El domingo, el cineasta danés Tomás Vinterbeg, que concursa con The hunt, definía como único el festival de Cannes. "Es el único que aún defiende en su corazón al cine, aunque esté envuelto en todo el glamour que vemos". Efectivamente durante décadas Cannes ha sido también el centro del cine de autor, y secciones como la Quincena de Realizadores o la Semana de la Crítica nacieron cuando el certamen parecía derivar hacia líneas más comerciales. Pero la semilla siempre ha estado ahí, aunque los sótanos del Palacio de los Festivales alberguen el mercado de cine más grande del mundo, y la Croisette reviente a anuncios de miles de proyectos, películas en rodaje o filmes acabados. Hasta ahora parecía que existían ciertos límites que no se traspasaban: en las proyecciones no hay anuncios, los ciclos no están patrocinados, y más allá del café gratis o de wi-fi à volonté gracias a las multinacionales de esos productos, las marcas buscaban otros vericuetos para tener visibilidad. Hasta ahora. Anoche, en una proyección que se mantuvo en secreto hasta el último segundo, pro primera vez se vió un anuncio en una gran pantalla en Cannes. Más que un anuncio un cortometraje patrocinado. La firma italiana Prada- ropa y complementos de alta gama-, preguntó a Polanski si aceptaba rodar para ellos un cortometrje con total libertad creativa. Una terapia, es 100% Polanski pero Prada está claramente en la pantalla.
Gregorio Belinchón. Cannes, El País.es, 22 de mayo de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario