martes, 30 de abril de 2019

Cuando la aguja de la catedral dicta el futuro

El Gobierno francés lanzará un concurso internacional de arquitectura para reconstruir la aguja de Notre Dame de París, destruida el pasado 15 de abril en el incendio que devastó la catedral. Pero ¿hay que reconstruir la aguja de forma idéntica a la que diseñó en el siglo XIX el arquitecto Eugène Viollet le-Duc, volver al diseño original del siglo XIII o construir una aguja completamente nueva?
Macron que ha prometido que Notre-Dame será "más bella" tras la reconstrucción, está a favor de dar un "gesto arquitectónico contemporáneo" a la catedral porque, según recuerdan en el Palacio del Elíseo, la aguja destruida no era la original.
La primera aguja fue construida en el año 1250. Este campanario fue desmontado entre 1786 y 1792 porque, dado su mal estado, se temía que se derrumbara. 
El arquitecto Viollet-leDuc, responsable de la restauración de la catedral, construyó en 1860 una aguja nueva -de madera y de plomo y con una altura de 93 metros desde le suelo- para coronar Notre Dame, siguiendo el modelo de aguja de dos pisos ideada en 1852 en Orleans.
¿Pero cómo reconstruir la catedral sin traicionar su identidad? Jean-Marie Henriquet, bisnieto de Viollet-le Duc, cree que es necesario reconstruir la aguja, porque no hacerlo sería "amputar la catedral", explicó a la agencia AFP.
El presentador de televisión y divulgador histórico Stéphane Bern se mostró a favor de reconstruir Notre-Dame "idéntica" a como estaba antes del incendio, frente a "los delirios" de algunos arquitectos  que quieren construir una aguja de cristal sobre esta catedral gótica...
El británico Norman Foster, responsable de la cúpula de vidrio del Bundestag (Parlamento federal alemán) de Berlín, considera que el concurso para restaurar Notre-Dame es "una extraordinaria oportunidad" para cualquier arquitecto. La nueva aguja debería ser "una obra de arte sobre la luz y muy espiritual", que capture bien el espíritu de la época, según explicó Foster al diario The Times...
Sea quien sea el elegido para la reconstrucción de Notre-Dame, el debate levantará pasiones, hará correr ríos de tinta y el resultado no gustará a todos. Todavía en París se recuerda la polémica suscitada en torno a la construcción en 1977 del Centro Pompidou  y hace 30 años de la pirámide del Louvre. El debate sobre el futuro de Notre-Dame será igual de encendido.
Beatriz Jurado. París. El Mundo, martes 23 de abril de 2019




lunes, 29 de abril de 2019

Dobles vidas

Olivier Assayas (París, 64 años) habla con algunos de sus personajes: a chorro, sin casi respirar, amontonando las palabras -al menos en inglés- una detrás de otra. Su cerebro debe de ir más rápido que su lengua, y salta de una explicación a otra con cierto tartamudeo en una espiral verborreica digna de ser escuchada.
Crítico de cine devenido en director -siguiendo una larga tradición francesa-, Assayas ha hecho de todo: como realizador ha saltado por diversos géneros -el mejor ejemplo sus últimos cuatro filmes: Después de mayo, Viaje a Sils María, Personal Shopper y Dobles vidas, como guionista ha trabajado para otros grandes como André Téchiné o Roman Polanski. Y su trabajo para el franco polaco -Basada en hechos reales- parece la otra cara de Dobles vidas: realidad y ficción en el mundo de la literatura y de las personalidades virtuales. Assayas ha preferido lanzarse a un tono más cercano al de Woody Allen para reflexionar sobre el mundo moderno en una película que se desarrolla entre escritores y editores franceses: libros, comidas con vino tinto e infidelidades. "Me gustaba la idea de hablar del cambio en un mundo que en realidad nunca cambia", asegura entre risas. "Para mí, el misterio está en cómo hice esta película, porque no tenía ni estructura ni sabía a dónde llegaría. Me inventé Dobles vidas escribiendo secuencia tras secuencia. Solo seguí dos reglas : divertirme y alargar las secuencias hasta el límite; yo, el eterno defensor de las transiciones bruscas"...
Gregorio Belinchón. Madrid. El País, viernes 12 de abril de 2019 

domingo, 28 de abril de 2019

Crónicas radicales contra el género y la identidad

"...¡Lo que soy, qué más da, lo importante
es cómo puedo ser libre!"
"No soy hombre, mujer, heterosexual, homosexual. Soy un disidente del sistema sexo- género. ¡Lo que soy, qué más da, lo importante es cómo puedo ser libre!". Así se presenta el filósofo trans Paul B. Preciado (nacido en Burgos hace 49 años, como Beatriz), uno de los comisarios de arte más influyentes y radicales. Preciado defiende que el sexo es una imposición política que ha convertido su cuerpo en materia de experimentación y publica Un apartamento en Urano. Crónicas del cruce (Anagrama), en el que sueña vivir en ese planeta, donde rige el uranismo, sin géneros ni razas, como lo pensó en 1864 Karl Heinrich Ulrichs, el primero en hablar del "tercer sexo". 
Sus crónicas escritas en aeropuertos de medio mundo para el diario Libération, están llenas de referencias a la actualidad, trufadas de citas literarias y mitológicas: los EEUU de Trump, el zapatismo de México, el feminismo árabe, la violencia machista o la crisis griega. Pero en ellas, el autor también se desnuda sin pudor para explicar su tránsito durante su reasignación de sexo. "El libro es una crónica del cruce, del viaje personal y de la sociedad llena de fronteras que son una tecnología violenta. Vivimos en un cambio de paradigma solo comparable al del siglo XV con la invención de la imprenta y la colonización. Ahora, Internet, la inteligencia artificial y la robotización han cambiado nuestras vidas y si no nos enfrentamos a ese cambio podemos acabar con el planeta", explica.
"Me pidieron colaborar en Libération tras mi cese del Macba, donde dirigía programas públicos. Fue en 2015, tras la polémica por La bestia y el soberano, donde se exponía una escultura de Juan Carlos I sodomizado. Acepté ser comisario en la Documenta de Kassel, me instalé en Atenas y decidí aumentar la dosis de testosterona y entrar en un protocolo de una clínica y cambiar de sexo". 
Su cambio a hombre le ha llevado de "feminista radical a trans anti-identidad, ya que la identidad de género y de la raza son un invento del patriarcado colonial desde el siglo XV, que sigue defendiendo el antiguo régimen que piensa de forma binaria. Nuestra tarea no debe ser de identificación, sino de desidentificación frente a las políticas heteropatriarcales, en las que si una mujer no accede a la maternidad es una paria".
" No tengo nada más que decir que criticar de forma radical todas las identidades", explica, como buen discípulo de Jacques Derrida...
José Ángel Montañés. Barcelona. El País, viernes 12 de abril de 2019

sábado, 27 de abril de 2019

Pulmones artificiales para París

Katarina Dear  y sus plataformas "descontami-
nantes" en el canal Saint- Martin.
Entre los desafíos a los que debe enfrentarse París se encuentran la accesibilidad para todos, la movilidad, la reducción del uso del transporte contaminante y, por supuesto, el combate contra la contaminación ambiental. En París, los desplazamientos en coche suponen un cuarto de las emisiones de CO2. Jubilados, niños, embarazadas, jóvenes... viven al ritmo de la contaminación. Contra ello, el canal Saint-Martin, un punto de encuentro crucial todas las primaveras y veranos -extraordinario fortín  de picnics improvisados y largas soirées-, ha pasado a la acción de manera pacífica y reivindicando la belleza.
La joven y emprendedora parisiense Katarina Dear, de 36 años, especialista en el uso de plantas para purificar agua y aire, ha desarrollado un proyecto que consiste en la instalación de pequeñas embarcaciones, o plataformas  descontaminantes". Nos acercamos al canal por la Rue de Lancry, cruzamos el Pont de la Grange aux Belles y nos acomodamos junto al Quai de Jemmapes. La visión de la pequeña balsa iluminada por la claridad del sol otorga a la escena un aire que recuerda (a pequeña escala) a Giverny, aquel paraíso natural que Monet ideó para su suerte y su arte en Normandía.
Mientras el muelle empieza a llenarse de gente, sobre el agua observo esta primera plataforma de material reciclado, recubierta por fibra de coco, sobre la que se revela la tierra plantada. Una ligera brisa ayuda a distinguir el olor de la menta. Las plantas son visibles y sus raíces, que sirven de filtro, están sumergidas. Las bacterias, naturalmente presentes alrededor de estas raíces, van a absorber y atacar cualquier elemento contaminante, como los metales pesados...
Que las embarcaciones de Katarina Dear hayan seducido a políticos y a habitantes sin duda habrá reconfortado a alguien cuya sensibilidad  para la protección del planeta le viene desde niña. Ella quedó fascinada desde muy jóven con las expediciones del comandante Cousteau, pionero de l ciencia aplicada a la conservación del medio ambiente, entrañable explorador siempre consciente de que "la gente protege aquello que ama. Pero solo ama aquello que conoce". 
Use Lahoz. El País Semanal, 7 de abril de 2019 

