domingo, 14 de junio de 2020

Al final de la desescalada

Cumplidos tres meses del estado de alarma nos acercamos ahora, sólo falta una semana, al final de un confinamiento,  que lo queramos o no, no habrá pasado en balde. Unos más y otros menos, nadie saldrá indemne de lo ocurrido durante estos meses. Es el momento del balance, de las conclusiones. Y aunque ya hubo advertencias de que las cosas no cambiarían mucho y si lo hiciesen sería para peor, sentíamos la situación como una oportunidad de cambio a mejor. Así lo describía un niño en su diario publicado en La Vanguardia: Estado de alarma: solidaridad, aplausos en los balcones, pensando en todos, nuevas ideas, calles limpias, optimismo, mucha emoción, piar de los pájaros, tiempo con padres. En plena desescalada, estos fueron algunos mensajes del Gobierno: "Estamos a un paso de la victoria"(23 de mayo), "Salimos más fuertes""Aguantar no es fácil pero lo hemos hecho" "Gracias a la responsabilidad y al esfuerzo de todos hemos llegado hasta aquí" . "Los españoles somos muy peleones"(25 de mayo).

Es difícil asumir un discurso tan triunfalista si se tiene en cuenta el número de muertos. Tampoco encaja muy bien si se siguen las sesiones del Parlamento, donde más bien vimos y seguimos viendo lo contrario. En cuanto a las medidas que se han tomado  me limitaré a comentar las relativas a Educación porque es el mundo que conozco y porque me han preocupado durante estos meses no solo por solidaridad con mis compañeros en activo, que han sido unos de las víctimas de las medidas tomadas, sino también la inquietud de los padres de alumnos en general  y en particular aquellos con hijos en edad de guarderías, infantil y primaria que han sido abandonados a su suerte durante tanto tiempo. Me duele más todavía que un Gobierno que cuenta con un ministerio de Igualdad no hayan hecho lo más mínimo por la conciliación en las familias. ¿Saben lo que supone trabajar con niños pequeños en casa, algunos tan pequeños que no entienden que sus padres no les abran la puerta por mucho que los llamen?. A mí lo que más me sorprendió fue el silencio atronador sobre este tema en los medios. Es más nos pasaban imágenes de familias idílicas de los padres con un bebé en brazos delante del ordenador. Se me dirá, como ya se me dijo, que no es responsabilidad de la Ministra, que las competencias ya están transferidas. En una situación de crisis como ésta, el Gobierno asumió el mando de otros ministerios sin delegar en las Comunidades Autónomas, ¿es el de Educación un ministerio de segunda categoría? Muy recientemente el Presidente de la Comunidad Autónoma de Galicia ofreció una ayuda económica a padres con hijos pequeños para ayudar en el pago de los cuidados de su hijos. Aunque llega tarde es, al menos, el reconocimiento de una necesidad sin resolver.

Y fue ahora al final de la desescalada, a lo largo de esta última semana, cuando la ministra de  Educación volvió a sorprendernos con la propuesta de la clase presencial para septiembre, una opción radicalmente distinta a la defendida hasta hace unos días. El protocolo, titulado "Medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a la covid-19 para centros educativos en el curso 2020-2021"fue remitido a las autonomías y analizado el jueves 11 en la Conferencia Sectorial de Educación. Y de nuevo la incertidumbre. ¿Fijará el ministerio un protocolo de actuación de obligado cumplimiento para todo el territorio español o volverá ocurrir lo mismo que con la apertura de las escuelas donde cada autonomía tomó una posición  diferente?   Unos cuantos titulares de artículos:  "Andalucía plantea la vuelta a clase con la "normalidad" de marzo" Eva Saiz El País, martes 9 de junio); "El rompecabezas de regreso al aula: las autonomías buscan como retomar la enseñanza presencial mientras el Gobierno sopesa ampliar a 25 escolares por clase hasta los 10 años" (Ignacio Zafra, El País, 13 de junio);"Todas las comunidades, excepto Madrid y País Vasco firmaron el jueves un acuerdo para el desarrollo e inicio  del curso que viene... La ministra Isabel Celáa, ante la disconformidad sobre algunos puntos acordó dejarlo a un lado y esperar a las aportaciones de las comunidades-"( Rosa RíosEl Correo Gallego, sábado 13 de junio).

A modo de conclusión sobre la importancia recibida por la educación en la desescalada, quiero destacar un artículo de opinión: Margarita León, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, firma:  El fútbol, los bares y la escuela (El País, martes 9 de junio). Suyas son estas palabras : Cuando se cumplen 12 de semanas desde el inicio del estado de alarma, la poca relevancia que ha tenido el cierre y la reapertura de las escuelas en el debate público encuentra pocos paralelismos en Europa. Mientras acumulamos evidencia científica en contra de la idea de los niños como grandes vectores de transmisión de la enfermedad, el abismo que existe entre la "escuela fría" y la laxitud del distanciamiento social en las terrazas permanecerá en nuestra memoria colectiva como la historia de un profundo fracaso.
Otros titulares de editoriales y columnas de opinión inciden en el absentismo del Gobierno en materia educativa: ¿Y sin  escuela qué ? Pedro Simón ( El Mundo, 1 de junio); Odiar la educación Pedro Simón ( El País, 7 de junio); Sin igualdad no hay normalidad (El mundo, 10 de junio); Desprecio a la educación ( El Mundo, 12 de junio). Nunca es tarde pero mejor llegar a tiempo.
Quería haber incluido  unas notas sobre lo ocurrido en Francia con respecto  a la escuela, en éste que sería el último texto de esta etapa de confinamiento pero, como siempre, me he extendido  más de lo previsto, lo que me obliga a una nueva cita el próximo domingo.

Carmen Glez Teixeira

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