domingo, 30 de junio de 2019

El soldado galo que perdió una moneda en Palencia

Se le cayó a un soldado galo de las tropas auxiliares del
emperador Augusto...
La Universidad de Saboya halla una pieza del siglo I a.C. y restos de edificios que revelan los últimos días de Dessobriga. Es sólo una hipótesis, pero probable. Se le cayó a un soldado galo de las tropas auxiliares del emperador Augusto al llegar a las tierras del actual Osorno (Palencia). Más de 2.000 años después, el equipo del Proyecto Dessobriga, que dirige Margarita Torrione, catedrática de Historia y Civilización Hispánica de la Universidad de Saboya (Francia), ha encontrado aquella moneda, que fue acuñada en el siglo I antes de Cristo por Contoutos, jefe de los Santoni,  el primer pueblo vencido por Julio César en la Guerra de las Galias.
Paralelamente, llegaron otros hallazgos, como un gran edificio de unos 50 metros, detectado por fotografía aérea y ahora en excavación. O el de varias estelas de la necrópolis, algunas grabadas en signario celtibérico. Una de ellas lleva el nombre de Touto:"Bastante común en estelas y cuya etimología proviene del céltico touta, comunidad, tribu, clan", señala Torrione. Detrás subyace una ciudad vaccea, asaltada por los romanos por ser cruce de caminos y rica en cereal. En el último tercio del siglo I. a. C., las tribus cántabras y astures seguían sin someterse al poder imperial. Necesitadas de alimento, saqueaban los campos de sus vecinos vacceos...Dessobriga fue atacada y sometida hacia el 29 a.C. durante los preparativos de las Guerras Cántabras (29-19 a.C).
En 2001, a causa del trazado de la Autovía del Camino de Santiago, se llevaron a cabo en el altozano de Las Cuestas (Osorno) intervenciones que desenterraron parte de un poblado de la primera Edad del Hierro (siglos VIII-V a. C.). No sería hasta 2013 cuando Torrione comenzó un proyecto: excavar Dessobriga, una concentración urbana que figura en el itinerario Antonino, una especie de Guía Michelin de la época. Se explotaron 23 hectáreas que desvelaron la existencia de cabañas de las prehistóricas, un poblado vacceo, convertido posteriormente en mansio (complejo urbano romano) y una necrópolis...
Del 5 al 25 de agosto se llevará a cabo una nueva campaña arqueológica. Los vacceos ocupaban unos 45.000 kilómetros cuadrados de la península Ibérica. Se los ha considerado los primeros  comunistas de la Historia, dado su sistema de producción colectivista: la cosecha se repartía entre todos a partes iguales ... Este sistema económico les llevó a ser objeto  de codicia  por parte de los pueblos circundantes y por Roma lo que supuso su fin según confirma la moneda de bronce que perdió un soldado galo que luchaba para el emperador muy lejos de su casa.
Vicente G. Olaya. Madrid. El País, jueves 27 de junio de 2019

sábado, 29 de junio de 2019

Regreso a la bombonera de Lagerfeld

La Vigie.  Foto de   Pascal Pronnier
Era más difícil, salir de la Vigie que llegar a esta mansión belle époque enfoscada en tonos pastel y recortada a cuchillo sobre la bahía de Mónaco. Una vez que la cena de Karl Lagerfeld se dio por concluida avanzada la madrugada, la espuerta de litros de champán consumido en magnum durante la fiesta comenzó a hacer estragos.Y a dificultar el descenso a la civilización. Junto a Alice Springs, su esposa, el fotógrafo Helmut Newton se tambaleaba y la princesa Carolina Grimaldi, señora del lugar, vestida de Céline, esbozaba una expresión de Zelda Fitzgerald mientras rezongaba a su chófer que la sacara de allí y condujera a Le Clos Saint-Pierre, su hogar. 
La carretera que conducía de regreso al corazón del Principado era mortal. Una serpiente entre acantilados. Allí mismo se había despeñado en su Rover verde Racing en 1982 Grace Kelly. Los invitados a bordo de Mercedes con matrículas de tres cifras, optaron por hacer escala en el Jimmy'z, donde un traficante de armas griego corrió con los gastos. En Mónaco siempre paga alguien que no sabes quién es. Era 1994. Y Lagerfeld había presentado a 50 personas de todo el mundo su primer perfume. La primera y última vez que abrió esa casa a los advenedizos. Allí acaba de celebrar su enlace Carlota Casiraghi, la mayor de las hijas de Carolina, con todo el esplendor del rosa al amarillo de la Corona mediterránea. A mayor gloria del marketing del Principado.
Dicen que La Vigie es la mansión más bella y aislada de la Costa Azul. La construyó en 1902 el ennoblecido magnate de la prensa británica William Ingram. Tras la ocupación nazi, sus estucos, entelados, y terciopelos cayeron en desgracia. Fue pasando a un olvido paralelo al que vivía el Principado, antes de que tomara las riendas  con mano de hierro y aire de vodevil Raniero III. El consorte de Grace recompró a bajo precio esa perla inmobiliaria de la Corona monegasca y la incorporó a su holding del placer, la Société des Bains de Mer, de la que la familia Grimaldi posee en torno al 40% de las acciones y que es la propietaria del casino, la ópera, los hoteles, restaurantes y nights clubs más lujosos; la fórmula 1 de Mónaco y las principales promociones inmobiliarias de ese Estado más pequeño que Central Park...
Durante tres décadas, aquel palacete de 600 metros cuadrados, con tres alturas, seis habitaciones, piscina, encinas y olivos, y una terraza colgada sobre el mar, fue una ruina pasto de los alcatraces. En 1986, el recién fallecido modista Karl Lagerfeld, reinventor de Chanel y amigo de Carolina, llegó a un acuerdo con los Grimaldi:se haría cargo de esa exclusiva ruina ; la reconstruiría  y decoraría de su bolsillo, y a cambio, pagaría ala familia un mínimo alquiler. Lo hizo entre 1986 y 2000. Dicen que enterró en esta casa 14 millones de euros. Y fue feliz... Como recordaba él mismo: "La Vigie es el lugar más seguro e inaccesible del planeta. Es imposible acercarse. No pasa por aquí ni una sola vía pública. Ni siquiera tiene dirección, por lo que nadie puede escribirme. Es mi paraíso."...
Jesús Rodríguez. El País Semanal, 16-6-2019.

viernes, 28 de junio de 2019

Fulgor renacentista y barroco en Madrid

W. Christie dirigiendo a Les Florssants. Foto de Rafa Martín
Visitan Madrid en el corto espacio de cuatro jornadas, Les Arts Florissants, el viernes 7 de junio, y el Collegium Vocale Gent, el martes 11. Ambas citas dentro del benemérito Universo Barroco del CNDM.
Les Arts Florissant es uno de los conjuntos más conocidos y apreciados en nuestro país dentro de la parcela de la música renacentista, barroca y clásica. Con su fundador el estadounidense William Christie, y sus agrupaciones corales e instrumentales, lo hemos visto y escuchado en las más variadas propuestas. Desde hace ya algunos años, ha tomado el relevo de Christie para determinados conciertos, especialmente los realizados a cappella, el antiguo tenor Paul Agnew, que se ha revelado como un sensible recreador  de las incesantes volutas de las escrituras monteverdiana. Ya hace muchos meses nos dio, junto a solistas del grupo, una formidable interpretación, llena de matices y claroscuros, de madrigales de los libros I, II y III, escritos a cinco voces.
Y en octubre del pasado año nos ilustraron con lo que se puede considerar una primera parte de esta actuación, centrada igualmente en la eminente figura de Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa (1566-1613), uno de los creadores mas originales de la época, una auténtico rompedor e inventor de insólitas y ásperas armonías, de cromatismos inesperados, aunque Agnew nos tratara de convencer en sus notas al programa de que, en realidad, su escritura era más bien convencional. En cualquier caso, la escucha de sus Madrigales a cinco voces -los 15 del Libro I en aquella ocasión- nos revelaba paisajes  que nos parecían poco hollados...
Arturo Reverter. El Cultural, 7-6-2016

jueves, 27 de junio de 2019

"Si yo no hubiera leído a Simone de Beauvoir..".