viernes, 26 de abril de 2019

Las benévolas en Amberes

Les bienveillantes llevada a escena por Calixto Bieito.
No hubo cruces gamadas ni uniformes nazis en el escenario porque su intención no es ser una ópera sobre el nazismo ni el Holocausto. Ésta es una ópera que quiere hablar sobre la capacidad del ser humano para cruzar el lado más oscuro e impensable de la condición humana. Así es Les bienveillantes/Las benévolas, del compositor Héctor Parra, basada en la novela homónima del estadounidense Jonathan Littell y llevada a escena por Calixto Bieito, que la noche del miércoles vivió su estreno absoluto en la Ópera Vlaanderen de Amberes, coproductora del espectáculo junto con él Staatstheater de Nuremberg y el Teatro Real de Madrid.
Diez minutos de aplausos sellaron el triunfo de un título preparado para inscribir su nombre en el repertorio de grandes creaciones líricas del siglo XXI; todo un mazazo a los sentidos de los espectadores que llenaron la sala, entre ellos, el propio Littell.
Con libreto del austríaco Händl Klaus, la ópera recrea la historia del oficial de las SS Max Aue, para la cual Parra ha escrito una partitura colosal, de gran fuerza dramática  y plena de sutiles referencias musicales. En total, tres horas de música, dirigidas con pulso firme por el alemán Peter Rundel y que Bieito ha plasmado en una impactante propuesta escénica.
Con la voluntad clara de no recurrir a ninguna simbología reconocible, el realizador apuesta por el escenario desnudo, que a medida que avanza el espectáculo se va llenando de horror y suciedad, en clara metáfora de la degradación física y moral de un individuo y una sociedad. En este espacio, y con una soberbia dirección de actores, asistimos al descenso a los infiernos del protagonista, un hombre culto, amante de al literatura y de la música convertido en implacable ejecutor de la solución final...
Ana María Dávila. Amberes. El Mundo, viernes 26 de abril de 2019 

jueves, 25 de abril de 2019

La novela colosal de Victor Hugo

A Victor Hugo le hablaban los edificios medievales y las viejas tallas góticas le susurraban historias. En los claroscuros de los templos adivinaba la fatalidad y con él lo inanimado cobraba vida. Su infancia en España pudo despertarle una sensorialidad especial para los misterios ocultos en las catedrales. Esto fue lo que descubrió en Madrid el niño de nueve años, Victor Hugo. "En las iglesias veía extrañas imágenes, sangrientas unas, otras vestidas de oro, y relojes con figuras burlescas y fantásticas". Así lo cuenta André Maurois en su Vida de Victor Hugo.
El padre de Víctor, Leopoldo Hugo, a esas alturas general, nombrado Conde de Sigüenza y Cogolludo por el rey usurpador del trono de España, José Bonaparte, había sido destinado a Madrid en 1811. Como recuerda Maurois, los mendigos de Goya y los enanos de Velázquez circulaban por las calles de aquella España tétrica y bulliciosa a la vez.
Ha tenido que arder Notre Dame para que recordemos a Victor Hugo y acudamos a las librerías a comprar su famosa y olvidada obra maestra. Como si estos días el jorobado Quasimodo estuviera en lo alto de las llamas, a punto de precipitarse, envuelto en fuego. 
Cuando Victor Hugo escribió Notre-Dame de Paris, en los últimos meses de 1830, presionado por su editor Gosselin, su intención era criticar la devastación que el urbanismo parisino de la época llevaba a cabo, desmantelando los edificios anteriores del Renacimiento. Cierto que la verdadera heroína de la novela, en palabras del propio Hugo, es "la inmensa iglesia de Notre-Dame, que, recortándose sobre un cielo estrellado con la negra silueta de sus dos torres, de sus muros de piedra y su grupa monstruosa parecía una enorme esfinge de dos cabezas, sentada en el medio de la ciudad..."Aunque la intención inicial del escritor era hablar de los misteriosos muros del templo, de su escalinata y campanarios desolados, la trama fue tomando otro rumbo. El escenario fue llenándose de pasiones truncadas y de gente, que finalmente se desbordaban hacia las calles populosas, haciendo también de París, una ciudad personaje. 
Quasimodo, el jorobado de Notre-Dame, el tuerto, el patizambo. Sordo, oculto entre las torres y las capillas, una sombra furtiva en la vieja construcción, el hombre que vivía dependiente del cruel archidiácono Claude Frollo. La novela no existiría sin Esmeralda que danza flamenco en la explanada de Notre-Dame. La bondad natural de la joven gitana frente a la maldad del archidiácono...Sin embargo una obra épica como esta no debemos juzgarla como un drama romántico. El autor pone ante nuestros ojos a la muchedumbre que se agitaba  en el París de 1842, desde los mendigos a los reyes, de los militares a los bohemios...
Alphonse de Lamartine dijo que era una obra colosal, el Shakespeare de la novela, la epopeya de la Edad Media. Pero reprochaba a Hugo que no existiera una Providencia sensible. Porque Víctor Hugo no vio otra salida que el dramático final de sus personajes.
Lourdes Ventura. Escritora y doctora en Literatura por la Universidad de Pau.
El Mundo, miércoles 17 de abril de 2019.

miércoles, 24 de abril de 2019

Menos impuestos, más pensiones

Flashback. Son las 19 horas del lunes 15 de abril. El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, graba el solemne discurso que se va a difundir a las 20 horas. Pretende poner fin a la crisis de los chalecos amarillos. El teléfono de Brigitte, su esposa, vibra. Los de los íntimos, presentes en el Elíseo, también. Alerta: arde Notre-Dame. 
Según Le Parisien, dejaron que terminara la grabación. Un total de 26 minutos de anuncios preparados en secreto para que ninguna filtración estropeará el efecto sorpresa. Macron ama el teatro. Y mantener el suspense...
La continuación es conocida. Alocución suspendida. Mensaje desde el pórtico de la catedral. Tregua política. Problema: los principales medios franceses conocían lo que iba a decir. Pasado el shock del incendio lo han contado. Para cabreo cósmico del presidente. El discurso grabado, desde luego, no se emitirá. Macron dará una rueda de prensa. De momento ha perdido la baza de la sorpresa. Le Monde o Le Figaro y otros medios tuvieron acceso a las "18 páginas del discurso". Así que esto es lo que va a anunciar Macron..."Nada impide completar o añadir". Macron ha pedido nuevas ideas al Gobierno. Y podría sacarse algo más de la chistera.

1,- Bajada "significativa del IRPF. Se hará desde le próximo 1 de enero para los salarios más bajos...
2.- Revalorizar las pensiones. En concreto, las inferiores a 2.000 euros...
3.- Ni un cierre más de escuelas y hospitales...
4.- Garantía de cobro de pensiones alimenticias a madres separadas...
5.- Reducción del número de parlamentarios...
6.-Referéndum de iniciativa compartida más asequible...
7.-Supresión de la Escuela Nacional de la Administración (ENA)...

Estas medidas son la síntesis presidencial del Gran Debate, lanzado en diciembre, en el momento más crítico de la mayor crisis política que ha vivido Francia desde Mayo del 68...
Iñaki Gil. Paris. Corresponsal. El Mundo, miércoles 24 de abril de 2019.

martes, 23 de abril de 2019

El Orsay saca del anonimato a los modelos negros

 los náufragos de la Medusa de T. Gericault
Se llaman Laure, Joseph, María y usted los ha visto alguna vez. Seguro. Porque forman parte 
de cuadros célebres firmados por Théodore, Géricault o Édouard Manet. Pero no tenían nombre. Porque eran negros. El Museo de Orsay de París recupera su recuerdo en una muestra pionera. "No se trata de una exposición sobre la representación de los negros, percibidos como grupo social. Nos interesamos en el modelo, en el doble sentido de sujeto contemplado y representado por el artista pero también como portador de valores", acotan los comisarios de la exposición.
El marco temporal desborda el del Orsay (1848-1914) porque recuerda la primera abolición de la esclavitud (1794), su restablecimiento por Napoleón en 1802, la abolición definitiva en 1848, hasta el triunfo del jazz y de Joséphine Baker en el París de los años 20.
Poner nombre a los protagonistas, sí. Entre la superación de los prejuicios y la corrección política. Así nos recibe Retrato de Madeleine de Marie Guillemine Benoist. Una tela que se presentó en el Salón de 1800 con el título de Retrato de una negra y que con el tiempo pasó a ser Retrato de una mujer negra. La mujer sigue igual de bella pero ha recuperado su nombre. 
Joseph se cita cada día con miles de personas en el Louvre. Es el hombre que hace señales a un barco salvador desde la Medusa, la balsa de los náufragos que inmortalizó Géricault a los 27 años. En el primer boceto no salía pero el pintor, abolicionista militante, incluyó a tres negros en su obra final... aunque en la realidad solo hubo uno entre los supervivientes.  
El negro Joseph desembarcó en Marsella en 1804. Procedía de Haití y subió a París enseguida. Aquí vivió de trabajillos pero entró en la troupe de Madame Saqui, bailarina de cuerda. Tras posar para un discípulo de David frecuentaba los cenáculos artísticos y tuvo éxito por su carisma y prestancia física...
Géricault  presentó la tela  los náufragos de la Medusa en el Salón de 1819 y puso en la cima de la pirámide humana a Jean Charles/Joseph, el buen salvaje de aquella tripulación  en la que el médico seleccionaba a las víctimas...Peor suerte tuvo otro pintor abolicionista, Marcel Verdier, discípulo de Ingres. Su castigo de las cuatro estacas puede hoy verse en el Orsay. En 1843, el Salón no lo admitió.
Iñaki Gil. París. El Mundo, martes 16 de abril de 2017.

