viernes, 31 de enero de 2020

Ana Tijoux: Rap, mapuches y feminismo

Ana Tijoux
Para que Ana Tijoux esté ahora a orillas de una avenida de Santiago de Chile con un vaso de café en la mano esperand, bajo la luz floja de un sol mortecino, atravesar la calle y caminar  hasta la sala del barrio  de Bellavista donde, junto a su banda, ensayará el show con el que va a despedirse de Chile antes de instalarse en Francia, muchas cosas tuvieron que suceder  en un pasado cercano -nació en 1977- en el que hay exilio, torturas, abandonos, un parto sin anestesia, agentes de inteligencia interrogándola cuando tenía seis años, una casa en Lille y un edificio en París con pasillos repletos de jeringas de adictos a la heroína, clases de danza y  de kung-fu, una plaza gélida en Chile, un pijama, un grupo de amigos, que están presos o muertos. Los nexos  entre todas estas cosas son, para ella (pómulos de Nefertiti, las finas argollas de los aros tocándole las mejillas como si fueran las patas que un pájaro moja en un estanque dorado), hechos fantasmales que se mueven detrás de una cortina de tiempo. Es cantante de rap, estuvo ocho veces nominada al Grammy, fue señalada por Thom Yorke, David Byrne, Iggy Pop. En sus letras habla de verdad, justicia, memoria, y señala el olvido como una tragedia. Sin embargo, acerca de su propio pasado, dice una y otra vez:" No sé. Tengo lagunas. No me acuerdo. Nunca se habla en mi familia de esas cosas".
A las nueve de la noche del lunes 13 de mayo de 2019, el patio de un bar de vinos de Santiago está repleto de gente que bebe y fuma bajo un frío pesado. Dentro, un sodinista prepara los equipos para el breve set  de canciones que empezará en media hora. A un lado del patio hay una habitación. Dentro, una mesa cubierta de botellas vacías. Allí, chaqueta de cuero, calzas animal print, zapatillas Nike, está Ana Tijoux con sus músicos y tres amigas en un parloteo de excitación adolescente. Se ríe echando la cabeza hacia atrás y mostrando los dientes como si, más que reírse, se arrancara la ropa. Media hora después sube a la tarima que hace las veces de escenario y canta Mi verdad...Cuando el set termina sale al patio, busca un cigarrillo, se acerca a una pareja para pedir fuego. Son belgas y la chica le pregunta si es verdad que se irá a vivir a Francia.
-Sí, a fin de junio
-¿Y por qué?
-Buena pregunta. Un poco por amor  y un poco porque ya tengo que cambiar un rato...
-Creo que está cansada- dice Jon Grandcamp desde París- Está la mitad del año de gira  y creo que ya no quiere popularidad sino armonía. Así que venir a París va a ser muy bueno para ella. Aquí puede seguir con su carrera y regresar a Chile cuando quiera.
Jon Grandcamp es un baterista francés de 38 años . Desde febrero pasado es también el marido de Ana Tijoux, el hombre con quien ella y sus dos hijos vivirán en París...
Leila Guerreiro. El País Semanal, 23 de noviembre de 2019

jueves, 30 de enero de 2020

Últimas noticias de Maigret

Georges Simenon
En la última página de Maigret et Monsieur Charles, Georges Simenon anotó la fecha en que la había terminado: el 11 de febrero de 1972. Eso quiere decir que había empezado a escribirla el 2 o 3 de febrero, ya que tardaba siempre el mismo tiempo en escribir una novela, ocho o nueve días. El primer arranque de una nueva novela  no tenía lugar en el escritorio, sino durante un largo paseo o varios paseos  enérgicos en días sucesivos. La caminata le inducía un tal grado de ensimismamiento que una mañana se cruzó con su mujer y la saludo con un "Bonjour, Madame", quitándose el sombrero sin reconocerla. Caminaba para encontrar un cierto estado de gracia, lo que él llamaba "état de roman", estado de novela. Tenía que surgir un detalle, un hilo sutil, un principio de historia. En una guía de teléfonos buscaba nombres que le parecieran sugerentes. En el dorso de un sobre amarillo garabateaba datos útiles para una trama, fechas de biografías imaginarias, bocetos de escenarios. Por fin una mañana ya estaba preparado. No dejaba pasar tiempo entre el final de una novela y el comienzo de otra. Él era un artesano decía, y un artesano no se queda 10 meses o un año sin hacer nada después de entregar un trabajo...
Empezaba a escribir a las 6,30 y terminaba justo dos horas después. En ese tiempo escribía un capítulo completo. Levantarse de la mesa sin haber terminado un capítulo era un desfallecimiento inaceptable, tan grave como no terminar la novela entera en una secuencia de días sucesivos. Interrumpirlas uno o dos días hubiera sido abandonarla. A veces, los dos últimos capítulos  los terminaba el mismo día, dos horas por la mañana y dos horas por la tarde. Las correcciones eran mínimas. La fecha inscrita en la última página señalaba el cierre definitivo...
No he comprobado si Maigret et Monsieur Charles lo ha publicado ya Acantilado en su proyecto ingente de traducir al español todas las novelas de Simenon, en esos delgados volúmenes de tapas flexibles y limpia tipografía que son una tentación para el tacto igual que para la mirada. El libro acaba de aparecer en inglés en la colección de Penguin Classics, y John Banville le ha dedicado un ensayo entusiasta  en las páginas literarias del Financial Times...
Antonio Muñoz Molina. Babelia. EL País, sábado 18 de enero de 2020

miércoles, 29 de enero de 2020

El "au revoir" de Reino Unido a Estrasburgo

"Hoy llego a mi escaño en Estrasburgo por última vez después de cinco años y medio maravillosos. Un día, los diputados británicos volverán a sentarse aquí  y a representar nuestros intereses y a trabajar con nuestros vecinos para resolver los problemas que compartimos. Reino Unido se coge un sabático". El laborista Seb Dance grabó el jueves con su móvil la llegada a su asiento en el hemiciclo, el último paseo para él y sus compañeros, de partido y nacionalidad. Un vídeo torpe, sin calidad ni emotividad, pero perfectamente representativo de una salida triste, de un país que no parece muy consciente de lo que le espera y una UE, que todavía no está de ninguna manera preparada. Y lleno de deseos.
Si no hay sorpresas el próximo 31 de enero Reino Unido dejará la Unión. Y por tanto, la sesión de esta semana ha sido la última de eurodiputados británicos en Estrasburgo, en el plenario. Todo el mundo lo sabía, pero no hubo un acto formal, una despedida. Ni una fiesta. Nadie termina de creerse lo que viene y sus consecuencias. Y nadie quiere hacerle el juego a los únicos que disfrutan de su momento de gloria, que han festejado ruidosamente toda la semana por los pasillos. 
Todavía quedan dos semanas, y el lunes vuelven todos al trabajo en Bruselas. Pero la semana de pleno, una al mes, es algo especial. Es un desplazamiento carísimo, contaminante, injustificable desde infinitos puntos de vista. Pero también el mecanismo  que probablemente ha permitido a lo largo del tiempo estrechar más lazos entre diputados, delegaciones  y partidos. Cuatro días de viaje, de cenas y de copas, en actos informales y distendidos.
El 31 de enero se arriará la Unión Jack del Parlamento, pero sin la ceremonia que pedía el Partido del Brexit de Nigel Farage. Una bandera se conservará para siempre en la Casa de la Historia Europea, el museo en Bruselas que guarda la memoria del continente. Y el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, despedirá a los 73 diputados de las islas el 29 por la tarde, después de la votación, para la ratificación  del Acuerdo de Salida. Como harán la mayoría de las familias políticas en privado...
Pablo R. Suances. El Mundo, domingo 19 de enero de 2020 

