sábado, 29 de febrero de 2020

Descifrando los escenarios de Loti, 2

Sare
Después de atravesar la Galtzada (un empedrado camino medieval), el oratorio de San Isidro y después de dar la espalda al barrio de Lehenbizcai, se entra en las entrañas del Labourd. Siempre bajo la mirada del macizo de La Rhune, la gran montaña vasca conocida por Pierre Loti como la Gizune. "Y entonces, por encima de la sierra y de la aldea de Etchézar, la Gizune muy aguzada, se muestra más vaporosa y elevada, y en el cielo, realzando más su azul, flotan nubecillas de un blanco dorado, ornadas de un tono gris de nácar en sus sombras", se lee en su novela.
Esos días emule a Ramuntcho, al propio Loti. Caminando a ambos lados de la muga, absorto en la extraña sensación que embarga en la tierra arbolada del valle de Xareta, descubrí los cuatro municipios situados a ambos lados de la frontera que forman la llamada Comarca de las brujas: las cuevas de Sare, la vascofrancesa Ainhoa, Urdax con sus casas blasonadas o la cueva de Zugarramurdi, las dos últimas en Navarra. 
De regreso a Sare, no hay nada más placentero que tomar un trago en el bar de la plaza antes de cenar en el restaurante del hotel Lastiry. Dentro se respira la pasión por la pelota vasca, abanderada por platos típicos de la zona como el axoa de ternera. 
La vecina Ascain, a unos 7 kilómetros de Sare, también adoptó en el imaginario de Loti el nombre de Etchézar. Sus calles, ancladas en un halo de atemporalidad, desprenden aroma a nostalgia. Recorrí el pueblo sin rumbo, pero la huella del escritor estaba presente a cada paso. Seguí caminando hasta que distinguí el silencioso río Nivelle, donde un pescador perdía los nervios y varios niños hacían acrobacias desde lo alto del puente romano. Ya de vuelta a la plaza, escondida bajo una glicinia, una placa cincelada con caligrafía vasca me recordó el propósito del viaje: "Pierre Loti vivió en esta casa. Escribió Ramuntcho". El hotel-restaurante La Rhune rinde homenaje  a la novela, evocando en cada habitación un personaje o una localidad del libro. 
Al atardecer, cuando el sol se esconde con sigilo, los jóvenes acuden al frontón para jugar con vigor inusitado a la pelota. Mientras observaba la partida, saboreando una Akerbeltz -la cerveza local-, me di cuenta de que mi estancia llegaba al final. Antes de abandonar el Labourd quise dirigirme a La Rhune. Se puede subir desde el Col de San Ignacio en un tren cremallera de 1924 o caminando desde Ascain, unas dos horas entre campos de helechos , aulagas, bosque de alerces y verdes laderas donde descansan los pottokas los robustos ponis vascos. Desde al cima, a 905 metros, el País Vasco se presenta esplendoroso. A lo lejos se avistan las playas infinitas de Las Landas, e incluso Hendaya, donde vino a morir Loti.

Álex Fraile es autor de El soñador errante. De viaje con Pierre Loti. (La línea del horizonte).
El Viajero. E País, viernes 21 de febrero de 2020. 

viernes, 28 de febrero de 2020

Beckett, la verdad bajo los escombros

Humor, ternura y nostalgia son los tres pilares sobre los que se sostiene Los días felices, una nueva exhibición de teatro del absurdo de Samuel Beckett en la que Winie, la protagonista, lanza pequeñas perlas existenciales semienterrada en un paisaje desolador. El dramaturgo no podía idear mejor metáfora para un mundo en descomposición y para una especie, la humana, que se obstina en destruir el planeta en el que vive.
Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974), director de esta nueva versión que podrá verse a partir del 26 de febrero en el Teatro Valle-Inclán de Madrid, ha tratado la obra de Beckett con la delicadeza de un clásico. "En un sentido, el presente es siempre el mismo. Vuelve a ser actual en tanto vuelve a ser cuerpo pero la cualidad de su escritura es lo que le ha hecho trascender en el tiempo -señala a El Cultural tras reconocer que se trata de un proyecto que viene acariciando desde hace diez años-. Por eso es teatro en un sentido tan neto. Porque su materia es el presente compartido. Esta obra de Beckett es de una actualidad conmovedora".
En Los días felices (con la versión canónica de Antonia Rodríguez Gago) vuelve a los escenarios la pareja formada por Fernanda Orazi (Winie) y Francesco Carril (Willie). Este efectivo tándem pudimos verlo en diciembre en los Teatros del Canal protagonizando Doña Rosita, anotada, adaptación de la obra de Lorca realizada por Pablo Remón.
La problemática relación entre las palabras y las cosas, la forma de contar la historia desde la experiencia, el papel del otro en nuestro día a día y la inevitable importancia del presente son las cuestiones que abordan, según Messiez, algunos de los monólogos de Winie:"Eso es lo extraordinario de Beckett. Su escritura es tan potente y los signos tan abiertos que cualquier interpretación la empequeñece. Leerlo o ver sus obras nos hace entender que ninguna interpretación podrá agotar todos sus sentidos, del mismo modo que ninguna palabra podrá ser aquello que se nombra"... 
Javier López Rejas. El Cultural, 21-2-2020. 

jueves, 27 de febrero de 2020

El manifiesto ecológico de Fred Vargas

Fred Vargas
No hay que olvidar que Fred Vargas (seudónimo de Frédérique Audoin-Rouzeau; París, 1957) es arqueozoóloga de formación. O sí. Y quizá recordar que trabajó como investigadora en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y en el Instituto Pasteur. Tampoco despreciar que es premio Premio Princesa de Asturias de las Letras. Este conocimiento compete más a quienes acostumbran a poner en tela de juicio los valores literarios de la novela negra. A lo mejor hay que citar también los más de cinco millones de libros que ha vendido.
En fin, el caso es que además de pulso narrativo, desbordante imaginación, poderosas y complejas tramas y un hatillo de maravillosos personajes encabezados por el comisario Adamsberg, Vargas tiene una fuerte conciencia ética y social, algo que puede intuir cualquiera que frecuente las andanzas del pirenaico comisario. Lo confirma ahora en la urgencia que la llevó a escribir La humanidad en peligro, que ella misma comienza tratando de explicar y explicarse las razones que la movieron a dar un paso al frente con este amplio manifiesto: "Pero, maldita sea, en qué atolladero he ido a meterme?¿Cómo lo voy a hacer para salir airosa de esta tarea descabellada, de esta idea peregrina  de hablarles sobre el futuro de la vida en la Tierra?".
La autora francesa que eligió su seudónimo literario -como su hermana gemela, la pintora Jo Vargas- en homenaje a María Vargas, el personaje de Ava Gardner  en el filme de Joseph L. Mankiewicz La condesa descalza, se decidió a intentarlo tras saber que un breve texto que había escrito sobre ecología había tenido un gran impacto viral, que había sido parcialmente impreso en camisetas en China y Brasil y que hasta Charlotte Gainsbourg lo había leido en la inauguración de la cumbre del clima  COP24. Con la motivación de que su mensaje -"Esforzarse, reflexionar incluso. Y, sin ánimo de ofender  al emplear un término caído en desuso, ser solidarios con el vecino, con Europa, con el mundo"- podía llegar a mucha gente, Vargas apuesta por poner en marcha la tercera revolución, la que toca, dice, tras la neolítica y la industrial. 
Que nadie piense que el humor que tiñe todo el texto -recurso que no desechaba en sus anteriores ensayos Pequeño tratado de todas las verdades sobre la existencia (2001) y Crítica de la sociedad pura (2003)- invalida el rigor con que la novelista afronta su ambiciosa empresa, a la que ha dedicado una ardua investigación. Vargas apela al compromiso del ciudadano -al que advierte que no debe contar con Estados, Gobiernos e industrias, volcados en incentivar el consumo a toda costa, el crecimiento económico y la avaricia del capitalismo- para aportar información y datos implacables, e incluso ofrecer algunas recetas prácticas...
H. J. Porto. La voz de Galicia, sábado 15 de febrero de 2020.

