martes, 31 de julio de 2018

Marc Chagall, París-Vitebsk

 Homenaje a Apollinaire.  M. Chagall
Vivió casi 100 años pero le bastó haber llegado a los 34 para redactar Mi vida, una de las autobiografías más hermosas que se conozcan. Para 1921 el aún joven Marc Chagall, cuya pintura ya era muy marcadamente autobiográfica, hubo de sentir que se cumplía un ciclo del que hacer memoria escrita, y lo tituló así, Mi vida. Esta exposición, concebida, organizada y producida en Basilea por el Kunstmuseum y programada ahora por el Museo Guggenheim de Bilbao, atiende, con una importante selección de pinturas y dibujos al trabajo anterior de Chagall anterior a la publicación de aquellas memorias. Más concretamente el título de muestra habla de "los años decisivos, 1911-1919". Ese espacio de tiempo coincide en su inicio con la llegada del pintor ruso a París; mientras que 1919 es el año en que crea la Escuela de Arte del Pueblo en Vitebsk revolucionario. Así más o menos se justifica. Pero ante todo se nos sitúa en un tracto temporal casi idéntico a la década de 1910, en la que acontecieron las vanguardias artísticas, cuya intensa historia en Francia y en Rusia fue también la de Chagall. 
La alianza del pintor con la modernidad varguandista quedó simbólicamente sellada en 1913 con el Homenaje a Apollinaire, una de las pinturas señeras que se muestran en Bilbao. Este emblema de cuatro metros cuadrados con los primeros seres, Adán y Eva, embutidos en un sólo cuerpo sobre discos de colores a lo Robert Delaunay, fue pintado para honrar al espíritu de la vanguardia encarnado, entre otros, en el poeta Apollinaire y en el por este denominado orfismo, por entonces en plena eclosión...
Tomándose la licencia de replicar los títulos París-Berlín, París-Moscú,  etc., de las muy célebres exposiciones que hizo Pontus Hultén en los años setenta, esta es París-Vitebsk. En ese eje se articula el itinerario expositivo, a la vez que una constante, la de la pertenencia nativa, no deja en ningún momento de manifestarse... Se complementa muy bien con la lectura ofrecida por la reciente exhibición  del Centro Pompidou en París: Chagall, Lissitzky, Malévich...La vanguardia rusa en Vitebsk, 1918-1922. Esa otra exposición comenzaba donde la de Bilbao termina, en la Escuela de Arte del Pueblo creada en Vitebsk en enero de 1919, un episodio extraordinario en la historia de las enseñanzas artísticas...
Luisa Espino. El Cultural, 20-7-2018

lunes, 30 de julio de 2018

La cámara de Claire

Las actrices I. Huppert y Kim Min-Hee en La cámara de Claire
Hong Sang-soo (Seúl,1961) es un creador extremadamente prolífico, hasta el punto de haber rodado 23 películas desde que debutó en 1996 con El día en que un cerdo cayó a un pozo. En este tiempo ha construido una filmografía muy personal, alabada en los grandes festivales de todo el mundo, quizá la que mejor define el sello autoral en el panorama cinematográfico actual. Su cine, sencillo y austero, se alimenta de la experiencia, de ahí que entre la galería de personajes que pueblan sus películas siempre encontremos a un cineasta, un pintor o un escritor que funciona como el propio alter ego del propio Hong Sang-soo, siempre solitario, charlatán y aficionado al Soju (bebida alcohólica tradicional de la Corea del Sur). La anécdota más nimia y azarosa se convierte en el detonante de las sutiles y sorprendentes variaciones de la misma película que es la obra del director surcoreano, dedicada a explorar la naturaleza patética de las relaciones sentimentales a través de cuentos morales... 
La cámara de Claire, la tercera película que firmó Hong Sang-soo en 2017, no solo se estrenó en Cannes -aunque fuera de concurso- sino que también se rodó allí a la carrera durante la edición de 2016. El filme plantea al igual que The Day After un triángulo amoroso y viene a cerrar esa suerte de tríptico sobre la infidelidad del director. Manhee (Kim Min-hee), una joven agente de ventas de películas coreanas, es despedida inesperadamente durante el festival francés por su jefa Nam Yanghye (Chang Mi-hee), que alega como único motivo para el cese la falta de honestidad de su empleada, sin dar más detalles de a qué se refiere. Sin embargo, poco después sabremos que la joven tuvo un affaire con el cineasta So Wang-soo ( Jun  Jinyoung), cliente y pareja de Nam Yanghye. Durante los días posteriores al despido, Manhee se dedica a pasear por la ciudad y su camino se cruza con el de Claire, personaje interpretado por Isabelle Huppert - que ya trabajó con Hong Sang-soo en En otro país (2012)-, una profesora de París de vacaciones en Cannes que, asimismo ha tenido un encuentro fortuito con el director So...
Javier Yuste. El Cultural,  13-7-2018

domingo, 29 de julio de 2018

"Ce que tu aimes le plus à Paris..."

...la luz de una mañana de verano filtrándose en sus vidrieras de encaje.
 Dis-moi ce que tu aimes le plus à Paris/ Dime lo que te gusta más de París. Esa fue la pregunta que me hizo M. G., la lectora de este curso, el día anterior a su marcha. Había estado en París solo una vez, cuando era pequeña, y no guardaba ningún recuerdo. Disponía de un día completo antes de tomar el tren para la pequeña ciudad en Borgoña donde vive su familia. Tardé unos minutos en responder. El tiempo suficiente para visualizar las imágenes que acuden las primeras cuando pienso en París que fueron saliendo una a una como escapadas  de un álbum: la Sainte Chapelle, la Fontaine de Saint-Michel, las arènes de Cluny, le Collège de France, la rue des Écoles, la Cour de la Sorbonne, le Panthéon, le Jardin de Luxembourg, le dije, de un respiro, mientras oía las teclas de su móvil donde iba anotando. Le recomendé que empezase este primer paseo temprano, de buena mañana. La Sainte Chapelle, sin turistas, o con muy pocos, la luz de una mañana de verano filtrándose en sus vidrieras de encaje.  Después de una pausa en el Luxemburgo, el teatro Odeon, Saint-Germain-des-Près. Le Procope y si hay tiempo, una visita rápida al Musée d'Orsay.  Veinticuatro horas después recibía puntualmente sus fotos. Había respetado el programa hasta el Luxemburgo, añadiendo el paseo en bateau-mouche por el Sena mientras comía.  Una foto de la Tour Eiffel y otra del Arco de Triunfo cerraban su informe,  su propia mirada.

 La selección que le propuse evidencia que para mí la esencia de París está en el Quartier Latin/Barrio Latino y por extensión, Saint-Germain-des-Près y toda la Rive Gauche. Allí me alojé por primera vez, esa que nunca se olvida, en un pequeño hotel de la Rue Cujas, muy cerca de la Sorbona, en febrero del 71, siendo assistante en Bordeaux. Allí viví un mes 20 años después, en la rue de la Convention, allí volví en todas y cada una de mis visitas con mis alumnos, mis amigos y mi familia. Escenario de Mayo del 68, el acontecimiento que más ha marcado a mi generación y escenario de tantos libros leídos una y otra vez desde las Memorias de Simone de Beauvoir a los más recientes de Modiano.  

