viernes, 5 de junio de 2020

DiDonato, canto a Camille Claudel

Joyce DiDonato
La popular y expresiva mezzo estado-unidense interpreta en el disco Into the Fire un ciclo de canciones dedicadas ala escultora francesa Camille Claudel. Esta cantante, bien conocida en nuestro país, donde ha hecho de todo, sigue siendo, como lo era al principio de su carrera, una mezzo muy lírica, en el linde con la soprano, de agudo fácil y corolatura rutilante, firme en los ataques y magistral en los trinos, bien que no posea el metal ni la penetración ideales. Pero siempre es excitante verla en acción pues es muy expresiva... Estas credenciales, a las que hay que añadir su entusiasmo y su efusión, resplandecen en este compacto, que recoge un recital celebrado en diciembre  de 2017 en el Wigmore Hall de Londres  y en el que da a conocer en Europa  una obra muy seria y evocativa firmada por el norteamericano Jake Heggie, autor de la conocida ópera Dead Man Walking (que ella misma interpretó en el Teatro Real en la temporada pasada): el ciclo de canciones Camille Claudel: Into to Fire, una prospección en torno al carácter  y vivencias de la joven escultora, amante un tiempo de Rodin. Es el principal reclamo del disco, aunque el resto de lo que en él se contiene no sea precisamente despreciable- Heggie es un compositor habilísimo, tan alejado de las vanguardias, como del más rancio conservadurismo. La composición, que se desarrolla a lo largo de ocho episodios o viñetas, estrenada en San Francisco en 2012 por la propia Joyce DiDonato y en este caso el Cuarteto Alexander, se edifica sobre un texto ajustado y extrañamente poético de Gene Scheer. Aparece inaugurada por un climático Preludio solo instrumental que se hace apasionado a cada compás  para en lazar con Rodin. un soliloquio y nocturnal. 
Luego un Vals de ritmos alterados y cambiantes; Shakuntala, de melismas orientalizantes ; La Petite Châteleine, un sutil y melódico canto al niño perdido por Camille; The Gossips, de clara estructura repetitiva, que afecta a los procesos mentales de la artista; L'Age mûre, triste interludio, y, por fin, el Epílogo, una suerte de tranquilo fugato con armónicos irisados, evocación de una visita de la escultora inglesa Jessie Lipscomb al asilo en el que estaba recluida Camille. Todo concluye en un significativo pianísimo... 

Arturo Reverter. El Cutural. El Mundo, 29-5-2020

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