miércoles, 31 de enero de 2018

París se prepara para revivir el Mayo del 68

Para celebrar el 50 aniversario de la revolución de Mayo del 68, París volverá al asfalto para encontrar la playa. Medio siglo después de la mayor huelga de la historia de Francia, las principales instituciones culturales de la capital han decidido unir fuerzas para crear un programa común y celebrar el "espíritu del 68". "Hace 50 años el movimiento de protesta de Mayo del 68 dio la vuelta a las calles de París, de Nanterre y a las mentes en toda Francia. Vinculado a un vasto movimiento internacional de protesta, transformó profundamente la sociedad francesa", cita el comunicado emitido por el Centro Pompidou, principal impulsor de los festejos, en nombre del resto de instituciones.
 El centro, creado en 1977, liderará la programación con Mayo del 68: Asamblea general , una "ocupación permanente del foro durante más de tres semanas en forma de exposiciones, debates, actuaciones, proyecciones y talleres, todo en entrada libre". El nombre del evento es uno de los muchos guiños a los lemas de la revuelta estudiantil como el que pintaron a la entrada del teatro del Odeón durante su ocupación: "Cuando la Asamblea Nacional se convierte en un teatro burgués, los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales". El Palacio de Tokio templo del arte moderno de la capital también hará honor a las reivindicaciones que nacieron durante la revolución, vistiendo su fachada trasera con "una pintura monumental" sobre la cual el grafitero español Escif va a "reproducir las escrituras que acompañaron a los estudiantes durante las revueltas de Mayo del 68". El artista valenciano dejará sitio para otras pequeñas rebeldías más contemporáneas: las de algunos  de los visitantes del museo. los grafitis clandestinos trazados en los baños del edificio.  La Universidad de Nanterre dedicará todo el año al tema 1968-2018: Propongamos, declinado en varios eventos. La Biblioteca Nacional de Francia también rendirá honor a Cohn-Bendit con la exposición Iconos de Mayo del 68, las imágenes tienen una historia. Bellas Artes se centrará en las imágenes de las protestas : carteles, pinturas, películas y fotografías que conforman la cultura visual de la extrema izquierda francesa. Los Archivos Nacionales revelarán en la exposición 68, los archivos del poder, documentos inéditos provenientes "del otro de la barricada": de las oficinas de la Administración, de la prefectura de Policía o del poder ejecutivo, que se enfrentó a la mayor huelga de la historia de Francia.
Alexandra F. Coego. París. La Voz de Galicia, lunes 22 d enero del 2018

martes, 30 de enero de 2018

El tapiz de Bayeux se expondrá en Reino Unido

El tapiz de Bayeux, el gran lienzo que narra la invasión de Inglaterra en 1066 por el duque normando Guillermo El Conquistador, se expondrá en Reino Unido por primera vez en 950 años. Está previsto que el presidente francés Emmanuel Macron anuncie el histórico préstamo, que se materializará previsiblemente en cinco años, en su reunión con la primera ministra británica, Theresa May. Los casi 70 metros que se conservan narran en 73 escenas la conquista y sus motivos. 
¿Qué les depara el futuro a los museos?¿Deben dirigirse los centros de arte a una selecta minoría o aspirar a seguir ampliando su público? Los responsables de algunas de las principales instituciones del arte de todo el planeta se reunieron el viernes en París para responder a este tipo de preguntas. Analizaron los retos que les reserva un siglo marcado por las nuevas tecnologías, los presupuestos menguantes y la diversificación de las voces que participan en la conservación del arte. Este inusual cónclave, organizado por la Fundación Louis Vuitton de París, reunió a los máximos responsables de la Tate de Londres, el  Centro Pompidou de París, el MoMA de Nueva York, el LACMA de Los Ángeles, el Hermitage de San Petersburgo o el Museo Reina Sofía de Madrid... El diálogo fue moderado por dos prestigiosos críticos de arte, el suizo Hans Ulrich Obrist y la francesa Élisabeth Lebovici, quienes interrogaron a los participantes sobre la noción de centro y periferia, la expansión en nuevos edificios o sedes deslocalizadas o la necesidad de ajustar presupuestos en un contexto de rentabilización máxima. También hablaron de la ampliación de las colecciones en nuevas direcciones por la necesidad de formular nuevos relatos en la historia del arte, como los protagonizados por mujeres o minorías étnicas....
Álex Vicente. París. El País, jueves 18 d enero de 2018.

lunes, 29 de enero de 2018

No hay felicidad sin rebelión

Fotograma de El joven Marx
No deja de ser curiosa la ausencia de biopics -películas biográficas- sobre dos figuras tan decisivas para la historia como Marx y Engels. Frente a este incomprensible silencio fílmico y ante el poco entusiasmo de los productores de media Europa, contra viento y marea, el director de la notable I am not your negro se empeñó en materializar un magnífico guión para contarnos la primera época de unos veinteañeros Karl y Friedrich, desde que ambos se encuentran, 1843, hasta que se publica el Manifiesto Comunista, en 1848, un mes antes del estallido de la revolución que agitó medio mundo. Colonia, Manchester, París y Ostende, son los escenarios de la historia. Y por allí andan Bakunin y Proudhon -encarnado por Olivier Gourmet, actor fetiche de los hermanos Dardenne-, Weitling o Grun y hasta el pintor Gustave Courbet. Los rostros de los actores -excepcionalesAugust Diehl y Stefan Konarske- ofrecen autenticidad realista -nada romántica ni neoclásica- como la propia pintura de Courbet. Y el film nos retrata con asombrosa concisión, no exenta de pasión -"siento la sangre revolviéndose en tu escritura", dice Engels de los textos de Marx-, una época dura y gris, teñida de las manchas de la revolución industrial. Pero la película también relata la historia de la amistad incondicional de dos jóvenes que actúan valientemente, sincera y consecuentemente, siguiendo el dictado de sus conciencias y creencias, aunque, claro, a veces se equivoquen. "Solo soy un hombre", le dice Marx a su mujer Jenny -la conmovedora actriz Vicky Krieps-, aristócrata que eligió la pobreza:"No hay felicidad sin rebelión". Y cuando discurren los créditos finales -¡con la banda sonora de Like a rolling stone cantada por Dylan!- resumiendo en dos minutos de imágenes los ciento cincuenta años de historia que vendrían después -con el colofón del crac del 2007 - pensamos que harían falta muchas más películas como esta. Pues El joven Karl Marx no es una obra maestra ni lo pretende, pero sí, útil, didáctica y honrada, que debería ser asignatura obligatoria en estos tiempos de neocapitalismo rampante.
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, lunes 22 de enero de 2018

domingo, 28 de enero de 2018

El faro de Nueva York

Dos o tres días antes de nuestra salida hacia Nueva York, en el curso de una cena con mis 
colegas del Instituto, uno de los jóvenes profesores que, una vez aprobada la oposición, realizan sus prácticas en nuestro centro, me regaló una bonita libreta para que escribiese mis impresiones sobre el viaje, cumpliendo el rito de tantos viajeros, algunos ilustres, otros menos, de redactar un Nuevo Cuaderno de Nueva York. Estos apuntes que escribo estas semanas, además de para mis lectores habituales, están des-tinados a corresponder a ese encargo tan simpático de mi amable  compañero.  Le comento a veces lo que voy escribiendo aunque espera pacientemente a leerme en el cuaderno. Cuando le anuncié el título de la entrega de hoy  me preguntó:"¿el faro de Nueva York?, ¿cuál es el faro de Nueva York ?", y al instante, él mismo, respondió:"Ah, sí, la Estatua de la Libertad". " La liberté éclairant le monde/ La libertad iluminando el mundo" es el nombre completo de esta estatua, situada en una pequeña isla del mismo nombre, al sur de Manhattan, en la desembocadura del río Hudson. Da la bienvenida a todos los visitantes del mundo. Símbolo de la libertad política y de la democracia, inaugurada en 1886, fue un regalo de los franceses con motivo del Centenario de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos. La estatua es obra de un escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi. Su estructura interna fue diseñada por Eiffel. Desde su inauguración, esa estatua era la primera visión que tenían los emigrantes europeos al llegar a los Estados Unidos tras su travesía por el océano Atlántico. Desde el punto vista arquitectónico recuerda al Coloso de Rodas. El día de nuestra visita fue uno de los más fríos de nuestra estancia en Nueva York, el único en que el sol no se asomó. Si la espera para pasar el control se hubiese prolongado más, más de uno de los sufridos turistas  terminaría congelado.