martes, 28 de enero de 2020

Fragmento e instante

La política y la pintura, ¿ tienen algo que ver? Desde luego que sí. Y no hablamos de una pintura que refleje la realidad con intención crítica, sino de una pintura que, ya en sus formas, es espejo del rumbo político de la sociedad. La abstracción, por ejemplo, llegó cuando el mundo empezaba a ser irreconocible a la luz de las viejas verdades religiosas y políticas, cuando la realidad se había vuelto ilegible, desordenada en apariencia, y estaba a la espera de una nueva configuración, que no acaba de llegar.
Este domingo termina en el Thyssen una exposición espléndida, una de las mejores de los últimos meses. Los impresionistas y la fotografía, luminosa, balsámica, muy reconfortante en un momento tan turbio y turbulento como éste, con grandes obras de Monet, Manet, Morissot. Pissarro y muchos otros. Y de los fotógrafos (Nadar, Atget...), que les acompañaron en el camino con recíprocas influencias. Una gozada salutífera, ayuda a respirar...
Los textos informativos que la acompañan insisten en dos conceptos: la instantaneidad y la fragmentación. Claro. La naciente fotografía buscaba -como sigue buscando- captar el instante y abordaba, mediante el obligado encuadre, un fragmento de lo real. Los pintores impresionistas se contagiaron de este planteamiento.
El caso es que, retorciendo el significado artístico de estos conceptos, me ha dado por pensar que la política, y también el periodismo, y también la sociedad, viven en España un momento impresionista, eso sí corregido por los trazos gruesos del expresionismo.
Las cerca de veinte opciones políticas representadas en el Congreso hablan a las claras de una sociedad fragmentada. Y la política, a su vez, sólo parece atender a los fragmentos, no a los intereses promediados del conjunto de la sociedad...
Manuel Hidalgo. El Mundo, viernes 24 d enero de 2020. 

lunes, 27 de enero de 2020

Nostalgia del diálogo: Los consejos de Alice

Fotograma de Los consejos de Alice
A estas alturas hasta resulta emocionante una película que reivindica el poder del diálogo. Una película cuya principal acción es el intercambio verbal entre dos personajes. La cosa resulta doblemente insólita cuando los que hablan son un viejo político socialista y una joven asesora que frente a las estrategias de partido o de publicidad, solo aporta sus conocimientos en letras y filosofía. Un trabajo que consiste en escribirle notas a su jefe que le ayuden a "volver a pensar".
El segundo largometraje del francés Nicolas Pariser se detiene ante el alcalde de una gran ciudad, en este caso Lyon, cuya panorámica abre una película que confronta los enormes dilemas del presente con un dinosaurio de la política. El representante de un tiempo pasado al que da vida el formidable actor Fabrice Luchini, que compone con humor y contención la crisis existencial de su otoñal personaje. El resuelto diálogo que se establece entre él y su filosofal asesora (personaje que también carga con su propia crisis vital, aunque peor trazada por una Anaïs Demoustier algo insulsa) es uno de esos banquetes de verborrea tan propios de un cine francés que aún crece bajo la sombra de Éric Rhomer, cineasta que sobrevuela por esta película sobre la vida política.
El propio Pariser ha explicado que, inspirado en una experiencia laboral de su mujer, quiso llevar a la ficción algo tan aparentemente falto de gracia (al menos visual) como la rutina de reuniones y compromisos de un alcalde junto a su nueva colaboradora y, a partir de ahí, denunciar la profunda crisis de la democracia que vivimos. Su propósito se cumple a medias, acertando más en el retrato de la tripas del Consistorio y su líder que en todo lo que ocurre más allá de su despacho o su gabinete.
E. F.-S. El País, viernes 17 de enero de 2020.

domingo, 26 de enero de 2020

Cioran: un escritor intempestivo

Emile Ciorán
La lucidez del pensamiento del autor rumanos se manifiesta en bruto en sus Cuadernos, que ahora se publican íntegros por primera vez en español. Algunos libros no existen para leerse más o menos de corrido, sino para tenerlos a mano y hojearlos de vez en cuando, leer una página o dos y volver a cerrarlos. La lucidez y la energía que emana de ellos es demasiado fuerte y puede convertirse en tóxica. Son a menudo libros fragmentarios, inacabados, que no habían sido concebidos como tales, que han llegado a ser publicados un poco azarosamente, y eso, por cierto, les agrega ese cierto encanto que tiene lo espontáneo, un marchamo de excepcionalidad, un aura legendaria.
Esa calidad de inconcluso y deslavazado, por otra parte, parece que se corresponda bien concierto espíritu de nuestra época algo cansado e incrédulo de la obra redonda y de la pretensión de totalidad. Es el caso, por ejemplo, del Diario de Renard -muy reescrito por el autor, pero amputado por su viuda-, del Libro del desasosiego de Pessoa o de los Cuadernos de Cioran (Rasinari, Rumania, 1911-París, 1995), que algunos consideran su obra maestra y que ahora por primera vez se editan íntegros en español, 20 años después de una primera antología...
Después de la muerte de Cioran  en 1995, su viuda, Simone Boué, que le sobreviviría solo dos años, encontró en una maleta de su estudio 34 cuadernos idénticos al que el escritor siempre tenía, cerrado, sobre la mesa de trabajo. Los había empezado en 1957  y suspendido en 1972. Muchos llevaban en la cubierta la anotación: "Para destruir". Pero en sus páginas el escritor señalaba también alguna vez el proyecto de revisarlos, corregirlos y convertirlos en un libro: en vez de ese libro "pulido" tenemos en un estado bruto, en el que culmina el proceso del escritor rumano hacia el minimalismo...
En la páginas  de los Cuadernos se suceden las sentencias ingeniosas y lapidarias - como la primera de todas: "Leído un libro sobre la caída de Constantinopla. He caído con la ciudad "-; los bocetos de una idea que no se perfila por falta de adjetivo preciso; las secas anotaciones factuales sobre lecturas, aniversarios y muertes; algunas anécdotas pocas y siempre sin mencionar a sus protagonistas salvo por sus iniciales-; ecos de estado de ánimo -"Hace un rato en Presses Universitaires, ante la acumulación de libros sobre lingüística, he perdido los estribos y he salido de allí furioso y asqueado""-; y hasta de vez en cuando una interjección, con un inesperado, elocuente: -"!Bah!. Con esta edición de los Cuadernos, acompañada del primer libro que publicó en Rumania, En las cimas de la desesperación, la editorial Tusquets  inaugura de la mejor manera posible la Biblioteca Cioran, donde irá publicando la mayor parte de su obra, que sigue provocando el interés de un número considerable de lectores en nuestro país desde los años setenta, cuando Fernando Savater tradujo algunos de sus libros  y publicó su tesis doctoral Ensayo sobre Cioran ...
Ignacio Vidal-Folch. Babelia El País, sábado 18 de enero de 2020