lunes, 22 de abril de 2019

Ozon, a la caza del monstruo

La ley del silencio con la que la Iglesia decidió ocultar sus pecados bajo la alfombra es a todas luces el centro moral de esta película que se ajusta con precisión a esa expresión tan molesta, y en el fondo necia, que dictamina que una película es necesaria. Probablemente lo sea más su encomiable gesto de exposición pública de crímenes aberrantes que la película en sí, pues no hay que confundir las buenas intenciones con las malas artes (aunque este no es el caso).
Podemos convenir en que Gracias a Dios era desde luego una película necesaria para su director. Desde su emblemático filme 8 mujeres (2002), Ozon ha mostrado una admirable cualidad para introducir proyectos excéntricos o incómodos en las entrelíneas de su obra, tejida a golpes de intermitentes éxitos capaces de convocar entusiasmos de públicos muy diversos. Así, ha logrado escapar del gueto del cine queer al que parecía destinada una carrera que arrancó hace más de veinte años. Su último proyecto pertenece a ese grupo de películas incómodas.
Prolífico como pocos, sin renunciar a que su sello personal aún sea identificable en un drama de apariencia neutra, François Ozon entrega con Gracias a Dios un eficiente tríptico en torno a los abusos sexuales por parte de la iglesia católica francesa..
Situado en Lyon, se hace eco de un caso de notable repercusión mediática que implica al arzobispo de la ciudad, Philippe Barbarin, no en vano condenado en los tribunales. Barbarin, al parecer, tal y como relata el filme, fue cómplice de ocultamiento en los numerosos casos de pedofilia del reverendo Bernard Preynat (el villano de la función) durante los años ochenta.
Una de las singularidades de Gracias a Dios es que el director ha realizado su decimoséptimo largometraje -desde su debut con Sitcom hace veinte años en paralelo a los procesos judiciales de los hechos narrados. La intención de presentarlo a concurso en el pasado Festival de Berlín -donde fue galardonado con el Gran Premio del Jurado-, apenas a un mes vista del fallo del juicio, no deja de ser una forma de presión y de posicionamiento frontal ante la aberración de la pedofilia eclesiástica, pero sobre todo frente al manto de silencio que la propia institución ha extendido durante décadas...
Carlos Reviriego. El Cultural 12-4-2019

domingo, 21 de abril de 2019

Catedral de la modernidad

En el siglo XIX Notre-Dame, objeto, como estos días se ha repetido hasta la saciedad, de una de las obras maestras del Victor Hugo narrador, sale en cuadros de Corot, o en grabados del baudelairiano Charles Meryon. por ejemplo en Le Petit Pont (1852), un ejemplar del cual tengo colgado cerca de la mesa donde escribo. Fue en la catedral de París donde el día de Nochebuena de 1886 tuvo Paul Claudel la iluminación que lo condujo a la conversión al catolicismo. Ya en el XX la pintaron, durante la década del 10, Matisse, que tuvo un estudio en el Quai Saint-Michel, y Picasso durante la Segunda Guerra Mundial (desde la vecina rue de Grands-Augustins iba a hasta ella paseando a su perro) y justo después, cuando en algunos cuadritos la celebra engalanada de banderas tricolores. En torno a ella, a finales de agosto de 1944, se habían librado algunos de los últimos combates de la Liberación y allí fue donde De Gaulle presidió un Te Deum, todavía con francotiradores sembrando el pánico entre la multitud. Algo más tarde la ha cantado una y otra vez Julio Cortázar, enamorado de siempre de ésta y otras catedrales (Chartres, Bourges, Reims...) góticas francesas y de sus vidrieras. Y la interrogado una y otra vez, con el pincel en la mano, un amigo del autor de Rayuela, el pintor catalán Xavier Valls, que la veía desde su estudio del Quai de l'Hôtel de Ville.
Notre Dame por R. Doisneau
Por supuesto, los fotógrafos se han acercado todos a ella, de Eugène Atget a Michael Kenna, pasando por Laure Albin Guillot, Brassaï, Cartier Bresson, Coburn, Doisneau, Kertesz, Schall, Stankowski o André Zucca. En cuanto al postalero Yvon, además de retratar varias veces la catedral como paisaje de fondo de los bouquinistes, fue inmejorable en su acercamiento a las gárgolas que pueblan sus alturas. Recordar por último, dos sonados suicidios con pistola acaecidos en Notre-Dame, el de la escritora mexicana Antonieta Rivas Mercado, por amor (utilizó el arma de José Vasconcelos, su amante), en 1931, y en 2013, por convicciones, el del historiador y ensayista, neofascista Dominique Venner...
Notre-Dame ha sobrevivido a guerras y revoluciones. Sobrevivirá a este inconcebible incendio. Ahora toca reconstruir. Si Reims resucitó gloriosamente de sus  cenizas tras 1918, también se reconstruirá esta catedral herida, símbolo máximo de París (que empezó siendo la Île de la Cité, donde está enclavada), y tan querida, como he querido apuntarlo en estas líneas de urgencia, por los modernos de antaño (añadiré dos nombres: Apollinaire y Ezra Pound). que en Francia, como en todas partes, tanto aprendieron de lo que Gustave Cohen llamó, en fórmula definitiva, "la gran claridad de la Edad Media".
Juan Manuel Bonet, fue director del Instituto Cervantes de París entre 2012 y 2017 y ha dirigido el IVAM y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
El Mundo, jueves 18 de abril de 2019

sábado, 20 de abril de 2019

De Matisse y Picasso a Hopper: la más deseada del arte,2



Unos y otros tomaron posiciones y, en algún momento, los caminos siempre se cruzaban frente a Notre-Dame o en sus costados. Los jóvenes vivían en Montparnasse o Montmartre, pero bajaban al río a pintar la catedral entre las brumas de un azul perfecto, o de una noche densa que responde a todo lo que el corazón desea.
Marc Chagall: “El árbol de Jesé”
Matisse dió cuenta de su incipiente maestría en Una vista de Notre-Dame al atardecer (1902). Cerca estaban buscando algo de lo mismo los pintores Maurice Utrillo y Francis Picabia, y Robert Delaunay y Paul Signac... ¿Que sex appeal tenía para aquellos modernos de nueva hornada una catedral con siete siglos de antigüedad? La fascinación de alguien muy joven por algo muy viejo. La belleza de aquello que tiene algo de prodigio y de extrañeza. La pintaban por fuera, por el lado de al piel que más asombra. Buscaban algo más que esas piedras impregnadas de algo más que de una secuencia de tiempo: quizá una certeza de vida y de algo inapresable. Nada está en pie y quieto casi mil años (entre guerras y desastres) sin un punto de festejo y otro de burla.
Matisse volvió a pintar Notre-Dame en 1914. Y años después fue Picasso el que armó algunas escenas con la catedral de frente, entre el agua y el puente. Picasso pintó entonces de memoria. Hacía muchos años que había dejado atrás París para instalarse en la Costa Azul. Pero Notre Dame también se le había quedado dentro.
También Edward Hopper, el invisible Hopper, cumplió con la tentación de dejar huella. Y Chagall mezclando las torres con sus damas . Y De Chirico, poniendo a jugar la tumultuosa fachada de Notre-Dame (ornamentada y altiva) con sus arquitecturas quietas e iguales. También algunos españoles que en París buscaron sitio, monedas y gloria quisieron retratarla. Desde Pancho Cossío a Ramón Gaya. Y algo más tarde, Antoni Clavé.
Todos buscaron alguna de las razones de pintar en Notre-Dame. Porque es más que un monumento. Es más que una liturgia. Es, sobre todo, un motivo de humanidad, de evolución, y una larguísima racha de intrigas. Sucede así con algunos iconos, que su intensidad se entiende como una condensación de presente y pasado. Y, a veces, sólo es comparable al extraño brillo del diamante, como si a París le hubieran regalado un gran tesoro. Nadie querrá pintar el fuego.
Antonio Lucas. Madri, El Mundo, miércoles 17 de abril de 2019

