sábado, 7 de noviembre de 2015

Otoño en París

Cómida biológia , decoración vintage, y encanto urbanita puesto al día. Paseos por tres distritos de moda en la orilla derecha del Sena donde no llegan las masas turísticas, pero sí muchísimos hipsters. Con el otoño los muelles/les quais del Sena se reinventan y cambia la panorámica de las dos orillas del río. Las efímeras terrazas desaparecen mientras se esperan las hojas que en breve forrarán el pavimento. El otoño invita a pasear por París prestando atención a sus generosas perspectivas, a los continuos caprichos gourmands, a sus nuevas exposiciones y a los distritos más trepidantes. BARBÈS: Más que en ningún otro lado, la impronta hipster se percibe en Barbès-Rochechouart, distrito XVIII. Brasserie Barbès.- La reciente brasserie, 2, Boulevard Barbès, explica la transformación de un barrio extraordinariamente popular y multiétnico en un espacio branché/ de moda. Levantada en la esquina de los bulevares Barbès y La Chapelle, ocupa el antiguo espacio de los almacenes Vano(incendiado en 2011). Seiscientos treinta metros cuadrados repartidos en tres plantas y enormes ventanales que miran al borboteo humano, con una terraza en la planta baja y otra en la segunda, junto al torreón. Abre desde las ocho de la mañana hasta las dos de la madrugada y es café, bar, restaurante y discoteca. En cuanto a la decoración se nota la mano de la directora artística Leslie David, que ha optado por un espíritu que mezcla modernidad y toques años treinta visibles en el mármol verde, el hormigón encerado y las lámparas déco en cristal. Cine Louxor.- La reapertura del cine Louxor, 170, boulevard Magenta, edificio que mezcla de maravilla el estilo déco con matices de arquitectura egipcia, es la mayor tentación para los nostálgicos del arte y ensayo. La estación aérea de metro Barbès-Rochechouart sigue aportando la necesaria tonalidad underground al decorado de un barrio historicamente mestizo que muta a gran velocidad. Cocobohème.- Otra dirección que evidencia la mutación del barrio es Cocobohème. 22, rue de Jessaint. La impronta hipster no solo se percibe en hamburguesas, zumos, cócteles y el brunch de los domingos ; también por una repentina debilidad por la decoración vintage. Hasta hace poco por aquí solo había tiendas de telas (es un barrio adorado por los diseñadores) y de telefonía móvil. Ahora que los comercios casi determinan el vecindario, locales así, con madera de curvas danesas, son reducto de innovación y termómetro de tendencias. Bonito y bohemio. Le Café du Commerce.-Con una atmósfera entre lo kitsch y lo retro, en Le Café du Commerce, 13, rue de Clignancourt, las lámparas son industriales y aportan la misma estridencia que los solos de guitarra de Jeff Beck, música ambiental que colisiona con la calma que transmite el bar desde fuera. Con cierta nostalgia Moulin Rouge en la decoración, aquí conviven modernos entregados a la happy hour (una constante en París entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche) y algún abuelo despistadoque busca su bar de siempre y no lo encuentra.....
Use Lahoz. El Viajero. El País, viernes, 6 de noviembre de 2015.

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