viernes, 30 de junio de 2023

La creación plástica que "rasga el mundo"

Cecilia Vicuña

Es la primera retrospectiva en un museo chileno de Cecilia Vicuña desde 1971. Dos años después, en 1973, huyó tras el golpe de estado militar. El exilio, esa tierra herida la llevó a Londres, Colombia, y Venezuela. La artista y poeta (con más de 20 libros publicados), de 75 años, ha instalado en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile un quipu, el milenario sistema de comunicación y registro de cuerdas de tela anudadas utilizadas  por los quechuas hasta la colonización española. Es un quipu menstrual. Rojo. Recuerda los glaciares que se extinguen y la sangre de la menstruación. "Pero no es artesanía, ni tampoco arte, hasta que yo decido que es un poema en el espacio", detalla por teléfono desde Nueva York. La Documenta 14 - uno de los acontecimientos más importantes del mundo artístico, que se celebra cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel- la rescató en 2017 de ese otro exilio conquistado por el olvido. Su obra exhala un lamento por la pérdida de la naturaleza, la lengua, las formas ancestrales de vida y su cultura. Y reivindica la batalla. "Existe un nuevo feminismo en el planeta , aunque nada tiene que ver con el arte, procede de la lucha social y política por el derecho de las mujeres", concede. Sus frases  son arranques de poemas o relatos. "Somos parte de un río de memoria". "En la cultura chilena, cuando nace una niña nadie se da cuenta, excepto para lamentarlo, porque siempre es preferible tener un niño hombre", dice.  

Quizá por razones de justicia, quizá por traer novedades al mercado, el arte textil ha encontrado un espacio que solo lo tuvo en el siglo XVII en Europa con los tapices. La Bauhaus  diseñó , durante la República de Weimar (1918-1933), un departamento de creación textil  porque sino hubiera sido imposible admitir mujeres. Allí, junto con el pintor Josef Albers y la tejedora Annie Albers, se formó Sheila Hicks. Un símbolo.  Nacida en Estados Unidos, parisiense desde 1964 y activa a sus88 años, vive en el Barrio Latino. En u edificio que albergó a Balthus, Hockney e incluso Joseph Ignace Guillotin experimentaba en el patio cercenando corderos con su macabro artilugio. La textura trenzada deHicks es el hilo y el color. "Lo llevo en la sangre", sostiene.

La comisaria Lynne Cooke prepara en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) la exposición Historias tejidas: textiles y abstracción moderna . Hicks estará presente. También el pasado. "La razón porla que el arte textil ha sido denigrado o marginado resulta doble, reflexiona. Primero se consideraban artes decorativas, osea, suplementarias, y algunas de sus formas , zurcidis, costura, edredones o el punto eran "trabajos de mujeres". Exigían baja destreza y formación . Todo se está "rasgando". El verbo procede del comisario independiente Bartomeu Marí. "Hay que acostumbrarse a la llegada de las artes aplicadas. Si ya nos hicimos un lío con la obra versus documento, vayámonos preparando para la entrada de la artesanía y las artes tradicionales". El  museo contemporáneo  se parecerá  mucho al etnográfico. "Existen prácticas que resultan extraordinarias, como la de los amaziges en Marruecos, y otras, sin restarle calidad, responden a presiones del mercado", matiza Manuel Borja.Villel, exdirector del Reina Sofía. Por ahora, limitadas. El precio más elevado -según la plataforma  MutualArt.com- de Hheila Hicks en subasta son 116.000 euros. E España, Teresa Lanceta o Leonor Serrano renuevan el lenguaje. Tejer arte al igual que la escritora Marguerite Duras tejía palabras. " La paz aparece ya. Es como una noche profunda que estuviera llegando, es también el comienzo del olvido".

Miguel Ángel García Vega. El País Semanal, 25 de junio de 2023.

jueves, 29 de junio de 2023

Houellebecq, pensamiento, humor y provocación

Algo en la figura despiadada de Michel Houellebecq (Saint-Pierre, isla de La Reunión, 1956) se desdibujó suavizándose a partir de la lectura de Aniquilación, su última novela. La frialdad del genio salvaje se quebró y dio paso a una mirada sustancialmente más humanista, más empática, un giro propio de quien cumple años -él va encaminándose hacia los setenta-, de la sabiduría que confiere la edad y quizá de la mayor frecuencia del roce con la enfermedad y la muerte. ¿O es simplemente que la máscara del provocador ocultó siempre a un ser más afable y hasta desvalido? Amigos suyos como Fernando Arrabal así lo dan a entender cuando tienen ocasión. ¿Y qué pasa con el personaje que se presenta como defensor del porno y la prostitución, racista e islamófobo, opositor furibundo a la eutanasia...? Si esto o aquello es o no cierto no resulta, en todo caso, tan importante como  disfrutar de su inteligencia, de su capacidad para fabular y su mente chispeante en plena acción.

Esto es un poco lo que procura la colección de textos que reúne en Intervenciones (Anagrama, colección Argumentos), que acaba de aparecer  y que contiene cartas, entrevistas y artículos y que amplía la primera edición publicada en esta misma editorial en el 2011.Y que, pese al empeño del lector en que tal propósito carece de relevancia, ofrece la posibilidad de asomarse a alguna rendija por la que observar momentos en que, en virtud de la relajación, de la confianza, el escritor aparece en zapatillas, aparentemente indefenso, muy cercano a su verdadero yo. Esto, en particular, sucede en las entrevistas, jugosas conversaciones, no todas equiparables, que van del divertido colegueo con el escritor Frédéric Beigbeder al elocuente análisis de la polémica novela Sumisión que desarrolla para la Revue de deux mondes con Marin de Viry y Valérie Toranian. Pensamiento, humor y provocación afloran en estos textos de Houellebecq, que insiste en que en el centro de su posicionamiento está la crítica implacable a la civilización occidental, nunca el odio a las religiones, de las que admira que dan sentido al mundo y al lugar del hombre en el mundo, aunque le parecen cuestionables casi por deber intelectual ( "me siento obligado a defender la islamofobia, ya sea islamófobo o no"): "Atacar una religión es un derecho" que, incide, refrenda la libertad de expresión. "Existe un absoluto moral, independiente de las religiones y superior a ellas", advierte en su charla con Agathe Novak Lechevalier, profesora e investigadora en la obra del autor de Las partículas elementales y sobre el que escribió en su ensayo Houellebecq, L'art de la consolation (Stock, 2018).

H. J. P. Redacción/La Voz de Galicia, jueves 22 de junio de 2023.

miércoles, 28 de junio de 2023

Leila Slimani: "Escribir me ayuda a renunciar a todas las vidas que no tendré"

Leila Slimani. (Foto:Virginie Clavières)
Hay escritores capaces de atravesar espacio y tiempo para ofrecernos un espejo de nuestras propias vidas, nuestros cambios, los giros que nos llevaron hasta aquí. Y es el caso de Leila Slimani, autora que lleva grabados en carne propia todos los signos de nuestra era; como mujer  y como francesa nacida en Rabat de padre marroquí y madre francoargelina, ha conocido todos los matices del mestizaje y la integración, pero también la exclusión, los recelos ante el diferente. Y ha excavado hondo en todo ello para sembrar una obra, El País de los otros, cuya segunda entrega se ha publicado en España.

Slimani (Rabat, 1981; ganadora del Premio Goncourt en 2016) recibe a El País Semanal en Lisboa, donde se ha instalado a vivir con su familia en una etapa diferente, abrigada por la calma y la amabilidad que se respiran en Portugal después de tiempos difíciles en Francia, donde la agresividad que vivió  en las redes durante la pandemia le hizo cerrar sus perfiles y replegarse en su intimidad. Leila está enferma, recién salida de urgencias con una tos fea y gran malestar, pero el antibiótico y la voluntad la mantienen en pie para esta conversación en la Casa do Alentejo, un palacio del siglo XVII con una poderosa estética oriental que parece situarnos en su Marruecos natal.

P.-¿ Ha sido más difícil investigar en la historia de su familia o en la de Marruecos?

R.- La de Marruecos. Porque la de mi familia me ha inspirado pero he inventado mucho. En cuanto me falta algo me lo invento. Tengo historias familiares que me han contado, anécdotas que no sé si son verdad o mentira, eso no ha sido complicado. Ha sido más difícil averiguar cosas de la historia de Marruecos.

P.- ¿Y qué  ha aprendido? ¿Qué le ha sorprendido de la historia de Marruecos?

R.- Me ha sorprendido todo lo que hay al fondo. Yo sabía que el régimen de Hassan II fue de una represión muy muy dura. Pero he investigado con mucha precisión la tortura, los sucesos de 1985, y no era consciente del nivel de violencia y de crueldad. Y, sobre todo cómo fue posible para la generación de mis padres saber que todo eso existía a su lado y que a la vez eran felices. Cada vez que les preguntaba por sus recuerdos, su respuesta era: "¡Oh, éramos tan felices!". Y eso es lo que más me ha sorprendido. Ver cómo mientras bailaban, estaban de fiesta, estudiaban o descubrían una forma de libertad, a la vez vivían en dictadura.

