jueves, 19 de junio de 2025

David Foenkinos, el genio de las pequeñas historias

David Foenkinos.(Foto: Francesca Mantovani)

Fue un niño sin libros. Apenas había leído hasta la adolescencia. Como en una de esas películas que emiten los fines de semana después de comer, un ingreso hospitalario le cambió la vida. Tenía 16 años cuando lo operaron de urgencia  de una infección pleural y estuvo semanas hospitalizado. Allí empezó a devorar todo tipo de literatura, a tocar la guitarra e incluso a pintar . David Foenkinos (París, 1974) descubrió el arte. Se asomó a la belleza y a partir de ahí la puso siempre por delante, convirtiéndose  en uno de los escritores más prolíficos  de la literatura en francés. Pocos pueden presumir de llegar a los 50 con veinte novelas publicadas, varias adaptadas al cine  y traducidas  a treinta idiomas . Y, sobre todo, pocos pueden presumir de haber triunfado con un universo tan particular  y con historias tan pequeñas que casi lo más importante es cómo te las cuentan.

El escritor se ha reído tanto de su profesión y de sí mismo -llegó a publicar  en 2007 una novela titulada  ¿Quién se acuerda de David Foenkinos, em la que se mofaba  de su incapacidad para hacer una novela buena tras el pelotazo  de El potencial erótico de mi mujer- que incluso da pereza defender su estilo. Su literatura es sutil, irónica e ingeniosa. Amigo de capítulos cortos , de segundas y terceras partes, ha convertido las interrupciones con datos y frases aisladas en todo un filón. En la relectura de su obra  se autoedita  con notas llenas de sarcasmo en las que, como un lector más comparte sus pensamientos. Gracias a esas acotaciones a pie de página sabemos que una mujer llamada Alice nunca debería ser farmacéutica, que la belleza suiza es discreta y que muchos de sus diálogos se le hacen largos. Más allá de su peculiar humor, Foenkinos es capaz de recrear con todo lujo de detalles la frustración y las crisis existenciales de su generación. Disfruta poniendo la insatisfacción  como eje para construir historias. Es una de sus tres obsesiones recurrentes, tres elementos en los que incide sea cual sea la trama.

1.- LA BELLEZA. En su peor momento , un profesor de Arte huye de su ciudad y acepta un puesto de vigilante en el museo de Orsay. Esas horas sentado en un taburete ante los cuadros anestesian el dolor del protagonista de Hacia la belleza, una de sus mejores novelas...

2.- LOS CIMIENTOS DE UNA PAREJA. Lo primero es la fábula de cómo se conocieron. Los miembros de la pareja se retroaliementan  en un juego de dos que retuerce los recuerdos para convertirlos casi en guion de ficción. La delicadeza, su obra más vendida, es un claro ejemplo  de que esa construcción de algo en común  es su campo de batalla favorito...

3.- LA INSATISFACCIÓN. En la primersavid Suárez parte de Dos Hermanas, un sentimiento negativo empieza a aflorar en la ´página diez y en la mitad del libro la avalancha , esa culpa o esa incapacidad para ser feliz va creciendo. un sabor de boca agridulce porque del fondo del pozo  uno nunca sale impoluto.

David Suárez. La Voz de Galicia, viernes, 30 de mayo de 2025.

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