lunes, 9 de febrero de 2015

Destruyendo a la mujer florero

Niki de Saint Phalle vistió su feminismo combativo con papel maché de colores, pero su obra no fue siempre bien entendida. Una gran retrospectiva en el Guggenhein Bilbao reivindica su talento. Durante años sus nanas (enormes y coloridas figuras femeninas) fueron un terrible malentendido, poco más que juguetes en el siempre intenso (y digámoslo todo, masculino) mundillo artístico. A la crítica le fue difícil tomarse en serio a la hija autodidacta de un conde francés, propensa a las bromas infantiles y a los ataques de nervios. Pero Niki de Saint Phalle era mucho más que una aristócrata con ínfulas y, finalmente los expertos descubrieron el talento oculto bajo una obra deliberadamente naif, que apuntaba al corazón de las convenciones burguesas. Sus shooting paints-performances en las que disparaba con un rifle a una bolsa de pintura para crear una obra de arte instantánea (y explosiva)- y sus figuras de paepel maché rebosaban subversión, compromiso político y revindicación  feminista. Hoy  se la considera una de las mayores representantes del nuevo realismo francés, una precursora del pop-art y el doble femenino de Andy Warhol. El 27 de febrero el Guggenhein Bilbao inaugura una gran retrospectiva dedicada a la artista. ¿Una curiosidad? Su Giardino del Taocchi , construido en la Toscana italiana con mecenazgo de los Agnelli , está directamente inspirado por el Parc Güell de Gaudí, fruto de los años que Niki pasó en España (concretamente, en Mallorca) en la década de los 50.
Rosa Gil. Mujerhoy, 7 de febrero de 2015

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