Hace ya 70 años que se publicó en París la primera edición de El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, uno de los libros fundacionales del feminismo contemporáneo. Fue un escándalo. El Vaticano lo incluyó en su índice de libros prohibidos y fue reprobado desde todos los flancos. El Nobel François Mauriac escribió: "Después de leerlo, lo sé todo sobre la vagina de la autora. Es asqueroso". Albert Camus, otro Nobel, lo definió como "un ataque a los hombres franceses".
En España durante mucho tiempo ni siquiera existió la posibilidad de criticarlo, se editó por primera vez en 1968 en catalán y en castellano sólo podía leerse clandestinamente en las traducciones que llegaban desde Latinoamérica bajo mano.
Todo ello se recordó ayer en un congreso en Madrid que examina la vigencia de aquel polémico libro a propósito del 70º aniversario de su publicación. Participaron destacados filósofos y expertos en feminismo como Amelia Valcárcel, Isabel Morant, Teresa López Pardina o Alicia H. Puleo, así como la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, y el filósofo francés Sami Naïr que dirigió con De Beauvoir en los ochenta la revista Tiempos Modernos.
La conclusión fue unánime: es obvio que muchas cuestiones concretas que aborda El segundo sexo están hoy superadas -en 1949 ni siquiera se había inventado la píldora-, pero la idea central del libro es la base sobre la que se asienta la teoría feminista contemporánea: "La mujer no nace, llega a serlo", escribió su autora. Es decir, no existe una naturaleza esencialmente femenina y las cualidades tradicionalmente vistas como específicas son una construcción cultural, empezando por el instinto maternal. Bienvenidas a la libertad de ser la mujer que cada una quiera ser...
Josyane Savigneau, destacada periodista cultural francesa, resume su influencia con una frase: "Si yo no hubiera leído a Simone de Beauvoir cuando era joven no sería la persona que soy hoy"...
Amelia Valcárcel destacó el soporte intelectual que El segundo sexo sigue ofreciendo a la batalla feminista: el acceso de las mujeres a la esfera del poder en todas las áreas...
Raquel Vidales. Madrid. El País, viernes 14 de junio de 2019

miércoles, 26 de junio de 2019

Aceleración de la política ecológica

"Hoy ya nadie tiene el monopolio de lo verde", dijo Philippe, un hombre de la derecha moderada que ha ejercido el cargo de primer ministro bajo la sombra del omnipotente Emmanuel Macron. "Hay que inventar un modelo económico en el que la sobriedad energética, los transportes limpios, la sana alimentación  y el reciclaje progresen mucho más rápido que la tasa de crecimiento económico", añadió.
El primer ministro, que a partir de ahora debería asumir un papel más relevante en la dirección del Gobierno, detalló las medidas -la mayoría ya previstas- destinadas a reclamar la disputa bandera medioambiental. Citó la ley contra el despilfarro de productos no alimentarios, la renovación de los edificios o la idea de un Consejo de Defensa Ecológico, que se reunió por primera vez hace unas semanas. También propuso celebrar "convenciones ciudadanas" de las que podrían salir nuevas propuestas. 
Ninguna de estas medidas supone un cambio de rumbo, pero forman parte del esfuerzo de Macron y su Gobierno para persuadir a los franceses de la sinceridad de su compromiso.
Al acceder al poder en 2017, Macron se postuló ante el mundo como el líder  en la lucha contra el cambio climático. Pronto llegó la decepción. En Julio de 2018, dimitió el ministro de Transición Ecológica, Nicolas Hulot, descontento por la supuesta falta de compromiso del presidente con la ecología y su sometimiento a los grupos de presión.
La revuelta de los chalecos amarillos complicó las cosas. La crisis comenzó como una protesta contra la tasa ecológica del carburante. Y puso sobre la mesa el encaje, no siempre sencillo, entre los social y lo ecológico.
Pero en las elecciones europeas del 26 de mayo, los chalecos amarillos tuvieron una presencia testimonial. En cambio el ecologismo logró por sorpresa uno de sus mejores resultados. La lista Europa Ecología Los Verdes (EELV), liderada por el eurodiputado Yannick Jadot, sacó un 13,5% y quedó en tercera posición, por detrás del Reagrupamiento Nacional  (RN) de Marine Le Pen y de Renacimiento. la lista de Macron.
Macron tomó nota...
Marc Bassets. El País, jueves 13 de junio de 2019

martes, 25 de junio de 2019

Vidas de mujer y de vanguardia:Marie Vassilieff

Marie Vassilieff por Man Ray
Un caso muy parecido al de Berthe Morisot lo encarna la rusa Marie Vassilieff que comparte con ella estos días la exposición del Museo d' Orsay en París. Pieza fundamental de la bohemia parisina de los años 10 y 20 y artista multidisciplinar de alto voltaje intelectual, es recordada sobre todo por la taberna que tuvo en Montparnasse. Afortunadamente su obra sigue siendo estudiada y en la exposición abierta hasta el 21 de julio en la doble sede  de la Maison Nationale des Artistes y la Villa Vassilieff se muestran también obras de artistas contemporáneos que evocan encuentros con esta extraordinaria mujer. 
Mariya Ivanova Vassilieff nació en Smolensk (Rusia) en 1884 en un entorno familiar próspero que deseaba que la niña estudiara medicina. Pero como suele ocurrir con los espíritus vocacionales, la joven buscó su propio camino y viajó a París con 23 años a tomar clases de pintura. Su mentor fue esta vez Henri Matisse. En pocos años abrió su propio centro, la Académie Vassilieff. Marie desempeñó los roles de directora, docente y artista de manera excepcional, de tal manera que su academia-taller se convirtió en el punto de encuentro de figuras de la intelectualidad como Juan Gris, Picasso, Chagall, Erik Satie, Nina Hamnett u Olga Sacharoff. Así emerge de una manera natural en esta Europa de principio de siglo un modelo tan contemporáneo como el del centro de arte, una olla muy viva donde se cocían exposiciones y conferencias, un caldero en ebullición que era espacio de intercambio, aprendizaje y libertad. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, Vassilieff reconvirtió su academia en una cantina donde se daba de comer por pocos céntimos (y a veces gratis) a los artistas de París que vivían en la precariedad. Como Vassilieff contaba con una licencia de club privado, la cantina abría por la noche y mutaba en un garito de sarao y jarana. Este Studio 54 mantuvo encendido el ánimo de la comunidad artística durante años muy tenebrosos...Este valioso papel de Marie Vassilieff como filántropa y anfitriona es el que ha eclipsado durante años la riqueza de su carrera profesional como artista.
Marie Vassilieff era pintora cubista. Esto significa que llevaba a cabo un trabajo de estilo vanguardista y con una fuerte carga conceptual. Se especializó en retratos, pero más allá de ello, realizo diseño de vestuario y mobiliario, escenografía, cartelismo y un tipo de producciones bien curiosas: muñecos...Vassilieff fue una mujer absolutamente moderna...
Las mujeres artistas de entreguerras se presentan hoy como modelos de mujer ...Que este afán de erigir modelos no desvíe el foco hacia la figura, dejando en sombra lo que realmente importa que es la brillantez de su genio y de su obra.
Mery Cuesta. El Mundo, domingo 16 de junio de 2018. 

lunes, 24 de junio de 2019

La carne es triste

Fundada en 1981 por el sacerdote Patrick Giros, la asociación Aux Captifs la Libération pone en práctica su particular antropología humanista cristiana abriendo vías de diálogo entre su equipo de trabajadores sociales y las personas ancladas en una situación de pobreza y exclusión social, con particular atención a los sin hogar y a quienes ejercen la prostitución callejera. Tres años de trabajo de campo como voluntario en el seno de la asociación han permitido al director Camille Vidal-Naquet matizar su mirada sobre el material humano que nutre su primer largometraje, Sauvage, visceral, durísimo, explícito y finalmente conmovedor paseo al lado de un chapero del Bois de Boulogne durante los días que podrían preceder a su posible salvación social.
Sudoroso, tatuado, presa de una perpetua urgencia, herido, marcado por las huellas del consumo tóxico, el cuerpo de Félix Maritaud atraviesa su particular vía crucis, sin que Vidal-Naquet quiera contar una historia de redención, a través de una serie de explícitos encuentros sexuales en los que afloran la inesperada ternura, la tristeza de la carne y la crueldad  infligida sobre el cuerpo reducido a mercancía. El actor, descubierto en la tan sobresaliente como pulcra 120 pulsaciones por minuto (2017), de Robert Campillo, contagia la febrilidad de sus movimientos a cada imagen, dejando claro que lo suyo, más que una lucha por la  supervivencia en los márgenes, es una búsqueda desesperada, contradictoria, de los más efímeros brotes de afecto en territorio hostil.
Sauvage, es un completo retrato de personaje que podrían haber aplaudido Genet o Pasolini. También es la descripción sin atisbo de moralina o condescendencia de un microcosmos marginal donde no todo es, necesariamente, oscuridad. Y, finalmente, es una lección magistral sobre cómo tratar un tema conflictivo -los estratos más desamparados de la prostitución masculina- evitando caer en mitificaciones, maniqueísmos y paternalismos.
J.C. El País, viernes 14 de junio de 2019