sábado, 27 de enero de 2018

Un flâneur en París

El término flâneur, que denomina al ocioso observador deambulante, se inventó en París. Pues no hay lugar mejor para caminar sin rumbo tratando de llegar a ninguna parte. He aquí unas cuantas coordenadas. Un edificio secreto. "La mejor casa de París", según Nicolai Ouroussoff, el que fue crítico de arquitectura de The New York Times. "Una máquina lírica cuya teatralidad es la antítesis de la seca estética funcionalista que reinó durante buena parte del siglo XX". Esta casa deslumbrante, La Maison du Verre, fue diseñada por Pierre Chareau entre 1928 y 1932 y podría encuadrarse en el período clásico del Movimiento Moderno. Tres pisos cuya estructura de hierro sostiene paneles en cada uno de los cuales se cuentan 24 bloques de vidrio. Para entrar es imprescindible concertar la visita. Maison du verre. Rue Saint-Guillaume, 31. Un museo. Cuando en 1874 el crítico Louis Leroy observó el cuadro Impresión, sol naciente, de Monet, quedó impresionado para mal y con su consiguiente crítica negativa dio nombre al Impresionismo. Faltarán años para agradecérselo. La lección de arte que nos brinda el Museo Marmottan es antológica. Incluye ese cuadro determinante, y tantos otros de Manet, Degas, Renoir...La famosa sala circular del piso de abajo alberga flotantes nenúfares de Monet. Uno se siente recompensado por él  y, como en los jardines de Giverny, sobrecogido e impresionado, nunca mejor dicho. La plaza donde vivió Delacroix. Escondida entre esas calles tan bohemias del 6ème arrondissement (mucha atención al café La Palette: cafelapaletteparis.com y a un paso de la abadía de Saint-Germain y los cafés de los existencialistas (Café de Flore, Les Deux Magots, Café Napoléon), la Place de Furstemberg es una de las más charmantes de París. Mantiene en su centro cuatro paulonias que en primavera tiñen el aire de violeta, confiriendo al espacio un aura romántica más o menos compatible con el temperamento de Delacroix, el gran pintor del romanticismo francés, que escogió este rincón para instalarse sus últimos seis años de vida (de 1875 a 1863) y pintar alejado del ruido pero en el mismo centro de París...
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes 29-12-17

viernes, 26 de enero de 2018

La princesa de París busca su reino

Charlotte Gainsbourg
Charlotte Gainsbourg. Desde niña cada uno de sus pasos ha sido comparado en términos genéticos. Hija de Jane Birkin y Serge Gainsbourg, semidioses de la cultura francesa, la actriz y cantante edita un nuevo disco y confiesa: "No tengo el talento de mi padre ni la belleza de mi madre"...La cita es en el bar de un lujoso hotel parisiense, a solo un par de esquinas de la casa donde creció. La mítica morada en la Rue de Verneuil en la que vivió su padre, ese Zeus de la melodía llamado Serge Gainsbourg, hasta su muerte en 1991...La fachada está cubierta de una impresionante reproducción de los rostros de sus padres a escala gigante. En este rincón de la ciudad Charlotte Gainsbourg se siente como en casa. Pero éste ya no es su hogar. Tras la muerte de su hermanastra, la fotógrafa Kate Barry, Gainsbourg se mudó a Nueva York. "Me pasé seis meses en la cama. Me sentía culpable por marcharme, pero fue la única forma de sobrevivir", explica con su inimitable hilo de voz... La estrategia funcionó. Gainsbourg pudo reinventarse a la luz d deel optimismo beato sus autóctonos...Recorrió Manhattan en su bici, pasó horas cocinando con sus tres hijos y se inició en el deporte, actividad proscrita en una familia donde "lo obligatorio era ser poeta maldito y sufrir mucho", como confiesa entre risas. Dedicó el tiempo que le quedaba a terminar un disco que llevaba siete años postergando. Lo tiñó de pop sombrío y de letras lóbregas, que escribió en sus dos lenguas maternas. Y tras una larga reflexión decidió titularlo Rest (editado por Because/universal). Como el rest in peace que se desea a los muertos en inglés. Como el imperativo francés que les exhorta a no abandonarnos. No hay que ser bilingüe para entender que este es un disco sobre la muerte. "Pero también sobre la vida, porque yo sigo aquí. Es un álbum sobre el dolor que provoca la muerte y sobre el arrebato vital que viene después", resume Gainsbourg. "Al llegar a Nueva York, logré recuperar el apetito por la vida. Seguía obsesionada con la muerte de mi hermana, pero existía una distancia que la convertía en algo menos real y concreto". Pese a todo, no le gusta ver su disco como una terapia. "Es un proyecto artístico y no un proceso de curación. Por otra parte, cuando terminé el álbum tampoco me sentí aliviada. Sigo encontrándome en un estado de incomprensión respecto a su muerte..."
El disco también le sirvió para saldar cuentas consigo misma. Desde que tiene uso de razón, Gainsbourg ha estado a la sombra de la fama cegadora de sus padres ... Siempre ha vivido con la desagradable sensación de no estar a la altura de sus estándares genéticos... Con Rest parece aceptar, por fin, su condición de hija de. "Es verdad. Ahora lo llevo mejor".....
Álex Vicente. El País Semanal, 29-12-2017

jueves, 25 de enero de 2018

Jacob,Jacob

En la frontera entre varias culturas, países y religiones al borde una realidad, allí nace Jacob, Jacob la última obra de la francesa Valérie Zenatti (niza, 1970). La novela que tuvo el premio Inter Livre, se centra en la corta vida de Jacob, muerto al final de la Segunda Guerra Mundial y en la huella que el personaje dejó entre los miembros de su familia. Criada en Israel, Valérie Zenatti aborda el tema multicultural y religioso en casi todas sus obras. La experiencia del servicio militar a los 18 años le inspiró para escribir Cuando era soldado. En 2008, publicó Una botella al mar de Gaza, obra en la explora el conflicto judío palestino. La historia de Jacob rescata la memoria del hermanos de su abuelo, joven judío intelectual de Constantina, alistado en 1944 para ir a luchar contra los alemanes a las costas francesas. Unas semanas más tarde, Jacob muere en combate con apenas 19 años. Con alternancia de capítulos, la novela sigue al joven soldado y a su familia argelina, modesta y pendiente de unas tradiciones respetadas solo por una arte del país. A través del retrato del joven, la novela muestra la vida en las colonias francesas. Lugares donde se entremezclan los idiomas, en el caso de la familia de Jacob el hebreo, el árabe en casa, el francés en la calle. La gente -y Jacob el primero- aprenderá a idealizar un país, Francia, que apenas conoce a través de los textos de los libros, la radio y las canciones. Cuando Francia lo necesito, sin la menor duda Jacob se alista. 
El relato es de una extraña ternura. De las palabras y la forma de Zenatti procede el poder del texto que confiere un sentido más profundo a la historia de este muchacho que se deja arrastrar a una guerra que le es completamente ajena, sin entender el sentido de la lucha...
Jacinta Cremades. El Cultural 12-1-18 