miércoles, 26 de febrero de 2020

El Camino Francés dinamiza la economía local

Alumnado del IES Xelmirez I (Foto de Sandra Alonso)
El Xacobeo y la Axencia de Turismo de Galicia inviertieron 54 millones de euros entre los años 2000 y 2018 para promover el entorno de las diez localidades principales del Camino Francés, entre O Cebreiro y Santiago. Esa cantidad tuvo un efecto multiplicador en la dinamización de la economía local y generó unos 252 millones de euros en ese período. Así lo expusieron representantes del IES Xelmírez I de Santiago, en un encuentro que mantienen hasta el viernes en la ciudad con centros de Lumbier (Navarra) y los franceses, el Lycée Jean d'Arcet, de Air-sur-l'Adour  y Lycée Rive Gauche de Toulouse, afirma Andrés Fariña, docente que coordina el estudio en el centro compostelano.
Este trabajo financiado por el programa europeo Erasmus Plus, se centra en la repercusión de la ruta jacobea en la economía, el medio ambiente, el patrimonio histórico y la accesibilidad en las localidades del entorno de esos cuatro centros.
"El efecto sobre la renta y el empleo es mayor en Galicia y en Navarra que en Francia. En Toulouse tiene poco interés para generar riqueza; repercute sobre todo en la rehabilitación de monumentos. En Air-sur-l'Adour notan más el beneficio económico, aunque es en el territorio gallego donde resulta más evidente. En Francia hay una mayor actuación de las asociaciones de amigos del Camino pero la intervención de la Administración no es tan destacada como aquí", sostiene Fariña.
Este trabajo lo comenzaron en el primer trimestre del curso 2018-2019, y prevén finalizarlo en abril, en un nuevo encuentro en Santiago. "El principal interés de nuestro centro estuvo en que el alumnado comprobase cómo el gasto público bien hecho influye en favorecer  una mayor renta y cómo se nota en las localidades por donde pasa el Camino. Estamos en la última fase del trabajo, en la que nos centraremos en la apertura de nuevos negocios y en la repercusión en el empleo, que investigamos con la colaboración de los ayuntamientos gallegos por los que pasa la ruta francesa, y esperamos tener los datos finalizados y con conclusiones en abril", agrega...
Marga Mosteiro. La Voz de Galicia, jueves 6 de febrero de 2020.

martes, 25 de febrero de 2020

Los ladrones de París aman a Banksy

Tres hombres sospechosos de haber robado una obra del célebre artista urbano Banksy junto al museo Pompidou en París, han sido detenidos esta semana, pero la obra, una rata dibujada sobre el panel de información del aparcamiento de la entidad, no ha sido localizada. Dos de los arrestados han sido puestos en libertad, mientras que un tercero estaba anoche pendiente de comparecer ante el juez para una eventual inculpación.
En los registros realizados durante la operación, la policía ha podido recuperar varias obras del artista británico, entre las que no se encuentra la que buscaban, y las están analizando para verificar que se trata de originales. Banksy, que mantiene celosamente en secreto su identidad,  reivindicó en su cuenta de la red social Instagram las obras que había realizado en las calles de París en el verano de hace dos años. Había ido dejando sus grafitis junto a la Sorbona, en las inmediaciones de un campamento de inmigrantes, en unas escaleras de Montmartre o sobre la puerta de la sala Bataclan.
La tentación de hacerse con una de las obras situadas al alcance de la mano era muy grande. La primera en desaparecer fue la figura que Banksy realizó sobre la puerta de la sala de conciertos parisina en homenaje a las víctimas del ataque terrorista de 2015. Los ladrones, que llevaban el rostro cubierto, actuaron en enero del año pasado, y se llevaron la plancha en la que aparecía la imagen de una persona con el rostro afligido, utilizando una máquina cortadora de metal.
La noche del pasado 1 de septiembre, un vecino del museo Pompidou se asomó a la ventana por culpa de ruidos en la calle que le impedían dormir. Lo que vio frente a su domicilio fue un hombre ataviado con un chaleco amarillo, como si se tratase de un empleado municipal, cortando la cara posterior de un panel informativo de entrada a un aparcamiento, en el que desde junio de 2018 figuraba otra obra de Bansky, un ratón con máscara sobre la boca y un lápiz entre las patas.
El vecino capturó unas imágenes que muestran al hombre "trabajando" durante una hora sin que nadie llegase a molestarlo. Y eso que ya se había producido otro intento de robo de esta obra, frustrado por los agentes de seguridad del museo. El Pompidou presentó una denuncia "por robo y degradación en el seno de un espacio que depende de su perímetro".
Asunción Serena. París. La Voz de Galicia, viernes 7 de febrero de 2020.
  

lunes, 24 de febrero de 2020

Un terremoto en los César

En Francia las cosas se hacían de otra manera. Esto no era EE.UU. Este fue, a fin de cuentas, el país en el que, en plenas revelaciones sobre los abusos del productor Harvey Weinstein y en plena ola del Me Too, un grupo de veteranas feministas, encabezadas por el icono cinematográfico Catherine Deneuve, defendió en una tribuna en la prensa el "derecho a ser importunadas"por los hombres. Este era el país que agasajaba a Roman Polanski mientras que en la otra orilla del Atlántico se le trataba como a un apestado. Era el país con el núcleo más exquisito de la élite literaria: las editoriales, los escritores, los críticos... el cogollo de Saint-Germain-des-Près protegía y jaleaba a un escritor como Gabriel Matzneff, que durante décadas contó con todo lujo de detalle en sus diarios sus experiencias con niñas de 14 y 15 años en París o con niños aún menores en Manila.
Todo esto empieza a cambiar. Matzneff debería ser juzgado en 2021. Y la crisis en el cine francés, que en dos semanas celebrará el kermés anual de los premios César, es el último ejemplo, el caso más reciente de una institución cultural cuyos cimientos tiemblan. La dirección de la Academia del Cine presentó el jueves por la noche su "dimisión colectiva".
La renuncia, una convulsión en el sector, llega días después de una carta colectiva en la que casi medio millar de actores y realizadores reclamaba una reforma profunda en los métodos de gobierno de la organización, criticaba la opacidad de las cuentas y las decisiones , y señalaba la flagrante falta de paridad entre hombres y mujeres. A esto se añade la estupefacción, entre un sector del cine y entre grupos feministas, por las 12 nominaciones a los César de El oficial y el espía, la última película de Roman Polanski, requerido por la justicia de EE.UU. por el caso en 1977, de Samantha Geimer, que tenía 13 años, y enfrentado ahora en nuevas acusaciones de violación.
"Para honrar a aquellos y aquellas que han hecho el cine en 2019, para recuperar la serenidad y hacer que la fiesta del cine siga siendo una fiesta, el Consejo de Administración para la Promoción del Cine, la Academia de las Artes y Técnicas del Cine.ha tomado la decisión unánime de dimitir", decía el comunicado. La gala está prevista para el 28 de febrero...
Marc Bassets. París. El País, sábado 15 de febrero de 2020. 

domingo, 23 de febrero de 2020

Boris Cyrulnik: Todo empieza antes del nacimiento

Boris Cyrulnik (Foto de Ana Jiménez)
Hay muchas maneras de aproximarse a Boris Cyrulnik. Es el neuropsiquiatra que difundió el concepto de resilencia, la capacidad de superar las  adversidades. Es el autor de numerosos libros que han acercado al público las claves de su disciplina, como Los patitos feos, publicado en castellano, como gran parte de su obra, por la editorial Gedisa. Es un hombre de 82 años marcado por el Holocausto y la II Guerra Mundial. Y es quien inspira al presidente francés Emmanuel  Macron, sus políticas sobre la educación preescolar y la escolaridad obligatoria a los tres años.
P.- ¿Todo se juega en los seis primeros años antes de la educación primaria?
R.- "No todo. Si uno fracasa en estos años, aún puede recuperarse. Yo no fui a la escuela. Pero son años en los que el aprendizaje es fulgurante y fácil: los niños aprenden a toda velocidad porque las neuronas bullen. Después uno puede seguir aprendiendo, pero menos rápido.
P.- ¿Qué puede ir mal en estos años?
R.- "Macron dijo que todos los franceses deben ir a la escuela maternal a los tres años. Había constatado que el 93% de niños y niñas ya iban a esa edad, pero que no iban los hijos de padres infelices o con dificultades sociales, lo que agravaba la desigualdad".
P.- ¿Por qué?
R.- "Cuando un niño entra en la escuela  maternal a los tres años, si antes los padres le han ofrecido un ambiente estimulante, el niño posee entre 800 y mil palabras. El que entra sin haber socializado o sin haber pasado por la guardería posee 200 palabras. No entenderá a la maestra y será un mal alumno".
P.- ¿Qué consecuencias tiene esa desigualdad de raíz?
R.-"Hoy la sociedad selecciona por medio de la escuela y del diploma: es la nueva aristocracia. Ya no es la aristocracia de la fuerza física ni la de los bienes o las fábricas, que aún existe pero es menos importante. La nueva aristocracia es la del diploma. Desde los tres años, los niños que han estado bien arropados con anterioridad serán los buenos alumnos, y los niños mal arropados acumularán tal retraso en el lenguaje que serán malos alumnos, no tendrán diplomas y tendrán dificultades sociales, culturales, afectivas..."
P.- Por lo que usted dice, no todo se juega entre los tres y los seis años, sino incluso antes.
R.-"Sí, en los primeros mil días ya empieza la desigualdad social".
P.- ¿Cómo intervenir a esta edad, cuando los niños todavía no están escolarizados?
R.-"Ahora que las mujeres trabajan y que la aldea ya no existe, hay niños que viven en un ambiente pobre y que serán malos alumnos. Pero estos niños, si los enviamos a guarderías, si los arropamos, y si arropamos a los padres y madres infelices, si detectamos dificultades psicológicas y sociales de los padres, podemos mejorar el nicho sensorial que rodea al bebé y habrá menos injusticias: al entrar en la escuela maternal tendrá menos retraso"...
Marc Bassets. El País, domingo 9 de febrero de 2020.

