Fotograma de El suplente |
La propuesta es honesta. Lucio comienza a detectar que una parte de los chavales están tomados por un narco de medio pelo que se aprovecha de su desesperanza, y en eso que una redada en el propio centro hace que las autoridades policiales y académicas tomen el control. Esa circunstancia en la que los chavales vuelven a ser víctimas del sistema (como si no bastara con su día a día), derivará en una mayor implicación del docente, aún sabiendo que lo suyo es quijotesco, pero quizá algo haya conseguido finalmente para su aula y él mismo. La trama parece dispersarse por momentos, pero su apelación al verismo en las atmósferas, su ritmo nada estridente, su rechazo a los tópicos del buenismo, incluido el "Oh, capitán, mi capitán" de Robin Williams en El club de los poetas muertos (Peter weir, 1989) y el retrato en crudo de algunos filmes ambientados en los multiétnicos banlieue parisinos la hacen apreciable. Real como la vida misma.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, viernes 13 de enero de 2023.
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