martes, 28 de febrero de 2023

Los años parisinos de Miró

El Guggenheim de Bilbao repasa un período decisivo de la longeva carrera del pintor. "Mi vecino Joan Miró pinta con los pies en la tierra, la vida de la tierra le entra por la planta de los pies como el amor y el calor y el frío, la vida de la pintura, que es arte en movimiento cadencioso y estremecido". Ahí se refiere Camilo José Cela al arte de su amigo -especialmente de su época mallorquina-. Y es verdad que el pintor siempre defendió su conexión especial con la naturaleza y la tierra, que, decía, comienza en el tiempo en que su familia adquirió, cuando el contaba 18 años, la propiedad de Mont-roig, en Tarragona, que será fundamental para su imaginario y donde descubre la emoción de la soledad de los paisajes que marcan su obra incluso cuando logra liberarse de ellos. Pero no todo es rural en el universo artístico de este joven de origen pequeño burgués, que estaba destinado a la carrera comercial. También hay una gran ciudad y no es Barcelona, que destacaba presisamente por su estrechez burguesa, es París. Ese gran centro -vibrante, urgente, cambiante- de su alma creativa es lo que explora la exposición Joan Miró. La realidad absoluta. París 1920-1945, que el museo Guggenheim de Bilbao inaugura y que podrá verse hasta el próximo 28 de mayo.

Preparada por el comisario Enrique Juncosa, escritor y poeta balear, la muestra reúne más de ochenta piezas, algunas de colecciones privadas -como la de los hermanos Nahmad- y que apenas han sido exhibidas antes. La selección permite comprobar cómo París transformó su visión desde el primer viaje en 1920, en que quedó impactado por los cambiosque allí experimentaba el arte, aunque es cierto que a partir de 1915 él ya había entrado en contacto con las vanguardias en la galería Dalmau donde expusieron creadores refugiados en Barcelona por la Gran Guerra como Picabia, Duchamp y los Delaunay (Sonia y Robert). 

No le intersaban los monumentos ni la vida social de la metrópoli francesa, pasea por la calle, ensancha su mundo de sueños, se empapa de la revolución que vive la cultura. Aquello supone para él una iniciación y a la vez un renacimiento. Es otra persona cuando regresa, aunque la radicalidad de su lenguaje provoque que lo abucheen, la sociedad de entonces no lo comprende, peri halla respaldo en sus amigosy colegas artistas. De hecho, su trabajo, incluso cuando su prestigio es ya de escala mundial, no le reportará grandes beneficios económicos. Hasta los años 50 no comienza a ganar dinero.

Miró -explicaba sobre el centro de su labor- alcanza sin drogas estados de alucinación a través de una conmoción espiritual de la que no es plenamente responsable. A veces, por la vía del ayuno. Él está convencido de que el arte había perdido su autenticidad, su sentido, y que tenía que recuperar el aspecto mágico y espiritual de las manifestaciones primitivas. Siendo muy joven ya se embelesaba con el románico de los Pirineos en sus visitas al museo de Barcelona, donde también se maravillaba con las representaciones de las cuevas de Altamira y Castellón, estudiaba los petroglifos... Era un gran admirador de Paul Klee y de los poetas franceses Artaud, Tzara, Éluard, Desnos... Busca como ellos"la realidad absoluta", que ha de venir, sostenía, de lo que ve el ojo e interpreta el cerebro más el mundo de las visiones y los sueños. Es la suma -subraya Joncosa- de la realidad exterior y lo onírico que propone Breton, que primero desdeña la obra de Miró por considerarla infantil y poco intelectual" y después acaba por definirlo como "la mejor pluma del sombrero del surrealismo".

 Como sintetizo Octavio Paz,  Miró "pintó como un niño de cinco mil años de edad", lo que vendría a ser como decir que poseía la mirada limpia de la infancia y a la vez la sabiduría del anciano...

Héctor J. Porto. La voz de Galicia, viernes,10 de febrero de 2023.

lunes, 27 de febrero de 2023

Peculiar madre coraje: "Rabiye Kurnaz Gegen G.W. Bush"

Fotograma de Rabiye Kurnaz vs G.W. Bush

No hubo chovinismo en el Oso de Plata en la Berninale a la actriz alemana de origen turco Melten Kaptan, porque carga con la película ante de madre coraje, un ciclón en lo personal y dispuesta a recuperar su hijo de las garras de Bush en la bahía de Guantánamo. Real como la vida misma. Interpreta a Rabiye Kurnaz, residente en Bremen, madre de familia y con marido trabajador de la Mercedes. De sus tres hijos el mayor se mete en un buen lío semanas después del 11S por unas amistades poco recomendables y bastante fatalidad. Lo trincan en un aeropuerto y la CIA se lo lleva para vestirlo de naranja, ponerle grilletes y someterlo a no pocas torturas. Eso, el espectador pelín informado lo tiene muy asumido, como que por allí todavía purgan un puñado de talibanes o fieles a Al Qaeda.

 El mérito del realizador Andreas Dresen (1968), con callo en el oficio, aunque sin ínfulas autorales, está en provocar que sigamos a la buena señora a ver si de una vez  ablanda a los de arriba y se trae a su chico, del que asumimos que apareció el día equivocado en el lugar más inoportuno. Un abogado especializado en derechos humanos y vinculado a organizaciones afines se pondrá de su lado, yendo incluso al mismísimo Capitolio junto a otras familias en parecidas circunstancias. La incansable Rabiye Kurnaz accederá al Gobierno turco y a la recién llegada a la Presidencia Alemana Angela Merkel. Lo de menos será un desenlace que ya intuyes ante la peripecia de la señora, trufada de apuntes costumbristas y algún sobresalto. 

En ningún momento se produce un subidón emocional ala mejor estilo de Hollywood, en parte por el conformismo del director reconvertido a simple ilustrador. Se trata de retratar a una peculiar madre-coraje que la actriz principal Meltem Kaptan, se toma muy en serio, marcando mucha distancia con el resto del reparto.

Miguel Anxo Fernández. La voz de Galicia, viernes, 11 de febrero de 2023

domingo, 26 de febrero de 2023

Bruno Patino. "Las redes son el quinto poder".

Bruno Patino

La imagen que nos devuelve el espejo de la vida digital es ficticia y, al mismo tiempo es parte de nuestra realidad cotidiana. Sucede en plataformas como Zoom o Instagram y para Bruno Patino (Courbevoie, Francia, 57 años) es "una metáfora de la pantalla total". Ensayista y presidente de la cadena francoalemana Arte, es uno de los profesionales del sector de la comunicación francesa que mejor conoce el proceso de digitalización. Fue el responsable de la transición a internet de Le Monde y de los canales de la televisión pública francesa. Conoce bien los efectos que las pantallas tienen en  nuestras cabezas. Y por eso es interesante escucharle. Patino atiende a El País durante su visita a México para participar en la Feria del Libro de Guadalajara. Hace unas semanas ha publicado Tempestad en la pecera (Alianza), donde continúa la reflexión que inició con La civilización de la memoria de pez y en la que advierte sobre la polarización y la dependencia magnificadas por las redes sociales.

P.- ¿Es reversible esa situación que señala en su libro?

R.- Tal vez estemos en un momento paroxístico de la influencia de las redes sociales en la polarización y de la dependencia personal de muchos de nosotros, no solamente los más jóvenes. Y este momento se acompaña de otros: la toma de conciencia individual para dejar de un lado la pantalla, porque nos impide hacer otras cosas, nos roba concentración e imaginación. Y la sociedad se  ha vuelto una sociedad del cansancio de la información o de la política. El momento de dependencia y polarización es también el de toma de conciencia individual y colectiva, pero todavía no sabemos en qué va a desembocar.

P.- Ese cansancio se exacerbó durante la pandemia, pero la conexión mantuvo a flote muchos empleos.

R.- La pandemia nos muestra exactamente lo que trae la tecnología. Nos salvó la vida, estuvimos confinados, pero no recluidos, y es una diferencia enorme. Salvó también vidas laborales y la vida estudiantil. Al mismo tiempo trajo un cansancio tremendo y esa percepción  de que algo nos faltaba.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- Hay detalles que pueden parecer broma, pero para mí tienen un significado. Por ejemplo, esos programas tecnológicos para evadirse de Zoom o Skype que hacen creer que al interlocutor que en la calle hay obras, gente o un niño en la habitación. Eso demuestra que necesitamos un instrumento para escaparnos. (...)

.-Llamo a las redes sociales el quinto poder, aunque ese poder no tiene a nadie que lo maneje ideológicamente. El modelo económico de polarización y emoción produce una desestabilización fuerte de los poderes. Eso es muy bueno cuando estamos hablando de una dictadura, pero se desestabiliza también a las democracias que se vuelven emocracias: no hay debate de ideas o incluso de opiniones, solamente debate de emoción...

P.- ¿Cómo ve el panorama que tiene Europa delante?

R.- El medio que dirijo se declara desde hace 30 años prodemocrático y proeuropeo. A mi generación le decías "mira, este miedo es prodemocrático y europeo" y pensábamos que todos lo eran. Hoy la palabra "europeo" para algunos ha pasado de moda. ¿Y la democracia? Todavía no escucho voces verdaderamente antidemocráticas. Pero es frágil, no puedo resistirlo todo. Tenemos que luchar por ella. Hay que mantener la vigilancia.