Unos días después de la despedida de M.G., paso por la librería Pasajes, descubierta recientemente  por razones familiares y que trato de incluir en el programa de mis visitas a Madrid. Uno de los encantos de este lugar, además de una oferta de las novedades en francés que se suele corresponder a mis gustos, son esos pequeños livres de poche inesperados que ofrecen los expositores. Casi siempre hay alguno que parece esperarme. Me fijo esta vez en una portada blanca sobre la que se alza un perfil de la Tour Eiffel: Lettres à Paris. De Montaigne a Virginie Despentes. Textes recueillis et présentés par Vincent Duclert. Le livre de poche. En la introducción que el autor titula: Paris, tout un monde, se nos presentan 38 textos de escritores, pintores, políticos, fotógrafos, poetas, cantantes, franceses y no franceses que escriben sobre París. Salgo con el pequeño libro en mi mochila, ya he encontrado el hilo suelto que engancho con  la nueva mirada de M.G. sobre París. 

sábado, 28 de julio de 2018

Passy. Esencias del oeste de París

Café del barrio de Passy
En su libro Le flâneur de deux rives/ El paseante de las dos orillas, Guillaume Apollinaire ya hablaba de la Rue Berton como una de las más íntimas del barrio de Passy. Si hoy 100 años después de su publicación, Apollinaire volviera a pasar por ella, pensaría lo mismo. Ondulante y desigual no es una calle cómoda, pero sí es inolvidable; su adoquinado y sus edificios de una altura irradian un aura de pueblo que transporta al siglo XIX, antes de que los viejos barrios de las afueras se anexionaran a París en 1860. Una lección de historia que fue fotografiada por el gran Eugène Atget. Además está precedida por la Rue Raynouard, cuyos desniveles la dotan de vistas privilegiadas( de la Torre Eiffel, ni más ni menos), todo un rito de paso para flâneurs que gustan de este arrondissement/distrito escorado al oeste de París...
La primera visita es inevitable: la Rue Mallet Stevens. La arquitectura del siglo XX debe mucho a este genial arquitecto que en 1929 colaboró con la fundación de la Union des Artistes Modernes consolidada por Le Corbusier, Charlotte Perriand y Jean Prouvé para promover la industrialización en el arte y las tendencias emergentes del Movimiento Moderno. Además de otras aportaciones en París como el cuartel de bomberos de la Rue Mesnil, dejó esta calle residencial con su nombre y con unos edificios que explican su obra y concepción del racionalismo. A dos pasos se encuentra la Fundación Le Corbusier. Un icónico inmueble del siglo XX compuesto por la maison Roche, proyectada por Le Corbusier y la maison Jeanneret, por Pierre Jeanneret. Dos casa ideadas como una sola que conserva su concepción original: la primera era de un coleccionista, Raoul La Roche, rico y soltero, y la segunda de una familia con tres hijos. Ambos espacios van en busca de la luz y proponen un nuevo arte de vivir , urbano y contemporáneo. Construidas en 1923 , pusieron un ejemplo de vanguardia y fueron el germen de la arquitectura moderna con su combinación de formas geométricas puras, pilotis, terrazas, largas ventanas, y ausencia de decoración...
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes 20 de julio de 2018

viernes, 27 de julio de 2018

Julien Gosselin en Aviñón

Julien Gosselin
La obra dura 10 horas sin entreactos y sin analgésicos. Es la apuesta del director Julien Gosselin, joven prodigio del teatro francés, que ha vuelto a zarandear el Festival de Aviñón con una adaptación de tres textos de Don DeLillo: Jugadores (1997), Los nombres (1982) y Mao II (1991). Al recorrer estas tres obras Gosselin distinguió un leit motiv indiscutible: la aparición del terrorismo durante el paso a la era posmoderna, nueva expresión de la violencia sanguinaria que ha marcado todas las épocas históricas. En la primera parte un aburrido bróker se une a un grupo armado de extrema izquierda. En la segunda, el trabajador de una multinacional, expatriado en Atenas, presencia muertes ejecutadas por una secta que sigue un inexplicable método alfabético. En la tercera, un escritor de culto se marcha a Beirut para salvar a un poeta secuestrado por un grupo maoísta. A través de estas historias el tándem formado por Gosselin y DeLillo disecciona los ismos de nuestro tiempo: capitalismo, neoliberalismo, cosmopolitismo y fanatismo. El recorrido teatral de Gosselin está estrechamente ligado a Aviñón: su revelación tuvo lugar con una aplaudida adaptación  de Las partículas elementales, de Michel Houellebecq en 2013, cuando tenía 26 años. Regresó a Aviñón en 2016, al llevar al escenario las 1.200 páginas de 2666 de Roberto Bolaño, quimérica iniciativa que se saldó con otra merecida ovación. Su tercera adaptación literaria se ha llevado aplausos más comedidos, tal vez por lo descomunal que resulta un proyecto en el que el tiempo del teatro se alinea con el de la vida. Por ello, parece inevitable enfrentarse a momentos de confusión, aburrimiento e imperfección...
"Mi sueño es abrir un lugar al público en el que sea acogido por por una serie de normas artísticas en el que se pueda sumergir, sin esperar un principio ni un final", señala el director. "Relatar ficciones no me interesa demasiado. Lo que me guía es el trabajo con la materia poética"...
Álex Vicente. Aviñón. El País, jueves 19 de julio de 2018

jueves, 26 de julio de 2018

El triángulo amoroso de la leyenda del feminismo

Lanzmannn y Beauvoir 
Antes de que la historia de amor entre Emmanuel y Brigitte Macron sorprendiera a muchos porque ella es 25 años mayor que él, hubo l'amour fou de Claude Lanzmann y Simone de Beauvoir. Dos historias de amor a la francesa sin importar la diferencia de edad y el qué dirán...El año pasado Lanzmann, autor del documental sobre el Holocausto "Shoah" (1985) de 10 horas de duración, confesó a la prensa francesa que iba a votar por Macron porque el futuro presidente vivía con una mujer mayor que él, "lo que no es frecuente en ese sentido". La historia de amor entre los Macron le recordaba a la suya con Simone de Beauvoir en los años 50. Lanzmann ha muerto el mismo año en que Simone de Beauvoir entra en La Pléiade, la colección de clásicos de la editorial Gallimard....
La historia de amor entre Lanzmann y Beauvoir duró de 1952 a 1959 y quedó plasmada en las 112 cartas que Beauvoir envió a su amante . Él las vendió este año a la biblioteca Beinecke de libros y manuscritos de la Universidad de Yale, con el fin de que estudiosos y curiosos tengan acceso a lo que el cineasta llamó "una excepcional correspondencia de amor única en el mundo...
La relación entre Lanzmann y Beauvoir no dañó ni la historia de amor con Sartre ni la amistad entre el joven periodista y el filósofo. Ambos eran partidarios de las relaciones abiertas. "Entre ella y yo hubo una gran historia (de amor), diferente de las otras", dijo el cineasta. "Ella era feminista y femenina pero amaba a los hombres. Gran desgracia"...
"El hombre de su vida fue Sartre", reconocería Lanzmann años después. Los filósofos que nunca compartieron apartamento en vida, comparten tumba en el cementerio de Montparnasse en París.
Beatriz Juez. París. El Mundo, sábado 7 de julio de 2018