P.- ¿Sufrieron esa represión en la familia?

R.- Hubo algún detenido, encerrado durante días con los ojos vendados. Pero no. No hemos sufrido como las otras familias. Se sabía que eso existía y que no había que hablar, que había que tener cuidado. Pero nadie fue directamente una víctima.

Después de una primera entrega centrada en la generación de sus abuelos -una francesa casada con un marroquí-, esta segunda parte de la saga se centra en la de sus padres. Miradnos bailar retrata años de esperanza por la independencia, pero también de plomo

P.- Usted describe la independencia con decepción.

R.- La gente se equivocó al pensar que la descolonización consistía en un papel que dijera que ya no éramos colonia. Era mucho más complejo que eso. La descolonización es un fenómeno brutal y lleva muchísimo tiempo descolonizar los cuerpos, las mentes, los lugares. Siempre quedan huellas en todos los ámbitos, en los edificios o en la lengua. ¿Y qué hacemos? ¿Lo rechazamos? ¿Hacemos algo con ello para definir nuestra identidad? Es un proceso de una dificultad extrema y mi generación es tal vez la primera capaz de abordarlo sin odio, con la perspectiva necesaria, sin la ira y la amargura que tuvieron generaciones anteriores. Hablamos francés, tenemos edificios neocoloniales, etcétera, pero somos marroquíes e independientes. Somos libres. Y eso es lo que quería mostrar, que todo eso lleva muchísimo tiempo. 

P.- ¿Pero está de acuerdo con ese sentimiento de decepción?

R.- Quien aspira a una revolución marxista sí estará decepcionado, por ejemplo. O quienes imaginaran una gran revolución tradicionalista, un regreso al islam. Los que pensaron que la independencia iba a traer libertad, educación para todos, menos pobreza y menos desigualdad vieron que era un sueño demasiado grande o idealista. Sí, hubo decepción de muchísima gente. Y también hubo muchos que lograron sacar provecho.

P.- Describe como su abuela francesa sufrió exclusión en Marruecos. Y la hija marroquí de esta la sufrió en Francia. ¿El racismo es universal? ¿De doble vía?

R.- Es universal, sí. Hablamos de una pareja mixta que arrastra el conflicto entre las dos culturas, En el primer libro el racismo es más brutal. Y en el segundo intento mostrar  el choque social. En Marruecos, un rico puede comportarse exactamente con la misma crueldad y desprecio ante un pobre que un francés ante un marroquí. El racismo tiene varias caras, pero al final lo que queda es el odio de unos a otros, el desprecio a quienes consideramos más débil. De alguna manera, la élite marroquí se comportó igual que los colonos franceses se habían comportado con los indígenas. Yo cuestiono todas las lógicas de la dominación, sean de carácter racial, social o de género. Pero al mismo tiempo hay mecanismos de lucha para que eso cambie, para que la gente tome conciencia de su derecho a la dignidad, al respeto, sean mujeres, pobres, negros o árabes. Por eso mi obra trancurre a lo largo de un tiempo extenso, para mostrar que hay cosas universales y terribles contra las que nos enfrentamos. Pero que el mundo cambia, pese a todo. Generación tras generación, hay un deseo de levantarse y luchar...

Berna González Harbour. El País Semanal, 17 de febrero de 2023.

martes, 27 de junio de 2023

"Picasso protagonista", una mirada del cómic actual

Exposición Picasso protagonista.XOAN A. SOLER

La sala de Afundación en Santiago acoge una exposición que rinde homenaje a Picasso, coincidiendo con el  cincuentenario de su fallecimiento, que se conmemora este año. Asier Mensuro, comisario de la muestra, planteó su deseo de hacer algo original, y pensó entonces en la mirada que podían ofrecer sobre el genio malagueño universal cuarenta artistas del cómic. Mensuro quiso poner el contrapunto definitivo, para que se aprecie la diferente mirada que tienen sobre Picasso los creadores nacionales e internacionales. e invitó al ilustrador argentino Liniers.

En la presentación celebrada ayer, contaron con la presencia de Toni Fernández Pons, dibujante de cómics conocido por su trabajo para Disney, que realizó una pieza en directo inspirada en Picasso. El artista Javier Gal Lorente es el autor de la instalación de cinco metros que recrea el Guernica. En esta pieza, un Picasso pensativo imagina cómo será el Guernica, y mira hacia la sala donde están colgados, como si salieran de su mente, cada uno de los dibujos que conformarán la magna tela.

Las 170 piezas del proyecto, muchas de ellas creadas específicamente para la exposición, conforman "Picasso protagonista", que podrá verse en Santiago hasta el 8 de septiembre, de lunes a sábado. Con esta muestra se pretende que el visitante realice una reflexión acerca del mito de Picasso, y se le conduce a través de las propuestas de cuarenta artistas que crearon unos trabajos claramente inspirados en los diferentes estilos del artista malagueño, y en los que se percibe nítidamente su huella. En las salas se combinan las clásicas historietas en papel y cómics en lienzo con obras de gran formato, instalaciones específicas y juegos de mesa. 

La ilustradora gallega María Herreros está presente en la muestra compostelana con un cuadro de grandes dimensiones que gira en torno a "cantos Picassos se perden en nenas do arrabalde". Otros de los artistas presentes son los gallegos Óscar Raña y Cinthya Alonso, que abordan su propuesta en clave expresionista; y Jacobo Fernández Serrano, que realizó una pieza en tres tiempos. Paco Roca, Eneko, Ángel de la Casa, Javier Olivares, Laura Pérez Vernetti, Idígoras y Pachi ofrecen también su mirada sobre el genio junto al gallego David Rubín.

Paloma Vela, coordinadora adjunta del área de cultura de Afundación, destacó que esta muestra refuerza la apuesta de la entidad "pola promoción da linguaxe da ilustración e o cómic, como ven facendo nos últimos anos con ambiciosos proxectos como a Mostra de Ilustración Contemporánea e o Festival Internacional de Cinema de Animación Imaxinaria".

Marga Mosteiro. Santiago/ La Voz de Galicia, viernes 16 de junio de 2023 

lunes, 26 de junio de 2023

Traición/Une femme de notre temps

En la cincuentena, y sin prodigarse (sale a filme por año en la última década), Sophie Marceau será para varias generaciones aquella joven princesa Isabel que acaba liándose con William Wallace, alias Mel Gibson, en la oscarizada Braveheart (1995). Treinta años después se mantiene como una estrella del cine francés, aunque nos deba todavía la pieza que la convierta en mito. Expareja del polaco Andrzej Zulawski, para el que protagonizó varios filmes, directora de otros tres, escritora y guionista, responde al arquetipo de mujer que no necesita reivindicarse en una industria hasta hace poco desconfiada del empoderamiento femenino. Traición está pensada para su personaje, repartido entre su oficina de inspectora de policía en París y su carrera de escritora de novela negra, aunque ahora se proponga escribir sobre su querida hermana, que pocos años antes decidió quitarse de en medio, circunstancia determinante en el desarrollo del guion, obra de Jean-Paul Civeyrac en un doblete con algunas aristas. 

Si en cuanto a factura se mantiene en el canon, el texto muestra lagunas debilidades, quizá por centrarse en exceso en Marceau, muy enamorada de su marido, al que un día descubre paseándose con otra señora. De ahí el titulo, y de ahí que el espectador se huela que esto no puede acabar bien porque además es imposible. Al movernos en el territorio del thriller, es comprensible que se abran varias puertas por las que colar nuestra atención. Sabemos que ella pone el ojo donde pone la bala, como sabemos su pasión por el arco y lo mucho que atina con las flechas. De ambas cosas no puede salir algo bueno. Evitemos destripar el resto porque se trata de mostrar la convulsión emocional de alguien que se creía en un mundo feliz para descubrir que lo suyo era una pesadilla. Lógico que quiera pasar el cobro. Para quienes adoramos a Marceau, un festín.

Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, viernes 23 de junio de 2023.

domingo, 25 de junio de 2023

¿Francia "descivilizada"? La violencia inquieta a Macron

                                  (Foto: Reuters/ Ludovic Marin)

Fueron 10 días aciagos a mediados de mayo: la coincidencia de varios sucesos violentos puso al país en alerta. Y activó a Emmanuel Macron. El presidente francés cambió su agenda para asistir al homenaje a tres policías muertos al chocar en una carretera con un automóvil en dirección contraria. Unos días antes, el Gobierno había anunciado un endurecimiento de las penas por las agresiones a alcaldes como el del municipio de Saint-Brevin, quien dimitió después de un incendio en la entrada de su domicilio. Por las mismas fechas, un hombre con problemas psiquiátricos graves mató a una enfermera en un hospital de Reims. Y en Amiens, un sobrino de Brigitte Macron, esposa del presidente, fue golpeado por un grupo de manifestantes contra la reforma de las pensiones. "Ninguna violencia es legítima, sea verbal o física", dijo Macron el 24 de mayo en el Consejo de Ministros. "Hay que trabajar en profundidad para contrarrestar este proceso de descivilización".

