Para Maite Miñambres por su generosidad
Cinco años después de El baile de Irène Némirovsky, Salamandra 2006, se acaba de publicar también en Salamandra, diciembre 2011, El vino de la soledad de la misma autora. Los que hayan leído El Baile encontrarán el mismo universo pero más amargo: el dolor de una niña herida por la indiferencia de su padre y el desprecio de su madre; su sufrimiento, su rencor, su voluntad de venganza. Para la revista francesa Marianne, El vino de la soledad no es una saga familiar es un ajuste de cuentas.
Cinco años después de El baile de Irène Némirovsky, Salamandra 2006, se acaba de publicar también en Salamandra, diciembre 2011, El vino de la soledad de la misma autora. Los que hayan leído El Baile encontrarán el mismo universo pero más amargo: el dolor de una niña herida por la indiferencia de su padre y el desprecio de su madre; su sufrimiento, su rencor, su voluntad de venganza. Para la revista francesa Marianne, El vino de la soledad no es una saga familiar es un ajuste de cuentas.
En el libro asistimos a un doble viaje, el que realiza la familia Karol, de Ucrania a San Petersburgo, Finlandia y finalmente París con el telón de fondo de la Revolución rusa que irá marcando las diferentes etapas del viaje. Y en ese marco el viaje interior atormentado de Elena, de los 8 años a la mayoría de edad.
Sorprende la lucidez de la mirada de la niña sobre los demás y sobre si misma. En el capítulo 1º tiene 8 años, observa a su familia: a su padre, sus abuelos y en particular a su madre, sintiendo en su cuerpo como la sangre late con violencia. Sólo recupera la serenidad, la alegría cuando sale del salón, dejando a sus familiares, de la mano de Mademoiselle Rose, su institutriz. Huye de las discusiones continuas de sus padres refugiándose en su habitación y en sus juegos lo que no le impide oír que su padre hubiera preferido un hijo en lugar de ella. En el capítulo 3º asistimos a su primer gran monólogo, provocado por otra discusión de sus padres, en el que manifiesta su deseo de que su madre desaparezca: “esa mujer es imposible, es mi cruz.” “En su interior siente temblar y sangrar un extraño orgullo como si en su cuerpo de niña viviera encerrada un alma más vieja. P.33. En el capítulo 5º, con 10 años, ya sabe que la vida es cambiante, insegura, que nada dura. Cree que probablemente lleva en la sangre esa angustia a la que tendrá que acostumbrarse. A pesar de ello empieza a encontrar un cierto encanto melancólico en la soledad. Y así un día del verano de sus 10 años descubre que su madre tiene amantes. Ahora, con 12 años, en Niza, comprueba que su padre es adicto al juego. Mientras lo espera en la puerta del casino, se burla de sí misma: “Me siento como una maleta olvidada en consigna.”P.65. Un rasgo decisivo de su carácter es el mantenimiento de su verdadera personalidad oculto, habría preferido morir que dejar traslucir sus sentimientos. Con la misma clarividencia reconoce la relación de su madre con su primo Max, quince años más joven que ella. La propia Elena, cuando se hace mayor, se asombra de que con sólo 12 años hubiese advertido lo que había entre ellos. “Pero fue paulatinamente como entreví la realidad, no así, como una revelación...”. Se interpela a sí misma: ¡“Tú también traicionaste tu infancia!¿No recuerdas que tenías un cuerpo de niña y un corazón tan viejo y maduro como el de hoy ?”Pgs. 73, 74. Vive el duelo de la muerte de su institutriz sola.
Es en Finlandia donde se instalan los Karol huyendo de la Revolución cuando Elena empieza a sentirse fuerte frente a ellos, su madre y Max, cuando adquiere la conciencia de su poder femenino, cuando siente la tentación de vengarse de su madre y de Max.... Si me detengo aquí es para invitarles a que sigan a esta joven que ahora tiene 16 años. Qué lejos estamos de los personajes de Modiano como“La petite bijou”(Gallimard, 2001), también tocada por el abandono y la desolación a los que nunca podrá sobreponerse.
Otro de los aspectos de la personalidad de Elena es el de su amor por Francia y su cultura que ejercerán un poder de consuelo y de reconciliación con el mundo. No es la primera vez que un escritor ruso manifiesta sentimientos parecidos hacia el país que acabará siendo el suyo. André Makine nos dio un maravilloso testimonio de ese amor en Le Testament Français/ El Testamento Francés,(Tusquets, 2002). Si para Makine la mediadora en ese amor fue su abuela, Elena sobrevive proyectando todo su cariño en Mademoiselle Rosie, la institutriz , la encarnación del país añorado.
C.G.T.
C.G.T.
Gracias, Carmen. Gracias por alimentar cada día este blog con tanto entusiasmo y sabiduría.Me alegro de que hayas encontrado un espacio para cultivar lo que más te gusta leer y tejer con tu escritura. Tu amiga. Maite
ResponderEliminar