Una imagen del joven Pablo Ruiz Picasso
Un congreso internacional celebrado en el Museo Reina Sofía se ha detenido ahora por primera vez en la investigación de sus años de formación. Titulado Picasso desde los estudios culturales. Sueño y mentira de España (1898-1922), su coordinador , Chema González, aclara que la denominación del congreso aluda a la célebre obra gráfica del artista Sueño y mentira de Franco (1937).
Pablo Picasso fue un hombre singularmente curioso y atento que se aproxima a todos eses cambios que ocurren en su entorno. Pese a su importancia, el llamado "Picasso antes de Picasso" no se ha estudiado en profundidad. Los investigadores anglosajones han estado mucho más atentos al estudio de su vida y obra a partir de su residencia en Francia y de su primera gran obra maestra: Las señoritas de Avignon (1907). La cita en Madrid viene a remediar esto.
Durante el congreso se ha investigado la relación de Picasso con los desafíos, crisis y transformaciones que sacuden España tras el desastre de 1898 hasta el fin de la guerra con Marruecos en la década de 1920. Empezando por Madrid, se sabe que llegó en 1897, con 16 años para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí consta que matriculó en Paisaje y Ropaje. Consta también que iba muy poco y no sobrevive ningún registro de sus posibles trabajos para la institución. El sueldo de maestro del padre no daba para mucho y la familia hizo una colecta entre sus amistades para financiar el viaje del chico, lo que ahora se llamaría micromecenazgo o crowdfunding.
El escritor Servando Rocha ha investigado como era aquel Madrid por el que a Pablo Ruíz le gustaba perderse. Se movió siempre por el centro de la ciudad. Se sabe que se alojó en una pensión de la calle San Pedro Mártir, cerca de Tirso de Molina y de la plaza de Cascorro, el comienzo del rastro, lo más parecido al barrio chino barcelonés. En agosto de ese mismo año había sido asesinado el presidente Antonio Cánovas del Castillo por el anarquista italiano Michele Angiolillo.
La represión y las revueltas fueron brutales. Madrid, detalla Servando Rocha, es una ciudad asustada y deprimida en la que los suicidios y los asesinatos están a la orden del día. Recuerda el escritor que uno de los lugares favoritos para estamparse era ya el viaducto de Segovia construido en 1874. Picasso pasaba sus días entre las salas del Museo del Prado, los jardines del Botánico y el parque del Retiro. Por las noches se le veía por las calles del Codo y el Biombo ataviado con su capa, su chambergo y la pipa, como un joven bohemio más.
Ángeles García. Madrid. El País, sábado de diciembre de 2022.
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