Al utilizar esta inusual palabra, "descivilización", el presidente desató uno de eses debates que tanto gustan en Francia, pero en los que, de dar tantas vueltas a los argumentos, se acaba olvidando de qué se hablaba: una serie de actos violentos que poco tienen que ver entre sí, pero que, al coincidir en el tiempo, dan la sensación de un país al borde del colapso. Aunque varios indicadores sobre la inseguridad y la delincuencia han aumentado en los últimos años, la sensación de violencia generalizada es falsa, pero fácil de instrumentalizar políticamente. Y es un reflejo de experiencias tangibles.

"Es muy característico de Francia: en vez de hablar del fondo se habla de una palabra", lamenta Christian Schoettl, 68 años, y desde hace 34, alcalde de Janvry, un pueblo de 600 habitantes a 28 kilómetros al sur de París. "Si al tipo que me amenazó con cortarme la cabeza con una sierra eléctrica llego a hablarle del proceso de descivilización ...". Schoettl explica lo que ocurrió hace un año, en una de las carreteras que salen de este oasis de prosperidad y confort en medio de los campos de trigo. Unos muchachos, que no eran del pueblo, hacían piruetas con sus motos en la carretera. El alcalde y su número dos los conminaron a parar. El tono subió, En un momento dado, uno de los muchachos sacó la sierra mecánica. En un vídeo que grabó el alcalde se escucha a alguien que le dice: "Le voy a arrancar la cabeza".(...).

El alcalde Schoettl se pregunta: "¿Qué ha sucedido en nuestra bella Francia?" Y esboza una teoría: "Las cosas empeoraron después de la covid. La gente estaba encerrada y controlada, y tenía la impresión de que había una autoridad ciega y a veces estúpida...Todo lo que rodea a la autoridad se pone en duda. Al haber sido encerrados por una autoridad en la que no se confiaba, la gente aprende a esquivar todas las reglas, y sobre nosotros se cristalizan todos los rencores".

¿Refleja todo esto, como dice Macron, un proceso de "descivilización"? ¿O se exagera? Cuando el presidente usó esta palabra, sus críticos se apresuraron  a recordar que Descivilización es un libro de Renard Camus, el escritor de extrema derecha que ha popularizado la gran sustitución o gran reemplazo, término que ha inspirado a terroristas racistas blancos...

Macron no se inspiró en Camus, sino en el sociólogo alemán Norbert Elías (1897-1990), según sus colaboradores. Se lo mencionó el politólogo Fourquet durante un almuerzo en el Elíseo. "Puede plantearse la hipótesis", escribió después Fourquet en Le Point, de que la capa de barniz civilizado, que pacientemente se depositó al hilo de los siglos, se ha fisurado en las últimas décadas". El historiador Roger Chartier, especialista en Elías y prologuista en francés de su libro Los alemanes, explica en un correo electrónico: "En la obra monumental de Elías, la descivilización supone la compresión del proceso de civilización que, entre la Edad Media y el siglo XIX, transformó la estructura psíquica de las sociedades occidentales. Lo caracterizó la interiorización de mecanismos estables del autocontrol delos afectos y las pulsiones".

Chartier cree que,  si se utiliza de forma imprecisa la palabra descivilización puede convertirse en un instrumento ideológico para la extrema derecha, que lo vincula con la teoría del gran reemplazo. "Evidentemente ", concluye el historiador, "no pienso que el presidente Macron comparta esta ideología mortífera, pero habría sido juicioso evitar o explicar apoyándose sobre la obra de Elías el uso de una palabra tan peligrosa"... 

Marc Bassets. Janvry. El País, domingo 4 de julio de 2023.

sábado, 24 de junio de 2023

Un apartamento con vistas a Jacques Demy

Jacques Demy

Una fan del cineasta francés ha recreado el universo del autor de Los paraguas de Cherburgo en un piso de su Nantes natal que se puede alquilar por Airbnb.

Al inicio de Lola ( 1961), ópera prima de Jacques Demy, el personaje de Roland, un joven con fama de holgazán al que todo le aburre (incluido él mismo), incapaz de ser puntual y con más hambre que dinero, entra en el café habitual del puerto de Nantes y, sin excesivo convencimiento, confiesa a dos amigas que, tras ver Retorno al paraíso (interpretado por Gary Cooper) en el cine Katorza, ha decidido irse lo más lejos posible, como mínimo a la Polinesia. La maravillosa dueña del café, que sabe tan bien como usted y como yo que Roland no va a ir a ninguna parte, responde: "¡En el cine todo es siempre más bonito!", algo que la otra amiga le contradice: "Qué va, la vida en el cine es la misma que esta". Jacques Demy es el director de cine más querido y añorado en Nantes. Sus películas han curado del aburrimiento a muchas generaciones de franceses. Aquí la vida del cine y la vida real se parecen notablemente. Para entender la vinculación de Demy con Nantes no hay nada como ver el homenaje que le hizo la gran Agnès Varda en Jacquot de Nantes, un emotivo retorno a la infancia y al despertar de la vocación de su pareja de vida, que por aquel entonces estaba viviendo sus últimos días. Una película inconcebible sin amor. Demy murió de sida en 1990. Varda murió en 2019.

"En Nantes viví grandes terremotos emocionales: la guerra, los bombardeos, en Nantes descubrí el cine... He vivido tantas cosas que hacen que ame a esta ciudad y quiera rodar en ella". Jacques Demy no se cansó nunca de elogiar a su ciudad natal, donde filmó películas como Lola o Una habitación en la ciudad. Solo en Nantes, por lo tanto, podía darse el caso que nos ocupa: el de un apartamento que funciona como Airbnb concebido por una fan de Demy y pensado para fans de Demy. L'Appartement Enchanté reproduce el estilo visual del director, rara avis de la nouvelle vague, la alegría de los colores, su pasión por las operettes, por las salas de cine de Nantes y, por supuesto, por la música de Michel Legrand. Este decorado con todo tipo de referencias: no falta una pared repleta de paraguas que nos habla de Los paraguas de Cherbourgo e incluso, en la habitación principal, cuelgan dos vestidos idénticos a los que llevaban Catherine Deneuve y Françoise Dorléac en Las señoritas de Rochefort.

La culpable es Mathilde Kressmannn, que me recibe entusiasta. "Desde niña soy fan de los musicales de Demy, cuyos diálogos me sé de memoria, y que cantaba de niña con mis hermanos. Llegué a Nantes hace 10 años, volví a ver Jacquot de Nantes y encontré el garaje donde se rodó la película, en la Allée des Tanneurs. Me emocionó ver que estaba intacto, pero pensé que la ciudad no rendía suficiente homenaje a la memoria de este cineasta". Como una idea así no se da por casualidad, insisto, "A ver, sí..., se me ocurrió después de beber bastante muscadet (el vino blanco de esta región del Loira), y como me encantan los colores ácidos y los muebles de época, pensé que sería un buen punto de partida para alegrar a los visitantes, que, de momento estan encantados".

Por supuesto, hay una televisión, un reproductor de DVD y la filmografía completa de Demy. Veo Jacquot de Nantes, veo Una habitación en la ciudad y veo Lola. Me despierto y no sé si estoy en el Passage Pommeraye o en restaurante La Cigale. En un libro que descubro a mi lado leo a Costa- Gravas recordar la emoción que le produjo aquel día de 1961 en que por azar cayó en un pase privado de Lola y se sentó junto a Jean Cocteau. Ya no sé si me gusta más Nantes o Jacques Demy. Aquí es todo como en el cine. La vida, a veces, es un musical.

Use Lahoz. El País Semanal, 20 de junio de 2023.

viernes, 23 de junio de 2023

Chiens de Navarre: "La vida es una fiesta"

Escena de La vida es una fiesta 

Justo hace dos años debutó en España la singular compañía francesa Chiens de Navarre. Descubrimos entonces que los adjetivos "corrosivo", "irreverente", "hilarante", "grotesco", "humor trash" o "escatológico" con los que suelen calificarse sus espectáculos son bien merecidos, no se conforman con meter el dedo en la llaga, sino que se quedan hurgando dentro un rato. No hablamos solo de pasarse por el forro lo "políticamente correcto, sino de ir saltándose todos los límites posibles y a ver qué pasa. Pasa lo siguiente. los espectadores nos partimos de risa mientras nos tapamos escandalizados los ojos por los extremos a los que es capaz de llegar esta gente. No es frecuente encontrar eso en los teatros y se agradece. La uniformidad adormece.

Se nota que todo nace de la improvisación y la creación colectiva. No parten de textos, sino de ideas. Todo se escribe sobre el escenario y por eso lo que pasa ahí arriba es tan de verdad, aparte que los actores son magníficos y el director , Jean-Christophe Meurisse, seguro que los espolea para que se desmelenen en los ensayos. Pero así como los desparrames resultantes se hilaban muy bien en el espectáculo con el que se presentaron hace dos años, No todo el mundo puede ser huérfano, no ocurre lo mismo en La vida es una fiesta que se pudo ver en los Teatros del Canal de Madrid. También desata carcajadas, sorprende, desconcierta, perturba y maravillan sus intérpretes, pero agota porque por debajo no hay una dramaturgia sólida. El montaje por momentos parece más bien una sucesión de sketches sin más objetivo que el de repartir coces a diestro y siniestro. Muy brutos y muy buenos todos, pero el conjunto acaba cansando.