miércoles, 25 de julio de 2018

El Rey del Rosado

Domaines Ott
Ahora que los rosados "a la provenzal"son tendencia e incluso en Navarra, Rioja o la Ribera del Duero se intenta emular el color tenue y estilo ligero, fresco, frutal y convenientemente ácido de los rosés de Côtes de Provence, Bandol y otras comarcas del sudeste francés, se antoja imprescindible remitirse al modelo original para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de rosados provenzales.
Para ello nada mejor que aprovechar la presencia de Jean -François Ott (Toulon, Francis, 25 de julio de 1973) en la feria Magnificat -que organiza bianualmente  la distribuidora de vinos Primeras Marcas en las instalaciones de Juvé & Camps en San Sadurní de Anoia (Barcelona)- para conocer y entrevistar a quien hoy lleva las riendas, junto con su primo Christian, de Domaines Ott, la bodega fundada por el bisabuelo de ambos y que desde hace décadas está considerada un referente imprescindible en la elaboración de los mejores rosados del mundo.
La historia de esta casa se remonta a 1896, cuando el joven ingeniero agrónomo alsaciano Marcel Ott llegó al sur de Francia para encontrar en la costa del Mediterráneo el lugar idóneo para producir vinos de gran calidad. Un propósito no precisamente sencillo, considerando que en aquellos tiempos la larga tradición vinícola de Provenza se había visto truncada por la epidemia de filoxera, que destruyó el viñedo europeo a finales del siglo XIX. "El problema es que una vez superada aquella crisis, los viñedos de la región se replantaron con el objetivo de recuperar rápidamente los volúmenes de producción, sin atender a la calidad. El gran mérito de nuestro bisabuelo fue haber ido a contracorriente, adquiriendo fincas en enclaves privilegiados y replantándolas con los mejores clones de las variedades que se han adaptado a nuestro entorno mediterráneo: garnacha, mourvèdre, cinsault, syrah...", explica el actual codirector de Domaines d'Ott.
Visionario y comprometido con la calidad de los vinos de una región con tradición milenaria, Marcel Ott supo transmitir también los principios de Domaines Ott a sus herederos, que a lo largo de casi un siglo consolidaron el proyecto del fundador estableciéndose en tres fincas, Château de Selle, Clos Mireille, y Château Romassan...
Federico Oldenburg. Fuera de serie. El Mundo, 15 de julio de 2018 

martes, 24 de julio de 2018

Esos hombres que se creen Mesías

Fotografía de J. Bendiksen
Jonás Bendiksen presenta en los Encuentros de Arlés festival fotográfico de referencia en Europa, que reúne 35 exposiciones en la ciudad francesa hasta el 23 de septiembre,  su trabajo sobre individuos convencidos de ser la reencarnación de Jesucristo. "Crecí en un hogar no religioso. Por eso siempre me ha fascinado la religión y la fe. Desde hace algún tiempo , sentí una necesidad creciente de intentar experimentar ese sentimiento. Quería saber que se siente al creer", explica Bendiksen, de raíces judías pero agnóstico. Este fotógrafo noruego de 40 años, conocido por sus reportajes sobre el chabolismo en el mundo o sobre los vestigios del comunismo en la antigua Unión Soviética, llevaba desde 2015 indagando en estos nuevos profetas, hasta que logró reducir su selección a siete individuos de distintos  puntos del planeta. Para empezar, descartó a quienes tenían una salud mental dudosa. "En cualquier establecimiento psiquiátrico hay personas que dicen ser Jesús",  dice Bendiksen , que escogió a líderes con un discurso estructurado, una comunidad de creyentes considerable y una clara misión evangelizadora. 
Entre ellos se encuentra Vissarion, que creó una iglesia alternativa en los bosque de Siberia, donde vive con 5.000 personas más en una comunidad idílica...Pero nadie supera a Apollo Quiboloy, que fundó una megachurch en Filipinas, además de una flota de helicópteros , una universidad propia y hasta un canal de televisión.
El resultado se expone en una iglesia gótica del centro de la ciudad. En su ábside y absidiolos, se erigen pequeños altares dedicados a estos lideres resucitados . Entre ellos también está el japonés Jesús Matayoshi, que pronuncia sus sermones desde una camioneta electoral. El objetivo de este caballero de sienes plateadas es convertirse en primer ministro japonés y, más tarde, en secretario general de las Naciones Unidas, cargo desde el que cree que podrá transformar el planeta instituyendo la ley de Dios...
Álex Vicente. Arlès. El País, lunes 9 de julio de 2018

lunes, 23 de julio de 2018

El malvado zorro feroz

Estamos tan cautivos del estándar que no acabamos de asimilar que un filme animado no es solo una obra para niños, que la animación es un género puro en sí mismo, con sus propios códigos formales, que además se ajusta a cualquier temática y puede fagocitar la restante tabla de géneros. La francesa Le grand méchant renard et autres contes/El malvado zorro feroz  es una pequeña maravilla que merece ser vista sobre una pantalla grande, tengas críos como acompañantes o estés más solo que la una.. es el segundo largo de Benjamin Renner y Patrick Imbert -en el 2012 ya firmaron otra cumbre, Ernest & Celestine-, de una calidad formal insuperable, que recobra la técnica  más primitiva en cuanto a trazo y sin el recurso al 3D. Recogió además numerosos premios, llevándose el César francés y estuvo a punto de colocarse entre las finalistas al óscar. Si no lo hizo, fue porque la trituradora hollywoodiense es insaciable y no está para delicatessen como ésta, que bebe de tres cómics escritos y dibujados por Renner, teniendo a animales como protagonistas.
Linda como el mundo infantil, así que especialistas, educadores y padres preocupados por no encontrar una película a la que acompañarlos, esta es la suya. Son, en consecuencia a su origen como libro, tres historias autónomas, pero relacionadas porque los protagonizan los mismos personajes y como nexo de unión, los autores idearon una representación teatral. En la primera,  el objetivo es entregar un bebé que una cigüeña no puede llevar. La siguiente que da el título al filme y es la mejor redondeada, un zorro sisa a una gallina a sus tres polluelos a punto de nacer y un lobo pretende merendárselos. Finalmente cierra con Papá Noel y la Navidad junto al resto de los personajes. Si la animación con animales suele caer en empalagos asentados por el Disney clásico por una excesiva humanización - sin que eso reste a sus cualidades, dicho sea de paso-, aquí lo hacen con sutileza digna de elogio. Naturalmente, usando un humos elegante, tratando con respeto y por igual a la parroquia infantil y a la adulta. Hace muchas lunas que este cronista no se divertía tanto con una animación...en serio
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, lunes 25 de junio de 2018

