domingo, 15 de junio de 2025

Astérix y Obélix, siempre irreductibles

La serie de animación 'El combate de los jefes' renueva el tirón del dúo galo, que protagoniza un reciente videojuego y que en su 41ª entrega, en otoño, visita Portugal. La olla hierve como siempre. Muérdago, langosta, un puñado de fresas... En principio debería estar todo. El hechizo sin embargo no se produce. En lugar de la superfuerza, explota la marmita. Falta algún ingrediente, pero ¿cuál?  Solo lo sabría Panoramix, y ahí está el problema: desde que Obélix le arrojó por error un menhir encima, el druida no recuerda la receta de su célebre pócima. "El combate de los jefes me encanta porque, de todos los cómics de Astérix que he leído, es el en que  la aldea lo tiene más crudo", apunta Alain Chabat en las notas de producción de la miniserie de animación televisiva homónima. Su adaptación del tebeo en Neftlix, relata cómo se las apañan los galos para derrotar a los romanos incluso sin su mítico brebaje. Pero, en realidad, demuestra que la poción mágica nunca pierde su poder. Un reciente videojuego, los cinco capítulos de la miniserie y una nueva historieta para este otoño, la número 41, confirman que la pasión de Astérix y Obélix se mantiene como ellos: irreductible.

Han pasado más de seis décadas desde que el dibujante Albert Uderzo y el guionista René Goscinny crearan una leyenda. La premisa apenas ha cambiado desde aquel primer Astérix, el galo (editado en castellano por Salvat, como el resto de la saga). Año 50 a. C. "Toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? ¡No!", arrancan una y otra vez las tramas de la única aldea capaz de parar el avance  de las tropas de Julio César. Y siempre terminan en un banquete, con el pobre bardo amordazado para que su canto no amargue la velada. En cada entrega, básicamente, sigue habiendo dos señores repartiendo mamporros. El videojuego y su secuela incluso se titulan Astérix y Obelix. Slap Them all (Abofetéalos a todos). Pero, a la vez, la saga ha ridiculizado a menudo el exceso de testosterona. Y entre aventuras, risas y guantazos, ofrece reflexiones sobre el mundo alrededor. De los galos, hace 2.000 años. Y de nosotros, hoy.

"Cada álbum aborda de manera implícita temáticas de la época. Seguimos a personajes inmutables en una sociedad en constante mutación. Son un poco como nosotros: intentamos adaptarnos como podemos a los tiempos y a sus cambios", reflexiona Fabcaro, guionista de los últimos dos cómics. Además de un sinfín de centuriones, los dos amigos han afrontado la expansión inmobiliaria en La residencia de los dioses, o el capitalismo en Obélix y compañía, igual que recientemente descubrieron el ecologismo, el bum de la autoayuda o alguna lección de feminismo.

El 39º tomo, La hija de Vercingétorix, introdujo a la adolescente Adrenalina, una de las primeras mujeres no tan estereotipadas de la saga. La serie El combate de los jefes ha dado más importancia a Karabella y añadido a la trama original cuatro personajes femeninos, de la joven Metadata a la madre de César.

"Siempre se aborda la oposición tradición-modernidad: la aldea, bastante conservadora, se enfrenta a un cambio que llega del exterior y esta nueva situación, en cierto modo, origina la evolución", subraya Céleste Surugue, director general de la Éditions Albert René, dueña de los derechos de estos iconos. El combate de los jefes aborda incluso una temática espinosa como el colaboracionismo francés con los nazis. Y, entre tantos conflictos, lleva al límite el propio vínculo entre los dos amigos, además de contar sus orígenes. "No queríamos que fuera una adaptación más. Tenía que ser algo memorable , una obra que quedara en la historia de Astérix", ha llegado a declarar Surugue.

Palabras mayores, ¡por Tutatis! Porque la pareja más famosa de galos ha derrotado a legiones y  atletas olímpicos, afrontando travesías marinas y odiseas, lidiado con la crianza y la pubertad. Ellos mismos perdieron a sus padres originales, fallecidos, pero ahora se dejan guiar por Facbaro Y Didier Conrad. Han viajado a Hispania, Italia, Helvecia o India. El 23 de octubre pondrán rumbo a Lusitania, el actual Portugal. El ritmo de publicación ha bajado: en los sesenta y setenta, hubo años con dos cómics. Hoy, se lanza uno cada 24 meses. Pero, en cuanto aparece, suele conquistar la lista de los más populares. Los 393 millones de libros vendidos, en más de 100 idiomas y dialectos, siguen subiendo. Con la llamativa excepción del mercado estadounidense, tal vez poco afín a un pueblecito que se opone al imperialismo...

Tommaso Koch. Madrid. El País, martes 6 de mayo de 2025.

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