miércoles, 24 de enero de 2018

Decae el apoyo a Charlie Hebdo

Durante sus últimos 157 números, Charlie Hebdo ha seguido siendo Charlie Hebdo, una revista irreverente con todo y con todos, especialmente con las religiones y en particular con la musulmana. Pero defender a ultranza la libertad de expresión y el laicismo militante que profesa una sociedad que sigue debatiendo acaloradamente estos conceptos, no ha sido fácil. "Cuando llego (a la redacción), cuando todavía estoy en la calle, tengo miedo", reconoce uno de los miembros del equipo en el último ejemplar de la revista, que revela detalles de la vida "como en una lata de conservas" - en una oficina cuya dirección es mantenida en secreto y bajo fuertes medidas de seguridad-, en medio de constantes amenazas y un miedo permanente del equipo del semanario satírico tres años después del atentado que diezmó su redacción. No es un sentimiento exclusivo del equipo de Charlie. "El miedo se ha instalado, no solamente a la hora de diseñar una caricatura, sino en el momento mismo de manifestar una opinión. La gente dice cada vez menos lo que piensa", lamenta el caricaturista de Le Monde, Jean Plantureux, Plantu. Para Charlie Hebdo siempre habrá un antes y un después del 7 de enero de 2015... Tres años más tarde del atentado la solidaridad ha decaído. Además de una bajada sustancial en las ventas tas las extraordinarias tiradas después del ataque, también el sentir popular se ha enfriado. Según una encuesta, el 61% de los franceses declara seguir "sintiéndose Charlie", diez puntos menos que en 2016. Y un 38% de los sondeados considera que con sus caricaturas la revista satírica va demasiado lejos. "Charlie es una revista satírica y de opinión. La sátira no tiene por objetivo gustar a todo el mundo, y la opinión puede ser siempre cuestionada", replicó este sábado Gérard Biard, redactor jefe de Charlie Hebdo, al término de un debate en París para conmemorar el aniversario de la matanza.
Silvia Ayuso. París. El País, 7 de enero de 2018

martes, 23 de enero de 2018

De un Louvre a otro

De un Louvre a otro -título de la muestra- hay cerca de 7.000 kilómetros y una gran brecha cultural y política. No importa: los intereses comerciales de Francia y los ahogos presupuestarios de sus museos han propiciado  un acuerdo sin precedentes. Existen ya otras muchas franquicias museísticas en el mundo pero ninguna con términos económicos ni siquiera cercanos a los de este acuerdo, ninguna ligada a un programa de cooperación gestionado a nivel gubernamental y ninguna fruto de una coalición de museos, entre ellos el Centro Pompidou, el Museo de Orsay, el Museo Quai Branly, el Palacio de Versalles o el Museo Rodin que, bajo el paraguas de la Agencia France -Muséums y liderazgo del Louvre, no sólo han depositado obras en el museo emiratí sino que también prestan asesoría y piezas para las exposiciones, cuatro al año que organizarán con destino a él durante tres lustros. Se vislumbra ya que la estrategia de atracción de visitantes del LAD no se fundamentará en las muestras blockbusters sino en su edificio y sus obras "propias", siendo la programación de temporales un complemento para profundizar en las líneas dibujadas por la colección....Esta primera exposición temporal es ante todo un mensaje institucional. Comisariada por Jean-Luc Martínez, presidente director del Louvre, y Juliette Trey, su conservadora de Artes Gráficas, acierta a relatar la creación del museo francés y su evolución de colección real a museo universal, pero dista mucho de ser apasionante y hay en ella muchas piezas de segunda categoría, con predominancia del arte cortesano y académico francés del siglo XVIII. Pocas obras dignas de mención, más allá de Rubens, Chardin, Vernet o Corot. Se trata ante todo de recalcar el ilustre abolengo -como pretendido hijo de la Ilustración- del LAD, equiparando además, discretamente, la voluntad regia que está en el origen del Louvre francés con la dadivosidad cultural de la dinastía reinante en el emirato... La muestra quiere también subrayar cómo el Lad ha heredado de su matriz la ambición de convertirse en "museo universal", quizá, en parte, para avalar la adquisición masiva de importantes obras de arte de todos los continentes... Hay que tener en cuenta que los emiratíes nunca habían visto en su tierra obras de arte de este calibre. En Abu Dhabi no existía antes un solo museo que mereciera tal nombre. Tampoco hay galerías ni programaciones expositivas reseñables, excepto la Art Gallery de la New York University, también en el dorado gueto cultural turístico de Saadiyat. Sin embargo no todos se beneficiarán de este gran avance patrimonial. Aquí no se aplica aquello de "Libertad, igualdad, fraternidad y éste no es museo para todos, como la Francia revolucionaria que abrió las puertas del antiguo palacio real en París habría comandado....
Elena Vozmediano. El Cultural, 5 - 1 -2018

lunes, 22 de enero de 2018

120 pulsaciones por minuto

120 pulsaciones por minuto, de Robin Campillo, llega a España tras haber sido uno de los grandes éxitos de 2017 en Francia. Robin Campillo (Mohammedia, 1962) hubiese preferido dirigir una película de ciencia ficción, pero se le torcieron los planes. Durante la preproducción de ese proyecto, el director y guionista empezó a tener pesadillas por las noches. Se le aparecía como un fantasma del pasado, una vieja idea abandonada en algún rincón de su cabeza. "Llevaba años esquivando esta película, pero entendí que tal vez había llegado el momento de enfrentarme a ella", explica Campillo, gran revelación del último cine francés con su tercer film como director, 120 pulsaciones por minuto. Si el cineasta se resistió durante tanto tiempo a sacar adelante el proyecto, fue porque le recordaba una etapa difícil de su vida: los primeros años noventa, cuando militó en Act Up-Paris, asociación fundada en 1989 que aspiraba a romper el silencio sobre la epidemia del sida. Su trabajo fue forzar a las autoridades públicas y a los laboratorios farmacéuticos a abandonar su notoria indiferencia, a través de métodos que no siempre fueron pacíficos. "Fue un momento muy duro. Viví lo mismo que uno de los personajes de la película. A los 18 años tuve un novio bisexual que se acostaba con todo el mundo. Mucho tiempo después, entendí que él estaba enfermo, aunque nunca lográsemos hablar abiertamente del tema. Cuando murió, me costó mucho encajar lo que le había sucedido", relata Campillo, con los ojos humedecidos. "Sentí una ira terrible. La clandestinidad de los enfermos era tan fuerte que ni siquiera ellos podían hablar de lo que les sucedía", añade. Su filme se desarrolla en los noventa, pero podría hacerlo en la actualidad. Nada en su dirección artística, en el vestuario, en la forma de hablar de sus personajes remite a un pasado remoto, sino a un presente reconocible. "Desconfío del concepto del filme de época. He querido hacer una película sobre el presente. No quería que el espectador saliera de la sala con la sensación de que ese fue otro tiempo". Lo dice porque la enfermedad sigue matando, por muchas campañas de prevención que existan...
Álex Vicente. París. El País, viernes 19 de enero de 2019

