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Velibor Colic |
Para la literatura el exilio suele ser un asunto metafísico, pero en el caso de Velibor Colic es algo más carnal. Desertor del ejército bosnio durante la guerra de los Balcanes, el escritor llegó a Francia en 1996 para instalar en su nueva patria una presencia de más de 120 kilos. "El exilio en los libros es etéreo. Se habla del idioma, de los recuerdos del refugiado pero poco de que son personas que se enamoran, que les duele la rodilla y que gritan", cuenta Colic (Odzak, Bosnia 1964). El escritor presenta Manual de exilio (editorial Periférica), novela autobiográfica sobre su alunizaje en un mundo extraño. Un psiquiatra le diagnosticó al llegar estrés postraumático y le dió un bote de pastillas que acabo tirando a la basura. En la máquina de escribir encontró la sanación y eso le llevó a una contradicción:"Me acordaba para poder olvidar". Colic no tenía entonces donde poder publicar. En el país en vías de extinción del que provenía había estudiado literatura eslava, era popular en la radio estatal y había escrito dos novelas, la primera acogida con entusiasmo, la segunda con indiferencia. En cambio, en Francia sí que no era nadie y pronto comprendió lo que resultaba ser transparente. No entendía el idioma, las ancianas de Cáritas intentaban comunicarse con él por señas y los funcionarios le hablaban a voces, como si estuviera sordo... Por las noches se encerraba en su habitación a escribir a mano y a escuchar jazz y durante el día, sin un franco en el bolsillo, tenía que aguzar el ingenio para no pasar hambre... El autor de Los bosnios, un librito brutal, con el que puso rostro a las víctimas de la guerra, acabo dedicándose por entero a la literatura. Por "ambición" y para sobrevivir. Los intelectuales franceses lo acogieron con agrado, Colic entiende que porque su país en guerra estaba de moda. Pasó de codearse con vagabundos y esquizoides a cenar con Salman Rushdie y Toni Morrison. En este último libro, Colic ha maltratado al personaje, o sea a sí mismo. Se burla del chico engreído que se cree "la gran esperanza de la literatura yugoslava". Colic escribió sus primeros cinco libros en serbocroata. Los siguientes en francés. Paradójicamente, en ese idioma ajeno ha narrado sus historias más íntimas.
Juan Diego Quesada. Madrid. El País, lunes 10 de abril de 2017
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