domingo, 22 de julio de 2018

Cine y memoria de Claude Lanzmann

C. Lanzmann con Simonede Beauvoir y Sartre
A Claude Lanzmann le hubiera gustado ser inmortal, pero era consciente de tener "la estadística en contra". El cineasta, escritor y periodista francés, figura central de la vida intelectual en su país, falleció el 5 de junio en París a la edad de 92 años. El autor del documental Shoah,  que reconstituía el exterminio de los judíos con la oralidad como único instrumento, deja atrás una vida dedicada a la constitución de una memoria histórica sobre una de las peores páginas del relato del siglo XX. "Recordar es un auténtico trabajo. La memoria no surge sola, se tiene que construir", dijo en 2011 durante una entrevista en su apartamento en Montparnasse.
Nacido en 1925 en Bois-Colombes, en las afueras de la capital francesa, Lanzmann procedía de una familia de emigrantes judíos que había escapado de los pogromos en la Europa del Este. De niño no pisó una sinagoga ni recibió educación religiosa. Reconocía que durante años sintió vergüenza de la nariz aguileña de su madre, una mujer tartamuda y colérica que abandonó a su familia cuando Lanzmann tenía nueve años. "Pero nunca estuve molesto con ella. Al revés, la entendí. Mi madre fue una pionera. Para dejar a tu marido y tus tres hijos en 1934 , hay que tener un coraje y una libertad formidable", sostenía.
Su vida fue una novela. La narró en unas apasionantes memorias, publicadas en 2009, La liebre de Patagonie (Seix Barral). A los 18 años, mientras estudiaba en un internado en Clermont-Ferrand, se alistó en las Juventudes Comunistas y luego en la Resistencia. Transportó armas clandestinas y aprendió a pilotar, descubriéndose un temperamento guerrero que luego marcaría también sus actividades como intelectual, en las que se enzarzó con frecuencia en polémicas y disputas. Tras la guerra, se marchó a estudiar Filosofía a la ciudad alemana de Tubinga. Y de ahí llegó al Berlín de la posguerra, cuyo paisaje fracturado siempre le fascinó. Se dedicó al periodismo "alimenticio", como él lo definía, entre 1950 y 1970, trabajando para el diario France Dimanche y publicando perfiles de famosos en la revista Elle. Una serie de artículos sobre Alemania publicados en Le Monde llamaron la atención de Sartre, su maestro intelectual. 
Admirado por su talento, Sartre le invitó a escribir en su revista, Les temps Modernes. Y através de ese encuentro, conoció a Simone de Beauvoir, su eterna compañera, con quien Lanzmann viviría una gran historia de amor."Pero el hombre de su vida fue Sartre", reconocía sin problemas... Lanzmann también fue pareja de la actriz Judith Magre; la escritora Angelika Schrobsdorff, autora de Tú no eres como otras madres; y la médico Dominique Petithory, su última esposa. 
Su principal legado fue Shoah, monumental documento de nueve horas y media, que se estrenó en 1985 tras 11 años de preparación y 300 horas de rodaje. Fue la labor de su vida, la obra de un hombre empecinado que trabajó en la más profunda soledad, convencido en un proyecto en el que nadie creyó, buscando a víctimas y verdugos que aceptaran liberarse sobre la aniquilación de seis millones de judíos cuando aún era un tabú. Soah se convirtió en una película sobre lo indecible, que montó sin imágenes de archivo y sin reconstituciones, anclándola en el presente y el pasado...
Le gustaba recordar que, tras el suicidio de su hermana, una amiga le escribió unas palabras de consuelo. "La vida gana siempre", le dijo. L recordar esas palabras decía:"Tenía razón, porque ya no pienso en ella cada día. Y, al mismo tiempo se equivocaba: no me he olvidado de nada. Pero es verdad que sin la pulsión de la vida es imposible seguir adelante. Solo existe la vida".
Álex Vicente. París. El País, viernes 6 de junio de 2018

sábado, 21 de julio de 2018

Tous ensemble

Decía Michelet que éste mi país de adopción es una invención inglesa. Que nunca había habido una Bélgica y nunca habrá una". Que es un pueblo de funcionarios nacido como un tapón y nada más. Sin alma sin aspiraciones. Es posible que casi durante dos siglos haya podido ser algo así, pero si Michelet hubiera estado el viernes 6 de julio en la Place de la Bourse de Bruselas o en el centro de Amberes, se hubiera llevado una sorpresa espectacular... Los Diablos Rojos han logrado lo que décadas de política, cultura e historia común habían truncado. No un proyecto, ni un entendimiento sobre lo que realmente son , porque en el fondo sólo hablamos de una pelota, pero sí ilusión. Bélgica se ha aferrado a sus 11 futbolistas, dirigidos por un español, con una pasión desbordante y contagiosa. Sorprende y agrada que desconocidos se paren por la calle, se sonrían y se interpelen. Que haya bocinas, gestos, deseos que unan. Hay millones descubriendo encantados esa extraña sensación  que es el orgullo propio por méritos ajenos.
Los independentistas y los críticos están escondidos, con un perfil que roza el suelo. La prensa está volcada, la red de transporte público cambia el nombre de sus paradas con los apellidos de los jugadores. La Casa Real hace las maletas para ver en directo las semifinales y las empresas, inquietas ante la posibilidad de tener que devolver cientos de electrodomésticos o suscripciones gratuitas prometidas con una victoria en el Mundial.
Para Brel, ay Brel, Bélgica era un páramo "donde las minorías pelean en nombre de dos culturas que no existen". Este julio, sin embargo, el rojo y el negro si se abrazan, las gargantas saltan en el fuego de un antiguo volcán gritando como nunca"tous ensemble", "todos juntos", y el corazón de los amantes se abrasa feliz. "Ne me quitte pas" No todavía.
Pablo R. Suanzes. Bruselas. El Mundo, martes 10 de julio de 2018