sábado, 20 de enero de 2018

Francia reina en los museos de Nueva York

Los Burgueses de Calais  en el Metropolitan Museum of Art
La presencia poderosa de Francia, sobre todo de su pintura, en los tres museos que visitamos, Met, MoMA y Guggenheim me sorprendió gratamente. En realidad fueron más paseos que visitas, siempre presionados por la premura del tiempo. Del Metropolitano salí como se sale de un banquete extraordinario pero excesivo. En las Galerías Meyer, dedicadas a la pintura europea del XIX y principios del XX,  destaca por la cantidad la francesa.  Era la última parte del recorrido, mis hijos me dieron unos veinte minutos para echar un vistazo. Me sentí como un hambriento ante una mesa rebosante que sabe que dispone de muy poco tiempo para el festín: dos salas al menos para Corot, otras tantas para Courbet. Manet, Degas, 37 obras de Monet, Renoir, 20 de Cézanne, Gauguin, Van Gogh.  Picasso y Matisse. No sé cómo también me encontré frente a David, La Tour y Fragonard y tantos otros que no recuerdo. Extravíe mi pequeña libreta donde iba anotando una selección para enumerar lo que ví con un cierto criterio  ya que, como el hambriento que ignora el orden establecido para comer, así me estoy comportando hoy con este desfile de pintores, cada uno con numerosos cuadros, que contemplé aturdida. De todos ellos se impone ahora el recuerdo de L'autoportrait avec le chapeau de paille de Van Gogh. Y no sólo pintura, cuando recuperé a mis hijos y buscábamos la salida, desembocamos en una gran galería dedicada a Rodin. Un poco antes, deambulando, pasé ante Ugolino y sus hijos de Carpeaux. En algún momento cruzamos una puerta del siglo XIII, con dos estatuas hechas en Borgoña, una cada lado de la puerta, de dos reyes: el rey Clodoveo I y el rey Clotario. También pertenecen al Metropolitan aunque se encuentran en otro lugar, un museo de Arte Medieval, en el Uptown de Manhattan, los Cloisters/cloîtres/claustros medievales franceses, cinco cloîtres franceses restaurados que fueron incorporados al edificio moderno, que por supuesto no vimos. En ese museo se guardan 5.000 obras dedicadas a la Europa medieval. Entre ellas: Les Belles Heures du Duc de Berry y una serie de siete tapicerías llamadas La chasse à la licorne / La caza del unicornio.

La excepcionalidad francesa

El Collège de France
El  Collège de France, una institución educativa pública, es un brazo armado de la cultura y la ciencia en Francia desde el Renacimiento, aunque quede lejos el tiempo en que este país marcaba el paso de los avances de la humanidad. Un día, durante la ocupación nazi, Paul Valéry se cruzó con un oficial alemán a las puertas del vetusto edificio donde el escritor impartía sus lecciones de poética.  -¿Qué se enseña en esta escuela ? -preguntó el oficial. -He aquí un lugar donde la palabra es libre -respondió el poeta. La anécdota aparece en el capítulo consagrado al Collège de France en el monumental Los lugares de la memoria, coordinado por el historiador Pierre Nora. Porque el Collège de France, o Colegio de Francia, es uno de estos lugares de la memoria: una institución que a lo largo de los siglos ha ayudado a configurar la identidad nacional francesa. 
Una universidad sin diplomas. Un centro de investigación con aulas abiertas a todo el mundo, y sin pagar matrícula ni billete de entrada. Una institución del Estado -fundada por un rey y posteriormente bajo la protección del presidente de la República- pero celosa, como señalaba Valéry al oficial alemán, de su libertad. Un emblema del vigor de la excelencia francesa, de su force de frappe cultural y científica (del mismo modo que la fuerza nuclear es un pilar de  fuerza geopolítica), aunque queden lejos los tiempos en que las letras y las ciencias de este país  marcaban el pulso de los avances de la humanidad. Hoy, casi medio milenio después de su fundación en 1530 por el rey Francisco I  y el humanista Guillaume Budé, el Collège de France sigue fiel al espíritu original, que hace de él una especie de objeto académico no identificado. Lo único comparable en otro país quizá sea el Instituto para el Estudio Avanzado de Princeton, fundado en 1930 con Albert Einstein como uno de sus primeros profesores.
"Queda el espíritu del Renacimiento, explica Alain Prochiantz, administrador del Collège y profesor titular de la cátedra de procesos morfogenéticos... Nuestra divisa, docet omnia (enseñarlo todo, impartir todas las materias), aún es válida"... Además del docet omnia, el otro lema lo acuñó uno de sus profesores ilustres del siglo XIX, Ernest Renan: en el Collège de France se enseña la ciencia mientras se está haciendo". Cada uno de los profesores - 47 hoy- tiene dos obligaciones: explorar las últimas fronteras del conocimiento e ir enseñando al público - que puede ser un estudiante, un especialista o una persona de la calle con curiosidad- los resultados de esta investigación. Los cursos cambian cada año: reflejan la evolución de la ciencia en tiempo real. En el curso 2017-2018, por ejemplo, cualquier interesado puede asistir a las clases de la sinóloga Anne Cheng sobre la historia intelectual de China, ver al historiador Antoine Compagnon disertando sobre la literatura como deporte de combate, seguir el seminario del politólogo de referencia de la Francia contemporánea, Pierre Rosanvallon. sobre la democracia en la era de la posverdad, descubrir en qué trabaja la astrofísica Françoise Combes asistiendo a sus lecciones sobre "Dinámica de las galaxias", o aprender en boca del propio Prochiantz que es "El mito del 1,23% ", el título de su curso este año...
Marc Bassets. París. El País, domingo, 17-12-17

viernes, 19 de enero de 2018

Voltaire/Rousseau, duelo ilustrado

José M. Flotats y Pere Ponce en una escena de Voltaire y Rousseau. 
Foto de MARCOSGPUNTO
Vuelve Jose María Flotats a una fórmula que le encanta: la del careo entre figurones de su amada cultura francesa. Ahí están los ejemplos de El encuentro de Descartes con Pascal el joven. Y La cena, donde el jacobino Fouché y el aristócrata liberal Talleyrand libribaban un sibilino duelo verbal. Ambos eran textos de Jean Claude Brisville. Ahora enfrenta a dos pensadores cruciales en el Siglo de las Luces: Voltaire y Rousseau. Su debate, enconado y constructivo a un tiempo, lo vemos desde el 12 de enero en el Teatro María Guerrero. "Los ciudadanos de hoy somos hijos de sus ideas a un 50%, afirma Flotats, que dirige el montaje y además interpreta a Voltaire, un gustazo que llevaba años queriéndose dar. A Rousseau le da carne y voz Pere Ponce. La obra es de Jean-François Prévand, que se ha basado en la correspondencia que cruzaron. En ella queda constancia de su inquina y admiración mutuas. La charla se desarrolla en el castillo de Ferney, donde se había afincado, estratégicamente, Voltaire: parte del edificio daba a la frontera suiza, de manera que podía escapar a la carrera de las huestes de Luis XV si intentaban echarle el guante por sus vitriólicos escritos. La valentía para poner en solfa la monarquía absoluta es una de las virtudes que más destaca Flotats de esta iluminadora pareja. "Ambos son un ejemplo de libertad irredenta. No dejaron de escribir lo que pensaban en un régimen refractario a cualquier tipo de crítica y con la Inquisición todavía matando a herejes y disidentes", explica Flotats a El Cultural. La religión y la creencia en Dios es precisamente lo que da pie a la discusión.
Rousseau decide visitar a Voltaire en sus aposentos para reprocharle su agnosticismo, vertido en una obra sobre el devastador terremoto que destruyó  Lisboa. Voltaire muestra su escepticismo ante un Dios que permite algo así. La providencia, en su opinión, es un invento de los hombres. El autor del Contrato social discrepa. Le afea que un hombre como él, de clase pudiente, criado sobre mullidas alfombras, dude de la bondad divina. Luego saldrán a relucir cuestiones sociales sobre las que también se enzarzan. Y vaticinan por donde va a caminar la humanidad en el futuro...
A. Ojeda. El Cultural, 12-1-2018

