Sarkozy y Hollande son polos opuestos. El primero es un hombre hecho a sí mismo, que según ha declarado, en alguna ocasión, se pagó parte de sus estudios trabajando como vendedor de flores y helados y que ni siquiera pasó por la prestigiosa Escuela Nacional de Administración, donde se forma todo presidente francés que se precie. En las antípodas, François Hollande, un estudiante modelo que cumplió una por una todas las etapas que marca la guía del político francés 10: primero pasó por el Instituto de Estudios Políticos de París y después por la Ena donde fue el séptimo de su promoción. Uno curtido en libros, el otro cultiva la práctica sobre el terreno. A la hora de desenvolverse, tampoco tienen un ápice de parecido:" Sarkozy puede ser muy fuerte, tiene astucia, capacidad para salir adelante en cualquier adversidad, mientras que Hollande se maneja mejor en la normalidad y peor en situaciones extremas" explica el sociólogo Peter Gumbel. Una de las pocas cosas que comparten Nicolas Sarkozy y François Hollande es su pasión por el deporte. También en este territorio cada uno tiene sus preferencias: Sarkozy es amante de la bibicleta y Hollande prefiere el balón.
Raquel Villaécija. París, El Mundo.es, 2 de mayo de 2012.
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