martes, 16 de abril de 2024

Retratos pintados al borde de la locura

Gérard Garouste
Con una vida de novela desde el internado de su niñez -donde conoció al escritor Patrick Modiano, uno de sus mejores amigos-, el pintor Gérard Garouste (París, 1946) nos abre las puertas de su existencia. De la mano de la periodista Judith Perrignon, muestra, a tumba abierta, la relación con un padre difícil y antisemita ("Nunca podré librarme de mi padre"), que se enriqueció vendiendo libros de judíos deportados, y narra con detalle y agilidad los diez años que pasó inmerso en una profunda depresión, sus primeras crisis, sus varios internamientos psiquiátricos, su vínculo con la locura. Y mientras, la pintura, Picasso, Rembrandt, Velázquez, pero también Dubuffet y la Divina Comedia de Dante. De los decorados de discoteca (El Palace) a las exposiciones con el gran Leo Castelli, que compró su primer cuadro sin verlo. Y así llegan los 90, cuando "el arte empieza a ser mercado". Escribe que ha realizado 600 cuadros y que no fecha sus obras para que no se noten los largos períodos en los que la enfermedad le impedía ponerse delante del caballete, que ha pintado el techo del Elíseo y que en Normandía ha logrado encontrar cierta paz. Alli, convertido al judaísmo, organiza talleres de pintura para jóvenes con problemas. Al final, vuelve al padre, pero esta vez para, en cierto modo, cerrar el círculo y encaminarse, si es posible, "hacia una pintura más alegre". Un libro, autorretrato de un pintor, emocionante.

El Intranquilo. Gérard Garouste con Judith Perrignon. Errata Natura, 2024.

Performance de la baronesa.
Vanguardista antes de que la vanguardia tuviera nombre y apellidos, performer antes de la perfomance, Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927) protagonizó también una vida de película que las autoras de este ensayo se proponen resituar. Colocarla frente a Marcel Duchamp, ya que la artista trató de dar respuesta al francés desde que este presentara su Fuente-urinario en 1917 y fue quizá la modelo detrás de la modelo de su póstuma Étant donnés. Baronesa por matrimonio (se casó con un soldado alemán arruinado que se suicidó después de la guerra), sus ready mades fueron tal vez demasiado efímeros para pasar a la posteridad.

Elsa von Freytag-Lorinnghoven. JoanaMasó y Éric Fassin. Arcadia, 2024.

Autoretrato de Artemisia 
Gentileschi
Si bien los estudios feministas llevan años reclamando a otra pionera, Artemisia Gentileschi (1593-1653), este libro da un paso más y, lejos de analizar su obra como un caso aislado, relaciona a la primera mujer miembro de la Academia de Arte de Florencia con las ideas protofeministas de su época. La violación de un amigo de su padre y maestro marcaría su vida y su obra, repleta de retratos de mujeres poderosas. Según la autora, historiadora y experta en Artemisia, esta pudo conocer los debates de género del momento y escritoras como Arcangela Tarabotti y Lucrecia Marinella habrían dejado huella en su pintura, al igual que lo hizo la luz de Caravaggio.

Artemisia Gentileschi y el feminismo en la Europa de la Edad Moderna. Mary D. Garrad, Akal.2024

Paula Archiaga. El Cultural, 29 -3-2024.

lunes, 15 de abril de 2024

"La Bête"/ La Bestia

Fotograma de La Bête
Hay autores que no se conforman con quedarse en efectistas y académicos, a sabiendas de que dividirán a crítica y público. El francés Bertrand Bonello (1968), que dirige sus propios guiones es de esos. Con su segunda película, Le pornographe (2001) -no tengo constancia de que se haya estrenado comercialmente en España-, ya advertía de que sus ficciones llegaban para provocar. Con La bête parece que quiere ir más allá, depurar estilo a extremos que le congracian con la crítica por su ambición y su capacidad de para asombrar. Aunque se intentara buscarle referentes directos no los encontraríamos. En cuanto a géneros, oscila entre lo fantástico, el drama y el thriller. La acción se pasea con elegancia por diferentes líneas temporales, 1910, 2014, 2044, con unos ligeros trazos de los años ochenta. Hay riesgo en su adaptación de un cuento del gran narrador Henry James, con una trama de amor que más sería de antiamor.

La protagonista Léa Seydoux soporta todas las aristas de su personaje con una solvencia de asombro y se llevó premio en la Seminci-, harta de la fuerte carga emocional de sus sentimientos, decide acudir a una terapia de vanguardia que actúa sobre su ADN -hablamos de IA- y así poder liberarse. Pero su meta real es la de amar. En ese proceso revivirá las citadas tres épocas en su relación con Louis -George McKay, el de 1917-, con idas y venidas en el tiempo, con secuencias reiteradas desde diferentes puntos de vista en un tan inteligente como arriesgado juego de malabares. 

Como no podía ser de otra manera, sostener dos horas y media de metraje está al alcance de muy pocos cineastas, de modo que pasamos del lujo ambiental del naciente siglo XX al más realista y acelerado de un XXI ya avanzado. Su paso por festivales como Cannes, Berlín, Venecia, Valladolid y Sevilla, entre otros, confirma a Bertrand Bonello (Niza, 1968) como director a respetar.

M.A. Fernández. La Voz de Galicia, viernes 29 de marzo de 2024.

domingo, 14 de abril de 2024

Esa herramienta con la que se construye la inteligencia

Leer libros dibuja el camino más seguro hacia la emancipación, a través de su efecto en el desarrollo intelectual, emocional y social de nuestros hijos. Este es un texto escrito para Ideas por Michel Desmurget (Lyon, 1965), neurocientífico, al hilo del lanzamiento de su último libro, Más libros y menos pantallas. Cómo acabar con los cretinos digitales, de la editorial Península.

Sometidos al yugo adictivo de las omnipresentes pantallas recreativas (películas, series de televisión, videojuegos, redes sociales...), nuestros hijos leen cada vez menos y, por tanto, cada vez peor, porque, como demuestran decenas de estudios, la capacidad lectora depende directamente del tiempo de práctica. En España, según las últimas evaluaciones internacionales PISA, el 75% de los alumnos españoles de 13 años de secundaria no pasan del nivel "básico", que como mucho les permite comprender enunciados sencillos y explícitos; el 51% tiene incluso un nivel "bajo" y dificultades con los textos más básicos. Solo el 5% de los lectores son "avanzados", capaces de identificar  y resumir las ideas implícitas en un texto trivial. Estas cifras son comparables a las medias de la OCDE. Desde 2015, los alumnos españoles  han perdido un año de aprendizaje. Esto significa que los jóvenes de 13 años en 2022 tenían el mismo nivel que sus homólogos de 12 años siete años antes.

Muchos observadores parecen satisfechos con esta evolución, alegando que hay que avanzar con los tiempos y que los niños de hoy simplemente aprenden "de otra manera". Mientras que en tiempos pasados se utilizaba la palabra escrita, en el mundo moderno se recurre a los medios audiovisuales. Por desgracia, este argumento pasa por alto las características específicas de la palabra escrita. En primer lugar está el lenguaje. El libro está desprovisto de contexto. Solo tiene palabras como soporte. La imagen (o el vídeo) de un paisaje, de un objeto, de una emoción, de una escena de la vida, etcétera, habla por sí sola, por así decirlo, al menos en parte. El libro tiene que describirlo todo. Eso explica que, por término medio, la complejidad léxica y gramatical de los corpus textuales es mucho mayor que la de los corpus orales. Amplios estudios de contenido han demostrado que hay más riqueza lingüística en un álbum de preescolar (el más sencillo de los libros) que en todos los corpus orales corrientes: discusiones entre adultos cultos o adultos y niños, películas, series, dibujos animados, programas de televisión... Esto significa que la exposición a la palabra escrita es la única manera de desarrollar un lenguaje avanzado, sin el cual no puede construirse ningún pensamiento complejo.