jueves, 18 de enero de 2018

Bagatelles pour un massacre

Lous- Ferdinand Céline
Los lectores que deseen leer en Francia una edición rigurosa de los panfletos antisemitas que escribió Louis-Ferdinand Céline (1894-1961) deberan esperar. Tras semanas de críticas del ámbito académico y de organizaciones judías e incluso avisos procedentes del Gobierno francés, la poderosa editorial Gallimard anunció ayer que aparca la reedición de Bagatelles pour un massacre/Bagatelas para una masacre) y otros dos textos de  Céline que, aunque no son ilegales, habían dejado de reeditarse tras la Segunda Guerra Mundial por orden del propio escritor y de su vida, tras morir él.  "En nombre de mi libertad de editor y de mi sensibilidad con mi época, suspendo este proyecto, al juzgar que no se dan las condiciones metodológicas ni de memoria para contemplarlo de manera serena", dijo el editor, Antoine Gallimard, en un comunicado a la agencia France Presse. La decisión de aplazar sin fecha la publicación de los panfletos cierra un capítulo en la discusión sobre el incómodo legado de uno de los grandes escritores de la literatura francesa del siglo XX y a la vez autor de los textos virulentos y filo nazis en cuestión. Francia no ha resuelto qué hacer con este autor: un clásico y un apestado, autor de novelas centrales en el canon contemporáneo como Viaje al fin de la noche, y al mismo tiempo de incitaciones al odio y elogios a Hitler  y colaboracionista en la Francia ocupada.
 Gallimard anunció en diciembre que publicaría en 2018 un volumen con Bagatelles pour un massacre, de 1937, L'École  des cadavres/ La escuela de los cadáveres, de 1938. y Les beaux draps/ Los bellos paños, 1941 . Y se abrió el debate. ¿Había que impedir el proyecto? ¿Tomarse más tiempo para preparar una edición sin riesgo de que la retórica de Céline envenanese las mentes contemporáneas en un país que en años recientes ha vivido repetidos atentados y ataques antisemitas? ¿Publicarlo con rigor y en un sello prestigioso? Algunos, como el abogado Serge Klarsfeld -presidente de la Asociación de hijos e hijas deportados en Francia y desde hace décadas figura destacada en la lucha contr el antisemitismo en este país- amenazaron con recurrir a los tribunales para frenar la publicación.Otros como el ensayista Pierre-André Taguieff, aceptaban que quizá había llegado la hora de publicar los panfletos, pero cuestionaban que Gallimard lo hiciera de manera correcta... La edición de Gallimard debía llevar un prólogo del escritor Pierre Assouline, autor de novelas y ensayos sobre el período de la ocupación y reconocido lector de Céline...



La suspensión del proyecto no significa su anulación definitiva, pero queda descartada su publicación como mínimo en 2018, al contrario de como estaba previsto inicialmente.
Marc Bassets. París. El País, 12 de enero de 2018

miércoles, 17 de enero de 2018

Tortilla de patatas para Macron

En las cocinas del Elíseo
En los fogones del Elíseo, nada se cuece sin contar con la aprobación del chef Guillaume Gómez, jefe de la cocina presidencial, donde trabaja desde hace veinte años. Gomez -el apellido se ha afrancesado perdiendo la tilde-, hijo de un español, es quizá la estrella más conocida en el Elíseo, después de los Macron, aunque posiblemente siga siéndolo después de él. Antes del actual jefe del Estado, han pasado por su mesa Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy, que le condecoró como Caballero de la Orden Nacional del Mérito y François Hollande. Guillaume Gomez presume lo justo de sus múltiples habilidades, pues su trabajo le exige una estricta discreción para no perder la confianza de sus jefes. La única revelación que ha hecho en los últimos tiempos es la petición de Brigitte Macron, esposa del presidente , que ha solicitado comer diez piezas de fruta a lo largo del día. Más allá de esto no sabemos nada de los gustos de Macron ni de ninguno de sus antecesores, tampoco de las exigencias de los más de 95.000 cubiertos que deben preparar cada año, sumando Jefes de Estado, personal del Elíseo, cuerpos diplomáticos de medio mundo y otros invitados estrella. Uno de ellos fue el Rey de España, Felipe VI, a quien François Hollande presentó personalmente a Gomez durante una visita oficial, según cuenta por teléfono el cocinero más popular de Francia. El chef pudo enseñarle su lugar de trabajo y asegura que el monarca se mostró muy contento tras la degustación de sus platos. Un honor particular entre las muchas emociones que despiertan las continuas visitas de sus reconocidos comensales. El chef insiste en que sus menús, acordados siempre el día anterior, no responden a los caprichos de los jefes de Estado, de ninguno, aunque sí a ciertos gustos personales. "Claro que a veces piden que sea algo ligero, una ensalada, una sopa..." Si uno quiere conocer sus mejores trucos puede descubrirlos en su primer libro, que salió a la venta estas navidades, Cuisine, leçons en pas à pas/ Cocina, lecciones paso a paso), el nuevo manual de referencia de la cocina francesa que, de momento, solo está disponible en francés, aunque se publica acompañado de fotografías de cada detalle. La editorial estuvo detrás del cocinero durante años antes de convencerle de esta aventura literaria, para la que Gómez ha debido trasnochar más de un día (asegura que llega a trabajar 300 horas al mes, que no toma días libres ni se coge ninguna baja). Lo de la falta de sueño es un rasgo que comparte con Macron, quien dice dormir tan solo 4 horas...
María D. Valderrama. París. Papel. El Mundo, martes 16 de enero de 2018

martes, 16 de enero de 2018

Alain Dominique Perrin y la Fundación Cartier

A. Dominique Perrin
A sus 75 años, Alain Dominique Perrin (Nantes 1947), coleccionista de arte y fundador de la Fundación Cartier, ha logrado ser un precursor de todas aquellas áreas en las que se lo ha propuesto. Algunas personas señalan el camino, otras ayudan a demarcarlo y muchas otras lo recorremos. Y Perrin no parece cansarse de señalar nuevas vías. Convertido en mandamás de Cartier en 1975, desde esa posición expandió la industria del lujo. Y entre sus decisiones, la más audaz fue crear, en 1984, una fundación para el arte contemporáneo. Esta ilumina hoy Montparnasse. No es solo lo que la fundación ha hecho, sino el modo en que mucho tiempo después, iniciativas de otras compañías referentes en la industria del lujo fueron copiando aquellas ideas. Hoy son norma, parte de una realidad que se financia más desde el sector privado que desde el público. Aquel impulso extraño tuvo que ver con el contexto político de la Francia de mediados de los ochenta. Dice Perrin:"Tras la elección de Mitterrand como presidente, los socialistas se pusieron de moda y nos vimos en la necesidad de transformarnos en actores claves ya de nuestro sector sino de la sociedad. Así que, a pesar de que Cartier era ya una marca de renombre mundial, decidimos enfocarnos en el negocio y el mecenazgo. Con ese fin creamos la fundación, con la idea de ayudar a artistas contemporáneos a encontrar subsidios y dinero del sector privado para darles la libertad económica con la que crear, tarea ardua, porque el arte contemporáneo no existía. 
El escultor César Baldaccini, padrino de la fundación, fue clave desde el comienzo: eligió el lugar adecuado para su establecimiento y ayudó a Perrin a materializar la extravagancia décadas antes de que la fiebre por el arte contemporáneo, que hoy se refleja en ferias, galerías colecciones de bancos, museos y particulares, fuera imaginable. Por romántico que parezca, aquella no era solo una estrategia de expansión corporativa. También era filantropía en el mejor de los sentidos. Más allá de su utilidad para desgravar impuestos, la sociedad a la que están dirigidas se enriquece con su acción...Perrin destaca el modo en que se financia la fundación: un 90% por Cartier y un 10% por proveedores que trabajan con la marca y, naturalmente, por particulares. Comprar obra, montar y realizar las exhibiciones y mantener el espectacular edificio que Jean Nouvel dio a luz en 1994, es una tarea que supera los 10 millones de dólares anuales (unos 8,2 millones de euros). Con la venta de libros, catálogos y entradas se recuperan cerca de dos millones... "El presupuesto, la contabilidad y la planificación de las exposiciones es realizado por el comité ejecutivo de la fundación, donde trabajan alrededor de 40 personas, cinco de las cuales son comisarias. Pero las reglas siempre fueron claras: realizar una muestra temática anual totalmente abierta al público y no mezclar Cartier con la fundación para que los artistas no trabajen con la empresa ni nosotros seamos sospechosos de favoritismo de manera que los ayudemos a promover su trabajo sin pedir nada a cambio. Eso es sumamente infrecuente y, aunque nos copian el estilo, el hacer exposiciones temáticas con coherencia y profundidad, como la que dedicamos en homenaje a Ferrari, al rock and roll, a las matemáticas o a los años sesenta, no se le da tan bien a la competencia", asegura...
Dani Levinas. París. El País, lunes de enero de 2018