A ello contribuye también cierta dispersión temática. No todo el mundo... era un montaje más contenido porque se centraba en la familia, mientras que La vida... dispara a discreción. Comienza como una encendida y bulliciosa sesión de la Asamblea Nacional francesa que ridiculiza a los políticos (de toda ideología) y de ahí pasamos a la unidad de urgencias psiquiátricas de un hospital donde acaba uno de los diputados de derecha tan extrema que se le va la cabeza. Ese lugar será el nexo de los sketches: por ahí pasarán personajes como una cuarentona soltera y deprimida o un maduro ejecutivo trastornado tras ser despedido por dos jovenzuelos de Silicon Valley. Hay batallas callejeras entre policías y chalecos amarillos, estallidos de locura y burlas de todo tipo  que ponen en evidencia las chifladuras del mundo contemporáneo.

Raquel Vidales. Babelia. El País, sábado 22 de abril de 2023.

jueves, 22 de junio de 2023

V13. Crónica judicial

Hace pocos meses que comenzó el juicio, que no acaparó apenas atención en España, pero en Francia fue un acontecimiento, al menos en sus primeras jornadas. Entre los muchos profesionales que asistieron a dichas audiencias estuvo Emmanuel Carrère (París, 1957), enviado por Le Nouvel Observateur para dar una visión semanal del proceso. El País las reprodujo en nuestro país, ahora Anagrama publica V13, compuesto por dichas crónicas más algunos añadidos, como el posfacio de Grégoire Leménager. Se trata de una crónica periodística que sigue los acontecimientos del juicio y ofrece una mirada detallada de la complejidad y la tensión del proceso legal. El libro se enmarca en la no ficción judicial, que ha dado títulos como Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt, o Ifigenia en Forest Hill, de Janet Malcon, entre otros. 

El libro comienza con una introducción de los personajes involucrados en el juicio, incluyendo a los acusados, los abogados, los jueces y los testigos. Centra primero su mirada en Salah Abdeslam, terrorista superviviente a quien falló el detonador de sus explosivos o quizá se arrepintió. Es la parte menos interesante para un lector ajeno a dicho proceso. Pero Carrère relata también los testimonios de los supervivientes del ataque  y de los familiares de las víctimas, quienes se enfrentan a los acusados en la sala del tribunal. El autor se detiene en los argumentos de la fiscalía y de la defensa para ofrecer una descripción detallada de la dinámica del juicio y la tensión que se vive en la sala.

Carrère no solo presenta los hechos del juicio, sino que también explora las historias personales de los acusados, así como la motivación que le lleva a escribir "siete mil ochocientos caracteres semanales entregados el lunes y publicados el martes, a la vieja usanza". A través de entrevistas con familiares y amigos, revela las motivaciones detrás de los ataques y la ideología detrás del extremismo islámico. Carrère también analiza como la comunidad musulmana en Francia se ha visto afectada por los ataques y cómo la sociedad francesa ha respondido al extremismo. Es aquí donde el libro adquiere su mayor relevancia, dada la configuración demográfica y las fracturas de la sociedad francesa, aunque también es la parte más ajena al lector español. V13 tiene vocación universal, pero es una crónica muy francesa. Un libro que, incluso, se disfruta más conociendo la propia biografía del autor. Tras el decepcionante Yoga, este libro nos devuelve al escritor de altura que hemos conocido gracias a una obra de gran nivel. Limónov, De vidas ajenas, El adversario o El reino son libros importantes, y esta crónica está a la altura.

Una de las principales fortalezas de V13 es su capacidad para capturar la complejidad del juicio. Carrère no solo presenta los argumentos legales, sino que explora también los dilemas morales y éticos que enfrentan los jueces y abogados en el juicio. A través de entrevistas con los abogados defensores, ofrece una visión de cómo se defiende a los acusados en un tema delicado. Otra fortaleza del libro es la capacidad de Carrère para hablar de la emoción y la humanidad detrás de unos hechos que se presentan con la frialdad propia de los tribunales de justicia. En algunos momentos, el libro resulta lento y abrumador, además de redundante en detalles. Especialmente cuando se centra en los aspectos técnicos del juicio...

V13 transciende la historia que detalla. Se trata de una lectura honda y perspicaz para todos los interesados no sólo en el extremismo islámico, sino también en la justicia, la sociedad y los retos que afrontamos como sociedades plurales en un entorno marcado por el repliegue identitario. Porque el libro también plantea cuestiones importantes sobre la responsabilidad colectiva y la justicia en el contexto de los ataques terroristas, ¿Quiénes son los responsables de los ataques? ¿Cómo se debe juzgar a los perpetradores? ¿Es posible encontrar justicia para las víctimas y sus familias? Como buen narrador, Carrère no ofrece respuestas y deja la trama abierta, pero presenta los diferentes puntos de vista y argumentos que se presentan en el juicio...

En cuanto al estilo, Carrère utiliza un enfoque narrativo en primera persona, lo que permite al lector experimentar el juicio a través de los ojos del autor. Esta técnica también le permite ofrecer sus propias reflexiones y opiniones sobre los hechos, lo que enriquece la narrativa y ofrece una perspectiva más completa. En definitiva, con V13. Crónica judicial estamos ante un libro que conjuga la crónica periodística y la narrativa literaria para ofrecer una visión detallada y emotiva de los ataques terroristas en Bataclan y el juicio que siguió. No hay conclusiones contundentes, sino más bien la exposición del propio desconcierto, de la curiosidad para comprender qué hechos y que circunstancias pueden llevar a algo así. Y, del lado de las víctimas, el interés por saber cómo puede superarse un hecho así.

Antonio G. Maldonado. El Cultural,  5-5-2023.

miércoles, 21 de junio de 2023

"In memoriam" Françoise Gilot

Françoise Gilot

"Por la rue des Grands-Augustins, me tropiezo con Françoise Gilot. Como siempre lleva bajo el brazo unos rollos de papel y, a pesar del viento frío y cortante del norte, despliega unos guaches nuevos, naturalezas muertas de colores brillantes en su mayoría, desvelando una cualidad innegable para la pintura. ·Se los voy a enseñar a Picasso·, me dice con una sonrisa cómplice", escribe Brassaï en Conversaciones con Picasso de 1964.

El día del encuentro es un martes de diciembre, el 7 de diciembre de 1943, y Françoise Gilot es entonces -lo cuenta Brassaï- una mujer joven y dotada para el arte, ansiosa por recibir consejos pero también de mostrar lo que es capaz de hacer, consciente de las cualidades que el fotógrafo húngaro descubre incluso en una mirada rápida durante el encuentro parisino. Françoise Gilot, fallecida el marte a los 101 años, es una buena artista. Y es vital, sobre todo vital. Una de esas personas capaces de mirar hacia delante , de trazarse metas y perseguirlas, aunque en el París de 1943 -y hasta en Nueva York a juzgar por las pocas mujeres del expresionismo abstracto- perseguir las metas, contradecir el destino, no es un objetivo fácil para una mujer nacida en una familia de orden. 

Igual que otra gran artista francesa que triunfó en Estados Unidos, Louise Bourgeois, Gilot había llegado a París huyendo no solo de una familia burguesa, sino de un padre autoritario que pretendía verla convertida en abogada. Por su parte, la madre, tal vez siguiendo lo esperado para las esposas de la clase acomodada de entonces, introducía a la joven Françoise en el dibujo y la acuarela: los colores cuentan historias inesperadas. Por esa necesidad apremiante de perseguir los colores -leit motiv de su pintura-, por ese deseo legítimo de contradecir al destino, Gilot se instala en París. Cree en si misma, además. Lo demuestra cuando despliega los guaches frente a Brassaï en la rue des Grands-Augustins, cerca del estudio de Picasso. El pintor malagueño y Gilot se han conocido pocos meses antes, en mayo. Él es un hombre de más de 60 años, ella, muy joven, es una aspirante a artista que espera a su ídolo durante horas  a la puerta del estudio para que vea su trabajo, sigue recordando Brassaï.

Después la relación se estrecha. En Gilot, una artista en formación, surge el hipnotismo de compartir trazos e ideas con el gran maestro. Picasso se enamora por enésima vez de esta chica especial y pide al fotógrafo que la retrate, pero que no sea recién salida de la peluquería; está más guapa despeinada. Se fascina por la chica de sonrisa luminosa, la que muestra la famosa foto de Robert Capa, en 1948; la chica con toda la vida por delante, que protege Picasso con un enorme parasol, justo detrás de ella. Más tarde, ocurre con Picasso, la novedad se evapora. Las complicidades entre artistas que andaba buscando Gilot se terminan y, harta de su papel reducido a las cuestiones logísticas, le deja. ¿Quién necesita otra figura de un padre autoritario?