Francesco Manetto. El País, domingo22 de enero de 2023.

sábado, 25 de febrero de 2023

La vida ente tapices y bronces

"Yo soy una chica del campo", proclama Patricia della Giovampaola d'Arenberg en un apartamento de 300 metros cuadrados junto al señorial parque Monceau, en París, un piso con muebles antiguos y armarios repletos de decenas de pares de zapatos y de bolsos, vestidos que por sí solos son una retrospectiva de la alta costura (pero también cuelgan piezas de Zara , de la que es devota). "Nací entre viñedos y olivos", añade.

Hubo un tiempo en que en estos salones se celebraban fiestas, cenas literarias. Desde la pandemia nada es lo mismo, dice, pero la memoria permanece. Todo tiene un aroma añejo chez Patricia, la muchacha de la Toscana que se casó con un aristócrata de la jet-set, más tarde enviudó, conoció a un intelectual de Saint-Gernain-des-Prés y hoy es una de esas figuras de la alta sociedad que, si a uno no le abren las puertas de sus aposentos, ignora que todavía exista. Pensábamos que estas casas decoradas con ornamentos barrocos y exóticos, estos salones palaciegos, estas mujeres a la vez frívolas y leídas ya solo existían en las páginas de En busca del tiempo perdido. No es así.

"Mi novio es escritor", cuenta Patricia. "Tuve que leer a Proust... ¡Entero! ¡Y me encanta!. Su novio es el editor, ensayista y novelista Jean-Paul Enthoven, personaje en el pequeño universo parisiense donde convergen, y en ocasiones colisionan, el mundo de las letras y el papel cuché. El mejor amigo de Jean-Paul es el mediático filósofo Bernard-Henri Lévy. Su antigua novia fue la modelo y cantante Carla Bruni, quien le abandonó por su hijo, el también filósofo mediático Raphaël Enthoven, antes de emparejarse con el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy. Raphaël lo contó todo -también las miserias familiares- en una novela que supuso una deflagración íntima para Jean-Paul. Fue hace dos años. Ya no se habla con su hijo. "¿Leíste el libro?¡Horrible!", comenta Patricia d'Arenberg. "No me gusta hablar de esto, porque él no va a querer: le afectó bastante, es triste".

viernes, 24 de febrero de 2023

"La mosca" según Hecq y Lesort

Escena de La mosca©  Fabrice Robin

Vuelve a los Tetros del Canal el binomio formado Christian Hecq (Bruselas, 1964) -director, actor miembro de la Comédie-Française y Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras- y Valérie Lesort (Avignon, 1975) -directora, actriz, autora y artista visual-. Si hace tres años se presentaban en el escenario de la Comunidad de Madrid con el bellísimo espectáculo 20.000 leguas de un viaje submarino, basado en el clásico de Julio Verne, ahora lo hacen con La mosca, un montaje en el que cruzan el relato de George Langelaan, las versiones cinematográficas de Kurt Neumann (1958) y David Cronenberg (1986) y la serie de televisión gala Strip-tease, en concreto al episodio El patillo volante y el loro. "Queríamos hacer esta historia creíble para el teatro", puntualiza a El Cultural Hecq, que también ha subido a las tablas La metamorfosis de Kafka. "Nuestra idea era no competir con los efectos especiales del cine. En este caso, y pensando en la escena, hemos optado por la relación madre-hijo, que nos parecía más interesante que la de la pareja".

Y es que la propuesta del Théâtre des Bouffes du Nord nos abre las puertas a una época, los años sesenta, y a un lugar, un pueblo retirado, un páramo, en el que todo es posible aún tecnológicamente. "Amamos la estética de esa época", matiza Lesort.  En ese ambiente vive Robert con su madre, Odette. Tiene unos 50 años, es calvo, barrigón y malhumorado. En definitiva, un solterón que pasa su tiempo en un garaje donde intenta montar una máquina de teletransporte. Odette observa las supuestas investigaciones de su hijo. Preocupada por el aislamiento en el que vive, decide invitar a tomar una copa a la cohibida Marie-Pierre...

Para el director que ha montado también junto a Lesort Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, y El burgués gentilhombre de Molière (interpretando a un antológico Monsieur Jourdan), el humor y el terror van siempre de la mano...

En La mosca no solo nos meteremos en el laboratorio de un friki, medio idiota, medio premio Nobel. Seremos testigos de cómo se puede agitar y mezclar en escena una química sorprendente que gira, entre lo grotesco y lo visual, hacia un campo de juego donde se disparan la diversión y la extravagancia, la comedia tierna y el constante lenguaje corporal...

J. López Rejas. El Cultural, 3-2-2023.

jueves, 23 de febrero de 2023

"Un negro que sufre acoso lo puede compartir con su madre, un gai no"

Edouard Louis

Edouard Louis sacudió la literatura francesa al relatar el acoso y aislamiento que sufrió como niño gay en un pueblo de la Francia profunda. La novela autobiográfica Para acabar con Eddy Bellegueule lo convirtió con solo 22 años en un autor  con una proyección internacional  que hoy sigue creciendo. El escritor nacido en Somme hace 30 años se interpreta estos días a sí mismo en la adaptación de su obra Quién mató a mi padre, que Thomas Ostermeier ha traído estos días al centro Conde Duque  de Madrid. Está pletórico, luminoso y convencido de su misión.

P.- El escritor salta ahora a escena. ¿Por qué?

R.- Todo lo experimental me interesa. Hubo una época en la que los escritores daban información sobre cosas que la gente no conocía, como el trabajo en una mina o una fábrica. Hoy la misión ha cambiado. La gente conoce la desigualdad, sabe que hay niños trabajando para hacer teléfonos en Asia y mujeres que mueren a manos de sus maridos. Nuestro trabajo ya no es enseñar, sino confrontar a la gente con lo que no quiere ver.

P.- ¿Por qué no lo quieren ver?

R.- Porque eso les fuerza a ver lo que hacen y sobre todo lo que no hacen. Es un mecanismo de protección.

P.- ¿Personalmente qué le aporta la escena?

R,- (Lo piensa un rato y al fin sentencia sonriente) Me da un sentimiento de venganza al darme cuenta de que nadie habría escuchado la historia de mi padre, su clase social y su pobreza en un mundo en que eso nunca iba a ser contado. Cuando hago teatro tengo la impresión de estar robando un banco, de tomar de los demás algo que nunca me iba a pertenecer.

P.- ¿Qué ha fracasado en Francia para que haya esa exclusión?

R.- Las palabras "libertad, igualdad y fraternidad" han permitido esconder la verdad de lo que pasa en Francia. Siempre ha habido desigualdades, pero ese discurso ha permitido reproducir la violencia al esconder la realidad. Recuerdo cuando Sarkozy anunció el fin de la financiación de ciertas medicinas. Mi padre tenía un problema de estómago y eso supuso enfermedad. Por eso para mí la política es íntima. Por eso ha explotado la extrema derecha, porque la gente que se sentía protegida por la izquierda fue abandonada.

P.- Usted huyó por el rechazo que vivió al ser gay. ¿Ahora tiene buena relación con su padre?

R.- Nunca podremos tener una relación excelente porque nos separan demasiadas cosa, pero ha cambiado mucho. En mi familia odiaban a los gais y me llamaban marica todos los días en el colegio y en casa. Me convertí en un tránsfuga de clase porque era un pequeño marica que todos odiaban. Cuando era niño mi sueño era ser masculino, que no me llamaran marica, que mi padre no se avergonzara de mí. Él que decía que había que meter a los gais en campos de concentración y que había que desembarazarse de tantos árabes , ahora me pregunta si estoy enamorado.

P.- ¿La clase social le ha condicionado más que ser gay?

R.- No. La condición sexual ha sido más fuerte, es la que me ha arrancado de mi clase social. Mi clase social no consiguió cambiar mi orientación sexual.

P.- ¿Cree que sigue siendo así para los niños de hoy?

R.- Hay espacios que antes no existían, como internet. Cuando yo era niño vivía geográficamente encerrado en mi pueblo, creía que era el único gay del mundo y que estaba enfermo. Pero cuando hablo de mi libro en los institutos me encuentro con chicos que viven lo mismo que yo viví. La dificultad de la homofobia es que quienes la sufren a menudo no pueden contarlo en casa. Un negro que sufre racismo en el colegio puede compartirlo con su madre que también es negra. Si eres marica, no puedes decírselo a tu madre que no lo es. No quiero decir, por supuesto, que el racismo sea fácil, pero la homofobia es una experiencia diferente, un aislamiento total, un miedo a ser descubierto en cada instante.

Berna González Harbour. Madrid. El País, sábado 21 de enero de 2023.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Linda de Suza. La portuguesa que escapó con "una maleta de cartón".