sábado, 25 de enero de 2020

Una isla lejos del mundanal ruido

Un puente de tres kilómetros de hormigón y acero une La Rochelle con la isla de Ré en la costa oeste de Francia. Atravesar esos tres kilómetros supone pasar de una pequeña ciudad portuaria, medieval, luminosa, a un trozo de tierra absolutamente llano de 30 kilómetros  de largo por cinco de ancho, alejado de la civilización tal y como la entendemos hoy en día y pensado, de veras, para el descanso visual y espiritual.
La isla de Ré es un rincón del océanoAtlántico que pasa de los 16.000 habitantes durante el año a los 100.000 en verano. Pese a ello, no hay cadenas hoteleras, no hay fast food, no hay nada pretencioso. Por no haber, ni siquiera hay publicidad. En lugar de grandes paneles con anuncio de bancos, cosméticos o coches, se ven burros vestidos de cintura para abajo (la ropa les protege de los mosquitos) y bicicletas que, entre salinas, van de aquí para allá al encuentro de la arena y las olas. En un mundo globalizado, la aventura del viaje parece que carezca de misterio hasta que se llega a lugares aparentemente intactos tan envidiablemente conservados como la isla de Ré, donde las alcaldías apuestan por la preservación de su identidad con festivales como Architecture+Patrimoine y donde el yo se diluye en un espacio que difícilmente se resiste al cliché para definirlo. Si el viaje es el arte de componer paisajes que ordenen una realidad más intensa que la que ofrece el sofá de casa, esta isla brinda un puzle muy oportuno para la contemplación.
Refugio de la jet-set francesa, sus dunas, sus ostras, sus mercados, sus faros, su vegetación y la escasa altura de sus edificaciones -blancas y con contraventanas tenuemente coloreadas- evocan un tiempo de vida ancestral y energía primigenia que encandila a esa élite que gusta de hacer la compra descalza, a ser posible sin intermediarios, y que reivindica la ausencia de lujo como lujo mayor. No es casual que el metro cuadrado esté a más de 10.000 euros ni que aqui veraneen algunas de las más grandes fortunas de Francia. Por eso su escasez de símbolos se acerca más a una región imaginaria que a una verdad virtual y conectada...
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes 10 de enero de 2020

viernes, 24 de enero de 2020

El francés que abanica a Rosalía

Olivier Bernoux es un francés tan francés que podría calificarse  -de forma obviamente simplista- de estereotipo con patas. Es encantador, educado, amable, cortés, divertido, alto y con eso que una abuela llamaría buena planta. Se repeina de tapadillo en los espejos para las fotos y se estira los cuellos de su camisa. Siempre deja pasar delante de él, en ca da puerta, e insiste en pagar les vins blancs . Pero hay un gesto que, sin saber nada de él, le delata. No se arregla el pañuelo del bolsillo de la chaqueta, porque no lo tiene. El prefiere llevar un abanico. A veces con los laterales de puntiagudas tachuelas, Y ahí le sale el alma española. 
Porque Bernoux ( de padre francés, madres española y edad que jamás confensará) se dedica desde hace más de 6 años a crear abanicos. Que nadie piense en cuatro tabillas mal pegadas. Los suyos son tan impecables y estilosos como él. Probablemente más. Tiene decenas de modelos en seda (y doble seda, superpuesta una sobre otra formando dibujos), encaje, rematados en plumas, con cristales de Swarovski  o diamantes negros, con palabras o dibujos de pistolas y calaveras que solo se ven cuando se despliegan del todo, con pintura que cambia de color, con marquetería tallada por artesanos de Valencia. Estos son de los pocos modelos que no se rematan en su novísima tienda-taller  situada en una antigua librería de los años treinta en el número 2 de la calle Fernando VI donde e fabrican a mano,
"Cuando una mujer abre un abanico, da igual su edad, cómo sea, pero ese gesto es tan sensual,,,Me encantaba desde siempre", rememora paseando entre sus muchos ejemplares mientras uno de sus empleados Daniel atiende a una pareja italiana y otro pespuntea sobre un pedazo de napa blanco en lo que será un bolso de mano rígido, la otra especialidad del francés...
Con la tienda aún oliendo a nuevo, a él le cuesta ver ese -éxito.  "Estoy pedaleando", ríe, en su perfecto español con un también perfecto acento francés. Pero se lo va creyendo  día a día, como hace poco más de un mes , cuando gracias a unos amigos conoció a Rosalía en su concierto en Madrid y le entregó un abanico, rojo fuego con larguísimos flecos. Ella se emocionó, como él a larecordarlo. Ahora sucabeza ya está pensando en otro modelo que le cuadre a la catalana.   

Milo Rau: "Europa es una historia de inmigración"

Empire en Naves del Matadero
El polémico director y dramaturgo suizo presenta en las Naves del Matadero Empire, cierre de su trilogía sobre el viejo continente. Pier Paolo Pasolini y Mel Gibson escogieron la ciudad italiana de Matera para ambientar sus respectivas películas sobre Jesús: El evangelio según San Mateo (1964) y La pasión de Cristo (2004). No sólo las calles del casco antiguo recordaban a Jerusalén: también los alrededores eran como los de Galilea y Judea, mientras que los habitantes de la región montañosa y pobre encajaban en los tipos de aquellos que escucharon las prédicas del hijo de Dios. Cuando el dramaturgo y director de escena Milo Rau (Berna, 1977) fue invitado por Matera como Capital Europea de la Cultura 2019 para realizar un proyecto allí, pensó en hacer una nueva película sobre Jesús utilizando a actores que ya hubiesen participado en las de Pasoline y Gibson. Sin embargo, Milo Rau se encontró con una realidad inesperada: los alrededores estaban ocupados por campamentos de inmigrantes, refugiados del África subsahariana y Oriente Medio que trabajan en las plantaciones de tomates y otras verduras. "Me dí cuenta de que rodar un filme solo con actores no tendría ningún sentido, que tenía que invitar a esas otras personas. Porque ellos son lo que es ser los últimos d la sociedad, que fue a los que básicamente  se dirigió Jesús"...
"Nada de lo humano me es ajeno" formuló Terencio hace más de 2.200 años y Rau lo recuerda en cada uno de sus montajes. Es más, su compañía International Institute of Political Murder (IIPM), que fundó en 2007, tiene un decálogo-manifiesto cuyo primer punto lo deja claro:"Esto ya no va de mostrar el mundo. Va de cambiarlo. El objetivo no es describir la realidad sino convertir la propia representación en una realidad"... Así pasó  en su reciente visita a Madrid, dentro del Festival de Otoño y así parece que volverá a suceder con Empire  que se representará en la Sala Fernando Arrabal (Nave 11) de las Naves del Matadero de Madrid los próximos días 16, 17 y 18...
Dario Prieto. El Mundo, domingo 4 de enero de 2020 .

jueves, 23 de enero de 2020

Un país extraño

Muriel Barbery
Muriel Barbery, escritora, ex profesora de Filosofía, nació en Casablanca en 1969. Vendió seis millones de La elegancia del erizo. Ahora vuelve con Un país extraño (Seix Barral), una historia de elfos ambientada en una Extremadura de fantasía.
P.- ¿Elfos en Extremadura?
R.- Cuando era pequeña cruzábamos España en coche con mis padres de camino a Marruecos, donde veraneábamos. Recuerdo pasar por Burgos, Salamanca... De España siempre me ha gustado su paisaje, su dureza y su poesía. Y me encanta el castellano, su sonoridad y su melodía. A todos los franceses les encanta el italiano porque es muy melódico, a mi me gustan los cortes del castellano. Me parecen muy japoneses.
P.- ¿Cómo surgió la novela?
R.- Estuve viviendo en Kyoto y fue una experiencia que me marcó muchísimo, pero cuando intentaba escribir sobre ello era incapaz. Por eso decidí inventar un mundo completamente imaginario para hablar de lo que viví, dar un rodeo.
P.- ¿Cuál era la raíz del bloqueo?
R.- Fue una experiencia tan fuerte y extraña que me resultaba muy difícil afrontarla de cara. Todo lo que escribía sobre Japón me parecía banal, trivial y muy trillado en comparación con la extraordinaria experiencia estética y espiritual que viví allí...
P.- El libro descolocará al lector que se espere algo parecido a La elegancia del erizo 
R.- He vivido tantas cosas como escritora que ya no me da miedo lo que puedan decirme, hace tiempo que me libre de esa presión...
P.- Ha estado 12 años sin aparecer en la televisión francesa, una eternidad.
R.-  Lo que más odié fue pasar de la sombra a la luz porque detesto hablar de mí misma. Eso sí que fue un shock y tuve que absorberlo ...Ahora las cosas se han calmado, tengo 13 años más. Todo es más fácil...
P.- ¿Echa de menos la filosofía?
R.- No porque la literatura es el mismo deseo de entender el mundo en el que vivimos. Con los años me dí cuenta de que aprendí más de la vida con Tolstói que con Descartes. He vuelto a vivir en el campo en donde crecí. Escribo, cocino y cultivo mi huerto. Hay que honrar la vida lo mejor que uno pueda-
Leticia Blanco. El Mundo, viernes 27 de diciembre de 2019