A menudo, oigo decir que las generaciones jóvenes nunca han leído tanto, gracias a internet. Lamentablemente la información es engañosa. Entre los de 8 a 18 años, la lectura digital representa entre el 2% y  el 3% del tiempo de pantalla, mientras que las actividades audiovisuales (películas, series, vídeos, etcétera) suponen entre el 40% y el 50%. Además ese tiempo de lectura incluye muy pocos libros y muchos contenidos lingüística y conceptualmente pobres. (...) Lo mismo ocurre con los conocimientos. Cuanto más leen los niños y los adolescentes, más amplia es su cultura general, en relación con los niños de entornos socioeconómicos comparables que están expuestos a contenidos audiovisuales. 

Además de estas repercusiones culturales y lingüísticas, existen beneficios documentados en cuanto a coeficiente intelectual, concentración, imaginación, creatividad, capacidad de síntesis y de expresión . En otras palabras, mientras que las pantallas recreativas minan concienzudamente el desarrollo de nuestros hijos, la lectura construye meticulosamente su inteligencia. Pero eso no es todo. La lectura de novelas también estructura fuertemente  nuestras habilidades emocionales y sociales... Los lectores de ficción tienen una mayor empatía y capacidad  para comprender a los demás y a sí mismos.

En  última instancia, todos estos beneficios influyen enormemente en la trayectoria educativa y profesional de los niños. El impacto es significativo tanto a nivel individual como colectivo . Numeroso estudios demuestran que el desarrollo económico de un país, el número de patentes desarrolladas y su PIB están estrechamente relacionados con los resultados educativos. Se trata de una cuestión crucial en un contexto de creciente competencia internacional, sobre todo si tenemos en cuenta, en vista de las evaluaciones PISA ya mencionadas, que las diferencias de rendimiento, no sólo en lectura, sino también en matemáticas, son cada vez mayores entre las naciones de la OCDE y loas países asiáticos...

El País, domingo 7 de abril de 2024.

sábado, 13 de abril de 2024

Escasea el Chartreuse, el célebre licor

¿Cual es el motivo de la escasez de este licor con propiedades (febriles, espiritosas, digestivas) extraordinarias, basado en una receta secreta de 130 ingredientes botánicos confiada a los monjes en 1605, procedente de un antiguo manuscrito sobre un "elixir de larga vida" y producido al amparo de las montañas de Isère (Francia) por la orden de monjes cartujos desde el siglo XVIII? La respuesta es fácil: los monjes cartujos se han negado a aumentar la producción haciendo oídos sordos de la creciente demanda.

En un mundo gobernado por la rentabilidad económica cuesta entender que alguien se mueva por la rentabilidad emocional, pero los monjes de la Chartreuse han echado el freno para seguir siendo fieles a su lema: "El mundo gira, la cruz queda quieta". "El crecimiento por el crecimiento no tiene sentido para nosotros", afirmó en la prensa francesa Emmanuel Delafon, presidente de Chartreuse Diffusion. "No se puede fabricar tanto Chartreuse sin arruinar el equilibrio de la vida monástica", dijo en un artículo publicado en Terre de vins el reverendo Michael K. Holleran, antiguo monje que supervisó la producción del licor de 1986 a 1990. Por otro lado, el cambio climático hace cada vez mas complejo conseguir las cantidades necesarias de todas las plantas. Incluso en las Caves de la Chartreuse, en Voiron, donde se elabora, y en los pueblos de alrededor, donde es común el consumo de esta bebida enraizada y popular, se han racionado las ventas.

Hace unos meses un artículo en The New York Times ponía el foco en la actitud del señor Joshua Lutz, profesional de la tecnología sanitaria afincado en Huntington Woods (Michigan) que adora (y necesita) el licor desde hace más de veinte años, porque, consciente de que encontrar una botella era cada vez más complicado, había empezado a recorrer el país y a viajar fuera de él en busca de Chartreuse.

Durante la pandemia cuando todo hijo de vecino se hizo mixólogo profesional en su cocina, el consumo del licor se disparó en Estados Unidos de tal modo que, según Chartreuse Difussion, se alcanzaron ventas por valor de 30 millones de dólares.

Para imaginarnos al señor Lutz de tienda en tienda o para hacernos una idea de la devoción de Estados Unidos por esta bebida bastaría con revisar esa escena de Malditos bastardos en la que Tarantino junta a sus amigos alrededor de la mesa de un bar para invitarles a chupitos de chartreuse con una intensidad y un interés incontestables. Tom Waits nombre el licor en su canción Til the Money Run Out, Frank Zappa hizo lo propio en su Fifty-Fifty y ese grupo tan peculiar llamado ZZ Top directamente le dedicó una canción que empieza así: "Chartreuse you got the color tha turns me loose" (tienes un color que me vuelve loco) y con un título que no puede ser más explícito: Chartreuse.

Use Lahoz. El País Semanal, 15 de enero de 2024.

viernes, 12 de abril de 2024

El Real y Jacobs, en concierto con Carmen

La ‘mezzo‘ Gaëlle Arquez y el tenor François Rougier
en el Teatro Real

El 27 de marzo tendrá lugar en el Teatro Real un singular acontecimiento: la presentación en formato concierto de la versión originalísima de Carmen de Bizet tal y como se estrenó en París el 3 de marzo de 1875. Se recupera la obra, por tanto, como vino al mundo.

Es una aventura ideada por la mente inquieta de René Jacobs, antiguo contratenor y desde hace años servidor en primer lugar de música vocal barroca y más tarde de obras líricas pertenecientes sobre todo al repertorio clásico. En el Real actuará rigiendo a la curiosa orquesta que atiende al nombre B'Rock y al Coro de Cámara de Namur. En los atriles se posará esta revisión llevada a cabo por el experto en Bizet Paul Prévost. Puede decirse que este título es, con independencia de los arreglos posteriores, una especie de síntesis de toda la ópera del XIX hasta ese momento. Tuvo una muy larga elaboración y una compleja y dilatada preparación. En la sala se había reunido lo más florido de la música francesa del momento: Gounod, Thomas, Delibes, Offenbach, Massenet, Lecocq... Saint Saëns, que no pudo estar, alabaría después la obra de manera muy encendida. No hubo éxito, ero tampoco ha de hablarse de fiasco, el público fue entrando poco a poco en la música hasta el punto que el primer año alcanzaron 33 interpretaciones.

En esta curiosa sesión se cuenta con un reparto ad hoc de cantantes especialistas, estrellas reconocidas en Francia, aunque no muy conocidas por estos pagos si exceptuamos a la soprano lírico-ligera Sabine Devieilhe, que ofreció hace años un excelente recital en el Teatro de la Zarzuela. Carmen es la atractiva Gaëlle Arquez, mezzo lírica de notable calidad tímbrica. Julien Berh es don José y Thomas Dolié, Escamillo.

A, Reverter. El Cultural, 22-3-2024.

jueves, 11 de abril de 2024

"Los ojos de Mona"

Es el éxito editorial de la temporada en Francia, uno de esos milagros con los que sueña todo editor. "Un cuento de hadas", resume Nicolas de Cointet, de la editorial Albin Michel, que un sábado soleado y primaveral de hace un año empezó a leer el manuscrito de Los ojos de Mona (Lumen) y ya no puedo parar. En aquel momento se puso en marcha la maquinaria que ha desembocado en todo un fenómeno de ventas en las librerías francesas. 

El manuscrito le había llegado a De Cointet por medio de un amigo que tiene en común con el autor. Thomas Schlesser es historiador de arte, director de la fundación Hartung-Bergman y había publicado ya una novela y varios ensayos que habían tenido un eco reducido e iban dirigidos a un público limitado. El editor vio algo especial en la nueva novela que mezclaba una pequeña historia familiar y la gran historia del arte occidental, algo comparable a lo que en los años noventa hizo Jostein Gaarder con El mundo de Sofía y la filosofía.

"Fue un flechazo", describe De Cointet, aunque difícilmente pudo intuir lo que sucedería. Un año después, el libro se ha convertido en el fenómeno editorial del año en lengua francesa, con ventas que alcanzan cerca de 200.000 ejemplares desde su publicación el 31 de enero y con los derechos de traducción vendidos a 36 idiomas.

