sábado, 20 de diciembre de 2025

El Louvre inicia una huelga con las puertas cerradas al público.

El Museo del Louvre no abrió ayer. Después de semanas de protestas y negociaciones, tras una votación apoyada por unanimidad en una asamblea de los trabajadores realizada a primera hora, el centro cerró sus puertas. Una situación insólita que cogió desprevenidos a los visitantes que tenían prevista y concertada su cita. Muchos, con los billetes en la mano, preguntaban desconcertados a los empleados de una compañía de seguridad privada, que hacían gestos y se los sacaban de encima. Otros eran más elocuentes. "Sí, está cerrado. ¿Por qué? Ya sabe, esto es Francia", respondía una señora  con walki-talkie al pie de la pirámide de cristal por donde cualquier día entran unos cuarenta mil visitantes al museo más importante del mundo, hoy sumido en un proceso de degradación que ha llevado a sus empleados a convocar la huelga.

A las 9,30 todavía no se sabía si el museo abriría ayer.  Los sindicatos habían convocado una" huelga revisable "contra unas condiciones  de trabajo cada vez más degradas" y el deterioro de la atención al público en el museo. Hacia las diez de la mañana quedó claro ya que el Louvre  no abriría sus puertas , por falta de personal suficiente. "Nos preparamos para una movilización potente. Tendremos muchos mas huelguistas de lo habitual", señaló ayer a la agencia France-Presse Christian Galani, de la CGT, sindicato mayoritario en el Louvre que denuncia, al igual que las demás organizaciones profesionales, problemas de falta de personal.

"La movilización no se terminará aquí sino tenemos respuestas claras y a la altura  del desafío", advirtió Elis Muller, vigilante de sala y miembro del sindicato  SUD Culture. "Estamos muy determinados a seguir. Sufrimos  dentro del museo, no podemos hacer nuestra actividad como debe ser. Y si hay que gritarlo al mundo entero, es lo que haremos. Veremos si el miércoles abrimos, será la asamblea quien lo decida. No queremos arruinar las vacaciones de Navidad, pero dependerá  de la situación", insistía a las puertas del museo.

El museo francés ha entrado en una complicada  espiral  de tensiones, degradación  y problemas de seguridad  que encontró su punto más bajo el 19 de octubre, cuando cuatro individuos se introdujeron a través de un balcón en la galería Apolo y se llevaron joyas del período napoleónico valoradas en 88 millones de euros. La sustracción se produjo a plena luz del día. Los fallos de seguridad fueron calamitosos  y las explicaciones posteriores de la directora del museo, Laurence des Cars, y de la ministra de Cultura, Rachida Dati, aumentaron la sensación de caos. El Tribunal de Cuentas ha ido publicando desde entonces informes que cuestionan la gestión del museo en los últimos años, la dirección del museo priorizó la adquisición de obras a la seguridad o la mejora de las instalaciones. Se compraron 2.754 piezas  en ocho años. Pero no se hizo nada con los problemas de personal o videovigilancia de las salas, a todas las luces insuficientes.

Daniel Verdú. París. El País, marte 16 de diciembre de 2025.

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