La cantante Linda de Suza, de origen portugués y muy popular en Francia durante los años ochenta, falleció a los 74 años a causa de una enfermedad respiratoria, tras haber contraído el covid. Según confirmó su agente Fabien Lecoeuvre, la artista había sido hospitalizada el pasado miércoles en el municipio de Gisors (situado a unos 60 kilómetros al noroeste de París), pero los profesionales sanitarios no pudieron evitar su fallecimiento. "Estaba enferma desde hace unas semanas, unos meses, tenía una forma de insuficiencia respiratoria y además se infectó de covid", detalló Lecoeuvre en declaraciones al canal televisivo francés BFM. 

Nacida en 1948 en Beringel, en la región del Aletenjo, Teolinda Joaquina de Sousa Lança huyó del Portugal de la dictadura de Salazar a Francia a finales de los años sesenta. Allí buscó tenazmente hacerse un hueco en el mundo de la canción, algo que lograría a partir de finales de los años setenta con éxitos como el logrado con la canción Le Portugais. 

Otros de sus títulos más conocidos en su carrera fueron Uma moça chorava, Tiroli-tirola, Un enfant peut faire chanter le monde y Toi mon amour caché.

De Portugal se había marchado con solo "una maleta de cartón", experiencia que luego relataría en un libro autobiográfico homónimo (1984) del que vendió miles de ejemplares y que se adaptó incluso como serie de televisión.

Ayer muchos lamentaban su pérdida tanto en Francia como en Portugal. El presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, la recordó como "icono de Portugal" y referente "francés de la inmigración portuguesa". "Linda de Suza queda en nuestra memoria como ejemplo de determinación y de fidelidad. Fue un icono francés de la inmigración portuguesa y, por tanto, un icono de Portugal", divulgó la Presidencia lusa en un comunicado, donde el jefe de Estado transmitió sus "más sentidas condolencias " al hijo y nietos de la cantante.

Rebelo de Sousa recordó que la artista fallecida llegó a Francia en 1970 como parte de "una de las mayores olas migratorias portuguesas". Allí, "se volvió la portuguesa por excelencia" y obtuvo varios discos de oro y platino, "una figura emblemática en muchos sentidos", añadió. "A lo largo de los años, mantendría siempre explícitas las referencias a su país de origen y a su odisea personal, simbolizadas en la expresión "maleta de cartón", señaló Rebelo de Sousa.

París, Lisboa/EFE. La Voz de Galicia, jueves 29 de diciembre de 2022.

martes, 21 de febrero de 2023

Francisco Bores, el aroma de la vida

Francisco Bores. Autorretrato

Una nueva celebración de un aniversario nos trae la presencia de otro artista: Francisco Bores. Con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento, el 10 de mayo de 1972, la Residencia de Estudiantes presenta una sugestiva muestra que recorre toda su trayectoria. 

Nacido en Madrid en 1898, a partir de 1916 Bores comienza a estudiar pintura, realizando copias de los clásicos en el Museo del Prado, e inicia así su trayectoria como pintor e ilustrador. En 1922 participa en la exposición Nacional de Bellas Artes y al año siguiente se relaciona con el movimiento ultraísta, participando en tertulias, frecuentando los círculos literarios y la Residencia de Estudiantes.

Que la exposición tenga lugar en ese espacio, en el que se reunieron los escritores y artistas más relevantes en la España de la segunda década del siglo XX, central para "la Generación del 27", es un viaje en el tiempo que nos permite recobrar la figura de Bores con los mejores ecos y resonancias. La muestra se articula en dos grandes secciones: "Madrid (1898-1925) y París (1925-1972)". Se han reunido más de cien obras de Bores -óleos, dibujos y grabados-, a los que acompañan cien piezas de otros artistas que coincidieron con él en ese ambiente vanguardista. Y también un conjunto de documentos, revistas y materiales impresos y fotografías.

En el Madrid de los años veinte, Bores establece lazos de contacto y amistad con algunas de las figuras intelectuales y artísticas más relevantes como Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Gerardo Diego, Emilio Prados, José Moreno Villa o José Bergamín, a algunos de los cuales vemos aquí retratados.

Sin embargo, parece que desencantado por el escaso eco que los nuevos planteamientos artísticos iban teniendo en España y, según sus palabras, porque sentía "una acuciante necesidad de renovación", se estableció en París en 1925, donde conoció a Picasso y a Juan Gris, y fue integrándose en la plural e intensa floración de las vanguardias, aunque manteniendo siempre su independencia. Allí residiría hasta el final de su vida.

Tanto en España como en Francia, además de en la pintura, Bores centra su atención en la ilustración, y ahí destacan sus diseños de cubiertas en los primeros años de la Revista de Occidente, así como diseños e ilustraciones para libros, siempre con una gran fuerza expresiva como se ve en la muestra.

En Francia amplió sus relaciones con importantes artistas. Su llegada a París coincide, como él mismo escribe en 1957, con el considerado "el último año del Cubismo", pero señala que no tuvo "ninguna relación con los últimos cubistas", y que, en cambio, los pintores  con los que "sentía afinidad eran los que estaban más cerca del Surrealismo".

A partir de ahí se consolida su trayectoria, con juegos de líneas y dibujos, en los que se percibe esos cubistas abiertos, así como su voluntad de plasmar la vida con profundidad, en sintonía con el horizonte surrealista. Todo ello se refleja en sus temáticas: retratos, bodegones, desnudos y escenas activas, en las que el dinamismo y la fuerza expresiva se superponen a una figuración no mimética. Ahí se sitúa Bores: pintar desde dentro, en profundidad, el aroma de la vida.

José Jiménez. El Cultural,  27-1-2023.

lunes, 20 de febrero de 2023

Albert Serra, el cineasta ignorado por los Goya

Desde su estreno  en la sección a Competición del pasado festival de Cannes, Pacifiction, de Albert Serra, se ha llevado los parabienes de la crítica internacional. Recibido con entusiasmo en el  certamen en mayo, este  drama -que cuenta el devenir del Alto Comisario de la República Francesa en la isla de Tahití, donde la población local siente miedo ante la posible realización de pruebas nucleares- ha ido acumulando reconocimientos: en los Premios Lumière de la prensa extranjera en Francia se llevó los galardones a mejor dirección, fotografía y actuación protagonista masculina; en los Gaudí de la Academia de Cine Catalán, los trofeos a la mejor película en lengua no catalana, fotografía y diseño de producción; ha sido escogida por la publicación Cahiers du Cinéma como una de las 10 mejores películas del año, y ha logrado nueve candidaturas a los César, los premios del cine francés. Sin embargo, en los Goya, Pacifiction no estará presente en ningún apartado. ¿Vale para los César pero no para los Goya? ¿Es por la apuesta arriesgada del filme o por las declaraciones de Serra sobre el cine español.

La Academia Española de Cine, a preguntas de El País, tiene una respuesta clara: no comenta posibles nominaciones ni premios, y subraya que cada académico es dueño de su voto, un acto individual y secreto, y que han podido realizar en esta edición 2.030 personas. En las últimas ediciones de los Premios Goya, sí ha ido entrando poco a poco cine más radical, el que representa a España en los festivales internacionales, lo cual no siempre ha tenido eco en estos galardones. Isaki Lacuesta ganó la Concha de Oro en San Sebastián  en 2011 con Los pasos dobles, y esa película no logró ninguna nominación a los Goya. Con su segunda Concha de Oro, Entre dos aguas (2018), sí fue candidato a mejor película y dirección. Este hueco también lo han ocupado otros cineastas como Oliver Laxe, Jonás Trueba o Luis López Carrasco. Pero no Serra.

Cuando la película compitió en Cannes, la noticia se celebró en el cine español como un éxito. Sin embargo, ahora algunos académicos (tres consultados por este diario) la consideran francesa. Según la base de datos del Ministerio de Cultura y Deporte, Pacifiction nace de una producción de cuatro países: Francia (42,78%), España (37,22%), Alemania (10%) y Portugal (10%).

Serra desde Róterdam, donde pasaba unos días en su festival la semana pasada, explicaba: "No sé que ha pasado. Sí, es exagerado. Sospecho que pocos han visto la película. Paradójicamente el primer preestreno en Madrid se realizó en la Academia. Bueno este tipo de cine no encuentra eco con los Goya, y sí en otras academias. Puede que porque el votante español es más... clásico, y poco conocedor de las tendencias del cine contemporáneo. No siento que me ninguneen personalmente"...

Es cierto que las declaraciones habituales de Serra, que suele asegurar que él hace cine de autor, y no como otros directores españoles que se acogen a esta corriente creativa, calan entre los académicos...

¿Se siente más querido en los César?" La francesa es una industria mayor , que da cabida por ello a más voces distintas". De la ausencia de nominaciones a los Goya, sí echa en falta el nombre de Pacifiction en algunas categorías: "En protagonista, fotografía y dirección de arte, trabajos objetivos que van más allá de si no entienden mi apuesta más representativa.

Gregorio Belinchón. Madrid. El País, martes 7 de febrero de 2023.

domingo, 19 de febrero de 2023

"La novela salvará la democracia o desaparecerá con ella"

Mario Vargas Llosa ya es inmortal . El primer inmortal en la historia que no haya redactado ni una línea en lengua francesa. En un discurso en francés vibrante y digresivo, y ante un público que incluía entre sus invitados al rey Juan Carlos y su hija Cristina de Borbón, el autor de Conversaciones en La Catedral declaró su amor por Francia como patria literaria. Y situó la literatura como la más elevada de las arte narrativas, netamente por encima del cine y la televisión.