lunes, 15 de enero de 2018

Loving Vincent

Escena de Loving Vincent
Premio del Público del prestigioso Festival de Annecy -dedicado al cine de animación  y del galardón  a la Mejor Película de Animación  de los Premios del Cine Europeo, Loving Vincent, llegó a las salas españolas este viernes pasado. Es la primera película pintada al óleo que se produce a nivel mundial. Esto significa que cada uno de los 65.000 fotogramas que la componen es en realidad un lienzo de 103 cm por 60 cm pintado a mano por un pintor profesional, dando lugar al método cinematográfico más lento jamás ideado y a un acabado visual tan original como apabullante. "Este proyecto se ha hecho por puro amor", explica la realizadora polaca Dorota Kobiela, que codirige el filme junto al británico Hugh Welchman -autor del oscarizado corto de animación Pedro y el lobo (2006)- . "He trabajado en él siete años a tiempo completo. Mi amor al trabajo de Van Gogh, a sus cartas y mi respeto a su lucha en la vida me han sacado adelante estos 7 años. Pero no era solo yo la que tenía que amar a Vincent Van Gogh. Nuestro equipo de artistas tenía que pintar los más de 65.000 fotogramas al óleo, tardando hasta siete días en elaborar un segundo de la película. Esto requería por parte de todos mucho compromiso y mucho trabajo". La película fue rodada en un principio con actores reales, entre los que se encuentran Saoirse Ronan (Brooklyn) o el televisivo Jerome Flynn (que interpreta al carismático Bronn en Juego de tronos). Estos trabajaron en sets construidos en estudios de Londres y Polonia con la apariencia real de los cuadros de Van Gogh o en cromas que recreaban después del rodaje los cuadros del pintor mediante técnicas de animación por ordenador. Después los artistas trabajaban sobre ese material. "La razón creativa para rodar con actores era que Van Gogh pintaba en sus retratos a personas reales porque quería transmitir sus emociones", asegura Hugh Welchman. "Por ese motivo queríamos tener personas de carne y hueso delante de nosotros también...La razón práctica es que al rodar acción real con actores podíamos crear en pocos días un material que en animación nos llevaría meses obtener".
 La película arranca en Francia en el verano de 1891, un año después de la muerte del pintor cuando el joven Armand (Dougla Booth) recibe una carta de su padre, el cartero Joseph Roulin (Chris O' Dowd), para entregarla en mano en París al hermano de Van Gogh. Sin embargo, en París no hay rastro de Theo del que se cuenta que murió poco después de que Vincent se quitara la vida. "Escribí muchas historias algunas basadas en su vida, otras partiendo de cuadros completos, también de época en Holanda  y de cuando vivió en los barrios bohemios de París", relata Dorota Kobiela. "Pero el primer guión real que surgió se centraba en los últimos días de su vida. Además los cuadros de aquella época me gustaban especialmente y el hecho de que pintara a gente con la que tenía un contacto regular al final de su vida también me atraía: el doctor Gachet, su misteriosa hija Marguerite Gachet, a la que pintó tres veces, y la hija del dueño de la posada en la Van Gogh murió, Adeline Ravoux".... En la película aparecen 31 cuadros representados parcialmente y otros 94 con un aspecto muy cercano al original, pero en las últimas escenas de flash backs se opta por un estilo diferente en blanco y negro...
Javier Yuste. El Cultural 12-1-2018

sábado, 13 de enero de 2018

Primeros apuntes sobre Nueva York

 ...esa impresión de entramado o tejido  de las ventanas que cubren los 
edificios, como colmenas, como si estuviesen cubiertos por un encaje...

Estuve en Nueva York del 24 al 31 de diciembre. Fue mi primera vez. Me acompañaban mis dos hijos. Ellos me convencieron de que era el momento de hacerlo. Y aunque, cuando empezaron a tramar este viaje, me mostré reticente, me dejé llevar y casi sin darme cuenta me encontré en el avión que nos llevaba allí. Pasé las semanas anteriores sobrecargada de trabajo, este año los alumnos de francés de mi instituto se multiplicaron por tres, y a duras penas empecé a leer Ventanas de Manhattan de Muñoz Molina, mi escritor de referencia como ya saben. Seguí leyéndolo durante el vuelo; lo terminé en una de las madrugadas del hotel mientras todos dormían. Ahora, ya de regreso, otros libros que hablan de Nueva York fueron llegando a mí, alguno reciente, otros que desde hace tiempo esperaban su turno para ser leídos en mis estanterías, como el ya citado y desde mucho antes Caperucita en Manhattan de Carmen Martín Gaite. Sin embargo, he leído bastantes libros, la mayoría escritos por americanos, que transcurren en esa ciudad pero la cultura americana siempre la he sentido lejos y eso explica mi supuesta falta de interés en el viaje, justificada con el socorrido argumento de que"con Europa tengo suficiente". No sabía entonces que lo mejor de  esa Europa me lo encontraría allí. 

Como me ocurrió en verano,  gran parte del bienestar que me produjo el viaje a Lisboa se lo debo a la lectura de Como la sombra que se va, del mismo autor de Ventanas de Manhattan que ahora llevo en mi mochila.  Me ayuda a verla con el hechizo de su escritura minuciosa, envolvente, que siento como un eco apagado junto a la voz de mi hija, la guía de nuestra expedición. Ventanas de Manhattan es un título revelador, millones de ventanas, encendidas, como puntos de luz en las alturas nos reciben. Nos miran, casi siempre encendidas, incluso durante el día, en invierno. Nos acompañan en los itinerarios que nuestra guía ha fijado para cada día. Les hablaré de esos descubrimientos que todavía en desorden forman parte de lo para mi, memorable. La arquitectura de esa ciudad vertical, así llamada por Céline, aunque no hayan sido las alturas lo que me sorprendieron sino esa impresión de entramado o tejido  de las ventanas que cubren los edificios, como colmenas, como si estuviesen cubiertos por un encaje, por unos chales como los que tejo,  inmensos sobre esos edificios que apuntan al cielo. Y, al lado de esas alturas o encajados entre ellas todos los estilos arquitectónicos europeos allí reproducidos. La maravilla neogótica de la Trinity Church, al lado de nuestro hotel, o la catedral St Patrick frente a Rockefeller Center. La NY Public Library, 1902-1911, de estilo Beaux Arts. Entre 1846 y 1914, más de cuatrocientos arquitectos estadounidenses se formaron en la Escuela de Beaux Arts de París. También hay ejemplos de estilo Italianizante y Segundo Imperio  o el estilo Griego Clásico del edifico de la Bolsa 26 Wall Street. 
  