miércoles, 22 de enero de 2020

La huelga atrabiliaria

Llevaba un tiempo buscando como definir un país europeo donde baja el paro, progresa su renta per cápita y se baten récords de huelga. Francia, en efecto, cuya huelga de transporte público cumple hoy 42 días. Adelgaza el número de huelguistas, hay negociaciones entre sindicatos, gobierno y patronal pero se convocan tres días de acción y otra jornada de manifestación el jueves. 
Sí, ya sé  que el motivo de la protesta es el rechazo de la reforma de las pensiones que quiere unificar en uno el peculiar sistema francés con sus 42 regímenes especiales de jubilación. Yo mismo he escrito más de 30 piezas sobre el conflicto. Pero hay algo más sutil que se me escapaba. Porque una cosa  es el pretexto  (el detonante, si prefieren) y otra, las raíces profundas. Parece que igual que el fútbol tiene su liga, la Alta Costura sus semanas, el invierno francés tuviera su temporada de huelgas, manifas y protestas.
El año pasado se llevó el amarillo. Éste, el naranja. Por el color de los chalecos. La prenda de emergencia de los automovilistas sirvió para identificar a la Francia de las rotondas, que no percibe los beneficios de la globalización y que protestaba contra la arrogancia del poder subiendo a París a romper escaparates de lujo en los Campos Elíseos. Los chalecos naranjas colorean las manifestaciones de este año, nutridos batallones sindicales de otra época. Con sus horarios, sus musculosos servicios de orden, sus camionetas con megafonía de carnaval y esos entrañables militantes  que venden El bolchevique.
A cada año, su color. Pero el mismo paño: "El carácter atrabiliario de los franceses no deja de acentuarse  de acuerdo con la expresión de Sylvain Tesson para designar a Francia:"un paraíso poblado por gente que se cree en el infierno". Flota en el ambiente un mal genio generalizado, una agresividad, un odio a la mirada del otro que es un insulto al don de Dios que sigue siendo Francia".
La cita es de Jacques Juillard, historiador, que fue durante muchos años editorialista de Le Nouvel Observateur, sindicalista y socialista moderado. Ahora, columnista de Le Figaro. En este diario publicó hace unos días una columna titulada "Lo que la huelga dice de Francia".
Esa es la explicación que me faltaba cuando mi cuadrilla me preguntaba por las paradojas de un país rico, culto y conservador que sale a la calle como si el mañana fuera una amenaza. Francia, el país de las huelga atrabiliarias. Esto es "de genio destemplado y violento", dicho sea con la precisión de la RAE. Y con cariño.
Iñaki Gil. El Mundo, miércoles 15 de enero de 2020

martes, 21 de enero de 2020

Chagall en Galicia

Marc Chagall / Poemas_ Grabado 13, 1968 / Xilografía
 y Collage © VEGAP, A Coruña, 2020. - Chagall ®
Marc Chagall es conocido sobre todo por sus personalísimos óleos, coloristas y oníricos, entre los que se cuentan obras tan célebres como La novia o El violinista. Pero el artista también dejó patente su talento en soportes como el humilde papel: su obra gráfica adquirió una versatilidad y calidad que muchos críticos consideran sus litografías y aguafuertes entre los más singulares del siglo XX, superado solo por Picasso. Con el manejo de estas y otras técnicas de impresión Chagall fue capaz de llevar al papel su fantástico imaginario.
Esta faceta de Chagall como grabador será el eje de la exposición  que le dedicará  entre el 12 de marzo y el 28 de junio, la Fundación Barrié en su sede coruñesa. Chagall, fábulas y sueños es el título de una muestra que reunirá un centenar de piezas que permitirán no sólo admirar de cerca el fabuloso universo artístico del creador, sino apreciar su interés por las técnicas de obra gráfica y su evolución personal. Una exposición que entronca, además, con otras anteriores en la Barrié con el denominador común del papel, como fue el caso de Trazos maestros, con dibujos de clásicos como Rembrandt o Rubens...
X.F. Redacción/ La Voz de Galicia, sábado 11 de enero de 2020

lunes, 20 de enero de 2020

Un Polanski reflexivo, no emocional

Fotograma de El oficial y el espia
Cada entrega de un grupo de directores ancianos, que han dotado de un arte imperecedero a su obra, posee el aura de acontecimiento, ya que sabemos que el fin creativo está cerca, que su relevo está complicado, que el cine será distinto o más pobre sin ellos. Algunos mantienen su muy frecuente estado de gracia, como Martín Scorsesse, Woody Allen y Roman Polanski. Otros como Clint Eastwood y Francis Ford Coppola llevan demasiado tiempo perdidos, con películas mediocres o invisibles de las que se ha esfumado su viejo y colosal talento. Lamentablemente, el nombre de Polanski aparece en los medios de comunicación hasta la saciedad en los últimos tiempos por una villanía que cometió hace 43 años, la violación de una cría a la que había emborrachado y drogado. No sé si ha pagado suficientemente su culpa, pero lo que está claro es que antes y después de ese escabroso delito ha construido una de las filmografías más inteligentes, perturbadoras y oscuras de la historia del cine, protagonizada casi siempre por el mal, real o abstracto, humano o satánico, realista o psicológico.
Por ello, me acerco a su último película El oficial y el espía con máximas y justificadas expectativas. Vuelve al cine de época, como hizo con resultados memorables con El pianista y en Tess, para contar la historia de una estratégica barbarie, una conveniente mentira, un montaje siniestro cometido por el ejército francés, por la justicia militar, contra un hombre inocente.
Ocurrió en 1894 y el capitán que fue acusado de espiar para los alemanes se llamaba Alfred Dreyfus. El gran poder planificó esa calumnia, degradó a la víctima y la sentenció a cadena perpetua en la siniestra isla del Diablo, con una justificación mezquina que le venía muy bien ante gran parte de la opinión pública. Ese hombre era judío. Y los pogromos han existido desde tiempos remotos, no los invento Hitler, aunque sí la escalofriante solución final. 
Polanski narra con un estilo que te remite afortunadamente al cine de otra época la alucinada y más que arriesgada investigación del coronel Georges Picquart en busca de la muy escondida verdad, su constatación de que todo dios, desde los altos mandos a los subalternos de confianza, estaba pringado en condenar a un inocente. Lo hace sin apelar al sentimentalismo, sin subrayar nada, con tanto poderío expresivo como sutileza. No se centra en Dreyfus, acorralado monstruosamente pero también alguien escasamente atractivo, sino en su defensor Picquart, un tipo sin la menor empatía hacia los semitas, pero también un auténtico profesional, un hombre honesto que investiga en la gran cloaca del ejército, que se niega a cumplir órdenes y a cerar los ojos ante la gran mentira que quieren imponerle los de arriba...
Carlos Boyero. El País, viernes 3 de enero de 2020