"La novela salvará a la democracia o será sepultada con ella y desaparecerá", dijo Vargas Llosa, vestido con el tradicional traje verde con bordados ornamentales y con la espada preceptiva para todo inmortal. "Nada se ha inventado hasta ahora como la novela para mantener vivo el sueño de una sociedad mejor que esta en la que vivimos, en la que todos hallarían suficientes materiales para su felicidad, palabra que parece locura irreal en estos tiempos y que, sin embargo. alimentó por siglos el anhelo de millones de seres humanos".

Toda la pompa y solemnidad de la Francia eterna, todo el poso cultural de este país y esta institución se concentraron durante el tiempo de la ceremonia de recepción bajo la imponente cúpula del Institut de France. Por ahí flotaban los fantasmas de Corneille, La Bruyère, Montesquieu, Hugo, Merimée, Dumas, Rostand y tanos otros, mezclados con las docenas de invitados que constituían el quién es quién de la la literatura, la política, la amistad. Ahí estaban sus tres hijos -Álvaro, Gonzalo, Morgana- y Patricia Llosa, su exesposa. Y ahí el ex primer ministro Manuel Valls, los escritores Javier Cercas y Zoé Valdés, o el editor Antoine Gallimard. La Guardia Republicana recibió a los académicos uniformados.

"Yo aspiraba a ser secretamente un escritor francés", arrancó Vargas Llosa (Arequipa, 86 años) al recordar su infancia y  juventud latinoamericana, y su llegada a París en 1959. "Descubrí que los franceses", explicó, "habían descubierto la literatura latinoamericana antes que yo". (...)

La ceremonia de este ayer culmina el camino y consagra al más francés de los escritores en lengua castellana. Ya tenía el Nobel; ya estaba en La Pléiade, la colección de clásicos de Gallimard en la que solo hay otro autor vivo: Milan Kundera. Vargas Llosa, además, inyecta novedad y universalismo a una institución acusada de conservadora y anticuada, y desde hace años sin figuras de verdadero relumbrón. Ninguno de los tres Nobeles franceses vivos -Patrick Modiano, J. M. G. Le Clézio y Annie Ernaux- han mostrado interés en ingresar en el club.

A Vargas Llosa le dio la réplica  Daniel Rondeau, académico y viejo amigo suyo. Después de glosar su vida y obra, e incluso sacar una banderilla del Colegio Militar Leoncio Prado, escenario de La ciudad y los perros, afirmó: "Querido Mario Vargas Llosa, está usted en su casa, en nuestra tozuda tribu de efímeros inmortales". El discurso de Vargas Llosa fue también, como mandan los cánones, un elogio al antecesor en el escaño 18 que ocupará a partir de ahora: el filósofo Michel Serres, fallecido en 2019. "Nunca lo conocí, pero después de haber leído casi todos sus libros le tengo solidaridad y simpatía", dijo el autor de "La fiesta del chivo"...

sábado, 18 de febrero de 2023

Retorno a París

Después de dos años de intensa renovación, han desaparecido los andamios que cubrían las puertas de la histórica boutique de Cartier, ubicada en el número 13 de la Rue de la Paix, en París, a un paso de la Place Vendôme. La casa francesa inauguró este establecimiento en 1899 y la remodelación ha buscado respetar la identidad del diseño y la arquitectura del edificio original. Los detalles históricos en la decoración y la fachada original se combinan con arreglos contemporáneos y un techo de vidrio que llena el espacio de luz. Tres estudios de arquitectura, 12 maestros artesanos y 40 talleres especializados han trabajado juntos para transformar armónicamente el inmueble. Los tres primeros niveles están ocupados por la tienda y su reforma ha sido concebida por la agencia Moinard Bétaille, que ha diseñado boutiques Cartier durante más de veinte años. Han dejado visibles los pisos superiores al eliminar la imponente escalera central, dando como resultado un espacio más abierto en el que se pasa con fluidez de los perfumes a los deseados relojes y de ahí a las monumentales piezas únicas o los tesoros vintage restaurados. Las plantas de arriba, reservadas para oficinas de reparación, talleres de alta joyería y el archivo histórico de la maison, han sido diseñadas por Studioparisien. La arquitecta parisiense Laura González ha diseñado la Residencia, un salón-comedor jardín de invierno en tonos amables que acogerá a los clientes y amigos de la casa en el último piso. Pierre Rainero, director de imagen, estilo y Patrimonio en Cartier, ha destacado lo especial del inmueble: "Desde el principio, la boutique ha sido única por su vocación universal, su apertura está asociada con la llegada de Louis Cartier al frente de la maison y la creación del estudio de diseño". Es decir, la semilla de un esplendor.

D.S. El País. Smoda, 23 de enero de 2023.

viernes, 17 de febrero de 2023

Pasaporte belga para Madame Bovary

Emma Bovary, como Ana Karenina, busca la felicidad a toda costa. Ese es el punto de partida de Carme Portaceli a la hora de afrontar el personaje, y la novela, de Gustave Flaubert. No lo hace sola. Esta vez la directora llega a Madrid (Teatros del Canal, 1 de febrero) y Barcelona (TNC, 4 de marzo) acompañada del belga Michel de Cock y su teatro KVS, institución que en los últimos tiempos está volcada en la creación española y latino americana.

Los actores Maakie Neuville (Emma Bovary) y Koen de Sutter (su marido Charles) y la soprano Ana Nage mostrarán en escena la fallida relación del matrimonio que inmortalizó el genio del escritor francés, y, de forma especial, el pasaje en el que asiste a la representación de la ópera Lucia di Lammermoor de Donizetti. "La puesta en escena está pensada para centrar la acción en el aburrimiento de la protagonista, un tedio del que intenta huir a base de leer novelas de amor", explica a El Cultural Portaceli, que acaba de estrenar también en el TNC Tierra Baixa, obra de Àngel Guimerà escrita en 1897, y próximamente, la versión teatral de La madre de Frankenstein, de Almudena Grandes.

"Madame Bovary nos dice en el siglo XXI lo que aún somos, refleja ideas que todavía tenemos en la cabeza sobre el amor -añade la ex directora del Teatro Español-. Como decía Simone de Beauvoir, mientras el amor sea un peso y no una liberación, seguirá siendo un lastre para la mujer. Bovary habla de eso. Que una mujer no deba escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse. Entonces el amor será, como para el hombre, una fuente de vida y no un peligro mortal. Intentamos mostrar qué sueña y por qué Emma Rouault". (...)

Veremos en Bovary a una mujer "rebelde y activista" pero Portaceli no quiere ir más allá con las actualizaciones del personaje y no encuentra mayor conexión con corrientes actuales como el Me Too: "No creo que tenga nada que ver. El tiempo del MeToo es el de la conciencia de los abusos y del respeto hacia la mujer. Emma Rouault busca historias de amor porque cree que la van a llevar a la felicidad, sin saber que está ante buitres que planean sobre la carne podrida. Por eso se hunde  más y más en una época en la que la mujer no podía hacer otra cosa". Según la directora, Emma elige la acción y se niega a sufrir pasivamente para evitar la depresión. "Nos han inculcado una masculinidad perfecta, por eso luchamos contra imágenes totalmente internalizadas. Es una batalla contra nosotros mismos".

J.L. Rejas. El Cultural 27-1-2023.

jueves, 16 de febrero de 2023

El rapto de Europa según Kundera

La Europa geográfica siempre ha estado divida en dos mitades que han ido evolucionando por separado: una vinculada a la antigua Roma con el alfabeto latino como seña de identidad, está anclada en la Iglesia católica; la otra está unida a Bizancio, la Iglesia ortodoxa y el alfabeto cirílico. Desde 1945, afirma Milan Kundera en su ensayo Un Occidente secuestrado. La tragedia de Europa central, la frontera entre ambas Europas se desplazó varios cientos de kilómetros hacia el Oeste. De tal forma que los habitantes que siempre habían creído ser occidentales, un buen día se despertaron para constatar que eran del Este. Esos habitantes sorprendidos son los que habitan el territorio cultural que el escritor checofrancés llama Europa central.

Kundera publicó este ensayo en 1983, un año antes de su emblemática novela La insoportable levedad del ser; en una época en la que el escritor, que llevaba seis años en Francia tras haberse exiliado de su Checoslovaquia natal, ya estaba en el centro de atención de los intelectuales y lectores occidentales. La editorial Tusquets lo publica ahora junto a otro de los ensayos que mejor definen el pensamiento de Kundera, La literatura y las pequeñas naciones. En 1993, Kundera empezaría a escribir en francés. Y, tras la caída del comunismo, el Kundera ensayista se alejó de los temas políticos para dedicarse plenamente a los temas culturales y centrarse en la novela como género literario europeo por excelencia.

