Durante esta semana de drama y estupefacción, todos hemos leído algo acerca de Bataclan. La Velvet Underground grabó allí un disco en directo, Maurice Chevalier se hizo famosos en su escenario... Algo ha aparecido también sobre el pasado español del local. Solo una parte de la historia es conocida: entre 1969 y 1975, su dueño era un donostiarra llamado José Unzueta. Unzueta retiró la pantalla de cine que estaba instalada en el escenario y convirtió el local en una sala de bailes que atraía a los españoles de la ciudad. Las chicas que se empleaban de criadas y los mozos que andaban en la construcción de los gloriosos 30 ya no querían ir a las casas regionales a las que iban sus mayores. Preferían ir a los locales del distrito XI y divertirse con orquestas que tocaban lo que les pidieran, desde canción española hasta rock'n'roll. El Bataclan no era el único local de la zona que se especializó en ese público. La sala Cyrano de la vecina calle Roquette y el Globo se disputaban al mismo público. Al otro lado de la ciudad en el distrito XV, la sala preferida de los españoles era el Club Wagram, en la avenida del mismo nombre, cuyo sótano tomo el nombre de Sala Granada...... Aquel público del Bataclan, el Cyrano o la Sala Granada no era exactamente el mismo que creó la comunidad de republicanos de Belleville. Tampoco aparecían por allí los intelectuales de fama que pasaron la Guerra y los primeros añosdel franquismo en París: Azorín, Baroja, Ruano.. Hay un bonito libro de Jose Muñoz-Millanes (La ciudad de los pasos lejanos, en Pre-Textos) que cuenta su historia, pero ésta queda lejos del este. Su París era del distrito IX, la zona de la ópera y las galerías. Los españoles que bailaban en el XI eran otros: eran emigrantes de clase trabajadora que llegaron a Francia a ganarse la vida. Siempre hubo gente así en París, obreros que desembarcaban en la ciudad por la estación de Austerlitz y se empleaban en las industrias del norte. En 1905 , establecieron una colonia en el norte, en Saint-Denis, donde el estadio, el otro escenario del terror. La Petite Espagne de Saint-Denis. La comunidad española creció en los años 20, menguó en los 30, se disparó con la guerra y ya no dejó de aumentar hasta los 80. París está lleno de franceses con apellidos españoles. El distrito XI, el barrio rojo de Fargue hoy se convirtió en una zona de bohemios burgueses en la que los pisos son tan caros como en los barrios de intramuros. Abajo, en al Bastilla está la ópera. El edificio no le gusta a nadie pero cuando se inauguró, en 1989, empezó a atraer a la gente bien hasta este East End parisino. El barrio se fue aburguesando de sur a norte, hasta llegar a Belleville que ya no es ningún gueto. Mucha suerte para los vecinos.
Luis Alemany. Madrid. El Mundo, domingo 22 de noviembre.
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