Procopio abriría más locales en la ciudad y todos ellos se convirtieron en foros de reunión en los que se daban a conocer las últimas novedades y rumores que se escuchaban por París. La fórmula se va a multiplicar y en 1723 había trescientos cafés y a finales de la centuria ya superaban los dos mil. El siglo XVII agonizaba y La Fontaine, Molière y Racine ceden sus butacas a Rousseau, Voltaire y Diderot. Le Procope presume de ser la cuna del Encuclopedismo, de hecho, son múltiples las referencias de los ilustrados franceses sobre este local. Desde la mítica estampa de Voltaire jugando al ajedrez, los nombres que reciben sus seis salones o citas históricas como aquella de Montesquieu:"En París hay un lugar donde se aprecia el café de tal modo que otorga inteligencia a quienes lo toman". Años después, durante la Revolución, Dantón, Marat -que llegó a residir en la primera planta del inmueble-, Desmoulins y Robespierre lo utilizaron como antro para sus conspiraciones. Se dice, de hecho, que de uno de sus salones salió la orden para el ataque a las Tullerías y el derrocamiento de Luis XVI. La historia continuó y después de la Revolución Francesa, volvería a acoger a escritores y músicos. Nombres como Vixtor Hugo, Alejandro Dumas, Chopin o George Sand se convirtieron en habituales. El prestigio del Procope decayó con el paso de los años. Tuvieron que pasar décadas para que adquiriese de nuevo una personalidad propia. Pero lo cierto es que, a día de hoy, las cosas han cambiado. El Procope es uno de los restaurantes de moda del elegante París del siglo XXI, en el que el tiempo y el espacio se pierden. Acoge por igual almuerzos de empresa y a turistas ávidos de jactarse de haber compartido uno de los salones que sirvieron para proyectar buena parte de la historia y la cultura de Francia.
Fernando Franjo. El Correo Gallego, domingo 13 de septiembre de 2015.
Fernando Franjo. El Correo Gallego, domingo 13 de septiembre de 2015.
que buena nota.
ResponderEliminarActualmente hay indicios o recuerdos de la época en la confitería