domingo, 23 de junio de 2019

Un pueblo llamado Descartes. Viajero del siglo XVII

Casa natal de Descartes
Un patio presidido por un árbol de Judea pletórico de flores rosadas da paso a una casa de dos pisos con puertas y ventanas blancas. Descartes pasó ahí su infancia al cuidado de su abuela. Unos años más tarde iría a estudiar a un colegio jesuita de La Flèche y más tarde a la Universidad de Poitiers. Después no dejó de viajar por Europa. En Roma se interesó por los parahelios, soles falsos o dobles, y escapó de allí temiendo sufrir la misma suerte  que Galileo, un momento de su vida que filmó Rossellini para televisión en Cartesius (1974). En Holanda escribe otras obras maestras y se interesa por la óptica, como Spinoza, a quien sin embargo no llega a conocer. Luego sería invitado a Estocolmo por la reina Cristina de Suecia, a quien le daba clase a las cinco de la madrugada. Esa fue la posible causa de su muerte en 1650 por neumonía. Otra versión habla de envenenamiento con arsénico tras recibir la comunión de manos del capellán de la Embajada francesa en la capital sueca.
En el Museo de Descartes sus ideas iluminan los paneles y se propone una constante averiguación abriendo cajones de muebles que contienen textos con ulteriores explicaciones de los temas o las dudas. No hay reliquias suyas ni manuscritos. Destaca un molde de su cráneo, copia del que se guarda desde 1931 en el Museo del Hombre de París. Esa calavera con los nombres grabados de los propietarios y una poesía sufrió no pocas peripecias a lo largo de los siglos no pocas peripecias, igual que sus hueso enterrados hoy en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés.
Como no podía ser menos el museo del filósofo en su lugar natal es una expresión de cartesianismo. El contexto histórico, la biografía, las ideas, los viajes, los libros y, como despedida, una sala dedicada a frases de filósofos que sirven al visitante para seguir pensando. Como lo que decía Blaise Pascal:"El hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero es un junco pensante". Sí, pero con "Pienso, luego existo", Descartes abrió de forma fulminante, incluída su duda metódica, otro gran vuelo de la filosofía moderna. Hoy son muchos los visitantes orientales  (coreanos, japoneses, chinos...)  que vienen hasta este lugar de la Francia profunda a conocer el museo, comenta su conservadora Sylvie Pouliquen.
También se facilita al viajero una guía llamada La Cartesiènne , con un plano de 42 puntos de interés en Descartes y alrededores. Lugares históricos y prehistóricos, como los dólmenes y cementerios de hadas y doncellas de Le Chillou de Feuillet, a menos de 10 kilómetros. Sin salir del pueblo, junto al río La Creuse, se abre el jardín de René Boylesve, con su rosaleda, y árboles tan boyantes como La Fayette , una secuoya plantada en el siglo XIX. La duda mayor que asalta es cuándo volver a Descartes.
Luis Pancorbo. El Viajero. El País, viernes 21 de junio de 2019.

sábado, 22 de junio de 2019

Un pueblo llamado Descartes

Descartes es un pueblo francés de poco más de 3.000 habitantes con muchas casas de piedra y techos de pizarra. Situado al sur de la Turena, en el departamento de Indre-et-Loire, no tiene castillo ni se le arrima el río Loire. Pero uno de sus atractivos estriba en su apartamiento, aunque dista de estar perdido en el mapa o en la historia. Está entre Tours y Poitiers (a unos 60 kilómetros de ambas ciudades), en el centro de Francia. Y es el lugar natal de René Descartes (1596-1650).
 Han pasado más de cuatro siglos desde que el filósofo revolucionó el pensamiento occidental. Rompió con la tradición escolástica-aristotélica imponiendo el racionalismo entre otras proezas en filosofía, física y matemáticas, ahí especialmente en geometría analítica. No siendo baladí que muchos franceses sientan el orgullo de considerarse cartesianos gracias a su paisano. Y eso suele ser más que una declaración de intenciones. 
El pueblo de Descartes goza de cierto carácter fronterizo. El moderado río La Creuse al cruzar esta población separa las antiguas regiones de la Turena y el Poitou. En las afueras de Descartes se ven restos de una calzada romana. Por allí pasó luego el Grand Chemin d'Espagne, el que llevaba a Santiago de Compostela. Peregrinos y cortejos reales no faltaron durante siglos, hasta que el Gran Camino de España se desvió por otro sitio. Descartes no recobró auge y movimiento hasta principios del XIX con sus industrias papeleras. Tras lo cual volvió a caer aquí una soledad cada vez más apreciada por los visitantes que buscan parajes naturales, actividades culturales y una gastronomía en la que no faltan, aparte de foie-gras, tintos potentes y lentejas con andouillette, un embutido de tripas de cerdo o de vaca y especias.
Se llamó Haya. La Haye-en-Touraine. La Haye-Descartes hasta ser rebautizado Descartes en 1967 en honor al también matemático. René Descartes nació aquí el 31 de marzo de 1596, y es la figura omnipresente del lugar aunque hay otros dos Renés famosos, ambos del siglo XIX: aquí nació también el escritor Boylesve y llegó de niño el compositor Buxeuil. La estatua de René Descartes con un libro en la mano se enseñorea frente al Ayuntamiento, y en el número 29 de la calle principal que también lleva su nombre se ubica su casa natal, convertida hoy en museo...
Luis Pancorbo. El Viajero. El País, viernes 21 de junio de 2019

viernes, 21 de junio de 2019

El amor por la música de Robert Walser

Nada en el escritor suizo Robert Walser (Biel, 1878-Herisau, 1956) es corriente. Tampoco su melomanía, que alentaba la "suave tristeza" que hallaba en este arte mayor. Sólo pueden vislumbrarse la sutileza y los matices de tal devoción en la lectura de los textos que le dedicó y que ahora recoge el sello Siruela en el volumen Lo mejor que sé decir sobre la música.
Con su proverbial rechazo a la burocracia -que plasma en muchas de sus narraciones y que recuerda al de su contemporáneo y hermano espiritual Franz Kafka-, es fácil entender cómo deplora la solemnidad que acostumbra acompañar la celebración musical en sociedad como manifestación burguesa. Walser, sin embargo, muestra una clara evolución en sus gustos: parte de una posición de juventud más entusiasta para irse oscureciendo, como un reflejo también de su propia experiencia vital. 
No busque el lector en estos escritos un segundo análisis musicológico o un ensayismo cercano a la crítica, porque lo que hallará es al autor, lo que resulta más que seductor para quien adora las delicias de la literatura -quizá no tanto para quien ama la música, pese a la declarada predilección de Walser por Mozart-.
H.J.P. La Voz de Galicia, jueves 13 de junio de 2019

jueves, 20 de junio de 2019

Un pájaro quemado vivo

A. Gómez-Arcos
Agustín Gómez-Arcos (al que traté mucho y con amistad en sus últimos años) era, acaso, un tipo duro y hasta podía tener una veta de intransigencia, que venía -creo-de un pasado áspero...Nacido en 1933 en un pueblo pobre de Almería -Enix-, murió en París, estando casi de visita en su casa, cuando los amigos no lo esperábamos, en 1998. Creo que no dejó testamento y que sus cosas fueron a su familia, de la que nunca hablaba. Tenía un gran y antiguo amigo, el actor Antonio Duque Moros (que prefacia esta edición de Un pájaro quemado vivo ) que muy bien lo pudo heredar.
La editorial Cabaret Voltaire lleva algunos años recuperando a un autor español que se marchó a Francia, que aún no está del todo traducido a su lengua materna y que dejó en francés una novela inédita -y otra me contó sólo a falta de una corrección- que aún no han visto la luz en francés, pese a que en Francia tuvo más éxito que en España. Esa novela culminada e inédita se titula Feu grand-père/Difunto abuelo.
Gómez Arcos empezó en Madrid con éxito como autor de teatro en español pero se topó con la censura franquista. Y no era hombre para soportar eso. Su última obra estrenada en 1964 fue Los gatos (con no poco de esperpento y expresionismo) que se repuso, cuando ya volvía y casi vivía en España, en 1996. Creo que (como sus versos iniciales, que también ha sacado Cabaret Voltaire, algunos inéditos en Poesía ) son obras de calidad que hoy chirrían un poco, por el mismo afán de saltar a gritos la tapia prohibida. Era normal -lo ve uno hoy- que Gómez Arcos y su amigo Antonio Duque se marcharan en 1966 al entonces muy glamuroso Londres, y cansados del desencuentro británico, llegaran al revuelto París de 1968, donde desde la pobreza y los trabajos humildes, como camarero en un café-teatro que representaba (sin decirlo) obras escritas por él, Agustín empezará entonces, lentamente, su camino de autor español -nunca renunció a su nacionalidad- que escribía en francés. En 1974 un editor creyó en su proyecto de novela y le dio un anticipo para que la escribiera. Así nació su primera novela francesa y tan española L'agneau carnivore/El cordero carnívoro  de 1975, que tuvo mucho éxito en Francia y menos en España cuando se tradujo.
Un oiseau brûlé vif narra con una muy bella prosa de ribetes líricos, pero también un exceso de drama simbolizado , la historia de una atormentada mujer , Paula Pinzón Martín, que vive en un indeterminado caserón y que encarna en sí no sólo el drama de la guerra sino -más- los odios y las censuras cainitas de una posguerra que para Arcos fue tan cruel como la guerra misma. De nuevo esta novela alcanzó muy notable éxito en Francia y llego a ser finalista absoluta del prestigioso Premio Goncourt, que ese año se llevó Marguerite Duras con El amante. Agustín solía comentar  que ese premio no se lo dieron por no ser francés, pese a que mucho se alababa la calidad de su escritura... Será ya difícil saberlo...
Luis Antonio de Villena. El Mundo, domingo 16 de junio de 2019.