Ha salido en Italia. En España lo han publicado Empúries en catalán y en castellano, Lumen, cuya editora María Fasce tuvo un papel determinante en esta historia. Ella fue la primera en el extranjero que, mucho antes de que se publicase en francés, intuyó el potencial del libro, y se hizo con los derechos sin haber leído ni una sola línea, "a ciegas", valga la metáfora.

A Fasce le habló del manuscrito de Los ojos de Mona la responsable de los derechos internacionales de Albin Michel, Solène Chabanais. Ambas coincidieron en abril de 2023 en Quais de Polar, el festival de novela negra de Lyon. Allí Chabanais le contó que acababa de leer un libro extraordinario, pero no podía dárselo, solo compartir con un breve resumen lo que en inglés se llama el pitch. "Hay un principio de igualdad: todos los editores deben recibir el mismo texto al mismo tiempo, por cortesía", dice Chabanais. "María no quiso esperar a recibir el texto al mismo tiempo que todo el mundo, y adquirió los derechos sin haber leído el libro".

"Me quedé fascinada", recuerda ahora la editora de Lumen. "Y me quedé con los derechos para Lumen, la verdad es que temblando un poco hasta el momento de recibir el manuscrito... Cuando llegó, respiré. Era exactamente lo que se anunciaba". Esta es la historia de un best seller, de cómo se gestó literariamente y cómo se fabricó como un fenómeno editorial internacional. Comienza en verano de 2013. "Si me permite no entraré en detalles, porque es una historia personal, un poco dolorosa", explica Thomas Schlesser (París, 40 años), el autor. "Pero después de una dificultad personal, sentí la necesidad de inventarme una niña e imaginé a Mona. Este fue el resorte afectivo".

"Una vez tuve la idea", continúa, "fue como una inspiración, lo que comúnmente se denomina un pitch". El pitch -concepto esencial en esta historia- lo expone él mismo: "Es una niña amenazada de ceguera, y su abuelo la lleva por los museos para descubrirle las cosas más bellas del mundo para que las lleve en su memoria".

Después acotó la historia a un lugar (París y los museos del Louvre, Orsay y Beaubourg) y un tiempo determinado (52 semanas, una por capítulo). Sin ningún contrato con ningún editor, pasó un década escribiendo Los ojos de Mona, período que coincide con la edad de Mona: el libro crecía como la niña. Terminó en 2022. Lo mencionó a la editorial Gallimard, pero no le interesó. Se lo hizo llegar a Albin Michel y fue entonces cuando recibió la llamada de De Cointet y, unos días después, fue a París desde la ciudad mediterránea de Antibes, donde reside, para reunirse con su futuro editor. "Él me dijo: "Creo de verdad en el libro "rememora...

El caso es que este volumen de 500 páginas tocó una fibra. Por la historia de la niña y el abuelo. Por la habilidad para introducir al lector en el arte desde el Renacimiento hasta hoy, y por el discurso riguroso y a la vez accesible. Por las lecciones de vida que de estas obras extraen los protagonistas, y por la cuidada edición con las imágenes de las 52 obras...

Marc Bassets. París. El País, domingo 7 de abril de 2024.

miércoles, 10 de abril de 2024

Se apaga la voz de las letras antillanas

Maryse Condé

Octava hija de un padre que "no andaba lejos de cumplir sesenta y tres años" y una madre que "acababa de celebrar los cuarenta y tres", ambos funcionarios franceses -su padre ya jubilado- en el territorio de ultramar de Guadalupe, Maryse Condé (Point-á-Pitre, 1937) sitúa en Corazón que ríe, corazón que llora, el nacimiento de su "vocación de escritora", cuando contaba diez años, un 28 de abril, el día del cumpleaños de su madre, cuyo carácter singular, complejo y caprichoso la desconcertaba. Elaboró un texto, "mitad poema, mitad sainete", donde retrataba las múltiples facetas de su personalidad, a veces tierna y serena como la brisa del mar, otras veces burlona e hiriente. Mi madre me escuchó sin decir ni pío, mientras yo, ataviada con una túnica azul, brincaba y hacía aspavientos frente a ella. Después, clavó en mí unos ojos que, estupefacta, descubrí anegados en llanto, y susurró: "¿Así es como me ves?". Me invadió entonces una sensación de poder que jamás he dejado de intentar revivir, libro, tras libro".

Esa misma anécdota, construida a posteriori, ilustra además su rechazo a los conatos de embellecimiento en las autobiografías, que ella no quiso para sus relatos confesionales, y, sobre todo, su amor por la verdad. "Hoy, parafraseando a Jen-Jacques Rousseau en Las confesiones, proclamo que quiero "mostrar ante mis semejantes a una mujer en toda la verdad de la Naturaleza, y que esa mujer seré  yo", advierte en el comienzo de La vida sin maquillaje, especie de continuación del libro mencionado anteriormente, que puede tenerse por sus memorias de infancia y juventud. Y es que esa es una marca que define la literatura de Condé, el amor a la verdad, la valentía con que se interroga y reflexiona sobre asuntos como la memoria y la identidad, tanto en el ámbito íntimo e individual como en el colectivo. Y, sobre todo, en lo que se refiere, subraya su editora en España, el sello madrileño Impedimenta, a "una memoria  y una identidad habitadas por luchadoras figuras de mujer, así como por los fantasmas de la esclavitud, la diáspora negra y el colonialismo.(...)

"Gigante de las letras, Maryse Condé supo pintar penas y esperanza, desde Guadalupe hasta África, desde el Caribe hasta Provenza, en una lengua de lucha y esplendor, única, universal. Libre". Así la despedía en las redes sociales un emocionado Emmanuel Macron. Pese a que ella estaba feliz y orgullosa de haber recibido de la mano del presidente  de la república la Orden del Mérito de la República Francesa, militaba en movimientos por la independencia de Guadalupe, que siempre reclamó. En la ceremonia de entrega, el propio Macron bromeó con la circunstancia de que el jefe del Estado estuviese condecorando a alguien cuya aspiración era presentar pasaporte guadalupeño en la aduana del aeropuerto parisino Charles de Gaulle": "Aún no he resuelto esta paradoja, ni usted tampoco", le dijo divertido a su admirada narradora. Y es que, aunque escribía en un personalísimo  francés, hibridado por el criollo y el inglés, entre otros condimentos, Condé sostenía que Francia seguía siendo racista, algo que le había ayudado  hacía decenios a descubrir quien era ella en realidad, alguien muy alejado de aquellos padres que vivían para demostrar  que podían ser unos negros que se comportaban pulcramente y podían ser aceptados por la metrópoli. Lo descubrió, aseguraba, no solo en sus visitas a Francia, sino, en gran medida, cuando en sus estancias en África, donde trabajó y residió largas temporadas -especialmente en Malí-, se reencontró con sus orígenes profundos y los poderosos ecos de la esclavitud y de la historia. Fue así como se erigió en conciencia de la mujer criolla y las víctimas del colonialismo. 

 H. J. P. Redacción. La Voz de Galicia, miércoles 3 de abril de 2024.

martes, 9 de abril de 2024

Colores con los que no soñamos

Rothko, a quien la la Fundación Louis Vuitton dedica en Paris una gran retrospectiva, dijo que en sus obras nuestra soledad se cruza con la suya. 

Me pasaba las mañanas en el MoMA, delante de aquel cuadro de Rothko. Lo miraba y en cada visita esperaba sentir lo que todos dicen sentir frente a las pinturas del artista, a sus colores fundiéndose: agua. Esperaba la reiterada sensación de sosiego; la lágrimas que los visitantes describen en el libro a la entrada de la capilla en Houston, cubierta por cuadros del artista. Pese a todo, en Texas me atraparon las telas -terminadas un par de años antes de su suicidio en febrero de 1970-, pero no sentí el esperado sosiego. Allí los cuadros parecían más sobrecogedores, un presagio de la muerte teatralizada del pintor -sin pantalones y con calcetines- que cuenta su biógrafo James Breslin en Mark Rothko (1993). "¿Quién es es tal Mark Rothko que ha matado a mi amigo?", comentó la pintora Hedda Sterne al enterarse del suicidio.