El escritor nos habla sosegadamente de su vida  en la ciudad: de sus largas caminatas,  de su tiempo en los cafés, de las exposiciones que visita, los conciertos a los que asiste. Nada que ver con siete días en los que hay centrarse en una "selección" que nos deje ganas de volver . El día que estuvimos en Central Park me empeñé en encontrar una de las esculturas de Juan Muñoz, una de su composiciones de la serie  Conversación. Muñoz Molina la sitúa junto a una esquina en la entrada de Central Park frente a la mole del Hotel Plaza. La buscamos, lo intentamos varias veces pero na la encontramos. Mis hijos para consolarme decidieron que había sido una exposición temporal y que ya no estaba allí... Tampoco oí cerca de Times Square los tambores africanos que oyó el escritor: "un escándalo que estremece el aire y retumba con ecos multiplicados en los muros de ladrillo oscuro del otro lado de la calle 42". Ni entré en una de esas librerías emblemáticas de las que habla y tuve que conformarme con una de la cadena Barnes &Noble donde descubrí una  delicada edición sumamente refinada de clásicos de lengua inglesa. La misa en Harlem, imposible, llegamos un domingo por la tarde, nos fuimos un sábado por la noche. Y la visita a un club de jazz aplazada por agotamiento: después de los kms andados existía la posibilidad de que, rendida, me durmiese... Sin embargo, sí  he visto otras cosas que me gustaría contarles. Pronto lo haré con la compañía de otros dos libros y sus escritores: Caperucita en Manhattan  y Qué vas a hacer el resto de tu vida.

Carmen Glez Teixeira

La plaza irremediable

La plaza Saint-Sulpice
He entrado en el libro que ha publicado Raúl Hevia sobre Saint-Sulpice, y ya no puedo salir de él, ni de ese seductor lugar parisiense, donde la suma de todas las partes lleva a la posibilidad de la plaza misma. Fue Ruiz de Samaniego en Lisboa, en la Plaza del Rossío -otra plaza europea capaz de interiorizar en nosotros toda la memoria del mundo-, quien primero me habló de La repetición. Tentativa, el libro de Hevia: una radiografía en el tiempo y el espacio de la Plaza Saint-Sulpice y también -como ya hiciera Perec en los años sesenta en su Tentativa de agotar un lugar parisino- un nuevo intento, durante tres días seguidos, de tratar de anotar minuciosamente la vida de esa plaza "lo que generalmente no se anota, lo que se nota, lo que no tiene importancia, lo que pasa cuando no pasa nada..."
Hevia repite esa tentativa en 2013, pero antes define de antemano su relación con la repetición, en la que cree que habita siempre una imposibilidad, quizás lo que más le seduce de ella , tanto como el hecho de que "sentarse tres días seguidos en una plaza es de por sí una aventura, también una temeridad". Y mientras se prepara para "agotar el lugar" en el que sospecha que pasan muchas cosas y a la vez no pasa nada, se pasea por todas partes tomando notas breves como esta: "La plaza es irremediable". "También Baudelaire se bautiza aquí". "La plaza es el universo". "Plaza Saint-Sulpice, trazada en 1754". 
Hevia sabe tanto sobre ese lugar parisiense que ya solo le ha faltado decirnos que el organista de la iglesia es el virtuoso Daniel Roth. Entre otras cosas, Hevia nos viene a decir que cuando te sientas en el Café de la Mairie a ver qué es lo que pasa, descubres que estás hecho para ver pasar el tiempo.
Hasta ahora para mí Saint-Sulpice era esencialmente el lugar en el que un día había visto pasar a Catherine Deneuve con gafas oscuras... La verdad es que Saint-Sulpice parece siempre estar llena de personas que están a la espera. A todas les recomiendo que, para hacer tiempo, se dediquen a leer fragmentos del libro de Hevia y a levantar la cabeza de vez en cuando: "Aquí estuvo Chun En-Lai, recién salido de la cárcel". "Vecino del barrio, Maurice Blanchot se cita con sus amigos en el Café de la Mairie, en 1958". "Azorín y Baroja adoraban la plaza". "Pizarnik alquiló una habitación frente a la iglesia". "Todo el mundo ha pasado o pasará antes o después por la plaza Saint-Sulpice". . .
Enrique Vla-Matas. Café Perec. El País, martes 26 de diciembre de 2017 

viernes, 12 de enero de 2018

Muere France Gall

La cantante France Gall, icono de la Francia yeyé, falleció el domingo a los 70 años, en Neuilly-sur-Seine, rico suburbio adosado a París, por complicaciones derivadas del cáncer que combatía hace dos años. Un mes después de la muerte de Johnny Hallyday, se marcha otro mito de una época de la que quedan cada vez menos protagonistas: aquellos añorados sesenta en los que cantantes adolescentes de pronunciados tupés y faldas demasiado cortas para la moral imperante lograron revolucionar la música y la sociedad de su tiempo. En aquella escena cada cantante interpretaba un personaje. Sylvie Vartan era el sol. Françoise Hardy, la sombra. Con su timbre infantil y flequillo perenne, Gall puede que fuera la menos clasificable: respondía al estereotipo teatral de la joven ingenua, aunque con la mirada teñida de una inexplicable melancolía, como si ya adivinara lo que la vida le iba a deparar. La cantante nació en 1947,  en una familia donde abundaban los intérpretes y compositores. Su padre fue Robert Gall, que escribió temas para Édith Piaf y Charles Aznavour, y su abuelo materno fue Paul Berthier, fundador de una exitosa coral religiosa que inspiró la película Los chicos del coro. Su nombre de pila era Isabelle, pero le obligaron a cambiarlo para no ser confundida con Isabelle Aubret , otra cantante de éxito en la época. Gall debutó en 1963, a los 16 años, con Ne sois pas si bête, que triunfó en el programa Salut les copains, vivero del movimiento yeyé. Un año más tarde su encuentro con Serge Gainsbourg, entonces todavía semidesconocido, resultó decisivo: le escribió éxitos como  N'écoute pas les idoles y Laisse tomber les filles, a los que sucederá Sacré Charlemagne que logró colocar 2 millones de copias. Su consagración definitiva llegó al ganar el Festival de Eurovisión de 1965, donde representó a Luxemburgo con otro tema de Gainsbourg, Poupée de cire, poupée de son, que la convertirá en rostro popular en todo el continente. La etapa yeyé llegó a su final con el escándalo provocado por Les sucettes, otra canción de Gainsbourg..."No me gusta suscitar el escándalo. Quiero que me quieran", explicó Gall, convertida en Lolita a su pesar....Fue su encuentro con el joven compositor Michel Berger lo que dió impulso a su carrera. En 1974 La déclaration d'amour marcó el inicio de un nuevo ciclo musical y sentimental : dos años después contrajeron matrimonio. "Nací cuando conocí a Michel, un poco como la Bella Durmiente", solía decir Gall. El resto de su trayectoria musical estuvo vinculada a Berger con quien grabaría grandes éxitos de los setenta y ochenta....La muerte de Berger , en 1992, víctima de una crisis cardíaca, a los 44 años,  dio un nuevo vuelco a su vida. Aquella desgracia vino seguida, solo un año después, de un primer cáncer de mama y, en 1997, de la muerte de su hija Pauline. Fue entonces cuando Gall decidió poner fin a su carrera. Nunca volvió a subirse a un escenario, con una única excepción: en 2000 aceptó cantar  con Johnny Hallyday un tema firmado por Berger, Quelque chose de Tennessee. En 2015, coescribió el musical Résiste, homenaje a Berger, que tomaba el título de su mayor éxito conjunto, última gesta de una cantante más influyente de lo que la historia oficial ha querido contar.
 Álex Vicente. París. El País, lunes 8 de enero de 2018