viernes, 19 de abril de 2019

De Matisse y Picasso a Hopper: La más deseada del arte

Notre Dame de Edward Hoper
Notre-Dame se adueñó de París, de su vida, de la Historia, de la luz, del enigma, del tiempo. Así durante ocho siglos. A la manera de las grandes catedrales, pronto asumió una incuestionable condición de símbolo y eso lo entendieron los artistas. Más allá de religiones, la catedral fue (antes de la masificación turística) uno de los ejes de la ciudad. Un paisaje a retratar. Un modelo rotundo. El siglo XIX fue el principio del despegue, más allá de los grabados que en el XVIII hicieron de Notre -Dame una estampa rotunda. Levítica y rotunda. Los artistas se instalaron a pintar en sus alrededores al comienzo de la fiebre de la pintura plein air. 
Trabajaban del otro lado de las ventanas del taller, ahí donde sucedía la vida. El paisajística Camille Corot (1796-1875) pintó en 1835 un cuadro desde la calle de los orfebres con la catedral al fondo. Una escena alejada del bucolismo de otras suyas. Mucho más moderno que el grabado de Charles Meryon de 1854, El ábside de Notre-Dame. ..
En esa misma mitad del siglo XIX, Víctor Hugo no solo dió contorno literario a la catedral sino que la fijó en un puñado de inquietantes acuarelas, entre las mejores piezas que se hicieron en su tiempo con la seo de protagonista, o al fondo. Vista nocturna de Notre Dame es una aguada fabulosa, fantasmal, donde París parece un sueño terrible. Donde Notre-Dame parece la única verdad que llega a oírse.
Hasta que el impresionismo se impuso. Hasta que rompió las reglas. Hasta que una insólita claridad armó su motín, su Bastilla, su hermosa amenaza. Notre-Dame adquirió un nuevo pulso para el arte. Era el rompeolas de todos los artistas que asentaban sus bártulos en París. Monet, Lebourg, Pissarro, Seurat...Y a partir de ahí, la cofradía del arte nuevo. Entonces lo que importaba era el instante. La aparición de vida soluble, instantánea, veraz, posible, sin épica. Notre-Dame no era ya para muchos un símbolo de existencia sino la aorta monumental de París. Ahí donde la luz se instalaba disfrazada de tantas formas distintas. Ahí donde la belleza de la arquitectura alcanzaba su éxtasis, su temblor flamígero, su ingeniería de sueño, su realidad de algo probablemente imposible. 
Todos se asomaron al color con un ímpetu insólito. El siglo XX arrancaba con la tensión de los viejos maestros impresionistas y los impetuosos del fauve, unos y otros danzando a un ritmo propio pero cuestionados por un enemigo común: los jóvenes decididos a arrasarles. Los que escapaban del rigor de los salones. Los que buscaban fundar una nueva astronomía en la pintura, en la escultura, en la fotografía...
Antonia Lucas. El Mundo, miércoles 17 de abril 2019

jueves, 18 de abril de 2019

El gallo de Notre-Dame y de toda Francia

Veleta del pináculo, destruido por las llamas, posee
un gran simbolismo...
El gallo de Notre-Dame ha sobrevivido al incendio. Veleta del pináculo, destruido por las llamas, posee un gran simbolismo: el animal es un tótem de Francia desde la época romana y contenía reliquias muy queridas por la iglesia. ¿Acabará convertido en símbolo de la voluntad de reconstruir la catedral?
La noticia saltó en la noche del martes. Uno de los restauradores, encargados de cribar los escombros, lo encontró. Lo contó Jacques Chanut, presidente de la Federación Francesa de la Construcción, quien compartió en Twitter una foto con el animal en brazos de Philippe Villeneuve, arquitecto jefe de los Monumentos Históricos, encargado de la renovación de la catedral.
La noticia la confirmó el Ministerio de Cultura a Le Parisien: "Está magullado pero parece que se puede restaurar. Como está abollado, aún no se ha podido comprobar si las reliquias están dentro".
Hasta entonces se pensaba que se había fundido en el incendio. Pero cuando la flecha se derrumbó en la noche del lunes, "la veleta debió desprenderse y cayó del buen lado, seguramente en el camino de ronda de la techumbre. En todo caso fuera del foco del fuego", añadía la misma fuente. Nadie se percató por las llamas y el humo...
La flecha de roble recubierta de plomo pesaba nada menos que 750 toneladas, según la guía Découverte du patrimoine de la que proceden los datos que siguen. Sustituyó a la primera que databa del siglo XIII, desmontada por vetusta en 1786. La actual se colocó en 1860 durante la gran rehabilitación que lideró Viollet-le-Duc. 
En la base de la aguja se colocaron 12 estatuas, una por apóstol. Once miraban a París. La de Santo Tomás hacia la flecha. Ya saben que, según el Nuevo Testamento, este santo no creyó hasta ver resucitado a Cristo. Pero es que además, este Santo Tomás tiene la cara de Viollet-le Duc. Un guiño al arquitecto que contemplaba para siempre la culminación de su obra.Por cierto, los 12 apóstoles se salvaron de la quema por un día. Junto a los cuatro evangelistas, habían sido retirados el jueves pasado para ser restaurados.
El pináculo resistió el paso de los años, incluida la gran tormenta de 1999. Pero la lluvia ácida había dañado el plomo. Por eso había que rehabilitarlo. La aguja terminaba en una veleta como es tradición. 
Fue el cardenal Verdier quien en 1935 hizo poner tres reliquias en el interior del gallo: las dos primeras corresponden a Saint Denis y a Santa Genoveva; la tercera es una de las 70 espinas de la corona de Cristo que se venera en Notre-Dame. Así los parisinos quedaban bajo la triple protección de Cristo, del primer obispo de Lutecia y de su santa patrona.
La página de la Presidencia de la República cuenta la historia del gallo. Aparece en las monedas antiguas de los galos. El término latino gallus significa tanto gallo como galo. El símbolo se abandonó en la Edad Media aunque era usado en Alemania para referirse a Francia. Desde el siglo XVI, los reyes franceses recuperan el ave en grabados y monedas. La Francia revolucionaria acaba descartándolo. Un decreto de 1830 fija que los botones del uniforme de la guardia nacional deben llevar la imagen del gallo. Napoleón III pasa de gallos. La III República lo recupera y hace poner un gallo dorado en las rejas del Elíseo, desde 1899 hasta hoy. El relato de la oficina de Macron concluye señalando que, aunque el símbolo de la República es Marianne, el gallo figura en el "sello del Estado desde la II República: la Libertad sentada tiene un gallo sobre el cañón".
Así que el gallo superviviente es mucho más que una veleta: símbolo de Francia, reliquia de la cristiandad. Pronto, emblema de la reconstrucción de Notre-Dame. Al tiempo.
Iñaki Gil. París. El Mundo, jueves 18 de abril de 2019

miércoles, 17 de abril de 2019

¡Arde Notre-Dame! ¡Arde Europa!

¡Arde Notre-Dame! ¡Arde Europa!
En las últimas horas, tras el incendio de la catedral de Notre-Dame, la palabra que he escuchado pronunciar más veces, tras París y Francia, es Europa. Aquellos que durante años y aún hoy han dudado de la identidad de nuestro continente y han combatido ferozmente con su euroescepticismo e incluso obstruccionismo y traición, siendo cómplices de Rusia y China, los logros de décadas de no muy fácil unidad, ya tienen aunque sea cruelmente, un ejemplo de lo que es Europa: su catedral más famosa y simbólica en llamas. Después de varios siglos de supervivencia, entre revoluciones, guerras de religión y conflictos mundiales, un incierto accidente pone en ruinas nuestra historia común hecha de alegrías y tristezas, de odios y reconciliaciones. Todos los europeos que hoy se acongojan por semejante desastre lo hacen porque, sean de donde sean, todos somos ciudadanos de París, nuestra verdadera capital europea, aquella que siempre acogió a los exiliados por sus ideas liberales y librepensadoras. ¡Cuánto le debe España! Y este monumento como cualquier otro europeo nos es propio. Y en esto consiste la identidad europea. Sentirse y dolerse de que un bien común desaparezca ante nuestros ojos y con él toda la carga de familiaridad que nos une a él. El desastre de Notre-Dame está muy por encima de creencias religiosas. Es un templo de la razón, de la ilustración y de la civilización contra la barbarie; del esfuerzo del ser humano por crear belleza y encontrar sentido a la vida. Como escribió Todorov, la democracia y Europa es su mayor valedora, en ningún caso exige luchar contra la presencia de la religión en la esfera pública. El laicismo no consiste en cuestionar las religiones, sino en establecer un marco legal e institucional que permita su coexistencia pacífica y asegure la libertad de conciencia en todo el mundo. 
Notre-Dame arde para llamar la atención sobre los muchos males que aquejan a Europa, males ciertamente gravísimos: el riesgo de su desintegración, los nacionalismos, los fascismos o el populismo neobolchevique. Todos estos Jinetes del Apocalipsis son quienes han encendido la mecha (lo digo metafóricamente, aunque no tanto) de este monumento inmenso de la cultura europea. Porque Europa no es solo la política o la economía, Europa es fundamentalmente una construcción cultural y espiritual. Como dice Claudio Magris:"Por Europa se entiende no solo una expresión geográfica o un proyecto político, sino una civilización, un modelo de ser, una pertenencia cultural, una afinidad entre sus habitantes más allá de sus fronteras". Por eso es muy de alabar la decisión del presidente Macron de que la rehabilitación del monumento sea una iniciativa europea y que, como en la Edad Media, participen arquitectos y artistas venidos de todas partes del continente. "Lo haremos juntos", ha dicho...
César Antonio Molina. El Mundo, miércoles 17 de abril de 2019. 