domingo, 19 de enero de 2020

Tras los últimos pasos de Albert Camus

Catherine Camus
Ninguna señal, ni una placa, nada recuerda el lugar exacto del accidente. La recta de la antigua carretera D606, entre los municipios de Champigny-sur-Yonne y Villeneuve-la- Guyard, esta bordeada por una hilera de sólidos plátanos. Hay restos de basura en la cuneta, latas de conserva oxidadas o una botella de whisky vacía. Los automóviles pasan veloces.
El 4 de enero de 1960, a las 13.55, un automóvil de la marca Facel-Vega que viajaba en dirección a París se estrelló contra un árbol. El editor Michel Gallimard al volante, quedó malherido: falleció cinco días después. Su esposa Janine y su hija Anne, viajaban atrás: sobrevivieron. El escritor Albert Camus, sentado en la plaza del copiloto, murió en el acto. Tenía 46 . 
"Fue un terremoto. Yo y mi hermano gemelo, Jean, teníamos 14 años, éramos niños, éstabamos solos. Es una herida abierta", dice Catherine Camus desde Lourmarin, el pueblo de la Provenza donde el autor de El extranjero y La peste había comprado una casa. "Me sentí tan perdida que me agarré a todo lo que había aprendido de papá: el respeto del otro, la libertad asociada a la responsabilidad", recuerda.
El viaje fatal había empezado en Lourmarin, un día antes. Camus era un escritor consagrado, casi una leyenda. Dos años antes había ganado el Nobel, el galardonado más joven desde Kipling. Huérfano de padre e hijo de una mujer iletrada, creció en una familia pobre en la Argelia francesa, resistió a la ocupación nazi y, en la posguerra, se convirtió en el referente ético de una generación.
"Su influencia, para mí, fue total: en todos los planes y a veces de una manera devastadora. Durante 50 años, yo no podía pensar sin él", dice en su apartamento en París Jean Daniel, 99 años, amigo cercano de Camus y su discípulo periodístico más notorio. "Quizá exagero, pero quiero decir que todos los conceptos y los temas en qué pensé se referían a un libro de Camus o  a una conversación con él" añade Daniel, quien compartió despacho con Camus en L'Express antes de fundar el semanario Le Nouvel Observateur .
Catherine, Jean y la madre de ambos, Francine, emprendieron el viaje de regreso a París en tren. Albert, aunque tenía un billete, prefirió volver en el coche de los Gallimard, que habían pasado unos días con los Camus en Lourmarin, un paisaje idílico donde el escritor creía haber encontrado una nueva pequeña patria.
"Me decía: ¿Ves? Detrás de la montaña está el mar, y detrás, Argelia", explica Catherine
 Camus. Y recuerda el regalo que su padre le hizo aquellas Navidades: un reloj, que conserva...
"Era joven, guapo, seductor y muy precoz" Le describe Jean Daniel. "Le echamos de menos, sobre todo en el momento actual".
Marc Bassets. París. El País, domingo 4 de enero de 2020.

sábado, 18 de enero de 2020

Rennes prohibe la estufa de terraza

Con el planeta en peligro con el calentamiento climático,
las autoridades locales han
decidido actuar...
La escena se repite en casi cada bar y restaurante de las grandes ciudades como París, pero también en localidades más pequeñas: ya llueva, nieve o la temperatura caiga en picado, las terrazas de los locales están a reventar incluso aunque en el interior haya espacio de sobra. Las terrazas se han convertido en un gran negocio, sobre todo desde que entró en 2006 la prohibición de fumar en lugares públicos. Y junto a cada mesa, potentes estufas a gas o electricidad caldean el gélido ambiente. Para la ciudad francesa de Rennes es un problema. Porque con su altísimo consumo de energía, las estufas de exterior están lejos de ser ecológicas. Con el planeta en peligro con el calentamiento climático, las autoridades locales han decidido actuar. Por eso, desde ayer, la calefacción en bares de exterior y terrazas está prohibida en la capital de Bretaña. 
Rennes se convierte así en la primera ciudad francesa de más de 200.000 habitantes en adoptar esta medida, que afecta a unos 500 establecimientos. La decisión es aceptada con filosofía o resignación por muchos de los clientes, mientras que entre los restauradores la opinión está más dividida, ya que temen pérdidas. "Con el desafío ecológico que enfrentamos, tenemos que ser ejemplares en el espacio público" defendió el teniente de alcalde de Rennes, Marc Hervé, a la agencia France Presse...
Tras Rennes, otras grandes ciudades de Francia están estudiando abrir la guerra contra las estufas: Grenoble, Burdeos y Angers podrían ser las siguientes. En París los ecologistas presentaron una propuesta el 12 de diciembre para prohibir las terrazas aclimatadas, una medida que sin embargo en la capital vuelve a toparse con reticencia. El 60% de los cafés parisinos tienen terrazas aclimatadas. Estas terrazas aportan casi el 30% del volumen de negocios. Si las prohibimos habrá consecuencias sobre los empleos", advirtió en Le Parisien el representante del sindicato nacional del sector Synhorcat, Marcel Benezet.
Con las disputadas elecciones municipales a la vuelta de la esquina, el equipo de la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, que ha hecho de la ecología uno de los puntos fuertes del mandato que busca renovar en marzo, se ha declarado "muy sensible" a esta cuestión que, sin embargo, no se abordará antes de que pase la cita electoral.
Silvia Ayuso. París. El País, jueves 2 de enero de 2020  

viernes, 17 de enero de 2020

Rocío Molina, un volcán en Nimes

Rocío Molina y Rafael Riqueni
Según datos oficiales, entre 1936 y 1939 partieron con destino a Francia unos 440.000 españoles, huyendo de la guerra y de las represalias franquistas. Entre 1959 y 1973 emigraron hacia Europa 1.066.044 españoles, esta vez en busca de mejor fortuna. El 21% recaló en Francia. A esto hay que añadir la colonia de gitanos españoles, residentes en Argelia y que, a causa de la guerra y más tarde con la independencia en 1962 de ese país, se instalaron en el sureste francés, la mayoría en Marsella y sus alrededores. En 1968 apareció en la ciudad de Nimes un emigrante andaluz, procedente de Baeza (Jaén) que con el tiempo adoptó el nombre artístico de Pepe Linares. Era albañil y cantaor. Llevado por la pasión y la nostalgia, colocó la primera piedra flamenca en el territorio, y sin imaginar lo que ese modesto y primer impulso llegaría a ser, organizó las actividades  -concurso y espectáculos- que fueron el germen de lo que es hoy uno de los principales acontecimientos dedicados a ese género musical y dancístico. Ahora, el Festival de Nimes, en las manos sensibles e inteligentes de la dirección del Teatro Bernadette Laffont- que ha sido tan receptiva ante la evolución natural de un arte vivo-, cumple 30 años, avalados por un antiguo y reconocido prestigio internacional.
Uno de los espectáculos, si se puede llamar de ese modo, que ha sido programado para celebrar la efemérides es Impulso, esa aparición en el escenario de dos seres que en un momento dan la impresión  de estar ausentes de este mundo  y en otros se transforman  en "ángeles fieramente humanos" al redimirse por el sonido de la guitarra y la escritura gestual del baile. Son Rocío Molina y Rafael Riqueni: una perfomance abstracta, un encuentro que parece fortuito  pero que está lleno de afinidades en un espacio inabarcable, un ritual de otra dimensión, una acción de correspondencias orgánicas que respira, que nos traslada a un universo donde el arte  adquiere su más alta expresividad.
"Más que un encuentro" dice Riqueni, "lo veo como un diálogo". Efectivamente, dentro de una indefinición, puede tratarse de un diálogo sin principio ni fin, más allá del tiempo. "Es algo maravilloso,  por los tiempos que se van sucediendo. Sé que ella admira y se siente muy identificada con lo que yo toco. Existe una vinculación tan profunda como sutil, pero siempre cálida. A veces no doy crédito a lo que Rocío hace, es un volcán de imaginación. Tengo la certeza de que se ha encerrado en su estudio y ha trabajado a fondo con mi música, pero después, durante la representación, todo es fresco, como naciendo en ese instante, concebido y realizado por primera vez"...
José María Velázquez-Gaztelu. El Cultural, 10-1-2020 


jueves, 16 de enero de 2020

Riad Sattouf: "Hago cómics para gente que odia los cómics"