sábado, 22 de febrero de 2020

Descifrando los escenarios de Loti

Pierre Loti
La vida del marino y escritor Pierre Loti (1850-1923) transitó entre la realidad y la ficción. Desde pequeño soñó con explorar lugares exóticos. Y ya de adulto exhaló la vida con intensidad, surcando los mares del mundo entero, dando rienda suelta a su vocación literaria. "Día tranquilo, luminoso y frío. Una gran melancolía de hojas muertas, de cosas muertas... En la soledad de mi despacho de trabajo, concibo el plan y empiezo a escribir Ramuntcho, que será, a lo mejor mi gran remedio contra las tristezas infinitas de este invierno".
Tras dos años en Hendaya como comandante del Javelot - un cañonero guardacostas ubicado en la desembocadura del Bidasoa- perfilaba un proyecto que le sirviese para vencer la nostalgia de tiempos mejores. En 1897  nacería Ramuntcho, su gran novela vasca ambientada en Etchézar entre montañas, donde se combina el amor profundo por una tierra con el deseo de emigrar en busca de un futuro mejor. El protagonista Ramuntcho, como muchos chicos de la región del Labourd, llevaba una vida paralela: pelotari de día, contrabandista de noche.
¿Etchézar? ¿Esa localidad sería real? La respuesta habitaba en un proverbio vasco: "Izena duena da" o, lo que es lo mismo, "Lo que tiene nombre existe". Pero Loti jugaba al despiste. Distorsionaba la realidad, sin desvelar la ubicación exacta de sus novelas, temeroso de atraer a esa plaga en masa que para él era el turismo. Por entonces, el País Vasco, de paisajes abruptos, arraigadas costumbres, era territorio exótico al alcance de muy pocos. Etzchézar sigue sin figurar e los mapas; en realidad este ficticio rincón del Labourd adoptó la forma de dos aldeas vascofrancesas que preservan el alma de siempre. Es es un viaje por el interior de este territorio siguiendo las huellas del escritor.
Ubicado a pocos kilómetros de la costera San Juan de Luz, Sare late al ritmo sosegado de sus gentes. Tras hospedarme en el Chalet Elisa, me dirigí al Ayuntamiento. Caminé rodeado de casas labourdianas con sus entramados de madera rojos, cuando me topé con un templo a cielo abierto. Sare no es una excepción en el País Vasco francés, y en pocos metros conviven los símbolos de cualquier  pueblo vasco que se precie. Junto al frontón se encuentra la iglesia de San Martín, con sus galería de roble tallado. Por fuera luce altiva una torre de cinco pisos, coronada por el reloj de sol  con una premonitoria inscripción en vasco:"Cada hora hiere al hombre, la última lo envía a la tumba".
Antaño, las fronteras se difuminaban entre riachuelos, bosques frondosos y paisajes de fábula, testigos silenciosos de mil aventuras. Escritores como Pío Baroja o Pierre Loti contribuyeron a tejer una visión romántica del gaueko lana, el trabajo de la noche. Cuando la luz vencía, Ratmuncho y sus compañeros, movidos por un deseo irrefrenable de desafiar las normas, cargaban sus hombros con pesadas cajas de contrabando, invisibles a los ojos de los aduaneros. Sare preserva la memoria de los contrabandistas, existiendo rutas que emulan las gestas de estos intrépidos caminantes...
Ález Fraile. El Viajero. El País, viernes 21 de febrero de 2020

viernes, 21 de febrero de 2020

Concierto para dos pianos de François Poulenc

Los hermanos Jussen funden dos pianos en uno.
El 8º concierto de abono de la Sinfónica de Galicia  tenía como director al holandés Otto Tausk (1970) y como solistas a los hermanos Jussen, Lucas y Arthur de 26 y 22 años, asimismo holandeses. Un estreno: Sol, quizás, o nada del coruñés Hugo Gómez-Chao (1995), y Concierto para dos pianos de François Poulenc (1899-1963) y Sinfonía nº1, en do menor  de Johannes Brahms (1833-1897)...
Poulenc,  del que Rostand  que era"mitad hereje y mitad monje", es autor de obra escénica tan significativa como Diálogo de Carmelitas. Escribió su concierto para dos pianos cuando tenía 30 años; en él aparecen influencias de Mozart y, en su ámbito de Saint-Saëns, de Satie y de Ravel, y su conexión con Debussy es el conocimiento del gamelán balinés, también presente. Obra alegre y evocadora -en el larghetto se oye a Mozart- con sus rasgos percutivos en el divertido diálogo -el Final es un scherzo-, delicado legato y puntuales perlados. Los hermanos Jussen hicieron gala de pulcritud, musicalidad y entendimiento, bien secundados por director y orquesta. Respondieron a las grandes ovaciones con una paráfrasis de la Sinfonía nº 40 de Mozart...
Antón de Santiago.La Voz de Galicia, lunes 20 de enero de 2020

jueves, 20 de febrero de 2020

Valentine Penrose, una joya surrealista

Valentine Penrose
Vencidos los prejuicios de época, una nueva generación de editoras, comisarias y estudiosas está reescribiendo la historia del surrealismo para hacer visible la obra de creadoras que la historiografía masculina relegó al papel de musas. La poesía de Valentine Penrose (1898-1978) es una de esas joyas literarias que habían permanecido doblemente ocultas. Primero, citada solo en su condición de mujer del artista, historiador y coleccionista Roland Penrose, y después, eclipsada por el éxito de su novela gótica La condesa sangrienta, sobre la macabra Erzsébet Báthory, la aristócrata húngara del siglo XVI que insertaba agujas en las yemas de los dedos  de vírgenes para desangrarlas y bañarse con su sangre, en búsqueda de la belleza y la juventud perdidas.
La editorial WunderKammer rescata ahora la descatalogada novela que fascinó al gran pensador del mal, George Bataille, o a la poeta Alejandra Pizarnik. Pero, sobre todo, publicará a primeros de febrero la edición más completa en cualquier idioma de los poemas de Penrose, con el título de La surrealista oculta. La editora Elisabet Riera contempla así esta doble noticia: "Es un acto de amor a ella y a su obra, uno de aquellos trabajos que pueden llegar a obsesionar a una durante años y no borrarse de su recuerdo nunca más". 
Nacida como Andrée Valentine Bouée en Mont-de-Marsan en 1898, su nombre aparece y desaparece como una luz parpadeante en la revista de André Breton La Révolution Surrealiste, en La edad de oro de Buñuel y Dalí (minuto 31), en el filme doméstico de Man Ray La Garoupe (con Picasso, Éluard y Nusch) o en Cataluña durante la Guerra Civil donde colaboró con el partido trotskista POUM, tradujo a García Lorca al francés y formó parte de la campaña, encargada por la Generalitat republicana, para salvaguardar el patrimonio artístico y contrarrestar ante las democracias europeas los efectos propagandísticos devastadores que tuvo en Europa la quema de iglesias...
Josph Massot. Barcelona. El País, lunes 20 d enero de 2020.

miércoles, 19 de febrero de 2020

"Égalité" desigual

La noche del viernes 17 de enero, alertados por un periodista que era casual espectador, una horda de vándalos intentó asaltar el teatro donde el presidente Macron y su esposa asistían a una representación de La Mouche, obra que difícilmente pudieron disfrutar  hasta el final, ya que fueron evacuados en medio de una fuerte protección policial.
Este acoso físico al presidente es un episodio más de una oleada de protestas, huelgas y ocupaciones de edificios oficiales que han llegado a paralizar la región de París para impedir que el Gobierno reforme el caótico e injusto sistema de pensiones existente.
Caótico porque junto al régimen general (RG) subsisten regímenes especiales (RE) sirviendo a colectivos tan dispares como los ferroviarios, los empleados del Metro de París, los farmacéuticos, los oficiales de notarias, los empleados de la Ópera, los del puerto de Estrasburgo y los agricultores (le vote paysan) y así hasta 42 grupos elegidos.
Los privilegios varían de un régimen a otro y se manifiestan en tempranas edades de jubilación o en el cálculo de la tasa de reemplazo o en una combinación de ventajas. Mientras la edad mínima de jubilación es de 62 años para un trabajador del RG, se reduce a 42 para las bailarinas  y a 55 para los ferroviarios. Mientras la pensión general se calcula en base a 25 años de salario, en los RE se seleccionan los seis últimos meses (y en alguno, hasta el último mes).
Esta rica biodiversidad legal es el resultado azaroso del acarreo histórico y del equilibrio político. Luis XIV, en el decreto  fundacional de la Comedia Francesa en 1680, estableció el régimen especial de jubilación de sus miembros. La insalubridad de las minas a principios del siglo XX justificó una regulación protectora para quienes trabajaban en ellas y el objetivo de crear un potente sistema de transporte ferroviario, cuando el trabajo en las locomotoras de vapor resultaba penoso, hizo necesario crear condiciones atractivas para atraer a los cheminots. Ahora los trenes se conducen solos y necesitan menos personal, y los aumentos de productividad y el progreso técnico han hecho más atractivo el trabajo en una industria minera cada vez más reducida...
Alfonso Carbajo. Actualidad Económica. Enero 2020