miércoles, 19 de junio de 2019

Promoviendo la economía circular

El primer ministro francés, Édouard Philippe, asegura que es una "primicia mundial". En cualquier caso será una medida que buscará acabar con un "despilfarro escandaloso", el de los millones de productos no alimentarios -desde ropa a productos higiénicos y cosméticos o electrodomésticos- que cada año son destruidos porque no se venden. Francia pretende prohibir a partir de 2023 esta práctica, ampliando así una medida que ya se aplica a los alimentos. En vez de tirar o destruir, reciclar o donar. Esa es la consigna que el Gobierno francés quiere convertir en ley para cumplir con el espíritu de economía circular de estos tiempos.
Según cálculos del Ejecutivo, cada año se tiran o destruyen en Francia 650 millones de euros en productos no perecederos. "Es un despilfarro que choca, que desafía la comprensión", dijo Philippe al anunciar ayer la normativa junto con la secretaria de Estado de Transición Ecológica, Brune Poirson. Ella es la autora de una ley de economía circular y contra el despilfarro en la que se incluirá la nueva prohibición y que se prevé sea presentada en consejo de ministros el mes que viene, aunque todavía no hay una fecha para su paso por la Asamblea Nacional. Sin embargo, sí se ha fijado ya cuándo se implantará: la medida será aplicada a partir de finales de 2021 en todos los productos para los que exista una planta de colecta y reciclaje y, para el resto, a partir de 2023...
Philippe aseguró que la normativa  surge del "gran debate nacional" que organizó el Gobierno durante los primeros meses del año en respuesta a las protestas de los chalecos amarillos. "En el gran debate, muchos franceses dijeron que estaban dispuestos a participar en la transición ecológica necesaria, que querían acciones y que querían que les acompañáramos en esa transición ecológica, pero no solo mediante impuestos", dijo al respecto. Medidas como la ahora anunciada contribuyen a "favorecer la economía circular" y a crear un modelo de crecimiento que evite la super producción  y el consiguiente despilfarro. 
Silvia Ayuso. París. El País, miércoles 5 de junio de 2019

martes, 18 de junio de 2019

Vidas de mujer y de vanguardia, Berthe Morisot

Coinciden en París dos interesantes exposiciones que arrojan luz sobre dos de las artistas más rompedoras de finales del siglo XIX y del primer cuarto del siglo XX: la de la fundadora del impresionismo Berthe Morisot y la cubista todoterreno Marie Vassilieff. Ambas forman parte de una operación característica de la atmósfera cultural de nuestro presente que es el rescate de figuras que fueron ninguneadas por el discurso hegemónico por el hecho de ser mujeres, por pertenecer a minorías o por vivir al margen de los círculos académicos. Conocer de cerca a estas dos artistas nos permitirá reflexionar sobre el tipo de relato que reconstruye hoy sus vidas.
Comenzamos por Berthe Morisot, cuya exposición en el Musée d'Orsay que se inaugura el próximo martes promete ser una auténtica delicia. Morisot es conocida en España por una completa muestra que realizó el Museo Thyssen-Bornemisza en 2011. En París volveremos a tener la oportunidad  de disfrutar de su obra íntima y fiel a la sociedad que le tocó vivir como mujer. Berthe Morisot (184-1895) nació en el seno de una familia de la alta burguesía francesa y muy pronto demostró una fuerte inclinación por las artes y la música. Estos intereses serían alimentados por sus padres, quienes permitieron que Bethe tomase clases privadas de pintura y acudiese con frecuencia al Louvre a copiar los modelos  clásicos que expone el museo. Allí es donde conoció a Édouard Manet, uno de esos grandes nombres que sí está inscrito con letras de oro en la historia del arte. Manet y ella establecieron una intensa relación intelectual y de compañerismo que duró toda la vida. 
En 1874 era una de las artista que se reunían con Renoir, Pissarro, Sisley, Degas o Cézanne en el Café Guerbois para tramar la exposición que inaugurarían el 15 de abril de ese mismo año. Este evento histórico fue la primera exposición impresionista... El hecho de que sea mucho menos conocida que sus amigos Monet, Degas o Renoir a pesar de ser una de las integrantes más renovadoras del grupo se enarbola como una razón potente y de gusto revanchista. Pero la obra de Morisot, más allá de consideraciones de contexto es extraordinaria para explorar diversas temáticas propias de finales del XIX, entre ellas la intimidad de la vida burguesa  en choque frontal con una sociedad en proceso de modernización.
Morisot pintaba sola y esto hizo que desarrollara un estilo ajeno  al grupo artístico masculino. Su libertad derivaría en una especie de pintura melancólica y meditativa única. Tan única que Morisot, desde su siglo XIX abraza a veces la pura abstracción.
Pese a su enorme valía como artista, hablar de Morisot sigue equivaliendo a insistir en sus relaciones con su grupo  y con su caída en el olvido. Un caso muy parecido lo encarna Marie Vassilieff, la otra creadora que comparte exposición estos días en París...
Mery Cuesta. El Mundo, 16 de junio de 2019.

lunes, 17 de junio de 2019

Clara y Claire


En las nuevas relaciones sociales, el gran cambio lo supone el tiempo de respuesta. Tiempo para contestar, tiempo para pensar, tiempo para esconderse, tiempo para dudar, tiempo para encontrar, tiempo para inventar. En el cara a cara no cabe la táctica: al final salimos nosotros mismos, se nos acaba escapando el interior hacia el exterior, solo se puede mentir durante un rato, En un flirteo por Facebook, por WhatsApp, por pantalla, con el refugio de la intimidad  y de la inventiva, podemos ser cualquiera. Incluso otros muy distintos. Justo lo que hace la protagonista de la excelente Clara y Claire: inventarse un otro  yo más fascinante (o no) y, en cierto modo, más seguro. 
En las relaciones sentimentales virtuales se puede hasta fornicar. Con la imaginación como vía, la palabra como medio y la pantalla como red de seguridad. Es el amor seguro. Si dos personas no llegan a mirarse a los ojos apenas cabe la decepción. Y Safy Nebbou, en su sexto largo metraje inspirado en una novela de Camille Laurens (Celle que vous croyez), 2016, demuestra sensibilidad y complejidad. También capacidad narrativa en un último acto, al que da pie un esplendoroso giro de guión a la hora y cinco minutos de metraje, que en principio puede resultar forzado, pero que adquiere un muy atractivo sabor metalingüístico, con el que se despliegan dos nuevas e interesantísimas posibilidades para la historia de amor cibernético que domina la película.
Nebbou se apoya además en un prodigio, el de Juliette Binoche, capaz de dar sentido con cada mínimo gesto en primerísimo plano a cada una de las frases de los numerosos chats con su joven amante virtual. Una actriz mayúscula que da vida a una mujer obsesionada por el pasado, por la decadencia del rostro y del cuerpo, por el dolor experimentado. Ese personaje que se inventa una doble más joven y que resulta irresistible en su sabiduría de haber vivido. El perfecto disfraz.
J.O. El País, viernes 31 de mayo de 2019

domingo, 16 de junio de 2019

La otra historia del desembarco de Normandía

"la guerra aérea, a partir de enero de 1944, que arrasó
ciudades francesas..."
Los monumentos históricos revelan tanto por lo que dicen como por lo que callan". A la memoria de la víctimas del bombardeo que destruyó la ciudad de Saint-Lô. El 6 de junio de 1944", se lee al pie de la roca sobre la que se eleva esta pequeña ciudad de Normandía. El texto, breve y directo, explica el qué, el cuándo y el dónde. Falta una parte de quién. Es decir, los responsables de los bombardeos: las fuerzas armadas aliadas que el mismo día habían desembarcado en la costa, a 40 kilómetros de Saint-Lô, para liberar Europa del nazismo.
"El monumento no dice quién lo hizo. Podrían haber escrito:"A las víctimas de los bombardeos americanos". No lo dicen, señala el historiador militar Stephen A, Bourque, autor de Beyond the beach. The allied war against France.
El libro, publicado en 2018 en Estados Unidos y hace unos meses en versión francesa, explora un aspecto poco estudiado del desembarco en Normandía, del que se conmemoran 75 años; la guerra aérea, a partir de enero de 1944, que arrasó ciudades francesas como Saint-Lô y mató a unos 60.000 civiles, según los datos recopilados por el estadounidense Bourque, profesor en el U.S. Naval Institute. La cifra, explica el libro, es superior a la de los muertos por blitz, los bombardeos alemanes sobre el Reino Unido durante el mismo periodo..."Personalmente, y uso la palabra con cuidado, creo que fue un crimen de guerra bombardear estas ciudades más allá de las playas", sostiene.
Siguiendo otros trabajos históricos y sumergiéndose en archivos militares y locales, Bourque subraya una parte no oculta, pero sí poco destacada en el relato del Día D que ha quedado fijada en la memoria. Es el relato -muy real , puesto que aquella operación efectivamente heroica supuso el principio del fin del dominio hitleriano y de la guerra en la Europa occidental- que reflejan películas como El día más largo o Salvar al soldado Ryan. Es el relato expresado por Ronald  en el discurso antológico del 6 de junio de 1984 pronunciado en la Pointe du Hoc, en la costa normanda, ante veteranos del grupo de rangers que 40 años antes asaltó aquel acantilado: "Estos son los muchachos de Pointe de Hoc. Estos son los hombres que conquistaron los acantilados. Estos son los campeones que ayudaron a liberar un continente. Estos son los héroes que ayudaron a acabar la guerra", dijo el presidente de Estados Unidos.
Esta es la historia pero no es toda la historia. Léopolda Beuzelin tenía 12 años el 6 de junio de 1944. Vivía en Saint-Lô con sus tres hermanos y su madre. Su padre había muerto al inicio de la guerra. Explica que aquel día empezaban a cenar en familia cuando escucharon el rugido de los aviones y vieron que se acercaban. "No tuvimos tiempo de tomarnos la sopa", dice. El recuerdo de aquellos días y meses es una sucesión de situaciones extremas que la inmunizó el resto de su vida ante los contratiempos mínimos de la vida cotidiana y que quizá explique su buen humor y su energía a los 86 años...
Marc Bassets. Saint-Lò. El País, miércoles 5 de junio de 2019