Su padre le repitió durante toda su infancia que nunca tendría éxito como dibujante, porque, "en Francia uno no puede ser árabe y artista". Pero Riad Sattouf (París, 41 años) no desistió hasta convertirse en una de las estrellas del cómic de su país. "Siempre es más fácil llamarse Mike Stevenson que tener un apellido como el mío, pero nunca me he sentido impedido ni víctima. Odio sentirme esas cosas. Cuando te cruzas con un idiota, basta con desviar la mirada y buscar a otro interlocutor", resume el autor de la serie El árabe del futuro en la sede de su editorial francesa.
El cuarto tomo de esta exitosa saga acaba de llegar a las librerías españolas, editado por Salamandra Graphic. El álbum arranca en 1988 cuando Sattouf tiene 10 años y vive en la plácida Bretaña con su madre y sus dos hermanos. Su padre ha aceptado un trabajo de profesor en Arabia Saudí, donde se supone que se está haciendo de oro, aunque la familia no vea prácticamente un franco. Mientras el protagonista va acercándose a una incómoda adolescencia, las diferencias entre sus padres se van volviendo irreconciliables. Es el volumen más largo de la saga y, según confiesa el autor, también el que ha tenido una gestación más difícil. "Es el libro donde me expongo más, al revelar el secreto familiar", afirma. Para evitar spoilers, el dibujante prefiere referirse a esa vivencia, que desvela en su última viñeta como "el golpe de Estado" de su padre. Contar ese secreto, que durante años relató a su círculo íntimo sin que nadie terminase de creérselo, le ha liberado de una carga. "Regalar mi historia a los demás es una manera de deshacerme de ella", admite Sattouf...
Álex Vicente. París. El País, martes 17 de diciembre de 2019.

miércoles, 15 de enero de 2020

Al asalto de Fontainebleau

El castillo de Fontainebleau
Los ingredientes del caso son: un supuesto grupo de la mafia china, un castillo que es patrimonio mundial de la Unesco por su historia y sus tesoros, y cinco delincuentes españoles cuyos historiales suman más de 120 detenciones. El pasado 28 de diciembre la policía francesa detuvo a estos españoles y a un individuo de nacionalidad china. Así se han destapado los peculiares detalles del frustrado asalto al museo de arte chino del castillo de Fontainebleau. Este palacio real ubicado a 62 kilómetros de París fue residencia de 34 reyes y dos emperadores entre los siglos XII y XIX. Algunas de la piezas de la colección de arte chino atesorada por la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española de Napoleón III, eran precisamente el objetivo del golpe frustrado.
La colaboración policial hispanofrancesa a través de Europol, que incluyó el seguimiento durante  más de una semana de los delincuentes, permitió desbaratar el que hubiera sido el último gran robo del 2019 y que tenía como principal cabecilla a un viejo conocido de la justicia espñola, Juan María Gordillo Plaza, conocido como el Niño Juan por su baja estatura. Este célebre delincuente, nacido en el madrileño barrio de Orcasitas hace 33 años, se ha especializado supuestamente en robos por encargo.
La principal hipótesis policial es que se trataba de un encargo de un grupo de la mafia china. Con tres integrantes de esta banda se reunió el delincuente español dos días antes de su arresto para concretar detalles del asalto, según fuentes policiales. En conversación telefónica mantenida ayer con El País, el comandante de la policía francesa Jean-Luc Boyer jefe adjunto de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC) admite que la pista china es "muy importante". "Los españoles detenidos son profesionales del crimen organizado que venían a cometer un robo en Francia, venían a por objetos chinos, y en medio de todo esto detenemos a un ciudadano chino. Por eso privilegiamos esta pista", añade...
Ó. López Fonseca/S. Ayuso. El País, viernes 10 de enero de 2020   

martes, 14 de enero de 2020

Francia prohíbe el traslado del "Cristo burlado"

El Cristo burlado
Basta de sorpresas. Y de viajes. Cristo burlado, el pequeño cuadro del pintor primitivo Cenni di Pepo, llamado Cimabue (Florencia, 1240-Pisa, 1302), hallado por casualidad este año en casa de una anciana que creía que era una obra sin valor alguno y que acabó siendo subastado por 24 millones de euros, no saldrá finalmente de Francia. El Ministerio de Cultura ha anunciado la congelación del traslado inminente de la extraordinaria -por su origen y por su hallazgo- pintura  y la intención del Estado francés de adquirirla para su colección pública y exponerla probablemente, en el Museo del Louvre.
"Tras el dictamen de la Comisión  de Consulta de los Tesoros Nacionales, el ministro de Cultura ha firmado la orden, rechazando el certificado de exportación en diciembre para este panel", anunció el ministerio la noche del lunes. Al mismo tiempo, se le ha conferido a Cristo burlado la condición  de "tesoro nacional" por un período de 30 meses, el tiempo durante el cual el Estado buscará los "fondos necesarios para su adquisición en beneficio de las colecciones nacionales públicas", con el objetivo final, indicó el ministerio, de que la obra "pueda reunirse con la Maestà", la pieza del mismo maestro primitivo italiano, que se expone en el Louvre...
 Con esta decisión, se frena por ahora el traslado del denominado "Milagro de Cimabue", que salió a subasta el pasado octubre con un precio inicial de entre cuatro y seis millones de euros y que acabó siendo adquirido por 24 millones convirtiéndose en la pintura primitiva más cara del mundo vendida en almoneda pública. Los compradores fueron, según reveló la prensa francesa, la pareja de coleccionistas chilenos Álvaro Saieh Bendeck y Ana Gúzmán Ahnfelt, instalados en Estados Unidos y especializados en el arte del Renacimiento italiano...
Silvia Ayuso. París. El País, jueves 23 de diciembre de 2019

lunes, 13 de enero de 2020

Verdades y espejismos

Hirokazu Kore-eda. (© L Champoussin)
Es esta la primera vez que Hirokazu Kore-eda -reconocido cineasta japonés- se aventura a realizar una película fuera de su país y de su cultura. Sin conocimiento de la lengua francesa, dirige un largometraje en Francia, con intérpretes franceses y hablado en dicho idioma. Y además supera la prueba con nota. La verdad es que es una película muy francesa, pero que al tiempo no deja nunca de lado la marca de su autor, encontrando el perfecto equilibrio entre el cine europeo y el trasfondo oriental de Kore-eda.
Las temáticas habituales de su cine, como la familia, la memoria, el perdón, el asumir las pérdidas... están presentes en esta historia de una diva del cine francés -encarnada por la gran actriz Catherine Deneuve, inmensa y a sus anchas que, con motivo de la publicación de sus memorias, recibe la visita de su hija y de la familia de esta.
Bajo el aparente tono ligero del filme, La verdad  propone un juego de espejos que esconde una profunda reflexión sobre el oficio de actor, el paso del tiempo, el ego de las estrellas, y la fragilidad de la memoria. Kore-eda nos brinda un ejercicio de ficción estructurado en diferentes niveles: la historia real de la relación materno-filial; la película que está interpretando la protagonista; la biografía donde la diva reinterpreta los hechos (o verdades) de su vida; y la propia vida de la Deneuve, que parece entretejer sus hilos en la esencia del largometraje.
Deneuve se mueve con total soltura en un papel que se diría preparado para ella, mientras que a su lado otro de los pilares del cine francés actual, Juliette Binoche, le da la réplica como su atormentada hija. Ellas son la esencia de esta tragicomedia de cine dentro del cine, de esta deconstrucción de la verdad  a su vez construida sobre los diferentes puntos de vista y los recuerdos tamizados por el paso del tiempo. Porque, ¿qué es real y qué está teñido por nuestra reinterpretación, distorsión u olvido de lo ocurrido? Y es que la vida, parece decirnos Kore-eda, es un gran plató en el que todos interpretamos un papel.
Sabela Pillado. La Voz de Galicia, martes 7 de enero de 2020