martes, 18 de febrero de 2020

Soulages por partida doble

Pierre Soulages celebra su centenario en el Louvre
Es el artista francés más cotizado en el mercado. El pintor, Pierre Soulages, que cumplió 100 años en diciembre, recibe durante todo el invierno un doble homenaje en París. El Louvre expone 20 de sus obras, convirtiéndolo así en el tercer artista vivo -tras Picasso y Chagall- que protagoniza una exposición monográfica en el museo parisiense. Por su parte, el Centro Pompidou, también en la capital francesa, dedica al pintor dos nuevas salas de su colección permanente, que se concentra en sus innovaciones formales durante los últimos años. La abstracción de Soulages, menos fría que carnal y metafísica, siempre se viste negro. "Más que un simple color, es un estado mental", suele decir el creador. Sus obras remiten a los artistas no figurativos de los años cuarenta y cincuenta, pero también a los primeros que mancharon  de negro la cueva de Chauvet o Altamira. El homenaje puede completarse con una visita al Museo Soulages en Rodez (Midi-Pyrénées), su localidad natal, cuyo edificio es obra del estudio catalán  RCR Arquitectes. 

Soulages en el Louvre. Museo del Louvre. París. Hasta el 9 de marzo.
Álex Vicente. El País Semanal, 12 d enero de 2020

lunes, 17 de febrero de 2020

El nuevo mundo de Marjane Satrapi

Marjane Satrapi
Veinte años después de Persépolis, un fenómeno de la novela gráfica llevado a la gran pantalla, la autora franco-iraní explica por qué cambió el cómic por el cine. Su quinta película, Radioactive, explora la vida de Marie Curie.
"LA LIBERTAD". Lo dice así, en castellano. En varios momentos de la conversación de más de una hora en francés, Marjane Satrapi repite la misma palabra. Como si fuese el argumento de su vida y de su obra. Y como si, al cambiar de idioma, quisiera subrayarlo. La niña excéntrica y precoz de la burguesía progresista de Teherán que, muy joven, abandonó el opresivo Irán de los ayatolás y se marchó a Europa y lo contó todo en Persépolis, un cómic que le dio la fama mundial. La mujer que, después de consagrarse en este y otros libros, aprendió a hacer cine y no ha vuelto ni piensa volver a las historietas. La iraní que lleva 20 años sin regresar a su país de origen y que ahora, a los 50, no tiene claro que pueda volver. La liberté, la libertad: el hilo que todo lo une. "Cuando debo tomar una decisión difícil, siempre me pregunto dos cosas.¿Esto me matará?". Y "¿Me meterán en prisión?", dice. "He aquí lo que cuenta para mí ser libre y tener aire en los pulmones. El resto viene por añadidura"...
De casi todo hace 20 años, y también Persépolis, cuyo primer tomo apareció en el año 2000. En los años siguientes, hasta 2003, publicó otros tres. El impacto fue inmediato. Por lo que contaba: la historia de la revolución de 1979 en Irán desde la perspectiva de una adolescente, mezclando la Historia en mayúscula, terrible y dramática, con la historia en minúscula con las alegrías y miserias de un personaje con el podría identificarse cualquiera en cualquier lugar. Y  por cómo lo contaba con viñetas y burbujas. Una década después de Maus, de Art Spiegelman, Marjane Satapri contribuía a convertir la llamada novela gráfica en un género para un gran público.en castellano 
Ahora el sello Reservoir Books publica una edición  de los cuatro tomos completos de Persépolis en un solo volumen y con una tradución de Carlos Mayor. La conmemoración coincide con el estreno de la quinta película de Satrapi, Radioactive, que se centra en el personaje de Madame Curie...
Marc Bassets. El País Semanal, domingo 16 de febrero de 2020

domingo, 16 de febrero de 2020

Diderot y el arte de pensar libremente

Denis Diderot
Cuando en 1948 un joven profesor logró que los descendientes de Diderot (1713-1784) le dieran acceso al archivo que guardaban en su mansión normanda, se encontró con un tesoro insospechado: una de las tres colecciones de todos sus escritos que el filósofo francés había mandado copiar a mano en los últimos años de su vida. Se cumplía así su deseo de que la posteridad conociese aquella parte de su obra que él mismo no se había atrevido a publicar en vida. La decisión de no irritar a las autoridades la había tomado a los treinta y seis años, tras haber permanecido durante cuatro meses en la prisión del castillo de Vincennes, en el que había sido encerrado tras haber publicado su Carta sobre los ciegos, un texto en el que presentó un defensa abierta del ateísmo. Le quedaba por delante casi media vida, durante la cual su omnívoro apetito intelectual y su disciplinada capacidad de trabajo dieron lugar  a una obra inmensa, que en parte se publicó y en parte quedó oculta.
La obra pública consistió sobre todo en su trabajo como principal editor de la Enciclopedia, cuyos diecisiete volúmenes aparecieron a lo largo de dos décadas. Fue una extenuante lucha contra la censura, un intento de presentar a sus lectores el conjunto del conocimiento humano desde una perspectiva puramente racional. Tuvo un éxito enorme y contribuyó a cambiar la visión del mundo de los europeos cultos, aunque tuvo también muchos detractores que la denunciaron como un ataque sibilino contra el altar y el trono que se presentaba bajo la inocente apariencia de una obra de referencia. Fue la magna empresa de la Ilustración francesa y nadie contribuyó tanto a que saliera adelante como el propio Diderot...
La Francia dieciochesca era un faro de cultura y el francés era la lengua franca de las élites europeas, pero la mayoría de sus habitantes vivía en una pobreza extrema, la libertad de expresión era precaria y la justicia era a menudo cruel. Voltaire optó por instalarse en la frontera suiza, pero Diderot permaneció en París, siempre bajo la amenaza de un posible arresto. Ambos libraron un combate duradero en favor de la libertad y desplegaron un poderoso ingenio que permite hoy leer con placer muchos de sus textos, en el caso de Diderot sobre todo aquellos que fueron apareciendo paulatinamente tras su muerte...
En los círculos más refinados de la sociedad  dieciochesca se practicaba con entusiasmo un arte que hoy no brilla tanto, el de la conversación. Evocar ese mundo desparecido, pero al que tanto debemos, es un desafío que durante generaciones ha atraído a historiadores y biógrafos. En particular existen varias biografías excelentes de Diderot, pero me atrevo a decir que la que acaba de publicar Andrew Curran, profesor de la Universidad Weasleyana es, como ha destacado la crítica internacional, la mejor para quien quiera acercarse a su vida y su obra...
Juan Avilés. El Cultural, 7-2-2020

