Los hoteleros de la capital de Francia reiteraban el miércoles su miedo a caer en pérdidas irrecuperables, diciendo que "la marca París ha quedado tocada". Fuera del sector, nadie comparte esta impresión. Ni siquiera ellos tienen motivos para pensar en la ruina. Un barómetro diario del Instituto Hospitaliy On muestra que la ocupación hotelera en París centro cayó hasta un mínimo de treinta puntos porcentuales entre el viernes y el martes, pero el miércoles ya volvía la tendencia ascendente. Lo que está ocurriendo es que la marca París presenta nuevas facetas. El icono creado por el diseñador Jean Julien al insertar la torre Eiffel en el símbolo hippy de la paz ha dado la vuelta al mundo y ya es el dibujo más pedido en los talleres de tatuaje franceses; algunos, dice Elle, se ofrecen a grabarlo de forma gratuita. Con la misma voluntad de permanencia, el lema de París, fluctuat nec mergitur (la golpean las olas pero no se hunde), exhibido en pancartas y pintadas, va a ser la frase más tatuada en las próximas semanas. En los altares florales improvisados donde atentaron los terroristas han comenzado a aparecer ejemplares de París era una fiesta de Ernest Hemingway; el miércoles subía hasta el puesto 17 de la lista de los libros más vendidos en Amazon France. Folio, la editora de la versión francesa, está preparando una reedición. Quizá tenga que reponer también su versión del Tratado de la tolerancia, de Voltaire, que tras el ataque a Charlie Hebdo en enero pasado se coló en las listas de superventas no solo en Francia, sino incluso en México. En los últimos días el himno nacional de Francia se tararea en las calles de todo Occidente. Las entradas en la versión de La Marsellesa que se canta en el bar de Rick, en la película de Casablanca , se están disparando estos días en YouTube hasta alcanzar los tres millones de visualizaciones...
Juan Carlos Martínez. La Voz de Galicia, viernes 20 de noviembre de 2015
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