domingo, 12 de enero de 2020

El silencio que explica el mundo

Dos futuros amantes se citan y se lanzan al juego del cortejo con locuacidad alcohólica y música ensordecedora. Al final de la noche, se besan y yacen y cuando hacen el amor, lo hacen en un silencio conmovedor y cuando terminan, permanecen callados porque, después de tanto ruido en los bares y en los taxis, el silencio es la medida de la conexión de dos almas, de dos cuerpos. Flash forward: los dos amantes se han convertido en pareja. Han discutido ruidosamente durante años y han hablado en terapia hasta la extenuación  sobre, entre otras cosas porque dejaron de hacer el amor. El proceso termina con un odio silencioso. No hay una palabra más que decir. Si fuésemos guionistas podríamos rematar esta película con un montaje en las imágenes de los amantes, silenciosas y llenas de promesas, se solapan con las de los odiantes, silenciosas y tristísimas.
No he visto Historia de un matrimonio, el filme de Noah Baumbach. ¿Se parece al párrafo anterior?¿Son importantes los silencios en la relación de sus protagonistas? ¿De qué hablan las parejas de enamorados cuando terminan de ver la película?
En realidad, la idea de conectar el silencio del amor con el silencio del odio no vien de ninguna película sino de Historia del silencio, el ensayo de Alain Corbin que publicó este año la editorial Acantilado. Y puede que sea su idea más evocadora.
Antes, una aclaración: Una historia del silencio no es una historia como promete su título sino una hilazón de ideas que tienen que ver con el silencio y que están ilustradas a través de citas , casi todas literarias y casi todas de lengua francesa. En realidad el 90% del libro trata sobre personas que buscan lo sublime en un paisaje solitario, en un mueble antiguo o en la figura de Jesús, que probablemente tendiera a callada.
Lo sublime: un asunto delicado que se siente o no se siente y que si no se siente, es imposible entender.
Aparece por Historia del silencio Marcel Proust, con su afn de de forrar su habitación en corcho para lograr en ella el silencio perfecto. Después, Proust escribía como si fuese un conjunto de cuerda que interpretara una música interminable. Proust dedicó páginas y páginas a las diferentes "texturas del silencio": el silencio de la luna, el silencio de Combray, y el silencio de Albertine cuando duerme y el silencio de Albertine cuando miente... Aparece Teresa de Ávila escribiendo sobre el silencio del extásis. Y aparece Ignacio de Loyola haciendo de Ignacio de Loyola, haciendo de soldado de la mística...
Luis Alemany. El Mundo, 15 de diciembre de 2019

sábado, 11 de enero de 2020

Cuento de Navidad en el Loira

No tenían mal gusto los poderosos obispos de Orléans, dueños y señores de este château, uno de los más antiguos del regio valle del Loira. Meung-sur-Loire se convirtió en algo así como su retiro en la campiña. Estratégicamente situada junto al río, esta población donde Alejandro Dumas arranca Los tres mosqueteros ha visto a muchos personajes de la Historia en Francia en primer plano. Juana de Arco obtuvo aquí una decisiva victoria en la Guerra de los Cien Años, Reyes como Francisco I o Luis XI pernoctaron entre sus muros y se conservan las mazmorras que encerraron al poeta François Villon.
El castillo de Meung-sur-Loire
El castillo se remonta al siglo XII, pero fue en el XVIII cuando vivió una etapa más gloriosa. El obispo Jarente de la Bruyère  quiso invertir en él toda su fortuna para convertirlo en un nuevo Versalles. De ahí que sea conocido como la fortaleza de las dos caras. Por un lado, sus torres pétreas ofrecen un aire austero e inexpugnable. Por el otro, lo que vemos es un elegante palacio de estuco rosado. Su mayor tesoro, sin embargo, son los más de 2.000 objetos  cotidianos que atesora y que pertenecieron a sus moradores entre la Edad Media y el Renacimiento.
Estos días gélidos y húmedos exhibe otra arista más. Como otos grandes del Loira (Chambord, Cheverny, Amboise...) Meung-sur-Loire se viste de Navidad. Al despliegue de adornos en deslumbrantes salones y mesas puestas para una familia real, se une el afán literario de sus dueños Elise y Xavier Lelevé. Desde que en 2010 compraron el castillo dedican sus salones a recrear hasta veinte escenas de cuentos clásicos de Perrault y los hermanos Grimm. Por cierto que de cuento son también las calles medievales de Meung donde el pintor Ingres encontró la "felicidad perfecta de la tranquilidad " y donde Georges Simenon sitúo la casa de campo del archifamoso inspector Maigret de sus novelas.
Marta González-Hontoria. Viajes. El Mundo, 17 de diciembre de 2019

viernes, 10 de enero de 2020

Salir de gira con mi grupo me hace enloquecer

Emmanuelle Seigner y el grupo L'Epée.
(Foto © Jean-Baptiste Millot pour Qobuz)
A punto de estrenar su última película, y mientras atraviesa el enésimo escándalo de su marido, el director Roman Polanski, la francesa se vuelca en la música con L'Épée, un grupo que a tenor de las críticas, es bastante más que un hobby de madurez. Emmanuelle Seigner  (París, 1966) afronta el estreno de su última película, El oficial y el espía, en medio de la zozobra de una nueva acusación contra su marido y a la postre director del filme, Roman Polanski. Este thriller histórico sobre el caso Dreyfus, Gran premio del Jurado de la Mostra de Venecia, se estrena el 1 de enero. Frente a la controversia, la actriz se evade haciendo realidad un sueño de juventud: salir de gira con su propia banda de rock. Su nuevo proyecto musical, L'Épée -forjado junto al grupo The Limiñanas y el líder de la banda de rock psicodélico The Brian Jonestown Massacre, Anton Mewcombe-, es, en palabras de la crítica británica, "tan seductor como Gainsbourg y tan narcóticamente fascinante como la Velvet Underground".

-P.-¿Qué te hace sentir fuerte?
-R.- Salir de gira con mi grupo me hace enloquecer.
-P.- ¿Qué se parece más al hogar: un set de rodaje, las tablas de un teatro o el escenario de un concierto?
-R.- El escenario de un concierto. El rock es felicidad pura. Vamos en un autobús todos juntos. Hace unos días estábamos en Tel Aviv y ahora vamos a Suiza. Luego nos esperan Alemania y los países nórdicos...
Begoña Donat. Yodona.El Mundo, 31/12/2019

jueves, 9 de enero de 2020

La maison

Emma Becker. (Foto de Jean-Christophe Laurence. La Presse)
La novela La maison ha sido uno de los bombazos literarios del año en Francia. Su autora, de 31 años, afirma que pasó dos como prostituta en burdeles de Berlín. Dice que lo hizo por voluntad propia y porque buscaba tema para un libro. Siempre quiso conocer el "contexto" en que una mujer decide "alquilar su cuerpo". La novela ha provocado un enorme revuelo mientras el debate sobre la legalización o la abolición de la prostitución sigue vigente en nuestra sociedad.
Emma Becker asegura que pasó dos de sus 31 años ejerciendo la prostitución en dos burdeles de Berlín. Le Manège y La Maison (nombres ficticios. Que uno era el infierno y el otro un confortable centro de trabajo. Que uno de los dos lugares sigue abierto y que sigue habiendo fotos suyas desnuda en Internet. Que su nombre de guerra era Justine, como el personaje del Marqués de Sade. Que la experiencia la mejoró como persona y como mujer en lo emocional, en lo económico y en lo sexual. Que ganaba más de 4.000 euros al mes. Que más de un cliente la hizo llegar al orgasmo. Que alguno la agredió. Y que en el mundo de las putas, por desgracia, todo es lo que parece. Que cotizó a la seguridad social de Alemania, donde la prostitución es legal, a diferencia de Francia, donde es ilegal, y de España, donde es alegal. "Mi libro no es una apología de la prostitución", insiste. "Es una apología de aquel lugar concreto y de un momento concreto de mi vida. La trata de mujeres es otra cosa bien distinta, y yo no la he conocido, pero debe ser espantosa". Pese a los chequeos, nada a lo relativo a la historia personal de la francesa Emma Becker pudo ser confirmado por el periodista, que de una cosa sí da fe: de la fuerza literaria de La maison, una novela de 370 páginas cruda y emocionante publicada por la prestigiosa editorial Flammarion y encumbrada por los principales medios de su país. Tampoco han faltado los escépticos que creen que lo inventó todo. Ella jura que todo es verdad, más allá de las parcelas noveladas. Las dudas ante una experiencia literaria así son inevitables. Y el escepticismo, libre...
Borja Hermoso. El País Semanal, 14 de diciembre de 2019

