
A cielo descubierto, con aire frío, vuelve Bernard Minier (Béziers, 1960) a la calle de la Amargura de A Coruña, a tiro de piedra de Berbiriana, la librería donde presentó, Olvidadas, Les effacées, su nueva novela. "Hay lugares desprovistos de toda esperanza", observa al asomarnos al abismo de las dos tramas de una novela, que alternan cadáveres de ricos con otros de mujeres trabajadoras. Pero matiza que con esa frase, "hay lugares desprovistos de toda esperanza", no se refiere a Combarro, el lugar que la teniente Lucía Guerrero debe plantar apresuradamente, en plena investigación de un crimen, para tratar de esclarecer el asesinato de una estrella de la jet set madrileña, amiga de la familia real y de la flor y nata del país. Esa frase que nubla la esperanza es una declaración de principios, la primera carta sobre la mesa de un autor que mide más sus palabras que los hechos de sus personajes. A lo conflictivo se refiere como conflictual (conflictuel), con una ele sonora marcando la diferencia. Minier es un conquistador de la geografía del detalle. Fabulador con causa, no pierde de vista la vida salvaje de la web oscura del fango del mundo real y de las personas.
-"Olvidadas" nos hace bajar a la arena de la playa de Padrón de Combarro. ¿Qué ha traído a Galicia a uno de los "betsellers" de la novela negra europea?
-La idea de crear a Lucía fue descubrir ese servicio para el que trabaja, la UCO (Unidad Central Operativa) que actúa en distintos lugares de España cuando hay investigaciones complejas. En principio, lo que quiero presentar a mis lectores, que son los primeros en leerme, lugares, ciudades y provincias de España que no se conocen mucho. No, quiero mandar a Lucía a Toledo , a Sevilla, a Barcelona, que se conocen suficientemente. No quiero mandarla a Segovia, a Salamanca, al Alto Aragón (al pueblo de Graus que conozco perfectamente) o aquí, a Galicia... Si vengo aquí, es sobre todo para mandar a Lucía a zonas que no son demasiado turísticas. Aparte de Combarro el resto no lo son tanto, como Malpica.
P.- Quizá muchos gallegos desconocen el pasado de Malpica como puerto ballenero, que cuenta.
R.- Descubrí esa empresa en O Pindo (el último reducto ballenero de Europa). Ocupa dos líneas en el libro, pero la pesca de la ballena es parte de la historia de Galicia.
P.- ¿Por qué le interesaron Combarro, Malpica o A Coruña como escenario?
R.- Galicia tiene parecido con la Bretaña francesa. Los dos estamos al Oeste, frente al Atlántico y tenemos una meteorología peculiar, tormentosa, de niebla... Toda esa atmósfera genera un clima literario. Yo soy como Thomas Mann, prefiero los cielos nubosos, los primitivos flamencos como pintura que el paisaje solar. Por eso Galicia es un lugar perfecto.
P.- ¿En tiempo revuelto germina mejor la novela negra?
R.- Sí. Siento que estamos todos formados o deformados, por los lugares donde vivimos. No es lo mismo vivir en el monte que en la ciudad. Churchill decía que los hombres hacen los muros y luego los muros hacen a los hombres. Esto es verdad en el paisaje. Yo he estado en Argentina, México, Polonia, Noruega... Y veo que las condiciones de cada país impactan en las personas. En México pasan unas cosas que no pasan en Oslo. En Oslo hay casi seis mese de verano y seis de invierno. Eso tiene un impacto sobre la mente. Cuando era estudiante solía ver las películas de Bergman, maravillosas pero deprimentes. Esas películas no existirían si Bergman hubiera vivido en Alicante. (...)
P.- ¿Cómo manipula el escritor al lector?
R.- ¡Eso es un experimento psicológico aparte! Sí, es una manipulación, aquí esa manipulación es un juego. Vargas Llosa escribió un libro sobre grandes obras literarias del siglo XX que se titula La verdad de las mentiras. Toda ficción es una mentira, pero es una mentira que quiere decir una verdad.
P.- ¿ Tiene un vínculo familiar con la terriña o es el resultado de su trabajo de campo para documentar "Olvidadas"?
R.- He estado aquí, he entrado en las casas, he hablado con la gente y me han llevado a lugares como ese pueblo abandonado en medio del monte, en el que hay una sola casa ocupada, no vamos a decir `por quién. Ese pueblo existe, en él hay una sola casa en medio de la nada. Todos los lugares que aparecen en la novela existen. Por ejemplo, cuando estuve en A Coruña, descubrí la calle de la Amargura y no pude resistirme a utilizarla... Ayer estuve en esa calle, ¿entra ahí el sol alguna vez?
Ana Abelenda. Libros. Fugas, La voz de Galicia, viernes 6 de junio de 2025.