Según él, uno de los distintivos de la Europa central en la segunda mitad del siglo XX fueron las revueltas  que estos países organizaron contra los soviéticos: la revuelta Húngara de 1956, la Primavera de Praga de 1968 y las sublevaciones polacas que se sucedían una o más veces en cada década. Estas revueltas estaban alentadas por una amplia mayoría de los ciudadanos y trataban sobre todo de preservar la identidad cultural de cada país. Y es que el imperio ruso, según Kundera, hacía lo posible para que la Europa central perdiera su identidad como territorio marcado por la tradición multicultural del Imperio Austrohúngaro. 

El imperio fue una gran oportunidad para crear un estado fuerte en el centro de Europa; sin embargo, asegura Kundera, los austríacos estaban divididos entre seguir "el arrogante nacionalismo de la gran Alemania" y en su propia misión centroeuropea; por eso no lograron construir un Estado federal de naciones iguales. "Su fracaso fue para Europa entera", porque, insatisfechas, las muchas naciones de la región hicieron estallar el imperio en 1918. Así el imperio se dividió en muchos países pequeños cuya fragilidad permitió que primero Hitler y luego Stalin los subyugasen.

De la fragilidad de los países pequeños se ocupa minuciosamente el segundo ensayo del libro, La literatura y las pequeñas naciones, una ponencia que Kundera presentó en el Congreso de Escritores de 1968, en Praga. (...) Pero volvamos al "Occidente secuestrado", uno de los ensayos más leídos e influyentes que Kundera haya escrito y que hoy, en plena guerra rusa contra Ucrania, adquiere un significado particular, además de cobrar una nueva actualidad. Según él, Centroeuropa disfrutaba de la máxima diversidad en el mínimo espacio. Ese concepto horrorizaba a Rusia, que se basa en la regla contraria, la de buscar la mínima diversidad  en el máximo espacio. Nada podía ser más ajeno a Europa central y su pasión por la heterogeneidad que la uniformadora y centralizadora Rusia, que transformaba con temible determinación a todas las naciones de su imperio (ucranios, bielorrusos, armenios, lituanos. letones) en un solo y gran pueblo ruso. Con sus tendencias centralizadoras y sus sueños imperiales, el comunismo era la culminación de la historia rusa. Y hoy, 40 años después de publicarse este ensayo por primera vez, esas tendencias siguen intactas...

Monika Zgustova. Babelia. EL País, sábado 4 de febrero de 2023.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Élisabeth Roudinesco: "El sexo biológico existe. No responde a una elección"

Élisabeth Roudinesco. Pierre-Jean Grouille/Photo 12 via 

En el pequeño despacho de Élisabeth Roudinesco (París, 78 años), desbordante de libros y adornado con un pequeño diván, durante una conversación de más de dos horas el visitante se siente transportado al mundo de los grandes debates de ideas en Francia en los cafés y en los apartamentos como éste en la rive gauche de París. La historiadora del psicoanálisis y autora de biografías de referencia de Sigmund Freud y Jacques Lacan habla, casi como si fuesen de la familia de Sartre, Césaire, Fanon. A estos y a otros autores, los convoca en El yo soberano, ensayo que publica la editorial Debate y en el que aplica su bisturí intelectual en uno de los debates centrales de nuestro tiempo: el auge de las ideologías identitarias, a izquierda y derecha. Roudinesco busca el matiz pero no rehúye el choque: "Lo valiente hoy es estar en posición moderada, nuestra época está enloquecida".

P.- Habla en el libro de locura y neurosis identitaria. ¿En qué consiste?

R.- Vivimos en una época de extremismos, en la que la búsqueda de las identidades ha ocupado el lugar de las rebeliones de antaño, que eran más sociales y emancipadoras. La locura identitaria es el repliegue total en una sola identidad, un repliegue, en vez de una libertad.

P.- ¿Por qué el repliegue?

R.- En todas las reivindicaciones identitarias que yo critico está la idea de rechazar la biología. Si decimos que, desde el nacimiento, estamos asignados a una identidad de género que rechazamos, significa que negamos la existencia de la diferencia anatómica-biológica de los sexos. Uno no es un esclavo cuando nace en un sexo u otro. Durante siglos se redujo al ser humano a su naturaleza biológica y ahora se le quiere encerrar en su construcción social. El ser humano es a la vez un sujeto biológico, un sujeto social, un sujeto psíquico.

P,- ¿Habla de la cuestión trans o de la raza también?

R.- Mire lo que sucede con las reivindicaciones identitarias negras. Hay una primera etapa que es la emancipación, la igualdad, ligada a la lucha social. Las razas no existen científicamente. Pero ahora se dice que sí existen -porque hablar de personas racializadas es esto- y a mí me platea un problema.

P.- Las razas no existen, pero, sí el racismo

R.- De acuerdo. Los racistas, que son de extrema derecha desde hace mucho tiempo, consideran que hay razas. ¡Pero no los progresistas!

P.- Y usted considera que ahora la raza vuelve y es la izquierda la que la abandera.

R.- ¿Acaso son de izquierdas? La extrema derecha es nacionalista y cree en la existencia real de las razas. La deriva identitaria de otro campo -yo diría de la ultraizquierda, pues para mí no es la izquierda- dice que los negros y las mujeres negras están explotados, pero ante esta explotación la posición es que debemos luchar en tanto que negros. ¿Y yo no tengo derecho a participar en un combate antirracista por ser blanca? Es lo que dicen ellos.

P.- Hay una frase de los años setenta que vuelve en estos debates del siglo XXI, "¿Desde donde hablas?". Es decir nuestro discurso viene condicionado por nuestra posición ideológica, social, biográfica... ¡Desde habla usted?

R.- Desde ningún lugar

P.-   ¿Se puede hablar desde ningún lugar? Uno tiene una clase social, un origen, una educación.

R.- Una vez me dijeron: "Usted es rumana. Y sino, ortodoxa. Nací en Paris en 1944, mi padre abandonó Rumania 40 años antes. ¿Que tengo de rumana?

P.-En Francia le dirían: "Usted es parisiense de la rive gauche...

P.- Los marxistas eran burgueses. Se encierra a alguien en su clase social, no se piensa en qué se ha convertido. Me sucede todo el tiempo porque vengo de la gran burguesía. Pero soy de izquierdas, de siempre...

martes, 14 de febrero de 2023

La mujer que convirtió a Van Gogh en una estrella

En la primera entrada de su diario, fechada el 26 de marzo de 1880, Johanna Gezina (Jo) Bonger, una chica holandesa de 17 años, confesaba su deseo de hacer algo noble y grande en la vida. Hija de una familia acomodada de Ámsterdam, cuatro décadas después había cumplido ya aquel propósito, pues fue quien lanzó a la fama la obra de su cuñado: Vincent van Gogh. Esposa de Theo, hermano del pintor, ella tradujo además al inglés las cartas que ambos se enviaron y supervisó otras traducciones de una correspondencia esencial para entender la figura del pintor. 

Tanto ella como su marido estaban convencidos de que el pintor era un genio adelantado a su tiempo, pero su suicidio, en julio de 1890, y la muerte de Theo, apenas seis meses después, cambió la vida de Jo. Viuda y con un hijo pequeño, también llamado Vincent, aprendió a moverse en un entorno artístico dominado por varones. A partir del 10 de febrero, su labor será resaltada en la muestra Choosing Vincent  (Escogiendo a Vincent) que el museo Van Gogh de Ámsterdam dedica a su familia en el 50º aniversario de su apertura.

Jo Bonger, que tenía nueve hermanos, obtuvo un título de lengua inglesa y estudió la obra del poeta Shelley en la biblioteca del Museo Británico de Londres. Luego, trabajó en escuelas holandesas, en las localidades de Elburg y Utrecht. Tenía 22 años cuando conoció a Theo van Gogh, un marchante amigo de su hermano Andries, que empezaba a hacerse un nombre en la casa Goupil de París. Para Theo fue un amor a primera vista. Sin embargo, Jo escribió en su diario que le había rechazado porque casi no se conocían. Enamorado, Theo esperó dejando clara desde el principio su estrecha relación con Vincent. "Mencionó a su hermano pintor en la primera misiva que le mandó ya como prometida", cuenta por teléfono Hans Luijten, investigador senior del Museo Van Gogh y autor de la biografía de Bonger, titulada Alles voor Vincent (Todo por Vincent, Prometheus).

Una vez casados, en 1889, se instalaron en París. Allí remitía Vincent los cuadros que pintaba en el sur de Francia. "De modo que ella sabía de lo que el pintor era capaz" sigue Luijten. En una carta, Jo describe su felicidad marital con dulzura y sencillez. Dice: "Theo es tan atento y bueno conmigo, y nos llevamos bien desde el principio; nada forzado, nada raro. Él es tan sencillo y natural que hace las cosas fáciles: no creí que todo fuese tan bueno". Según el biógrafo, la joven esposa admiraba a Vincent, al que vio en persona en dos ocasiones, y recuerda otra misiva donde le decía que esperaba que fuese un hermano para ella. En París, Jo y Theo mantenían una relación fluida con el entorno artístico. Recibían numerosas visitas y tenían los cuadros de Van Gogh colgados en casa. Entre ellos, el famoso lienzo del almendro en flor sobre fondo azul, que fue un regalo por el nacimiento del pequeño Vincent en 1890. "Por otro lado Theo invirtió el 15% de sus ingresos en sostener a su hermano y Jo tuvo que aprender a convivir con el profundo lazo fraternal", añade.

