sábado, 28 de febrero de 2015

Dulce campiña provenzal

Fue lugar de nacimiento de Nostredamus y lugar de reposo para Vincent Van Gohh. Saint-Rémy es una villa del corazón de la Provenza , situada al pie del macizo de los Alpilles. Su privilegiada situación es perfecta para explorar distintos pueblos y ciudades provenzales. A 27 kilómetros está la fastuosa Aviñón, con su famoso puente sobre el Ródano, donde hay que visitar el  palacio de los Papas, además del museo del Petit Palais y el de Calvet... Aviñón es la entrada a la región de Vaucluse, cuajada de preciosos pueblecitos. A unos kilómetros de la ciudad está Tarascón donde Alphonse Daudet situó  al más celebre de sus personajes, Tartarin. En un trayecto de media hora llegamos a Orange. Allí se encuentran dos de los restos romanos más interesantes de Francia: el arco de triunfo que conmemora las victorias de Julio César y su teatro, presidido por una soberbia estatua del emperador Augusto, donde se celebra en verano un festival de ópera y drama. A 25  kms. de Orange se encuentra Carpentras, que conserva la sinagoga más antigua de Francia. La siguiente parada es Fontaine-de-Vaucluse. Petrarca pasó allí 16 años, encontrando la inspiración para sus poemas a Laura. A sólo unos kilómetros está Gordes, un pueblo medieval construido en el promontorio de una montaña. Desde Gordes se pueden visitar dos lugares de interés. el Village des Bories-un conjunto de viviendas hechas en roca caliza que datan de la edad de bronce- y la abadía de Sénanque, rodeada del llamado mar de espliego, que ofrece un espectáculo único cuando está en floración (ente junio y julio) y la abadía parece flotar en el color azul....De vuelta al centro de operaciones, Saint-Rémy, hay cosas que ver. Los museos, el etnográfico y de los Alpilles, el Museo des Arômes, un homenje a la ciencia del perfume. Desde el centro y en una caminata de 20 minutos se llega a Glanum, con sus restos romanos- el arco de triunfo es impresionante- y el hospital de Saint-Paul donde Van Gogh hizo una cura de reposo. Se conserva la habitación enrejada  donde dormía, con vistas a los olivos y a los campos de hierbas aromáticas. El gran placer de Saint-Rémy esta en el en el callejeo por sus calles primorosamente conservadas, rodeadas de edificios del XVIII y el XIX.
Marta Rivera dela Cruz. El País. El Viajero 13.02.15 

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