El día 4 de junio de 1937, Pablo Picasso llevó el Guernica al lugar que tenía destinado en el Pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París. El edificio estaba todavía en obras, iba con retraso y no se inauguraría hasta el 12 de julio, pero todo estuvo preparado para recibir al Guernica. Explicaba José Luis Sert, uno de los arquitectos, cómo "nos sorprendió una mañana acompañando él mismo al camión que transporto la gran tela al pabellón. Con Luis Lacasa y Alberto Sánchez presenciamos la colocación y montaje del marco. Era inconcebible cómo el mural tomó posesión del lugar, pues nosotros solo lo habíamos visto en el taller, y el efecto era sorprendente, como si lo hubiese pintado sobre la pared misma, en el mismo lugar."Y, efectivamente, el Guernica tomo posesión del lugar porque, en definitiva, así había diseñado por sus arquitectos. Para el pabellón, el gran lienzo de Picasso era fundamental y para el Guernica el pabellón fue la razón de su existencia. Sin aquel encargo la gran pintura nunca hubiera existido...... En plena Guerra Civil, el Gobierno de la República Española decidió participar en la Exposición Internacional que debía inaugurarse en París en mayo de 1937. Extraña decisión , cuando el país se encontraba en una situación tan límite que convertía en superfluo todo lo que no tuviera una validez inmediata para el desarrollo de la guerra. Sin embargo, fue precisamente un inteligente deseo de eficacia lo que indujo al gobierno a plantearse la participación en la Exposición, valorando el enorme potencial de propaganda que tendría el evento.... Así, a última hora, en diciembre de 1936, se pone en marcha una actividad febril para conseguir llegar a la cita de mayo. Se nombra comisario al filósofo y rector de la Universidad de Madrid, José Gaos, y se encarga el proyecto a dos de los más importantes arquitectos del momento, el madrileño Luis Lacasa y el catalán José Luis Sert. El equipo que rodeó al comisario se componía de intelectuales de gran prestigio: los escritores Max Aub y José Bergamín fueron comisarios adjuntos y el pintor Hernando Viñes actúo como secretario....Todos ellos, y otros muchos artistas y trabajadores, comenzaron una carrera contrarreloj a la que se entregaron en cuerpo y alma . El día 27 de febrero de 1937 se colocaba primera piedra del Pabellón Español y, en un tiempo récord, consiguieron lo que parecía imposible, construir uno de los mejores pabellones de todo el conjunto de la Exposición. Una edificación pequeña, con grandes dificultades materiales y con escasez de espacio disponible, pero una auténtica joya de la arquitectura racionalista; un contenido excepcional en materia de artes plásticas: una gran exposición de artes populares y folclore que destacaba la pujanza y la riqueza de la cultura milenaria de los pueblos de España, en aquel momento amenazada; por último, una completa información socio-económica y cultural a base de fotomontajes que mostraban todas las realizaciones de la República en materia de educación, sanidad, agricultura, industria o patrimonio artístico. El pequeño Pabellón Español venía resultar un centelleante cartel publicitario, junto a los inmensos edificios de AlemaniA y la URSS, que atraía inmediatamente la atención por su colorido blanco, negro, gris y rojo, por la inteligente utilización de grandes fotomontajes en la fachada y por el reclamo de la gran escultura de Alberto Sánchez, El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, trece metros de pasión en cemento coloreado de tonos ceniza, rojizos y terrosos......
Josefina Alix. El Cultural, 31-3-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario