martes, 13 de diciembre de 2011

El primer naufragio

Pedro J.Ramírez, el director del Mundo, acaba de publicar “El primer Naufragio”. Todos los periódicos hablan de este libro. Feliz coincidencia para mí que en estos días me estreno como articulista aficionada, ya que el tema del libro “El Terror”, la deriva de la Revolución Francesa y sus efectos me han interesado mucho en estos últimos años tanto como lectora como punto de partida para algunas de las clases más gratificantes de mi vida de profesora. Enseño a alumnos de niveles muy diferentes desde los que empiezan la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria), hasta a los de Bachillerato. No hay nada más triste para un profesor que verse frente a una clase en la que reina el aburrimiento y la decepción. Y eso ocurre por supuesto algunas veces. Pero como no hay ninguna clase igual a otra, lo mismo que todos los cursos escolares son diferentes, podemos compensar y así olvidamos el sentimiento de fracaso cuando caemos en una clase de alumnos excelentes que nos permiten ir más allá de lo marcado estrictamente por los manuales. Intento, en la medida de lo posible, llevar a mis clases lo que descubro tanto como lectora como observadora de mi objeto de estudio, de trabajo; en realidad  de mucho más que esto, de un proyecto de vida que es lo que ha sido y sigue siendo Francia para mí.
Les propongo que observemos juntos algunos puntos de vista de varios ciudadanos franceses sobre los excesos de la Revolución de 1.789.
En el año 2002, en la pequeña librería “Books Store” de Biarritz donde suelo pasar una parte de mis vacaciones con mis amigos Annie y J. Pierre Dupouy, veo por primera vez el libro que será el detonante de mi nuevo acercamiento a la Revolución Francesa: “La chambre” de Françoise Chandernagor. Conocía a la autora, la primera mujer nombrada en 1969“major”de la ENA (Escuela Nacional de la Administración), y que formó parte del Consejo de Estado. En 1993 abandona su carrera en la Administración para dedicarse a la escritura. Es también miembro de la Academia Goncourt desde 1995. De ella había leído unos años antes “L’Enfant des Lumières” magnífico documento sobre el siglo XVIII cuando todo en Francia se preparaba para la Revolución. El texto de la contraportada de la edición en libro de bolsillo de “La chambre” no me hizo dudar y salí con el libro en la mano. Se lo recomiendo. Es estremecedor. Se lo presté, porque ella me lo pidió cuando lo presenté en clase, a una alumna bilingüe procedente de la emigración en Suiza. Me lo devolvió a los pocos días, no podía seguir leyéndolo. Está publicado en España, Edhasa, 2004. La autora nos relata la vida de un niño abandonado en una torre, durante tres años, de la que sale muy enfermo para morir. Es el hijo pequeño de Luis XVI, Luis XVII, el último Delfín de Francia.
Poco tiempo después descuri una película, aunque anterior en el tiempo, “LAnglaise et le Duc”de Eric Rhomer, 2001. Una película muy peculiar dentro de la filmografía de este director. Bellísima por sus imágenes de Paris en color sepia en la que cuestiona la crueldad de la Revolución. Más recientemente, una segunda película en las antípodas de la de Rhomer pero mucho más próxima a los alumnos tanto por la estética como por el modo de narrar, “Maria Antonieta” de Sofía Coppola, 2006; a pesar de las duras críticas que recibió la cineasta su película es un documento de gran utilidad para nuestra clase como preparación del viaje anual a Paris, en el que siempre hay una visita a Versalles.
Me hubiera gustado finalizar este texto con una referencia a “Los Once” de Pierre Michon, premio de la Academia Francesa 2009, pero el libro se merece un artículo para él solo que escribiré en otra ocasión en la que volveré sobre ese primer naufragio de la democracia que supuso el Terror.
C.G.T.
lunes 8 de noviembre de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario