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El calamar en el jardín de la tienda de Hermès en Barcelona. (Foto: Javier Dardo/Hermès) |
Un fondo hecho de posidonias hecho con carrizo de Mallorca entre las que se ocultan peces de porcelana, una corbata que repta como una anguila, bolsos como tesoros hundidos, bajo la vigilancia de una enorme nacra negra, grandes hojas de esparto tejido teñido de verde y un enorme calamar que flota sobre la escena. Al otro lado de la entrada, quienes custodian las joyas de cuero y seda sumergidas son una estrella de mar de esparto y metal brillante y un pez espada, el primero, articulado y mecanizado, que parece invitar a entrar, tras ellos pegada a una columna e invitando al misterio, se observa una enorme estrella de mar azul verdosa. Aquí y allá, en los personajes de la escena hay delicados destalles de seda y cuero junto con la rudeza doméstica de la cestería. En todos explican una historia que invita al posible cliente, al visitante o al simple paseante a la inmersión.
No es un parque de atracciones, es la tienda de Hermès en el señorial Paseo de Gràcia de Barcelona y lo que describimos es la propuesta para este 2025 de su anual Escaparate de Artista. Este año se ha encargado de diseñarlo y ejecutarlo el bilbaíno Sagarminaga Atelier, un grupo de seis personas dirigido por Gabriela Sagarminaga. Y el escaparate es solo la entrada a esta aventura acuática que empezó hace varios meses y se podrá disfrutar hasta el 29 de noviembre.
"Cuando recibimos el encargo de Hermès fue una gran sorpresa y un reto, un enorme reto, porque es una marca muy emblemática y cuya historia está siempre redefinida por gente con una capacidad creativa muy elevada", explica Sagarminaga a la puerta del establecimiento, el día de la inauguración, con un entusiasmo contenido. "Partíamos del tema del año de Hermès, que es el dibujo. De hecho , la marca nos captó con la idea de que nosotros dibujamos con fibras, y através del trazo muy lineal de las fibras modulamos y creamos dibujos en tres dimensiones".
"El encargo fue una gran sorpresa y un reto, un enorme reto, porque es una marca muy emblemática". Gabriela Sagarminaga. Diseñadora
La diseñadora se refiere a que en su estudio trabajan principalmente con fibras naturales: esparto, pita carrizo... con los que hacen trabajos a medida. Esta querencia a la tradición y a la artesanía no está reñida con el uso de tecnología avanzada, como técnicas de corte numérico y de teñido avanzadas que les permiten ir más allá de la cestería al uso y proponer obras de arte que finalmente les han puesto en la mira de firmas como Hermès.
Luego está el proceso creativo, que en el caso del escaparate de artista Sagarminaga explica en varias frases: "Partiendo de la idea del dibujo, pensamos en lo que hace único al universo Hermès y luego también a esa tienda y en qué puntos tenemos en común: la artesanía, el respeto a los materiales y el proceso de creación , la creatividad y la narración de las historias. Y luego nos centramos en el entorno de Barcelona: el modernismo, Gaudí, el ser una de las principales capitales del Mediterráneo, la luz, los bohemios, poetas, pintores y creadores que han vivido aquí y, más recientemente, los diseñadores, todo su peso histórico y cultural. Y vemos que el modernismo nos conecta mucho con la naturaleza y la idea del todo, para crear cosas con una visión contemporánea".
La diseñadora se centra a partir de aquí en lo más físico, "la tienda que es muy profunda y para nosotros simboliza como un tránsito, la metáfora de ir del mar a la montaña".Así concibieron la instalación como un paseo, guiado por los peces, desde el fondo del mar hacia la playa, de la oscuridad, desde la posidinia "una planta endémica del Mediterráneo, la planta colectiva más grande de la que se tiene constancia, la arquitecta del mar, porque sin ella no existe nada más", hasta la estrella de mar del jardín, "que ha salido del agua y se ha quedado encajada en uno de los escalones".
Por el camino, en los pasillos de la tienda, entre las propuestas de bolsos, relojes, cinturones, baúles, corbatas, pañuelos, moda y accesorios de equitación, todo el despliegue de exquisiteces de Hermès, al visitante le van guiando otro pez espada, un banco de salpas, unasa morenas y un pasillo de corales, en una transición de colores progresivamente más claros. Y en el jardín le recibirán la citada estrella de mar y un enorme calamar de aspecto más bonachón que el de la entrada, varado entre los macetones, que sugiere que quizás haya que interpretar todo el recorrido en otra clave.
"La propuesta fue una gran oportunidad, porque Hermès est el 'top' de las marcas y tiene una entidad que no es efímera" Gabriela Sagarminaga. Diseñadora.
Para este proyecto desarrollado en solo dos meses y medio, Sagarminaga ha creado un sistema de colorimetría nuevo, adaptado a los tonos que encontraron en la tienda y a las condiciones de luz de cada zona: no son las mismas en la entrada que en el pasillo de transición o junto a la gran cristalera que da paso al patio trasero.
Sagarminaga reconoce que antes de recibir el encargo no había oído hablar nunca de los escaparates de artista de Hermès, pero cuando le hicieron la propuesta le pareció "una gran oportunidad porque Hermès tiene una historia a la que vuelve y que reinterpreta, me pareció una oportunidad para decir algo, para dibujar una historia". ( ...)
Este trabajo les ha dejado una serie de aprendizajes. "Ha sido una especie de inmersión. Técnicamente podría decir varias cosas, pero yo hablaría más de una sensación general como de elevarnos para hacer un trabajo mejor en calidad, en su conjunto a volúmenes, en cuanto a su expresividad... Al final ha sido una sensación más global, más que cosas puntuales"
Javier Dardo. Cortesía Hermès. Rafael Lozano . Barcelona. La Vanguardia, 20-9-2025.