miércoles, 8 de enero de 2020

Francia paralizada

Francia es un país instalado en el conflicto crónico y casi paralizado por masivas protestas y paros sectoriales en rechazo al proyecto de reforma de pensiones de Macron. En concreto, la huelga de transportes -ferrocarriles, autobuses, metro, etcétera- que comenzó el 5 de diciembre continúa y ya es la más larga de la historia reciente del país, y sin visos de que vaya a acabar. Y llueve sobre mojado. Porque sindicatos y la plataforma se los llamados chalecos amarillos han encadenado marchas sin cesar desde finales de 2018 por un sinfín de reivindicaciones sociolaborales. Este escenario no está ayudando a que la economía gala sortee la desaceleración.
Antes que nada, lo que ocurre en Francia plantea con crudeza una de las paradojas de la democracia en sociedades cada vez más complejas. Esto es, el intento de poderosos grupos de presión de sustituir con activismo a los mecanismos formales del sistema político para la consecución de objetivos que afectan al interés general. Derechos como el de la huelga y el de la manifestación son básicos en todo régimen constitucional pero no pueden desvirtuar hasta convertir en un cascarón vacío la legitimidad que gobiernos y parlamentos democráticos tienen para llevar a cabo las políticas por las que les ha votado una mayoría ciudadana. En el caso que nos ocupa, Macron se presentó a las elecciones con su proyecto de reforma de las pensiones. Y muchos franceses comprendieron que o ésta se acomete de una vez o el sistema quebrará. Ningún colectivo en defensa de sus intereses particulares puede convertir en rehén a toda una nación e hipotecar el futuro de las próximas generaciones. 
El Mundo. Editorial. Martes 7 de enero de 2020

martes, 7 de enero de 2020

París, postal del cielo

Corto viaje al París fantasmal de la huelga y el cabreo generales para ver algunas exposiciones que me interesaban. Lo único que tiene de bueno viajar en una época tan desalmada es que los vuelos salen baratos. Y si se viaja a París, de donde han desertado miles de turistas a causa de lo que allí llaman mouvements sociaux, incluso se pueden encontrar hoteles baratos. Como siempre han dicho los clásicos, para que una huelga general funcione hay que empezar por los transportes, y tengo que confesarles que hacía mucho que no caminaba tanto: con una docena de líneas de metro clausuradas y los pocos autobuses que funcionaban tan repletos que uno envidiaba la comodidad de las sardinillas en su lata, las aceras rebosaban de gente que se trasladaba andando a sus quehaceres. Por lo demás, cada vez que voy a París no puedo sacarme de la cabeza -como suele ocurrirnos con esas malas canciones que se nos pegan de modo inexplicable- unos versos insolentes de Blas de Otero  publicados en En castellano (1959): "París, postal del cielo/ firmada por el Sena/ Sí,sí... París para los señoritos (cursivas de BdO), un poema, por cierto, replicado con ironía y ternura por Gil de Biedma en Moralidades (1966). Pero a París ya van pocos señoritos: no les gustan ni los gilets jaunes (chalecos amarillos), ni las enormes manifestaciones y huelgas para luchar por pensiones dignas.
Obra de Christian Boltansky en el Pompidou
De las exposiciones, tengo que decirles que, por casualidades  (o no) de la vida, todas tenían un aire más bien declinista y un punto siniestro: en el Centro Pompidou, aquel proyecto arquitectónico radical de Renzo Piano y Richards Roger (1977) que hoy se me antoja más arqueológico que un zigurat, conviven sendas muestras interesantísimas dedicadas a Francis Bacon (y a las "inspiraciones"literarias de sus grandes trípticos) y a Christian Boltanski, a quien no he dejado de seguir desde que descubrí sus estremecedores y espectrales instalaciones de "suizos muertos" a finales de los ochenta. Valió la pena también arrastrarme andando hasta la lejana Cinémathèque (una filmoteca como Dios -o el gran Henri Langlois- manda y bien financiada por el Estado: nada que ver son la cutrez paupérrima y vergonzante de la Filmoteca Española del cine Doré, para ver la exposición  Vampires ... En el Musée d'Orsay se exhibe, coincidiendo con la publicación en La Pléiade de un volumen con sus Romans et Nouvelles, la muestra dedicada a Joris-Karl Huysmans (1848-1907) como crítico de arte  y heredero en ese terreno de Baudelaire; por cierto que sus dos principales obras del periodo decadentista, A contrapelo (Á rebours, 1884) y la satanista Allá lejos (Là-bas, 1891), pueden encontrarse en las librerías españolas. Por último, pude visitar sin colas (la gente estaba tan cansada de caminar que no tenía ganas de ir a los museos) la estupenda exposición dedicada a El Greco en el Grand Palais...Si pueden permitírselo, no se pierdan un viaje a París para admirar esas y otras exposiciones  (muchas de ellas en cartel hasta finales de enero). Y no olviden las librerías, incluso las de barrio siguen siendo la pera (limonera).
Manuel Rodríguez Riveiro. Babelia. El País, sábado 21 de diciembre de 2019

lunes, 6 de enero de 2020

Todo por los demás

Fotograma de Las buenas intenciones
Comedia dramática, socialmente comprometida e impertinentemente costumbrista, Las buenas intenciones describe el día a día de una mujer de 50 años que compagina las labores humanitarias con las relaciones familiares. Isabelle (Agnès Jaoui) trabaja como asistenta social en un centro de París. Atiende a inmigrantes, marginados y gente sin recursos. Al salir de allí continúa su labor social en la calle. Su marido, al que conoció en Bosnia durante un a misión humanitaria, se queja de sus continuas ausencias, al igual que sus dos hijos adolescentes. "La obsesión humanitaria de Isabelle es verdadera", explica Gilles Legrand, el director del filme. "Ella se siente realizada ayudando a los más necesitados. Es su forma de rebelarse contra su familia burguesa. En el fondo, se siente culpable por su situación, que ella considera privilegiada. Lo que pasa que también es muy competitiva. Cuando se siente amenazada por otras personas con habilidades humanitarias, saca a pasear su lado más incontrolable". 
Legrand y su socio productor, Frédéric Brillion, encargaron el guión de Las buenas intenciones a la dramaturga franco-suiza Léonore Confino. La idea original era construir una historia sobre el compromiso social y las personas bienintencionadas pero sin formación que, con frecuencia, se dedican a labores humanitarias.
"A Léonore le enseñamos también un borrador del libreto sobre una trama ambientada en una autoescuela que teníamos guardada en un cajón", añade Legrand . "Ella añadió anécdotas de su propia madre, que ha trabajado en servicios sociales. El resultado final es una mezcla entre anécdotas reales y situaciones inventadas. Es una comedia agridulce en la que no nos reímos de nadie. Lo cierto es que no cambiaremos el mundo si ninguno de nosotros cambia a nivel personal ni se compromete en función de sus medios y sus capacidades.
Pedro Calleja. El Mundo, viernes 13 de diciembre de 2019