viernes, 20 de julio de 2018

La Tarara conmociona Aviñón

François Chaignaud, caracterizado como la Tarara.
Christophe Raynaud Lage
Cuando La Tarara sale a escena, la gitana mística luce uñas postizas, maquillaje excesivo, una peluca con el obligatorio caracolillo y una sorpresa (relativa) entre las piernas. La heroína de la conocida canción popular es una de las protagonistas de Romances inciertos, obra que ha causado sensación  en el Festival de Aviñón, que se celebra hasta el 24 de julio en la ciudad francesa. El escenario está presidido por un personaje de género impreciso que cruza distintas épocas históricas, casi como el Orlando de Virginia Woolf, solo que inspirado en el folklore español, los cantares de gesta y el andalucismo homo-erótico de García Lorca. Los responsables de este espectáculo, situado en algún punto entre el recital barroco y el cabaret transformista, son dos franceses: el artista plástico Nino Laisné, de 32 años, que lleva tiempo investigando este patrimonio inmaterial, y el bailarín François Chaignaud, de 35, renovador de la danza francesa, maestro del travestismo escénico y auténtico protagonista de la obra. Ambos escogieron a tres figuras andróginas de la tradición española para subrayar su riqueza y modernidad. "En Francia, a causa de nuestra historia política, esa tradición ya casi no existe", señala Laisné, instalado en el madrileño barrio de las Letras desde hace dos años.
En Romances inciertos, Chaignaud, en el primer acto, aparece caracterizado como la Doncella Guerrera, protagonista del romance medieval del mismo nombre, donde la más joven de siete hermanas decide "ir a servir a la guerra/vestidita de varón"... En el segundo acto, Chaignaud se transforma en San Miguel, el cautivador arcángel al que Lorca describe en el Romancero gitano como "un efebo de tres mil noches"... La obra se reserva su teoría más rompedora para el tercer acto: la Tarara, protagonista de innumerables cantos populares, de letras cambiantes según el lugar donde sean entonados, pudo haber sido una gitana "travestida o incluso intersexual"... La génesis de Romances inciertos, que este otoño se interpretará en Francia, Austria, Suiza, Bélgica y Portugal, se encuentra en Huesca. En 2014, Chaignaud y Laisné montaron una primera performance de 10 minutos en la Sala de la Reina Petronila de esta ciudad, que ya protagonizaba esa Tarara de género impreciso. Decidieron sumarle los otros dos personajes pertenecientes a un patrimonio que, según Laisné, está "poblado de figuras ambiguas ". Y luego el acompañamiento de cuatro instrumentistas que tocan el bandoneón, la guitarra barroca y la viola de gamba...
Álex Vicente. Aviñón. El País, marte 17 de julio de 2018

jueves, 19 de julio de 2018

El viaje de vuelta del escritor que triunfó en francés

En una una tumba en el cementerio parisino de Montmartre yace el último exiliado español, Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933- París, 1988), el escritor que escogió el destierro marchándose a Francia después de ver cómo la censura franquista impedía la representación de sus obras teatrales. Un autor que decidió borrarse en castellano para resucitar en otra lengua, pasando de ser dramaturgo español a novelista francés, y quedando prácticamente inédito y olvidado en su país natal. Hoy, su obra resulta de lectura obligatoria en los liceos franceses, pero varias iniciativas editoriales e institucionales se han empeñado en incorporarlo con naturalidad en su país. 
Este año se cumplen dos décadas de su muerte en Francia. Y también 50 años de su salida de España hacia París, cuando aún no se habían consumido las llamas del 68. El dramaturgo se asienta en la capital francesa poco después de haber ganado el premio Lope de Vega de Teatro. Allí sobrevive trabajando como camarero en algunos de los cafés teatro del Barrio Latino, donde en las sesiones nocturnas se podía asistir a representaciones de la escena alternativa. 
Jacinto Soriano, catedrático emérito de la Universidad de la Sorbona y que conoció al autor, cuenta la noche en la que un editor asistió al montaje de sus obras Adorado Alberto y Pre-papá,que se representaban en el sótano de La Escala, un bar de la calle Monsieur-le Prince. "Se interesó por el autor de las obras y quedó muy sorprendido cuando le dijeron que era el camarero que servía las copas. Entonce le propuso escribir una novela en francés", asegura describiendo el origen de L'agneau carnivore, que se publicaría en 1975.
Soriano fue el autor del prólogo de Escena de caza (furtiva), publicada originalmente en francés y nunca en castellano hasta que Cabaret Voltaire la rescató en 2012, como también ha hecho con El cordero carnívoro, Ana no, La enmilagrada, El niño Pan o su poesía completa. "En octubre de este año de conmemoraciones editaremos Un pájaro quemado vivo y estamos preparando para finales del 2019 o principios del 20 Mujer de prestado (La femme d'emprunt)", anuncia Miguel Lázaro, editor de Cabaret Voltaire e impulsor de esta biblioteca de rescate del autor andaluz....
Eva Díaz Pérez. Sevilla. El País, jueves 28 de junio de 2018

miércoles, 18 de julio de 2018

Les Bleus, la victoria de la diversidad

...estos bleus diversos -más de la mitad nacieron en familias
inmigrantes- son un ejemplo para todos...
El palacio del Elíseo fue este lunes más fastuoso que los vestuarios del estadio de Luzhniki. Pero el mensaje que el presidente, Emmanuel Macron, dio al recibir en su sede en París a la selección nacional que acaba de conquistar la segunda Copa del Mundo de fútbol para Francia no fue tan distinto de lo que ya les dijo en plena euforia moscovita:"A partir de ahora, sois un ejemplo para muchos jóvenes y seréis ese ejemplo durante toda vuestra vida"..."Gracias por traernos la copa. Gracias por darnos este orgullo. Gracias por haber estado unidos. No cambiéis, este equipo es bello. Y no olvidéis jamás de dónde venís. Estáis ante clubes de toda Francia, padres y educadores. Esa es Francia. ¡Viva la República, viva Francia!", proclamó el mandatario ante el millar de jóvenes, familiares y educadores invitados para celebrar a Les Bleus .
El Gobierno de Macron, de alguna manera, prolongó la fiesta de la República del sábado 14 al lunes 16. Macron es conocido por su insistencia en hacer "pedagogía". Esta vez hasta el presidente reventó el estricto protocolo en el Elíseo, convertido en una gran fiesta. La victoria de los franceses, 20 años después de conquistar su primer mundial, ofrece un momento excepcional para promover los valores de la libertad, fraternidad y, más que nada, igualdad consagrados en este país. Sobre todo cuando el mensaje de unidad nacional y a la par, respeto a la diversidad, se hace vital entre ecos antiinmigrantes crecientes en toda Europa.
La Francia promovida por Les Bleus es "la República que nos gusta, unida y diversa, patriótica y abierta, nacional y no nacionalista", destacaba Libération en su editorial mundialista. Para el rotativo lo más extraordinario de esta gesta fue "el público, el pueblo mezclado pero unido que invadió en una marea irresistible las calles y plazas de Francia, todas las clases, todas las regiones, todos los orígenes confundidos"... Por eso, y porque estos bleus diversos -más de la mitad nacieron en familias inmigrantes- son un ejemplo para todos, pero sobre todo para los más jóvenes, en el Elíseo no los esperaban solo los Macron. El presidente invitó a más de 1.300 deportistas, entre ellos mil futbolistas, niños y niñas, procedentes de los clubes de cantera de los campeonatos. Tan diversos como los ídolos a los que acudieron a celebrar entonando, también ellos con entusiasmo, La Marsellesa.
Silvia Ayuso. París. El País, martes 17 de julio de 2018