sábado, 15 de junio de 2019

Bélgica reescribe su pasado

"Todo pasa, salvo el pasado". Esta inscripción en varios idiomas adorna las paredes en la entrada del Museo Real de África Central (MRAC) en Bruselas. De un pasado efectivamente ineludible por polémico trata esta institución que, a la venerable edad de 120 años, ha emprendido un espectacular lifting ideológico propagandista durante decenios de colonialismo belga en la que hoy es la República Democrática del Congo, Ruanda y Burundi, el museo ha pasado a ser su crítico implacable. Ingente desafío:¿puede el país ayer colonizador (¡y qué colonización más terrible la del Congo!) ofrecer con el tiempo una visión ecuánime de esta época?
El Museo Real de África en Bruselas
El MRAC ha recogido el guante. Quizás no tenía otro remedio: alcanzado de lleno por las polémicas recurrentes en Bélgica y fuera, sobre el pasado colonial, la institución cerró temporalmente las puertas en 2013 para revisar sus planteamientos. Dedicó a ello nada menos que cinco años, antes de reabrir en diciembre pasado tras un gran aggiornamento.
Antes de adentrarnos por sus pasillos, que albergan la mayor exposición cultural africana en Europa (y tal vez en el mundo), volvamos un instante hacia atrás para medir la distancia abismal recorrida. Estamos en 1897 y Bruselas estrena con gran pompa su Expo universal. El rey Leopoldo II quiere aprovechar la oportunidad para exhibir ante el mundo las posesiones africanas que ha ido acumulando desde el final de 1870 gracias a la ayuda del explorador  a su servicio Henry Morton Stanley (del que se muestran en el MRAC varios objetos personales, incluso su neceser). El monarca levanta un bonito palacio situado en unos jardines versallescos, hoy todavía la sede del MRCA, y reúne allí múltiples objetos que funcionarios, sacerdotes, militares, comerciantes han ido sustrayendo al Congo. De paso el rey  trae para la expo 267 africanos, incluyendo a unos pigmeos para ser expuestos  como en un zoológico humano (el público les arrojaba comida).
Ese era el contexto de la época. Y sobrevivió durante bastante tiempo: hasta no hace mucho, los libros escolares todavía invitaban a los niños belgas a admirar "la generosidad" de Leopoldo II al ceder finalmente a su país, en 1908, una posesión africana 80 veces mayor que Bélgica y que constituía hasta entonces su proìedad personal (lo hizo en realidad, se recuerda en el museo, por la quiebra económica de la colonia y las denuncias mundiales sobre los malos tratos sufridos por sus habitantes). Todavía subsisten en el MARC algunos vestigios de la mentalidad de esta época. Como en la llamada Gran Rotonda, rodeada de grandes esculturas que representan a belgas apuestos y altos aportando a los "nativos"congoleños más bajitos y con caras sumisas pero felices, "el bienestar", la "civilización" o "la seguridad". Si no se ha podido hacer desaparecer  estos testimonios modestos del pasado al estar legalmente protegidos, se ha procurado equilibrar el conjunto añadiendo en el centro de la rotonda una escultura de un artista congoleño  contemporáneo, Aimé Mapné, titulada Nuevo aliento o el Cogo en ciernes.
Thierry Maliniak. El Viajero. El País, viernes 7 de junio de 2019                                                                                                                                                                                                                                                                      

viernes, 14 de junio de 2019

Charlotte Gainsbourg en Madrid

Charlotte Gainsbourg
"Mi último disco fue un punto y aparte no sólo en mi carrera musical sino también en mi vida", dice la cantante y actriz sobre el álbum que hizo tras el suicidio de su hermana y con el recuerdo de su padre. Mañana actúa en Madrid. Actriz y cantante de espíritu libre es un emblema de la cultura francesa desde que nació, hace 47 años, hija del músico Serge Gainsbourg y de la actriz y cantante Jane Birkin. "Mi hermana y mi padre están muy presentes en las canciones de Rest, mi último disco", recuerda por teléfono desde su casa en Nueva York. "Fue un trabajo muy especial porque trataba sobre temas muy íntimos, pero el hecho de ser capaz de expresarme me hizo sentirme muy feliz, incluso aunque sean temas tan tristes como la muerte de mi hermana y el recuerdo de mi padre también muerto. Por ejemplo Kate es una canción que habla sobre mi hermana, cuya pérdida me dejó destrozada, pero ser capaz de cantar sobre mis sentimientos y sobre su recuerdo me hace sentir muy bien. No sufro cantándola, todo lo contrario, es uno de los momentos más especiales de los conciertos".
Gainsbourg actúa este sábado en Madrid, dentro del Festival Paraíso y regresará el 6 de julio  con otro concierto en el Festival Castell de Peralada (Gerona). En ambos el núcleo de su repertorio será Rest, aquel disco catártico que publicó en 2017 y que no sólo fue un éxito artístico, sino también comercial. "Ha sido un punto y aparte no solo en mi carrera, sino también en mi vida", reconoce ella. "Esta gira me apetece mucho, fue muy liberador poder disfrutar por fin de la música en directo", afirma...
Ya han pasado casi dos años desde que se publicó Rest y habrá que esperar a su continuación, dice la cantante y actriz, quien reconoce que le cuesta mucho dar forma a las canciones. "Hacer un disco es un proceso muy largo y difícil para mí, tardo años en terminar las canciones. Cambio las letras, las reescribo, las desecho y luego me sucede igual con la música. Es muy difícil, y ahora estoy todavía en el proceso inicial", insiste. "Solo espero poder sorprenderme haciéndolo, éste es ahora mi deseo", termina diciendo, fiel a su espíritu libre.
Pablo Gil. Madrid. El Mundo, viernes 14 de junio de 2019

jueves, 13 de junio de 2019

Limónov

Edouard Limónov debe la mayor parte de su fama fuera de Rusia (también en Francia, aunque en este país ya era un escritor conocido) a la novela de Emmanuel Carrère Limónov (Anagrama), que recorría su vida. El autor ruso agradeció al francés la popularidad que le procuró pero poco más. Ayer, Limónov habló de la relación entre ambos. "A veces nos carteamos, pero pocas veces. Después del libro dedicado a mí, no ha tenido tantos éxitos. Empecé a leer su libro dedicado al apóstol Pablo (El Reino, también en Anagrama) y aunque soy un lector muy voraz no pude aguantar más de 250 páginas). Ahora, que yo sepa, sobretodo hace cine", dijo. Carrère contó en su momento que cuando vió a Limónov pegando tiros junto al líder serbobosnio Radovan Karadzic en su documental en la BBC, dirigido por el hoy reputado cineasta polaco Pawel Pawlikowski (Ida, Cold War ), tuvo una crisis y no sabía si continuar con la redacción de un libro sobre un personaje tan atractivo como siniestro.
Tras varios años persiguiéndolo, Pawlikowski ha desistido de dirigir la adaptación de la novela Limónov. "La última noticia que tengo es que ya no es el director de la película, aunque la productora sigue con el proyecto", señala el escritor ruso, que tiene dos hijos en la playa de El Saler, en Valencia.
La elección de esta ciudad para el desembarco del autor, que en su vida de indigente y escritor underground en Nueva York conoció el incipiente movimiento punk (que luego incorporó a su partido) y a Marky Ramone (de los Ramones), obedece a la idea de los editores de Fulgencio Pimentel de que se bañara también en el Mediterráneo español como lo ha hecho en otros muchos sitios, siguiendo la temática de El libro de las aguas. De hecho, Limónov comentó ayer que visitó Madrid hace muchos años pero apenas lo recuerda. 
Los editores tienen previsto ir hoy a un balneario de Castellón para continuar con su plan  y luego viajará Madrid, donde el viernes presentará su nueva obra en la Feria del Libro junto al periodista del El País, Manuel Jabois.
Ferran Bono. Valencia, miçercoles 5 de junio de 2019-