La felicidad fue corta porque Vincent se suicidó en julio de 1890, a los 37 años, en la localidad francesa de Auvers-sur-Oise. Murió en brazos de Theo, que corrió a su lado y falleció seis meses después.,,

Jo tenía 28 años, un bebé de menos de uno y centenares de cuadros y dibujos de Vincent, casi sin valor aún en el marcado del arte. Su esfuerzo posterior no olvidó el papel desempeñado por Theo en la vida de su hermano, y de ahí la fortaleza en la misión que se había impuesto. La edición en inglés de su biografía es de 2022 y se titula: Jo van Gogh Bonger: The Woman Who Made Vincent Famous (La mujer que hizo famoso a Vincent, Boomsbury)...

Isabel Ferrer. La Haya. El País, jueves 26 de enero de 2023.

lunes, 13 de febrero de 2023

Un jardín de libros

María Elorza. / Iker Azurmendi
En Argosy Book Store, una de las librerías con más solera de Nueva York, te atienden dos señoras de pelo blanco estupendas. Son, la suma de las dos, la perfecta estampa de la elegante bibliotecaria: falda de tweed, gafas redondas de pasta y jersey de cachemir. Como lo hizo la escritora Joan Didon en su día, ambas podrían protagonizar un anuncio de Céline, pero sería mucho más interesante escucharlas en una película como A los libros y a las mujeres canto, primer largometraje de María Elorza, un precioso homenaje a la literatura a través de la relación de cuatro mujeres con su biblioteca. La película, que empezó su andadura en el Festival de San Sebastián y aterriza a finales de este mes en Róterdam (Países Bajos), se acerca a la vida de estas mujeres ya mayores cuya trayectoria se puede trazar a través de sus estanterías. Con mucho amor y humor, esta película de cine-collage habla de las bibliotecas personales como jardines que hay que podar, liberar de malas hierbas y regar.

Merece la pena leer completa la sinopsis de la película: "Una mujer casi fue llamada Avionesta. Otra tuvo una biblioteca en el asiento trasero de su coche. Otra se fractura un dedo con los estantes rebeldes de su librería. Las cigarreras escuchan lecturas mientras trabajan. Las planchadoras recuerdan poemas. A todas ellas, les canto. Contra fuego, agua, polilla, polvo, ignorancia y fanatismo, un ejército anónimo de mujeres cuida de los libros. Se trata de una resistencia íntima, sin épica, sin revolución, sin armas".

La directora María Elorza ha contado que el desencadenante de A los libros y a las mujeres canto fue el azar. Un día a su madre, italiana como la voz de la narradora, se le cayó encima una estantería de libros. Elorza acudió a la casa familiar alarmada, su madre se había herido en el accidente, pero pasado el susto la hija decidió grabar  lo que se había encontrado allí y, además, entrevistarla para saber cómo había sido su relación con esos tomos que ahora se amontonaban en el suelo. Su madre es una de las cuatro mujeres que abren la puerta de su intimidad lectora de una forma radicalmente diferente. "La literatura y las obras de los grandes autores no pertenecen solo a los catedráticos o a quienes dan cátedra. La literatura con mayúscula se esconde en los álbumes familiares de la gente sencilla", dice la narradora en este precioso y singular homenaje a las mujeres y los los libros.

Elsa Fernández-Santos. Smoda. El País, 26 de enero de 2023.

domingo, 12 de febrero de 2023

"Vargas Llosa ha ayudado a la cultura francesa más que muchos escritores franceses"

Quedan pocas horas para el gran acontecimiento del invierno cultural y social en París: el ingreso de Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa. En la sede de la institución fundada por Richelieu en 1635 reina la calma. París está medio paralizado por la huelga contra la reforma de las pensiones. El metro no funciona, hay comercios cerrados. A sus 93 años, el secretario perpetuo de la Academia desde el cambio de siglo, Hélène Carrère d'Encausse ni hace huelga ni se plantea jubilarse (ella, que no cree en el lenguaje inclusivo, insiste en usar el masculino para el cargo). "Cuando uno hace lo que le interesa, no veo por qué preocuparse", dijo ayer en una conversación con El País en su apartamento oficial en la Academia. "Mire, señor, esto no es un tema que me incumba".

Carrère d'Encausse tiene mañana una de las citas que sin duda marcarán su mandato como secretario perpetuo. La ceremonia de recepción del hispano-peruano Vargas Llosa, que ocupará el escaño número 18, es un momento insólito para la Academia, un atrevimiento poco habitual en una institución a la que se le suele reprochar el anquilosamiento y la alergia a la modernización. Por primera vez, un autor que no ha escrito ni una de sus obras en lengua francesa se convertirá en inmortal, denominación que reciben los miembros de la Academia. Es decir, es uno de los 40 integrantes del cónclave encargado de "defender la lengua francesa" y preservar su "inmortalidad".

¿Una incongruencia? "En ningún lugar está escrito que para entrar en la Academia haya que escribir en francés", replica Carrère d'Encausse cuando se le mencionan las dudas que suscitó la elección del autor. "La gente sabe de qué habla". Ante las críticas que, en la prensa francesa, se publicaron por las posiciones políticas liberales del nuevo académico, la jefa de la Academia responde: "Ha llevado su vida como lo ha considerado. No somos la Unión Soviética. No es obligado tener una doctrina. Fueron críticas curiosas pero poco pertinentes".

Vargas Llosa argumenta, "es un espíritu universal, un espíritu que no tiene límites". Había leído su obra antes de la elección el año pasado, pero no se conocían personalmente. Y le fascinó. "Es como lo imaginaba: caluroso, abierto", describe. "Es lo que en la Academia llamamos un hombre de buena compañía. Eso es lo esencial: ser cortés, civil".

Carrère d'Encausse -prestigiosa historiadora de Rusia y la Unión Soviética, eurodiputada por la derecha francesa en los años noventa y madre del escritor Emmanuel Carrère- destaca la simbiosis de Vargas Llosa con Francia, país en el que vivió en los sesenta, y con la cultura francesa, determinante en su formación literaria, para explicar su entronización como inmortal. "No conozco a nadie que hable tan bien de Flaubert como él. "Ha ayudado a la cultura francesa mucho más que muchos escritores franceses".

El proceso hacia la inmortalización, que concluirá mañana con la ceremonia bajo la cúpula del Institut de Francia sigue un ritual estricto. El jueves pasado, se celebró, a puerta cerrada, la instalación. Vargas Llosa leyó su discurso de elogio al anterior titular del escaño 18, el filósofo Michel Serres (1930-2019). El académico Daniel Rondeau, a su vez, leyó la réplica, Vargas Llosa tomó posesión de su sillón. Recibió una moneda con la inscripción de la divisa académica: "A la inmortalidad". Tuvo que disertar sobre la palabra que se le atribuyó: xerès, jerez. Hoy, Carrère d'Encausse le entregará la preceptiva espada. Y mañana comparecerá en la ceremonia con el vestido verde.

Carrère d'Encausse no ignora que, junto a Vargas Llosa, otra persona atraerá los focos mañana bajo la cúpula del Quai Conti; Juan Carlos I. El autor de L guerra del fin del mundo explico hace dos semanas a El País que le había invitado por una razón "muy sencilla": "En la medida en que los reyes pueden tener amigos, yo soy su amigo". (...)

Sobre Semprún, Carrère d'Encausse explica por qué quedó fuera de la Academia, y su significado ahora: "Hubo un malentendido que hizo que Jorge Semprún no quisiera presentarse. Creyó que se le reprochaba su pasado comunista. Yo era muy amiga de él, y me dijo: Pese a nuestra amistad, prefiero no presentarme". Se le ha echado de menos. De una cierta manera, era España la que llegaba. Vargas Llosa viene a corregir su ausencia. 

Y es un Nobel, además. Desde que François Mauriac muriera en 1970 no ha habido ninguno bajo la cúpula. "No se trata solo de que sea premio Nobel, sino de sea este premio Nobel", precisa Carrère d'Encausse. ¿Y después de Varga Llosa? "Monsieur, esto no me corresponde a mi decirlo; soy neutral" Pero hace unos meses declaró que le agradaría ver a Michel Houellebecq convertido en inmortal. "Es un escritor genial. Pero, por ahora, no es candidato", zanja.

Marc Bassets. París. El País, miércoles 8 de febrero de 2023

sábado, 11 de febrero de 2023

Defender la lengua francesa a capa y espada

Se los llama los "Inmortales" y, como en la película protagonizada por Christopher Lambert, alcanzan la eternidad empuñando una espada. Aparte del bicornio, la capa y el traje oscuro, bordado con motivos de hojas de olivo verdes o doradas uniforme que data  de finales del siglo XVIII, los 40 miembros de la Academia Francesa pueden optar por recibir un sable forjado que represente su vida y obra. La espada es financiada por el dinero de amigos y simpatizantes a través de una suscripción, y se entrega unos días antes de la oficialización del ingreso, durante una ceremonia privada.

