viernes, 12 de diciembre de 2025

El último decano de la música antigua, Jordi Savall

Jordi Savall. (Philippe Masats)

Jordi Savall debut, a sus 84 años, al frente de la Filarmónica de Berlín, que le rinde homenaje  en tres conciertos y de la que envidia "el apoyo que recibe en su país". Hay casualidades decisivas y errores que no lo son tanto. La casualidad fue que en 1959 un adolescente Jordi Savall (Igualada, Barcelona, 84 años) encontrara entre los estantes de la Casa Beethoven de la Rambla una suite para  de Marin Marais. El error: que la obra no había sido escrita originalmente para el instrumento que Savall llevaba dos años tocando. La fascinación que le produjo esta partitura lo animó a estudiar en la Schola Cantorum de Basilea (Suiza), donde acabaría reinventándose como violagambista y pionero  de la recuperación del repertorio antiguo. Y, ahora sí, el final de la historia: en 1991, con la publicación de la banda sonora de Todas las mañanas del mundo, Savall cerraría el círculo  al convertir la música del hasta entonces desconocido Marais en un superventas mundial. 

Desde entonces el músico catalán ha protagonizado algunos de los capítulos más sonados de la revolución interpretativa del Barroco. "Los grupos de instrumentos originales forman parte ya de la normalidad, pero hay todavía batallas por librar", cuenta al teléfono. "No creo que a estas alturas vaya aparecer un compositor de la altura de Bach, pero si quedan muchas obras por descubrir y grabar". La prueba la encontramos en la Fiesta criolla que acaba de dirigir en el Liceu, un mestizaje sonoro extraído de las páginas del Códex Trujillo. "Estas piezas reflejan los gustos de las clases populares del Virreinato de Perú", explica el investigador y musicólogo. "A diferencia  de los grandes manuscritos de los maestros de capilla, aquí quienes cantan y bailan son las gentes de la calle en una fusión  de tradiciones indígenas, africanas e hispánicas".

Ahora  Savall se enfrenta a un desafío personal no menos insólito: mañana, este ya octogenario debutará al frente de la Filarmónica de Berlín. "Hablamos de una institución de absoluta referencia para la historia del sinfonismo europeo", dice sobre la que para muchos es la mejor fábrica de sonidos del mundo. "Las grabaciones de Furtwängler, Kleiber padre y Karajan marcaron una época y una generación de músicos Es una orquesta con un sonido muy compacto, preciso y modulable". No han sido pocas las ocasiones que Savall ha dirigido en la Philarmonie a los músicos especialistas de los dos conjuntos que él mismo fundó, Hespeirón XXI y Le Concert des Nations, pero nunca hasta ahora  le habían prestado las llaves de la Sala Grande para liderar  a los Berliner, a los que considera "extraordinarios  en su formación y desempeño".

Lo hará a lo largo de los tres conciertos (jueves, viernes y sábado) que abarcan un período crucial de la evolución musical del siglo XVIII: del refinamiento barroco de Naïs de Rameau al clasicismo vienés de la Sinfonía Júpiter de Mozart a través del puente estilístico que dibuja la música del ballet Don Juan de Gluck. "Soy prácticamente  el último décano de la música antigua que queda en activo", asevera Savall. 

El ciclo que, a modo de homenaje, le dedica la prestigiosa orqueste alemana arrancó el pasado fin de semana con un recital de obras del Siglo de Oro español y continuará, el 11 de enero con un concierto de música barroca francesa junto a los jóvenes intérpretes de la Karajan-Akademie."Cuando las orquestas modernas, que hablan el lenguaje del siglo XX, se adentran en el repertorio  de Lully, Telemann o Händel les falta  lo que yo llamo la mochila histórica, esto es, un bagaje  técnico y estilístico de más de 200 años", prosigue Savall, que se reconoce más en la figura polifacética de un Kapellmeister que la de un "director de carrera".

Cuando en 1968 Savall se mudó a Suiza para continuar  sus estudios apenas se contaban músicos españoles entre las filas de las grandes formaciones europeas: hoy hay cuatro en la sección de cuerda de la Filarmónica de Berlín. "Basta con leer el Quijote  para darse cuenta de que en España la música  está por todas partes en la riqueza del repertorio  andalusí, sefardí y mozárabe, en la polifonía de Las Huelgas, en el prestigio de compositores como Falla, Granados o Albéniz e intérpretes del nivel de Casals, Sarasate o Victoria de los Ángeles..."

Y así hasta llegar a otro registro, a Rosalía, cuyo  disco califica de "magnífico": "Se nota que tiene una buena formación musical, pues con sus arreglos, igual que ocurría con los Beatles, utiliza elementos del barroco italiano, como el ostinato". Para el director el problema de los músicos españoles es la ayuda que reciben. En su caso, dice, "el abandono del Gobierno de España es total: las subvenciones  no cubren  ni el 1% de los gastos, algo inconcebible en el resto de Europa.

Benjamín G. Rosado. El País, miércoles 3 de diciembre de 2025.

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