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EL Centro Pompidou |
Los trabajadores del Pompidou no quieren ser funcionarios. El museo parisiense lleva más de una semana cerrado por una huelga. La plantilla se opone a un cambio de régimen laboral que los convierte en empleados públicos, lo que implica una pérdida de sueldo de hasta el 30%. Desde su inauguración en 1977, el museo ha contado con un estatuto laboral excepcional. En su tiempo, la administración francesa quiso fundar un centro de excelencia totalmente autónomo, que pudiera gestionar la contratación de su personal sin someterse a la férrea regulación de la función pública. Cuarenta años más tarde, el Gobierno francés quiere poner fin a esta anomalía. En realidad, el cambio de este estatuto era una reclamación de la CGT, que quería alterar las condiciones de trabajo en diferentes estructuras pertenecientes al Estado, como las sociedades de gestión del agua o las residencias y comedores universitarios, cuyos empleados también son contratados y no funcionarios. Sin embargo, ese sindicato es minoritario en el Centre Pompidou, lo que explica la movilización, convocado por otras dos centrales, Fuerza Obrera y la Unión de Sindicatos Autónomos. La nueva ley estimula que, a partir de ahora, todo nuevo trabajador del Pompidou será funcionario por defecto. Los que ya trabajan para el museo podrán escoger entre mantenerse sus condiciones actuales o pasar a formar parte de la función pública, con el consiguiente descenso de sueldo... Por ahora la huelga ha provocado una pérdida de entre 15.000 y 18.000 visitantes diarios, incluidos los usuarios de la concurrida biblioteca del centro. El Centro Pompidou fue uno de los pocos museos parisienses donde las visitas no decayeron en 2016, lo que sí sucedió en otras pinacotecas, como el Louvre (que registró un 15% menos de visitas) y el Museo d'Orsay (un 13% menos), en el contexto de caída libre del turismo ligado a los atentados de finales de 2015 en la capital francesa... Los huelguistas se reunirán hoy miércoles, décimo día de la movilización, para decidir si siguen adelante con la suspensión. El Ministerio de Cultura francés se ha negado hasta ahora, a aceptar la prórroga que exigen para aplicar la ley.
Alex Vicente. París. El País, 4-4-2017
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