Amor y muerte en la obra póstuma de Alain Resnais: Amar, beber y cantar. Alain Resnais (Vannes, 1922-París, 2014) fue un gigante del cine en Francia. Su primer largometraje, Hiroshima, mon amour (1959), lo convirtió en uno de los máximos exponentes de la Nouvelle Vague, aunque Resnais nunca se sintió del todo asociado a ese movimiento fílmico. Otros prefirieron encuadrarlo en la llamada Rive Gauche, asociada a un cine de izquierdas, más empírico que el de sus contemporáneos norteños, como François Truffaut o Jean Luc Godard. Fuera como fuera, Resnais no dejó de experimentar hasta el final y así lo refleja Amar, beber y cantar, su película póstuma, adaptación cinematográfica de una pieza de Alain Ayckbourn. Con una estética muy cercana a una obra teatral y solo 6 actores, el filme gira en torno a la muerte inminente del verdadero protagonista, George Riley, que nunca aparece en pantalla. La trama gira en torno a tres parejas, compuestas por unos personajes de lo más variopintos: Colin (Hippolyte Girardot) y Kathryn (Sabine Azéma, mujer en la vida real de Resnais). el antiguo amor de George; Jack (Michel Vuillermoz), el mejor amigo de éste y Tamara (Caroline Silhol); su exmujer Monica (Sandrine Kiberlain) y Simeon (André Dussolier). Los cuatro primeros deciden que George forme parte de una obra teatral amateur para hacer más llevaderos los pocos meses que le quedan. Pero su presencia agitará intensamente las relaciones de sus compañeros, sobre todo, tras la propuesta de un viaje a Tenerife.
Nora Santos. El Mundo, viernes 21 de agosto de 2015.
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