miércoles, 12 de junio de 2019

La joie de vivre

Miércoles 29, siete de la tarde. A bordo de un taxi, desesperado porque no voy a llegar a una cita en el centro de París. Atasco. Pido al conductor que busque otra ruta . Pero tanto el mapa  de su aplicación como el de mi móvil tienen en rojo todas las alternativas. ¿Ha pasado algo?, pregunto. El taxista me mira como si fuera un marciano:"Puente, Monsieur. La Ascensión. Es la gente que se va de puente". Tantos se fueron que se batió el récord histórico de atascos: 1.340kms de colas en toda Francia, 485 en la región parisina.
Lunes 10, nueve de la mañana. El café desierto. La panadería, también. Es puente, me explican. ¡Pentecostés!
La laica Francia considera festivos la Ascensión y Pentecostés, dos fiestas señeras del calendario católico. Y no me ha parecido detectar mayor polémica. Pregunto. "Bueno, es la tradición". "Sería impopular".
Esto me ha hecho recordar mi conversación con el fontanero que debía cambiar mi retrete. Es urgente, le dije. "No se preocupe, Monsieur, que el lunes a primera hora  estoy en su casa". ¿Y no podría pasar mañana? "No, Monsieur, el viernes no trabajo". Cuando el fonta, que es de Senegal, se presentó, puntual, le pregunté si nunca trabajaba los viernes. Acumulo mis horas y procuro no trabajar los viernes", me respondió. "Para estar con la familia", añadió.
Por fin he descubierto el significado último de la expresión, la joie de vivre, la alegría de vivir. El diccionario la atribuye a Fénelon, teólogo del XVII, aunque la difundieron escritores laicos del XIX como Zola. Definición: "Manera de abrazar la existencia  con confianza, bienestar y felicidad".
Y me he acordado de que el presidente Emmanuel Macron, mencionó varias veces en su solemne conferencia de prensa en el Elíseo "el arte de vivir a la francesa". Hubo cachondeo en la redes. Pero también explicaciones serias. Sumarizo. El arte de vivir a la francesa es el aprecio por la cultura, el patrimonio histórico, las buenas maneras pero también la gastronomía, las tertulias de café, el lujo y el amor romántico...
Ahora que hay cierta polémica en España sobre la jornada laboral, he consultado las estadísticas de la OCDE. En España se trabajan al año 1687 horas. En Francia, 1.526. !Y en Alemania, 1356! Lo que nos hace falta es, según uno de la cuadrilla, un Macron que teorice el arte de vivir a la española. Disfruten.
Iñaki Gil. El Mundo, 12 de junio de 2019.

martes, 11 de junio de 2019

El Louvre cierra por baja laboral masiva

El Museo del Louvre cerrado... Un efecto insostenible
 ante la masificación.
El museo con más éxito del mundo cierra por el exceso de afluencia. Los vigilantes del Louvre no pueden más. El crecimiento en visitas ha podido con su salud y las bajas por agotamiento han sido tan numerosas, tras este fin de semana, que la dirección comunicó ayer, de manera inesperada, el cierre. El museo se disculpó ante los que tenían programada la visita y señaló que las entradas serían rembolsadas. Avisó de que el flujo previsto para los próximos días, tras este lapso, será mayor de lo habitual, por lo que solo garantiza el acceso con la reserva en su web. 
Con su baja en masa, los trabajadores denuncian los problemas en su jornada laboral, según Sud Culture Solidaires. "El Louvre se asfixia", afirmó ayer su comunicado. "El personal nota un deterioro sin precedentes de las condiciones de visita y de trabajo", añadió, y señaló como responsables el incremento de visitas y la falta de gasto para reforzar el personal. El sindicato lamenta que, a pesar de que el público ha aumentado en más de 20%  desde 2009, la inversión en trabajadores no lo ha hecho. En 2018 el Louvre obtuvo un récord de visitas: 10,2 millones de personas -el Prado recibe 2,9 millones-. El museo creció un 25% respecto al año anterior: alguien entra cada dos segundos, y cada día más de 20.000 visitantes se acercan a la Gioconda. Los especialistas consultados por El País en enero, cuando se anunció el récord, advirtieron de un efecto insostenible ante la masificación. Y lo sucedido ayer es un echo sin precedentes.
Las críticas apuntan a un número insuficiente de vigilantes y reclaman al Ministerio de Cultura la contratación de más personal. Desde su nombramiento en 2014, el presidente del Louvre, Jean-Luc Martínez, ha invertido cerca de 60 millones de euros en reducir las filas y acelerar las entradas y salidas al recinto, además de fomentar la venta en línea -ya supone una de cada tres entradas-. Pero los trabajadores reclaman mayor gasto en la presencia de vigilantes en sala, sobre todo, teniendo en cuenta el beneficio de más de 15 millones adicionales de euros gracias al aumento de 2,2 millones de visitantes de 2018, 
Peio H. Riaño. Madrid. El País, martes 28 de mayo de 2019

lunes, 10 de junio de 2019

¡La soledad era esto!

Isabelle Huppert
Neil Jordan siempre ha estado interesado en contarnos historias de amor sobre la irrupción traumática del diferente en la vida de otro personaje aparentemente más plácido y simple. Mona Lisa, Juego de lágrimas, El buen ladrón o Byzantium son algunos ejemplos que se nos ocurren a bote pronto. En La viuda nos presenta a una "dulce dama francesa" que deja bolsos en el metro como anzuelos para atraer a jovencitas bien intencionadas que acuden a la guarida de la bruja para devolverle el señuelo. Durante la primera parte de la película, Isabelle Huppert, falsa franchute, húngara imposible que toca el piano -guiño a su célebre encarnación herida de La pianista- no tiene que hacer nada, solo mantenerse hierática como sabe y acostumbra, rígida como una mártir de estampita, traspasada, de la cabeza a los pies, por una espada invisible. En la segunda mitad, Jordan la dirige como si estuvieran en un Grand-Guignol  de William Castle o, al menos, en una película de Hitchcock poco contenida. Y la célebre ceja enarcada da paso a un repertorio expresionista, teatro de los horrores con pasitos de baile y homenajes a Joan Crawford incluidos.
La tierna cierva Chloë Grace Moretz, atraída por el fantasma de la madre perdida, sigue los movimientos de la pálida araña de polvos de arroz en la cara, resultando que las dos actrices ofrecen un estimulante pas de deux de extraño perfume donde la Huppert escupe chicle en el pelo de la rubia hitchcockiana, cual maldición ultraterrena de andar por Tribeca...
No es que la película sea ninguna maravilla pero no le falta atractivo en su tronado discurso sobre la soledad. Está poderosamente narrada, pero, a veces, sin pedir permiso al espectador, parece reírse  de él. Afortunadamente, nosotros también nos reímos con nuestro propio estupor, incapaces de tomarnos muy en serio lo que estamos viendo. Siendo conscientes también de la capacidad hipnótica que le sobra a todo este disparate.
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, 30 de mayo de 2019.

domingo, 9 de junio de 2019

A la altura de la "promesa de Normandía"

"Sabemos lo que os debemos, veteranos: nuestra libertad...
La historia siempre es política y el pasado nunca acaba de pasar. La Normandía del 6 de junio de 1944 contiene lecciones para el mundo de 2019. Emmanuel Macron apeló ayer a lo que llamó "la promesa de Normandía" para defender ante Donald Trump el orden liberal y el multilateralismo que nacieron en las playas del norte de Francia y que hoy están en crisis. En la era del "América primero", lema del presidente estadounidense, Macron aprovechó el aniversario del desembarco para hacer una defensa de la generosidad y el internacionalismo asociados a los EE UU que liberaron a Europa hace 75 años.
Hay algo magnético, casi sagrado en las playas de Utah, Omaha, Juno, Sword, Gold. El mar de cruces -y algunas estrellas de David- en el cementerio de Colleville-sur-mer, donde yacen los restos de 9.388 estadounidenses, son un testimonio de la permanencia de un vínculo profundo e indeleble entre ambas orillas del Atlántico y del canal de la Mancha, pese a la impresión de que aquello que empezó aquel "día más largo" puede estar acabando.
"Sabemos lo que os debemos, veteranos: nuestra libertad. En nombre de mi nación quiero deciros gracias ", afirmó Macron en la única frase en inglés de su discurso en Colleville-sur-mer. La frase puso en pie a la mayoría de las 12.000 personas que le escuchaban.
"Nuestro vínculo es irrompible", prometió Trump en un discurso más patriótico y militar, con menciones emotivas a episodios heroicos del desembarco y poco espacio para la reflexión  política o la interpretación histórica explícita. Si, para Macron, Normandía está en el origen de las alianzas democráticas de la posguerra, para Trump es una prueba del carácter excepcional de EE UU y el origen de su expansión y poder -científico, económico y militar- en las décadas posteriores a la II Guerra Mundial. "Hoy América es más fuerte que nunca", sentenció... 
La jornada, para Macron, había comenzado con otro ejercicio de memoria y política: una ceremonia con la primera ministra británica en retirada, Theresa May, para poner la primera piedra de un memorial británico en Ver-sur-mer. Fue el último acto oficial de May antes de su anunciada dimisión como líder del partido conservador. Y, de nuevo, el simbolismo del desembarco, en el que miles de británicos entregaron la vida en una operación que acabó con le expulsión del ocupante alemán en Francia.
Marc Bassets. Colleville-sur-mer. El País, viernes 7 de junio de 2019

