Unos días antes de que estallase una nueva fricción franco-española por el tratamiento que los guiñoles franceses dieron al fallo sobre Contador pregunté en clase si conocían el mito de Carmen. Formulé la pregunta en dos clases de niveles distintos, en 1º de Bachillerato y en 3º de la Eso , y ninguno de ellos había oído nunca que Carmen pudiese representar algo más que el nombre de una mujer. Les conté entonces cómo, cuando llegué a Burdeos, con 22 años, decepcioné a más de un francés. De la Carmen que ellos imaginaban, prototipo de la mujer española solo tenía el nombre: no era morena de ojos negros, no parecía muy temperamental y para colmo no sabía bailar sevillanas. También les conté que cuando era un alumna como ellos de 5º de bachillerato teníamos una asignatura, literatura francesa, y que todos leíamos Carmen de Merimée, el escritor romántico creador del mito inicial. Les propuse que escuchamos en clase: “L’amour est un oiseau sauvage” de la ópera de Bizet. Reconocieron que la música les sonaba pero ignoraban que hubiese una ópera cuya figura central fuese esa mujer apasionada, salvaje, dispuesta a morir por su libertad y menos aún que esa fuese la representación de la mujer española en Francia. Algunos de ustedes opinarán que esa imagen está trasnochada, que los franceses ya no nos ven así, sin embargo, nuestra assistante de francés, que es muy joven, corrobora que el cliché sigue funcionando incluso entre los jóvenes, sobre todo entre los que tienen una cultura media o media baja. Les propongo que nos acerquemos a dos libros de la extensa bibliografía que existe sobre Carmen.

Jean Lacouture, autor de numerosas y célebres biografías publicó recientemente un estudio “CARMEN, La révoltéé », Éditions du Seuil, septiembre 2011. Es un análisis del origen del personaje, de la evolución del mito original hasta su promoción como representación de la emancipación femenina, la heroína de la libertad. Comienza explicando que se puede considerar un mito a esos seres o creaciones literarias inspiradores de un relato (traducción del mythos griego) que alimenta o exalta la imaginación popular. Así la Gitana Andaluza que Merimée encuentra en las orillas del Gualdiviquir, una noche del verano de 1830, dotada por Georges Bizet de una vibrante voz se ha impuesto en el imaginario universal. Se le reconoce en todas partes, en Europa y en cualquier lugar, la categoría de mito. J. Lacouture presenta en el prólogo la tesis que va defender a lo largo del libro: “La consagración de Carmen como mito se opera a partir de la versión musical.” P.12. “La Carmen del novelista se ve prisionera del destino que la conduce. La Carmen del músico se quiere libre como ese amor que nadie puede domesticar.” P.22. Para no sobrepasar el límite que me he impuesto en cada artículo no puedo más que aconsejar el libro de Lacouture a todos los que se interesen por el siglo XIX español y su proyección en Francia, un lúcido estudio, al que volveremos, sobre los orígenes de la vieja querella entre los dos países, aún viva hoy. Para Lacouture “Carmen es una criatura de fin del siglo XIX en el que surgen tantas mujeres rebeldes y brillantes, de Louise Michel a Camille Claudel. Es, ante todo, la mujer révoltée.”
C.G.T.
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