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Chantal Akerman . (Laszlo Ruszka/INA/Getty Images) |
Travelling, una antológica sobre Akerman (Bruselas,1950 -París, 2015) que se puede visitar hasta el 7 de septiembre en el Museu de Arte Contemporánea (MAC/CCB) de Lisboa. La exposición procedente de Bruselas honra varios aniversarios: los 75 años del nacimiento de la cineasta; el medio siglo del estreno de su Jeanne Dielman...; y la década desde su suicidio, acaecido antes del terremoto artístico que supuso en 2022, que Jeanne Dielman, 23, Quai du Commerce, 1080 Bruxelles encabezara por primera vez la prestigiosa lista que elabora cada década la revista británica Sight and Sound, por encima de Vértigo o Ciudadano Kane. Dicho de otra manera : la mejor película de la historia la había dirigido una realizadora que, en el momento de su estreno, ni siquiera había cumplido 25 años y que retrata en su largo la existencia durante tres días de una mujer dedicada a unas tareas cotidianas realizadas de manera morosa, casi robótica (filmadas en rotundos planos secuencia), que para sacar adelante económicamente a su hijo se dedica a la prostitución.
Su influencia en las nuevas generaciones de cineastas es grande. Para Belén Funes (La hija de un ladrón), Jeanne Dielman...fue una "película descubrimiento absoluto": Estaba dirigida por una mujer, pero a la vez contradecía todo lo que se suponía que debía o podía ser el cine que hacían las mujeres porque la película es un tratado acerca de la violencia y de los caminos que encuentra para escaparse y salir al exterior. Me parece que Chantal nos ha ido recordando a lo largo del tiempo que no necesitamos que nos representen, que podemos a hacerlo nosotras mismas". Por esa pasión , Funes ha escondido un guiño a Akerman en Los Tortuga, que se estrena el 23 de mayo.
A Isabel Coixet le fascina "porque filma a mujeres fumando, encuadradas en ángulos de cine negro contrapicados e iluminadas con sombras marcadas. Me gusta que sus protagonistas frieguen los platos, se paren en las escaleras, en una mesa de cocina, en un bar... Y todas sumidas en sus pensamientos, parecen intensamente conscientes de sí mismas mientras interpretan los papeles que la sociedad les ha marcado. Akerman introdujo en el cine una nueva forma de mirar y fue la primera en retratar lo que antes se había ignorado".
Para Neus Ballús (Seis días corrientes) , su cine fue "una sacudida": "La descubrí después de la universidad, donde había estudiado lo canónico. Su propuesta es radical en su recuperación del tiempo vivencial por encima del cinematográfico y en su retrato de la feminidad, sobre el lugar que ocupamos en el mundo. Es que su cine cuestiona todas las normas". Y Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos, Querer ) desgrana: "Se adelantó décadas a conversaciones que estamos teniendo ahora. Personalmente, muchos de sus trabajos me llevan a replantearme la importancia que ponemos en primer término, a qué le damos protagonismo y a qué no. Esta frase suya lo explica bastante bien: "No hay nada que decir, decía mi madre, y es sobre esa nada sobre la que yo trabajo".
En las salas del MAC/CCB la férrea presencia de la madre de Akerman, una judía polaca superviviente de Auschwitz, asoma en la obra de su hija que llegó a darle el protagonismo en piezas como No Home Video (2015) o el libro y el video-ensayo My Moother Laughs (2019). "Mi madre que sabía de desgracias, me contaba que las grandes crisis no las ves venir porque crecen poco a poco hasta que un día te han devorado la vida..."Una madre es algo inmune al paso del tiempo, es resistencia y roca y, a la vez, como ser humano, envejece", contaba Akerman a este periodista en 2014, recién fallecida su progenitora.
Casi todo Akerman está en Lisboa. Casi, porque la exposición acaba con su muerte.
Gregorio Belinchón. Lisboa. El País, viernes 9 de mayo de 2024.