"Hay un imperativo de ser feliz, en todas partes, todo el rato."Roger Pol-Droit es un filósofo atípico que reniega de los intelectuales, medio en broma, medio en serio. Hace tiempo que llegó a la conclusión de que hay que fiarse menos de la cabeza y más del corazón. Que reflexionar está muy bien, pero que lo importante es sentir....El asombro, defiende con ahínco, conduce a la filosofía. Correr por un cementerio. Llamarnos por teléfono a nosotros mismos. Beber y orinar al mismo tiempo. Estos son algunos de los experimentos que propone al lector para despertar un cuestionamiento de lo establecido. Lo hizo en 101 experiencias de filosofía cotidiana, editado en 2001, libro de fitnes filosófico, con el que vendió 100.000 ejemplares en Francia y que ahora se reedita en España (en Blackie Books ). Y en su nueva obra, Si solo me quedara una hora de vida (Paidós), se somete a sí mismo a uno de sus experimentos: imaginar que haría si solo le quedará una hora de vida para descubrir, así, qué es lo esencial. La vocación experimental no le abandona y factura una obra con querencia poética a caballo entre el ensayo, la filosofía y una literatura que denomina jazzy, es decir que se improvisa y se deja llevar..... "Siempre me ha sorprendido esa manera que tienen los norteamericanos de decir enjoy (disfruta) ...En la obsesión actual por la felicidad hay un síntoma del deseo de eliminar lo negativo. Pero no hay vida sin aspectos negativos y positivos. La idea de una felicidad sostenida, perfecta, sin estrés, sin preocupaciones, sin angustias, no me parece muy humana, ni intersante. ...Hay que ser feliz en casa, con la pareja, en el trabajo, en la cama, en las vacaciones... ese imperativo permanente me parece un imperativo de control social...."
Joseba Elola. El País domingo 15-2-15
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