sábado, 15 de febrero de 2020

Saint-Germain -des-Près, el mito cuestionado

Café de Saint-Germain-des-Près
California tiene Hollywood y Silicon Valley. Nueva York, Wall Street, Roma, el Vaticano y París -que sin ser capital cinematográfica, tecnología, financiera o religiosa, aún preserva algo de vieja irradiación cultural- tiene Saint-Germain-des-Près. Son unas manzanas apenas. Cuatro calles, dos o tres cafés, una brasserie, unas librerías, un teatro, una editorial. Pero, como mínimo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, esta aldea dentro de la gran ciudad acaparó una densidad insólita de escritores, críticos o editores por metro cuadrado. El barrio, que recibe el nombre de la iglesia homónima, fue la capital literaria y cultural de Europa. Eran los tiempos de los existencialistas, las cavas de jazz, las discusiones en los cafés Flore y Les Deux Magots, las revistas...
Como demostró el historiador canadiense Éric Dussault en el ensayo L'invention de Saint-Germain -des-Près ( no traducido aún), fue un mito construido por los medios y el cine. Como todos los mitos se le ha dado por liquidado varias veces. Ahora -en esta época propensa a cargar contra las élites y sus instituciones, y este barrio lo es- vuelve a ocurrir.
La editora Vanessa Springora publicó a principios de enero Le consentement/El consentimiento, memorias en las que relata cómo, hace tres décadas, fue seducida por el escritor Gabriel Matzneff. Ella tenía 14 años; el, 50. Springora señala en el libro todo un mundo literario que amparó y jaleó a aquel escritor de culto. 
"El pánico sopla en Saint-Germain-des-Près..." sentenció en Le Monde  el novelista Marc Weitzmann. En una terraza frente al Louvre, Weitzmann explica que este es "un mito romántico". "Se apoya en la idea según la cual los escritores son genios aislados  que tienen acceso a un cierto nivel de realidad, frente a la cual la realidad prosaica no tiene ninguna importancia", dice. El caso Matzneff no se entendería sin una característica de Francia y de París; en realidad, de este barrio: la sacralización del autor.
Pese a ser desconocido - de sus últimos diarios, editados por Gallimard, se imprimían unos centenares-, Matzneff encarnaba la imagen del escritor que actúa como escritor y lo hace en su escenario. La prunelle de mes yeux -dietario publicado en 1993 en el que cuenta con detalles íntimos la relación con Spingora- es un quién es quién del mundillo político y cultural  parisino de los años ochenta... El café de Flore, la brasserie Lipp, el teatro del Vieux Colombier, las editoriales: no solo el paisaje humano; también la geografía de Matzneff es la Saint-Germain-des-Près...
Podría ampliarse la geografía de Saint-Germain-des-Près. Nunca han estado claros los límites, aunque el músico-escritor Boris Vian los fijó hasta el Barrio Latino. Entonces aparecería, en una radio no mucho más amplio, la zona que, además de concentrar el poder cultural y literario, también abarcaría el educativo y científico: La Sorbona, La Escuela Normal Superior, el Colegio de Francia...En el ensayo Civilisation, de 2017, Régis Debray, uno de los ejemplares más ilustres del lugar, imaginaba que él mismo, tras hibernar desde los años sesenta, se horrorizaba al despertarse al descubrir el barrio lleno de restaurantes de comida rápida  y de cadenas de ropa multinacionales.
Hoy el Flore y el Deux Magots están llenos de turistas  y la cerveza cuesta 10 euros, el precio de metro cuadrado  los 10.000 y queda solo una librería donde los libros más polémicos de un vecino casi anónimo hasta hace unas semanas ya no se venden. Gallimard y los otros editores  de Matzneff los han retirado de la venta.
Marc Bassets. París. EL País 8 de febrero de 2020  

viernes, 14 de febrero de 2020

O Pino y París, unidos por la música

Marina Fernández, que cursa estudios en la prestigiosa Schola Cantorum parisina, tiene 26 años, la mirada tranquila y se define como tremendamente persistente. Esta discreta joven que reside en la parroquia de San Miguel de Cerceda, en O Pino, es ya toda una promesa del piano; instrumento que forma parte de su vida desde que tiene uso de razón a raíz de un teclado que Antonio, su padre, tenía en casa y no le dejaba tocar. Tenía cuatro años cuando se empeñó en ir a clase, sin ni siquiera saber leer. Y allá que fue. Han transcurrido 22 años desde entonces. Y hoy aquella niña cursa estudios  en la prestigiosa Schola Cantorum de París bajo la tutela de Maurizio Moretti. Será en el escenario de este enclave galo, el auditorio Cesar Frank, donde actuará dentro de un par de meses. El mismo lugar donde todo un referente como Maurice Ravel estrenó su sonatina para piano...
Marina Fernández
Aunque sus orígenes se sitúan en la localidad salmantina de Béjar, donde ya es todo un referente, el origen gallego de su padre, provocó que la familia se mudase a O Pino hace catorce años. Su formación se completa en Santiago con la concertista Ilona Timchenko. Más tarde accede al Consevatorio Superior de Música de A Coruña, con el pianista José Manuel Yañez y el año pasado  recibió clases en la reconocida  Academia Marshall en Barcelona, previo a su reciente traslado a París...
A sus 26 años, ha interpretado ya piezas en escenarios por muchos enclaves de la geografía española, Portugal, Francia, Holanda o Inglaterra. No obstante, la joven reseñas dos citas importantes el año pasado en su vida como pianista: la actuación con Ilona Timchenko en el festival Camiños Sonoros en la Praza de Praterías con el concierto de Ravel para piano y orquesta, así como la interpretación de esta misma pieza  en el Teatro Cervantes de Béjar...
María José Gómez. El Correo Gallego, martes 21 de enero de 2020

jueves, 13 de febrero de 2020

La batalla de Occidente

Eric Vuillard. (Foto: Melania Avanzato)
Repite Kalandraka con el autor francés Éric Vuillard (Lyon, 1968) al publicar A batalla de Occidente, de nuevo de la mano de la traductora Antía Veres Gesto, tras editar en 2018 A orde do día. Aprovecha el sello pontevedrés el éxito que alcanzó esta novela, que, entre otros aspectos, profundizaba en el respaldo de la gran industria alemana al nazismo. Lo mismo hizo en castellano Tusquets, que recuperó La batalla de Occidente  y 14 de julio. Los dos títulos son anteriores en la escritura a La orden del día, y aunque explotan similares recursos no están a la altura de ella. Algo así ocurría con Tristeza de la tierra: La otra historia de Buffalo Bill ( Errata Naturrae, 2015). Son todas, de hecho, una especie de laboratorio  en su camino cara  La orden del día, con la que Vuillard ganó el Goncourt 2016 y en la que sienta un modelo de novela histórica muy efectivo, que conjuga acontecimientos reales con ficción, personajes relevantes y actores del pueblo, anóminos, con los que acostumbra atropellar la historia. Más allá del inquietante mensaje de futuro que deja, La orden del día tenía pasajes brillantes como la reunión de magnates en el Palacio presidencial Reighstag, la cena en la casa de lord Chamberlain con el embajador nazi en Gran Bretaña Joachim von Ribbentrop como invitado -mientras se produce la anexión de Austria- o la recreación del encuentro en las montañas en el que Hitler presiona al canciller austríaco Kurt von Schuschnigg. Siendo una narración lograda La batalla de Occidente no llega tan lejos. Pero aún así abundan los grandes estrategas germanos, las mujeres francesas fabricando obuses, la destrucción de la catedral de Reims, la masacre de las trincheras, el atentado de Sarajevo, veinte millones de muertos... El triunfo de la irracionalidad...
H.J.P.Redacción . La Voz de Galicia, jueves 9 de enero de 2020.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Uniqlo codicia el trono de Zara en París

Tienda de Uniqlo en Paris
París es la capital de la moda, pero también el campo de batalla donde Uniqlo -cadena japonesa de bajo coste- y la gallega Zara libran su particular guerra en Europa por la expansión de sus mercados. La presión es tal que en el centro comercial Les 4 Temps del barrio de La Défense, una zona de oficinas, han instalado sus tiendas una junto a otra. Es un símbolo del marcaje que hace la recién llegada a Europa a su admirado rival de Arteixo. En París hablan ya de la batalla entre "básicos". Muchos residentes en la capital francesa admiten que la ropa de Uniqlo tiene unos precios que compiten directamente con los de Zara y la ven como su principal rival por el tipo de ropa informal que vende. La marca que se anuncia como "tecnología japonesa", se ha puesto de moda y ya tiene sus fans. Pero un residente en París cree que la cadena gallega saldrá victoriosa:"Creo que la gente prefiere Zara  a Uniqlo. Mi impresión es que Zara se asocia más a la calidad". La batalla sigue abierta para atraer a la clientela divida.
Y una mirada a los escaparates de ambas cadenas  hace evidente esta guerra de precios y de diseños, en la que la moda generalista lucha contra prendas sencillas, únicas, accesibles y que no tienen un solo uso. Por ejemplo, Uniqlo apuesta por su ropa íntima o de abrigo de alta tecnología Heattech, que aumenta el calor corporal. Es un tejido especial, de su invención.
Cuenta la leyenda que el fundador de Uniqlo Tdashi Yanai, visitó España hace muchos años y al ver las tiendas de Zara comprendió el potencial de una marca global que ajustaba calidad y precio. Por ello, quiso hacer su propia versión de la cadena a la japonesa y se centró en vender básicos y extenderse por Asia. A imagen y semejanza de la fórmula Zara, Uniqlo lo produce y distribuye todo ella misma para ahorrarse el coste de los intermediarios. Pero la firma japonesa no es un clon de la factoría de Arteixo. Ha generado su propio estilo. Una mezcla de diseño nórdico, tecnología suiza y precios y calidad semejantes a los de su competidor gallego. Nuestras prendas son sencillas y básicas, a la par que universales, por lo que se pueden combinar libremente y con estilo propio, sea cual sea cualquier día del año, dice la web oficial de los asiáticos...
E.V. Pita. Vigo. La Voz de Galicia, sábado 25 de enero de 2020

