Lugares legendarios como el cabaré Folies Bergère o el restaurante Prunier. Una ruta por la capital francesa y su refinada herencia deformas geométricas, sensuales y de dorados volúmenes. El espíritu de Josephine Baker y Coco Chanel de una energía desbordante, se manifiesta en edificios y espacios de París. Una pausa alegre en el período de entreguerras... He aquí una ruta por algunos edificios art déco y otros próximos cronológicamente a este movimiento, emblemáticos de París. Palais de Tokio y Palais Chaillot. El Chaillot impresiona por su monumentalidad, sus anchas alas y su enorme explanada con las mejores vistas de la Torre Eiffel. Es obra de los arquitectos Azéma, Carlu y Boileau. A su lado el Palais de Tokio impone igualmente su impronta neoclásica a base de columnatas, terraza y escalera de mármol. Alberga el Museo de Arte Moderno de París, en sus salas pueden verse obras de Matisse, Picasso, Braque, Giacometti o Klein. Palais Porté Dorée . Su fachada es un alegórico tapiz de piedra del escultor Alfred Janniot. Aquí se encuentran algunas de las reglas del art déco más precisas en interiores y mobiliario: geometrización de los motivos florales decorativos, líneas puras, materiales diversoso y ajustados, referencias exóticas en bajorrelieves y frescos. Desde 1987 está clasificado como monumento histórico. Le Grand Rex. Posiblemente sea el edificio art déco icónico de París, declarado monumento histórico desde 1981. Es una presencia constante en los Grandes Bulevares. Con sus 2.800 plazas, es uno de los grandes cines-teatros de Europa. Proyectado por el arquitecto francés Auguste Bluysen, la obra se empezó a construir en 1931 y abrió sus puertas un año después. El art déco sacraliza aquí la forma y su funcionalidad. Durante el día, su inmaculada blancura nos relaja la vista; por las noches sus luces de neón nos hablan de lujurias remotas. Mucho más que un cine o una sala de espectáculos, el Grand Rex es un emblema que sintetiza la belleza del art déco. Es inconfundible su torre en relieve, ornamentada con círculos concéntricos y culminada por las luminosas letras REX. Folies Bergère. Muy cerca del Grand Rex se encuentra la fachada (solo ella es déco ), que mejor conjuga el espíritu de la época. Este music-hall-cabaret-sala de conciertos es una leyenda de la noche parisiense. Desde que abrió sus puertas en 1869, Folies Bergère es sinónimo de fiesta. En este escenario se han bailado a destajo operetas de Offenbach. En 1882, Manet pintó su célebre cuadro Bar en el Folies Bergère. Aquí han cantado y bailado mitos como Josephine Baker, Maurice Chevalier o Mistinguett. Yves Montand o Edith Piaf salieron por la puerta grande. Los frescos art déco de esa puerta son de Pico.En ellos se enfatiza todo el esplendor del estilo entre líneas puras y juegos volumétricos. En 1928, este arquitecto, decorador y pintor, alumno de la mítica École Boulle, imprimió en el frontispicio un espíritu juerguista, personal y dinámico. Está recién renovado....
Use Lahoz. El País. El viajero, viernes 17 de julio de 2015
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