Esta vez era Gilot quien terminaba una relación de 10 años y dos hijos, Claude y Paloma. Al fin y al cabo - la historia lo iba a demostrar-, ella también era artista. También allí sería la directora de arte con la publicación Virginia Woolf Quaterly, entre 1972 y 1977. Para Gilot era esencial trabajar, cuadros llenos de vida y color, los que vio Brassaï y que furon haciéndose más poderosos como se pudo comprobar en la retrospectiva de la galería Gasoian en 2012. No debió ser nada fácil no ya sobrevivir al Minotauro, sino continuar con el proyecto artístico que Gilot tuvo claro desde su llegada a París.

En todo caso, en un mundo como el  nuestro, lo que se recuerda sobre todo en la historia de Gilot fue su libro Mi vida con Picasso, en el cual desvelaba la vida privada -y por eso menos idílica- del gran maestro, del cual se vendieron millones de copias. Todos los amigos de Picasso cerraron filas con el pintor -como era de esperar-, llegando incluso a tildarlo de mal gusto, lo recuerda el antiguo amigo de la pareja Penrose. Se preguntaban por qué lo escribiría. ¿Venganza? ¿Afán de protagonismo? ¿Y por qué no, un poco de justicia poética, una llamada de atención para todos los padres autoritarios? Pocos hablan, sin embargo, de otro libro esencial en la bibliografía picassiana escrito por Gilot sobre Matisse y Picasso, los dos grandes amigos, publicado en 1990, y básico para entender la relación entre ambos, con sus luces y sus sombras. Un texto que, a su modo, habla en primer lugar de esas artistas que tuvieron la necesidad de contradecir su destino que, como Gilot o Dora Maar, fueron artistas y  no "musas de Picasso".

Estrella de Diego. El País, jueves 8 de junio de 2023.

martes, 20 de junio de 2023

Sade o las virtudes del libertino

En la exposición  del CCCB dedicada a Sade.

Hay que tener arrestos para montar una exposición sobre Sade, con la que está cayendo. Dedicar hoy en día una muestra en un centro público a la obra y el pensamiento del libertino Donatien Alphonse François, marqués de Sade (París, 1740-Charenton, 1814), popularizador de la fusta fuera de contexto, autor de novelas de tan escandalosa fama por sus escenas pornográficas y violentas como Justine o los infortunios de la virtud, Las 120 jornadas de Sodoma y Juliette o las prosperidades del vicio (que incluye todas las barbaridades imaginables y algunas más, incluso con niños), es, sin duda, meterse en un lío. Sobre todo si no se quiere ocultar ni rebajar la carga polémica del divino marqués, como lo denominaron los surrealistas (en referencia a otro divino, el renacentista Pietro Aretino, autor de escritos licenciosos).

Es lo que ha hecho, atreverse con Sade, con todas sus consecuencias, y hay, ya de entrada, que aplaudirles el valor, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que inauguró una gran exhibición (y valga a palabra) sobre el personaje, Sade, la libertad y el mal (hasta el 15 de octubre). Comisariada por Alyce Mahon, catedrática de Historia del Arte Moderno y Contemporáneo en la Universidad de Cambridge, y Antonio Monegal, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura comparada, la exposición, ambiciosa, rigurosa, sugerente y reveladora, tiene como objetivo explorar el legado del marqués en la cultura contemporánea. Lo hace a través de un prólogo y cuatro secciones, bautizadas como Pasiones (Pasiones transgresoras, perversas, criminales y políticas), en las que mediante obras de arte, objetos, libros, instalaciones artísticas, películas, fotos, audiovisuales y algunos dispositivos ingeniosos como una especie de moderno confesonario interactivo  donde se anima al visitante a responder un cuestionario sobre hasta donde es capaz de llegar en prácticas sadomasoquistas se recorre la biografía de Sade y su influencia, para bien y para mal, a través de los tiempos...

La exposición se adentra en territorios más oscuros en el apartado Pasiones criminales, en el que se explican los conceptos psiquiátricos modernos del sadismo como patología, y sale, en un gran salto desde Justine, Adolf Eichmann. Monegal señala que esta parte enfatiza la importancia de Sade "para entender aspectos de la naturaleza humana muy problemáticos". Y recuerda que en Sade una cosa es la imaginación y otra la realidad, y que el propio marqués dijo que, vale, de acuerdo, era un libertino pero no un asesino: "Desde luego ni he hecho todo lo que he imaginado, ni nunca lo haré".

Jacinto Antón. Barcelona. El País, jueves 11 de mayo de 2023. 

lunes, 19 de junio de 2023

Dialogando con la vida

Fotograma de Dialogando con la vida

Christophe Honoré ha pergeñado  una obra cinematográfica que en sus mejores momentos, en filmes como Las canciones de amor (2007), Vivir deprisa, amar despacio (2018) o la reciente Habitación 212 (2019), explora todas las aristas de las relaciones sentimentales sin eludir el tono pop y la ligereza cómica. En cambio, en otras entregas como Mi madre (2004) o Haciendo planes para Lena (2009), suele pasarse de frenada en lo que a intensidad se refiere, resultando su estilo un dechado de afectación y gravedad.

Dialogando con la vida entraría a la cabeza de este segundo grupo de películas, aunque por una vez el drama cautiva y conmueve a pesar de que no dé respiro. La historia del joven Lucas, al que la inesperada muerte de su padre le llega en ese momento de la adolescencia en el que todo es resplandeciente y doloroso, sobre todo el despertar de la sexualidad, se recrea en un tono lastimero y engolado, sostenido por la divagante voz en off  del protagonista. Este recurso ofrece al conjunto un sentido estrictamente novelesco. Si añadimos el escepticismo y el lirismo desbordantes de la propuesta, el riesgo de resultar cargantes es manifiesto, pero Honoré nos mantiene hipnotizados ante el drama de una familia  que busca la manera de recomponerse tras el traumático mazazo propinado por el destino.

Buena parte del éxito del filme descansa en el trabajo de los intérpretes. Poco más podemos añadir que matice la grandeza de Juliette Binoche, impecable en el papel de esa madre que acabará apropiándose del punto de vista , o de un Vincent Lacoste  que ha demostrado una versatilidad fuera de lo común y que aquí borda al hermano bipolar. Sin embargo, es el joven Paul Kitcher quien consigue con naturalidad  y sutileza agarrar al espectador  y no soltarlo en 120 minutos.

Javier Yuste. El Cultural, 5-5-2023.  

domingo, 18 de junio de 2023

Muere Alain Touraine, el sociólogo que marcó a una generación

Alain Touraine
Alain Touraine (Hermanville-sur-Mer, 1925 -París, 2023) falleció la madrugada de ayer a los 97 años en París, según confirmó su familia al periódico Le Monde. Fue uno de los últimos supervivientes de una generación brillante que marcó las ciencias sociales y el pensamiento occidental desde mediados del siglo XX hasta el inicio del XXI. Como sociólogo su campo de estudio abarcó desde las fábricas que en la posguerra levantaron el país hasta la sociedad posindustrial, y desde los movimientos sociales hasta la crisis de la modernidad. Con sus intervenciones en el debate público -en Francia, pero también en España y América Latina -, Touraine se convirtió en un referente de lo que en su país llaman la segunda izquierda -de carácter socialdemócrata y netamente antitotalitaria-.

El sociólogo compartió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010 con el también pensador polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) por ser "luminarias del pensamiento europeo que han contribuido a un mejor entendimiento de la realidad social de un mundo especialmente singular", explicó entonces el jurado del galardón.

Touraine comenzó su carrera con un estudio sobre la evolución del trabajo en las fábricas Renault (1945). En los setenta, se interesó no solo por el sindicalismo laboral, sino también por nuevos movimientos sociales como el de los estudiantes de Mayo del 68, el ecologismo y el feminismo. No estaba convencido de la necesidad de formar un movimiento social a nivel  mundial, pero sí de recuperar a los actores que se inventaron hace siglos: partidos políticos para conseguir derechos cívicos y sindicatos para lograr derechos sociales. 

Fue un gran analista de los periodos de crisis políticas y económicas. Escribió diferentes ensayos sobre los movimientos de trabajadores en todo el mundo, particularmente en los países latinoamericanos. Fue director de Estudios en L'École des Hautes Études en Sciences Sociales de París desde 1960 y desde 1989, miembro del Collège de la Prévention  des Risques Tecnologiques.

El País. Madrid, sábado 10 de junio de 2023.

sábado, 17 de junio de 2023

Destellos literarios a la derecha del Sena

Giuseppe Scaraffia

Una contienda bélica puede sumir a una sociedad en un profundo pesimismo o desencadenar el desenfreno. Esto último es lo que ocurrió tras la Gran Guerra en la parte de París que queda a la derecha del río Sena. Ha sido un escritor italiano, Giuseppe Scaraffia (Turín, 1950), el encargado de recopilar muchos de los episodios que atañen a los creadores más interesantes de la época durante los veinte años -de 1920 a 1940- que transcurrieron hasta la ocupación alemana.