Durante mucho tiempo, ni miembros del clero ni las mujeres llevaban este ornamento que recuerda la antigua pertenencia de la institución a la Casa del Rey. Hélène Carrère d'Encausse, la tercera mujer elegida y hoy secretaria perpetua de la Academia, fue la primera en poseer una espada. El arma de la historiadora -accesoriamente madre del escritor Emmanuel Carrère- se llama Joyeuse, como la legendaria Joyosa de Carlomagno, y lleva grabado el lema "Heureux les pacifiques" (felices los pacíficos). 

Algunas inmortales no solo han exigido su espada, sino que han encargado una versión futurista, como la filósofa Barbara Cassin, que desde 2018 blande un honorable sable de Jedi, lo que también supone el ingreso en el parisino Quai Conti, sede de la Academia, de un anglicismo. El artefacto pop, transparente, lleva dentro luces led donde puede leerse en letras violetas "Plus d'une langue"(Más de una lengua), cita de Jacques Derrida refiriéndose a la multiplicidad de lenguas que habitan el francés.

Pero hoy, ¿una espada como símbolo de qué? ¿Para luchar contra quién? La institución fundada en 1635 por el cardenal Richelieu debía proteger el francés, llevarlo "a la inmortalidad", como reza el sello que el cardenal entregó a la institución (de ahí el sobrenombre  de sus miembros). Su vocación primera era "trabajar con todo el cuidado y toda la diligencia posibles para dar una reglas seguras a a nuestra lengua y volverla pura, elocuente y capaz de tratar las artes y las ciencias". Es una versión extendida del anónimo "Limpia, fija y da esplendor" de su hermana RAE.

El escritor Jean d' Ormesson ha ido más allá al indicar que "pretende evitar a los franceses y al pueblo francés el cruel destino de Babel". No es de extrañar entonces que, de un sablazo, la Academia haya intentado cortar de cuajo y por unanimidad la incipiente "escritura llamada inclusiva", que "da lugar a un lenguaje desunido, dispar en su expresión, creando una confusión que conduce a la ilegibilidad". "La lengua francesa corre peligro de muerte", a causa de esa "aberración", advirtió la Academia en 2017. "Nombrar mal las cosas significa aumentar las desgracias de el mundo", decía Albert Camus.

Este papel conservador -reaccionario y machista para sus detractores- va acompañado por una segunda misión. Para velar por el buen uso del francés, la Academia está obligada desde el inicio, por sus estatutos, a redactar un diccionario. La legendaria lentitud para culminar dicho proyecto ha sido durante décadas motivo de burlas y controversias, además de celos, al compararse con la velocidad de la Academia de Madrid para crear el propio.

En el prólogo de la edición de 1986, Maurice Druon, secretario permanente lo reconocía: "Las quejas y bromas  sobre la lentitud del Diccionario son casi tan antiguas como la propia Académie". Hoy, va por la novena edición. En el camino, entre una versión y otra, podía pasar medio siglo para arrojar un mero copiar/pegar de la anterior (en una época donde no existía el ordenador), con definiciones marcadas por la arbitrariedad. 

En la actualidad, el prestigio de la Academia Francesa existe sobre todo en el extranjero. Mientras Balzac o Baudelaire en su época movilizaron sus influencias para poder sentarse en uno de sus sillones, algunos escritores contemporáneos la snobean. Si Zola fue en su época candidato a ingresar 25 veces sin conseguirlo, los premios Nobel Le Clézio o Modiano han rechazado hasta hoy su propia membresía. En cuanto a la últma distinguida con el premio sueco, fue lapidariasobre la posibilidad de tener su sillón. "Es una institución de conservación muy antigua... Cuando uno acepta los honores, es porque ya no tiene mucha esperanza en su escritura, en su acción a través de las palabras. Toma asiento", dijo Annie Ernaux. Actualmente hay dos premios Nobel: el biólogo Jules Hoffman y, ahora, Mario Vargas Llosa...

Alejo Schapire. El Mundo, 9/2/2023 

viernes, 10 de febrero de 2023

Así se construye una actriz

El apasionamiento es el estado natural de quienes creen que en el arte hay sentido, verdad y belleza. Por eso está bien traído el título (Elvira o la pasión teatral) que Giorgio Strehler escogió para París 1940, una espléndida comedia de ideas que Jose María Flotats representa en en el Teatro Español de Madrid. Su protagonista, el actor y director de escena francés Louis Jouvet (1887-1951), interpretó grandes películas de Jean Renoir, Robert Siodmak, Marcel Carné, G,W. Pabst... y fue maestro de actores sobresalientes. De la pasión que puso en su labor pedagógica tenemos testimonio literal gracias a Chalotte Delbo, su secretaria en el Théâtre de l'Athénée, que taquigrafió sus lecciones, las respuestas de sus alumnos y el detalle de lo acontecido cuando estos subían a escena. Protagonizada por el propio Flotats y por Natalia Huarte (en el papel de Claudia, alumna que está preparando el papel de Elvira en el Don Juan de Molière). París 1940 reúne siete lecciones de Jouvet que son un canto al trabajo bien hecho. 

En su primera clase, Jouvet le muestra a Claudia la importancia de nadar contra corriente. "La comodidad es la muerte del arte", viene a decirle durante una reflexión que vale también para el periodismo, la crítica teatral, la medicina y otros oficios: el artista que se acomoda  es como el periodista que transmite los comunicados de agencias de prensa sin contrastarlos o el arquitecto que calca rascacielos por encargo. "Estás cómoda", le dice Jouvet a Claudia, "porque has adaptado tu personaje a ti. Lo tienes todo demasiado organizado".

El trabajo de Flotats es impecable porque lo que Jouvet  dice lo entiende él con el cuerpo, por experiencia propia. Si no fuera por la bonhomía que transmite el personaje en la interpretación exacta del actor catalán, alguna de sus observaciones podría llevar a Claudia al desánimo. Este tercer montaje suyo de la obra estrenada en 1986 por Brigitte Jacques (los anteriores datan de 1993 y 2002) es uno de los más elocuentes de su carrera. Bajo su dirección, Huarte está espléndida en sus viajes de ida y vuelta entre la realidad de los ensayos y la ficción del teatro dentro del teatro:  es una actriz abanico a la que va como un guante el papel de la alumna espoleada, pero también representa soberanamente  el difícil de la Elvira metateatral, una vez que la discípula ha hecho suyos los principios de su maestro. Aunque la función es un mano a mano vibrante entre a ambos intérpretes, es reseñable la composición que Juan Carlos Mesonero hace de un actor aprendiz, por su complexión y su carácter, a que lo encasillen en el papel de galán. Cuando se pone en el piel de Sganarelle, la actitud del alumno encarnado por Francisco Dávila recuerda a la de un joven Spencer Tracy.

Lo que aquí se cuenta es lo que Jouvet y la entonces jovencísima Paula Dehelly se dijeron mientras preparaban el personaje de Elvira en el Conservatorio de París durante siete clases a cual más jugosa. Dehelly se graduó en Arte Dramático brillantemente, pero, por ser judía, no pudo debutar en los escenarios hasta que los soldados españoles de La Nueve liberaron la capital francesa...

Javier Vallejo. El País, sábado 24 de diciembre.

jueves, 9 de febrero de 2023

Amélie Nothomb publica "Primera sangre", un libro sobre su padre.

Amélie Nothomb (Kobe,1967) publica Primera sangre
 (Anagrama, en castellano y en catalán), un libro sobre su padre, recientemente fallecido. Ayer presentó su obra en el Instituto Francés de Barcelona. Unas horas antes converso con La Vanguardia.

P.- Empecemos por el título. ¿Qué significa?

R.-  En francés hay una expresión, decimos "el duelo se detendrá en la primera sangre" para señalar que no llegará hasta la muerte de uno de los contendientes. Aunque no se conozca eso, se entiende que alude a unos vínculos de sangre muy estrechos. 

P.- Su padre murió el primer día del confinamiento. ¿Qué desató la necesidad de escribir el libro? ¿Es una obra de duelo? ¿De desesperación? ¿De pánico?

R.- De duelo. Jamás imaginé que escribiría sobre mi padre, nunca se me pasó por la cabeza. Tampoco pensé que podía morir. No murió de coronavirus sino de cáncer, pero fue un gran shock para mí porque, a causa del confinamiento, no pude asistir a su funeral. No pude decirle adiós, fue un duelo imposible. Seis meses tras su muerte, me encontré en la situación de seguir conversando con él dentro de mi cabeza. Es él quien empezó a hablarme , una vez muerto. No paraba de preguntarme cosas, y yo le respondía. Nunca habíamos hablado tanto, tuve con él el mayor diálogo de nuestras vidas. La muerte fue el inicio de una extraordinaria conversación. ¿Fantasmas? No, no, era mi padre tal cual el que me hablaba. Siento que él está contento. A veces aún me habla, pero mas esporádicamente: si pido seis ostras en un restaurante me dice:" ¡Venga, pide una docena!", pero no le hago caso.

p.- En sus otros libros, el padre se convierte en una ausencia.

