El actor protagoniza y produce Killing them softly dentro de la sección oficial. Con Brad Pitt llegaron los rayos de sol a Cannes, los suspiros de las periodistas, las noticias de la prensa rosa y siguieron las lecciones diarias de política actual y los análisis sobre la crisis económica. Pitt ( Shawnee, Oklaoma, 1963) entró a todos los trapos en la presentación de Killing them softly, un thriller violento dirigido por Andrew Dominik. El director neozelandés ya le había dirigido en El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Reford, "y fue como si retomáramos la conversación en el mismo punto en que lo dejamos", comentó su protagonista. El filme, jaspeado de comentarios políticos actuales añadidos en el guión- la novela en que se basa tiene 14 años- entra en los vericuetos de la mafia para, de paso, ahondar en la crisis del capitalismo. Como ejemplo su frase final:"Estados Unidos no es una nación, es un negocio." A Pitt le preguntaron si se podía sustituir EE UU por Hollywod y nación por cultura, y tras asentir aseguró que efectivamente vivimos "la eterna batalla entre cine y comercio".
Gregorio Belinchón, Cannes. El País, miércoles 23 de mayo de 2012.
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