martes, 17 de julio de 2018

Monet/ Boudin: Caminos y pinturas paralelos

Mar Baja de Euggène Boudin
Desde el momento en que Eugène Boudin conoció a Claude Monet en la papelería Gravier de El Havre (Normandía) tuvo claro que se convertía en uno de los principales representantes de la pintura francesa. Aquella tarde de primavera de 1856, le felicitó por su trabajo como caricaturista, por el que ya comenzaba a destacar, y le animó a seguir estudiando y pintando, invitándole a hacerlo junto a él. Lo que el maestro impresionista no sabía entonces fue que con el paso del tiempo, su aventajado alumno lo superaría y su producción quedaría vinculada a él de por vida. Se llevaban 16 años, pero la diferencia de edad nunca les impidió compartir tantos puntos de partida ni tantos caminos paralelos.
Se acercaron y se alejaron por temporadas. Dieron vueltas y generaron revueltas. Intercambiaron palabras de orgullo y nostalgia con reproches y deudas morales. Esa eclosión e influencia es la que el Museo Thyssen descubre en una exposición dedicada a ambos pintores y que persigue arrojar luz sobre este período de aprendizaje y sobre los orígenes del impresionismo. "Su historia tiene un enorme atractivo como duelo biográfico", ha explicado Guillermo Solana, director de la pinacoteca, sobre la muestra que acogerá hasta el 30 de septiembre. "De no haber conocido a Boudin, Monet podría haber sido otro completamente distinto".
A lo largo de un recorrido cronológico y temático que se articula en 8 salas, Monet/Boudin enfatiza los intereses que compartían ambos artistas como la atracción por la iconografía de la vida moderna -plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville-, por los efectos cambiantes de la luz- que protagonizaron la mayor parte de los pasteles y óleos de ambos pintores- y, finalmente por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía...Entre las obras expuestas está la primera obra conocida de Monet, Vista de los alrededores de Rouelles. A su lado un Paisaje normando de Boudin... Escenas de playa, paisajes agrestes, efectos atmosféricos, horizontes soleados, cielos cambiantes...Del centenar de obras expuestas, entre el 75 y el 80% nunca se ha visto en España. Uno, porque Boudin es prácticamente desconocido en nuestro país. Y dos, porque Monet es uno de los artistas más cotizados en el mercado...
Pedro del Corral. Madrid. El Mundo, martes 26 de junio de 2018

lunes, 16 de julio de 2018

Paisaje después de la batalla

Fotograma de Nos vemos allá arriba
Pierre Lematraîte ganó el prestigioso premio literario Goncourt en 2013, casi un siglo después de que se iniciara la I Guerra Mundial, con su novela Nos vemos allá arriba, en la que aborda los efectos demoledores de esta contienda en la sociedad. Al actor, guionista y director Albert Dupontel, inclasificable cineasta francés que hace feroz crítica social y política desde el humor más disparatado con filmes tan provocadores como Berni y nueve meses... de condena, el libro le entusiasmó y decidió llevarlo a la gran pantalla.
"Me pareció un alegato muy elegante contra la época actual", explica Dupontel. "Todos sus personajes son de una modernidad desconcertante, con una pequeña minoría codiciosa que domina el mundo. Las multinacionales de hoy están llenas de tipos como el teniente Pradelle y el magnate Péricourt, sin fe ni ley, que hacen sufrir a innumerables tipos como Albert, el protagonista, que perseveran para sobrevivir a través de los siglos". 
La película ganó cinco premios César, entre ellos los de Mejor Director, Fotografía y Guión Adaptado. Su trama comienza en el Marruecos colonial francés en 1920. Albert Maillard (encarnado por Dupontel, director y coguionista del filme) presta declaración antes las autoridades  acusado de ser el autor de estafa de falsos homenajes a los caídos en la guerra. En su relato, un gran flashback, cuenta que él mismo es un excombatiente, que el último día de la contienda estuvo a punto de morir por la locura sádica de su teniente (Laurent Lafitte) y que le salvó la vida su amigo Édouard (Nahuel Pérez Biscayart, 120 pulsaciones por minuto). En el trance, la cara de Édouard, excelente dibujante e hijo de un magnate, queda horriblemente desfigurada. Éste no se atreve a regresar a su hogar y prefiere quedarse malviviendo con Albert. Hasta que se le ocurre un modo de mejorar su situación....
Juan Pardo. El Mundo, viernes 29 de junio de 2018

domingo, 15 de julio de 2018

Simone Veil en el Panteón

Simone Veil en el Panteón de los ilustres de Francia
Simone Veil, superviviente de Auschwitz, feminista que logró la legalización del aborto y presidenta del primer Parlamento europeo electo, pertenece ya oficialmente al santoral laico de la República francesa. "A los grandes hombres, el reconocimiento de la patria", dice la inscripción en el anacrónico frontispicio del Panteón, donde reposan los restos de Veil (1927-2017), junto a los de su marido, Antoine. Ambos, la gran mujer y su esposo, fallecido en 2013, ingresaron en el imponente templo republicano en una ceremonia que congregó a los poderes del Estado y a miles de parisinos.
Veil que en vida era un monumento para muchos franceses, es una figura única en la historia reciente del país. Resume las tragedias del siglo XX y sus combates épicos. Deportada en 1944 por ser judía, perdió a sus padres y a su hermano en el Holocausto. Regresó a Francia y reconstruyó su vida. Ministra de sanidad de un Gobierno de centroderecha, impulsó la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Adoptada en 1975 entre virulentas descalificaciones contra Veil, cambió la vida a millones de francesas. Y fue una europeísta pragmática y convencida, la primera presidenta del Parlamento cuatro años después.
En tiempos de amnesia histórica, de renovados combates por la igualdad y de euroescepticismo rampante, el mensaje de la vida y la obra de Simone Veil está más vigente que nunca. "Hemos querido que Simone Veil entre en el Panteón sin que pasen las generaciones, como nos habíamos acostumbrado, para que sus combates, su dignidad, sus esperanzas sigan siendo una brújula para los tiempos turbios que atravesamos", dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en su discurso. 
Al final de la alocución, pasado el mediodía, la soprano Barbara Hendricks cantó La Marsellesa y entonces se abrieron las puertas del templo, la fachada adornada por una foto del matrimonio Veil y dos banderas, europea y francesa. Los guardias republicanos transportaron ambos ataúdes. Era el final de una ceremonia milimetrada y solemne, un momento intenso de la liturgia republicana como solo Francia sabe organizarlo, una ceremonia en la que lo laico y lo sagrado se fusionaron para enviar un mensaje al mundo de hoy...
Marc Bassets. París. Lunes 2 de julio de 2018 

sábado, 14 de julio de 2018

Viaje a la Provenza oculta

Jardines de la casa Lafourcade
Griegos, romanos, vándalos y visigodos. Picasso, Matisse, Cézanne y Cocteau. Lawrence Durrell y Marcel Pagnol y, al final del camino, Peter Mayle. Ni los sucesivos pueblos moradores o invasores, ni los genios de la pintura en busca de la luz, ni los escritores en busca de inspiración o descanso, ni el inolvidable autor británico de Un año en Provenza (fallecido el pasado enero) se equivocaban. Y el paraíso escondido permanece. Será por el mistral entre los pinos, será por el canto de la cigarra, o por los embriagadores campos de lavanda, o por el peso de la historia o, quién sabe, por las generosas dosis de Pastis a la hora del aperitivo en cualquier terraza..., el caso es que eso tan intraducible del francés aunque tan transparente como es la douceur de vivre sigue atrayendo como un imán a quienes pueden. A quienes pueden pagarse una casa en la Provenza.
Los Lafourcade, una familia de profesionales autodidactas afincada en el precioso pueblecito de Saint-Rémy-de-Provence, llevan medio siglo trabajando sobre la base de esa ilusión y de esa ambición: la de los adinerados, muy adinerados e incluso interminablemente adinerados de este mundo que -procedentes de muchos lugares pero sobre todo de Estados Unidos, Reino Unido e Italia -buscan y encuentran refugio en el discreto estilo de vida provenzal. Mansiones y masías de piedra de Les Baux, castillos desvencijados, abadías del siglo XIII y propiedades vitivinícolas en desuso son sucesivamente estudiadas, apuntaladas, rehabilitadas y decoradas por este clan de artesanos-empresarios cuyo único lema parece sencillo: procurar, a quienes puedan pagarlo, un paraíso en la tierra. 
Saint-Rémy, Ménerbes, Bonnieux, Salon, Eygalières, Lourmarin, Lauris, Les Baux-de-Provence...son otros tantos enclaves incrustados en la comarca del Luberon y en el parque nacional de Les Alpilles donde esta empresa familiar hace resucitar edificios y jardines que el paso del tiempo parecía haber dado por muertos. Han transcurrido cuatro décadas desde que Bruno Lafourcade, el patriarca familiar, instaló su estudio de arquitectura y restauración de edificios históricos en Saint-Rémy. El visionario y autodidacta empresario francés murió de forma repentina a comienzos de 2016, obligando a su hijo Alexandre -entonces de apenas 30 años- a asumir el mando del negocio familiar. "Nuestra clientela suele ser gente del mundo de las finanzas con un alto poder económico, pero deseosa de llevar una vida bastante discreta en compañía de sus familias", explica Alexandre Lafourcade...
Borja Hermoso. El País Semanal, 5-6-2018  

viernes, 13 de julio de 2018

Lo mejor de la escena europea

Grito Pelao © Christophe Raynaud de Lage
 La 72ª edición del Festival de Aviñón reunirá 40 espectáculos que reúnen lo mejor del teatro y la danza europeos, siempre con una pátina de vanguardia. La escena francesa está representada por Thomas Jolly, revelado por este mismo certamen en 2015 con un Enrique VI de 18 horas, que abre la cita en el Palacio de los Papas con una violenta adaptación del Tiestes de Séneca. Otro joven y descomedido director, Julien Gosselin vuelve con una adaptación de tres textos de Don DeLillo. Grandes directores europeos como el holandés Ivo van Hove y el suizo Milo Rau también estarán con sus nuevos espectáculos. Además, el director del certamen, Olivier Py, presentará tres piezas cortas de Esquilo con fuertes resonancias políticas. Py también ha programado distintas obras vinculadas al actual debate sobre el género, que encabeza Romances inciertos, de François Chaignaud.
La bailaora Rocío Molina y Silvia Pérez Cruz levantaron una ovación en la noche del viernes en el Festival de Aviñón con su nueva obra conjunta Grito pelao. El espectáculo relata el deseo de ser madre de la bailaora, que se sube al escenario embarazada tras someterse a una fecundación in vitro, como se narra al principio de una representación donde el pudor es una palabra extranjera...Se planteó dejar de bailar para concebir a su hija, hasta que entendió que no debía renunciar a nada. Cuando la obra se represente en París, durante el próximo otoño, la bailaora alcanzará el séptimo mes del embarazo. Y lo hará bailando soleás y tarantos sobre el escenario...A su lado, Pérez Cruz interpreta a un narrador testigo, que observa y participa en el relato, como un cruce de mejor amiga y comadrona. "Soy un comodín con el don de la transformación, como un ángel junto a la Virgen engendrada", sonríe la cantante, que compuso canciones que interpreta en directo, comentando la acción que tiene lugar sobre el escenario como lo haría un coro griego o un bardo. Una de ellas se inspira en el poema Para un hijo sin padre, de Sylvia Plath. Igual que en la obra de la malograda autora, la experiencia de la maternidad que refleja Grito pelao no siempre está pintada de color de rosa. "Hay una parte que lo es y otra que no. En mi caso, también hay una soledad y una ausencia", reconoce Molina...
Álex Vicente. Aviñón. Domingo 8 de julio de 2018

jueves, 12 de julio de 2018

Recordando con Modiano

Patrick Modiano
Hay libros que se adelantan a sus lectores. Sus editores los publican en un momento en que el lectorado mira a otra parte, o -también ocurre- no los saben vender, ni los críticos atraer el interés hacia ellos, ni los libreros destacarlos convenientemente en la montaña de novedades sujeta a la vertiginosa rotación impuesta por un mercado sobresaturado. Luego, años -a veces décadas- más tarde , otros editores los retoman, les dan otro empaque, los promocionan como es debido, los"recuperan" a menudo con honores de novedad. He pensado en ello a propósito de una frase deslizada en la hoja de prensa en la que Anagrama anuncia con orgullo -y a propósito de la publicación de tre "nuevos" modianos- los 23 títulos del último premio Nobel francés ya incorporados a su catálogo...Anagrama los ha ido incorporando y, lo que es más importante difundiendo, aunque hay que reconocer  que un premio Nobel es un prescriptor más eficaz y duradero que cualquier publicidad.
 De los tres libros recientemente publicados por el sello fundado por Herralde, dos son recientes: la pieza teatral Nuestros comienzos en la vida y Recuerdos durmientes, una nouvelle que se lee en poco más de una hora y que constituye una especie de breve summa del universo modianesco. Como ocurre con muchos de sus libros, la trama se disuelve hasta casi desaparecer en un atmósfera de tonos grises cuya única precisión consiste, precisamente, en la obsesiva minuciosidad de las direcciones de las calles y las casas, de lugares cuya realidad -más allá de dicha exactitud inútil- es siempre precaria, una fotografía de un París a la vez preciso y de ensueño. El pretexto de esa indagación modianesca en el pasado es el peso anímico de una serie de "recuerdos durmientes" con media docena de mujeres ocurridos hace 50 años, cuando el narrador estaba en la veintena, y cuya recurrencia le impele a una indagación que finalmente se resuelve en la escritura: Modiano en estado puro. La tercera incorporación al catálogo es Lacombe Lucien , el guión coescrito con Louis Malle y que, convertido en película, suscitó un escándalo morrocotudo en la bienpensante Francia posmayo, obligando al cineasta a tomarse unas vacaciones en el exilio a cuenta de su puesta en solfa del heroísmo francés durante la Ocupación...
Manuel Rivero. Babelia. El País, sábado 23 de junio de 2018