martes, 11 de febrero de 2020

Rodin-Giacometti en Madrid

Obras de Rodin y Giacometti en la Fundación Mapfre.
(Foto de Dani Duch)
La Fundación Mapfre reúne en Madrid a dos de los maestros de la escultura contemporánea en una exposición que desvela no sólo los vasos comunicantes entre el artista francés y el suizo, sino las obsesiones comunes y las diferentes búsquedas artísticas con la misma raíz: la figura humana como eje de todas las cosas, sus conflictos y sus incógnitas. Rodin parecía una obra extraída de algún mármol desbastado por Rodin. Giacometti era seco como una de las figuras que él mismo modeló con temblor gatuno. Nunca se encontraron (el francés murió en 1917 y el suizo nació en 1901), pero entre ambos se estableció una corriente alterna. Cuando Giacometti llegó a París, Rodin llevaba cinco años muerto. Fue un joven entusiasta de la obra del maestro, un aprendiz de escultor fascinado por el arte abrupto de aquel sujeto. Estas pasiones de primera hora suelen dejar un rastro que permanece a lo largo de la vida por más que uno lo acuchille.
Giacometti se apartó de aquel fervor cuando empezó a buscar su sitio en la escultura. Su lugar propio. Sus iniciales estéticas. Su pabellón de silencio. Escogió otras rutas: Zadkine, Lipchitz y Laurens...Cruzó a la zona de alto voltaje del surrealismo. Ejerció allí la modernidad con las manos volcadas en lo simbólico. Y una vez cumplida la expedición que lo confeccionó como quería volvió los ojos a la obra de Rodin, más sabio y mejor acondicionado para bucear en aquel mar impetuoso que partió en dos el arte de un tiempo aún por hacer.
Los viajes de ida y vuelta de Giacometti a la obra de Rodin fijan la exposición que (del 6 de febrero y hasta el 10 de mayo) acoge la Fundación Mapfre en sus salas del Paseo de Recoletos, con casi 200 piezas, y de las que son comisarias Catherine Chevillot (directora del Museo Rodin), Catherine Grenier (directora de la Fundación Giaconetti) y Hugo Daniel (del Instituto Giacometti). No es un combate, sino una extraña comunión  que ya ocupó los espacios de la Fundación Gianadda (Suiza) a finales de 2019, pero aquí tendrá nuevas piezas y distinta disposición...
Antonio Lucas. El Mundo, domingo 2 de febrero de 2020 

lunes, 10 de febrero de 2020

El reflejo de Sibyl

Fotograma de El reflejo de Sibyl
Virginie Efira, Adèle Exarchopoulos y Sandra Hüller encarnan a las tres mujeres sobre las que gira el drama psicológico El reflejo de Sibyl, dirigido por Justine Triet y presentado en el pasado festival de Cannes. Ellas son tres actrices europeas  que se han forjado un bien ganado lugar en nuestras pantallas...En El reflejo de Sibyl, Efira (Un amor imposible) interpreta a Sibyl, la protagonista de la historia, una psicoanalista que ha decido retirarse para concentrarse en su gran pasión: escribir. Su decisión se trunca cuando acepta como única paciente a Margot (Exarchopoulos, La vida de Adèle), conmovida por sus desgarradoras llamadas telefónicas. Se trata de una prometedora actriz que mantiene una compleja relación sentimental con Igor (Gaspar Ulliel, Un pueblo y su rey ), la estrella con la que debe rodar su siguiente película. Lo peor es que Mika (Hüller, Toni Erdmann), la directora del filme es la actual pareja de Igor. La terapeuta que ha empezado a utilizar las confesiones de la intérprete como inspiración para su novela, acepta acompañar a Margot al rodaje del filme en la isla de Stromboli, una decisión que tendrá consecuencias imprevistas. 
"Esta cinta habla de cuestiones como la identidad y las raíces y plantea preguntas como: ¿de dónde vengo? ¿quién soy? ¿qué he hecho? ¿puedo reinventarme?", explica la directora. "Cuando escribí el guión tomé como referencia Otra mujer, un filme de Woody Allen sobre una mujer que busca la calma y la inspiración frente a otra que la sumerge en un abismo vertiginoso que hace que su vida se rompa en dos"...
Juan Pando. El Mundo, viernes 10 de enero de 2020  

domingo, 9 de febrero de 2020

On ne naît pas soumise, on le devient

Manon García. © Claire Simon
Se podría hablar de filosofía del #metoo, nacida al abrigo de la ola de denuncias por abusos sexuales a raíz del caso Weinstein en 2017 y la posterior liberación de la palabra por parte de las mujeres. Pero el pensamiento de Manon Garcia, exalumna de la prestigiosa Escuela Normal Superior, doctora en filosofía y docente en varias universidades de Estados Unidos, va más allá. Hunde sus raíces en la corriente filosófica que, hace 70 años, marcó desde París el paso intelectual en buena parte del planeta: el existencialismo. Y propone una relectura del feminismo clásico y lo actualiza. Por eso no sorprende que la figura y la obra de Simone de Beauvoir -feminista y a la vez existencialista- planeen sobre su primer libro, On ne naît pas soumise, on le devient/ No se nace sumisa, se llega a serlo. Desde el mismo título - una paráfrasis del "No se nace mujer, se llega a serlo" de Beauvoir- hasta la reivindicación de la autora de El segundo sexo como filósofa de primer orden, Garcia (París, 1985) se inscribe en una tradición. Pero no se conforma, sino que le da varias vueltas de tuerca -más que de dominación masculina o de explotación, o de patriarcado, o de lucha por la igualdad, se dedica a diseccionar el concepto de sumisión, "punto ciego" y "tabú" del feminismo- y la proyecta en el siglo XXI.

P.-¿Por qué se fija en la sumisión? Podría haber hablado de dominación o de igualdad.
R.- Al hablar de dominación hablamos de lo que los hombres hacen a las mujeres. La sumisión es lo que ocurre cuando existe una relación social  de dominación, pero desde el punto de vista del dominado. Supone un cambio de punto de vista: escuchar a las mujeres. Una de mis tesis es que no son pasivas ante la dominación.
P.- Qué hacen ante la dominación?
R.- No digo que todas las mujeres sean sumisas, sino que, en función de la dominación masculina, muchas adoptan ese comportamiento. Y a esa adaptación se la puede llamar sumisión. No es ninguna estupidez por parte de las mujeres. Saben que si son sonrientes y delgadas y guapas, obtendrán cosas que de otro modo no obtendrían. Y que, por tanto, someterse al orden patriarcal conlleva beneficios...
Marc Bassets. Ideas. E País, domingo 2 de febrero de 2020   

sábado, 8 de febrero de 2020

Rabat: Ciudad imperial marroquí

En Rabat corre siempre la brisa del Atlántico. Es blanca y mece buganvillas de todos los colores. Caminar por sus calles transmite la sensación de apertura. La capital administrativa de Marruecos es una de las cuatro ciudades imperiales del reino (Junto a Fez, Marrakech y Meknès), fundada por el sultán Abd al Mumin en 1150, época de la que conserva la torre Hassan y la casba de los Udayas, una hermosa ciudad fortificada del siglo XII junto a la desembocadura del río Bouregreg, con su tetería con vistas al mar. Convertida en sede de la monarquía en el siglo XVIII, con el sultán alauí Mohamed III, deslumbra como la más limpia y mansa de las grandes urbes marroquíes. Serenidad que contrasta con el estrés de Casablancaa, megalópolis ecónomica con su gran puerto (unos 90 kilómetros al sur), cuyos habitantes suelen sorprenderse cuando acuden aquí a resolver algún trámite porque los rabatíes viven a otro ritmo.
Es una ciudad con parsimonia ministerial. Declarada patrimonio mundial de la humanidad, en 2012, los extranjeros se sentirán rápidamente ciudadanos locales porque en ella conviven personas de todo el mundo desde los tiempos de las legaciones diplomáticas del protectorado francés (1912-1055). Tras un café en el Museo Mohamed VI de Arte Moderno y Contemporáneo, dejamos atrás el muro del Palacio Real para caminar en dirección a la Gare de Rabat Ville, la estación de trenes hoy rodeada de grúas que construyen un gran centro comercial acristalado. Siguiendo la hilera de palmeras del bulevard Mohamed V podremos observar el art déco de edificios de principios del siglo XX o el Banco Central al Maghrib que cuenta con una sala expositiva. Las aceras están porticadas y pobladas de libreros y pastelerías que tientan  desde sus vitrinas. Imperdibles la librería francófona Kalila Wa Dimma, que desde 1974 anima tertulias y realiza pedidos a Europa, y, a su lado, la cafetería del cine Renaissance, refugio para desconectar de los bocinazos de la calle. Sus balcones miran al skyline de minaretes que recortan el cielo con la forma  de las bolas que simbolizan los ingredientes del pan: harina, sal y agua.
Al llegar a la avenida de Hassan II, las postales del presente y del pasado se superponen: junto a la muralla de la vieja medina, el impecable tranvía aguarda a que un hombre con chilaba cruce con su carro de caracoles humeantes, higos chumbos y garbanzos recién hervidos en conos de papel. Merece la pena deambular por el mercado central y sus callejuelas aledañas; no es un zoco turístico con artesanías a precios desorbitados; sigue vivo para sus habitantes. Hay que ir también a la Rue des Consuls  con sus riads  (antiguas casa árabes con patio central) bien conservados. Los comercios de esta calle ofrecen una inmejorable relación calidad-precio en artículos típicos de cuero, alfombras, muebles, bisutería y cerámica. En cinco minutos se llega a la Mellah, el viejo barrio judío. Y al sortear la escaleras junto al mercado de pulgas se desemboca en la marina, como se llama a la costanera junto al río, con sus barquitas de pescadores o las que cruzan a los vecinos (a remo) hasta la otra orilla...
Analía Iglesias. El Viajero. El País, viernes 24 de enero de 2020.

viernes, 7 de febrero de 2020

Philippe Jaroussky finaliza una gira por España

Philippe Jaroussky, Maisons-Laffite, Francia, 1978. Es uno de los mejores y más aplaudidos contratenores del mundo. Canta con la voz más aguda posible, como los "castrati" del Barroco. Acaba de finalizar una gira por España, pero volverá en Mayo.