R.- Es verdad. Es como si hubiera esperado a morirse para hablarme. Me he quedado muy contenta. Comencé a preguntarme si era normal que me hablará cada día. ¿Se detendría en algún momento? ¿Esperaba algo de mí? Finalmente decidí escribir sobre él. Pero ¿Cómo hacerlo y qué decir? No quería contarlo todo, solo verlo a él antes de que yo existiera.

miércoles, 8 de febrero de 2023

La mujer es el porvenir del hombre

Louise Glück

La paridad se está haciendo un hueco no solo en los consejos de administraciones, sino también en las artes. En Francia, ahora, no quizás sin razón, se le prefiere a la brillante Simone de Beauvoir al dudoso, al pegajoso, Jean-Paul Sartre. De pronto los esquimales descubren mujeres, poetas inmensas como Louise Glück, o escritoras infinitas como Annie Ernaux, ambas recién premiadas desde la norteña, helada Estocolmo, como si sobre ellas hubiese descendido papá Noël.

Quizás llegara un día, no tan lejano, donde en España descubriremos que Albert Camus no solo escribía teatro, sino que la coruñesa María Casares también lo hacía, lo vivía como nadie. En todo caso, los toreros, los pistoleros y otros bandoleros parecen ahora estar pasados de moda. A veces les torcemos el cuello al léxico, a la gramática, atropellamos cualquier otro verbo en el peatonal, son daños colaterales. Cierto, con razón a los ministros les llamamos ministras, pero quizás algún día nos saldremos de la calzada, y a los poetas les llamaremos también poetos.

Frida Kahlo está ahora en todas partes, la preferimos, a ella la paloma, al elefante, a ese Diego obeso, imponente, cuyos murales se quedan ahora pequeños, fuera de lugar, al lado de los lienzos de ella. La historia es una justiciera, lo arregla todo, incluso cuando uno ya no está en vida, él tan exuberante, tan barroco, tan imponente, y ella tan rota, tan relegada a la trastienda, en ese rol de mujer de Rivera, de amante de Trotski, recluida, postrada en su casa azul de Coyoacán, mientras él hacía de faisán, de pavo real. En un pestañear de décadas, sin embargo, el monumental Rivera se achicó y la diminuta Frida se hizo infinita.

La eternidad puede, pues, hacer milagros, cambiar de sexo y de tamaño. Ellas a menudo evitan caer en la trampa. No buscan perdurar, ni siquiera durar. No declaman, no rugen, no agitan las palas de sus molinos contra todos los vientos. Ellas son Louise Bourgeois empeñada en deshacerse de sus arañas. Ethel Adnan hipnotizada por ese monte californiano que no dejará de pintar hasta el final. Ellas son Paula Rego que no se ha mordido la lengua, Yayoi Kusama que le puso lunares a las calabazas e imaginó habitaciones infinitas. Y así, tozudas, con paciencia, sin dejarse agrietar siguen en su empeño, aunque nadie, ni siquiera la posteridad o sus contemporáneos se percaten de que existen, hasta casi llegado el final. Y así consiguen ganar la partida del tiempo largo, no buscaron los atajos, ni los aplausos, simplemente fueron lo que querían ser. (...)

Hilma Af Klint

A menudo su modernidad ha sido apabullante. El caso de Af Klint es de antología: cuando intentó dar a conocer su trabajo la tildaron de Juana, de loca. La quisieron internar en un manicomio, de modo que tuvo que hacerse el Guadiana, hundirse, esconderse, para pintar... En 2021 el Guggenheim de Nueva York batió todos los récords de visitantes con una antológica dedicada a esta artista absoluta y precursora rotunda.

A menudo, ellas han sido pues recluidas, aniquiladas, silenciadas. Jo, la esposa de Ed Hopper, era más conocida que él cuando se conocieron, y, sin embargo, no queda rastro de su obra, ni siquiera en el museo donde está el legado de su marido...Y algunas se dejaron la vida en ello como Camille Claudel, estudiante, amante, musa, de Rodin, que quedaría recluida hasta su final en un manicomio.

En Francia habrá que esperar a los últimos años del diecinueve para que las mujeres puedan graduarse en Bellas Artes. No podían estudiar ni dibujar un desnudo, y habrá que esperar que llegue Paula Modersohn-Becker, una artista alemana, para que una de ellas, por primera vez, en 1905, se autorretrate embarazada, los pechos y el vientre al descubierto...

Estamos lejos, a mil leguas, de haberlo conseguido del todo, para que el segundo sexo sea el primero, o estén por igualarlo. Para una ajedrecista iraní jugar sin velo es jugarse la vida. Pero deberíamos darle una pensada, si hace millones de años, la fuerza imperaba, para poder comer, matar, escapar. atacar, en el mundo de hoy lo que importa para liderar, mandar, es, cada vez más, saber crear, innovar, y para ello no necesitamos hormonas, ni tampoco aguarrás o testosterona. Las máquinas harán muchas de las tareas vinculadas a la fuerza, pero esa inteligencia, esa emoción del arte quedará fuera de su alcance. Entonces, quizás el poeta francés Aragon, el autor de El loco de Elsa, su obra ambientada en Granada tenía razón: si queremos salirnos de esta, pensemos, actuemos como si la mujer fuera, lo que es, el porvenir del hombre.

Javier Santiso. El País, viernes 20 de enero de 2023.

martes, 7 de febrero de 2023

El cómic llega a la Academia de Bellas Artes de Francia

Catherine Meurisse (Niort, Francia,42 años) tiende a escuchar todo tipo de relatos radiofónicos mientras dibuja. Interrumpe uno de ellos para responder a esta entrevista por videollamada desde su taller, en París, ante su mesa de dibujo, en la que hay un poco de todo: pinceles húmedos, cajas de acuarelas, plumas, un bote de tinta china, cinta adhesiva,,, "Dibujo a la antigua, en papel, con carboncillo, bolígrafo y tinta china", confiesa esta dibujante que desde el mes pasado es miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia. Con ella, el cómic entra en tan distinguida institución.

Desde que ocurrió lo que ocurrió -el atentado islamista en la revista Charlie Hebdo al que sobrevivió: una ruptura sentimental la mantuvo en vela toda la noche y llegó tarde a la oficina - sus libros surgen "al caminar sola en la naturaleza". Y lejos de casa. Cuanto más lejos, mejor. Fue así como llegó a Japón. Lo único que pretendía era "renovar" su "banco de imágenes interno" pero, una vez allí, tuvo la sensación de encontrarse en casa. Es algo que ocurre a menudo. La dibujante pasó unos meses en la residencia para artistas Villa Kujoyama, en Kioto. Corría el año 2018 y le sirvió para reponerse del atentado. Pero también para ampliar su paleta de colores, en un sentido existencial , y universalizar su obra. Es por eso por lo que puede hablarse de japonismo, e invocarse el espíritu de la inacabable atracción que el arte japonés ha despertado entre los pintores occidentales, cuando se habla de la inmersiva y autorreflexiva La joven y el mar, la nueva obra de Meurisse, publicada en español por Impedimenta.

En La joven y el mar, Meurisse narra a la vez sus impresiones del país y la historia de esta relación con la representación artística, y el resultado tiene tintes de microcrónica de viaje con aspecto de fábula de final sorprendente y adecuadamente real. En 2019, la artista pasaba otra temporada en Japón, en la isla de Iki, en la región de Nagasaki, cuando el tifón Hagibis asoló parte del archipiélago. Y ese es el tifón que amenaza con destruir el paisaje -"la belleza que está a punto de desaparecer "-en las viñetas. "Si La levedad -su álbum sobre el atentado- contaba lo que pasaba después de una catástrofe, La joven y el mar cuenta lo que pasa antes", señala. Además de en sus recuerdos del viaje, la dibujante se inspiró en la novela Almohada de hierba, de Natsume Soeki para dar forma al cómic. "La actualidad también intervino en el álbum: escribí la historia durante el primer confinamiento de 2020, cuando se difundió la estúpida idea de que la naturaleza se estaba vengando de la humanidad", recuerda. Meurisse apuesta por lo contrario. Hay visiones sobre lo que ocurre y lo que está por venir, y todas se desprenden de la naturaleza, de aquello incontrolable que nos rodea y nos refleja de alguna forma. Nos observa, como dice uno de los personajes. "La experiencia de lo que podríamos llamar evanescencia de las cosas está presente en La joven y el mar y da lugar a la siguiente observación, que tendemos a olvidar: estamos intrínsecamente ligados  la naturaleza. Separarnos de ella nos hace daño", dice...

En diciembre, durante la ceremonia de ingreso en la Academia de Bellas Artes, después de un emocionadísimo discurso, en el que recordó a sus compañeros de Charlie Hebdo, publicación, por cierto, en la que fue también pionera -fue la primera mujer contratada por la revista-, recibió de manos de su admirado Blutch una espada cuyo mango luce cuatro plumas de cuatro dibujantes a los que admira: el propio Blutch, Luz, Claire Bretécher y Quentin Blake.

Laura Fernández. Barcelona. El País,  miércoles 11 de enero de 2023.