miércoles, 11 de julio de 2018

La varita mágica de Macron

Emmanuel Macron empieza a bajar de la nube en la que se instaló hace un año cuando ganó la elección presidencial. El presidente francés sigue gobernando sin una oposición capaz de plantarle cara y acaba de derrotar a los sindicatos en el pulso por la reforma de los ferrocarriles públicos. Pero el ímpetu imparable del nuevo presidente que en unos meses transformó el paisaje político francés hasta llegar al poder, muestra signos de agotamiento. Las dificultades para refundar Europa, evidenciadas en la última cumbre en Bruselas, o la sucesión en Francia de polémicas nimias en apariencia, amenaza con erosionar la imagen presidencial. La varita mágica de Macron ya no obra milagros...
Ni el frágil acuerdo para cerrar la crisis política por la inmigración ni el tímido inicio de reforma del euro parecen a la altura de las ambiciones iniciales del presidente francés para transformar la UE. A Macron le ha costado estos meses persuadir a Angela Merkel, bajo presión de la derecha alemana, y también ha descubierto los límites de la seducción con líderes como Donald Trump. De nada ha servido el charme  del francés con el presidente de los EEUU. Ni en el cambio climático, ni en Irán, ni en el comercio internacional, ni en ninguno de los contenciosos con los europeos, Trump no ha cedido ni un  milímetro. En Francia el mandatario exhibe un balance mejor. El sistema presidencialista de la V República y su hegemonía parlamentaria le otorgan poderes casi plenos para reformar, sin más oposición que la de las protestas de la calle. Las reformas más delicadas -la del mercado laboral y la de los ferrocarriles, el tipo de reformas que hacían tambalear gobiernos- se han aprobado sin contratiempos. Y han debilitado a los sindicatos, que el macronismo considera como uno de los factores de bloqueo de la sociedad francesa. 
Pero, como escribe en Le Monde el experimentado cronista Gérard Courtois, se observa un "cambio de clima" en la actitud de los franceses respecto a su presidente..."Ahora", escribe Courtois, "quienes solo se sentían irritados por el jefe del Estado ya no lo aguantan. Agobia a quienes le daban el beneficio de la duda. Decepciona a una parte de aquellosa quienes seducía. Desencanta a los entusiastas"...
Marc Bassets. París. El País, domingo 1 de julio de 2018

martes, 10 de julio de 2018

Retratos de "Homo sapiens" de Pierre Gonnord


Retratos de Pierre Gonnord
A unos metros de vértebras y costillas humanas que arrastran medio millón de años, asoman unos impactantes retratos en los que se ha captado, en un segundo, expresiones comunes a todo Homo sapiens. Así se ha trenzado una relación entre los fósiles más antiguos de la Europa Occidental, exhibidos en las vitrinas del Museo de la Evolución Humana en Burgos, y la treintena de fotografías del francés Pierre Gonnord que se muestran allí hasta el 23 de septiembre. Un museo que explica de dónde venimos acoge retratos de gitanos, inmigrantes, mineros o monjes "que nos hacen reflexionar sobre quienes somos, son imágenes que nos llegan porque nos miramos en ellos", explicó el fotógrafo en su exposición Atavismos, el pasado día 21.
"Recojo momentos íntimos de las personas, y para seleccionar a quien fotografío me fijo en sus vivencias, su sensibilidad y su rostro... En esta muestra, la mayoría fueron retratados en zonas rurales y apartadas de España y Portugal", añadió este artista que reside en Madrid desde 1988, cuando descubrió que su trabajo en el mundo del marketing y los números le horrorizaba. Hoy es dueño de un estilo como retratista reconocible, entre cuyas señas de identidad destacan el fondo oscuro para aislar al protagonista, el gran formato y una maravillosa iluminación basada en el claroscuro. 
Las personas que capta Gonnord transmiten con su mirada una vida nada fácil. Así sucede con Hattie, una anciana negra  que ha participado desde el principio en las protestas por los derechos de su raza en los Estados Unidos. Pese a esas pieles curtidas, Gonnord reviste a sus retratados de "belleza y dignidad"...En esta época en la que hacer fotos y posar está ala alcance de cualquiera con móvil  -una pulsión que a él no le interesa porque "se dispara sin pensar"-, Gonnord opta por sesiones cortas precedidas por un largo trabajo de campo, a veces de meses, antes de hacer ni un solo disparo. Él entra en su mundo, los conoce, conversa con ellos y así evita los posados. "No quiero molestar a nadie porque la magia, el misterio del retrato está en un instante, como cuando coges una espiga o una mariposa que vuelan por el campo", afirma el autor que llegó tarde a la fotografía.
Atavismos forma parte de un ciclo en el que artistas contemporáneos conviven con el discurso de un museo de carácter científico...
Manuel Morales. Burgos. El País, jueves 28 de junio de 2018

lunes, 9 de julio de 2018

El ejército femenino


Fotograma de Las guardianas
La verdadera retaguardia de las guerras la han formado siempre las mujeres. Alejadas del enemigo y de la batalla, son imprescindibles para el más allá, para ese día en que las balas dejen de sonar, los hombres regresen, y las cosas, en el más amplio sentido de la palabra, sigan como estaban. Sostenes económicos, sociales, éticos, mentales, sentimentales. Un extremo no demasiado tratado por el cine, sobre todo en comparación con la cruenta lucha, pero que sí ha dado, desde los más diversos ámbitos ideológicos, propagandísticos e históricos, películas tan formidables como La señora Miniver (William Wyler, 1942), película estadounidense ambientada en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, y La más bella (Akira Kurosawa, 1944), producción japonesa de la misma época, y del enemigo. Una vertiente a la que se acerca de un modo retrospectivo el siempre interesante director francés Xavier Beauvois con Las guardianas, magnífico título desarrollado en un pequeño pueblo de la Francia rural durante la Primera Guerra Mundial. Una obra con la que Beauvois regresa a su poderoso estilo de cine contemplativo, labrado a fuego lento, como en la excelente De dioses y hombres (2010), quizá pensando que la calma física, el nervio mental y la labranza espiritual del día a día de los monjes de un monasterio se asemeja al estado de las mujeres solas durante una contienda.
Sin embargo, a pesar de la preciosa luz de los amaneceres y los crepúsculos, del fuego interior de una chimenea y exterior del sol apretando sobre las trabajadoras del campo, bellas imágenes, que nunca caen en el esteticismo, la película se hace más morosa que sosegada. Y los apuntes sociales, sobre el clasismo principalmente, pero también sobre el romanticismo, no son suficientes para que su esquelético guión sostenga el parsimonioso peso del tiempo, o ese innecesario viraje en el punto de vista, puntual, de apenas unos minutos hacia la batalla de los hombres. Como si necesitara recalcar lo cruento de la lidia con la muerte, cuando fuera de campo y del relato, con la exclusividad de las mujeres, resultaba mucho más eficaz.
J. O. El País, viernes 22 de junio de 2018.