P. Jaroussky
P.- Escucharle cantar es como estar en el cielo, dijo de usted el aclamado director de teatro Peter Sellars.
R.- Sí, dicen que tengo una voz celestial, pero cuando cantamos ópera tenemos que reprimir todos los sentimientos humanos; no sólo los de los ángeles. Hace falta mucha disciplina. Cantando a Schubert me siento casi desnudo porque en el concierto se escucha todo; una nota que no está bien se percibe enseguida. Schubert es una escuela de la humildad para los cantantes.
P.- ¿Cuánto hay que estudiar y ensayar para alcanzar su nivel?
R.- El secreto es trabajar sobre la técnica. En mi caso hace 22 años que trabajo con mi profesora de canto en París. Después de mi mujer, es la persona que más me conoce.
P.- ¿Cuántas horas al día debe cantar?
R.- Depende. Para la gira de enero en España, entre 6 y 7 horas. Pero el cantante no está obligado a cantar tantas horas al día, como, por ejemplo, el pianista o el violinista. El día del concierto mi trabajo es no cantar, no hablar y reservar mi voz.
P.- Me imagino que la vida de un contratenor será como la de un monje de clausura: nada de excesos, ni salidas nocturnas...
R.- No es mi caso. Cuando tengo la posibilidad de olvidar mi voz, lo hago.Por ejemplo, antes de la gira tuve dos semanas libre para disfrutar del vida, los amigos, el vino, un poquito de fiesta...Es importante para mí. No quiero ser un esclavo de mi voz. Es cierto que mi vida no es normal: tengo muchos viajes, mucha presión...
P.- ¿El público es muy exigente?
R.- Sí, pero quiero defender la música clásica porque estamos en una sociedad con tanto ruido, redes sociales, prisas, vamos corriendo siempre... En un concierto de clásica podemos cambiar todo eso y escuchar música compuesta por genios...
Silvia Moreno. El Mundo, martes 21 de enero de 2020


jueves, 6 de febrero de 2020

La vida sin maquillaje

Maryse Condé
Un lector español, uno mediano tirando a bueno ¿qué ha leído sobre los años de descolonización en África? De memoria viene el recuerdo de alguna novela de VS. Naipaul bastante sórdida; del libro de memorias de Ngugi wa Thiong'o, alguna crónica sobre Argelia escrita por algún francés simpatizante de la independencia que, al final, volvía horrorizado a casa; algo sobre Mobutu Sese Seko y sus delirios... No mucho más ¿verdad? 
¿Qué tiene en común todos estos libros? El pesimismo, el viaje del idealismo a la derrota, el descubrimiento de nuevas formas de corrupción, violencia e ineptitud. La vida sin maquillaje, la segunda parte de las memorias de Maryse Condé (editada por Impedimenta)funciona también como una crónica política de aquellos años y ofrece una versión de aquel desencanto.
"Mi libro no trata solamente una historia personal, también cuenta una visión determinada de los procesos de independencia africanos", explica Condé a La Esfera. "Sékou Touré (el padre de la independencia de Guinea) votó no en el referéndum por la departamentalización organizado por Francia y eso desencadenó un gran entusiasmo que rápidamente se quedó en nada. Resultó ser un dictador a quien no le importaba lo más mínimo su pueblo. Pero mi libro es también una crítica a la descolonización. Por supuesto participa de ese pesimismo".
¿Hace falta que presentemos a Condé? La escritora de Guadalupe (1937) tiene una obra publicada en español desde 1988. Sin embargo sus libros pasaron por debajo del radar hasta que Condé se convirtió en favorita para del Premio Nobel de Literatura. En 2019, Corazón que ríe, corazón que llora, la primera parte de sus memorias  (también en Impedimenta), la puso en el mapa para los lectores españoles del siglo XXI.
En La vida sin maquillaje, la segunda parte de sus memorias, Maryse estudiaba en París. Su vida era errática: se quedaba embarazada una vez tras otra de amantes diferentes ; intentaba intimar con sus hermanas mayores que también vivían en Francia pero éstas la eludían...Era frágil y pobre pero transmitía altivez...
Luis Alemany. El Mundo, 26 de enero de 2020

miércoles, 5 de febrero de 2020

El viaje a Tenerife

Desde que escribo en Icon, miro vuestro país de otro modo. He de decir que mi vida se ha visto invadida por España. Vivo a 15 minutos de autovía de ella. Solo algunas montañas, en las que no nieva, nos separan. Pero están todas perforadas por túneles. Esta mañana mi radio habla español, pero los presentadores hablan demasiado rápido como para que pueda entenderlos. Escucho vuestra música. Me parece que las radios españolas tienen mejor gusto que las francesas. Me he despertado con Manuela de Julio Iglesias, una canción que gotea un romanticismo vicioso como el sirope y que cubre la isla de Tenerife de mermelada de frambuesa tres veces demasiado azucarada. Me apetece felicitar a la persona que ha tenido la idea de difundir este fragmento -con violines tan pegajosos que hacen llorar de belleza: a veces un ser al que no conoces introduce felicidad en tu existencia y ni siquiera puedes agradecérselo. 
En el último tercio del siglo XX, Julio Iglesias dio a los españoles un aspecto de playboys bronceados con la camisa abierta: ¡no os dais cuenta de la suerte que tenéis! A nosotros los franceses, nos toman en todas partes por Louis de Funès, un viejo calvo e histérico que grita a todo el mundo. Es mejor que te tomen por un seductor de rostro estirado, cabello teñido y la dentadura demasiado blanca... Tiene 76 años, dos más de los que tenía nuestro crooner, Johnny Hallyday, cuando murió. ¡Larga vida a Julio!...
Mi problema no es nuevo: España siempre ha fascinado a los autores franceses, desde Carmen de Merimée. Desde esa novela convertida en ópera, creemos que vuestras mujeres están locas  y vuestros hombres son todos unos bigotudos. Los tópicos son una gilipollez, ¿así que cómo vamos a escapar de ellos? Sé lo que los españoles pensáis de los franceses: vulgares pedantes, idiotas pretenciosos, turistas cargados de desprecio, ligones plastas. Pues bien, es perfectamente exacto. Así que los clichés nos ayudan a conocernos  y si conseguimos deshacernos de ellos nos permiten sorprender. "Ah, bueno, ¿no tienes bigote? ¿Estás seguro de que eres español?", "¡Vaya! ¿Todavía no has hablado de culos? ¿Estás seguro de que eres francés?".
Frédéric Beigbeder. Icon. El País, sábado 1 de febrero de 2020.  

martes, 4 de febrero de 2020

El Pompidou busca su "Guernica"