martes, 16 de abril de 2019

El alma de Francia, en llamas

Y un avemaría cantado por jóvenes, rodilla en tierra...
Silencio. Lágrimas pero sobre todo emoción contenida. Y un avemaría cantado por jóvenes, rodilla en tierra. Escribo pasadas las diez de la noche, tras recorrer durante las dos últimas horas los alrededores de la catedral de París. Notre Dame acaba de arder. 
Una autoridad dice en la televisión que es imposible reconstruirla. Una de las joyas de la arquitectura gótica religiosa europea acaba de arder. Un monumento que atrae millones de turistas, símbolo de París, escenario de hechos históricos, protagonista de obras literarias como El jorobado de Notre Dame de Victor Hugo es pasto de las llamas. Pero todas estas consideraciones son humo. Las expresiones de pesar, llegadas de todo el mundo, parecen redundantes. Las discusiones sobre el estado de los monumentos superficiales. Los detalles, salvo la ausencia de víctimas, carecen de importancia. Las inquietudes políticas han quedado en segundo plano. La alocución del presidente de la República, Emmanuel Macron, prevista para las ocho de la tarde, una hora después de que comenzara el incendio, aplazada hasta nueva orden. París llora. Unos, la inmensa mayoría, en silencio... El silencio, en las calle, en los muelles del Sena...
Poco después, el sol se ha puesto. Tiñendo de rosa y amarillos el cielo de París. Desde donde yo estaba, el astro palidecía ante los rojos en que se consumía el techo de Notre Dame. La columna era vertical y casi tímida . Como si no quisiera empañar la belleza en la que se consumía Notre Dame. 
Pero lo que nunca olvidaré es el Ave María que cantaban dos decenas de creyentes, los más jóvenes, de rodillas. Con sentimiento. Estaban en un lateral del jardincillo que hay junto a otra iglesia católica, San Julián el Pobre. Al lado de la mítica librería Shakespeare & Company. No sé si alguna vez se reconstruirá toda la belleza de Notre-Dame de París. Seguramente, es imposible. Pero esa fe dará fruto. Ave María. 
Iñaki Gil. París. El Mundo, martes 16 de abril de 2019

lunes, 15 de abril de 2019

La caída del imperio americano

Su sentido del humor, tan cáustico como mordaz, y su inequívoca voluntad de usar el cine para meter a su país en el quirófano, hace que cada nueva película sea como agua de mayo, a sabiendas de que una decepción es improbable. El quebequés Denys Arcand 81941), como casi siempre sobre guión propio, recupera su mejor tono, aquel de El declive del imperio americano (1986) y Las invasiones bárbaras (2003), aunque ahora con un mayor nivel de desenfado, para alegar contra el mundo del dinero y el detritus social que provoca, para acabar apelando a la solidaridad. El protagonista es un doctorado en Filosofía muy pagado de sí mismo, un tipo raro que se considera muy inteligente para aborregarse e integrarse en lo común, pero -así de injusta es la vida- se gana los garbanzos como repartidor. Hasta que un atraco accidental le cambia la vida y le atiborra de pasta. Coqueteando con el thriller, la comedia negra, y unas sabrosas dosis de mala leche, Arcand acaba llevando la trama por la senda de la farsa. Naturalmente, a conciencia.
Que Arcand use su cámara para remover en la herida no implica que se torne mesiánico y anuncie al mundo su voluntad de cambiarlo a golpe de secuencias, entre otras cosas porque confiesa carecer de soluciones para ello. Eso que otros autores pregonan -lo de mejorar la sociedad y tal- pero se olvida de servirlo en frasco limpio y transparente, inteligible para entendernos. Puede que una mayor cohesión discursivo hubiera mejorado el resultado, pero le quedó muy bien así y funciona en su aspecto más didáctico. A fin de cuentas, nos pongamos como nos pongamos, las cosas del dinero no hay dios que las arregle, y la tan ansiada fraternidad humana es más una utopía bien intencionada que una realidad, por mucha voluntad que pongamos en el empeño. Cierto que no evita estereotipos y algunos lugares comunes, pero el discurso queda claro. Canadá, y en general el mundo -aunque el título se ciña al imperio americano-, es pleito de mal arreglo, pero Arcand acierta con el diagnóstico, que no es poco.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, domingo 31 de marzo de 2019

domingo, 14 de abril de 2019

"El sentimiento de perder el mundo, ahora, es colectivo"

Bruno Latour (Beaune, 1947) es uno de los filósofos franceses más influyentes hoy. Acaba de publicar en castellano Dónde aterrizar. Cómo orientarse en política (Taurus; traducción de Pablo Cuartas). El libro es un diagnóstico sobre un mundo donde el cambio climático lo trastoca todo y permite comprender fenómenos que van desde las desigualdades hasta la globalización, pasando por el ascenso del populismo. También es un llamamiento a la acción y un manifiesto europeísta. Y, finalmente, una síntesis del pensamiento de un precursor  en disciplinas como la sociología de la ciencia en la reflexión sobre los hechos y la verdad.

P.- Usted ha contado que una vez, sobrevolando el mar de Baffin en un viaje a Canadá, vivió un
El derretimiento de los glaciares en el Ártico
canadiense,
 ha aumentado
un 900% en apenas 10 años.
 momento revelador al ver como el hielo retrocedía. ¿Qué ocurrió?
R.- "Mirando por la ventanilla, me dí cuenta de que la placa de hielo, por su forma, resumía el problema que vivimos. Al estar en el avión ya no asistía a un espectáculo, sino que estaba modificando el espectáculo puesto que el CO2 que emite el avión influye en la placa de hielo. Antes, este espectáculo, el de la placa de hielo vista desde el avión, habría tenido un carácter sublime. Ahora es complicado sentirlo así. Si a usted le dicen que es responsable de lo que ve, el sentimiento es    una forma de angustia". 

P.- En el caso de los chalecos  o los votantes de Trump, la angustia es más económica que medioambiental, ¿no?
R.- "Es como si el suelo o el país en el que estoy ya no me fuese favorable. No es ecológico en el sentido de la naturaleza, pero sí del territorio. El problema es ese sentimiento de perder el mundo. Ya existía antes, pero eran los artistas, los poetas quienes lo sentían. Ahora es un sentimiento colectivo".

P.- Según usted, una élite, ante esta situación, ha dicho:"Nos vamos". Abandonan el barco.

R.-" La reacción más extraordinaria de Donald Trump consiste en decir:"Nosotros no tenemos problemas de cambio climático; es algo que ocurre en vuestra casa, no en la nuestra"... "Existe otra variante high tech que dice:"Nosotros también nos vamos, pero hacia un futuro tecnófilo extremo". Es el proyecto californiano. La reacción de los que se sienten abandonados por quienes se marchan a Marte es regresar al Estado-nación. El ejemplo es el Brexit. Y en medio estamos los infelices que pensamos que, en un momento u otro, habrá que aterrizar: reconciliar la economía, el derecho, la identidad con el mundo real del que dependemos"...

