La Voz de Galicia, miércoles 19 de octubre de 2016

domingo, 30 de octubre de 2016

En los jardines de dudas

Madame Récamier. 1802 François Gerard
 Acantilado ha reeditado recientemente Retratos de mujeres de Sainte-Beuve (Boulogne-sur-Mer 1804- Paría 1869). Son catorce textos publicados, por primera vez, en formato libro, en 1844. Catorce retratos, desde Mme de Sevignée hasta Mme de Récamier pasando por Mme du Deffand que representan esa singularidad francesa que fueron los salones del XVIII. Sainte-Beuve, el crítico literario más relevante del siglo XIX, considera que "la más alta manifestación de la cultura francesa es el universo de los salones de Mme du Deffand en la Francia prerrevolucionaria  o el de Mme Récamier en su propio siglo". Él mismo asistía con frecuencia al salón de la princesa Matilde, prima de Napoleón y al de Mme de Récamier. Esa idea de crear un espacio de conversación, encuentro y tolerancia en torno a una mujer arranca del Hôtel de Rambouillet, hogar de la marquesa del mismo nombre, donde nació el primer gran salón. Un espacio de reunión en el que tanto hombres como mujeres podían interaccionar y comunicar ideas y sentimientos con libertad. Malherbe, La Rochefoucault, Bossouet, Corneille participaban con frecuencia en los debates sobre literatura, filosofía, o sobre cualquier acontecimiento social. Siguiendo este modelo los salones alcanzaron su cenit hacia 1750. En el salón de Mme de Récamier, Chateaubriand, Boileau, Benjamin Constant, entre otros, discuten sobre sobre filosofía, política, arte. Ambientes refinados donde también se cultiva el teatro, la música y la galantería. "Jardines de dudas" asi define Cioran los salones del XVIII. 

Con motivo del tercer centenario del nacimiento de Voltaire (21 de noviembre de 1694) fueron muchos los homenajes que se dedicaron al filósofo en España. La mayor parte de ellos promovidos por las asociaciones de profesores francés con la colaboración de la Embajada de Francia. La mayor parte de ellos animados por Fernando Savater que un año antes había publicado El jardín de las dudas, finalista de los premios Planeta en 1993 La Asociación de Galicia organizó el primero de estos actos conmemorativos que luego se multiplicaron en cadena por toda España.  Voltaire fue un gran escritor de cartas, se conservan unas 20.000 dirigidas a todo tipo personajes públicos y privados y esa es la forma que Savater escoge para organizar su novela: la correspondencia entre el filósofo, ya anciano y una dama francesa, Caroline de Beauregard, condesa de Montoro, residente en España a la que cuenta su vida. Ella a su vez le describe cómo es esa España del siglo XVIII en lucha contra la rutina y los prejuicios. En una de las cartas, a petición de la condesa de Montoro, Voltaire le habla de su relación con Mme de Châtelet. Emilie Letonnelier de Breteuil, de esmerada educación, siempre mostró un gusto predominante por las matemáticas y la física.  Además de dominar el latín, traduce a Newton, a Locke y Poe. Se habían encontrado en 1730 cuando el filósofo regresa de Inglaterra. Juntos y debido a los problemas que suscitan los escritos de Volataire se trasladan al castillo de Cirey, propiedad del esposo de Emilie. Lo remodelan, instalan una enorme biblioteca y un laboratorio convirtiendo el salón de Cirey en el centro de la ciencia newtioniana. Donde hay también tiempo para la buena mesa y la diversión. Soirées con con funciones de títeres, linterna mágica y sobre todo teatro, la gran pasión de Voltaire. Y aunque Savater haya escogido como título el aforismo de Cioran,  en la novela hay muchas más certezas que dudas que va desgranando a través del discurso de Voltaire: el antifanatismo, la concepción laica del estado, la tolerancia, la ironía portadora de sentido, la razón incrédula, los principios de la Ilustración.
Arturo Pérez Reverte en Hombres buenos nos describe otro salón prerrevolucionario en el capitulo La tertulia de Saint-Honoré, el salón de Marguerite Ducenis.

sábado, 29 de octubre de 2016

Dos visitas en Île-de-France

Château de Monte Cristo y parque Alejandro Dumas. Todo aquel que haya visto la estupenda película L'autre Dumas, de Safy Nebbou, se hará una idea de la grandeza de esta mansión. Alejandro Dumas (1802-1870), uno de los escritores franceses más populares de todos los tiempos, mando construir este monumental château en una finca de nueve hectáreas en 1844 para homenajear a su propia gloria. Era la época de su apogeo. Siempre fue un maestro en el derroche, dilapidaba fortunas como escribía capítulos. En la fachada todo es poco: motivos florales, ángeles y tallas con los rostros de Homero, Shakespeare, Goethe y, por supuesto, el suyo propio sobre la puerta de entrada. En lo alto, sus iniciales y una de sus máximas más amenazantes:"J'aime qui m'aime "/Amo a quien me ama. En 1947, para la fiesta cremaillère (inauguración) invitó a más de 600 personas. Fueron muchas noches de fiesta y extravagancias entre mobiliario ostentoso, y también de conflictos como el que retrata la película con su colaborador Auguste Moquet, enfrentados por el amor de la joven Charlotte. Hoy las tensiones ya no se perciben, pero la visita al castillo y al parque dan cuenta de la grandiosidad que rodeó a Los tres mosqueteros. 
Casa natal de Claude Debussy. Galardonada con la distinción de Maison Illustre, aquí nació el 22 de agosto de 1862 Claude Debussy, compositor (entre tantas obras) del tríptico sinfónico La mer o el genial drama lírico Pelléas y Mélisande. Amigo de Satie, asiduo de las tertulias de Mallarmé, conquistador de mujeres y fan de Baudelaire, de los sapos y del mundo oriental. Sus objetos fetiche (partituras para su hija Claude Emma, sapos de bronce o de porcelana, numerosos retratos) llaman la atención al visitante fascinado con la iconografía personal de este último que consiguió romper con el clasicismo a través de una música de arquitectura enigmática y delicada que se ha etiquetado de impresionista. Ejemplo de conservación y transmisión de la memoria cultural de Francia, esta casa-museo expone parte de una vida y una obra llena de afinidades artísticas, buen gusto literario (Debussy adoraba sobre todo a Flaubert) y que evidencia, objeto tras objeto una época imprevisible, de creatividad y de ruptura.
saintgermainenlaye-tourisme.fr. El viajero. El País, viernes 21 de octubre de 2016

viernes, 28 de octubre de 2016

Joyce Jonathan en el Instituto Francés de Madrid


Joyce Jonathan
Joyce Jonathan, actriz, cantante y compositora francesa (3-11-1989, Levallois-Perret), graba a los 18 años su primer álbum Sur mes gardes que se convirtió, en agosto de 2010, en el número uno de ventas por descarga. En enero de 2011 recibe el premio NRJ Music Advards en la categoría de "revelación francófona". Fue también nominada en la categoría"canción francesa del año" por Pas besoin de toi compuesta por Fabien Nataf. En 2012, en los mismos premios NRJ Music Advards, fue nominada "artista femenina francófona del año". Su segundo álbum, Caractère fue lanzado en junio de 2013. Disco de oro, obtuvo el gran premio de la Unión Nacional de Autores y Compositores (UNAC), por la la canción Ça ira, compuesta por Fabien NatafJoyce Jonathan  no esconde que su tercer álbum Une place pour moi es en gran parte autobiográfico. Doce canciones dibujan el relato de una ruptura, el choque de la curación pasando por todas las etapas que cada uno conoce. Explora sus sentimientos con una precisión y una honestidad impecables, el sufrimiento, el rencor, la esperanza, la aceptación, la reacción y el olvido. Cuando en el single que anuncia la salida del álbum canta:" La felicidad no es el objetivo sino el medio/ la felicidad no es la caída, es el camino", todo es verdad. Al principio del verano de 2015, esta especie de mantra del día, le surgió como todas sus canciones:"Siempre escritas en el momento crítico, justo antes, tengo que sentirme muy bien o muy mal". Aqui y allí, colaboró para pulir los textos o para las composiciones, con Jérémy Kisling, Edgar Ficat, Tom Grafin, Renaud Rebillot, Fabien Nataf e Ycare. Y vivó momentos idílicos con Vianney, su reciente "flechazo de amistad". La paradoja de Joyce está ahí "púdica en la vida cotidiana pero no en sus canciones". Sí, hay un bonito lugar para ella, un lugar singular, radiante, límpido, cálido. Joyce Jonathan presentó su tercer álbum en el Instituto Francés de Madrid ayer, jueves 27 de octubre de 2016 a las 20h.
www.institutfrançais.es

