El despertar de María es eso que los modernos llaman un feel good movie, o sea una película para sentirse bien, y los directores debutantes -Lauriane Escaffre e Yvo Muller, que también son actores, interpretando a la directora de la escuela y al profesor fatuo- nos remiten al filme The square, en la sátira de la creación, y al Jacques Tati de Mi tío, en la torpeza amable de la limpiadora que innova sobre la marcha cuando entra en contacto con el arte conceptual. En Grégoru contramos buenos gags ligados a la expresión artística y también ocurrentes ideas escénicas, elaboradas a costa de las sombras chinescas y las luces de neón.
Karin Viard, la limpiadora que expande su universo, una actriz que suele ser antipática y poco dúctil, entra aquí en graciosa reacción con el oso de peluche que encarna Grégory Gadebois y con la talentosa artista que interpreta la muy joven Noée Abita. Los tres componen una curiosa instalación humana. Pues, más o menos, como leemos en un cartel de la escuela, "todos somos poemas".
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, viernes 6 de enero de 2023.
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