
Aigul Akhmetshima en la ópera Carmen en el Teatro Real.
(Imagen: Javier del Real/Teatro Real)
Kim llega a España para dirigir Carmen, una ópera que como anticipó Chaikovski, "es una de esas raras obras destinadas a condensar al máximo todas las tendencias musicales de una época", y en la que, como en tantas otras, la protagonista sufre una muerte violenta. "Por qué muere Carmen" fue la pregunta de partida para Michieletto cuando comenzó a construir la dramaturgia de esta producción. "En las óperas dramáticas la heroína siempre muere, ya sea porque está enferma, como la Traviata; porque se suicida, como Madame Butterfly; o porque es asesinada, como Carmen ", reflexiona. "Y creo que es porque estas óperas están escritas por hombres"...
Poderosa en su comunidad, pero también deseada y despreciada, puede ser provocadora, sincera, oscura o divertida. Es una mujer libre, no por mera seducción o desafío sino porque vive sin pedir permiso. "Lo que me interesa de ella es su vulnerabilidad", dice Kim, esa mezcla de valentía y fragilidad que a todos nos interpela". Pero, como reconoce la directora "lo mejor es la música". La partitura contrapone la energía rítmica de la obertura con el recurrente motivo del destino, que augura la muerte a través de cromatismos. En la Habanera, plagiada de un tema de Sebastián Iradier, Bizet despliega ritmos afrocubanos y una línea cromática descendente -eco de un flamenco más ligero y globalizado para proyectar la sensualidad inestable y cautivadora, metáfora del amor libre, pero también de la protagonista.
Don José, interpretado aquí por Charles Castronovo y Michael Fabiano, es un soldado obsesionado con Carmen, pero siempre atado a su madre. "Es un niño que no ha madurado. La violencia contra las mujeres la ejercen hombres débiles, inmaduros, que no se responsabilizan de sus problemas. Y eso sigue siendo peligroso en 2025", insiste Michieletto. "Necesitamos aprender del pasado para poder avanzar", señala Kim, viendo en Carmen una opción para conseguir tal objetivo.
En esta producción la historia cambia también por la aparición de un personaje silencioso añadido por Michieletto: la madre. "Si lees el libreto, ella nunca acepta que su hijo se haya hecho soldado en lugar de clérigo", apunta. Inspirada en Bernarda Alba, su figura castrante sigue a José desde el norte al sur de España y utiliza a Micaela para intentar traerlo de vuelta. "El verdadero contraste no está entre Micaela y Carmen, sino entre la madre -la tradición - y Carmen- la libertad-".
Camila Fernández Gutiérrez. El Cultural, 5-12-2025.
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