jueves, 27 de octubre de 2016

La vida insignificante, o tal vez no

Anna Gavalda
He aquí de nuevo a la francesa Anna Gavalda en su salsa. Gavalda cuenta con una legión de lectores en todo el mundo que valoran la calidad extraña de su prosa, la textura de frases que descubren la belleza intensa o la mediocridad de los días, sin alterar un equilibrio perfecto de sintagmas. Eso es, claro, el estilo; mantenido aquí en estos dos relatos, un díptico en realidad, donde los héroes cotidianos son Mathilde y Yann. La pasión por encontrar las segundas oportunidades que nos puede ofrecer la vida no es nueva en Anna Gavalda. En realidad es uno de sus argumentos habituales. Cómo la soledad, o la desorientación, o las condiciones del trabajo , o la ausencia de él, influyen en los lados más sensibles de la existencia.  Estas dos magníficas historias nos muestran a dos personajes en proceso de búsqueda, frustrados con el mundo. Un poco perdidos, cuentan en primera persona sus vidas paralelas, en las que nada sobresale ni brilla, pero en las que un pequeño detalle puede cambiarlo todo. Es Gavalda en su medio natural, en la novela corta, en el relato construido con piezas de lo cotidiano. Mathilde pierde su bolso (con diez mil euros) y cuando alguien la llame para devolvérselo, todo cambiará de pronto. Yann también hallará ese cambio en la pareja de Alice e Isaac, sus vecinos. He aquí un texto revelador de nuestro mundo, puro Gavalda, imprescindible, por tanto.
J.M. Giráldez .  El Coreo Gallego, domingo, 23 de octubre de 2016

miércoles, 26 de octubre de 2016

Un dia en la vida de un refugiado en París

"El campamento se ha convertido en "la casa"de Mohamedin
desde su llegada a la capital a principios de septiembre..."
Al norte de París, en el barrio de Jaurès, las tiendas de campaña se acumulan  a lo largo de la avenida de Flandre. Un caos de sofás, colchones, mantas y tendales; una repro-ducción a escala de la jungla de Calais en la que viven cerca de mil refugiados. El campamento se ha convertido en "la casa"de Mohamedin desde su llegada a la capital a principios de septiembre. El joven sudanés de 22 años se encuentra en pleno proceso de solicitud de derecho de asilo tras escapar de su ciudad de origen, Nyala, la mayor de Darfur. La región lleva años siendo maltratada por el Gobierno central y las milicias progubernamentales que han arrasado ciudades enteras y convertido el sur del país en un gran campo de refugiados. "Primero fuímos de Sudán a Libia en coche, después de Libia a Italia en barco y al final de Italia a Francia a pie", relata sentado en un banco al lado de su tienda de campaña. Ahí pasa los días con "sus chicos", un grupo de darfuríes que, como èl, llegaron a Francia huyendo de la persecución. Una vez en la autoproclamada patria de los Derechos Humanos, Mohamedin vive en un limbo a la espera de la decisión de la oficina francesa de protección de refugiados...En total, la solicitud podría llevarle un año o más, pero el joven sudanés es optimista. Tras dos años de Estudios Ingleses en la Universidad de Nyala, Mohamedin tiene un nuevo objetivo:" En el futuro quiero ser periodista y contar la historia de Darfur", asegura. "Necesito enviar un mensaje sobre lo que está pasando alli". Mientras tanto sobrevive gracias a varias asociaciones y la solidaridad de particulares. Por las mañanas, si se levanta pronto, se acerca a Puerta de la Villette, a las afueras de París, donde una oenegé reparte desayunos a centenares de personas que viven en la precariedad. Hoy no pudo ir: tras pasar al noche con fiebre, no tiene fuerzas para desplazarse  hasta el punto de repartición . Hace varios días que sufre una neumonía a la que ahora se le ha unido la varicela. Pero Mohamedin no está solo: tiene a Geneviève, su "mamá francesa", como él la llama. La profesora de 55 años lleva ocupándose de él  y varios de sus amigos desde poco después de su llegada al campamento de Jaurès. Hoy ha venido de visita para darle medicamentos e invitarle a su casa. Allí podrá ducharse, comer y dormir bajo techo hasta que se sienta mejor. "Ponte la bufanda" le dice, gesticulando, mientras cruza la calle hasta su tienda.  Geneviève vive a diez minutos a pie del campamento, una situación que le ha impedido apartar la mirada de la miseria acumulada en la avenida de Flandre. "Me ayuda en todo, cuando estoy enfermo, con mis documentos....", explica Mohamedin.....
Alexandra Fernández. París. La Voz de Galicia, lunes 17 de octubre de 2016  

martes, 25 de octubre de 2016

El estallido de color fauvista

La habitación roja. Henri Matisse
Salvaje, fugaz y decisivo. Así fue el fiero movimiento fauvista. La primera revolución plástica del siglo XX que convirtió al color en emperador de la pintura. Fue más allá que el impresionismo y sitúo la gama cromática en el epicentro de la obra de arte, muy por encima de la línea, el tema o la composición. Fue un feliz, salvaje y efímero estallido de color que se produjo en 1905 y duró apenas hasta 1907. Los fauvista, las fieras de aquella explosión cromática que removió los fundamentos del arte no fueron un grupo homogéneo ni se asentaron sobre un manifiesto. Eran amigos, artistas con intereses comunes y convencidos de que el color era la expresión máxima de la emoción, la libertad y la imaginación. Cambiaron, sin proponérselo, la historia del arte. Matisse fue el patriarca de ese movimiento que apenas duró dos años, pero cuya onda expansiva se dejó sentir a lo largo del siglo XX y llega hasta hoy. La fundación Mapfre lo revisa ahora en su gran exposición de la temporada, Los Fauves; la pasión por el color, abierta hasta enero. Reúne lo más brillante de la producción de este influyente y determinante movimiento que reivindicó la capacidad de la pintura  en sí misma como potente medio expresivo. En su completo recorrido cronológico Mapfre concentra en sus salas de Madrid más de 135 obras desplegadas en en cinco secciones. Hay un centenar largo de pinturas, numerosos dibujos, acuarelas, y una selección de piezas de cerámica, acaso lo más desconocido de la heteróclita producción fauvista. Es la primera gran muestra que lo aborda en profundidad en España y la más importante dedicada al fauvismo. Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck son los tres audaces precursores y líderes luego de un movimiento liberador, polémico y exuberante, basado en la exaltación de los tonos puros. Se cocinó en el taller de Gustave Moreau y sitúo la independencia del color en el centro del debate artístico. Un planteamiento realmente revolucionario para la época. "Es la primera gran vanguardia artística del siglo XX", destaca María Teresa Ocaña, comisaria de la exposición.
Miguel Lorenci. Madrid. La Voz de Galicia, viernes 21 de octubre de 2016

lunes, 24 de octubre de 2016

Érase una vez Jacqueline y Fatah

El eufemismo "comedia amable" recoge la prioritaria intención de hacer pasar un buen rato al espectador, sin que el autor se sienta obligado a priorizar cuestiones de género ni estrujarse las neuronas para brindar por el buen cine. Basta con colocar la cámara con la rutina del funcionario que lo hace todos los días. La vaca es de esas, la segunda película del polifacético Mohamed Hamidi (educador , politólogo, bloguero, músico promotor de festivales...), francés de origen argelino que se inició en la dirección con 40 años y aquí nos cuenta la historia del granjero Fatah, que aspira a llevar a su vaca Jacqueline desde Argelia al Salón de la Agricultura, en París. Lógicamente, hay mucho cachondeo en su pueblo con el tema. Pero finalmente será admitido, embarcará hacia Marsella con el animal y juntos cruzarán Francia en una peculiar road movie pedestre, jalonada con peripecias orientadas a provocar sonrisas y, si se tercia, aflorar algunas emociones para dejar buen sabor de boca, que otra cosa no pretende Hadimi. Además del agradecido recurso al costumbrismo, en consonancia con la diversidad humana y geográfica, está el homenaje a un clásico de la comedia gala, La vaca y el prisionero (Verneuil, 1959), en la que el combatiente Fernandel, en su huida de los alemanes, se hacía acompañar de su querida Margarita, sin duda pariente lejana de esta Jacqueline. De la aventura pronto se apoderará el circo mediático y, en consecuencia, sus convencinos del Magreb podrán seguir puntualmente lo que vaya aconteciendo al granjero, como es natural ejemplar padre de familia que, simplemente, tiene un sueño. Más allá de lo forzado de algunas situaciones y de incidir en el buenismo, conviene destacar su apuesta por la tolerancia en tiempos de convulsión islamista y en un país que siempre ha destacado por la integración, la diversidad y la tolerancia. De modo que la rumiante y su dueño regresarán convertidos en héroes y agradecidos por lo bien que les trataron en la metrópoli. A veces, hasta reconfortan planteamientos tan simplistas.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, martes, 18 de octubre del 2016