Recordaba las historias camino del aeropuerto. Pese a la quietud de la capilla ecuménica, concebida como un espacio para fomentar el crecimiento espiritual, la desazón me había vuelto a invadir. "Me gustaría aclarar a los que piensan que mis cuadros están llenos de sosiego sean amigos o meros observadores, que he sido prisionero de la más terrible violencia en cada pulgada de la superficie", explicaba Rothko. Pensamientos lúcidos de los que recogen sus escritos, La realidad del artista, (2004).

He vuelto a París, a la muestra de la Fundación Louis Vuitton, y ante los colores de Rothko me ha asaltado las emociones, pero de nuevo se me ha extraviado el sosiego, quizás porque los colores juegan estas malas -y maravillosas- pasadas. O porque Rothko persigue colores que son malabarismos, pese a todo, también a mí, como al resto de los visitantes, el juego de colores de Rothko me atrapa. Es inútil resistirse a los tonos. Hay en ellos un elemento que apela a la intimidad, al desamparo profundo y humano al cual se refiere Rothko cuando dice que en sus obras se cruza nuestra soledad y la suya, ¿Cómo narrar el mundo desde un Nueva York sumergido en la Guerra Fría, sino a través de los colores?

Los colores tienen algo de medias palabras, cosas no dichas . Lo prueba Color Amazonia de la colombiana Susane Mejía. Cada planta -cúrcuma, achiote, cudi, amacizo...-es pigmentos, saberes ancestrales, Pantone mágico de entintados y tejidos. Tal vez por eso los colores gobiernan el mundo, hasta cuando el mundo urge ser plasmado en blanco y negro. Los neorrealistas italianos -dice- retocaban con pintura la tierra de los descampados para lograr ese tono gris que la película no conseguía trasladar a los ojos. Otro cineasta, el polaco Kiéslowski, recurrió en los noventa a la bandera francesa en su Trilogía de los colores -Azul, Blanco y Rojo- para trazar en cada episodio el trastocamiento de los géneros cinematográficos.

Josep Albers planteaba su teoría de los colores como un instrumento de enseñanza del mundo en La interacción del color (1980) y el poeta Goethe volvía a ellos en un texto de 1810, porque los colores no son solo territorio de los profesionales de la visualidad -cineastas, artistas, fotógrafos, historiadores del arte...-. Al hablar del "efecto moral del color", incidía en las clásicas asociaciones de los colores fríos y cálidos con las emociones. (...) Lo explicita Michel Pastoureau en Los colores de nuestros recuerdos (2017), cada color estará asociado a una evocación que hará estallar pero, igual que ocurre con la magdalena de Proust, nos devolverá un color diferente del que fue. Además, quedan tantos tonos por inventar, por rememorar, por reconstruir...

Quizás frente a los colores todos tenemos algo de daltónicos funcionales. Los vemos y se escapan deprisa, peluches azules de la infancia o superficies de Mark Rothko en París. Se escapan nada más dejar la sala. Se han ido y otros colores invaden la retina. Ya no están los colores que estuvieron y dejan tras ellos, si acaso, la posibilidad de nombrarlos con las escasas herramientas que poseemos para hacerlo: Sin título (negro sobre gris). Son colores con los que ni siquiera soñamos. Colores que vienen desde el fondo del tiempo.

Estrella De Diego. El País, viernes 29 de marzo de 2024.

lunes, 8 de abril de 2024

"Sur les chemins noirs"/ "Mi camino interior"

La película Mi camino interior responde a una estructura narrativa conocida: seguimos a un personaje mientras nos va intercalando escenas de su pasado. El título ya contribuye a esta idea: alguien , motivado por un trauma , se propone un viaje  con un fin emocional, y quizá terapéutico. Sylvain Tesson  (París, 1972) es un viajero, geógrafo, alpinista, aventurero y escritor muy popular en su país (Francia), que además es lo que allí llaman un stégophile -y en inglés, rooftopper-, que es algo así como un adicto a caminar por los tejados, en particular de iglesias y catedrales.

Viene a cuento todo esto porque en 2014, con una curda de mil pares, se le ocurrió escalar diez metros de fechada del chalé de un amigo en Chamonix-Mont-Blanc, y la caída le produjo importantes lesiones de las que logró, con mucha paciencia y trabajo, recuperarse. En consecuencia, se hizo la promesa de caminar en solitario, desde París hacia el norte, para llegar al mar después de recorrer 1.300 kilómetros por rutas poco o nada transitadas en busca de libertad. De aquella peripecia de casi cuatro meses, Tesson publicó en 2019 Sur les chemins noirs, que sirve de base a un filme que se adivina un desafío en cuanto a producción.

Con la ayuda de títulos a pie de cuadro, el espectador va marcando varias de esas etapas -al tiempo que sirven para indicarnos los espectaculares parajes en donde el equipo plantó sus cámaras- y mientras acompañamos al caminante Jean Dujardin, que además es coproductor del largometraje. Ganador del Óscar en 2011 por su papel en The Artist  (Michel Hazanavicius, 2011). el actor asumió el riesgo de una obra bastante contracorriente para lo que se estila en las salas comerciales y aprovecha las posibilidades de un registro alejado de la comedia y la acción que dominan en buena medida su filmografía.

El espectador asiste a su tránsito, reforzado con reflexiones en off sobre su situación personal pero también en torno a la naturaleza -en particular a las alturas, a la montaña- como el mejor tónico para superar los traumas, sin olvidar pinceladas sobre la Francia vaciada, el despoblamiento, el olvido del mundo rural -sin dotación de servicios públicos-...

En fin, que la película puede no aportar mucho a lo ya sabido, tanto en su armadura dramática como en el aspecto espiritual, pero la fotografía saca un gran partido al paisaje y el resultado conjunto luce un agradecido valor tonificante.

Miguel Anxo Fernández. La voz de Galicia, domingo 7 de abril de 2024.

domingo, 7 de abril de 2024

Como Robespierre perdió la cabeza

El historiador británico Colin Jones publica una crónica minutada, gracias a la multitud de relatos recogidos por las autoridades y en diarios personales, de las 24 horas (27 de julio de 1794) en las que el Incorruptible, el principal arquitecto del Terror revolucionario, acabó enfrentándose a su instrumento de purificación, la guillotina. 

A Célestine Guittard de Floriban, viudo de 69 años, burgués y rentista, le obsesionaban la meteorología y las ejecuciones en la guillotina. En un diario personal, salpimentado con asteriscos y estrellas al margen que indicaban los encuentros íntimos que había mantenido con una tal madame Sellier, llevaba meses anotando la temperatura del día y la relación de ejecutados en el París revolucionario. El 9 de Termidor del año 11 según el calendario republicano (el 27 de julio de 1794), su termómetro marcó un máximo de 23 grados. Tras una breve llovizna matinal, el cielo permaneció encapotado, como si estuviese conteniéndose ante una journée que sacudió la historia de la Revolución Francesa.

El terremoto derrocó a Maximilien de Robespierre (1758-1794), el Incorruptible, el hombre que había fantaseado con alcanzar la virtud a través del terror, el más elocuente de los paladines del pueblo. Era un desenlace entre lo profético -se había mostrado dispuesto a dar su cabeza por la Revolución- y lo paradójico. Él, el arquitecto de un gobierno que había hecho de la guillotina su instrumento de purificación, una máquina industrial, acabó siendo una de sus víctimas.

Resulta quimérico aventurarse en la vorágine de la Revolución francesa o en la figura de uno de sus políticos más carismáticos y sobresalientes y rascar una narración novedosa. Por eso sorprende encontrar un libro como La caída de Robespierre, un titánico esfuerzo del historiador británico Colin Jones por reconstruir las 24 horas en las que "el diputado populómano" o "el Don Quijote de la plebe", como lo desdeñaban los derechistas, pasó de ostentar la presidencia de la Convención Nacional a ser visto como un tirano, el mismo término que había presidido el final de Luis XVI.