La "olvidada rive droite" fue el escenario de una efervescencia cultural irrepetible. A la manera de una guía de viajes, Scaraffia desmenuza la ciudad en distritos, equivalentes a los capítulos del libro. Cada epígrafe corresponde a un enclave urbano -a menudo calles, pero también plazas y hoteles, cafés, bares o burdeles- que recoge las experiencias de los protagonistas. En la misma Rue Beaujolais, Walter Benjamin se entrevista con Colette y a Zweig le roban en un hotel. En el hotel Lotti, Orwell sufre como friegaplatos, mientras Paul Éluard, con unas entradas que le facilita Eisenstein, abuchea una obra teatral del surrealista Jean Cocteau.

El texto, por más que desvela las actitudes de una miscelánea de artistas, es menos próximo a la semblanza que al anecdotario. Las fechas, signadas al inicio de cada historia, ayudan al lector a comprender el contexto -Neruda alquila un apartamento junto con Alberti al final de la Guerra Civil-, pero también propician saltos temporales constantes. Se lee, con todo, como una novela de personajes cuyas tramas acaban configurando una apasionante radiografía de la vida parisina. Cada uno de los breves relatos se revela como tesela de un mosaico artístico  deslumbrante. Al mismo tiempo, La otra mitad de París encierra una de las etapas más convulsas de nuestra historia reciente. Un libro fascinante. 


Miguel Cano. El Cultural, 9-6-2022.

viernes, 16 de junio de 2023

Elie Saab Jr. Empresario y diseñador de moda

Desfile en el Museo Marítimo de Barcelona de Elie Saab.  EFE

La firma libanesa abrió la feria de la moda nupcial, el pasado 19 de abril con un show en el Museo Marítimo
 de Barcelona al que acudieron 450 invitados, buena parte procedentes de Asia y los países árabes. "Nuestro precio no es para todo el mundo. Somos quizá una de las cinco firmas más importantes del mundo, y para mantenernos en esa posición  tenemos que hacer lo que hacemos, es decir, vestidos absolutamente artesanales repletos de detalles exclusivos. En realidad, es hasta difícil ponerles el precio", explica sobre estas piezas que a veces superan las cuatro cifras Elie Saab Jr, el hijo del fundador de la exclusiva firma, que lleva cuatro años al frente de la empresa...

De hecho, fue en plena guerra civil libanesa, en 1982, cuando Elie Saab decidió abrir un pequeño estudio de alta costura. Tenía 18 años cuando, tras un año estudiando moda en una escuela de París, decidió volver a su ciudad natal para probar suerte con vestidos repletos de bordados y pedrería que creaba de forma autodidacta. "Si estamos aquí cuarenta años después es gracias a la pasión de mi padre", comenta su heredero. "Pasó por muchas adversidades al principio, pero siempre se ha rodeado de un equipo fiel que ha empujado para que las cosas sigan adelante . Yo siempre supe que quería hacerme cargo de la empresa en la que crecí porque veía como funcionaba y la motivación del equipo. Ahora no diría que nos mantenemos de forma orgánica, siempre hay retos, pero sí que ese empuje se ha estabilizado".

Elie Saab padre comenzó vistiendo para ceremonias a las mujeres acaudaladas de Beirut y gracias a otra de sus embajadoras, Rania de Jordania su influencia se expandió a los países árabes, donde se convirtió en el diseñador de referencia. "Obviamente, nuestra clientela ha cambiado, aunque en realidad cambiar no es la palabra, porque ellas siguen siendo fieles. Digamos que se ha expandido, a otros países y entre otras generaciones", explica.

Por eso, en pleno crecimiento el hijo de Elie Saab quiere abrir un nuevo capítulo en la empresa familiar. "Tenemos una identidad muy marcada, y un público que acude a nosotros buscando lo lujoso y lo femenino, así que ahora el siguiente paso es convertir Elie Saab en una marca de estilo de vida, más allá de la moda.

Leticia García. Barcelona. El País, 7 de mayo de 2023. 

jueves, 15 de junio de 2023

Nada, excepto eso, la vida

La otra cara de la Feria se ha quedado en casa, en mi biblioteca de cuarto oscuro. Iluminación y penumbra. Me acuerdo de Alberto Savinio que, muy descontento de las enciclopedias, acabó escribiendo una para sí mismo. Una maniobra por el estilo me ha llevado a colocar mis libros favoritos en un cuarto oscuro de casa. Allí, la luz es débil a propósito,  lo que me permite sugerir que tal vez a mi biblioteca más personal, y a la literatura en general, puede que les siente mejor la oscuridad.

Muchas mañanas, a modo de calentamiento previo, he rescatado a ciegas del cuarto oscuro un tomo al azar y lo he releído hasta que me ha entrado un irrefrenable deseo, fuerte impulso de escribir. ¿Cómo lo diría? Salvando las insalvables distancias, un impulso comparable al de Kafka cuando expresó su deseo de convertirse en indio y cabalgar sin espuelas y sin cabeza de caballo. Su breve relato es de complicada tregua y extraño empleo de los tiempos verbales, pero también el cuento más libre que he leído nunca, habla de cuando Kafka quería convertirse en Kafka.

No podría vivir sin esa selección de libros esenciales para mi ánimo, sin esa biblioteca de cuarto oscuro. Sin la oscuridad -decía Blanchot- no existiría la obra de arte. Ante la oscuridad, la misma obra no tiene importancia. Es más, toda la gloria de la obra y hasta el deseo mismo de una vida feliz en la luz del día son sacrificados a esa única inquietud: buscar en la oscuridad lo que la misma oscuridad, la misma noche, trata de disimular, ese vértigo o punto profundamente oscuro hasta el cual tiende el arte, el deseo, la misma noche y la muerte.

Entre los iconos de mi biblioteca de cuarto oscuro están ciertos libros que nos hemos de contentar con imaginarlos. Amélie Noury los nombra en su luminoso Cómo no he escrito ninguno de mis libros (Greylock): Tratado del dandismo, prometido por Baudelaire, o Vita nuova, prometido por Barthes. Y otro de los iconos del cuarto es, por supuesto, Bartleby, el copista que inventara Melville y que representa la parábola por excelencia del origen de la literatura contemporánea; la historia de aquel "fósforo en la oscuridad" del que hablaba Faulkner, la poética del hombre exiliado en el mundo, del humilde escribiente que tanto me recuerda a Kafka que paseaba por toda Praga con su extraño abrigo de murciélago y su bombín negro. Y llegados aquí, ¿Cómo no recordar al joven Kafka riéndose a carcajadas mientras leía en voz alta Jakob von Gunten de Robert Walser? Y luego está Raymond Roussel, encerrado en sí mismo, en su caravana con las persianas bajadas, contemplando la luz increada que nacía dentro de él, dentro de su obra, entregada a un tipo de cibernética aplicada a la literatura y que produjo obras como Locus Solus. Y, por supuesto, la escritora con menos cibernética del mundo, Emily Dickinson, y su poesía intensamente secreta. Y Marguerite Duras, que dijo que la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida.

Enrique Vila-Matas. Café Perec. El País, martes 6 de junio de 2023.

miércoles, 14 de junio de 2023

Sophie Muller representante en España del ACNUR

Sophie Muller se formó como jurista en Francia, ocupó cargos de responsabilidad en la ONU en África y Asia-Pacífico, y desde el 2009, ejerce como representante  en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Mañana, a partir de las 19,30 horas hablará sobre su trabajo y la situación en España y el mundo, en el ciclo Código Abierto de la Cátedra Inditex-UDC de Sostenibilidad.

P.- ¿Qué diferencia a un refugiado de un migrante económico?

R.- Una persona refugiada huye de una situación de guerra, de persecución, de violación de los derechos humanos. No puede volver voluntariamente a su país de origen. Es una definición jurídica incluida en el artículo 1 de la convención de 1961. Constituye la base de todo trabajo  de asilo. Y una persona migrante, en teoría puede volver a su país de origen. Estará en condiciones económicas o de acceso a servicios distintas, pero no necesariamente corre peligro su integridad física o su seguridad jurídica. La clave es el principio  de non-refoulement -derecho a no retorno-, que implica que la persona no pueda ser devuelta al lugar donde corre peligro, ya sea su país de origen u otros.

P.- ¿Cuál es el papel de Acnur en estos procedimientos?

R.- Nuestro trabajo es apoyar a las autoridades para que puedan implementar sus obligaciones internacionales, nacionales y europeas. Hemos sido creados para proteger y para encontrar soluciones. Desde el primer momento de la huida, del cruce de fronteras y con la protección jurídica y social después. Son los elementos que luego muchas veces van a permitir soluciones en la acogida, en el retorno a su país o a un tercero cuando ya no es posible el regreso al suyo. También ocurre muchas veces que no está suficientemente protegido en su primer país de asilo. Esto ocurre muchas veces en situaciones de conflicto en las que las condiciones de estos países fronterizos son igual de delicadas e inestables.

P.- ¿Qué se les ofrece a las personas refugiadas?