domingo, 23 de octubre de 2016

El Château de Fontainebleau, 2

La galería de Diana
Ensoñados en la chispeante gracia de Delay paseamos el palacio de puntillas para asombrarnos con su buen estado de conservación. Entre mesas imperiales y habitaciones de Napoleón, salones de recepción con techos tallados por Ambroise Perret en 1558, escritorios de ébano de Luis XIV, la capilla de San Saturnino, la galería de Diana o el exquisito salón Luis XIII -que nació aquí mismo en 1601- con cuadros y techo del pintor flamenco Ambroise Dubois, descubrimos o imaginamos escenas de adulterio, así como personajes históricos de leyenda. Francisco I, que lo utilizaba como pabellón de caza; Enrique II; Catalina de Médecis; Enrique IV o la propia Margarita de Valois, a quien tanto le gustaba Boccacio y su literatura y que se casó varias veces. Simone de Beauvoir escribió sobre ella:"Fue la escritora que mejor sirvió a la causa de su sexo, que propuso contra la licencia de las costumbres un ideal de misticismo sentimental y de castidad sin mojigatería, tratando de conciliar amor y matrimonio para honor y dicha de las mujeres. Margarita escribió el Heptamerón en 1542, conjunto de 72 historias atrevidas y breves contadas a lo largo de siete días por diez viajeros retenidos por el mal tiempo en una abadía. Una clara imitación a Boccaccio y su Decamerón (1351). A la salida , en la tienda de souvenirs , destaca por encima de todos, uno: la escultura del perro Bleau a tamaño natural que parece dispuesto a salir a las 11 hectáreas del Grand Parterre y, por supuesto, a perderse de nuevo en el bosque que aguarda tras el jardín inglés y que tan determinante fue en el siglo X1X para escritores románticos y para pintores paisajísticos. Y es que el bosque de Fontainebleau es un taller con las dimensiones de la naturaleza que transitaron Corot, Millet, Renoir, Sisley, Bazille y posteriormente Seurat, Redon, Derain o Picasso, además de ser la escenografía del cuadro-manifiesto de Monet Déjeuneur sur l´herbe/Almuerzo en el campo, emblema de la vida moderna. Y si apetece vivir una anacrónica experiencia, conviene saber que en un rincón del mismo palacio se encuentra el Cercle du Jeu de Paume de Fontainebleau, donde se pueden tomar clases de este tennis ancestral, el deporte más antiguo de los que se practican en Francia. Y para terminar acudiremos a la Fromagerie Barthélémy para comprar la célebre mousse aérea y condenadamente voluptuosa (mitad crème fraîche, mitad fromage blanc) llamada fontainebleau, y comercializada por este ilustre fromagier con tienda en París (Rue de Grenelle) y en el 92 de la Rue Grande de Fontainebleau. En abril, el periódico Le Monde dedicó una página a este vicio capaz de llevar a la perdición al más sensato.....
Use Lahoz. El País. El Viajero, viernes 21 de octubre de 2016

sábado, 22 de octubre de 2016

El château de Fontainebleau

El Palacio de Fontainebleau al sureste
de Paris.  Hemis (AWL)
Este pequeño municipio del departamento del Seine et Maine estará siempre ligado a su palacio, principalmente renacentista, y al arte y es, por su escasa distancia de París (apenas 55 kilómetros), su reputación burguesa y su espectacular bosque, uno de los consuelos favoritos de los parisienses y una depuradora escapada otoñal. Basta con acercarse a la Gare de Lyon y tomar un tren transilien (17 euros , ida y vuelta) en dirección Montargis para en 40 minutos , aparecer en la estación compartida por Fontainebleau y Avon. La reciente publicación de A mi, señoras mías, me parece (Acantilado) de Florence Delay, 31 relatos atravesados de fina ironía que reconstruyen la historia del palacio de Fontainebleau, nos anima a visitar este imponente monumento y sus jardines, rodeados hoy de 45.000 plantas, capricho de Francisco I, que a partir de un castillo anterior levantó en el siglo XVI una edificación abocada a albergar el arte más influyente de origen italiano hasta el punto de crear un estilo y una escuela propios: la escuela de Fontainebleau. Delay, escritora, actriz, traductora, guionista y, desde la año 2.000, miembro de la Academia Francesa, da vida y voz a las damas imaginarias y reales que adornaron las paredes y vivieron las fiestas, la lujuria, los antojos y algunas de las excentricidades del palacio, así como a los reyes que lo habitaron  y los pintores y artistas que crearon bajo su influjo... Así, de primeras sabemos que el nombre del palacio tiene su origen en el día en que un rey salió a cazar y su perro llamado Bleau se perdió. Como era favorito del monarca, los guardas lo buscaron con empeño hasta hallarlo junto a una fuente del bosque en la que, cansado del esfuerzo, bebía agua. "Y como nadie conocía aquella fuente, y les pareció que el perro era el primero en descubrirla desde entonces se llama Fuente de Bleau". Fontainebleau. El palacio (musee-chateau-fontainebleau.fr) ejerce de museo desde el sigo XIX, y en 1981 fue declarado patrimonio mundial por la Unesco. Residencia de reyes desde el siglo XII hasta la caída de Napoleón III en 1870, aquí vivieron 36 monarcas franceses y aquí se recibe a cerca de un millón de turistas al año....La entrada (11 euros) permite visitar los jardines, el palacio, el patio de la Fuente, el patio de los Oficios, la exquisita Puerta Dorada, el estanque de las Carpas (que precede al jardín inglés) y el Gran Parterre. Toda una experiencia que culmina en el despacho del emperador Napoleón III. Los Grandes Aposentos (grands appartements ) son uno de los recorridos más impactantes. La Galería de los Fastos y la Galería de los Platos rememoran distintos acontecimientos acaecidos en el palacio. Las salas renacentistas, el salón de baile y la Galería de Francisco I son algunos de los lugares más fotografiados. Las primeras conservan frescos y estucados elaborados por el italiano Rosso Florentino, uno de los primeros y más destacados exponentes toscanos del manierismo pictórico: el pintor al que Delay califica como extraordinario, el que no pretendía sorprender, porque era sorprendente. "Lejos de Miguel Ángel, cuya fuerza acuerda lo divino con lo humano, él acentúa, creo yo, su desacuerdo. La intrincación del amado claro y el amado oscuro". Nombrado rápidamente pintor ordinario del rey, el Rosso tuvo bajo su responsabilidad todos los edificios, pinturas y decoraciones de Fontainebleau. Cuando se suicidó envenándose, Enrique II y Catalina de Médicis lo sustituyeron por Francesco Primatticio.....
Use Lahoz.El País. El Viajero, viernes, 21 de octubre de 2016

viernes, 21 de octubre de 2016

Hombre Lobo en París

La Unión. Un hombre lobo en Paris, una de sus canciones
más famosas, traspasó fronteras y generacións.
Inauguraron los conciertos en la sala Pelícano y volvieron a una ciudad (viernes 14 de octubre 2016), en la que siempre han sido favoritos. La Unión regresó a Coruña para demostrar que si el tiempo es una línea recta, solo importa el presente, el final de la misma. Al día siguiente actuaron en Ourense, dentro del Mid Season Festival en el Pazo dos Deportes Paco Paz. Dos noches de aullidos gallegos. Encumbrados por un aullido de lobo en los años 80, y embarcados en un apabullante proceso de reconversión y rediseño continuo durante más de tres décadas, La Unión con Rafa Sánchez y Luis Bolín al frente, figuran como responsables y pecadores de llevar al pop español un paso más allá. Sus flirteos con la new wave y la electrónica los conjuraron al éxito. Dos millones de discos vendidos -entre los que destaca el grabado en 1991, en el Coliseum de A Coruña, Tren de largo recorrido- y un presente auténtico y realista, los definen. "Hombre lobo en París no fue un canción difícil en exceso. Salió como el resto. Teníamos base y Rafa comenzó a improvisar con un aullido sobre ella. Pura energía creativa. Dio la casualidad que en ese momento estaba muy de moda Boris Vian  y sus colecciones de cuentos, y nos encantó la historia de pagar por el amor. Era perfecto para esos aullidos. Abrió todas las puertas, y las sigue abriendo en Latinoamérica, por ejemplo. Ver en México a 20.000 personas aullando, de todas las edades, cantando la canción, te pone los pelos de punta. Hombre lobo en París ha quedado muy unida a un momento en concreto. Ha traspasado fronteras y generaciones. Tenemos canciones que dejan a la gente con una sonrisa, y eso es lo que te acabas llevando a casa... 
Carlos Pereiro. Fugas. La Voz de Galicia, viernes 14 de octubre de 2016

jueves, 20 de octubre de 2016

Paul Verlaine. Buscando la paz en la destrucción

Novalis: Verlaine y Rimbaud
Paul Verlaine pertenece a esa clase de individuos que busca la paz en la destrucción. Todo lo tuvo y todo lo perdió por una buena causa: la de entregarse con desenfreno a una libertad entre fiera y destartalada. Había que estar en París a mediados del siglo XIX. Tener una familia de corte y confección burguesa a la que abandonar. Conocer a un joven poeta de 17 años (Arthur Rimbaud) que fumaba en cachimba y escupía contra el manual de costumbres respetables. Romper con tu programa de vida loco por anidar con este joven (cuando ya tienes treinta y tantos). Aceptar cada día según lo que debe ser: un síndrome de ansiedad. Ser maldecido por quienes desprecias  y saber que esa es una de la mejores corrientes que impulsan a un hombre. Había que llamarse Paul Verlaine (1844-1896) y ejercer el poder de escapar dando escándalo en la ciudad. Y dando también un poco de miedo. Vivir contra sí mismo fue su más alta conquista. La historia de este hombre es larga aunque su verdad es breve. Paul Verlaine, poeta simbolista, jefe de expedición de los plumíferos del país de sus días, entendió el malditismo como una bendición desde que lo dijese en un poema Baudelaire. No solo abandonó las cuartillas de adjetivos melódicos, sino que puso la poesía por delante de todas las cosas alimentando por la mañana su leyenda destruyéndola por las tardes. Vagabundeó por París, loco de amor por el "príncipe de los poetas", por el ladrón de fuego. Por Rimbaud. Abandonó a su mujer enferma (Mathilde Mauté) para seguir las huellas del muchacho que había escrito El barco ebrio. Se echó a los caminos en su busca. Lo halló en Bruselas y allí fundaron una salvaje comuna de dos...Están juntos. Se abandonan. Regresan. Mantienen un pulso de necesidad mutua que centellea como un revólver con todas las balas....El último de sus encuentros fue en Bruselas , en 1873. Era todo o nada... Rimbaud le dijo adiós al poeta grande. Regresaba a la casa familiar de Roche para recobrar la agonía de escribir Una temporada en el infierno , el libro con el volteará la poesía del siglo XX.... Los dos poetas marcharon juntos a la estación a por el tren que les iba  a separar. Pero en el andén en un ataque de ira Verlaine que apretaba el revólver que llevaba en el bolsillo hizo un gesto de amenaza contra su amigo. El juez lo condenó a dos años de prisión. Allí escribió 32 poemas a la velocidad de la inspiración súbita. Unos morales. Otros eróticos. Los demás casi místicos. Fueron incluídos en distintos libros: Sabiduría (1881), Antaño y hogaño (1884) y Paralelamente (1889). Solo una vez volvieron a encontrarse. Fue en Stuttgar y ya en 1875. Otro desastre. Y ahí sí jamás se volvieron a cruzar......
Antonio Lucas. El Mundo, domingo 7 de agosto de 2016