jueves, 11 de enero de 2018

L'art de perdre



                                               Alice Zeniter                        © Astrid Di  Crollalanza/ Flammarion
L'art de perdre, de Alice Zeniter ha ganado la primera versión española del premio Goncourt, el más prestigioso de los galardones literarios franceses. El jurado, integrado por el embajador francés en España, Yves Saint-Geours; el escritor Arturo Pérez-Reverte, el periodista de El País, Borja Hermoso y siete estudiantes de otras tantas universidades españolas destacó ayer en su fallo que la obra "enlaza con lo que ocurre en Francia y en tantos países europeos con los inmigrantes. La búsqueda de identidad después de un tiempo de residencia en otro país conmueve al lector". El libro evoca la experiencia de Naima, descendiente de los harkis, los argelinos que combatieron en el ejército francés, en busca de sus raíces. Salamandra lo editará en 2019 en español . La obra se ha impuesto a las otras tres finalistas, las mismas que designó en noviembre el jurado del galardón francés: L'ordre du jour, d'Éric Vuillard; Tiens ferme ta couronne, de Yannick Haenel, y Bakhita, de Véronique Olmi. España es el décimo país que cuenta con una versión propia del Goncourt, creado en 1903. A Polonia (1998) le siguieron Bélgica, Italia, Líbano, Rumania, Serbia, Eslovenia y Suiza. El objetivo es promover la literatura contemporánea francesa fuera de su país. En Francia la ganadora fue L'ordre du jour. Cada país elige su vencedor entre los cuatro finalistas.
El País. Madrid. Jueves, 14 de diciembre de 2017

miércoles, 10 de enero de 2018

El chico malo de la política francesa

Laurent Wauquiez.  AFP
Los críticos más amables le llaman el bad boy de la política francesa, el chico malo que trata sin piedad a sus adversarios y a quien nadie frena en sus ambiciones más desmedidas. Los menos amables lo comparan, bordeando la caricatura, con Putin, o dicen que es mala persona, un ser vengativo y sin empatía, el hombre que convertirá en homologables algunas ideas de la extrema derecha, un elemento tóxico en la Francia de Emmanuel Macron. Como siempre todo es más complicado, Cuando Laurent Wauquiez (Lyon, 1975) entra en una sala de reuniones en la sede de Los Republicanos en el distrito XV de París, lo primero que llama la atención es una especie de corrección relajada -sonrisas y educación, sin forzar la familiaridad- tan propia de la élite de este país. A medida que pasan los minutos y la conversación avanza, es obligado constatar que este es un político con ideas, y claras. Y más tarde, casi una hora después, el interlocutor abandona la sala convencido de que el nuevo presidente de Los Republicanos, un gran partido de la derecha de De Gaulle, Pompidou, Chirac y Sarkozy, quizá pueda obrar el milagro y recomponer la maltrecha derecha francesa, e incluso llegar a ser un rival a la medida del actual presidente de la República, Emmanuel Macron, y quién sabe si su sucesor. Una manera de entender a Wauquiez es como un Macron de derechas, pero el retrato sería incompleto. Pertenecen a la misma generación. Macron, 40 años. Wauquiez, 42. Provienen de una burguesía provincial transplantada a París: Macron de la norteña, Amiens. Wauquiez de Lyon y de la región de Auvernia. Se formaron y dieron sus primeros pasos profesionales en las instituciones que han fabricado al mandatario republicano. Macron en la Escuela Normal de Administración (ENA) y la Inspección de Finanzas. Wauquiez, además de la ENA, en la Escuela Normal Superior y Consejo de Estado. Ambos son productos perfectos de la meritocracia francesa, que ofrece a los retoños de la burguesía sus numerosas vías para ascender, por medio de la educación, a posiciones de poder. Su inteligencia presenta rasgos comunes. cultos y leídos, analíticos en sus discursos y libros, sin langue de bois (lengua de madera: la retórica vacua de muchos políticos), ni miedo a cuestionar los lugares comunes en su ambiente, el establishement francés. Sus ideas sobre Francia y el mundo- la necesidad de una Europa pragmática y protectora, la exigencia de que Francia se reforme para volver a ser respetada -coinciden más de lo que dan a entender las peleas propias del juego político interno. 
El retrato paralelo, sin embargo, enseguida topa con los límites de dos itinerarios y personalidades dispares....
Marc Bassets. El País, domingo 24-12-2017 

martes, 9 de enero de 2018

La heredera bajo sospecha

Picasso y Jacqueline Roque.   Foto de Douglas Duncan
Comencemos con algunos datos. Procure, eso sí, no marearse: 1885 cuadros, 7089 dibujos, 1228 esculturas, 2800 cerámicas, cerca de 10.000 litografías y grabados, una casa en la plácida Mougins, un château... El inventario de lo que Pablo Picasso dejó a sus herederos da vértigo. Más todavía si se tiene en cuenta que la mayor parte de este legado acabó en las manos de una sola persona. Jacqueline Roque, última esposa del genio malagueño, heredó el pellizco más gordo -en detrimento de los cuatro hijos del pintor- sin pagar derecho de sucesión alguno. Se quedó además con la casa de Notre-Dame-de-Vie, en la plácida Mougins, cerca de Cannes, donde el artista vivió y pintó los últimos años, y con el imponente Château de Vauvenargues, en cuyo jardín yace aún el maestro malagueño. Pero hay más: Roque, que tenía una hija, Catherine Hutin, cuando se casó con Picasso, recuperó más tarde, para su colección, obras dispersas en las que figuraba ella y muchas otras que le fueron dedicadas, algo que Picasso hizo con bastante frecuencia. "El conjunto puede valer hoy unos 3.000 millones de euros", calcula el experto. Es decir, Jacqueline Roque se convirtió de golpe en una de las mujeres más ricas de Francia -hundida, eso sí, en la depresión y refugiada en la bebida-, un título que ostentó durante tres lustros: desde 1973. año de la muerte de Picasso hasta 1987, cuando la viuda se pegó un tiro en la sien en su emblemática residencia de Mougins. Fue así, de la noche a la mañana, como Catherine Hutin, única heredera de Roque, se convirtió en propietaria de más cuadros, bienes y objetos de Picasso que sus propios hijos y nietos por línea directa. Hutin tenía entonces 40 años y trabajaba como secretaria, desde hacía tres, en el periódico L´Évènement du Jeudi. En la redacción sus compañeros la tenían por una joven simpática y muy apreciada por los periodistas por su destreza para escribir a máquina. En declaraciones a la revista francesa Paris Match, Jean-François Kahn -el director-- recuerda así el anuncio de su partida. Un día me dijo: "Me voy, mi madre ha muerto, soy multimillonaria". Aquello se me quedó grabado. Nadie sabía quién era". Hoy, treinta años después, Catherine Hutin, que siempre ha cultivado un aire huidizo y misterioso, está inmersa en un intrincado triángulo judicial en cuyos otros dos vértices se hallan el oligarca ruso Dimitri Rybolóvlev, dueño del club de fútbol AS Mónaco, y un marchante de arte suizo, tan prestigioso como controvertido, llamado Yves Bouvier.
Numerosos enigmas penden aún sobre el caso, pero el relato bien podría iniciarse a principios de 2015. El magnate ruso, compulsivo comprador de obras maestras, acababa de denunciar al tratante suizo por estafa, acusándolo de inflar durante una década los precios de los cuadros que le conseguía, entre ellos los retratos que Picasso dedicó a su última esposa: Mujer peinándose y Española con abanico, que Bouvier le había vendido en 2013  por 27 millones de euros. Al enterarse del asunto Hutin denunció al marchante por robo, asegurando que ambas obras eran de su propiedad y que le habían sido sustraídas. Según ella los cuadros estuvieron en su casa de Mougins hasta 2008, cuando intentó venderla y ordenó a Olivier Thomas -un prestigioso tratante, socio de Bouvier, inventariar sus bienes y guardarlos en unos almacenes en París....En los meses siguientes  de 2015, Rybolóvlev restituyó los retratos a la hijastra del pintor malagueño, pero las denuncias contra el marchante suizo siguieron su curso. El contraataque de Bouvier fue demoledor. El suizo entregó a la juez un justificante de pago de 8 millones de dólares, con fecha de 9 de diciembre de 2010 por dos retratos y varios dibujos de Picasso...¿El nombre de la beneficiara? Catherine Blay(el apellido completo es Hutin-Blay), nacida el 4 de enero de 1948....
Víctor Zubiaur. XLSEMANAL, 29 de octubre de 2017