sábado, 8 de junio de 2019

Las playas del Día D, 75 años después

Playa de Omaha
Si hay dos nombres míticos en la abigarrada constelación de combates en la Segunda Guerra Mundial en suelo europeo, estos son sin duda Stalingrado y Normandía. La sangrienta batalla junto al Volga, entre 1942 y 1943, decidió el sentido de la contienda en el este: Hitler nunca se recuperó de esta derrota. Normandía, a su vez, sentenció el final de la guerra en el oeste. Con el desembarco del 6 de junio de 1944 en el norte de Francia, los Aliados abrieron el ansiado segundo frente y pusieron rápidamente dirección a Berlín.
Precisamente este mes de junio se conmemora el 75ª aniversario de los hechos en tierra normanda. En 1944, tras cuatro años de ocupación de Francia, el alto mando alemán sabía que tarde o temprano los Aliados forzarían un ataque terrestre, salvando el canal de la Mancha. Para evitarlo, habían edificado el llamado Muro del Atlántico, con un rosario de búnkeres erizados de artillería. Al frente de la gigantesca operación de defensa se había situado el mariscal Erwin Rommel, el héroe de la campaña de África...Hay mucha literatura, y algunas buenas películas de Hollywood, sobre lo acaecido en Normandía...Todo empezó en realidad la noche del 5 al 6 de junio de 1944, con el lanzamiento de paracaidistas previo al desembarco. La 101ª división aerotansportada  fue desplegada en Sainte-Mère-Église, un pequeño pueblo de 2.000 habitantes en la península de Cotentin. La operación costó a los aliados numerosas bajas, pero salieron victoriosos...
El grueso de la batalla tuvo lugar a las 6,30 horas del 6 de junio. Comenzaba la operación Overlord, la mayor invasión anfibia realizada nunca en un único día...El desembarco fue simultáneo en todos los espacios disponibles, entre la península de Cotentin y el estuario del Sena, con playas divididas por cinco nombres en clave. De Oeste a Este: Utah, Omaha, Gold, Juno, y Sword.
La primera playa donde pusieron el pie las tropas aliadas fue la de Utah. Allí tomó tierra la 4ª división estadounidense. El enclave ha sido transformado en un completo museo con material de los dos bandos. En la zona de Omaha, unos 50 kms al oeste se encuentran más instalaciones museográficas de interés, en Colleville-sur-mer, Saint-Laurent-sur-mer, Vierville-sur-mer. La playa de Omaha fue el objetivo más difícil. Spielberg retrató con gran realismo aquellas dramáticas horas en Salvar al soldado Ryan (1998).
No lejos de aquí se pueden visitar algunos de los ya famosos cementerios militares de Normandía. En Colleville-sur-mer está el camposanto americano, bucólico, ordenado y con vistas al canal. A pocos kilómetros, en La Cambe, se encuentra el lugar de reposo para más de 20.000 alemanes, caídos en una guerra que no eligieron...
Joan Garí. El Viajero. El País, viernes 31 de mayo de 2019

viernes, 7 de junio de 2019

La Academia Jaroussky en París

Marine Chagnon
Estos días de inmersión en la Academia Jaroussky en París arrancan con una divertida casualidad. Al entrar en la sala de ensayos donde el contratenor está dando clases, su alumna Marine Chagnon, prometedora mezzo, desgrana el bolero de Saint-Saëns El desdichado, ejemplo de la fijación de los compositores franceses decimonónicos por la postal de España apasionada y racial. "Qué curioso que justo hayas llegado ahora. Es la única pieza en español que vamos a trabajar hoy". Lo dice, a su vez, en un español que maneja con cantarina soltura. "Dinos por favor si suena auténtico y bien articulado", pide antes de retomar la lección. Es media mañana y le queda por delante una larga jornada por la que desfilarán, por esa misma sala, una serie de jóvenes  con voces superdotadas. Él intenta dosificarlas para que no se rompan antes de tiempo y potenciar su carácter único. Es una maratón en la que se vacía: gesticula sin parar, canta con ellos para ejemplificar sus instrucciones, toca a veces el piano de acompañamiento, coge sus caras para colocar en la posición adecuada la boca, ríe y, al mismo tiempo, exige mucho. El buen rollo reinante en el aula no está reñido con la búsqueda de la excelencia.
Jaroussky (Maisons-Laffitte, 1977), a pesar de su endemoniada agenda de conciertos, óperas e incluso películas (en un par de días vuelta a Praga para rodar una sobre los castrati ), no contemporiza en este proyecto que puso en marcha hace un par de años y que ha cogido vuelo rápido, financiado al alimón por instituciones públicas y por firmas como Crédit Mutuel, Orange, Yamaha... Tiene su sede en la Seine Musicale, un imponente complejo de edificios situado a orillas del Sena, en las afueras de París, que incluye un gran auditorio en forma de bola de cristal. En esta magnífica infraestructura consagrada a la música acoge dos grupos de 25 estudiantes: el de los jeunes talents, que no son sólo cantantes sino también pianistas, chelistas, violinistas (estos en manos de otros profesores especializados), y el de los niños de 7 a 12 años procedentes de familias con escasos recursos.
P.- ¿Qué le empujó a fundar la academia?
R.- Precisamente, democratizar el acceso a la música. Aquí los alumnos pagan una cantidad simbólica de unos 20 euros por todo el curso . Muchos jóvenes renuncian a su vocación porque no tienen dinero para pagarla. Es una pena porque a mí la música me cambió la vida. Pero yo recuerdo que cuando estudiaba violín y piano tuve algunas dificultades. Las partituras, los instrumentos, las clases...Todo eso es muy caro. Conseguí costearme los gastos dando clases de piano, que es una buena manera porque cuando pagas algo de tu bolsillo lo valoras más...
Alberto Ojeda. El Cultural, 17-5-2019

jueves, 6 de junio de 2019

Las 1.080 recetas que nos enseñaron a cocinar

En la España desarrollista de 1972 la cocina casera empezaba a declinar porque ya trabajaban fuera de casa muchas más mujeres, y un número creciente de familias dejaba de coincidir en torno a la mesa un par de veces al día. Era un fenómeno ya común en todos los países industrializados, y aunque aquí la sociedad evolucionó más lentamente -la dictadura daba sus últimas bocanadas-, lo hizo del mismo modo.
Pero en ese 1972 iban a coincidir dos hechos fundamentales para relanzar el interés por la cocina. Un grupo de aficionados fundó una Cofradía de la Buena Mesa que empezó a editar las primeras guías gastronómicas -al principio madrileñas, luego de ámbito nacional- realizadas en España por españoles y Simone Ortega, la esposa de un famoso y respetado editor, publicó un librito, 1.080 recetas de cocina, que revolucionó este país e hizo que un par de generaciones de hombres y mujeres descubriesen de nuevo los fogones.
Esta semana se ha cumplido el centenario del nacimiento de la gran divulgadora culinaria, fallecida en 2008, y naturalmente se recuerda su obra y el hecho extraordinario de que su 1.080 sea el tercer libro más vendido en la historia de España, sólo superado -casi nada. por la Biblia y el Quijote.
No se puede decir que el éxito de aquel pequeño manual de bolsillo fuese totalmente imprevisible: lo editaba y respaldaba con importantes medios Alianza Editorial, fundada pocos años antes por su marido, José Ortega Spottorno, hijo del filósofo, que fue quien sugirió a su mujer que escribiese un libro de recetas, y que más tarde le facilitaría otras tribunas, como una sección en El País. Pero de un buen resultado editorial al triunfo arrollador de la obra media un enorme trecho, y el mérito fue de una autora a la que inicialmente nadie conocía más que como "señora de".
Nacida en Barcelona de padres franceses y educada en el Liceo Francés de Madrid, Simone Klein ni era una cocinera famosa ni poseía una formación técnica o experiencia profesional, a diferencia de autoras de recetarios de éxito fuera de España. Los amigos de la familia Ortega Spottorno sabían que era una gourmet entusiasta y que en su casa se comía muy bien pero sabía que como en toda familia de alta burguesía de la época os Ortega tenían cocinera.
Lo que no sabían es que aunque normalmente se limitaba a organizar los menús de cada día, Simone Ortega sabía cocinar desde niña y con pasión. Lo había heredado de su abuela borgoñona, como había heredado de ella, a través de su madre, su preciado cuaderno de recetas, que sería el embrión de sus libros y de su forma de explicar la cocina muchos años más tarde.
 Y es que el estilo Ortega heredado a su vez por su hija Inés, colaboradora primero y luego continuadora de su obra- era muy diferente de lo que conocíamos anteriormente en España...Y el modus operandi de cada receta era claro y accesible para los cocineros sin gran experiencia:"Si lo siguen el plato sale bien"aseguraba ella. Y millones de españoles lo comprobaron...
Víctor de la Serna. El Mundo, viernes 31 de mayo de 2019.

miércoles, 5 de junio de 2019

Así podría ser la nueva Notre Dame

Proyecto de Vincent Callebaut
Cómo será la nueva Notre Dame. Es la gran pregunta que nació al mismo tiempo que los bomberos se afanaban por apagar el fuego que acabó con gran parte de uno de los símbolos de París. ¿Hay que copiar las ruinas, recordar el incendio o dejar una nueva huella, la del siglo en el que ardió? Todas las opciones están sobre al mesa y arquitectos de todo el mundo ya se han puesto manos a la obra para imaginar el futuro de la catedral. Las propuestas inundan las redes sociales a la espera de que el Gobierno francés lance el concurso internacional para reconstruir Notre Dame que anunció tan sólo unas horas después de la catástrofe.
La imaginación es libre y eso queda muy claro al analizar todas las opciones que circulan por el mundo virtual.
Mientra tanto el ministro galo de Cultura, Franck Riester, ha recordado que los 850 millones de euros de donaciones prometidas para la restauración que afloraron tras la emoción suscitada por el incendio, no han sido recibidos aún por las fundaciones gestoras de la colecta.