miércoles, 19 de octubre de 2016

El "amour fou " de Mitterand

Era el más misterioso de los recodos oscuros que dominan la biografía de François Mitterand: su relación secreta con Anne Pingeot, la historiadora de arte con la vivió una historia de amor de más de 30 años, de la que nacería su hija Mazarine. A partir de ahora, lo será bastante menos. La editorial Gallimard publicará el próximo jueves una antología formada por 1.200 cartas de amor que el expresidente francés envió a su amante entre 1962 y 1995, que dan información privilegiada sobre una unión de la que se sabía poco y nada. Esta inesperada publicación autorizada por la discretísima Pingeot, permite conocer de cerca los altos y bajos que atravesaron. Ambos se conocieron en Hossegor, en las Landas francesas, donde siguen veraneando los pudientes. Mitterand conocía bien a los padres de ella, descendiente de la burguesía industrial de provincias. Él sumaba 46 años, era un político experimentado que había sido 12 veces ministro y estaba casado desde 1944. Ella era poco más que una adolescente apasionada por la literatura, que luego se convertiría en gran especialista en la escultura del siglo XIX y conservadora del Museo de Orsay hasta su jubilación en 2008. Su correspondencia arranca en noviembre de 1963, el día después del asesinato de Kennedy. "Me gusta estar con usted", le escribe un Mitterand que le habla de usted, como dictaba entonces la costumbre. En marzo de 1964 va un poco más allá :"Existe entre nosotros un pacto, un secreto, un acuerdo, un vínculo, una verdad. Y, de repente, ya no estoy solo en la carrera". Pocas semanas más tarde, Mitterand se le declara:"Con usted despiertan en mí sentimientos que nunca he conocido". Un mes después, empezará a tutearla....La publicación del volumen coincide con el 20º aniversario de la muerte de Mitterand, y llega a las librerías cinco años después del fallecimiento de su esposa, Danielle. Se trata de una iniciativa del Instituto Mitterand -presidido por Hubert Védrine, secretario general del Elíseo y ministro de Exteriores en los noventa- que habría convencido a Pingeot para publicarlas. "Era el momento. Durante muchos años, Anne ha soportado mal las versiones no autorizadas sobre su vida que han circulado. Ha querido afirmar su verdad", ha afirmado el periodista Philip Short, ante el que Pingeot se confió sobre su historia secreta , por primera vez en su vida, en un libro editado en 2015. ...
Alex Vicente. París. El País, viernes 7 de octubre de 2016

martes, 18 de octubre de 2016

El Renoir más íntimo

La trenza.  Renoir se convierte en uno de los “retratistas”
más solicitados por la sociedad parisina.
EL Museo Thyssen redescubre al pintor impresionista en "Renoir:intimidad". Una retrospectiva que se abre al público desde hoy hasta el próximo 22 de enero y en la que se evoca el papel de las sensaciones táctiles, olfativas y auditivas en sus más de 70 obras expuestas, de distintas etapas de su vida. Pierre-Auguste Renoir siempre se ha caracterizado por ser uno de esos pintores impresionistas en los que la sensualidad y "la alegría de vivir han sido una constante en su obra. Sin embargo, a pesar de ser uno de los artistas más reconocidos de este movimiento pictórico, a día de hoy sigue siendo un incomprendido."Queremos entrar en sintonía con lo que pintaba. Eso es lo que llamamos intimidad y eso es lo que queremos trasladar al espectador", apunta Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen de Madrid y comisario de Renoir: intimidad, una retrospectiva que reúne alguna de las obras impresionistas más emblemáticas del francés, junto a su abundante producción como retratista, autor de paisajes y de escenas íntimas. Desde sus primeras etapas sus grandes triunfos siempre fueron desnudos. Fue en ellos donde asimiló todo lo que no había aprendido antes, la forma de medirse con otros maestros de la época y una forma de encontrar su sitio", destaca Solana sobre el papel central que ocupan las sensaciones táctiles en sus lienzos."La sensación", apunta "de que los cinco sentidos de Renoir funcionaban bien es la principal conclusión. Para él era lo más importante, incluso más que el cerebro". Para ello cuentan con un testimonio de cada etapa de su obra, dividida en seis apartados que siguen un recorrido temático: Impresionismo: lo público y lo privado; Retratos de encargo; Placeres cotidianos; Paisajes del norte y del sur; La familia y su entorno; y Bañistas. ...Junto a la exposición, el museo ha programado un ciclo de cine relacionado con la pintura de Renoir y un curso monográfico sobre la representación de la intimidad en la pintura de finales del siglo XIX y principios del XX desde una perspectiva de género...
Pedro del Corral. El Mundo, martes 18 de octubre de 2016

lunes, 17 de octubre de 2016

Toulouse abrió sus puertas

"Estamos de nuevo ante una lección de generosa curiosidad cultural..."
El cine español viaja frecuentemente por Francia y es generalmente recibido con mucho calor. Ocurre así en numerosos festivales especializados, singularmente, en el de Cinespaña, que comenzó el 29 de septiembre en Toulouse su 21º edición. En ella no solo se presentaron algunas de las novedades de la producción española inéditas en Francia - las de Saura, de la Iglesia, Más Trelles, Jonás Trueba, Fejerman, Lacuesta - algunas de ellas aún sin estrenar en España-, sino que se repasaron títulos del pasado -el cine erótico de los años veinte, por ejemplo, muy poco conocido, o las películas anarquistas de la II República, o los documentales de productor Paco Poch a quien se le rindió homenaje. Un invitado de honor fue Sergi López y en un acto paralelo intervino el escritor Manuel Vincent junto a José Luis García Sánchez hablando de la adaptación al cine de su novela Tranvía a la Malvarrosa. Fueron pues, otros 10 días de películas, conciertos, tertulias y encuentros, organizados privadamente por un grupo de franceses entusiastas del cine español que ya se lo he dicho otras veces, no cuenta con las ayudas suficientes, algo que sería impensable por las autoridades francesas si fuese su cine el que se mostrase en España. Pero nosotros somos como somos... o este Gobierno es como es. Cerca de Toulouse, a  unos 150 kms se repite parte del programa de Cinespaña  en la pequeña población de Luchon, con la organización en este caso de una distribuidora francesa especializada en cine español, Iberifilm, que modestamente pero con tesón viene lanzando en Francia películas españolas. Y dentro de poco, en noviembre, será en Marsella donde se celebre el festival Horizontes, igualmente dedicado al cine español. "Marsella vive con España en el corazón" dice su slogan. Se mostrarán 50 películas, se ofrecerán sendos homenajes a Carlos Saura y Luis Buñuel y acudirá un buen número de figuras de nuestro cine. De nuevo, como en los casos de Toulouse y Luchon, organizados por franceses aficionados al cine español... y sin ayudas oficiales de sustancia. Estamos de nuevo ante una lección de generosa curiosidad cultural que tendrá prolongación el próximo mes de marzo en el festival de cine español de Nantes y en la convocatoria de Espagnolas en París. ¿Hay quien de más solo por amor?
Diego Galán. El País, 29 de septiembre de 2016.

domingo, 16 de octubre de 2016

Tapices de Bayeux y de Angers, narradores de historias

El artículo de César Antonio Molina : La conquista de Inglaterra en 58 escenas, publicado este viernes en El viajero, del que dí noticia en el blog, me trajo a la memoria dos viajes de los que conservo un grato recuerdo. Los dos relacionados con tapicerías memorables. Tan grato recuerdo que me devolvieron las ganas de escribir en estos días en que estoy sumida en la parte más desagradable de mi trabajo, la jerga administrativa, la anti-literatura  de los documentos que debemos elaborar a principios de curso, una especie de lenguaje cifrado lo más alejado de nuestro trabajo con los alumnos. Precisamente esa era mi intención comentarles algunos de los excesos de "palabrería  pedagógica" que sufrimos los profesores y que ninguna ley ataja, más bien al contrario, la incrementan como si sirviesen para medir la calidad, la innovación del profesorado. El relato sobre la visita a Bayeux de C.A. Molina resucitó el lado más hermoso de mi profesión, descubrir y poder compartir con los alumnos las joyas que la historia ha ido sembrando.  Estuve en Bayeux  en 1986 con un grupo de alumnos. En Angers en 1998 con un grupo de profesores En Bayeux vimos la Tapicería de la Reina Mathilde. En Angers la Tapicería de la Apocalipsis. 