La obra del profesor de la Universidad Queen Mary de Londres, que, en ciero modo recuerda a lo que hizo Éric Vuillard con la toma de la Bastilla en 14 de julio (Tusquets), mucho más breve y literario, arma un collage de cientos y cientos de pequeñas narraciones que convierte los últimos compases de la vida de Robespierre en una suerte de crónica minutada con un asombroso grado de detallismo. Esa construcción con piezas microscópicas de la biografía del Incorruptible se completa además con un retrato real, crudo, sucio, terrorífico de la vida del París revolucionario, donde de media diaria eran ajusticiadas unas 40 personas.

Jones destaca que sería difícil encontrar otro momento del siglo XVII con fuentes tan abundantes y enjundiosas. El historiador se sirve del informe elaborado por una comisión oficial creada por la Convención, los artículos periodísticos, las memorias políticas, los expedientes policíacos individuales o la exhaustiva revisión de lo que había ocurrido en las 48 secciones de la ciudad el 26, 27 y 28 de julio realizada, por encargo del Gobierno, por el diputado Paul Barras, entonces responsable de la seguridad de París...

El momento clave en la caída de Robespierre se produjo el día 26. Tras varias semanas de silencio pronunció un feroz y autodestructivo discurso ante la Convención Nacional en el que lanzó acusaciones de corrupción contra sus colegas, aunque sin dar nombres. El diputado Jean Lambert Tallien, acosado por la amenaza de la guillotina y empuñando una daga como si fuese un moderno Marco Junio Bruto, fue uno de los que respondería con llamadas a la rebelión no solo para salvarse él, sino también a su amante Teresa Cabarrús, una aristócrata de Carabanchel que había servido a los reyes franceses y españoles y aguardaba entre rejas su hora. El amor escribiendo la historia.

Robespierre, el desconocido abogado de Arras que había sido elegido diputado de los Estados Generales por la provincia de Artois en 1789 y había ido ascendiendo hasta convertirse en el arquitecto de las masacres -las consideraba la expresión de la voluntad popular-, acabó detenido y condenado a la guillotina. "El cuerpo de un tirano solo puede acarrear la peste. ¡El lugar señalado para él y sus cómplices es la Plaza de la Revolución!, clamó Jacques Alexis Thuriot, su némesis sucesor al frente  de la Convención, en un esfuerzo por recrear el final de Luis XVI...

David Barreira. El Cultural, 16-6-2023. La caída de Robespierre, Colin Jones. Crítica, 2023.

sábado, 6 de abril de 2024

Vino y queso francés para dar la vuelta al mundo a vela

Cole Brauer y su barco (Quincemil)

Regresó en medio de un temporal. Olas de seis metros lo recibieron en A Coruña tras 147 días de navegación. Philippe Delamare fue el primer navegante en llegar a la meta del GlobalSolo Challange a bordo del Mowgli, de 46 pies. "La comida es un aliciente. Cada día debes tomar algo caliente, que es bueno para la moral. Y como regalo diario un vasito de vino y queso francés comenta con la ayuda de un traductor. Días después llegó la americana Cole Brauer en medio de una gran expectación, y el domingo 17 de marzo alcanzó la meta el italiano Andrea Mura. En las próximas semanas seguirán llegando a cuenta gotas el resto de valientes. Detrás de cada uno de ellos hay historias preciosas. Es gente especial. Porque algo diferente hay que tener para estar dispuesto a pasar meses solo en un barco sabiendo que un contratiempo puede acabar no solo con la aventura, sino también con tu vida. Intrépidos deportistas capaces de completar la circunnavegación por los tres grandes cabos, en solitario y sin escalas. Pasar Buena Esperanza, Leeuwin y Hornos y hacer 26.000 millas náuticas invirtiendo una media de cinco meses. "El peor momento fue dos días antes de doblar cabo de Hornos. Estaba muy cansado y el mar muy peligroso. Tenía miedo de que el barco se rompiese", recuerda Philippe. Él fue el primero en completar la prueba, aunque aquí reciben trofeo todos los que lo consiguen porque todos son unos héroes.

Philippe y Cole coinciden en que la música les ayudó mucho en la soledad. "Duermes las veces y el tiempo que puedes. A veces unos minutos y otras más. Pero siempre utilizo la música. Cada vez que me voy a dormir pongo diez minutos de música para no pensar en otra cosa y liberar la mente. También me vinieron muy bien los audio libros, pero el último mes y medio las tabletas electrónicas se rompieron y no tenía libros que leer", recuerda Philippe. Sigo preguntándole sobre su experiencia de 147 días de navegación y sobre él. Cómo es la vida en tierra de un aventurero de este nivel. Cuenta que tiene 61 años, cuatro hijos que ahora mismo viven en diferentes países del mundo y varios nietos. Dice que va descansar un par de semanas y después... "Poner en marcha un proyecto muy especial, trabajar en la construcción del catamarán más bonito de todo el mundo y caminar mucho. En el barco no se utilizan mucho las piernas y me apetece dar largos paseos, que en una embarcación es algo imposible", analiza. Desde luego que Philippe, Cole o Andrea son personas que se salen de la norma. La vida y su pasión  por la vela les hacen enfrentarse a ratos que la mayoría de los mortales jamás haremos. Pero al final, cuando escarbas un poco más  y la conversación se prolonga y cogen confianza , aparecen los sentimientos, eso que nos igual a todos. Cuando le preguntas qué es lo que más le apetece hacer al tocar tierra firme, contesta: "Abrazar a mi compañera es lo que hice  y de lo que más ganas tenía". Algo similar dijo la americana  Cole Brauer de 29 años, que hizo historia al convertirse en la primera estadounidense  en completar la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Sus padres viajaron hasta Galicia para acompañarla en la llegada . Y para darle un interminable abrazo.

Pablo Portabales. La Voz de Galicia, 29 de marzo de 2024.

viernes, 5 de abril de 2024

Philippe Jaroussky de gira con la Orquesta Barroca de Friburgo

Philippe Jaroussky

El contratenor francés Philippe Jaroussky (Maisons-Lafitte, 1978) es muy querido en los escenarios españoles, y no es difícil de entender por qué. A su voz angelical y su entusiasmo suma un español casi perfecto, durante su videollamada con El Cultural..Aunque habla de sus proyectos con alegría -tiene dos discos en el horno, uno de líder de Schubert con su pianista de cabecea, Jerôme Ducros, y otro que acaba de grabar con su grupo, Artaserse, de repertorio poco frecuentado del siglo XVIII-, el cantante de 46 años deja entrever cierta preocupación por su voz. De ahí que este año se haya centrado en dos grandes apuestas: una gira internacional junto a la prestigiosa Orquesta Barroca de Friburgo, en la que ofrecerá a finales de marzo una obra muy propia de esas fechas, la Pasión según San Mateo, y el estreno en Berlín de una ópera de Marc-André Dalbavie...

P.-El 24 y el 25 de marzo hará una parada en la gira en el Palau de Valencia y el Auditorio Nacional. ¿Por qué animaría al público a escuchar esta versión en particular?

R.- Primero,  por la Orquesta Barroca de Friburgo. Hemos dado varios recitales de arias de Haendel y hace ocho años grabamos un disco de Bach y Telemann. Fue una experiencia increíble y estoy muy contento de verlos de nuevo. Segundo, por el director musical, Francesco Corti. Es un músico impresionante. La última vez que lo escuché dirigir me impresionó su capacidad de escucha. La combinación de la Orquesta de Friburgo con él va a ser muy intersante, además de que es un fanático de Bach. Luego por los cantantes, el coro...

P.- Es curioso que una obra compuesta en Leipzig en el siglo XVIII funcione en contextos tan distintos. ¿Por qué cree que es así?

R.- Es su obra definitiva, un mensaje del ser humano al universo. Probablemente por eso es tan impactante. Tengo 46 años, he cantado mucho repertorio dedicado a los castrati. La música italiana ha sido mi pasión durante casi 15 años. Y ahora, si quiero seguir cantando diez o quince años, la música de Bach me parece un camino muy interesante... Yo no creo en Dios, pero siempre me ha gustado cantar música religiosa.

P.- Si no cree en Dios, ¿en qué cree usted?