Vidrieras a todo color.- Alexandre Fantozzi.- El estudio brasileño AJ6 centra todo su proyecto en las vidrieras. Una seña de identidad del gótico y también en Notre-Dame. "Una conexión entre el cielo y la tierra"basado en una vidriera total e infinita por todo el techo que se extendería a la torre...
Nadar en Notre Dame.- Ulf Mejergren Architects (UMA). La firma sueca propone "un espacio público meditativo, una experiencia espacial complementaria al edificio con vistas incomparables sobre París. Las 12 estatuas de los apóstoles custodiarán una gran piscina pública que ocupa todo el techo". 
Una colmena en el corazón.- Estudio NAB. El corazón de la nueva flecha se convierte en una enorme colmena donde las abejas producirán "la miel de Notre Dame". La antigua cubierta estaría ocupada por un gran invernadero...
Oda al fuego.- Mathieu Lehanneur. El diseñador francés propone dejar la huella del incendio para siempre...La llama se fabricaría con piedra de lava. " Es una forma de capturar la catástrofe y convertirla en belleza", asegura el autor.
Una catedral ecológica.- Vincent Callebaut. "Abogamos un proyecto ejemplar de ingeniería ejemplar que se sienta fiel a su tiempo. Economía circular, energías renovables, granja agrícola... sin olvidar la belleza y la elevación espiritual", es la propuesta de este belga. 
Hágase la luz.- Studio Fuksas. "Un faro de esperanza para el futuro en la noche de París" , así resumen los italianos esta idea. El techo y la aguja convertida en una especie de pínaculo, se construirían con cristal de Baccarat para iluminarse por la noche y llenarse de luz...

Uxía Rodríguez. Redacción/ La Voz. Domingo 19 de mayo de 2019

martes, 4 de junio de 2019

Cuando Duchamp conoció a Koons

La exposición en Mexico  Apariencia desnuda: el deseo y
el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons.
Foto de Cristina Rodríguez
Si el artista vivo más cotizado del mundo se encuentra con el más influyente del siglo XX en el país más surrealista, ¿qué puede salir mal?
A priori nada. Al menos esa es la intención de la exposición Apariencia desnuda: el deseo y el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons, aun, que yuxtapone en el Museo Jumex de Ciudad de México las obras del genio dadaísta y del estadounidense, apenas unos días después de que el segundo se haya consagrado como el más valorado por el mercado del arte; Rabbit (1986), una de sus piezas más celebradas fue comprada en subasta por 91,1 millones de dólares. La muestra de 80 obras cedidas por una treintena de colecciones y que debe su nombre al título de los ensayos de Octavio Paz sobre Duchamp, se esfuerza en perseguir lo que el francés denominó "la cointeligencia de los contrarios", las similitudes o afinidades frente a la inevitabilidad de querer ver una filiación entre ambos que planten exposiciones de este tipo, más si cabe entre dos figuras tan polarizadas.
"Tanto Duchamp como Koons cuestionaron, en pleno siglo XX, el siglo del consumo, la función de los objetos y la fascinación por los bienes de consumo. Al mismo tiempo desarrollaron filosofías individuales, pero complementarias, sobre el deseo y el gusto y propusieron nuevas formas de pensar el arte y el yo", explica el comisario de la exposición, Massimiliano Gioni, director artístico del New Museum, de Nueva York.
Sea por la cotización o la monumentalidad de sus obras, desde la Bailarina sentada, una escultura de nailon inflable de 14 metros de alto que da la bienvenida desde la calle por la que se accede al museo hasta Balloon dog o Play Doh, dos de sus creaciones más reconocidas, se vuelve inevitable considerar que Koons acapara gran parte de la muestra, pese a la genialidad que suponen esculturas como La fuente o La rueda de la bicicleta, del artista francés . O el video de AndyWarhol sobre Duchamp, un dúo al que, cronológicamente, para muchos pudieron seguir la obra de Koons, pero que para no pocos carece de coherencia el mero hecho de plantearlo...
Javier Lafuente. México. El País, sábado 18 de mayo de 2019  

lunes, 3 de junio de 2019

Dilili en París

Kirikú un héroe diminuto, sagaz y respondón. (Mediaset.es)
Hay un hilo invisible que une a Goscinny con Lewis Carroll y a los dos con Michel Ocelot. para todos ellos la infancia, así en general, no es tanto un lugar más o menos mágico y siempre perdido como ese extraño no-lugar en el que la lógica pierde el pie y la realidad se transparenta tal y como es: ridícula. Para ellos, un niño no es una figura inocente sino un sujeto culpable de no conocer culpa alguna. El matiz importa. El pequeño Nicolás, Alicia o Kirikú están convencidos de que la eternidad a veces dura un segundo; de que si no sabes dónde vas, cualquier camino es bueno, y de que si dedicas un rato cada día a pensar cosas imposibles puede que antes del desayuno estés convencido de un par de ellas.
Michel Ocelot, con 76 años cumplidos, escucha la lista de personajes infantiles de arriba y sonríe. Suyo es el tercero. Lo creó en 1998 en Kirikú y las brujas. Luego vinieron dos secuelas más y por el camino su creación se convirtió en un héroe diminuto, sagaz y respondón. En eso y no en emblema y ejemplo a seguir. "El saber de un artista es ofrecer dignidad. Mi personaje sin que yo lo pretendiera expresamente, daba otra imagen de un africano. Era una imagen digna." Ahora, Ocelot presenta no a un niño sino a una niña. Dilili procede de Nueva Caledonia, que no de África como Kirikú, pero vive en París. Dilili en París es el nombre de la cinta de animación que, tras ser presentada en la pasada edición del festival de Annecy, ahora se estrena en España. Se trata de un milagro anómalo tan diferente al dibujo animado común y comercial como los niños de Goscinny, Carroll o el propio Ocelot lo son a la infancia diseñada para los parques temáticos.
"Creo que los niños, en general, son figuras fascinantes. Sienten las cosas más intensamente que los adultos. Tienen la facilidad de ver el mundo como realmente es y hablan de todo con total libertad sin plegarse a lugares comunes o al lenguaje correcto o aceptado. Me identifico con ellos, sin duda. Les pasa un poco como a los artistas y a los tontos del pueblo. A los tres les pertenece la potestad de llamar a las cosas por su nombre", afirma Ocelot a modo de declaración de principios. Y le creemos...
Luis Martínez. El Mundo, domingo 26 de mayo de 2019

domingo, 2 de junio de 2019

La Europa necesaria

La Europa de los ciudadanos
El filósofo francés Clément Rosset, recientemente desaparecido, centró su reflexión en hablar de lo real como lo más evidente e inevitable pero también lo que la mayoría de los pensadores, de Platón en adelante, se han negado a considerar como tal, prefiriendo perseguir la pista de sus dobles y réplicas ficticias que nos impiden tomarlo en cuenta sin desvíos. Si existe un ejemplo geopolítico de lo real como algo inocultable pero a la vez insoportable, que tratamos de duplicar institucionalmente para alejarlo de nosotros y así "verlo mejor", como dijo el lobo a Caperucita, es sin duda Europa. Porque en este siglo hiperconectado, en el que las ambiciones, los proyectos, los pánicos y hasta los rencores ligan necesariamente los países de nuestro continente, el reconocimiento políticamente consecuente de la realidad europea parece más difícil y complejo que nunca. En esa duplicación burocrática de Europa que es la Unión instalada en Bruselas, siempre ha habido una lunatic fringe parlamentaria de miembros que se negaban a ver lo real y proclamaban fantasmas alternativos para evitar europeizar en serio. Pero eran una minoría en el conjunto de las instituciones comunes...
A diferencia de nuestros enfrentamientos y aparentes incompatibilidades en cuestiones políticas, la cultura europea siempre ha sido una realidad común. Ninguna persona sería considerada culta si solo leyese a sus escritores locales o solo escuchase a músicos de su país: Shakespeare, Dante, Velázquez, Mozart, Voltaire, Kierkegaard o Kant forman parte de un patrimonio que compartimos y todos consideramos como propio. Se ha visto hace pocas semanas en la reacción popular  de europeos de todos los países  ante el incendio de Notre Dame. La catedral parisiense es efectivamente nôtre, nuestra, de todos: la emoción que sentimos al creer perderla no fue simplemente algo estético o religioso sino el dolor de sentir dañada nuestra propia identidad, lo que somos. Seguro que hubiese habido una aflicción semejante si el desastre hubiese ocurrido, por ejemplo, en Venecia. Es cierto que esa continuidad cultural no la sentimos más que respecto a ciertos grandes creadores o algunos lugares emblemáticos...
Fue Voltaire, si no me equivoco, el primero que proclamo a Europa "un país compuesto de naciones". Y en el siglo XX varias voces distinguidas han coincidido en recordarnos que "toda guerra entre europeos es una guerra civil". Cuando se habla de la Unión, que desde hace décadas tratamos de formalizar y depurar, unos hablan con desdén de la Europa de los comerciantes, otros con respecto de la Europa de los Estados democráticos, algunos con un entusiasmo un poco demagógico de la Europa de los pueblos. Pertenezco al grupo de los que -sin menospreciar a los comerciantes, a los Estados y a los pueblos- quieren una Europa de los ciudadanos. En los inicios de la Unión, se entendía que el objetivo a conseguir era una ciudadanía europea, que no sustituyera  a las ciudadanías nacionales de los países miembros sino que la complementase a un nivel superior...
Fernando Savater. El País, miércoles 22 de mayo de 2019