A primeros de marzo del 86, cuando nos dirigíamos a las playas del Desembarco, con el grupo de alumnos que luego obtendrían el premio Giner de los Ríos del que ya les he hablado en otra ocasión, hicimos una parada en Bayeux. La Tapicería de la Reina Mathilde formaba parte de mi imaginario desde hacía tiempo, desde que la descubrí durante mis estudios en Salamanca. La idea que me hacía de ella no podía estar más lejos de la realidad. Probablemente me deje seducir por el nombre  que encerraba en sí una historia, una reina que había tejido un tapiz sobre una batalla,  y no presté mayor atención ni a la forma ni a lo que narraba. Mi sorpresa fue enorme cuando ví algo tan delicado, expuesto en una vitrina circular de cristal de 70 metros de largo  por 50 centímetros de ancho. Unas proporciones que nada tenían que ver con lo que imaginaba. Tampoco es un tapiz aunque se le llame así. Un finísimo bordado sobre un lienzo de lino blanco o crudo, no recuerdo bien,  con hilos de varios colores, azul, rojo, verde, amarillo y sus diferentes tonos. No hay una confirmación definitiva sobre su autoría  así como sobre el lugar donde se realizó. Me decido por la reina Mathilde, esposa de Guillermo. La veo inclinada sobre la labor, con sus damas de compañía que la ayudan, bordando minuciosamente, los personajes, sus ropas, los castillos, los navíos, hasta un cometa.... Un trabajo de años para contarnos la conquista de Inglaterra por  el duque Guillermo  desde 1064  al desenlace en la batalla de Hastings, al sur de Inglaterra, 1066. Me pregunto que recuerdos guardarán aquellos alumnos que visitaron conmigo esa miniatura maravillosa que esconde Bayeux que además de ser un documento sobre la época es un monumento del trabajo paciente que realizaron  unas manos de mujer.

sábado, 15 de octubre de 2016

La conquista de Inglaterra en 58 escenas

Se cumple el 950º aniversario de la invasión de la isla por las tropas normandas, en 1066, un hecho primorosamente bordado en el largo y extraordinario tapiz de Bayeux. Los nazis y el propio Hitler mostraron interés por el tapiz del siglo XI que ahora contemplo en Bayeux (Normandía, Francia) no por su valor artístico incalculable, sino, sobre todo , por el contenido excepcional: la invasión de Inglaterra por parte del duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, en 1066, cuyos 950 años se cumplen este año. Una conquista que fue la única junto con la romana. No solo es compleja la historia del propio tapiz (un paño ornamental que Himmler intentó regalar a Hitler, como se relata en la película  ¿Arde París?, de René Clément), sino también sus idas y venidas, sus apariciones y desapariciones a lo largo de los siglos. Una vez creado, el tapiz fue llevado de palacio en palacio, a continuación estuvo en la catedral de Bayeux, que sufrió varios incendios, luego se le perdió la pista, después apareció en el inventario del tesoro de la catedral. Redescubierto en el siglo XVIII en la sacristía, a partir de entonces comenzaron los estudios y sus reproducciones. Cuando todo parecía estar normalizado, estalló la Revolución Francesa y fue requisado y utilizado como envoltorio. Napoleón lo rescató y pidió a las autoridades de Bayeux que lo dejaran exhibir por una temporada en el Museo Napoleón, el futuro Louvre. Así se hizo. El tapiz volvió posteriormente a Bayeux . En 1944 fue enviado de regreso a París,  probablemente con la posterior intención de ser trasladado a la Alemania nazi. Salvado el tapiz de este viaje arriesgado, fue expuesto en el Louvre. Luego regresó a Bayeux al palacio du Doyen, el 2 de marzo de 1945. Fue restaurado y allí expuesto. Desde 1983 se puede admirar en el centro Guillaume-le-Conquérant, antiguo seminario mayor, en la rue de Nesmond. El tapiz contemporáneo de todo cuanto se relata en él, fue declarado patrimonio mundial. A Bayeux, que tiene otros muchos atractivos artísticos, valdría la pena ir solo por ver ese tesoro único. En el museo hay un espacio dedicado a su interpretación, a la historia de los normandos y a la historia de la conquista de Inglaterra.....
César Antonio Molina. El Viajero. El País, viernes 14 de octubre de 2016 

viernes, 14 de octubre de 2016

Philippe Jaroussky

Philippe Jaroussky
La frescura y el descaro del barroco conectan con el apresurado público contempo-ráneo. La eclosión de la música de esta época ha traído consigo también la de los contratenores, cantantes capaces de emular a los legendarios castrati. Jaroussky es el más popular, un fenómeno masivo que remite a una rock'n'roll star. Pero ahora busca ampliar sus registros. Lo demuestra su último disco, una incursión en las cantatas de Bach y Telemann, y su debut en la Orquesta Nacional el viernes 21, a propósito de Les nuits d'été de Berlioz. A Philippe Jaroussky (Maison-Laffite, 1978) le llamaban el metralleta en el conservatorio. Su capacidad para disparar (y colorear) notas a discreción era asombrosa. Esa "promiscuidad" vocal desborda su faceta escénica. Como entrevistado también la manifiesta. Sus respuestas son detalladas, razonadas, documentadas y se prolongan durante casi una hora, mucho más de lo pactado en origen. Habla al teléfono desde su casa en París, en un español grácil y cantarín, veteado de vocablos italianos. Tiene prisa porque quiere ver a su profesora para preparar Les nuits d'été/ las noches de estío, ciclo de canciones de Berlioz que acometerá con la Orquesta Nacional los próximos días 21, 22, y 23. Pero cualquiera lo diría a tenor de las prolijas explicaciones sobre los desafíos que le plantean estas partituras y los que supusieron para él rematar su último disco, recién lanzado por Erato. Cantatas sagradas es su título y en él ensarta la perfección de Bach y la pureza de Telemann, especialistas en un género musical clave en el culto luterano: las cantatas se interpretaban al término de la lectura del evangelio, en misas que, a comienzos del siglo XVIII, podían durar tres horas. A la pregunta de si, confesándose ateo no se tambalea su incredulidad cuando canta estas obras responde: "Es verdad que no creo en Dios pero también es cierto que al interpretar estas cantatas tengo la impresión nítida de que estoy frente a algo que me supera, algo misterioso y especial. No ocurre lo mismo en la ópera, donde se despliegan pasiones y emociones. Aunque hay que decir también que en la música sagrada de Bach hay un poso muy humano, sensual incluso. Así que es un territorio místico, entre lo operístico y lo sagrado".....
Alberto Ojeda. El Cultural, 14-10-2016

jueves, 13 de octubre de 2016

Arthur Rimbaud. La voz total del poeta insaciable

La editorial Atalanta reúne en un solo volumen de más de 1.500 páginas la obra completa de Rimbaud, desde los cuadernos de juventud hasta las cartas de su retiro en África. Lo de Arthur Rimbaud es algo más que un enigma. Diríamos que pertenece al linaje de los indescifrables. No sólo en su escritura sino exactamente en lo que da paso a la obra, que es la vida. Está su biografía tan fuera de lo común, tan sin cálculo posible, que al final sólo él se llevó la clave de esa parada salvaje. Arthur Rimbaud fue un niño que dejó de escribir siendo casi niño y una vez convencido de lo que ha hecho (o de lo que no ha hecho) rechaza entrar en el mundo grisalla de lo colectivo y desaparece. Nació en Charleville en 1854 y falleció en Marsella en 1891. Hasta ahí, una muerte prematura y nada más. Lo interesante es que comenzó su obra poética adulta a los 15 años y remató su escritura poética a los 21, cuando había roto las costuras de la poesía moderna y cuando había deflagrado el límite de los excesos de la bohemia. Antes y después de Rimbaud el verbo es otro. Él es otro. "Yo es otro". Y lo demás es un deambular por lo que este muchacho hizo con todo el hambre de extravío que un hombre acumuló cuando aún no era hombre. Hay decenas de ediciones de los poemas de Rimbaud. Algunas de las Cartas abisinias, la correspondencia que mantuvo con su familia desde África. Pero hasta ahora no existía una tan completa en un solo volumen en España. La editorial Atalanta se propuso hace unos años reunir todo lo que se sabe de la obra de Rimbaud. Más de 1.500 páginas en edición bilingüe, desde las primeras traducciones del latín realizadas como alumno en el liceo de Charleville hasta el último poema del que se tiene noticia, Saldo. Y junto a eso, material disperso que los estudiosos franceses llevan ya un siglo intentando componer como si el puzzle de este desafío tuviera sentido en el orden lógico del mundo. "Para los lectores jóvenes Arthur Rimbaud sigue siendo un relámpago", sostiene Mauro Armiño, encargado de la traducción y que ha pasado años de convivencia con la obra del más extremado de los poetas franceses modernos. "En él asumen, como cualquiera de las generaciones que nos hemos asomado a su obra, el destello, la iluminación. Pero lo más interesante es la dificultad de fijar una sola interpretación de esta escritura. Cada poema tiene el sentido inexacto que cada lector le asesta. Es un poeta muy difícil de unificar". La situación es esta: un adolescente que se enfrenta a su idioma desde un pueblo frío, que vuela las sienes a las palabras. Un adolescente a la conquista furtiva del París parnasiano y le ciñe a la poesía un cinturón de dinamita. Arthur Rimbaud es un arrapiezo cargado de modales vándalos, de juventud y de insolencia. El responsable de Atalanta, Jacobo Siruela, lo resume bien: "Representa como nadie la esencia de lo moderno, de lo nuevo, de la rebeldía del porvenir, y que arroja al mundo, con inusitada ferocidad, una poesía que nunca perdería su juventud. Ese es su misterio".....
Antonio Lucas. El Mundo, miércoles 12 de octubre de 2016