Marc Bassets. El País, domingo 31 de marzo de 2019

sábado, 13 de abril de 2019

Ramas de hierro forjado

Séquence Blerot.
 Foto: René Van Wallendael
Bruselas cuenta con más de 500 edificios de estilo modernista o art nouveau, el movimiento artístico que emergió a finales del siglo XIX y que rompió  con los cánones estéticos de época. En lo arquitectónico, sus icónicas líneas curvas, inspiradas en las formas de la naturaleza, se multiplicaron  en la capital belga. Maderas sinuosamente talladas, vitrales de colores y amplias ventanas que dejan entrar la luz al interior de las casas son algunos elementos recurrentes. Proponemos un paseo en busca de este espíritu renovador que iluminó la ciudad en la época anterior a la Primera Guerra Mundial.
En el barrio de Saint-Gilles, en el corto tramo entre la avenida de Jean Volders y la Chaussée de Waterloo, la calle Vanderschricken cuenta con 17 imponentes casas art nouveau, la llamada Séquence Blerot. Una maravillosa concentración del estilo. Detalles dorados, barandales ondulados, puertas de madera y esgrafiados adornan los edificios construidos entre 1900 y 1902 por el arquitecto Ernest Blerot (1870-1957). En la esquina con la avenida Jean Volders, el restaurante La Porteuse d'Eau cuenta en el primer piso con una bella cúpula de vitrales. 
Los antiguos almacenes textiles Waucquez, en el número 20 de la rue des Sables, se han convertido en un centro de la novela gráfica. The Belgian Comic Strip Center, con tienda y museo. El edificio, terminado en 1906, fue proyectado por el célebre arquitecto Victor Horta (1861-1947) a petición de un mayorista de telas y tejidos. El interior muestra estructuras metálicas de aire industrial. Las barandillas de las escaleras que llevan al segundo piso imitan las ondulantes formas orgánicas de las plantas.
A un costado de la bolsa, en Henri Mausstraat 19, se encuentra el famoso bar-restaurante Falstaff. Desde la calle llama la atención su imponente fachada de ventanales redondeados. El arquitecto y diseñador de interiores Émile Houbion -que trabajó con Víctor Horta- lo construyó en 1885 y el interior fue modificado en 1903. Conviene prestar atención a los detalles: los vitrales de flores en la parte superior de las ventanas, las lámparas de las salas, los contornos de madera de los espejos, el barandal de hierro y las separaciones de las distintas salas.
Caminando desde la plaza Real hacia el Mont des Arts, en el número 2 de la Rue Montagne de la Cour, destaca un edificio construido en 1899 por Paul Saintenoy (1862-1952). Su fachada combina hierro forjado y una pequeña torre en la esquina superior izquierda. Fue construido con el objetivo de ampliar los almacenes Old England que se encontraban al lado. En la actualidad es sede del Museo de Instrumentos Musicales (MIM).
La antigua camisería Niguet, la escuela de la avenida de Roodebeek y la residencia Van Eetvelde son otras muestras de las huellas dejadas por el art nouveau en Bruselas...
Sara González Boutriau. El Viajero. El País,  viernes 5 de abril de 2019.   

viernes, 12 de abril de 2019

Ella es un icono pansexual

Héloïse Latissier
En la vida civil, esta diminuta y andrógina francesa responde al nombre de Héloïse Latissier. Pero, cuando se trata de hacer música, lleva cinco años transformándose en Christine and The Queens. Con su debut vendió un millón de copias, llegó a actuar con Madonna y Elton John, sonó en la banda sonora de Girls y la erigieron en icono queer . El difícil segundo álbum se llama Chris (Because/Universal), igual que la nueva encarnación de este Orlando furioso del pop que ha decidido tachar la segunda mitad de su nombre.
En los antebrazos, Chris lleva tatuado un diálogo de Freaks, la mítica película de Todd Browning: "Te aceptamos. Eres uno de los nuestros". Por tanto, no cuesta adivinar que la cantante se considera un miembro honorífico de una imaginaria parada de los monstruos. "Vi la película con nueve años y fue mi primera lección: el verdadero monstruo no es el que designamos como tal. La monstruosidad depende de la negrura moral de un individuo y nunca de su deformidad", responde en el el vestíbulo de un hotel cercano a su domicilio parisino, en uno de los barrios con tantos coworkings como mezquitas salfistas.
Siempre se ha sentido marginal. Nacida en una familia de profesores de Nantes, creció cuando eso de la fluidez de género sonaba a asignatura optativa de ingeniería industrial. "Sufrí mucho por no encajar en lo que debía ser una chica joven, en lo que se esperaba de mí. Era demasiado baja, no sabía cómo vestirme, hacía bromas que nadie entendía y quería ser un chico pero sabía que no lo era. Entonces ya sabía quién era yo, pero no tenía las armas necesarias para defenderlo", confiesa. Para poner fin a esa etapa marcada por el dolor, se inventó un alter ego artístico al que llamó Christine...
El éxito apoteósico de su debut, Chaleur humaine, tanto en Francia como fuera, nunca entró en sus planes. A la hora de afrontar su segundo álbum, decidió acometer otra metamorfosis. Se cortó la melena y abandonó su languidez para adoptar rasgos tradicionalmente asociados a la virilidad. "Sigo siendo una mujer. Solo quiero seguir renovando mi libertad sin dejar que me encierren en una categoría", dice la cantante...
El cambio de personaje también se ha traducido en lo musical. En su nuevo álbum, publicado en dos versiones, una cantada en inglés y otra en francés, hay menos melancolía. Su lírica bebe de cierto imaginario gótico, pero también de los pilares del pop galo, con Christophe, Alain Bashung o el obligatorio Gainsbourg al frente... En este nuevo disco que presentará en el próximo Primaver Sound, se le escucha entonar algún verso en castellano, lengua que no habla...Goya Soda, "es un tema sobre el deseo imposible que sentí por un chico al que quise devorar como en las pinturas negras de Goya"...
Álex Vicente. El País Semanal, 11 del 3 de 2019.

jueves, 11 de abril de 2019

Las madres imposibles

      A. Nothomb 
 Foto: Pablo Zamora
Un verso del poeta italiano Eugenio Montale lo expresa bien:"Frecuentemente hallé el dolor: vivir". Podría ser lema de la nueva novela de la belga Amélie Nothomb (1967), Golpéate el corazón (Anagrama). Una historia seca, fiel a la estética desasosegante de la autora que hace poco más de un cuarto de siglo encontró un cuarto propio dentro de la literatura en francés con Higiene del asesino. Desde ese momento, Nothomb estableció una red de datos confusos alrededor de su biografía, desarrolló una forma extraña de situarse en el mundo sin aceptar compañeros de viaje y asumió la escritura como un empeño insaciable que la lleva a publicar una historia por año.
Nothomb es una narradora eficaz. Inteligente al trazar la cartografía de sus novelas. Concisa y de una sequedad que no permite puntos de fuga en la lectura. La suya es una notable estrategia. Pero además, muchas de sus novelas mantienen bien el pulso de una complejidad que a veces parece sobreactuada. Al peso, la mayor parte de su catálogo de personajes es de un marcado carácter refractario. Seres incapaces de fijar relaciones de afecto sino vienen afianzadas  (previamente) por una avería, por la herida de sentirse fuera de sitio. Sucede también así en esta pieza que toma el título de un texto de Alfred de Musset, uno de los iconos del romanticismo francés:"Golpéate el corazón, ahí es donde reside el genio". Es la frase que impulsa a Marie a estudiar medicina. Es la frase que le advierte de una traición. Es la frase en la cifra una existencia que tiene altas dosis de desamparo. No de desconcierto, sino de extravío...
Antonio Lucas. El Mundo, domingo 7 de abril de 2019

miércoles, 10 de abril de 2019

Paroles de Français

Restitución del gran debate nacional. Gran Debate, cero sorpresa. El primer ministro francés presentó ayer los resultados de la gran consulta en la que han participado un millón y medio de franceses. "Los debates nos indican claramente el camino a seguir, debemos bajar los impuestos y bajarlos más rápido", afirmó Édouard Philippe.
Fue el único mensaje claro enviado por el jefe del Gobierno francés en la gran sala del Grand Palais. Había partido del mensaje nítido que han enviado los ciudadanos: "Hay una inmensa exasperación fiscal". En efecto, según la OCDE, Francia es uno de los países donde se pagan más impuestos.
Gran crisis, gran respuesta. Frente a los chalecos amarillos, la protesta más grande que ha vivido Francia desde Mayo del 68, el Gobierno organizó la mayor experiencia de democracia deliberativa. Una jugada política inédita: el Gran Debate, convocado en enero por el presidente de la República, Emmanuel Macron, cuando la calle le puso contra las cuerdas.
Conviene recordar que la crisis de los chalecos amarillos arrancó como protesta a la subida de la tasa del gasoil, una medida que se sumó al malestar por la reducción  del límite de velocidad a 80 km/h. El primer ministro defendió ayer sus buenas intenciones, pero sonó a justificación  antes de la rectificación. "Quise salvar vidas pero se me acusó de querer hacer caja", declaró.
Philippe, sin desvelar ninguna medida concreta, recogió el "inmenso deseo de justicia y equidad", la necesidad de "restablecer el equilibrio entre metrópolis y pequeños pueblos". También que es necesario "adaptar los servicios públicos para que haya contacto personal y no sólo digital".
El premier subrayó la preocupación por la salud, que no figuraba entre los temas a debatir. Macron había manifestado hace unos días su extrañeza por la ausencia del paro, el terrorismo, la inseguridad y los asuntos internacionales entre las preocupaciones de sus ciudadanos. 
El último capítulo de los cuatro en que Philippe resumió el Gran Debate fue la necesidad de "reconciliar" a los franceses. Algo en lo que, admitió, han fallado...
Iñaki Gil. París. Corresponsal. El Mundo, martes 9 de abril de 2019.

