El Pompidou de París revisa en 60 pinturas y una treintena de dibujos el genio investigador del artista a través de su obsesión por las series y las repeticiones. Desde que empezó a pintar, Henri Matisse (1869-1954), hizo de la repetición, las digresiones, las parejas de cuadros y las series, variaciones sobre el mismo tema una especie de reto doble: se medía a sí mismo y al mismo tiempo investigaba sobre el misterioso proceso de la creación pictórica. Este obsesivo ejercicio de estudio y estilo es el centro de la exposición que hoy se abre en el Centro Pompidou de París. El museo examina con lupa la extraña afición de Matisse a plagiar y mejorar Matisse a través de 60 pinturas y una treintena de dibujos llegados de medio mundo, presentados por orden cronólogico, cada oveja con su pareja, o con la serie que le corresponde. Memorables parejas reunidas ex professo son los desnudos femeninos de Luxe, Les Capucines à la danse, las dos peceras con pececitos rojos, La Fougère noire que convive con su hermana Intérieur au rideau égyptien. La exposición trás cerrrar en junio en París visitará Copenhague y el Moma. La comisaria Cécile Debray, cree que la muestra resume una "tensión permanente en la obra de Matisse que le dió su fuerza y su profundidad: la dualidad entre el brote rápido y espontáneo y la elaboración lenta".
Miguel Mora. París. El País, miércoles 7 de marzo de 2012
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