miércoles, 12 de octubre de 2016

Combatientes en la sombra

El discurso nacional que Francia construyó después de la II Guerra Mundial es que el país fue liberado por la Resistencia, con cierta ayuda de los aliados y que, "salvo un puñado de miserables", en palabras del general Charles de Gaulle, el resto de los ciudadanos se comportaron como auténticos patriotas. Nada más lejos de la realidad. El historiador británico Robert Gildea desmonta esta imagen nacional que se encontraba ya bastante resquebrajada, en su nuevo libro, Combatientes en la sombra (Taurus), que traza un minucioso retrato de la ocupación en la que prefiere hablar de "resistencia en Francia"por la cantidad de extranjeros que se sumaron a la lucha contra los nazis, entre ellos miles de republicanos españoles. Todo ello no quiere decir que los franceses no tuvieran ningún papel, sino que no fueron los únicos héroes de aquella guerra."Francia fue derrotada y ocupada por Alemania. Cuando fue liberada y unificada de nuevo, se crea una historia única que mantiene que todo el país alcanzó la libertad unido bajo el liderazgo de De Gaulle y ese relato fue propagado a través de medallas, ceremonias, títulos..."explica Gildea, profesor de Historia Moderna en el Worcester College de la Universidad de Oxford, cuyo libro se publica esta semana en España traducido por Federico Corriente. Los olvidados en ese relato no fueron solo aquellos españoles que huyeron del franquismo, sino también judíos, polacos o rumanos, los comunistas y las mujeres, cuya labor como resistentes también ha sido infravalorada. El libro que aún no ha aparecido en Francia -esta previsto para la primavera de 2017- recibió excelentes críticas en 2015 en medios como The Economist o The New York Review of Books, cuya reseña, firmada por el historiador del régimen de Vichy Robert O. Paxton se titulaba "La verdad sobre la Resistencia". Gildea, que ha publicado otros ensayos sobre la historia de Francia en los que analiza el mismo período, reconoce que la imagen ideal de la sociedad francesa ya había sido cuestionada en películas como el documental La pena y la piedad  o el filme de Louis Malle Lacombe Lucien con guión del premio Nobel Patrick Modiano. Sin embargo, su estudio, 650 páginas en las que maneja tanto fuentes documentales como entrevistas, es el más completo que se ha escrito hasta ahora desde un punto de vista crítico sobre la Resistencia durante la Ocupación entre 1940 y 1944. El éxito alcanzado en Francia de la serie Un pueblo francés demuestra hasta que punto sigue siendo un asunto delicado y siempre actual....
Guillermo Altares. Lunes 10 de octubre de 2016

martes, 11 de octubre de 2016

Hergé en el país de Tintin

El Grand Palais de París acoge una exhaustiva exposición dedicada a Georges Remi, el autor de uno de los iconos del siglo XX. Además de seguir a Tintín y Haddock en sus viajes por el mundo, concebidos desde la óptica conservadora de su creador, la muestra se detiene en la vocación frustrada de Hergé como pintor de arte abstracto. Georges Remi, llamado Hergé, es un gran artista del siglo XX. Sobre esa premisa se ha construido una gran exposición en el Grand Palais. El objetivo consiste en vincular las obras más célebres de Hergé, muy especialmente la serie de aventuras de Tintín, con su tímida obra pictórica y con los cuadros de arte moderno que, de acuerdo con sus preferencias, compró para su colección particular. Resultaría ocioso discutir a estas alturas la condición de artista de Hergé y la gran calidad de su trabajo. Más pertinente es preguntarse, por enésima vez, qué es el arte...La muestra del Grand Palais discurre sobre el rail de la estética. Las obras de Hergé, las obras que le influyeron, las obras que le gustaban y la curiosa conexión entre el trazo clarísimo  y vigorosamente realista de sus historietas y la pintura abstracta que le atraía. Se trata de material  de gran calidad. Se soslaya, sin embargo, la engorrosa cuestión del artista. No es un artista que hiciera sus cosas por pura necesidad de arte, como pongamos Baudelaire o Van Gogh. Era más bien lo contrario. En Hergé, el arte es siempre el arte y su circunstancia. Hay que tener en cuenta bastantes cosas. La primera, esencial, relacionada con el sentimiento de fracaso que embargó a Hergé cuando se puso a pintar lo que le gustaba realmente. La llamada Composición sin título (1960) que se expone en el Grand Palais ejemplifica el problema de Hergé Pintor: se trata de un cuadro en el que imita a Joan Miró, uno de sus ídolos, para desgracia de Hergé, a Miró los cuadros le salen mejor que a Hergé....El artista belga sólo dispuso de una forma de expresión genuina y esa expresión se plasmaba en sus historietas. Sus obras maestras se encuentran en los álbumes de Tintín. Lo cual conduce a una segunda consideración: las historietas son, hasta cierto punto, un trabajo colectivo. Las aventuras gráficas de Tintín alcanzan su máximo nivel cuando Hergé contrata la ayuda de su amigo Edgar P. Jacobs, maravilloso dibujante que aportó un realismo meticuloso y también humanidad....
Enric González. El Mundo, sábado 24 de septiembre de 2016.

lunes, 10 de octubre de 2016

De visita por la Revolución francesa

Fotograma de Los visitantes la lían
Los visitantes la lían. Excesi-vamente larga y repetitiva hasta la saciedad. Esta es la primera impresión que podemos sacar de la nueva aventura del conde Godofredo de Miramonte, el Audaz, y su fiel sirviente Delcojón, el Bribón. Transcurridos veintitrés años desde el (pasable) filme original y dieciocho desde su (totalmente prescindible) segunda parte, el trío Poiré-Clavier-Reno retoma mismos personajes y situaciones, para proponer una nueva incur-sión de estos viajeros del tiempo de origen medieval. La primera impresión perdura y se confirma en el -chillón a la par que paradójicamente apático- desarrollo de la película; tras sus andanzas por los años noventa, noble y sirviente van a parar en esta ocasión (retomando el punto final de la segunda parte) al París de la Revolución francesa, en los convulsos tiempos del período del Terror, en los que Robespierre campa a sus anchas complicándole la vida a nuestros protagonistas. Los líos vienen a ser los de siempre (señores guarros y malolientes del medievo en épocas más civilizadas) y los chistes se repiten hasta la saciedad, predominando la burla a costa de figuras insignes de la Revolución francesa (incluyendo a Marat y su baño) o menciones a los sarracenos. Tomando el humor escatalógico por bandera, abundan los chistes con pus y caca, que alcanzan su culmen en las -supuestamente cómicas- luchas con estiércol. Humor grueso y poco agradecido, donde la coralidad del reparto no beneficia al conjunto (al fin y al cabo Reno y Clavier son los pilares de la función), y en el que se diluye el mensaje de la lucha por el poder que perdura a través de los tiempos, donde los vasallos toman el lugar de los señores por el mismo esquema de apropiación de lo ajeno y la explotación del más débil. Lo peor, un final abierto que parece augurar una cuarta parte.
Sabela Pillado. La Voz de Galicia, domingo 11 de septiembre de 2016.

domingo, 9 de octubre de 2016

En el café de los existencialistas

Sartre y Simone de Beauvoir 
Tiene Sara Bakewell (Bournemouth, 1962) el raro don de la oportunidad filosófica. Si su laureado Cómo vivir: Una vida con Montaigne respondía a una intuida nostalgia del yo íntimo en tiempos de ruido identitario, esta reivindicación del existencialismo responde al anhelo de libertad radical en los asfixiantes escaparates del pensamiento único. Porque eso fue el existencialismo, un hondo grito libertario, si aceptamos el axioma de Sartre según el cual la existencia precede a la esencia. Nada nos determina. El hombre es arrojado al mundo y debe construirse decisión a decisión, lidiando con la ansiedad que provoca la conciencia implacable de la responsabilidad personal. Fue esa ansiedad, preconizada por Kierkegaard, la que propaló un aura fúnebre de jersey de cuello alto lucido por extranjeros espirituales. Nada más lejos, al menos en la escena francesa. Los existencialistas fueron trasnochadores libertinos y carismáticos que exprimían la vida de café y boîte sin entrar en contradicción con sus tesis sino por coherencia con ellas, y así los retrató el espumoso Boris Vian. Demuestra Bakewell que el rigor no excluye la amenidad. Un grato instinto anglosajón para lo comercial sostiene el pulso de la autora, alentado por un tono confesional mediante el que la Bakewell madura se enfrenta a los ídolos intelectuales de su juventud. Se trata de hacer una lectura personal, alejada del academicismo de una monografía o una biografía , aunque cada afirmación está documentada en los apéndices..... No le perdona la autora a Sartre la deriva prosoviética y reivindica al autor de El ser y la nada, el que pone la libertad en el centro, de donde debería haber brotado un anarquismo que el segundo Sartre traicionó sometiendo su incuestionable inteligencia al diktat del Partido. Los mejor parados son Camus, cuyo sentido moral nunca cede a la razón ideológica; Merleau-Ponty, el fenomenólogo que a fuerza de ser fiel al estudio de las cosas mismas acabó abandonando el comunismo ; y la fundadora del feminismo moderno, una Beauvoir a la que nuestra ensayista parangona con Darwin, Freud o Marx en trascendencia social y que fue, además, una escritora sensible  y menos dogmática que algunos de sus colegas. A las normas -o a la reglamentada falta de ellas - de su peculiar relación con Sartre van dedicadas páginas admirativas, y no es para menos si pensamos en el París burgués de los 40 y los 50. El existencialismo puede ser vitalismo, nos redescubre Bakewell. Tomémoslo así. 
Jorge Bustos. El Cultural 7-10-2016
En el café de los existencialistas. Sarah Bakewell. Traducción de Ana Herrera. Ariel. Barcelona 2016.