R.- Soluciones desde la inclusión, la integración, ya sea de manera temporal o duradera. Es el acceso a servicios a través de los derechos socioeconómicos que permiten a las persona refugiada dar ese paso adelante. Ya tiene la protección física, la protección jurídica. Está documentada, pero así accede a educación, trabajo, vivienda, puede asociarse, acceder a programas de mentoring (asesoramiento), practicar deporte... Eso permite reconstruirse a nivel mental, de bienestar..., pensar en su futuro de manera proactiva y participar en la sociedad que los acoge. De eso es de lo que vamos a hablar, tanto de la situación dramática en la que se encuentra el mundo, con 103 millones de personas desplazadas -un poco más porque esas son cifras de finales del año pasado- como de situaciones de crisis, emergencia. Queremos visibilizar e impulsar el mecanismo español de solidaridad, la tendencia impresionante a la solidaridad que hay en España.

P.- ¿Cómo se sale de esa condición de refugiado?

R.- A través de soluciones duraderas, sostenibles, para las personas refugiadas. La primera idea -como nos pasaría a cualquiera en esa situación- es volver a su país de origen, en particular cuando la huida ha generado separaciones de familias, como ocurrió en Ucrania, donde las mujeres se fueron con los niños y la mayoría de los hombres han tenido que quedarse. En estos casos, son muy conscientes y van a luchar para que sea lo más temporal posible. Como no han cruzado muchas fronteras, el movimiento de regreso es pendular. En el caso de personas que vienen, por ejemplo, de África, que han tenido que cruzar muchas fronteras, el retorno voluntario es más lento, porque muchas veces Europa es el lugar del mundo en el que por primera vez en su vida se han podido ver seguras. Por eso su primer pensamiento es descansar y ponerse a trabajar o estudiar.

P.- ¿Quién asume el peso de acogida de refugiados?

R.-El 74% de las personas refugiadas son acogidas en países de ingresos bajos y medios, fronterizos de las zonas de las que han salido. Y la mayoría de los desplazados en el mundo son internos, dentro de su propio país,  que es donde en Acnur trabajamos para proporcionarles espacios de paz y de seguridad. Por eso, si en Europa existe el miedo a que lleguen millones  y millones, más millones hay en los países fronterizos, y por eso hay que trabajar  más la cooperación internacional con estos países.

Muller explica las diferencias entre los refugiados ucrananios y los que vienen de países lejanos.

P.- ¿A qué se debe la rápida situación en Ucrania y por qué no se dio en otras crisis?

R.- Lo que fue la movilización tanto a nivel de Gobierno como de las sociedades europeas fue casi inédito. No habíamos visto tal respuesta desde la Segunda Guerra Mundial. La crisis fue inédita y la respuesta igual de inédita. La UE tuvo una capacidad de organización sumamente rápida. Fue algo excepcional, porque era algo que tocaba a Europa como región...

J. V. Lado. La Voz de Galicia , miércoles 31 de mayo de 2023.

martes, 13 de junio de 2023

Retrato de una obsesión por los cipreses

En la exposición Los cipreses de Van Gogh e el MET
(Foto: EFE/Ángel Colmenares)

Los dos últimos años de su vida, Van Gogh desarrolló una especial querencia por los cipreses como motivo pictórico. Los cipreses de Van Gogh, una exposición monográfica del Museo Metropolitano de Nueva York (Met), reúne todas las obras del pintor holandés que representan el espigado árbol, la figura flamígera y casi espiritual que inspiró al artista decenas de cuadros y dibujos. Junto con una amplia selección de cartas, reveladoras de su proceso creativo y a la vez de los demonios que le consumían, las aproximadamente 40 obras que componen la muestra podrán verse en la galería 199 del Met hasta el 27 de agosto.

Los cipreses de Van Gogh es una exposición emocionante, íntima, incluso dolorosa: de los primeros lienzos pintados a su llegada a Arlés (Francia) en 1888, en los que los cipreses aparecen en segundo término de naturalezas vivas, con árboles cuajados de frutas y campos en flor, hasta los últimos cuadros, en los que el día da paso a la noche o a densos nubarrones (como el Paisaje bajo cielos turbulentos, de abril de 1889, colección privada), la evolución del estado de ánimo y de la inspiración del artista se desarrolla en un recorrido dramático, que va del color al trazo negro, de la luz al crepúsculo.

"Esta exposición es un sueño hecho realidad", explica Max Hollein, director del Met. "Con motivo del 170º aniversario del nacimiento de Van Gogh, reúne obras que ofrecen tanto una visión general como una aproximación íntima a su proceso creativo". La yustaposición de cuadros célebres con dibujos y cartas ilustradas -muchos de ellos rara vez expuestos juntos-ofrece un contexto diferente sobre el maestro posimpresionista, víctima ajena a la gloria y la fama.

Tras dos años en París, el pintor de los girasoles llegó al "glorioso sur" de la Provenza en febrero de 1888, conviviendo durante nueve semanas turbulentas haste el violento episodio de diciembre que terminó con la oreja seccionada del holandés. En febrero de 1888 arrancaba pues un periodo de intensa producción, de 15 meses ininterrumpidos y jalonado por las obras cumbre, ambas de 1889, el año anterior a su muerte. Se trata de Noche estrellada, que pertenece al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa, en sus siglas inglesas), y Campo de trigo con ciprés, propiedad del Met, dos cuadros celebérrimos que no se reunían desde 1901. Son las piezas centrales de la muestra, acompañadas de óleos, acuarelas y dibujos, alguno de ellos inéditos para el gran público.

La comprensión del padecimiento que consumió esos dos años a Van Gogh reside en los detalles. Tanto, que la comisaria de la muestra, Susan Alyson Stein, ha contado con la colaboración  de una treintena de galerías y coleccionistas para armar la muestra. Es una exposición de las que hacen época, o cuando un hito en una generación , dicen los responsables del museo, ya que académicamente deshace cliché sobre la carrera pictórica del holandés. "Para hallar el verdadero carácter de las cosas , tienes que mirarlas y pintarlas durante un largo tiempo", escribió en otra carta a Theo, que era marchante, sobre su fijación con los cipreses, en una dialéctica constante entre la observación y la reflexión. Desde que pisó Arlés, el pintor exploró el potencial de introducir esa "interesante nota oscura" (el ciprés) en paisajes inundados de luz, como el contraste de su propia existencia.

María Antonia Sánchez-Vallejo. El País, martes 23 de mayo de 2023.

lunes, 12 de junio de 2023

Cannes se asoma a la oscuridad de la Cañada Real

Fotograma de Aunque es de noche.

Nasser y Toni tienen 13 años y viven en la Cañada Real, el barrio madrileño considerado el mayor asentamiento irregular de Europa: unas 8,000 personas que viven a ambos lados de una antigua vía pecuaria de 16 kilómetros, a muy pocos minutos en coche del centro de Madrid. Y que llevan casi 1.000 días sin electricidad. Pero Aunque es de noche, de Guillermo García López, el corto español de 15 minutos que concurso en el Festival de Cannes, no se centra en eso, sino en esos dos chicos: Nasser se va unos pocos días, no tiene móvil, y Toni hará lo que haga falta  para poder seguir hablando con su amigo.

García López (Madrid, 37 años) no es nuevo en el cine. Con Frágil equilibrio obtuvo el Goya a mejor largometraje documental en 2017. "En aquel entonces ya estaba yendo al sector 6 de la Cañada Real (el más al sur entre la carretera de Valencia y la linde con Getafe). Pero Frágil equilibrio iba de otra cosa, se centraba en los desahucios y sus ecos mundiales". Al cineasta le conmovió profundamente lo que vio. Y sintió que las imágenes de ese asentamiento que se veían en televisión no eran lo que él mismo estaba observando. "Peor, sus habitantes estaban asumiendo  esas imágenes, tomando esos roles y cambiando sus comportamientos", recuerda. "Al final, las imágenes determinan lo que pensamos que somos. Ese fue mi punto de partida". Y por eso Aunque es de noche arranca con lo que se graban de sí mismos los dos chavales, que cámara en mano juegan con la textura de las imágenes y arrancan la narración de su estilo...

El cineasta insiste: Aunque es de noche no es un filme social. "Pero quería que quedara claro cómo es vivir allí, cómo es sentir allí. Y por eso escogí el sector 6, el que acarrea peor fama". Al final, entiendes que por supuesto las cosas que viven de manera familiar, incluso íntima, se acercan a las que vivimos desde el centro de la ciudad. Sin embargo, a nivel social, estamos separados....Esa doble faceta me impulsó", asegura. Poco a poco entendieron que sí, que iba a haber película y los vecinos se involucraron....

Para el cineasta, "lo más político está en lo íntimo. Por eso Aunque es de noche gira alrededor de los dos chavales, "porque para acercar ese lugar al público había que hacerlo a través de las emociones" Y sobre todo agarrarse a Toni. "Él esta bregando con dos pérdidas, la del amigo que se va y la de un lugar, la infancia. A ambas pérdidas se resiste"... Es  tan complejo lo que ocurre  ahí  a nivel político y social que me parece hasta pretencioso abarcar toda la Cañada Real. Y no todo sale en los medios,  como la resiliencia de sus habitantes, Y no pedo llegar a las raíces del problema, ni puedo hacer cine panfletario. ¿Lo primero? Escucharles a ellos. Y por supuesto habría que devolverles la electricidad"...

