A los 37 años le diagnosticaron un problema cardíaco: creía que iba a morir, así que escribió sus recuerdos de infancia y juventud para que su hijo Marc supiera quién fue su padre. Ahora Acantilado recupera esa maravilla. En el prefacio escrito por el autor en 1957, Simenon escribe de Pedigrí que en ella "todo es verdad pero nada es exacto", para añadir, que a pesar de ser una novela, y por lo tanto predominar la imaginación y la recreación, "admito que Roger Mamolin tiene muchos rasgos con el niño que yo fui". Y es que, aunque ningún personaje esté bautizado con el nombre de su homónimo, Pedigrí pertenece al grupo de libros autobiográficos del autor y en el que se incluyen Cuando yo era viejo (1972), Carta a mi madre (1974) y Memorias íntimas (1981). El origen de Pedigrí es el de la desesperación. En 1940 a Simenon le fue diagnosticado un problema cardíaco irreversible con una esperanza de vida muy corta. Años más tarde, Simenon recordaba los días posteriores al diagnóstico como de una angustia insoportable que le supuso una angustia existencial comprensible. A pesar de que el diagnóstico resultó ser erróneo, Simenon decidió gestar un libro con el que pretendía recuperar su infancia y su primera juventud y legar a su hijo Marc la memoria de una época que un falso diagnóstico había puesto en peligro. La primera versión la escribió en primera persona y bajo el título Je me souviens. Bien recomendado por André Gide, autor de Los alimentos terrestres y premio Nobel de Literatura en 1947, Simenon decidió reescribir el texto en tercera persona con el objetivo de lograr describir con un realismo más poético, unos acontecimientos que llevaban décadas macerándose en sus vísceras. La tercera persona siempre permite ponerte el escudo y describir con alegorías una realidad a veces demasiado prosaica......
Daniel Vázquez Sallés. El Mundo, sábado 15 de agosto.
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