sábado, 8 de octubre de 2016

Marsella. Esa ciudad vieja y canalla

El MuCEM en Marsella
Corren las ostras y el buen rollo sobre el tejado del MuCEM de Marsella. Una frescura equivalente a la que el rompedor museo ha insuflado a la ardiente ciudad francesa. Una de las más versadas y canallas del Mediterráneo, famosa por esa garra que inspiró La Marsellesa. Después de que se lavara la cara en 2013 para ostentar la capitalidad cultural europea, la urbe portuaria vive un momento dulce como reclamo viajero, reforzado por los nuevos atractivos y los que siempre ha tenido. Desde la elegancia trasnochada de la Canebière, la gran avenida, a la huella de Le Courbusier  en la Cité Radieuse, su obra maestra. Del Château d'If inmortalizado en El conde de Montecristo y sus vecinas islas Frioul a las aguas turquesas de Les Calanques. De la recompensa de una deliciosa bullabesa al magnetismo del Vieux Port trufado de historias. El MuCEM o Museo de Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo, del arquitecto Rudy Ricciotti, ocupa una posición estratégica, esa donde lo viejo se funde a lo nuevo. Desde lo alto del museo se puede atisbar el pueblo de L'Estaque que pintó Cézanne y frecuentó Van Gogh. También desde aquí, el Fort Saint-Jean, uno de los dos bastiones defensivos de Marsella, se puede tocar con los dedos. Un puente vertiginoso atraviesa el aire desde el museo hasta él para descubrir cómo la plaza de Armas se ha convertido en una atractiva zona de chill out o cómo sus murallas han abierto una vía directa a Le Panier, la ciudad vieja. Este Montmartre de Marsella es un laberinto de callejuelas estrechas y empinadas con ropa colgada al viento. Las fachadas de colores pastel y aires provenzales alternan con grafitis de tonos intensos entre tiendecitas de diseño, terrazas de garitos y un puñado de edificios singulares. Por ejemplo La Vieille Charité, un antiguo hospital convertido en centro cultural, o la casa de los Diamantes, con su fachada en forma de la piedra preciosa que construyó un rico mercader en 1570. Eso sí, para saborear Le Panier hay que detenerse en sus plazas: la Place de Lenche, la antigua ágora griega, está llena de terrazas; en la Place des Moulins hubo un día 15 molinos de los que hoy quedan dos sobre las fachadas de color lavanda; y la fotogénica Place des 13 Cantons, escenario de un popular soap opera francés, pilla de camino a la catedral de la Major. A sus pies, el mercado Les Halles de la Major es ideal para picar algo en sus puestos gourmet antes de dirigirse a La Joliette o zona del puerto nuevo con ganchos como Los Docks, los emblemáticos almacenes del puerto de Marsella transformados desde hace un año en un centro de comercios independientes. Y luego hay que sumergirse de nuevo en el frenesí del Vieux Port para contemplar desde el colosal parasol-espejo diseñado por Norman Foster esos barquitos que atracan aquí desde hace 26 siglos. Y para ver sicoge un barquito al Château d'If o L'Estaque, o se da un paseo por la playa hasta la cala de pescadores Vallon des Auffes....
Marta González-Hontoria. El Mundo 26 de julio de 2016

viernes, 7 de octubre de 2016

Todo Brassens en "Bouquins"


 G. Brassens al pie del canal de Sète en 1981
En el 35 aniversario de su muerte el cantante de La mauvaise réputation y Copains d'abord, Georges Brassens, el 17 de octubre, entrará en la colección "Bouquins" de Robert Laffont. Con un prólogo de François Morel, coeditado con Warner y Universal, el volumen comprende todos sus textos y partituras, con versiones accesibles para los guitarristas debu-tantes. Pero, qué hace la Pléiade? L'OBS, nº 26999, 28-7-2016.
 En el 34 aniversario de la muerte de Georges  Brassens se celebró un homenaje en la playa del Lazaret en Sète el 29 de octubre de 2015. El homenaje empezó con una procesión por la playa del Lazaret. Una sirena realizada por Jean Louis Borg fue transportada desde el dique hasta el emblemático pino "parasol" plantado el 25 de noviembre de 2001 por la Asociación "La baleine verte". En torno a José Capel, ilustres cantantes locales  y admiradores de G. Brassens interpretaron "Supplique pour être enterré sur la plage  de Sète" en medio de palabras de ánimo y aplausos de sus conmovidos seguidores.Gilbert Raulet. https://viméo.com

jueves, 6 de octubre de 2016

La mujer de Martín Guerre

Janet Lewis analiza magistral-mente en La mujer de Martín Guerre el regreso a casa de un hombre al que ya habían dado por muerto y al que su esposa no reconoce. En apariencia se trata de la recreación  de un hecho histórico acaecido en el siglo XVI en Gasconia, que Montaigne menciona en sus Ensayos (De los cojos). Un hombre regresa a casa en Artigues tras ocho años de ausencia y su mujer, Bertrande, que primero lo recibe con alegría y queda embarazada de su segundo hijo, tiempo después lo lleva a juicio por suplantar a su verdadero marido, el cual aparece al final ante el Tribunal de Toulouse para su desgracia, la de ella. Y con una pierna menos, perdida en la batalla de San Quintín. Jante Lewis (Chicago, 1899- Palo Alto, 1989) vio en esta historia el terrible dilema de una mujer. Poniéndose en la piel de Bertrande, contó  cómo una niña de 11 años es casada con el hijo de un cap d'hostal; cómo sufre la rudeza y severidad de Martín desde el principio ; cómo lo llega a amar y cómo lo añora cuando el se marcha para huir de la ira de su temible padre; cómo lo anhela durantes esos largos años y se convierte en la cabeza de familia al morir sus suegros, y cómo finalmente se echa a los brazos de quien todos dicen que es Martín Guerre aunque ella no lo reconozca. Recela de ese personaje que llegó cuando ya no lo esperaba menos por su apariencia física que por su carácter:¿puede cambiar tanto un hombre?Su marido se ha vuelto amable y ecuánime; ríe y fascina a todo el mundo. Nadie quiere ver lo que ella sabe con la intuición infalible de la esposa fiel: no es él. Si bien lo ama y lo prefiere al ausente, quizá muerto en una batalla, se rebela contra el engaño y la impostura. Se siente en una posición falsa y su moral la acusa. Se confía al cura y a su familia, que la consideran loca, excepto el tío Pierre. Y mientras las estaciones se suceden, su hijo crece y la naturaleza se muestra indiferente con su tortura. Janet Lewis, con una prosa bella y contenida en la que el paisaje tiene la rotundidad plástica de un Corot o un Constable, nos hace ver como pocas veces antes la percepción de la inconsistencia del mundo. No importa aquí el trasfondo histórico (las guerras de religión, el feudalismo rural y el vasallaje de la mujer), solo esa conciencia sin reposo que nos conmueve....
Jose Luis Juan, El País, 9-7-16
La mujer de Martín Guerre. Janet Lewis. Reino de Redonda. Madrid, 2016

miércoles, 5 de octubre de 2016

Cédric Villani, Medalla Fields de Matemáticas en Santiago

Cédric Villani
"Si las matemáticas son odiadas en todo el mundo es porque son difíciles". Cédric Villani (Brive-la-Gaillarde, 1973) fue elegido representante de la Unión de Estudiantes en L'École Normale Supérieure. Ya llevaba el traje de tres piezas que lo ha convertido en un icono. Ese cargo estudiantil "fue casi al final de mi carrera científica. Me gustaba tanto que durante seis meses no hice nada de matemáticas". Por suerte un profesor "me devolvió a la ciencia". Y menos mal que lo hizo. Porque en el año 2010 ganó la Medalla Fields, considerada el Nobel de Matemáticas y hoy, además de continuar con esa carrera  que a punto estuvo de truncarse, se dedica ala divulgación científica. Estos días ha estado en Santiago gracias al pro-grama ConCiencia. Lo único que no explicó es el por qué de la araña que siempre lleva en la solapa..... "Los franceses siempre ponemos las matemáticas en el centro de todo. Es curioso como las matemáticas, siendo el máximo exponente de lo abstracto, se pueden aplicar a todo. Es muy difícil enseñar bien las matemáticas y más difícil es enseñar el razonamiento lógico. Nuestro proceso natural es hacer analogías y generalizaciones. La deducción es mucho más difícil. Para mi gusto, las matemáticas no se enseñan muy bien. Pero no culpo a los profesores porque hay pocas horas y es difícil encontrar gente motivada. Algunos profesores son muy buenos pero la mayoría no están convenientemente preparados y muchos no son capaces de contestar para qué sirve lo que están enseñando a sus alumnos". Nos explica qué se siente cuando se resuelve un problema de calado:"Lo primero es la explosión de alegría pero luego siempre hay una duda: lo he completado pero y si hay un resquicio? Estoy muy orgulloso de Landau, pero no fue hasta dos años después de ganar la Medalla Fields que estuve seguro al 100% de que estaba en lo cierto. Estaba casi seguro, pero no lo confirmé hasta que alguien llegó a la misma conclusión desde una aproximación diferente. Una señal de que estás haciendo buena ciencia es que atrae a un montón de personas que se ponen a trabajar en lo mismo"...
Tamara Montero. Santiago. La Voz de Galicia, martes 4 de octubre de 2016

