lunes, 12 de diciembre de 2011

Tus gafas


                                                                                           A José Vilas Nogueira
                                                                                           In Memorian 1936-2010
        
En la madrugada del 19 de agosto de 2010, cuando estaba a punto de salir hacia el hospital, recibí una llamada de nuestra hija que entre lágrimas me comunicó que acababas de morir. Ví cómo me miraste cuando te dije que volvería en unas horas y así te he visto a lo largo del año que está a punto de cumplirse. No tenías las gafas puestas.
Después de muchos meses, perdida, sintiendo el vacío que dejaste en esta casa enorme he empezado a ocuparme de mi presente, a aprender a vivir sin ti. Y ordenando tus cosas encontré un par de gafas al lado del televisor que desde tu muerte estuvieron allí aunque las veía sin verlas como casi todo lo que me rodeaba. No fue así hace unos días, me quedé con ellas en las manos, conmovida. En ese momento tuve la certeza de que tus gafas son lo que yo quiero guardar de ti. Corrí por toda la casa en busca de otras gafas y desde entonces he encontrado cuatro pares, de cerca, de lejos, progresivas, bastante usadas, descuidadas como eras tú con tu “torpe aliño indumentario”, pero de buenas marcas, algo que me sorprende, tú tan austero, Mont Blanc, Bonardi, Bergamo, Silhouette, dos “made in Austria”, las gafas eran importantes para ti. Creemos que lo sabemos todo de la persona con la que se ha compartido toda una vida y a pesar de la muerte seguimos descubriéndonos. En realidad lo importante eran tus ojos, esa mirada tuya que observaba el mundo cada día con una lucidez extraordinaria iluminando con todos sus matices, a los que tuvimos la fortuna de tenerte cerca, también esa negrura que salvabas haciéndonos reír. En uno de tus últimos artículos hablaste de mí, de los dos, usaste la imagen de la roca y la lapa, tú la lapa, yo la roca, aludiendo a tu falta de habilidades sociales. Prefiero formar parte de tu colección de gafas que he ido metiendo en una caja. Unas gafas que te ayudaron a ver el espacio de los afectos, de los paisajes, de los amigos, en fin, la verdadera vida. Cuando te fuiste mis ojos se resintieron, perdí vista; ahora soy yo la que usa gafas para seguir viéndote, para seguir queriéndote.
Tu esposa, MªCarmen González Teixeira.

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