La fachada está semicubierta por las obras. En el vestíbulo, los operarios trasladan ruidosamente un conjunto de pinturas  de una sala a otra. El museo está patas arriba, aunque ese haya sido su estado natural desde que abrió sus puertas en 1977. El Centro Pompidou de París  vuelve a reinventar su modelo cuatro décadas después de su creación. La consigna pronunciada por su presidente, Serge Lasvignes, consiste en volver al origen. En dirección a esos tiempos ya lejanos, en los que se erigió en el centro de arte más irreverente del planeta, caracterizado por conceptos que todavía no estaban en boga en el mundo artístico como la flexibilidad o la multidisciplinaridad, inspirándose en el proyecto no realizado del Fun Palace de Cedric Price.
Con el tiempo, el Pompidou se transformó en un museo parecido a los demás: obligado a respetar reglas de seguridad y forzado a superar ciertas cifras de visitantes, condición indispensable para sobrevivir en tiempos de liquidez menguante. Cuando Lasvignes llegó al cargo en 2015 decidió intervenir al paciente sin demora. De entrada, ampliando los accesos y creando una entrada única. Hasta ahora existían dos colas distintas: una para acceder al museo, en la plaza situada frente a la fachada (por donde entraron 3,2 millones de visitantes en 2019), y otra en la parte posterior que permite entrar en la biblioteca, la más concurrida de París, por la que pasan 1,4 millones de personas cada año. "Eran dos públicos que se daban la espalda. Me pareció urgente revertir esa situación", señala Lasvignes al frente de una institución creada en nombre de la democratización cultural. "Las dos colas responden a sociologías distintas. Al museo acuden las categorías favorecidas, mientras que en la biblioteca la mitad de los usuarios viven en la banlieue. Es un público que se nos escapa y lo tenemos a cinco metros. La idea de no intentar hacer que entren en las salas me pareció insoportable". 
El segundo frente abierto es la restauración de su escalera mecánica y tubular que trepa en zigzag por el edificio de Renzo Piano y Richard Rogers. Las obras de restauración de esta escalera de casi 200 metros, que ha transportado a 250 millones  de visitantes desde la inauguración del centro costará 19 millones de euros. "Vamos a cambiarla, pero por otra idéntica", dice Lasvignes. "Hay museos que tiene iconos como la Gioconda o el Guernica. Nuestro icono es este edificio y esta escalera". Un símbolo de aquella iconoclastia que hizo que, sus comienzos, el museo fuese comparado a una fábrica, una refinería o un centro comercial. "El Pompidou es a la cultura lo que un hipermercado es a la mercancía" sostuvo el filósofo Jean Braudillard...
Álex Vicente. Babelia. El País, sábado 25 de enero de 2020

lunes, 3 de febrero de 2020

Curiosa

Fotograma de Curiosa
La  poco conocida directora Lou Jeunet -autora de sorprendentes telefilmes para consumo de la televisión francesa- fantasea con la relación del célebre escritor Pierre Louys y la también escritora, pero mucho más anónima, Marie Régnier. El guión -coescrito con Raphaele Desplechin, hermana de Arnaud- se permite muchas libertades- por ejemplo, Louys tenía 17 años  cuando muere Marie- pero el resultado, más allá de que no debemos verlo, ni mucho menos, como un biopic, alcanza lo notable en muchísimas ocasiones, aunque pueda sobrar algún momento esteticista que, en cualquier caso, está bastante justificado...
La película nos muestra a un Louys mucho menos libertino que su leyenda y a una maravillosa heroína transgresora de finales del XIX que busca amor, placer y libertad en épocas muy poco dadas a ello, muy a pesar de las alegrías de la Belle Époque. Pero es que, en realidad la historia que se nos narra es incluso perturbadora hoy, con Marie buscando a Louys -y al mundo de descubrimientos que representa-, sin importarle el mandato paterno o los celos del marido al que quiere pero no ama.
La belleza de la película estriba en su inspirada especulación con aquello tan machadiano  de que " el ojo no es ojo porque tu lo veas, es ojo porque te ve". Sabida es la afición del poeta por la fotografía erótica, pues, además, han sobrevivido muchas de las fotos que tomó. Louys comienza a fotografiar a Marie como una forma complementaria del amor, y ella aprende esa lección biunívoca.
Hay que decir que la película no sería la misma sin el coraje, el magnetismo y la intuición de Noémie Merlant -espléndida ya en Retrato de una mujer en llamas, título aquel que define a la actriz en su permanente entrega poderosa-, dueña de unos ojos de agua que acaban siendo el objetivo que fotografía a Pierre Louys, finalmente condenado por algún dios menor a perder la vista, quemada la retina por la golosa luz del placer o, menos poéticamente, por los líquidos de revelado, muy agresivos al filo de 1900.
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, jueves 26 de diciembre de 2019. 

domingo, 2 de febrero de 2020

Unamuno en plena guerra

Los biógrafos de Unamuno Colette y Jean Claude Rabaté analizan en una nueva edición los apuntes sobre la congoja, la incomprensión  y el horror de la Guerra Civil que tomó el escritor vasco durante los últimos meses de su vida.
Unamuno en un fotograma de Mientras dure la guerra
El estreno de la película Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, ha recordado los acontecimientos salmantinos de la segunda mitad del año 1936: el inicio de la Guerra Civil en Salamanca (que fue la capital oficiosa de la España sublevada) y las angustias, sinsabores y, alguna vez, rebeldías de Miguel de Unamuno, que murió -casi simbólicamente- el último día de aquel año aciago. Sin ser excelente, la película es bastante más que decorosa y, a menudo, la encarnación que el actor Karra Elejalde hace de don Miguel alcanza una intensidad sobrecogedora. Pero ese proceso de revisión de aquellos acontecimientos empezó mucho antes... En 1964 la Vida de don Miguel, escrita por el periodista salmantino Emilio Salcedo, ya contó con probidad aquellos acontecimientos finales. Y en 1986, un dramático ensayo de Luciano G. Egido, Agonizar en Salamanca, dió una versión más completa de unos hechos que no propiciaban el acuerdo de la memoria de las partes.
En 1991, el nieto del escritor Miguel de Unamuno Adagarra publicó la transcripción del breve texto que su abuelo escribió a lápiz, entre septiembre y final de noviembre de 1936, bajo el título El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas, casi seguro esbozo de un futuro libro. Se publicó con el añadido de unas notas interpretativas de Carlos Feal Deibe que estableció la génesis de las obsesiones unamunianas  y apuntó, con cautela, una primera valoración encomiástica del texto. Treinta años después era obligado volver a leer esas páginas. Y lo han hecho dos hispanistas franceses. Colette y Jean Claude Rabaté, que en el último decenio han publicado una excelente biografía de Unamuno (2008) y andan todavía en la compleja edición del epistolario completo (en 2015 apareció el primer volumen, impreso por cuenta de la Universidad de Salamanca)...
Nunca sabremos qué dijo Unamuno, pero lo que fuere dejó sus huellas en las desgarradoras cuartillas de 1936  que guardó en sobre a su nombre, donde el Ayuntamiento de la ciudad le había remitido algún papel en su condición de concejal. Como dicen los Rabaté, Unamuno practicó allí la "literatura como catarsis" (siempre lo había hecho en aquellos monodiaólogos que Feal Deibe también recordó en su trabajo) y de ses modo buscó "dejar una huella escrita de la congoja, el horror y la incompresión que lo agotan"...
José-Carlos Mainer. Babelia El País, sábado 4 de enero de 2020

El resentimiento trágico de la vida
Miguel de Unamuno
Edición de Colette y Jean Claude Rabaté
Pre-Textos, 2019

sábado, 1 de febrero de 2020

Lo mejor del Pirineo francés

La estación de Peyragudes
La vertiente norte de los Pirineos tiene algo de auténtico, como si el tiempo hubiera pasado muy lentamente por sus bosques, sus valles y sus pueblos, y su patrimonio natural y cultural se mantuviera tal cual ha sido durante decenios. Una impresión que se percibe nada más traspasar la frontera, especialmente en invierno. El lado francés de la cordillera es más frío, más oscuro y más silencioso, pero también más abundancia de nieve y una sensación de que el gusto por la montaña no es aquí una moda de las últimas décadas, sino que viene de lejos. 
Las estaciones de esquí crecen menos en el lado francés porque, a diferencia de lo que ocurre en España, los remontes son del Estado y las inversiones se ven con otra perspectiva. Aún así, esta temporada de nieve hay tres grandes novedades: el telecabina Skyvall en la estación de Peyragudes, la renovación de la telesilla Family en La Pierre Saint-Martin y la modernización del telecabina de Les Pèlerins en Les Angles. En las 39 estaciones francesas que hay desde los Pirineos Atlánticos hasta los Orientales se pueden encontrar  grandes desniveles esquiables (hasta 1.700 metros en el Pic du Midi), inmensos circuitos para esquí de fondo (36,5 kilómetros, por ejemplo, en el Port d'Espagne y numerosos centros de agua termales. El precio del pase del día, en general algo más barato, es otro aliciente para los esquiadores españoles, que el año pasado llegaron al 10% de la clientela total...
Grand Tourmalet. Con 100 kilómetros de pistas, es uno de los dominios esquiables más grandes de la vertiente norte de los Pirineos. Hay 11 kilómetros de distancia entre los dos extremos de la estación: La Mongie, en la zona este, con sus pistas rojas y negras en altitud, y Barèges, al oeste, con sus descensos entre bosque. Y en el centro, el Pic du Midi (2.877 metros), adonde se puede subir para conocer el observatorio y sus telescopios, pasar una noche cerca de las estrellas, o emprender largos descensos por nieve virgen. Esta temporada, los domingos por la mañana los esquiadores podrán encontrarse con personal de la estación en la cima de las telesillas Tourmalet y Espade para tomar unas bebidas calientes e intercambiar impresiones...
Carlos Ara. El Viajero. El País, viernes 27 de diciembre de 2019