domingo, 11 de diciembre de 2016

La urgencia de la transmisión

En el año 2005 Siruela publicó en su colección Biblioteca de Ensayo, Elogio de la transmisión firmado por Georges Steiner y Cécile Ladjali que había sido publicado tres años antes por Albin Michel, Éloge de la transmission. Le maître et l'élève. El libro, del que ya les hablé en uno de los textos de 2012, es un diálogo entre el maestro, Georges Steiner y una profesora joven, Cécile Ladjali que enseñaba entonces en un instituto de la periferia de París, en Seine-Saint Denis, en una de las llamadas zonas sensibles. Los alumnos habían preparado un libro de poemas Murmures, sesenta sonetos sobre el mito de la caída. La profesora solicita  al brillante maestro de renombre internacional su colaboración enviándole los sonetos escritos por sus alumnos. Se inicia entonces un intercambio de puntos de vista  y la puesta en práctica de una pedagogía de la exigencia. La experiencia muestra la satisfacción de los dos polos del acto educativo: el júbilo de los alumnos al contar con el prefacio de Steiner en el libro que ellos habían preparado y la de ambos profesores. Así se refiere a ella el ilustre profesor en su prefacio: "Muchas veces en mi imaginación recreo una clase de Mme Ladjali, con su encantadora voz, mientras recita a los poetas que son como sus deudos, o lee las sucesivas versiones de todas las respuestas que recibe de la clase. Qué suerte han tenido estos estudiantes de escucharla  y que gran recompensa para ella su iniciadora en lo trascendente".


Diez años después, Fraçois-Xavier Bellamy publica Les Déshérités ou l'urgence de transmettre , éditions Plon, 2014, que aún no ha sido publicado en España. En el prefacio, en el que hace referencia al discurso de Muti, en la Ópera de Roma, confirma la constatación del fracaso educativo en Francia que se viene produciendo desde hace 20 años: "Un fracaso que se produce no por falta de medios, de financiación, o de gestión, sino algo mucho más profundo. Se está produciendo, en las sociedades occidentales una ruptura, el rechazo de una generación a transmitir a la siguiente, el conjunto del saber, las referencias, la experiencia humana inmemorial, todo lo que constituía su herencia".  Recuerda, en su primer año de profesor este mensaje del inspector :" Ustedes no tienen que transmitir nada". "A partir de ahora, hay que actuar de modo que cada niño pueda, para crear un camino personal, producir su propio saber". La transmisión es una alienación. Por si no habían comprendido bien, les repetían los formadores d'IUFM (Institutos Universitarios de Formación de Profesores, hoy Escuelas superiores del  profesorado  y de la educación, ESPE): "la escuela se ha hecho un lugar de opresión, un système militaro-hospitalo-carcéral. El autor se pregunta por el origen de esta descalificación de la transmisión y buscando una respuesta consagra su trabajo a la consideración que ha tenido la escuela a largo de la historia. Escoge tres autores que le parecen emblemáticos de esta critica radical de la transmisión: Descartes, Rousseau y Bourdieu. Para el primero la escuela es un experiencia decepcionante. Sólo la razón es capaz de juzgar entre lo verdadero y lo falso. Rousseau cree que el saber, el progreso, la civilización nos alejan de la naturaleza. La educación corrompe al hombre. Bourdieu buscando la igualdad y la justicia social, argumenta que la escuela no solo es incapaz de reducir las desigualdades sino que las produce y las reproduce. La escuela no funciona como un ascensor social, al contrario, legitima el lugar que no es dado por nacimiento. El libro se cierra con una defensa del autor de la cultura, una defensa basada en el gratitud por la herencia cultural recibida en la de se fundaría la trasmisión. La cultura entendida no como un bagage , convertido hoy en una carga , sino en un elemento constitutivo de la personalidad de cada uno, algo de lo que se apropian los alumnos para llegar a ser un poco más ellos mismos, para llegar a ser un poco más libres. 

 Nuestras urgencias son otras. Mientras escribía este texto, interrumpido hace una semana por una visita inesperada, nuestros periódicos y televisiones celebraron con gran satisfacción el primer acuerdo entre los partidos del nuevo arco parlamentario por la suspensión de las reválidas ( esas pruebas externas que se realizan en casi todos los países de Europa). También arrancó la negociación del Pacto Educativo, con la  creación de una subcomisión que dispone de seis meses para redactar una ley que sustituya a la LOMCE. Una de las primeras medidas acordadas, la nueva prueba de la Selectividad es muy similar a la que se realizaba hasta ahora. El informe Pisa  con unos resultados de ligera mejoría para nuestro país no pudo ser más oportuno. Disculpen mi escepticismo pero, después de tantos años y tantas leyes que he vivido mucho me temo que esa nueva ley sea más de lo mismo eso sí con una jerga pedagógica muy actualizada. Preocupaciones y debates como los que plantea Les déshérités son aquí puro exotismo.

Carmen Glez.Teixeira



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