jueves, 10 de mayo de 2012

El jardín de San Carlos

La entrada del 8 de mayo, en la sección Al día, sobre la exposición de los soldados de la Guerra de la Independencia, en el Instituto Rosalía de Castro, me hizo pensar, una vez más, en la importancia de las huellas que esta guerra ha dejado en España y también en Galicia. El ejército francés entró en Galicia en enero de 1809 persiguiendo a los Ingleses del general Moore. El mariscal Soult y el general Ney ocuparon Galicia. La respuesta del pueblo fue unánime. Las autoridades militares y las de la Iglesia, la pequeña nobleza, los monjes y los campesinos, reunidos en “partidas”, llamadas también “alarmas” organizaron la resistencia y hacia finales de junio de 1809 Galicia se liberaba de los franceses. Max Gallo cuenta en su Napoléon  (Robert Laffont, 1997) que el emperador tenía la intención de venir él mismo a Galicia para luchar contra los ingleses. Llegó hasta Astorga pero, informado sobre la dureza de los combates y la derrota de las tropas, comprendió, por primera vez, que había perdido la guerra.
Mi interés por este hecho histórico, crucial para las relaciones Francia-España, se acrecentó con la lectura de la Política en Víctor Hugo de Henri Peña Ruíz y Jean Paul Scott publicado en 2002 con motivo de la conmemoración del bicentenario de Victor Hugo. En el libro se mencionan los recuerdos de V.Hugo, hijo de un general de Napoleón que pasó con sus hermanos y su madre en Madrid el invierno de 1811. Tiene nueve años cuando llega a la capital donde vive la dura experiencia de la violencia de la ocupación francesa así como el hostil viaje de retorno a Francia, un año después, con su madre y su hermano pequeño.
Los Episodios Nacionales de Pérez Galdós y recientemente Un día de cólera de Pérez Reverte, Alfaguara, 2007 son una lectura obligada para comprender qué pasó en esos días. El flagelante de Sevilla de Paul Morand, RD Editores, 2002 es un magnífico libro sobre la Ocupación de España por Napoleón. Un drama de amor pero también el drama de un hombre que cree que el ejército francés sacará a España de su retraso, incorporándola a los tiempos modernos. En 2008 se publicó una nueva edición de Memorias de un setentón de Mesonero Romanos, Editorial Crítica. Es la visión de la guerra a través de los ojos de un niño que tenía seis años en el momento de la llegada de las tropas de Napoleón a Madrid y, como el niño crece la crónica, se extiende a lo largo del siglo XIX.
Fue para mí una sorpresa encontrar en una librería un libro escrito en gallego y por un gallego sobre “a francesada”, denominación de esta guerra en gallego, O sabre do francés de Miguel Anxo Fernández, Editorial Galaxia, 2002. El libro está dedicado”a las aldeas de Cabanelas, Freás y Vilela porque el francés pasó por estas tierras y lo sé por los relatos de mis abuelos”.
Hay un lugar, lleno de encanto y de melancolía, que podría ser un lugar de memoria de esta guerra, el jardín de San Carlos en Coruña. Un lugar de memoria donde se encuentra la tumba de Sir Jhon Moore, el general inglés que luchó al lado de los gallegos contra las tropas francesas, muerto en el campo de batalla de Elviña en 1809. Rosalía de Castro escribió un poema, escrito en gallego, para agradecer la toma de partido del general inglés, Na tumba de Sir Jhon Moore. El Ayuntamiento de La Coruña acordó el 14 de julio de 1927 colocar dos piedras tumbales en las paredes del Jardín en las que se reproducen algunas estrofas de este poema  y al lado un fragmento de un poema en inglés, The burial of Sir Jhon Moore, de Charles Wolfe. Es un lugar para visitar.

C.G.T.

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