martes, 9 de abril de 2019

Qatar asalta el mercado del arte

El Museo Nacional de Qatar de Jean Nouvel
En 1903 el historiador y diplomático británico John Gordon Lorimer fue enviado por el imperio para descifrar el censo de Doha. Sus pesquisas sobre la colonia alumbraron un padrón preciso: 12.000 personas, 800 camellos y 150 caballos habitaban una tierra baldía. Un confín remoto y tribal, plaza fuerte de turcos y británicos, que se contaba entre las poblaciones más pobres del planeta. Medio siglo después de la labor detectivesca de Lorimer, el hallazgo de petróleo y gas -tardío si se compara con el milagro de sus vecinos del golfo Pérsico- desterró la búsqueda de perlas, hasta entonces su principal actividad económica. Los dólares han esculpido desde entonces el horizonte de rascacielos que asoman desde la corniche y la geografía de una ciudad en perpetuas obras. 
Qatar con una superficie similar a la de la región de Murcia, se jacta de ser el país más rico del mundo, con el mayor PIB por habitante del planeta, 2,7 millones de almas -de las que solo el 12% tiene carné de identidad qatarí- residen en el reino de los Al Zani.
Sin estrecheces económicas ni recesiones a la vista, su familia real hilvana bajo el skyline de grúas y lujo  las costuras de un oasis cultural mientras, al unísono, levanta los estadios del Mundial de fútbol de 2022. "Como ve nuestras ambiciones son grandes y nuestro radio de alcance amplio. Nuestro objetivo final es convertir Qatar en la capital cultural de Oriente Próximo y, para ello, hemos construido un caso sólido en más de una década de operaciones" confiesa Ahmed al Namla, el director ejecutivo de la Autoridad de Museos de Qatar, una de las agencias estatales que contribuyen a lo que hasta hace poco se antojaba un espejismo...
En el mapa de galerías que afloran por Qatar - que sumará el mes de marzo el Museo Nacional, un edificio en forma de rosa del desierto diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel-, la joya de la corona es el Museo de Arte Islámico, una mole plantada en una península artificial que se abre a la bahía de Doha. Un centro con una década de existencia, firmado por el arquitecto chino estadounidense I.M.Pei que presume de albergar la mejor colección  de arte islámico del planeta, una miscelánea de 14 siglos que se extiende desde China hasta España... 
Francisco Carrión. Doha.Papel. El Mundo, miércoles 27 de febrero de 2019 

lunes, 8 de abril de 2019

Revolución y amor

Por primera vez en su carrera Pierre Schoeller se hace cargo de una película de época, pero sin abandonar las inquietudes políticas sobre las que se sustentaban sus dos largometrajes previos. Su ópera prima, Versalles, con una mirada heredada parcialmente del cine de los hermanos Dardenne, seguía a una joven sin techo y a su hijo por las calles de París. Más adelante El ejercicio del poder (ganadora del premio FIPRESCI en el Festival de Cannes de 2011 y su trabajo más aplaudido hasta la fecha) exploraría las consecuencias de una tragedia humana para la clase política francesa.
Ahora Schoeller escribe y rueda un filme que tiene lugar en el París de 1789, con la Bastilla recién tomada y los horizontes  de un futuro mejor latiendo poderosamente en el corazón de miles de desclasados. En la Asamblea Nacional, consecuencia de la revolución triunfante, se entrecruzaran los destinos de los grandes hombres y de aquellos cuyo nombre no ha pasado a la historia. El nuevo sistema político promete la ilusión de un mundo mejor para la lavandera Françoise, quien, acompañada de otras personas humildes, luchará por sus sueños cueste lo que cueste. Conocerá así a Basille, un huérfano sin familia, gracias a quien, en el fragor de la sublevación, encontrará asimismo al amor. Pero mientras ellos tejen sus propios destinos, en la Francia de la época se tomaban las decisiones más relevantes para el porvenir de Occidente. El surgimiento de la República y la vida del rey, que pende de un hilo, serán cruciales en sentidos mucho más complejos de los que Françoise esperaba.
I.P.R, Guía del ocio, 5 de abril de 2019.

domingo, 7 de abril de 2019

La Residencia de Francia en Madrid, renovada,2

'Femmes à leur toilette', uno de los tapices de Picasso
La llegada de las dos piezas del artista malagueño, el corazón de la reforma, se ha combinado con cambios de suelos, entelados de las paredes, pinturas, cortinas, muebles... "Un proceso global sobre las habitaciones de la planta noble de la residencia para el que el embajador tuvo el apoyo de su mujer Jocelyne. Ahora los muebles de finales del XVIII o estilo Luis XV se combinan con diseñadores franceses del siglo XXI, sofás y tejidos de Garouste & Bonetti, Langlois-Meurinne o Rubelli y lámparas de Bruno Moinard o de Aimé Cécil & Pierre Dubois. Para Patrimonio ha sido una buena operación, porque ahora esto es un escaparate de los diseñadores franceses. En el Gran Salón, por ejemplo, una de las alfombras es de Patrimonio  y otras dos fueron pensadas y tejidas para este espacio", desvela el embajador.
Los dos emblemáticos tapices picassianos que desde hace aproximadamente un año decoran este salón, Femmes à leur toilette ( Mujeres en su aseo), miden 2,90 metros de alto por 4,31 de ancho y se tejieron bastantes años después de que los diseñase el pintor. Con reminiscencias de Velázquez, Delacroix o Ingres, se ven tres mujeres y otra reflejadas en un espejo. El embajador explica que "aunque hay copias tejidas de algunos de sus cuadros, éstos son los únicos hechos  en base al único cartón que hizo el pintor. "Este es el único lugar del mundo donde las dos obras están juntas y se miran como en un espejo distorsionador que cambia los colores", resalta el responsable de su llegada a Madrid...
El intenso trabajo durante todos estos meses ha dejado poco tiempo al matrimonio Saint- Geours para hacer cambios en las habitaciones privadas de la residencia, sólo algunos cuadros personales. Reconocen que les gusta mudarse solo con las maletas. En el edificio hay habitaciones para visitantes ilustres franceses. Cuando el presidente Emmanuel Macron viajó a Madrid  en julio de 2018  se alojó aquí, no en vano es territorio francés...Actualmente hay censados en España 100.000 franceses, aunque se estima que podrían vivir casi el doble.
Si no hay visitantes ni recepciones, la familia Saint-Geours aprovecha para quedarse a solas, pero el embajador reconoce que no cocinan, pide que les dejen algo hecho. En la residencia la gastronomía es lógicamente francesa, aunque se elabora con productos locales. Solo algunos quesos y vinos llegan directamente de Francia. "La gente espera tener comida francesa cuando viene aquí, es lógico y forma parte de la diplomacia, aunque intentamos hacer un intercambio profundo con la gastronomía española, que es extraordinaria. Adoro las diferentes formas de vivir", explica el embajador para añadir que siempre propone quesos franceses en todas las comidas.
Ana Montenegro. Fuera de serie. El Mundo, domingo 31 de marzo de 2019.

sábado, 6 de abril de 2019

La Residencia de Francia en Madrid, renovada

La Redidencia de Francia en Madrid
 Igual que el traslado del Guernica a España tuvo una procelosa historia y algunos protagonistas, la recuperación del único tapiz diseñado por Picasso en sus dos versiones, color blanco y negro, y su traslado a la Residencia de Francia en Madrid también tiene una apasionante historia y un artífice, Yves Saint-Geours (Parí, 5 de febrero de 1953), un diplomático e historiador  que desde agosto de 2015 es embajador de Francia en España, su último destino antes de la próxima jubilación, en este mes de abril.
Sólido intelectual con una especie de sensibilidad por el arte y que ya había sido embajador de su país en Brasil, Saint-Geours se encontró cuando llegó a Madrid con el reto de tener que renovar el edificio que desde los años 60 del siglo XX ha sido la residencia del embajador de Francia en España. "Desde París me estaban pidiendo que enviase los grandes tapices del siglo XVII, obra de Charles Le Brun y realizados en la Manufacture Royale des Gobelins que decoraban el Gran Salón. Uno cuenta el Tratado de los Pirineos en la Isla de los Faisanes y el otro el matrimonio de Luis XIV y María Teresa de Austria, infanta de España, en la iglesia de Saint-Jean de Luz", revela el embajador. Los tapices estaban en Madrid desde 1939 y necesitaban una restauración, sobre todo porque el ambiente seco de la ciudad afecta a los hilos. 
Saint-Geours, que había sido el primer presidente del ente público del Grand Palais de París entre 2007 y 2009 y principal artífice de que el recién fallecido Karl Lagerfeld celebrase allí celebrase allí todos los desfiles de Chanel, no podía sustraerse a cuidar esos tesoros públicos. "Al mismo tiempo me dí cuenta de que era necesario hacer una reforma ambiciosa, cambiar el ambiente y poner un poco de modernidad. Tantas décadas sin hacer nada..."puntualiza el embajador.
 La Embajada de Francia tiene la cancillería en el denominado Palacio de Arenzana (1879), en la calle Salustiano Olózaga, 9 de Madrid, al lado de la Puerta de Alcalá, que fue adquirido por el Estado francés en 1882. La Residencia de Francia está en el 124 de la calle de Serrano y ocupa una parcela de 18.640 metros cuadrados entre las calles de María de Molina, Serrano y López de Hoyos. Francia se lo compró al Marques de Urquijo en abril de 1941 por tres millones de pesetas de entonces. Cuenta con un jardín de 15.700 metros cuadrados, lo que lo convierte en el más grande del centro de Madrid. En esta parcela hay una piscina y varias edificaciones. La principal, de estilo modernista, tiene en la planta baja los salones para recepciones, un gran comedor y el despacho del embajador. En la segunda está la residencia privada del representante diplomático y en la última las cocinas y habitaciones para empleados. En la residencia trabajan de forma permanente nueve personas, entre ellas el chef francocolombiano Tomás Sepúlveda, responsable de los fogones desde septiembre de 2018. Cuando hay celebraciones especiales, como el 14 de julio en el que se congregan hasta 4.300 personas, lógicamente hay apoyo externo. El embajador no ocupó este edificio hasta 1968, residía en una casa dentro del recinto que se llama Ville Andalouse, hoy vivienda del ministro consejero, numero dos de la embajada.
Traer a Picasso no fue tarea fácil. "Como devolvíamos a París dos tapices emblemáticos de las relaciones franco españolas y tesoros artísticos, mi objetivo fue obtener algo del mismo nivel afectivo e histórico para la vivienda", comenta Saint-Geours. Por su trabajo anterior como subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores sabía que el Patrimonio Nacional francés era propietario de dos históricos tapices de Picasso, guardados (casi escondidos) desde hace más de 30 años en París, y que solo se habían mostrado en público en los años 80 del siglo pasado. Ha sido el trabajo conjunto de Patrimonio, Exteriores y Cultura y hasta saber que venían a Madrid fue un pulso. Amable, pero un pulso", se ríe el embajador...
Ana Montenegro. Fuera de serie. El Mundo, domingo 31 de marzo de 2019  

viernes, 5 de abril de 2019

Zaz, la niña rebelde de la chanson

Es la cantante francesa de mayor proyección en el extranjero. Sus temas, llenos de alegría y de desgarro, cuentan con fans como Plácido Domingo, Quincy Jones y Martin Scorsese. En abril, Isabelle Geffroy pasará por Madrid para presentar su nuevo disco Effet miroir.
En su nuevo sencillo, Qué vendrá, canta un estribillo en castellano. Zas aprendió a chapurrearlo durante los veranos que pasó cerca de Tortosa, en el delta del Ebro, a la sombra de la huerta de una amiga de su madre donde una vieja alberca de hormigón hacía las veces de piscina. Además, la cantante está convencida de haber sido "una prostituta española, con el pelo muy negro, en una vida anterior". Por esos motivos tiene en un pedestal a España, uno de los países donde su música funciona mejor. "Cantar en castellano es una manera de agradecerlo",  dirá al comienzo de un distendido encuentro en París, tan poco formal que cuesta definirlo como entrevista...
"Intento seguir siendo una niña porque cuando dejas de serlo te mueres. Pero he encontrado una serenidad. Me encuentro más en paz conmigo misma que en otras épocas. Antes estaba muy enfadada. Ahora no es un sentimiento que privilegie. Me gustaría que mi vida fuese un bonito guión", dice Zas, nacida con el nombre de Isabelle Geffroy, aunque dice que hoy solo la llaman así al presentarla en las entrevistas. 
Ese cambio se refleja en Effet Miroir, su cuarto disco de estudio y el primero con temas originales desde hace cinco años. En el vuelve a cantar a los pequeños placeres y las grandes decepciones de la existencia, siguiendo la fórmula mágica con la que conquistó a millones de fans en el mundo con su debut en 2010. Aquel álbum homónimo contenía un superéxito titulado Je veux, oda a la autenticidad en un planeta obsesionado con el capital. El álbum que presentará el 1 de abril en un concierto en el WiZink  Center de Madrid insiste en algunas ideas de su debut. Son canciones buenrollistas pero con un inevitable toque de nostalgia, interpretadas con su voz prodigiosa, ronca pero cristalina, que a muchos les recuerda a las estrellas de la chanson del siglo pasado...
Álex Vicente. El País Semanal, domingo 31 de marzo de 2019

jueves, 4 de abril de 2019

Querido Albert...Con cariño, René

René Char y A. Camus
René Char llegaba a casa de los Camus en la Rue Madame de París con su porte de gigante imponente y bonachón, 1,92 de altura y un abrigo gigantesco "con unos bolsillos que parecían la cueva de Alí Babá", recuerda Catherine Camus, entonces una niña. De los bolsillos sacaba un montón de chicles de la marca Hollywood con sabor a clorofila.
Para Catherine y Jean , los hijos de Albert Camus, que les tenía prohibidos los chicles, las visitas de Char eran una fiesta. Para Char y Camus eran la ocasión de retomar el hilo de una amistad intensa y prolongada durante una década y media, relación que se inició al final de la Segunda Guerra Mundial y que solo interrumpió la muerte de Camus en un accidente de coche el 4 de enero de 1960. 
Eran dos hombres del Mediterráneo, dos hombres del sur. Uno era un poeta mineral y profético, que raramente leía novelas y fue amigo de los surrealistas y de Heidegger. El otro, un escritor que hoy llamaríamos workaholic o adicto al trabajo, un genio polifacético, autor de novelas, ensayos, teatro y periodismo. El primero era hijo de una familia de notables de pueblo que había abandonado los estudios joven , el otro había nacido en una familia pobre de franceses de Argelia, que todavía pertenecía a Francia y había sido un estudiante brillante que se había beneficiado de todas las palancas de la meritocracia republicana. Eran dos intelectuales que resistieron al nazismo y después se opusieron al estalinismo. Ambos dejaron su testimonio en las 192 cartas que contiene Correspondencia 1946-1959, que publica en castellano la nueva editorial Alfabeto con traducción de Ana Nuño.
La correspondencia de Camus ofrece una imagen forzosamente parcial de una amistad que, como dice Laurent Greilsamer, autor de la biografía René Char, en realidad desbordaba el género epistolar. "Lo esencial de su amistad no sucedía en la correspondencia", dice. Sucedía en los cafés y en las comidas, en los paseos por el campo provenzal, en los viajes de dos días en automóvil entre París y L'Isle-sur-la-Sorgue, el pueblo de Char...
El libro es mucho más que una pieza para fans de Camus o Char, o un objeto para especialistas. Si la correspondencia de Camus con la actriz María Casares, publicada en francés en 2017 y aún inédita en castellano, era una gran novela de amor, el epistolario con Char, publicado en francés en 2007, es la gran novela, y a la vez un tratado de la amistad...
Marc Bassets. Babelia. El País, sábado 16 de marzo de 2019

miércoles, 3 de abril de 2019

Vigo celebra su Reconquista sin rencor por el pasado

                                                               Foto, R Grobas
Vigo llevaba semanas bajo el yugo del Ejército de Napoleón y la desesperación había hecho mella en locales e invasores. La falta de víveres se hacía notar y la moral de las tropas francesas flaqueaba, creando el caldo de cultivo propicio para que los vigueses se alzasen en armas. Corría 1809 y tal día como hoy, 28 de marzo, un alzamiento popular convertía Vigo en la primera ciudad de Europa en expulsar a los franceses.
Hoy es 2019 y Carlota viste el mismo atuendo que llevaría de haber nacido 210 años atrás. Recorre al ritmo de los tambores los escenarios clave de aquella gesta de sus antepasados para recobrar su libertad. A su alrededor una avalancha de cerca de 700 escolares, ella, a sus nueve años, rememora:"Los franceses querían tener las tierras de Vigo pero eran de los vigueses y quisieron recuperarlas. Usaron los tambores y todo lo que tenían a mano y les hicieron frente. Les ganamos.
La sencillez del lenguaje infantil se convierte en la mejor carta de presentación para una de las grandes hazañas de la Guerra de la Independencia española y recoge en tan sólo un puñado de palabras el espíritu de la Fiesta de la Reconquista. En sus 25 años de historia , la asociación de vecinos Casco Vello de Vigo la ha convertido en la gran fiesta de la ciudad, la que mejor agita el orgullo de ser vigués  y la más multitudinaria: durante el fin de semana se espera a más de 30.000 personas.
Los escolares de Vigo no necesitan un libro de Historia para saber qué significa esa fiesta, pues ayer la revivieron en primera persona con motivo de la Reconquistiña. Palabra tan gallega como simbólica para resumir la mañana en la que volvieron a resonar los tambores de guerra en la primera ciudad de Galicia...
Natalia Puga. El Mundo, jueves 28 de marzo de 2019.