R.- En algo superior a mí. Cuando cantamos ese tipo de cosas necesitamos formar una unidad. Aquí canto una de las arias más increibles de la historia, Erbarme dich. Dura solo seis minutos, pero hace seis meses que empecé a trabajarla, para estar seguro de lo que quiero hacer. Por eso estoy un poquito nervioso. Con mi edad siento que necesito ese tiempo de preparación que antes no tenía para los conciertos...

Camila Fernández Gutiérrez. El Cultural 22-3-2024.

jueves, 4 de abril de 2024

Rescatan un relato inédito de Julien Gracq

La aparición de un texto inédito de Julien Gracq (seudónimo de Louis Poirier; Saint-Florent-le-Vieil, 1910-Maine-et-Loire, 2007) no solo es noticia sino también motivo de alegría. Pese a la brevedad del relato La casa -que el sello cacereño Periférica trae al castellano en la versión de Vanesa García Cazorla-, es una muestra perfecta de la decantada prosa poética del esquivo escritor francés, del estilo depurado pero suntuoso de un autor al que la etiqueta de antimoderno no favoreció la difusión de su obra. Aunque es verdad que su producción nunca aspiró a la popularidad de la masa, como tampoco su personalidad discreta, ajena  a las capillas y propensa a la reclusión.

Precisamente, la redacción de La casa data de la época en que escribió La orilla de las Sirtes (entre 1946 y 1951), novela por la que otorgaron el premio Goncourt que rechazó. Los ecos de Poe, la gran literatura medieval, la tradición celta y bretona -territorios tan caros a Gracq- resuenan en este cuento en el que el narrador juega un rol de moderno Perceval en pos de un grial "apenas imaginado en un secreto rapto de curiosidad", como anota García Cazorla en su esclarecedor prefacio. Entre la memoria  y la ensoñación, desliza la experiencia autobiográfica en su narración, en la que, más allá de lo breve, subraya, figuran sus grandes temas: la fascinación que muda en deseo o la mujer fatal, la espera, siempre interminable, como suspense... En fin, una auténtica delicia.

G,Novás Redacción. La voz de Galicia, lunes 25 de marzo de 2024.

miércoles, 3 de abril de 2024

Una mujer contra el opio del pueblo

Animalia da la bienvenida al espectador con un conjunto de suntuosas postales que retratan una existencia tocada por el privilegio y la alienación. La protagonista, la joven Itto (magnética Oumaïma Barid), ha dejado atrás sus orígenes humildes para ingresar en la alta burguesía marroquí. Un camino a la prosperidad que, sin embargo, sitúa a esta mujer sensible y sagaz en una jaula de oro que, desde la ruralidad, remite  a la Graceland que Sofía Coppola imaginó para Priscilla (2023) o al palacio feudal que Zhang Yimou inmortalizó en La linterna roja (1991).

Atrapada en un universo tan relumbrante como opresivo, Itto encuentra una escapatoria de la mano de un misterioso incidente. De origen incierto, el acontecimiento tiene claras repercusiones naturales y sociales. Mientras se desplaza a la ciudad, en busca de su marido y su familia adoptiva, Itto comparte transporte con una mujer que exclama: "Esas luces en el cielo me recuerdan al golpe de estado de 1972", en referencia  a los "años de plomo" de la historia marroquí. Sin embargo, el mayor indicio de que se avecina un desastre recae sobre la actitud violenta que va adoptando la fauna local, de los perros callejeros a las hormigas, pasando por diferentes tipos de ave. Así, abrazando un registro alegórico similar al que puso en juego Lars von Trier en Antecristo (2009), Animalia construye una parábola sobre el desplome de una sociedad anquilosada en una serie de dogmas tradicionalistas.

La cineasta franco-marroquí Sofía Alaoui debuta en la dirección con una obra de impecable factura que reparte sus luces y sombras entre la obviedad de sus diálogos y la originalidad de su protesta visual. Del lado de la palabra, Animalia pone en boca de sus personajes una serie de réplicas que telegrafían la tesis del filme, apuntando a la hipocresía de las clases privilegiadas, a la religión como opio del pueblo y a la vulnerabilidad en la que se descubren las mujeres que osan expresarse con libertad.

Del lado de las imágenes, Animalia despliega una fascinante aproximación a diferentes enclaves del cine fantástico. Para evocar una catástrofe a gran escala, la película empieza acudiendo a un imaginario apocalíptico en el que reverberan los ecos de una crisis medioambiental. Pero luego, cuando la enajenación del mundo animal va trasladándose a los humanos, Alaoui se decanta por poner el foco en una serie de rostros alelados que remiten a las adaptaciones fílmicas de La invasión de los ladrones de cuerpos, la novela Jack Finney.

Así toma forma un conglomerado estético que presenta, como guinda del pastel, unas fugas cósmicas que no hubieran desentonado en El árbol de la vida (2011) de Malick. "Estamos inmersos en algo que no llegamos a ver", le explica un chico a la protagonista, quien conduce su periplo vital hacia una toma de conciencia sobre su condición de mujer enfrentada a las imposiciones de una sociedad patriarcal.

Manu Yáñez. El Cultural, 29-3-2024.

martes, 2 de abril de 2024

El Museo de Orsay celebra los 150 años del nacimiento del impresionismo

   Renoir en la exposición "Paris 1874: Inventar el impresionismo " 
  en el Museo  de Orsay de París. (Miguel Medina)
El impresionismo, el movimiento artístico que cambió para siempre el arte contemporáneo, festeja su 150 aniversario en su santuario parisino, el Museo de Orsay. Rememora la exposición que marcó el surgimiento de un estilo que revolucionó la pintura.

El Museo abre una gran exposición sobre esa muestra. Obras maestra de Renoir, Manet, Monet, Degas, Cézanne o Morisot figuran entre las 157 piezas que se presentan, llegadas de museos y colecciones privadas de Europa y Estados Unidos.

La exposición de 1874 "se ha convertido en legendaria" y cambió "la historia del arte". Esta es "la primera vez" que se trata de forma específica y se hace con otra exposición, explicó la conservadora de pintura Sylvie Patrie, una de las comisarias, durante la presentación de la exhibición.

Fue un 15 de abril de 1874 cuando el estudio del fotógrafo de moda Nadar en París, un edificio de cuatro plantas a dos pasos de la Ópera, sirvió para presentar unos 215 cuadros de 31 pintores, muchos de los cuales no pasaron a la posteridad. La idea revolucionaria comenzó ya en su concepción, puesto que los pintores crearon una cooperativa juntos, y lo hicieron al margen del salón, la exhibición anual de arte, un evento mucho más académico y conservador.

El contexto histórico era complicado, Francia acababa de salir de la guerra con Prusia (1870) y la revolución de la Comuna de París y su sangrienta represión (1871). Apenas una cincuentena de las pinturas de esa primera exposición podrían ser consideradas impresionistas, un estilo que supuso una ruptura radical tanto con los temas plasmados como con la técnica pictórica.

La revolución industrial y la creciente importancia de la burguesía generó temas nuevos, como el ferrocarril, los espectáculos o el turismo. Los impresionistas querían mostrar "la vida moderna" y "su visión de una ciudad en plena transformación" añadió Patrie. Sobre todo, la forma de pintar "no tiene nada qué ver" con lo que se hacía antes, por el uso revolucionario de la pincelada y el color para plasmar la luz y recrear la impresión que deja en la retina, señaló por su parte la otra comisaria, Anne Robbins.

R. Cañas. París. La Voz de Galicia, martes 26 de marzo de 2024.

lunes, 1 de abril de 2024

Un cluedo surrealista en Francia

El director de cine y guionista Gérald Hustache Mathieu (Grenoble, Francia, 56 años) quiso rodar una serie de televisión  cuando nadie pensaba en algo así. Era el año 2010 y creyó que ese era formato adecuado para contar la historia de David Rousseau, un exitoso escritor de novelas policíacas que se hace investigador para descifrar lo que considera que ha sido un asesinato camuflado de suicidio y, de paso, recuperar la inspiración para otra novela. "En aquellos momentos cuando desarrollé esta historia, el mercado de las series no estaba maduro en Francia como lo está ahora. Era difícil encontrar financiación y casi todas las productoras que se estrenaban era de baja calidad. Tuve que rodar en forma de película para asegurar que podíamos cumplir ciertos estandares", recordaba el creador a mediados de enero en París, durante un encuentro con la prensa internacional.