Gregorio Belinchón, Cannes. E País, viernes 26 de mayo de 2023.

domingo, 11 de junio de 2023

Semprún, en la espiral del siglo XX

Jorge Semprún

Vueltas y más vueltas. La obra de Jorge Semprún realiza este movimiento obsesivamente. Vueltas y más vueltas alrededor de un mismo asunto: su experiencia. Una apuesta narrativa que no marea sino que hipnotiza. Escena tras escena, digresión tras digresión, el lector, sin darse cuenta, se desposesiona de la conciencia con la que había interpretado el mundo para asumir la conciencia del autor e interiorizar así su interpretación del siglo: Semprún se automitificó, disimulando sus claroscuros, como el sujeto prototípico de la era atravesada por los totalitarismos. Este propósito, en cuyo núcleo están siempre fundidos él y la política, sigue parpadeando ahora que se conmemora el centenario de su nacimiento, como si al releerlo contempláramos la fatigada luz de un faro antiguo proyectarse sobre nuestro pasado trágico como españoles y europeos.

Este proyecto empezó en su segunda vida, cuando el resistente y deportado empezaba a dejar de ser un revolucionario profesional. Tenía 40 años. En mayo de 1963 ya no es dirigente clandestino del Partido Comunista en Madrid pero aún miembro destacado del partido en el París donde vivía exiliado. Allí una pareja de compañeros de viaje -Juan Goytisolo y Monique Lange- apostaron por que la delegación francesa en los Formentor defendiese Le grand voyage. La experimentación formal de aquella novela concentracionaria  encajaba con la vanguardia narrativa que defendía esa élite literaria. Al comunicarse la concesión del premio, el jurado recibió un telegrama firmado por Salvador de Madariaga (alguien suplantó su identidad) caracterizando a Semprún como "un estalinista notorio y enemigo del pueblo español". Aquel verano Sánchez Dragó era detenido y durante el interrogatorio identificó al novelista premiado con el Federico Sánchez que la Brigada Político Social no había conseguido detener.

Lo que ocurrió fue paradójico. El descubrimiento de la identidad coincidió con el acelerado proceso de revisión ideológica junto a Fernando Claudín que desembocó con la expulsión del partido. Semprún dejaba de ser Federico Sánchez para metamorfasearse  en un disidente que ayudó a construir "la República de las Letras del siglo XX", para decirlo con Tony Juddt: un espacio de libertad intelectual donde conviviría  con Camus, Koestler o Sperber, el lugar donde un grupo de excomunistas escribirían "algunas de las mejores descripciones del siglo XX".

La relevancia de ese ejercicio cívico, que lo convirtió en figura de la cultura francesa, era desconocida en España, aunque España seguía siendo una obsesión. Este desajuste es clave para entender la disfunción que ha dificultado la consideración de su figura.

 Aquí no se autorizó la traducción de El largo viaje hasta la Transición. Tampoco se proyectó La guerre est finie de 1966, cuyo guion escribió y ya era primer autorretrato de su frustración como militante al constatar la incapacidad de la dirección  del PC para leer la mutación de la sociedad española. "Pobre, infeliz España. Heroica, galante España. ¡Me pone enfermo!", declama Yves Montand en el monólogo que es el centro de la película. "Un mito para los veteranos de guerras pasadas. Y mientras 14 millones de turistas van de vacaciones a España cada año". Solo se estrenó pocos días después de las elecciones de 1977. Tampoco se proyectó el documental Les deux mémoires, dirigido por él en 1972, donde daba voz a la oposición y recuperaba al personaje Montand que dialogaba con Semprún mismo. Ni tuvo repercusión la angustiosa La confesión, dirigida por Costa-Gravas en 1970, a partir de la adaptación que Semprún hizo del testimonio de Artur London sobre la inhumanidad estalinista.

Nadie sabía quien era. Y entonces, el escándalo. "Es la primera vez que lo digo". Mayo de 1976. "El primer libro que voy a publicar en castellano -y cuando digo publicar  es que ya está muy avanzado- se llamara Autobiografía de Federico Sánchez". Rafael Borrás -director de Planeta- se planto en París. En 1977 ganaría el premio al libro más comercial. El libro político más polémico de la Transición, pero desenfocó  la consideración intelectual de Semprún en España. Inscrita como una obra de esa República d las Letras, su Autobiografía de Federico Sánchez tenía todo el sentido del mundo. Pero esa República aquí no existía, difícilmente podía interpretarse desde ese lugar.

La reubicación española de Semprún tardó en producirse. El primer paso destacado fue su nombramiento como ministro de Cultura de Felipe González. Pero seguramente más relevante que su afán de actuar como un Jack Lang azañista fue lo que ocurrió durante ese periodo. Con el hundimiento del bloque soviético, la gran aventura de su vida -el comunismo- desapareció. Pero entonces, gracias a su capacidad hipnótica, revisó de nuevo su biografía y volvió a colocarse en el corazón de la historia como conciencia europea. Porque el lugar de memoria ya no era la revolución, sino los campos de concentración. La escritura o la vida, definitivamente, llevando hasta el límite de lo ético la práctica del testimonio, lo llevo al panteón cultural donde siempre consideró que debía permanecer.

Jordi Amat. Babelia. El País, sábado27 de mayo de 2023.

sábado, 10 de junio de 2023

Los días de París

"Allá va el Orient Espress, a toda máquina, rumbo a la Tierra Prometida: se acerca con un estrépito ensordecedor, cuando los raíles lo arrojan de una vía a otra en una danza salvaje. Me anuncia en su idioma de acero la dicha y la libertad, me arrastra hacia el lugar de mis fantasías, hacia el momento fulgurante del reencuentro que había estado esperando durante cuatro años de revolución, de terror y de ruina, en los escombros de un mundo abolido". El mundo en escombros es el Azerbaiyán que pertenecía al Imperio ruso y luego a la Unión Soviética tras la Revolución de Octubre. Los cuatro años son los que ha permanecido separada de sus seres queridos, que emigraron del Cáucaso. Ella es solo Umm Elbanu Asadullayeva, de 16 años, la futura escritora Banine.

Este segundo libro de memorias, continuación de Los días del Cáucaso, cuenta la vida en París de esta mujer de una familia campesina y musulmana que alcanza la opulencia  gracias a las ilimitadas reservas de petróleo de Azerbaiyán y lo pierde todo con la llegada al poder de los bolcheviques. Junto a millones de rusos blancos, se exilian a Europa con los objetos de valor que han podido rescatar, pero ella, sola, llega a París cuatro años más tarde en busca de libertad y supervivencia. Son los "locos años veinte" de entreguerras, y París, un hervidero de cultura y gente de todas las nacionalidades.

La ventaja de unas memorias sobre una autobiografía es que las primeras no deben someterse a unas reglas de la narración literaria desde la madurez, seleccionan su material desde una distancia que ordena los sucesos de otro modo. Al llegar a París, Banine encuentra el apoyo  de su hermana Zuleiha, casada con José, un pintor español. Y conocería a toda clase de celebridades, de Iván Bunin a los Scott Fitzgerald, Hemingway, Henry Miller, Joyce, Sylvia Beach, los eslavos Chagall, Kisling, Diághilev y Stravinsky; y otros como Fujita, Modigliani, Moréas, De Chirico, Picasso. En Montparnasse, "toda esa gente vivía de esperanza y café con leche, si no de licores, brebajes aún más costosos... Pero su pobreza no les quitaba su confianza en la vida".

La mirada de la autodenominada "caucásica bobalicona" sobre aquella desopilante sociedad es la joya de este libro. Junto a ellos la visión de aquellos rusos blancos, un "pequeño universo en sí, con sus tradiciones, sus reglas, su ética... y las damas de honor de antaño convertidas en señoras de los lavabos y camareras descendientes de los primeros boyardos moscovitas "ofrece un testimonio impagable. La vida de Banine se convierte en un asunto más personal desde el momento en que aparece en escena su prima Gulnar, un temperamento volcánico que centra las memorias en la evolución personal de la propia Banine. A partir de aquí, su vida se desenvuelve entre un militar blanco de considerable atractivo físico, Nicolás Carpoff, y el refinado Jerôme de Labussorie, de gran importancia  en su educación. Las anécdotas con ambos y Gulnar se suceden a cuál más entretenida mientras aparece una relación con un tercer hombre, Grandot -"especialista en volverme loca"-. En toda esta parte es cuando habla más de sí misma y sus historias personales hasta que al fin consigue el divorcio del marido que le fue impuesto en su primera juventud por su padre. Al fin la libertad total.

La frescura del relato es tan fascinante como su inteligencia vital. Digamos, además, que fue amiga de toda confianza de Ernst Jünger, al que conoció en el París ocupado en 1943, al que dedicó tres libros y a quien tradujo al francés, así como Dostoievski. Afortunadamente, estas memorias han vuelto a salir a la luz después de 75 años, traducidas al inglés y alemán y ahora al español.

José María Guelbenzu. El País, sábado 6 de mayo de 2023.