David Foenkinos.(Foto: Francesca Mantovani)
El escritor se ha reído tanto de su profesión y de sí mismo -llegó a publicar en 2007 una novela titulada ¿Quién se acuerda de David Foenkinos, em la que se mofaba de su incapacidad para hacer una novela buena tras el pelotazo de El potencial erótico de mi mujer- que incluso da pereza defender su estilo. Su literatura es sutil, irónica e ingeniosa. Amigo de capítulos cortos , de segundas y terceras partes, ha convertido las interrupciones con datos y frases aisladas en todo un filón. En la relectura de su obra se autoedita con notas llenas de sarcasmo en las que, como un lector más comparte sus pensamientos. Gracias a esas acotaciones a pie de página sabemos que una mujer llamada Alice nunca debería ser farmacéutica, que la belleza suiza es discreta y que muchos de sus diálogos se le hacen largos. Más allá de su peculiar humor, Foenkinos es capaz de recrear con todo lujo de detalles la frustración y las crisis existenciales de su generación. Disfruta poniendo la insatisfacción como eje para construir historias. Es una de sus tres obsesiones recurrentes, tres elementos en los que incide sea cual sea la trama.
1.- LA BELLEZA. En su peor momento , un profesor de Arte huye de su ciudad y acepta un puesto de vigilante en el museo de Orsay. Esas horas sentado en un taburete ante los cuadros anestesian el dolor del protagonista de Hacia la belleza, una de sus mejores novelas...
2.- LOS CIMIENTOS DE UNA PAREJA. Lo primero es la fábula de cómo se conocieron. Los miembros de la pareja se retroaliementan en un juego de dos que retuerce los recuerdos para convertirlos casi en guion de ficción. La delicadeza, su obra más vendida, es un claro ejemplo de que esa construcción de algo en común es su campo de batalla favorito...
3.- LA INSATISFACCIÓN. En la primersavid Suárez parte de Dos Hermanas, un sentimiento negativo empieza a aflorar en la ´página diez y en la mitad del libro la avalancha , esa culpa o esa incapacidad para ser feliz va creciendo. un sabor de boca agridulce porque del fondo del pozo uno nunca sale impoluto.
David Suárez. La Voz de Galicia, viernes, 30 de mayo de 2025.
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