La película en cuestión, titulada en Francia Poupoupidou, recibió críticas positivas, pero fue la última que ha rodado Hustache Mathieu hasta el momento. En su regreso al mundo audiovisual, el director ha recuperado la misma historia, con los mismos actores y, esta vez sí, con la estructura narrativa de siempre deseó. Polar Park es el resultado en seis episodios de esa segunda oportunidad. Este contenido que ha llegado a España a través de Sundance TV está disponible al completo bajo demanda en el servicio AMC SELEKT, una selección a la carta de los mejores contenidos de varios canales lineales de pago que se se puede contratar a través de Movistar Plus+. (...)

En Polar Park, el escritor protagonista encuentra una forma muy particular de superar el bloqueo  creativo que lleva años sufriendo. Un día, recibe un misterioso mensaje que le hace volver a su pueblo natal, Mouthe, considerado el lugar más frío de toda Francia. Allí le espera el hermano Giacomo, que tiene información importante sobre la difunta madre del autor. Pero cuando llega se encuentra una oleada de muertes atribuidas a un asesino en serie con vocación  de artista. Así que decide investigar que está ocurriendo. Como ocurría en el cine, Rousseau (interpretado por Jean Paul Rouve) comienza  a colaborar  con el policía local Louvetot (Guillaume Gouix). Juntos desarrollan una investigación  a través de la creativa mente del asesino en serie que les llevará  por curiosos parajes de Francia y Suiza. Los personajes y sus emociones se colocan en primer plano en esta historia de crímenes, por delante del misterio en torno al asesino oculto. Y el humor gana posiciones a la melancolía con respecto a la historia original. (...)

Uno de los escenarios de Polar Park es el monasterio en el que habita el hermano Giacomo, el confidente frustrado de ese escritor de novelas reconvertido en detective que es el protagonista de la serie. La religión es una constante en los proyectos de Gérald Hustache Mathieu, quien encuentra en ella una forma de impulsar conflictos de sus personajes. Se sirve para ello de "ese sistema de valores basados en la religión, entre el pecado y la tentación de lo transgresor, que cualquier espectador de una sociedad como la española, basada en el cristianismo, puede identificar" , apunta. "También porque, como decía,  el proceso creativo de un escritor de series, películas, libros y obras de teatro es solitario, como el de los monjes. Para este tipo de autor, necesitas creer en algo que no ves. En mi caso, mi dios es la ficción. O, mejor dicho, es la poesía. Lo que quiero  es transmitir esa necesidad de fe ciega también a mis personajes", argumenta.

Héctor Llanos Martínez. Madrid. El País, lunes 11 de marzo de 2024. 

domingo, 31 de marzo de 2024

"Mi disputa con Rousseau"

David Hume y Jean-Jacques Rousseau, dos de los más célebres filósofos del siglo XVIII, eran como el agua y el aceite. Hume defendía el sentimiento asistido por la razón, mientras que Rousseau lo apostaba todo a la pasión. Y en el año 1766, después de que el primero acogiese al segundo en Inglaterra con los brazos abiertos (Rousseau había sido perseguido en Francia por la publicación de Emilio), los dos protagonizaron una de las peleas más sonadas de la historia de la filosofía. Una riña epistolar, alimentada carta a carta, que Hume sacó a la luz, para defenderse, en el libro Mi disputa con Rousseau, y que ahora, más de dos siglos después, se puede disfrutar en castellano gracias a José Luis Tasset (Sevilla, 1961). Este catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Coruña, profesor en la Facultad de Humanidades y Documentación de Ferrol, es el autor de la primera edición crítica en castellano de la obra, que sale de la imprenta con el sello de la editorial Laetoli. 

-Llama la atención que una obra que recoge las cartas que se enviaron Rousseau y Hume estuviese todavía inédita en castellano.

-Sí que resulta extraño porque la pelea de David Hume y Jean-Jacques Rousseau fue el gran cotilleo filosófico del siglo XVIII con toda Europa implicada y opinando sobre el asunto. A mí me parecía una pena, porque había ediciones italianas, francesas, alemanas... Pero ninguna en castellano, algo que yo achaco a la dificultad del material.

-¿Qué aporta esta primera edición crítica en castellano?

-Uno  de los grandes valores es que, a diferencia de las anteriores, no está basada en las ediciones en inglés y francés que se publicaron en la época, sino en el manuscrito original de Hume, que está en la Biblioteca Nacional de Escocia. Este manuscrito recoge las cartas en inglés de Hume, las de Rousseau en francés y varios textos con los que Hume va poniendo en contexto las cartas  y señalando las "mentiras" de Rousseau.

-Los libros de Rousseau habían sido quemados en Francia, pero Hume no dudó en buscarle asilo en Inglaterra. No se entiende el enfado de Rousseau. 

-La explicación es que Rousseau era un tipo insoportable que ponía pegas a todo, sospechaba de todo el mundo y tenía manía persecutoria. Se comportaba como si fuera una estrella de rock fuera de control. En cambo Hume era una persona pausada, calmada, racional. Se lo llevó a Inglaterra a petición de madame Bouffleurs, que intercedió ante él, pero ya antes de salir de París el barón d'Holbach le advirtió: "Llevas a una víbora alojada contigo". En Inglaterra Hume le buscó una casa en la campiña, incluso pidió que el rey le concediese  una pensión vitalicia, pero Rousseau creía que lo hacía para deshonrarlo como un individuo que se vende al mejor postor.

-En el libro usted apunta otras razones, más profundas, sobre aquel enfrentamiento.

-Mi opinión es que los dos filósofos estaban a una época de distancia y por eso no se entendían. Hume se encontraba al final de la Ilustración, mientras que Rousseau estaba ya en el Romanticismo. De hecho en una de las cartas le dice a Hume: "Yo solo conozco lo que siento". Es decir, Rousseau se  regía por una pauta sentimental, pasional, que es un tipo de mentalidad que Hume era incapaz de entender. Él era un tipo muy calmado, racional, y precisamente lo que Rousseau le afea es que no tenía sentimientos, que era frío y pasivo, una especie de vegetal. El choque se produce porque tienen visiones diferentes sobre muchas cosas, en especial a lo que respecta a la difusión de ideas...

- Qué impresión le queda a uno después de leer las cartas que se intercambiaron?

- El mejor resumen lo hace Bertrand Russel con esta frase: "Rousseau estaba loco, pero fue influyente; Hume estaba cuerdo pero no tuvo seguidores"...

Beatriz Antón, Ferrol. La Voz de Galicia, lunes 26 de febrero de 2024.

sábado, 30 de marzo de 2024

La casa sin fin

El perfumista Serge Lutens empezó a construir su hogar en Marraquech en 1974 y aún no lo ha acabado. "Soy un error y todo lo que hago y toco tiene que ser perfecto", dice. De Serge Lutens (Lille, 1942) se pueden decir muchas cosas, y se han dicho. Digamos algunas más: odia el éxito (cada vez que ha triunfado en un trabajo lo ha dejado); detesta la libertad ("quiero reglas"); ha conseguido manipular al menos a tres psicoanalistas; y le gusta tener obras en casa. No es broma. Empezó con una en 1974 y aún no la acabado y no tiene intenciones de hacerlo.

La casa en cuestión -un magnífico riad en la medina de Marraquech al que ha ido sumando riads aledaños (concretamente 30) que Lutens ha ido comprando cada vez que la obra  parecía a punto de terminar- es la Fundación Serge Lutens desde 2014 : 3.000 metros cuadrados de artesanía y arquitectura marroquí, donde todo es bello pero nada se prodiga demasiado. Se pasa de una habitación a otra en un permanente claroscuro hasta que los ojos se adaptan a la oscuridad y se entiende la apabullante naturaleza de la obra. La fundación no tiene ningún objetivo. "La belleza no tiene que ser útil", zanja el artista.