martes, 4 de octubre de 2016

René Magritte en el Pompidou

René Magritte, mucho más que un pintor surrealista. El Pompidou sitúa al autor belga como pionero del arte conceptual de los sesenta y recorre sus vínculos con la filosofía. La leyenda lo ha erigido en genio del humor absurdo, heraldo del surrealismo de entreguerras y embajador de una patria muy dada a la causticidad, esa donde los reyes abdican por un día para evitar leyes incómodas y los primeros ministros se equivocan al entonar el himno oficial. Pero el belga René Magritte (1898-1967) fue más de lo que apunta esa versión oficial. Su obra de aspecto sencillo e incluso infantil, está impregnada de las preocupaciones filosóficas aún vigentes. "Eso es lo que hace que resista. Cada generación ha intentado encontrar unas claves para entender su obra, pero quedan muchas puertas por abrir", explica Didier Ottinger, director adjunto del Centro Pompidou y comisario de la gran muestra que el museo parisino dedica al pintor hasta el 23 de enero. Más que un maestro del chiste visual, la exposición lo define prácticamente como un filósofo. "El arte de pintar es un arte de pensar", dejó dicho el propio Magritte, que irrigó su obra con "una constante meditación crítica sobre la relación entre el mundo y el hombre", como afirmó Paul Nougé, jefe de filas del surrealismo belga. Toda nueva monográfica centrada en un nombre tan reconocido debe contener una tesis novedosa. La del Pompidou consiste en afirmar que Magritte no fue solo un surrealista. "El objetivo de la muestra es renovar la lectura de su obra y retirarle esa etiqueta de pintor surrealista, que lo ha encerrado en una categoría que sobrepasó con creces", confirma Ottinger."En realidad no fue un heredero del idealismo de inspiración romántica de los surrealistas parisinos que encabezaba Bretton, sino que estuvo inscrito en la escuela belga, de formación científica e inspiración marxista". La exposición tira de ese hilo y observa la relación de su obra con la gran filosofía, de Platón y Plinio el Viejo hasta Hegel y Foucault, quien le dedicó una obra de referencia que dignificó su producción y con quien mantuvo correspondencia hacia el final de su vida. Todos ellos se plantearon los problemas de la representación de la realidad a la que aspira el arte, empezando con el mito de la caverna. "La traición de las imágenes", en palabras de Magritte .....
Alex Vicente. París. El País, jueves 22 de septiembre de 2016

lunes, 3 de octubre de 2016

Jacques Becker

Jacques Bcker
Retrospectiva sobre el director francés en San Sebastián. Jacques Becker tuvo un gran maestro y un gran discípulo. El maestro fue Jean Renoir, el discípulo, François Truffaut. Becker fue ayudante de dirección de Renoir entre 1932 y 1937, a lo largo de ocho películas, algunas tan impor-tantes como Madame Bovary, Une partie de campagne, Los bajos fondos, La gran ilusión y La Marsellesa. Becker no solo aprendió con Renoir el oficio, sino que tomó algo de su mirada, de ese realismo poético o impresionista que ponía en pie personajes muy reconocibles tamizados por el humor. Ambos admiraron mucho a Eric von Stroheim -protagonista de La gran ilusión -, y Becker encabezó en 1957 el cortejo fúnebre del gran cineasta alemán. Quiso pronunciar un discurso de despedida, pero la emoción le impidió articular palabra....En su libro de memorias, Mi vida y mi cine (Akal), Renoir dice que cuando se conocieron, Becker representaba a la perfección todo lo que el detestaba: " la gran burguesía francesa, el conocimiento de los bares y la práctica de los deportes caros". Hablando con él descubrió, por debajo de esa fachada, a un tipo interesante y apasionado, que además de impartir su afición con el cine, tenía sus mismos gustos:"los coches deportivos, las máquinas de afeitar americanas y sobre todo el jazz"....Jacques Becker solo hizo 13 largometrajes en algo menos de 20 años, muchos de ellos basados en novelas  y algunos -Alí Baba y los cuarenta ladrones (1954) y Las aventuras de Arsenio Lupin (1957)-, de carácter más comercial y alimenticio, no estuvieron a la altura de sus mejores obras. Los amantes de Montparnasse (1958), melodramático y vigoroso retrato de los infiernos del pintor Amadeo Modigliani, fue la película que precedió a su última gran obra, a su testamento. La evasión (1960 ) basada en una novela de José Giovanni...."Minucioso, detallista, maníaco, nervioso y a veces dubitativo". Así definió François Truffaut a Becker . También dijo que era "intimista y realista, apasionado por la verosimilitud y la autenticidad cotidiana". Las opiniones de Truffaut se pueden leer en su libro Las películas de mi vida (Mensajero). En el Festival de San Sebastián, primero y en la Filmoteca Española, después, se podrá comprobar por qué Truffaut y sus compañeros de la Nouvelle Vague vieron en Becker a un autor y lo tuvieron como uno de sus maestros, como el antecedente más directo del tipo de cine que quisieron hacer e hicieron. 
Manuel Hidalgo. El Mundo, sábado 17 de septiembre de 2016.

domingo, 2 de octubre de 2016

La impostura de Tartufo

"Tartufo", el nuevo espectáculo del Centro Dramático Galego.
 (©Sandra Alonso)  
El Centro Dramático Gallego estrena el viernes 23 de septiembre, en el Salón Teatro de Santiago de Compostela la comedia clásica de Molière, la primera producción propia de la compañía pública desde la llegada de Fefa Noia a la dirección. Con Tartufo,  Fefa Noia apostó por un clásico para su primer espectáculo. Se trata de una adaptación de la obra de Molière, aunque manteniendo gran parte de su originalidad. "Al ser un clásico, tiene la garantía de que es un texto que ha sobrevivido al tiempo. Si es un clásico es porque nos sigue diciendo algo", corrobora el director, Carles Alfaro, que recuerda que esta obra habla de la impostura, de la manipulación y del artificio, algo que continúa muy presente en la sociedad actual. Eso no quiere decir que la obra escrita en el siglo XVII por el autor francés no precise ningún ajuste. En primer lugar, esta obra no tendrá la misma resolución. "Hoy podemos darle un final más deseado por el propio autor. En el original, el rey resuelve en un plis plas toda una entelequia que impide que Tartufo triunfe,  pero yo creo que los Tartufos triunfan, desgraciadamente", apunta el director que también tiene claro como quiere que se recuerde a este Tartufo. "He intentado hacer una dirección de actores, es lo único que me interesa. Para este Tartufo no he escogido el camino fácil, sino que he intentado personalizar al máximo los actores con sus personajes, invitar al espectador a que tome partido", afirma Alfaro.... El grupo de diez actores fue elegido entre 230 candidatos que se presentaron a las pruebas para formar parte de esta nueva producción de la compañía teatral gallega pública, no abandonara estas creaciones hasta finales de año. El espectáculo contará con una función diaria hasta el 16 de octubre, algunos de los pases dirigidos a los escolares. Posteriormente, iniciará una gira por diferentes ciudades y localidades gallegas hasta finales de año...
Montse García. La Voz de Galicia, miércoles 2i de septiembre de 2016

sábado, 1 de octubre de 2016

Rouen en tiempos de Juana de Arco

                                         Fresco de Rouen 1431.                  (©Catherine Dente)
La ciudad francesa estrena una recreación panorámica de la ciudad en el siglo XV. El recuerdo de Juana de Arco es omnipresente en Rouen, la ciudad normanda que vivió su martirio aquel 30 de mayo de 1431, y también su rehabilitación en 1456. Con su nuevo panorama de 369 grados, Rouen 1431, recién inaugurado, el artista alemán Yadegar Asisi va un paso más allá y propone un fascinante viaje a ese periodo convulso de la historia francesa, en plena guerra de los Cien Años con Inglaterra. A pesar del escaso material descriptivo sobre la época -no se había inventado la imprenta, ni existían mapas de la ciudad, respaldado por un equipo de historiadores locales, recrea con precisión, e imaginación cuando hace falta, las calles, campanarios, casas con entramado de madera y escenas de la vida cotidiana. En el centro del cilindro gigante que acoge esta monumental obra, el espectador puede subirse a una pequeña torre desde donde podrá observar la ciudad, el Sena y los campos que la rodeaban desde un punto de vista único: el de la torre de Beurre (la torre de la Mantequilla) de la famosa catedral gótica, que tanto inspiraría siglos más tarde a Monet. El todo invita a perderse entre los detalles como el de la doncella de Orleans , llevada en carreta , desde al torre en la que estaba recluida por herejía hasta la plaza del Viejo Mercado donde fue quemada viva. Yadegar Asisi se ha especializado en estas imágenes circulares que buscan envolver al espectador, ya sea representando el valle del silencio del Everest, a 6.000 metros de altura, la barroca Dresde (la extraordinaria ciudad alemana destruida en la Segunda Guerra Mundial) o la Roma del año 312. Otras de sus composiciones  han recreado la Amazonia Americana o la Gran Barrera Coral australiana, la ciudad de Leipzig en el siglo XIX o el Berlín dividido. 
Ana Teruel. El País, viernes 23 de septiembre de 2016