Los artesanos vienen de Fez y Mequinez. Son los mejores en lo suyo y se desesperan. Esta casa es su sueño y su pesadilla. "El techo del salón ha cambiado cuatro veces, en otro techo dos artistas estuvieron trabajando siete años, ha rehecho dos veces los planos de toda la casa", confirma una colaboradora. Detesta la copia y rehace todo continuamente para protegerse del plagio. Es una teoría. No nos deja hacer fotos y los patios están cubiertos para proteger la casa del sol, del mal tiempo y de los drones. Hace unos meses uno intentó filmar las habitaciones. 

Uno camina por esta casa sin saber si estará o no Lutens, si aparecerá en la biblioteca o en el laboratorio. "Vive como un monje, no ve a nadie", avisan. Con El País Semanal ha pasado dos horas charlando y quejándose precisamente de que no ve a nadie.

P.- ¿Diría que es perfeccionista?

R.- Te pongo en antecedentes, nací en 1942, fruto de un adulterio que entonces era una falta muy grave. Así que desde el principio soy un error. Todo lo que hago y toco tiene que ser perfecto e impecable para reparar esa falta.

P.- ¿Incluso en su casa?

R.- La empecé en 1974 y desde entonces nunca he parado. La casa sigue siendo la reparación del error y quiero que sea muy bonita... Solo nos llevamos lo que dejamos. Esta casa pertenece a Marruecos y aquí se va a quedar.

P.- ¿En qué está trabajando ahora?, ¿qué le apasiona?

R.- Estoy muy disperso, leo y escribo por las mañanas, pero no me interesa algo preciso...

P.- ¿Por qué se detiene tanto en lo que no le gusta?

R.- Lo que nos disgusta muestra nuestra profundidad real. Ahí hay una historia, un secreto. Para hacer perfumes y para casi todo hay que buscar en lo que no nos gusta porque ahí reside lo interesante.

P.- ¿Por qué ha vivido tantos años en Marruecos?

R.- Vine por primera vez en 1968, acababa de firmar un contrato con Christian Dior  y vine a gastarme todo lo que había ganado. Era un viaje de tres días y fue tan increíble que me quedé tres meses.

P.- ¿Por qué le gustó tanto?

R.- Yo vuelvo a descubrir la sensualidad aquí porque en Occidente lleva muerta mucho tiempo, y aquí está en todo su esplendor y con todos sus excesos. Es imposible descubrir el placer sin que eso lo ponga todo patas arriba. Si darme cuenta fui descubriendo aromas, trozos de madera y a fantasear con crear una fragancia algún día. (Lutens no creó su primer perfume , Feminité du Bois, hasta 1980...

Karelia Vázquez. El País Semanal, 2 de marzo de 2024.

viernes, 29 de marzo de 2024

Aitana Sánchez- Gijón explota en escena

Aitana Sánchez-Gijón en La madre.(Foto: Bárbara Sánchez Palomero)

La actriz transita de la serenidad a la locura en una soberbia interpretación de La madre, obra del dramaturgo francés de moda, Florian Zeller. Un personaje tan poderoso como la protagonista de La madre es un regalazo para una actriz. Pero también un reto: triunfas o te estrellas. Aitana Sánchez-Gijón triunfa. Y de qué manera. Sería injusto decir que es el papel de su vida porque la hemos visto estupenda muchas veces en las pantallas y en los escenarios, pero su trabajo en esta obra es realmente sorprendente. Soberbio. Por sus matices, su serenidad, su  locura. Su rostro aterrorizado al final de la función. Escalofriante.

Y eso que de entrada el personaje parece tópico. Esposa, madre y ama de casa entra en depresión cuando sus dos hijos abandonan el nido. Pastillas para dormir, pastillas para despertar. "Para vivir", dice ella en la obra. El marido va a su bola, siempre ha ido a su bola. Cumple su papel de proveedor y tiene derecho a echar una canita al aire. Sin remordimientos. Además en casa todo son reproches, no hay quien aguante a esa loca.

Hemos visto muchas "locas depresivas" en el teatro.la literatura, el cine. Y en la vida: desde niñas tememos acabar convertidas en una de ellas. Y los niños, en el marido. Pero que las identifiquemos no significa que no puedan seguir explorándose más allá del tópico. De hecho, es el mejor modo de romperlo. Es lo que consigue el autor Florian Zeller en La madre. No solo porque nos lleva hasta las profundidades de su mente, sino también por la forma en que lo hace. Decíamos antes que "construye" el personaje, pero sería más acertado decir que lo deconstruye. Casi a la manera cubista. La obra comienza en estilo alta comedia inglesa convencional: el hombre vuelve a casa y la mujer le echa en cara que llega tarde, que no le hace caso, que se siente sola. Pero resulta que cuando termina la escena se repite con variaciones: donde antes ella emitía un lamento ahora hay un insulto. A partir de ahí, el espectador nunca sabrá si lo que ocurre sobre las tablas es real o está en la cabeza de la protagonista. Un audaz mecanismo con el que Zeller libera el personaje: le da permiso para sacar todo lo que tiene dentro, incluso lo que ni ella sabe de sí misma. Rabia, odio, ira. Lo mejor es que no la victimiza. Es solo una mujer destrozada...

Raquel Vidales. Babelia. El País, sábado 23 de marzo de 2024.

jueves, 28 de marzo de 2024

Un monumento gráfico al aburrimineto

Olivier Schrauwen
Olivier Schrauwen (Brujas, 46 años) está sentado en una cafetería del centro de Valencia. Se debate entre asomarse por primera vez a una mascletá o tomarse un buen arroz en la Malvarrosa. Acaba de participar en el Salón del Cómic de la ciudad, uno de los más concurridos de España. "Siempre que me veo en ferias así, rodeado de gente disfrazada de cosplay, me pregunto: '¿Cuál es mi lugar en todo esto?", reflexiona. Para algunos aficionados, ese lugar está claro: es el autor europeo más interesante del presente. No lo decimos nosotros, lo proclama tal cual The Comics Journal, la publicación de referencia del sector. También lo refrendan los autores Art Spiegelman  (Maus), Chris Ware (Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo) o Daniel Clowes (Ghost World), que señalan a Schrauwen como inagotable fuente de inspiración. "Es algo que prefiero ni pensar, porque me pone nervioso. Son muy generosos hablando bien de mí", dice con sincera humildad y una mirada terriblemente tímida.

Este historietista belga afincado en Berlín es una de esas rarezas que cada cierto tiempo contribuyen a ensanchar las fronteras de la novela gráfica. Lo probó con Arsène Schrauwen, un prodigio en el que relataba las aventuras inventadas de su abuelo  en el Congo Belga, y lo corrobora ahora con Domingo flamenco, cuyo título es una traducción libérrima del original Sunday, en un guiño al origen del autor propuesto por su editorial española, Fulgencio Pimentel. Desde ya, candidato a encabezar las listas de mejores cómics del año. Donde Spiegelman convirtió en fábula el Holocausto, Ware construyó una nueva arquitectura visual y Clowes testó los límites de la mala leche, Schrauwen aborda toda una gesta de la narración posmoderna: el tratado definitivo sobre el tedio, el absurdo y la estupidez humana.

Sus casi 500 páginas, publicadas originalmente en distintos cuadernos entre 2017 y 2023 y recogidas aquí en un solo tomo, reflejan exactamente lo que anuncia su título: un domingazo cualquiera, desde que amanece hasta las doce de la noche, en la vida del protagonista, encarnado por una versión ficticia del primo de Schrauwen. En palabras de su autor, "un maestro en hacer nada y hacerlo mal. Al menos en la jornada concreta que refleja el cómic, que además él entiende como su último día de libertad porque está a punto de cumplir los 36 años y esa noche vuelve su novia de un largo viaje. El caso de Thibault (el primo) es particularmente frustrante: cuantas más cosas se propone  arrancar, más le cuesta hacerlo", esboza...

Borja Bas. Valencia. El País, sábado 23 de marzo de 2024.